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Oralidades diversas del español: registros de habla

Aspectos de la marginalidad en el centro de Bogotá: prácticas discursivas,


antilenguajes y estructuras de poder*

Ricardo Moreno Patiño1, María Elvira Rodríguez Luna2


1
Maestría en Investigación Social Interdisciplinaria, Universidad Distrital Francisco José de Caldas.
raishid@gmail.com
2
Investigadora Grupo de Investigación, Lenguaje, Cultura e Identidad, Universidad Distrital Francisco
José de Caldas. mariae.rodriguezluna@gmail.com

Para citar este artículo: Moreno, R. y Rodríguez, M. (2015). Aspectos de la marginalidad en el centro de Bogotá: prácticas discur-
sivas, antilenguajes y estructuras de poder. Oralidad-es, 1(2), 237-252.

Recibido: 10-junio-2015 / Aprobado: 30-julio-2015

Resumen
El presente texto analiza aspectos sociodiscursivos relacionados con los antilenguajes, las prácti-
cas discursivas y las estructuras de poder como referentes significativos para la comprensión de
las dinámicas de marginalidad en el centro de la ciudad de Bogotá, fenómeno entendido como
realidad compleja, caótica, cambiante y rica en dimensiones y matices. El documento se orien-
ta desde una perspectiva de investigación social interdisciplinaria, que posibilita la comprensión
situada de la oralidad y la identificación de algunos elementos del antilenguaje a través de un
glosario de términos que expresan marcas de identidad y exclusión social.

Palabras clave: urbano, languaje, pobreza, marginación, ciudad, oralidad.

Abstract
This paper analyzes socio-discursive aspects related on anti-language, discursive practices and
power structures, which are important references to understand the marginalization dynamics in
Bogota’s downtownas a complex, chaotic, changing and rich reality in its nuances and dimensions.
The document is oriented from an interdisciplinary social research perspective, which enables
the understanding of orality aspects and the identification of some anti-language elements,
through a glossary of terms that convey social exclusion.

Keywords: urban, language, poverty, margination, city, orality.

* El presente texto se deriva de la tesis de Maestría titulada “Marginalidad especializada: aportes para la comprensión del conflicto
urbano y las violencias en el pericentro de Bogotá”, distinguida con mención Meritoria, realizada por Ricardo Moreno Patiño para
optar al título de Magíster en Investigación Social Interdisciplinaria de la Universidad Distrital, bajo la dirección de María Elvira
Rodríguez Luna.

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Introducción y autoexclusión social, una manera de dis-


tanciamiento, de generación de identida-
La especialización de la marginalidad es el des y de cierres en el acceso a los otros
resultado de procesos históricos, urbanís- que no hacen parte del clan o tribu, como
ticos, económicos y sociales que se mani- también expresión de jerarquías y tensio-
fiestan en territorios definidos por prácticas nes entre grupos.
agenciadas por actores que ejercen rela-
ciones de poder en los espacios urbanos, La marginalidad trae consigo su especiali-
modificándolos y apropiándolos para cons- zación discursiva y léxica a través de meca-
tituir nuevos sentidos. nismos de creación de nuevos sentidos que
generan vínculos identitarios entre quienes
La ciudad, como lugar de encuentros y des- se oponen o resisten, expresándose en for-
encuentros entre actores, espacios y prácti- mas de creación léxica, formas de hablar
cas, construye un entramado de relaciones y expresar la cotidianeidad, y a su vez re-
que se expresan también en el lenguaje presenta una estructura social alternativa
cotidiano, contribuyendo a la configuración de sentido. Son diversos los mecanismos
de un nuevo régimen de marginalidad. Los empleados para la creación de estos anti-
estatutos que rigen las relaciones de poder lenguajes, los cuales se engloban en la me-
entre actores en un territorio en disputa ge- táfora, teniendo en cuenta que:
neran tensiones y rupturas, situación pro-
picia para el acercamiento sociolingüístico Un antilenguaje es una metáfora para un
al lenguaje mediante el cual se muestra la lenguaje cotidiano, y esa calidad metafóri-
emergencia de léxico particular, especiali- ca aparece por todas partes en el sistema:
zado y dinámico que se puede apreciar a hay metáforas fonológicas, gramaticales –
través de glosarios de términos que orga- morfológicas, léxicas y quizás sintácticas– lo
nizan la comunicación mismo que metáforas semánticas (…). En su
estructura, la antisociedad es una metáfora
Marco de referencia de la sociedad: una y otra van juntas en el
nivel del sistema social; del mismo modo, el
El concepto de antilenguaje remite al de antilenguaje es una metáfora del lenguaje y
antisociedad, definida como “una sociedad uno y otro van juntos en el nivel de la semió-
que se establece dentro de otra como al- tica social (Halliday, 1982, p. 227).
ternativa consciente a ella, es un modo de
resistencia, que puede adoptar la forma de La variación metafórica consistente en los
simbiosis pasiva o de hostilidad activa, o cambios del sentido original y general para
incluso de destrucción” (Halliday, 1982, p. significar nuevas formas de representación
213). Por consiguiente, las formas de sig- en nuevos contextos constituye un meca-
nificación constituyen la expresión de mo- nismo de pensamiento y acción con una
dos de vida que profundizan aún más la estructura muy simple en la cual “siem-
distancia entre los grupos marginales y la pre hay presentes dos términos: la cosa
sociedad en la que surgen y se instalan. Del de la que estamos hablando, y aquella con
mismo modo que sus prácticas son repu- la que la comparamos” (Ullmann, 1976, p.
diadas socialmente, el lenguaje de la mar- 240). La metáfora impregna la vida cotidia-
ginalidad configura una marca de exclusión na y posibilita comprender y experimentar

