Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Coreto de la Basílica del Pilar de Zaragoza, Adoración del Nombre de Dios, Francisco de Goya
(Francisco Bayeu)
Bóveda de la Capilla María Regina Martyrum,
Basílica del Pilar de Zaragoza.
Francisco Bayeu (1795), por Goya.
Josefa Bayeu, dibujada por Goya.
Entre 1774 y la muerte de Carlos III en 1788 dedicó buena
parte de su actividad a la tarea de realizar sus posteriormente
célebres cartones para tapices, en los que la temática solicitada
por los reyes estaba basada fundamentalmente en aspectos de
la vida cotidiana y popular de la época. Siendo Director de la
Real Fábrica Anton Rafael Mengs.
La Boda, crítica social, en paralelo a la novela de su amigo Leandro Fernández de Moratín “El sí
de las Niñas”.
Albañil herido, 1787
Goya atrapa la imagen de la vida y del arte y descubre que en ambas no deben existir reglas
impuestas y así lo dice a la Academia, en 1792, con motivo de la discusión de los nuevos
planes de estudio: "No hay reglas en el arte“.
Para Goya tampoco hay héroes individuales, sino héroes colectivos, sujetos de la tragedia y de
la miseria, de la ignorancia y de la desdicha, de la violencia y del desengaño.
Para Goya la libertad es, sobre todo, libertad artística y se refugia en la pintura y habla desde
ella sobre todo lo que ocurre a su alrededor.
Goya atendido por el doctor Arrieta, 1780.
Se afirma que la enfermedad de Goya era el
Saturnismo, es decir, acumulación de plomo
en sangre provocada por la confección de los
pigmentos para la pintura.
Como secuelas se quedó sordo e infértil, sólo
sobrevivió uno de los muchos hijos que quiso
engendrar, el resto de los embarazos de su
esposa no fueron viables, algo que también le
atormentó vivamente.
Entre 1793 y 1794 pinta una serie de pequeños cuadros de gabinete, que presentó a la
Academia y que explicaba de la siguiente manera a Bernardo de Iriarte:
"Para ocupar la imaginación mortificada en la consideración de mis males... me dediqué a
pintar un juego de cuadros de gabinete, en que he logrado hacer observaciones a que
regularmente no dan lugar las obras encargadas, y en que el capricho y la invención no tienen
ensanches".
Casa de
locos
Interior de una
prisión
El Incendio
El naufragio
Sebastián Martínez y Pérez (1747–1800)
fue un comerciante ilustrado coleccionista
de libros, grabados, y pinturas que llegó a
ser tesorero del comité de finanzas de
Cádiz, próspera ciudad portuaria en el siglo
XVIII. Francisco de Goya pasó una
temporada convaleciente en su casa, fruto
de la cual pintó en 1792 el retrato del
distinguido ilustrado. En él le vemos
vistiendo a la última moda, con chaqueta a
rayas.
Gaspar Melchor de Jovellanos.
Jovellanos fue el gran hombre de la Ilustración
española. En el momento en que Goya le hizo
este retrato, por el que cobró 6.000 reales, había
sido nombrado Ministro de Gracia y Justicia y
estaba en el punto más álgido de su carrera
política.
La responsabilidad a la que tenía que enfrentarse
desde su Ministerio provoca que aparezca con
carácter melancólico y pensativo, apoyándose en
la mesa que sostiene la estatua de Minerva,
diosa de la sabiduría y protectora de las artes.
Joaquina Téllez-Girón y Pimentel, casada en 1801 con José Gabriel de Silva y Walstein, Marqués
de Santa Cruz y primer director del Museo del Prado. Fue una mujer culta que participaba en las
tertulias ilustradas de la época. Está representada tumbada en un canapé rojo y sosteniendo
una cítara, con un vestido de cama blanco y tocada con una corona de pámpanos y racimos de
uvas. Figura como Erato, musa de la lírica amatoria, en alusión a sus inquietudes poéticas.
María Teresa de Borbón y Vallabriga, condesa de
Chinchón, 1800
Constituye un remanso de paz y un oasis de
dulzura.
La dama estaba embarazada de su primera hija
con Godoy, Carlota. Lleva en el pelo un tocado
con espigas de trigo verde, alusión a la
fecundidad.
Por encima de la extraordinaria pincelada, suelta
y vaporosa, o de la sinfonía plateada del vestido,
la belleza del cuadro radica en la incomparable
sensación de ternura, reflejo del afecto que
siente Goya hacia la condesa.
La Familia de Carlos IV, 1800. Polémico retrato de la caída de un régimen político. Le valió que
no le llamaran de Palacio para más encargos, aunque su intención no fuera la de ridiculizarles.
Mito: la duquesa de Alba.
Realidad: la amante de
Manuel Godoy, Pepita Tudó.
Las Majas de Goya
compartían un salón
reservado en el Palacio de
Godoy con La Venus del
espejo de Velázquez.
Fueron pintadas entre 1797 y
1802
La primera serie de grabados de Goya, Los Caprichos, fue editada en 1799.
Es la primera serie que ejecuta como tal y en la que surge el artista con plena libertad, sin
sujeción a encargos, dejando libre la imaginación. Utilizó aguafuerte y buril.
La serie se inicia en los dibujos de dos álbumes. El "Álbum de Sanlúcar" o Álbum A (1796-1797),
hecho durante su estancia en la finca de la Duquesa de Alba en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), y
el "Álbum de Madrid" o Álbum B.
En ellos hizo dibujos y apuntes, a tinta china y aguada, que luego pasaron a plancha de metal.
Además se conservan 113 dibujos preparatorios en los que es manifiesta esta relación con los
álbumes.
Goya llamó a sus estampas "asuntos
caprichosos que se prestaban a presentar las
cosas en ridículo, fustigar prejuicios,
imposturas e hipocresías consagradas por el
tiempo". Las primeras 36 se refieren al amor y
la prostitución, junto a temas variados como la
mala educación de los hijos, el matrimonio por
conveniencia, la crueldad materna, la avaricia,
la glotonería de los frailes, el contrabando, el
Coco, etc. Del 37 al 42 inclusive son caprichos
sobre asnos. A partir del 43 abundan brujas,
duendes, frailes y diablos.
Dibujos preparatorios para el grabado final destinado a la
portada de la serie.