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Trabajo practico

TRADICIONES DE NUESTRO PUEBLO

El Coquena

El Coquena, también conocido por Yestay, Yastay o Llastay.


Es un ser mitológico benigno presente en el norte de chile, en particular de la
región de Atacama y en el norte argentino, en principal en las provincias de
Jujuy, Salta y Tucumán.
El Coquena es el legendario personaje, hijo de la Pachamama, guardián de los
rebaños, tropero de las nubes y de las altas cumbres y volcanes, sembrador
de tormentas y del viento blanco. Un enanito misterioso, una deidad que
todo lo ve y que todo lo siente, ha nacido de la tierra, no tiene madre ni
padre, es muy pequeño y se viste completamente con telas de lana de
vicuña: pantalón ancho adornado con oro, poncho y galera de alas muy
anchas, protege permanentemente a los animales autóctonos de los
maltratos, abusos y crueldades de algunos humanos.
Coquena se pasea durante la noche, sobre todo, siempre conduciendo una
tropa de vicuñas cargadas de plata y oro. Las correas con la que se atan las
cargas en el lomo son víboras vivas.
Se dice que el Coquena castiga cruelmente a los que maltratan el ganado en
los Arreos, ha quitado llamas y vicuñas a sus dueños por tratar mal a sus
queridas criaturas.
La leyenda dice que cuando se ve animales pastando sin un pastor, es el
Coquena que se ha encargado de llevarlas a hacia lugares donde los pastos y
vegas son más abundantes y tiernas.
Cuando un hombre lo ve desaparece, pues no es más que un aire o un
espíritu, las cargas de plata desaparecen también y quedan las vicuñas solas
pero se reconocen las vicuñas del Coquena por que tienen el lomo en donde
estuvo colocada la carga, mojado de sudor

Laguna de Leandro

La leyenda cuenta que en el norte de la Quebrada Humahuaqueña


vivía un runa llamado Leandro bueno y trabajador, tenía un rancho
de adobe junto a su mujer, un rebaño de ovejas y una tropa de
llamas.
En unos de sus viajes a tres morros se hizo amigo de un viejo
arriero puneño que le conto varias historias, la que mas le llamo la
atención fue la de la Conquista Española.
le conto que en los primero tiempos de la conquista Española los
emisarios del Inca Atahualpa regresaban de juntar todo el oro y
plata que pidieron a los aldeanos para pagar el rescate de
Atahualpa a los españoles , cuando ascendían trabajosamente por
la Quebrada de Humahuaca con sus llamas cargadas al máximo se
enteraron que el Inca había sido muerto. No deseando que los
tesoros cayeran en poder de los enemigos , arrojaron sus cargas en
una laguna solitaria situada a unos 4170 metros sobre el nivel del
mar, al noroeste del pueblo de Humahuaca.
Leandro no dejaba de pensar en las riquezas que aguardaban en el
fondo de esa laguna, así que junto con su mujer se propusieron
encontrar ese fabuloso motín. Pasaron días y noches pensando
cómo sacarlo de ese lugar, llegaron a la conclusión de que solo
podrían obtenerlo si vaciaban la laguna construyendo un zanjón de
desagüe en la zona de más declive del terreno. Leandro puso
manos a la obra.
Así pasaron días y meses construyéndola cuando en una tarde de
febrero, comenzó a bramar el viento, se crispo la laguna, bramo el
trueno y de la laguna emergió una figura de un formidable
cuadrúpedo con astas echas de oro puro.
Tan aterroriza estaba que no fue capaz de moverse, el espantoso
animal se sumergió en las profundidades de la laguna. Leandro al
regresar a su casa juro no volverse a acercar a esa laguna y que ese
horrendo animal era una advertencia de Apu-Yaya, el viejo Dios del
Cerro, por su afán de destruir la laguna.
Sin embargo, Leandro rompió la promesa y volvió a las andadas,
cuando creía que estaba cerca de lograr su cometido, se le apareció
el terrorífico animal luciendo su cornamenta de oro. El enorme
animal dirigiéndole una imagen centellante, lo inmovilizo y lo fue
arrastrando con lentitud hacia el centro de la laguna y
próximamente arrastrarlo a las profundidades.
Cuentan los lugareños que por la noche tormentosas cuando
arrecia el viento, se suele oír el golpeteo de las rocas y las aguas al
ser lanzadas, que Leandro tira para rellenar la tierra que en mala
hora por su avaricia y deseo cavo su insensatez e irreverencia.

Apacheta

Las apachetas son montículos de piedras creados por viajeros que


piden a sus dioses salud y un buen camino, normalmente se
encuentran en la Puna al lado de los caminos que seguían los
Puneños para llegar a sus respectivos destinos.

Las apachetas son características en la zona del altiplano que


incluye sectores de Bolivia, Chile, Argentina y Perú.
Las apachetas son montículos artificiales formados por la
acumulación intencional de rocas de diferentes tamaños que
puedan ser transportadas por lo hombres; su forma es más o
menos cónica y se encuentran ubicadas a los costados de las sendas
y caminos de la cordillera. Generalmente se hallan en las abras,
portezuelos, partes altas de una cuesta y escasamente en lugares
llanos.
Los tamaños de las apachetas son muy diversos, ya que van desde
pequeños montículos de escasos centímetros de altura con
respecto al suelo, hasta enormes volúmenes rocosos cuya base
puede llegar a tener un diámetro aproximado de 10 metros y una
altura de tres metros; tal es el caso de la apacheta del abra del
Acay, una de las más grandes conocidas en los Andes. Poseen una
base amplia debido a los permanentes derrumbes y a que no es
costumbre reconstruirlas.
No existen estudios científicos realizados sobre las apachetas y
muchas veces se las confunde con los mojones, que son similares
pero guardan importantes diferencias morfológicas y funcionales,
siendo éstos más comunes y numerosos que las apachetas.
Las apachetas son objetos dinámicos en tanto crecen por el aporte
de rocas de los caminantes y su tamaño está directamente
relacionado con la transitabilidad de la comarca.
Por lo general están formadas por rocas de colores claros
provenientes de otros lugares, las que son transportadas por los
viajeros con la finalidad de ser depositadas en esos espacios de
altura consagrados al culto. Entre las rocas se pueden observar
algunas ofrendas modernas como botellas de vidrio, latas de
conservas, acullicos de coca, colillas de cigarrillos y huesos de
animales. Existen además objetos arqueológicos pertenecientes a
las culturas precolombinas, tales como restos de cerámica, lascas e
instrumentos líticos entre los más comunes.
Los espacios donde se emplazaron las apachetas, fueron y son
considerados sagrados. Lugares construidos y espacios organizados
por determinados grupos sociales, quienes los dotaron de
significación y, a través de los ritos, renuevan permanentemente su
vigencia en el tiempo y confirman su necesidad social. El análisis del
lugar donde se construye la apacheta tiene sentido porque fue
cargado de sentido, porque en él se identifican los individuos y se
relacionan, compartiendo una historia en común.

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