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un evento o un hecho particular en térmi- ponen un enclave violento de la ciudad,


nos de otro (Pérez, 2014). Para Lakoff y caracterizado por su condición marginal.
Jhonson, “Nuestro sistema conceptual or- El análisis del antilenguaje de la marginali-
dinario, en términos del cual pensamos y dad en este sector de la ciudad de Bogotá
actuamos, es fundamentalmente de natu- se sustenta en un corpus amplio constitui-
raleza metafórica. Los conceptos que rigen do por relatos de pobladores, comercian-
nuestro pensamiento no son simplemente tes y habitantes de calle, informaciones de
asunto del intelecto. Rigen también nues- prensa y observaciones y vivencias cons-
tro funcionamiento cotidiano, hasta los de- truidas por el investigador Moreno Patiño
talles más mundanos” (2005, p. 39). (2015) durante los últimos años. Meto-
dológicamente se toman en cuenta dos
Otro mecanismo empleado es la relexica- planteamientos de la lingüística: por una
lización, consistente en la asignación de parte, el carácter cambiante y dinámico de
nuevos sentidos a vocablos comunes de la la lengua en uso; por otra, el acceso a los
lengua general que conduce a la formación usos en contextos particulares a través de
de una jerga asociada a una contracultu- la interacción con los hablantes de dicha
ra delictiva. Halliday (1982) plantea que comunidad.
“Esperamos encontrar nuevas palabras pa-
ra tipos de actos delictivos y para clases En cuanto al carácter dinámico de la len-
de delincuentes y de víctimas; para herra- gua, se han desarrollado amplios estudios
mientas del oficio; para la policía y otros especialmente referidos a los cambios en
representantes de la estructura de aplica- el significado. Sapir (1949) introdujo dicho
ción de la Ley en la sociedad; para penas, concepto al señalar que:
instituciones penitenciarias y cosas por el
estilo" (p. 214). De forma semejante se re- La lengua se mueve a lo largo del tiempo en
curre a la creación léxica para mantener una corriente de su propia hechura. Tiene un
una jerarquía social propia, distintiva, co- curso… Nada es perfectamente estático. To-
mo mecanismo de cohesión dentro del gru- da palabra, todo elemento gramatical, toda
po marginal y representación del poder y la locución, todo sonido y acento es una con-
fuerza de quien domina el territorio entre figuración lentamente cambiante, moldeada
sectores en disputa. por el curso invisible e impersonal que es la
vida de la lengua (citado por Ullman, 1976,
Metodología p. 218).

Los espacios y actores de la zona de La Sa- En contextos dialógicos con habitantes de


bana1, en la localidad de Los Mártires, com- la zona se registraron discursos que recu-
rren a antilenguajes, puesto que:
1 Bogotá se encuentra organizada por territorios denomina-
dos localidades, en total veinte; a su vez estos contienen
zonas definidas urbanísticamente como Unidades de Pla-
Para interpretar el verdadero significado del
neamiento Zonal (UPZ). La localidad de Los Mártires, ubi- antilenguaje, necesitamos tener acceso a
cada en el centro de la ciudad, cuenta con dos UPZ, una
de ellas es La Sabana, que cuenta con varios barrios que
sus patrones de conversación: deben reu-
componen el entramado urbano ubicado entre las calles 6 nirse y publicarse textos, para ser sujetos
y calle 26 –de sur a norte– y entre las carreras 14 (Ave-
nida Caracas) y carrera 30 (Avenida Norte-Quito-Sur) –de
a una exégesis que los vincule al sistema
oriente a occidente–. semántico y al contexto social. Solo de esa

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manera podemos adentrarnos en la caracte- que alguien llamó ‘prófugos del azadón’”,
rología de un antilenguaje: en los estilos de como lo señalan Morris y Garzón (2010,
significación y en las orientaciones codifica- pp. 50-51). Además, el pericentro2 ya se
doras que encierra su versión contracultu- consolidaba como territorio para activida-
ral característica del sistema social (Halliday, des marginales especializadas del comercio
1982, p. 228). delincuencial, como lo describen los mis-
mos autores: “por entre los corredores y
Por consiguiente, la investigación asumió los callejones, como la 12, bullía la ilegali-
que “El vehículo más importante para el dad. El predominio comercial y de consumo
mantenimiento de la realidad es la conver- lo llevaban la marihuana y las pepas, y el
sación. La vida cotidiana de un individuo monopolio de su mercadeo empezaba a ser
puede considerarse en términos del funcio- de Lola o de la familia paisa”.
namiento de un aparato de conversación
que incesantemente mantiene, modifica y La especialización de la marginalidad se
reconstruye una realidad subjetiva” (Ber- intensificará en la segunda parte del siglo
ger y Luckmann, 1968, p. 172), y, con base XX, y la percepción sobre el centro de Bo-
en dichos registros, se organizó el glosario gotá se asociará con el hampa y la con-
contenido en el presente texto. centración de prácticas delincuenciales. El
antiguo Cartucho, la calle del Bronx (entre
Análisis de resultados calles 10 y 9 sobre carreras 15A y 15 bis)
o la calle de Cinco Huecos (entre las calles
Contextos, discursos y prácticas de la 12B y 12, sobre carreras 19A y 20), repre-
marginalidad sentan la transformación estética y social
de este territorio, puesto que los techos y
Las transformaciones operadas en el cen- paredes se derrumbaron poco a poco, las
tro de Bogotá, especialmente durante el calles tomaron un aspecto sórdido donde,
periodo posterior a El Bogotazo (9 de abril según sus propios habitantes, muchos en-
de 1948), representaron su crecimiento tran pero no cualquiera sale.
desaforado y caótico, la definición de roles
específicos en sus fronteras y la consolida- Desde hace años eso viene así, yo que re-
ción de un modelo de marginalidad que ha cuerde ya en el sesenta y pico eso había
dejado huellas significativas con el surgi- bandas pesadas en el Ricaurte y la Pepita,
miento de territorios especializados, como los desvalijadores de carros y las ventas de
se aprecia en los discursos de los actores droga eran menos, pero existían; también
sociales implicados. por el lado de la Plaza España eso era ho-
rrible, estaba lleno de chicherías, ventas de
Durante los años sesenta, un importante cerveza y comida como de plaza de pueblo,
número de los pobladores originales de las pero muchos gamincitos en galladas, no eran
zonas residenciales tradicionales del centro
había vendido sus casas porque “se fueron 2 A diferencia de la periferia, identificada como zona geo-
gráfica de frontera en la urbe, el concepto de pericentro
convirtiendo en inquilinatos, casas con pie- contiene un sentido complementario que identifica no
zas para hombres solteros o matrimonios solo un territorio, sino una condición social de frontera
o periférica, en este caso la marginalidad, y sus efectos
sin hijos. También se alquilaban piezas por se presentan en zonas geográfica e históricamente cén-
días o meses para nuevos migrantes, a los tricas de las ciudades.

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tan ñeros pero sí eran ladrones y raponeros, fundamentales para la construcción del te-
siempre por el tema de la basura allá se lle- rritorio, uno de los cuales es el depósito
naba mucho de los gamines, pero los más de reciclaje, junto con su administrador, el
peligrosos sí eran los de las bandas grandes, “bodeguero”, como intermediario entre los
que esos sí robaban, y los de las ollas de recicladores y las nacientes industrias; el
droga por los lados de San Victorino3. rol de este actor está ligado a los recicla-
dores de oficio y a los nuevos reciclado-
Diversos relatos muestran la progresiva res que serán designados “habitantes de
mutación del Centro en territorio de sus- calle”. El reciclador de profesión, como su
tancias ilícitas, al igual que la consolidación nombre lo indica, se dedica de manera pri-
de los mercados de consumo y comercio maria a esta actividad como mecanismo de
como elementos de comprensión del fenó- subsistencia que vincula a unidades fami-
meno de violencia, especialmente de la zo- liares y no necesariamente habitan la calle
na de La Sabana, y en la calle del Bronx, o son desposeídos, mientras que el habi-
con sus antecedentes en El Cartucho, como tante de calle, o habitante en situación de
ícono de la delincuencia, la droga y la mar- calle, normalmente practica el reciclaje de
ginalidad. Sin embargo, el consumo no se forma individual como uno de los variados
limitó a los espacios cerrados de las “ollas” mecanismos de obtención de recursos para
y las “piezas” o “suites”, sino que la am- el consumo de alguna sustancia.
pliación del número de adictos los trasladó
a las calles, lo cual facilitó la adquisición En el centro siempre ha habido gamines y
y consumo de basuco, marihuana o perico droga, incluso si le digo ahora puede haber
(cocaína). Asimismo, otras sustancias co- menos que en otras épocas del Cartucho.
mo la gasolina o el “gale” empezaron a te- Eso, lo cierto es que mientras haya basura
ner un alto consumo entre los habitantes de dónde comprar droga, van a seguir ha-
de calle y otros grupos sociales: biendo ollas y gamines, antes decían que
sólo era por lo de la calle del Cartucho, aho-
Se vendían bajo cuerda toda clase de armas. ra que el Bronx y Cinco Huecos, pero eso
Un mundo de terror se alojaba allí: se se- por Abastos también hay, por las plazas de
cuestraba, se robaba, se extorsionaba; allí mercado y abajo en la zona industrial es lo
estaba la gente que hacía las “vueltas”, a mismo, si usted quiere saber qué es lo que
quienes les pagaban por matar o pegarle un mueve a la gente a la calle y todo eso que
“susto” a alguien… Cuentan cómo El Cartu- mantiene a la gente en la calle es pura dro-
cho fue refugio de guerrilleros y grandes ca- ga. ¿Y de qué viven?, pues de lo que la gente
pos del narcotráfico, así como de todos los bota y lo que pueden robarse por ahí que les
vándalos que eran buscados en la ciudad dejan fácil de un carro o vainas que la gente
(Morris, 2010, p. 103). deja por ahí pagando…4

En la zona de La Sabana, otrora estación Para el habitante de la calle, como nuevo


del tren, a lo largo del siglo XX se genera- sujeto consolidado del centro, la bodega
ron prácticas y espacios de la cotidianeidad, fue el lugar de encuentro en contraposi-
ción a la plaza y el café para los demás
3 Entrevista realizada por el investigador Moreno Patiño
al señor Luis Hernández, poblador histórico del barrio 4 Entrevista realizada por el investigador a Orlando, co-
Ricaurte de la localidad de Los Mártires. merciante del sector de La Sabana.

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ciudadanos; en los años setenta y ochenta, delincuencia y el basuco construyeron una


estos espacios de prácticas marginales es- relación de complicidad, y las deterioradas
pecializadas tomaron gran relevancia para residencias ofrecen espacios para el des-
las relaciones comerciales entre los bode- canso y para “soplar susto”, que es la des-
gueros y recicladores. Los primeros se em- cripción perfecta para una droga que llena
pezaron a conocer como “padrecitos” y los a sus consumidores de paranoia y demen-
segundos como “ñeros”, quienes en algu- cia y que desplazó la hegemonía de la ma-
nos casos recibían de los bodegueros dine- rihuana y el licor:
ro, comida y regularmente droga a cambio
de materiales de reciclaje. Mire, aquí llega de toda clase de gente, pa-
ra caer al vicio solo hace falta un pitazo o
El consumo de basuco en Bogotá constitu- un problema, uno ve niños, viejitos, ñeros
ye un problema de alta complejidad históri- que llegan de otros lados, pero ñeritos hay
ca y social, pero existe consenso en cuanto y también gente estudiada, no es que solo
a que su ingreso a la cotidianidad de las sean ladrones, que eso piensa la gente que
calles transformó la vida de sus habitan- en la calle solo ñeros desechables que roban
tes y las relaciones entre estos. Se tra- y matan a la gente… Doctores con estudios,
ta de la droga del Centro, la droga de la gente que llegan en carro a comprar bichas,
calle y, entre todas, la más agresiva pa- hasta policías si le digo, entre más estudiada
ra sus consumidores. En Mártires y Santa la gente también hay más plata y más gana,
Fe, el consumo en las aceras se convirtió si uno tiene mil se fuma mil, si son millones,
en una imagen habitual y, de igual forma, millones se fuman, las mujeres embarazadas,
muchos de los espacios interiores empeza- de todo y para todos, que pegante, que basu-
ron a girar en torno a él: los inquilinatos, la co, que pepas, que el moño de bareta. ¡Así!

Fotografía 1. Consumidores de basuco en La Sabana


Fuente: Galería personal del investigador

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Actores de la marginalidad Los días en la olla transcurren entre humo,


risas, gritos, pánico de basuco, silbidos que
En este territorio se posicionó la autoridad se escuchan entre los callejones, movimien-
y el control de sujetos conocidos como “ca- tos frenéticos de habitantes de calle que
ciques”, “jíbaros” y “finados”, quienes con- ingresan con bolsas rellenas de cartones, al-
trolaban la venta, distribución y consumo de gunos semejan muertos en las aceras, otros
drogas desde las bodegas ubicadas donde juegan dando vueltas a una caja de fósfo-
alguna vez funcionaron los centros de reci- ros, en cada lugar un pipazo en cuclillas o
claje. Simultáneamente, “Los antiguos pe- contra una pared, movimientos de manos
lafustanes o gamines y mendigos fueron en medio de la basura y los desechos acu-
denominados de manera general como ‘des- mulándose. Esa es la constante. Trozos de
echables’ hacia los años ochenta, sin dis- diferentes materiales van construyendo ba-
tinguir entre quienes eran recolectores de rreras contra el acceso, rastros de comida y
basura y quienes eran simples forasteros de olor a excremento, sensaciones de angustia
la calle” (Morris y Garzón, 2010, p. 54). Así, y desfachatez pero especialmente miedo,
progresivamente, las calles del Centro se tal vez causado por el basuco, tal vez por la
convirtieron en la morada de los indigentes tensión latente del conflicto; el miedo reina
que constituían un importante grupo de con- en la vida de los habitantes de la calle:
sumidores de basuco y drogas en general.
En la L los que mandan son los jíbaros y los
Con la aparición e interés en este mercado sayas, cualquier man raro que va llegando di-
especializado de marginalidad se acrecenta- ga usted a la Plaza España en dos minutos
rán los episodios de violencia entre comer- esos manes saben, porque hay gente campa-
ciantes y consumidores, y muchas de las neando y cualquier vuelta rara que pase los
familias que se habían instalado en el Centro manes saben. Es que allá el que va a echar
como producto del desplazamiento empeza- ojo es mal visto y hasta los quiebran solo por
ron a ver en la delincuencia y la violencia un mirones, esos manes son gatilleros duros que
mecanismo de subsistencia: no van jugando; por eso han matado a más
de uno en el mismo día, si uno es conocido
(…) la famosa banda de “Los Bayona”, que no pasa nada, un ñero es un ñero y eso se
tomó el monopolio de su venta (marihuana) ve, pero cuando es tombo también … Lo feo
tendrían luego enfrentamientos con la banda de las noches es no tener vicio, de día la cosa
de los “Los Chinches” que llegaron a instalar- es levantar plata p’al vicio, todo el día dan-
se allí en los años setenta… La que se tomó do vueltas en el rebusque pero ahí es que
el poder a sangre y fuego a mediados de los uno se estrella con los tombos, la mayoría no
ochenta fue la de “Los Llaneros”, que inaugu- chimbea pero otros sí se pasan, entonces ser
raron una época en la que se inició el expen- desechable es como le dijera … un riesgo por
dio de basuco… “Los Sombrerones” mataron punta y punta, que en la L por una bicha o en
a Bayona y Parada, que fueron los fundadores la calle porque uno es el ladrón o una persona
reales del negocio. “Los Cruz” llegaron con indeseable5.
don Jorge, uno de los primeros caciques, y al
ser asesinado en los años noventa, sus hijos
se tomaron El Cartucho y sus “ollas” a sangre 5 Entrevista realizada por Ricardo Moreno a “El Artista”,
y fuego (Morris y Garzón, 2010, pp. 67-68). habitante de calle y consumidor de basuco.

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Un funcionario de la Secretaría Distri- a principios de los noventa venía en pa-


tal de la Mujer corroboró el reino del peles de colores, según el jíbaro que lo
miedo en una entrevista: produjera, sellado con un gancho de co-
sedora y con nombres o marcas de los
Todos le temen a los habitantes de ca- diferentes productores. La denomina-
lle, pero nadie sabe que el habitante de ción incluía la palabra “gancho”, el color
calle le teme a todo; el habitante de ca- de la papeleta y el nombre del jíbaro de
lle, y muy especialmente las mujeres donde provenía. Por ejemplo, el basuco
habitantes de calle, son una población de los Cruz se distinguía por ser “gan-
que vive con el miedo constante a mo- cho amarillo” (Morris y Garzón, 2010, p.
rir de una enfermedad, a ser violadas, a 108).
que llegue el policía y los agreda, a que
los comerciantes los agredan, a que el Posteriormente el gancho se transfor-
Estado los agreda, a que un jíbaro o un mó en la estructura delincuencial en-
sayayín los mate. cargada especialmente de la venta,
distribución de drogas y de sustancias
Los habitantes en situación de calle, co- ilícitas, así como de perpetrar accio-
mo actores de la ciudad, cumplen con nes delincuenciales de robo, extorsión,
una condición única: habitan la calle, sicariato, etcétera. Dicha estructura
residen plenamente en la ciudad; pero cuenta con una organización piramidal
paradójicamente pierden su calidad de cuya base está constituida por los con-
ciudadanos, son sujetos prototipo, su sumidores de droga, en su mayoría ha-
aspecto inspira miedo y molestia es- bitantes de la calle. En la cabeza está
pecialmente entre los comerciantes; la el Jefe único de la estructura delictiva,
policía procura controlar su accionar, que generalmente le asigna su apodo,
delimitar territorialmente su impacto como en el caso del gancho Mosco o el
negativo, especialmente por la percep- gancho Homero. El gancho evidencia la
ción de inseguridad que transmiten a sofisticación y capacidad de adaptación
los visitantes de la zona. de la delincuencia y su construcción co-
mo organización delincuencial mafiosa,
Estructuras delincuenciales en cuanto “las organizaciones mafiosas
se caracterizan por su continuidad más
Inicialmente el gancho funcionó como allá de la vida de sus miembros, por la
una marca para caracterizar los pro- estructura jerárquica y por la militancia
ductos y diferenciar su distribuidor. Las con su correspondiente filtro de ingreso
“bichas”, o dosis de basuco, son los de (…)” (Lupo, 2009, p. 55).
mayor incidencia en la marginalidad
avanzada del Centro, en Santa Fe y Tales características se expresan en
Mártires donde se asientan expendios los ganchos del Bronx que nacie-
estructurados que compiten por el ne- ron en El Cartucho y tras su desapa-
gocio. Se sabe que rición han permanecido en la zona de
La Sabana con estructuras más o me-
nos similares, ajustadas como conse-
cuencia de los embates por parte de la

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justicia, la fuerza policial y las políticas simplemente imprimió más fuerza a


gubernamentales. otra calle que ya se hacía célebre por
ser epicentro de consumo y venta de
Alrededor de estos puntos de venta se drogas, armas y motor de toda serie de
vincularon otros personajes como los delitos: el Bronx.
“campaneros”, encargados de avisar
sobre la presencia de alguna autoridad Allí, a metros de la autoridad, los an-
o peligro, y los “taquilleros”, que con- tiguos ganchos del Cartucho se reins-
trolaban las filas de entrada al gancho talaron, aunque con una mutación en
que era en sí la olla y marca del pro- sus nombres, pues ahora se conocen
ducto que consumían los “chirretes” o como ganchos Manguera, Morado, Ho-
“momias”. Algunos de los ganchos o mero, Nacional, América y Mosco. Las
expendios más importantes de la déca- “suites” o sopladeros se instalaron en
da de los noventa fueron: Gancho Azul, todas las piezas del más de medio cen-
por la carrera 12 entre calles 6 y 7; El tenar de casas de la zona, los campa-
Rey, entre la calle 8 y 9; Gancho Verde, neros y taquilleros siguieron con sus
por la carrera 12; El Loco Calderón, por labores y muchos adquirieron el nom-
la carrera 13, entre calles 9 y 10; El Ti- bre de jíbaros o sayayines, que cum-
gre, entre la calle 8 y 9, con carrera 11. plen el papel de vigilantes armados
para los ganchos.
Todas estas bandas nacieron en El Car-
tucho, donde se dice que vivían más de La estructura de los ganchos, nacida en
diez mil personas entre la basura y el la calle del Cartucho, se perfeccionó en
basuco; dicha calle se hizo conocer co- el Bronx. Allí, además de los pequeños
mo referente urbano del miedo, la calle ganchos antes mencionados también
del hampa y el lugar al cual no cual- se encuentran las grandes estructuras
quiera podía entrar, particularmente delincuenciales del microtráfico que en
autoridades y funcionarios del Estado, realidad manejan un mercado de mi-
y del que muchos nunca lograrían salir, llones de dólares. Según rastreo rea-
especialmente los consumidores. Sin lizado en medios de comunicación e
embargo, en la década de los noven- información etnográfica, algunas de las
ta se forjaba por parte de la adminis- estructuras más relevantes e inciden-
tración distrital un plan para terminar tes en Bogotá operan desde el Bronx.
con ella, que comenzó como iniciativa
del alcalde Enrique Peñalosa en 1998 Del entramado de relaciones criminales
y que tomaría más de cinco años en en la marginalidad surgen estructuras
ejecutarse, pero que en la realidad de poder como las que recoge la Tabla 1.

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Tabla 1. Organización y descripción de los ganchos


Sujeto / Actor Descripción Nivel jerárquico
Jefe principal, Persona que ordena, autoriza y administra todos las transacciones del Directivo principal
Gancho, Patrón gancho (compra y venta al por mayor), así como acciones estratégicas,
comerciales y delictivas del gancho.
Subjefe, jefe de Enlace directo entre el jefe principal o gancho y los demás niveles de Directivo – asesor
ollas o jefe de la estructura. Hace el contacto directo con las personas que trabajarán
zona para la organización, dirige el acceso de la mercancía a las ollas y la
salida de dinero y mercancías. Junto con los contadores se encarga de
las transacciones importantes de mercancías.
Contador Enlace de las ollas con los jefes, se encarga de las cuentas de las taqui- Directivo técnico
llas. Hombres de confianza encargados del dinero de las ollas.
Jefe de territorio Encargado de administrar la mercancía en las ollas, subordinado de los Técnico – logístico
subjefes y contadores.
Bodeguero Encargado del almacenamiento y ocasionalmente transporte de droga, Logístico
armas, mercancías y dinero; se encarga de entregar las dosis a taqui-
lleros. Generalmente trabajan en fachadas de bodegas de reciclaje.
Taquillero Vendedor de droga por dosis en las ollas (un taquillero puede ganar Técnico – logístico
entre 100.000 y 200.000 pesos por turno diario), se encargan de las
ventas a los jíbaros y consumidores.
Patinadores Encargados de transportar droga y otras mercancías, responsables de Logístico
movilizar la droga de una bodega a otra o de entregar a taquilleros.
Sayayines, sayas, Encargados del cuidado de la organización, funciones militares y de Táctico armado
artilleros, gatille- vigilancia, encargados del porte de armas de fuego de la olla, cumplen
ros las funciones de extorsiones, sicariato y cobros ordenados por los jefes
de olla y jefes de territorio.
Campaneros Encargados de seguridad, apoyo territorial de los sayayines, patina- Logístico
dores, taquilleros y jefes. Su función es central, pues alertan sobre la
presencia de la policía, movimientos sospechosos y personas desco-
nocidas.
Jíbaro Vendedor al por menor que entrega cuentas a taquilleros, puede cum- Logístico
plir la función de campanero y patinador.
Consumidores, Generalmente los habitantes de calle complementan y cumplen algu- Operativo
ñeros, indigentes, nas de las funciones de la estructura, como campaneros y patinado-
desechables res con su labor de reciclaje.

Fuente: Moreno Patiño (2015).

Aproximación a un glosario del especializada; se aclara que muchas de es-


antilenguaje del centro de Bogotá tas palabras han mutado y otras tantas han
sido apropiadas en el lenguaje coloquial,
A continuación se presentan algunas formas sin significar esto que sean de uso exclusi-
de antilenguaje identificadas en el trabajo vo de sujetos marginales; por ejemplo los
de investigación en el pericentro de Bogo- medios de comunicación, investigadores
tá, vinculadas a prácticas de marginalidad judiciales y fuerzas de policía hacen uso de
estas palabras.

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Aspectos de la marginalidad en el centro de Bogotá: prácticas discursivas, antilenguajes y estructuras de poder

Glosario del antilenguaje del centro de Bogotá

Bareta. Sinónimo de marihuana.


Basuco o Bazuco. Resultado de un juego de palabras que sintetiza tres características del pro-
ducto: base - sucia - de coca; similar al crack, de bajo costo, producida con residuos de base de
cocaína y procesada con ácido sulfúrico, gasolina, queroseno y éter. Los consumidores y produc-
tores suelen mezclarlo con otros productos como cemento, polvo de ladrillo o algunos fármacos
diluidos. Creación léxica por síntesis.
Bicha(s). Sinónimo de papeletas de basuco.
Boleta. Característica de una persona o acción que se considera imprudente. Dar boleta: actuar
de manera imprudente, o ser boleta.
Caciques. Denominación de personas con cierta jerarquía destinadas al control y venta de dro-
gas desde las bodegas ubicadas en los centros de reciclaje.
Caliente. Sinónimo de peligroso o peligro. Expresión empleada para referirse a una situación de
peligro, un negocio peligroso, una zona territorial violenta o en la cual existe algún tipo de riesgo
o peligro para actuar. El Bronx está caliente.
Calle del Bronx. Denominación de una zona de Bogotá que concentró la mayoría de estructuras
delincuenciales desalojadas de la Calle del Cartucho a inicios del presente milenio y que congrega
gran parte de habitantes de la calle y consumidores de sustancias psicoactivas. Se atribuyó por
asociación con el barrio neoyorquino, popular por ser una de las zonas en las cuales se concen-
traron las pandillas más peligrosas de Estados Unidos en las décadas de los setenta y ochenta.
Calle del Cartucho o el Cartucho. Denominación de una zona del barrio Santa Inés, en el
centro de la ciudad de Bogotá, cuyo origen se asocia con las flores que formaban un jardín de
cartuchos en las casas ubicadas entre los ríos San Francisco y San Agustín; durante el siglo XX
la zona sufrió una progresiva marginalización y se consolidó como la más peligrosa de la ciudad
y la de mayor distribución de drogas ilegales, hasta su desaparición a finales de la década del
noventa del siglo pasado.
Campanear. Acción de dar aviso sobre la presencia en el sector de autoridades o personas ex-
trañas o desconocidas.
Carramaniado. Estado del consumidor de perico; característica asociada con el movimiento de
la quijada o mandíbula inferior de los consumidores de perico y cocaína. Estar carramaniando o
carramaniado se relaciona con el estado producido por el movimiento de la carraca, quijada o
mandíbula seca de una persona o animal.
Carro o carro del diablo. Denominación de la combinación de marihuana con basuco.
Ciclas. Sinónimo de sí o respuesta positiva a alguna petición.
Chimba. Adjetivo referido a cualidades de algo bueno. 1. La expresión se refiere a una mujer. 2.
Expresión para referirse a algo o alguien bueno. Esa chimba está chimba.
Chimbear. Acción de atreverse o entrometerse.
Chirrete. Sinónimo de consumidor de basuco.
Choncho o enchonchado. Estado de letargo del consumidor de marihuana, forma de referirse
a alguien que se encuentra dormido.

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Chuzo. Sinónimo de arma blanca. Puede hacer referencia a cuchillos, navajas u otros objetos
corto-punzantes usados para actividades delictivas.
Desechable. Designación despectiva de persona en situación de indigencia o habitante de calle.
Su origen está asociado a una valoración negativa del sujeto como persona que no sirve más o
que ya cumplió “su vida útil”.
Echar mano. Sinónimo de robar.
Engale, galochera o peganteo. Designación del estado producido por el consumo del pegante
Gale. Estar galiado o galiando significa estar consumiendo o haber consumido pegante.
Fercho. Sinónimo de conductor, palabra formada por la inversión de sílabas en chofer.
Fierro. Sinónimo de arma de fuego.
Finados. Designación de consumidores habituales de drogas.
Flecho. Designación de sujeto que puede gestionar algún tipo de favor o servicio. Tener un fle-
cho significa conocer un individuo que es efectivo para algo, procede de la palabra flecha y se
asocia con la velocidad para resolver algún asunto.
Gale. Denominación de marca de pegante usado en industrias de calzado, madera y pisos sin-
téticos y empleado por los habitantes de calle por sus efectos narcotizantes que genera alucina-
ciones y estados de paranoia. Generalización del uso del nombre comercial por la sustancia; con
estos mismos propósitos se emplean otros pegantes como Sacol y Boxer.
Gallo. Sinónimo de problema o falla. Un artefacto puede tener un “gallo” o daño; cuando se pre-
sentan dificultades para solucionar un problema se dice tener un gallo.
Gamín, gamincito. Palabra de origen francés, el diccionario Larousse define la palabra gamín
en dos sentidos, como adjetivo: travieso, refiriéndose a un niño o niña; en segundo lugar, como
pilluelo o pilluela, gamín en masculino y gamina en femenino. Diminutivo de gamín.
Gancho, ganchos. Denominación dada a las estructuras criminales cuyo nombre se origina en
las etiquetas improvisadas que los distribuidores de drogas pegaban a las dosis de basuco para
diferenciar su producto de otros expendedores. Cada dosis llevaba consigo un papel con el color
del distribuidor cosida con un gancho. Posteriormente, los traficantes se conocerán con el color
de su producto o la marca que adherían al gancho, ya fuera un color o una figura como el tigre o
la cara del personaje de caricaturas Homero Simpson que dio nombre al Gancho Homero.
Guayo. Designación de arma de fuego por analogía con el zapato para jugar de fútbol como ex-
presión de violencia; Darle guayo a alguien se refiere a golpear o violentar a alguien.
Güiro. Sinónimo de problema o enemigo, aunque la palabra original hace referencia a un ins-
trumento musical de percusión; la palabra se usa comúnmente en las calles para referirse a una
situación problemática: tener un güiro.
Jíbaros. Designación de distribuidores minoritarios de drogas.
Lata. Sinónimo de arma blanca.
Lazo. Sinónimo de joya y en particular se refiere a una cadena.
Liebre. Sinónimo de enemigo.
Machete. Designación de mercancía que tiene facilidad para ser comerciada. Tener un machete
significa estar en posesión de una mercancía que se vende fácil y se asocia con la efectividad
del arma.
Maduro. Denominación de cigarrillo producto de la combinación de marihuana con perico.
Man. Sinónimo de hombre. Plural: manes.

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Mario. Sinónimo de policía, por analogía con el personaje de videojuegos Mario Bross quien uti-
lizaba el mismo uniforme.
Momia. Denominación dada a los consumidores de basuco.
Niña. Expresión para referirse a una trabajadora sexual o mujer en ejercicio de prostitución.
Ñero. Contracción de la palabra compañero, el uso inicialmente se dio entre habitantes de la ca-
lle y delincuentes, pronto se convirtió en una forma generalizada de referirse a múltiples grupos
sociales de manera despectiva.
Olla(s). Espacio(s) utilizado(s) para el expendio de drogas ilícitas cuyo origen se asocia con los
utensilios empleados para su procesamiento. La palabra olla se asocia a dos orígenes, uno con
los recipientes donde se prepara la cocaína y el basuco, el fondo de olla es otra forma de referirse
al basuco; en segundo lugar la expresión de uso extendido estar en la olla hace alusión a un alto
grado de pobreza, mal ánimo o situación de vulnerabilidad. El término olla se utiliza especial-
mente en Bogotá para referirse a los puntos de venta, distribución y consumo de drogas ilícitas,
mientras que en ciudades como Medellín estos espacios son conocidos como “plazas”.
Padrecitos. Denominación dada a los antiguos bodegueros que suministraban droga a los habi-
tantes en situación de calle a cambio de materiales de reciclaje.
Parce. Sinónimo de amigo, procede de la palabra portuguesa parceiro, que significa compañero
o socio, asimismo se utiliza la palabra parcero o parcerito.
Pato. 1. Hace referencia al acompañante de un conductor (específicamente se refiere al acom-
pañante de quien conduce una motocicleta o bicicleta) 2. Se utiliza en las zonas de prostitución
para referirse a sujetos que se aproximan a las zonas y establecimientos de comercio sexual
exclusivamente a observar.
Pegar. 1. Acción de elaborar un cigarrillo de marihuana, se deriva del efecto de pegar con saliva
el papel en el cual se construye el bareto o porro, que son los cigarrillos de marihuana 2. Pegarlo.
Acción de asesinar a alguien. Sinónimo de matar.
Pepa. Denominación de droga sintética normalmente de origen farmacéutico, por analogía con
las semillas de algunas frutas.
Perico. Denominación de la cocaína con grados de pureza entre un 20% y un 40%; la denomi-
nación se asocia con el efecto causado por la droga al generar estados de euforia: hablar como
perico, periqueado.
Piezas o suites. Denominación de espacios de venta y consumo en el Centro de la ciudad que
ofrecen a los clientes la opción para adquirir y consumir los productos en el mismo lugar. Sinó-
nimos de ollas.
Pilotear. Acción de consumir una droga y controlar sus efectos; pilotear el viaje es una muestra
de experiencia.
Pipazo. Designación del uso de la pipa de basuco.
Pitazo. Sinónimo de consumo, acto de aspirar por la boca alguna sustancia, ya sea basuco, ma-
rihuana o cigarrillo; procede de la palabra pitar, que significa hacer sonar un silbato que funciona
como referencia de un artefacto que se usa llevándose a la boca.
Quieto. Expresión para referirse a una modalidad de robo a mano armada, hacer un quieto, por
asociación con la orden dada a la víctima en el momento del asalto.
Raponazo. Acto relacionado con la actividad de rapar: arrancar, tirar de cabello; hurtar o quitar
con violencia algo.

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Raponero. Designación de persona que se dedica a la actividad de rapar, hurtar o quitar con
violencia algo a otros.
Reducir. Acción de comprar y comerciar objetos robados, tipificado en la legislación nacional
bajo el concepto de receptación como acto delictivo.
Reducidor. Designación de la persona que ejerce la práctica de reducir.
Roche. Denominación de droga sintética normalmente de origen farmacéutico cuyo nombre pro-
cede de la marca de la industria farmacéutica.
Rueda. Denominación de droga sintética normalmente de origen farmacéutico, su denominación
se asocia con la forma habitual de muchas de las pastillas.
Sayas. Apócope de sayayines. Designación de los guardianes de las zonas de venta y consumo
de drogas por asociación con los guardianes de la serie televisiva Dragón Ball Z.
Soplar. Acción de consumir basuco debido a que los consumidores utilizan pipas que introducen
a sus bocas para aspirar el humo de la sustancia. Soplar susto significa consumir basuco.
Susto. Denominación del basuco, hace referencia al estado de paranoia que produce dicha sus-
tancia; Estar sustiado se refiere al estado del consumidor de basuco.
Taquillero. Designación de persona encargada de controlar las filas de consumidores que ingre-
san a un lugar de expendio o consumo de drogas.
Terapia. Designa la sustancia residuo de la pipa de basuco o fondo de la pipa. Hace referencia
al producto que se consume entre dosis de basuco. Estar terapiado remite al estado del consu-
midor de este residuo de basuco que funciona como terapia entre tanto se consigue la dosis de
basuco puro.
Todo copas y todo rines. Expresión de aprobación respecto a algo. Su origen se asocia con
nombres de almacenes de repuestos y lujos de automóviles de la zona de la Playa, donde aún
existen hoy en día los almacenes de todo copas y todo rines y se comercia con estos artículos
para ruedas de autos.
Tombo. Sinónimo de policía.
Tote. Sinónimo de arma de fuego por asociación con el sonido que produce.
Trueno. Sonido que produce el arma de fuego y por analogía también remite al arma.
Vuelta(s). Acciones o actividades delictivas. Expresa diversidad de actividades como asesinar,
extorsionar, intimidad, etc.

Conclusión

La trasformación del centro de Bogotá co- de otra sociedad de la cual se quiere dis-
mo territorio de marginalidad y violencias tanciar dicho grupo.
de distinto orden genera, a su vez, la crea-
ción de lenguajes especializados a través de El concepto de antilenguaje propuesto por
los cuales se configuran formas de comuni- Halliday posibilita el acercamiento a es-
cación que expresan resistencias y respon- tas formas comunicativas emergentes y
den a intereses particulares relacionados su relación con las prácticas sociales en
con actividades económicas ilícitas, como las cuales se insertan los actores sociales
también a necesidades de cohesión entre que recurren a su uso para generar y man-
grupos marginales, definición de jerarquías tener vínculos identitarios. En este caso,
sociales y creación de una sociedad dentro

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