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ABRE BOCAS

ENTRADA

PRIMER PLATO

ENTREMES (LIMPIA BOCA)

SEGUNDO PLATO

POSTRE

Leyenda de Wiracocha (Cusco) ABREBOCA

(papa, café, maíz amiláceo y yuca)

Wiracocha, también conocido como Huiracocha, era el dios supremo en la cosmovisión


andina, especialmente en el Imperio Inca. Su nombre significa "Espuma del Mar" en
quechua, y se le consideraba el creador del universo, la humanidad y la civilización

Según la leyenda, Wiracocha emergió del Lago Titicaca, vestido con una túnica blanca
y un báculo en la mano. De allí, caminó por el mundo creando montañas, ríos, animales
y plantas. Se dice que también creó a los humanos a partir de piedras, soplándoles
vida. Wiracocha era un dios bondadoso que enseñó a los humanos a vivir en paz y
armonía. Les transmitió conocimientos sobre agricultura, ganadería, astronomía y
tejido. También les inculcó valores como la justicia, la honestidad y la reciprocidad.
La leyenda del Huascarán y el Huandoy

(papas, habas verdes, alverjas, quinoa, cebada)

En la Cordillera Blanca de los Andes, donde el cielo se besa con las cumbres nevadas,
habitaba el dios Inti, padre del Sol y protector del imperio Inca. Entre sus preciadas
posesiones se encontraba su hija Huandoy, una diosa de belleza incomparable, tan
radiante como la luna y tan pura como las nieves eternas.

En un valle cercano vivía un joven mortal llamado Huascarán, un valiente guerrero de


corazón noble y espíritu indomable. La fama de su bravura y su gallardía llegó a oídos
de Huandoy, quien, intrigada por este ser humano excepcional, decidió descender del
cielo para conocerlo.

Al encontrarse, sus miradas se encontraron y una chispa de amor imposible nació en


sus corazones. Huandoy, cautivada por la fuerza y la bondad de Huascarán, y él,
hechizado por la belleza celestial de la diosa, se enamoraron profundamente.

Su amor prohibido desafiaba las leyes del cosmos. El dios Inti, enfurecido por la unión
de su hija con un mortal, los maldijo y los condenó a una cruel separación. Con un
rugido de furia, convirtió a Huascarán en la montaña más alta del Perú, y a Huandoy en
la segunda más alta, elevándolos a tal altura que nunca más podrían tocarse.

Las lágrimas de Huandoy se convirtieron en las lagunas de Llanganuco, cristalinas


como su alma y eternas como su amor. Desde entonces, las dos montañas se miran
desde lejos, anhelando un abrazo que nunca podrá ser.
Leyenda de yacumama (Ucayali)

(plátano, yuca, papaya, arroz y maíz amarillo duro) ENTRADA (PASTA AMAZONICA)

La Yacumama, también conocida como Madre del Agua, es una criatura mítica que
habita en las profundidades de los ríos y lagos de la Amazonía, especialmente en la
región de Ucayali. Su nombre proviene de las palabras quechuas "yaku" (agua) y
"mama" (madre).

La Yacumama es una serpiente gigante de color verde oscuro o negro, con escamas
brillantes y ojos penetrantes. Se dice que su tamaño es tan grande como un árbol o
incluso como un río. Algunas personas creen que puede cambiar de forma y tomar la
apariencia de una mujer hermosa para atraer a sus víctimas.

Comportamiento:

La Yacumama es una criatura protectora de los ríos y lagos. Se dice que ataca a los
humanos que contaminan las aguas o que pescan en exceso. También se cree que
puede ayudar a los pescadores que le rinden respeto y le ofrecen ofrendas.

Leyendas:

Existen muchas leyendas sobre la Yacumama. Una de las más conocidas cuenta la
historia de un pescador que fue arrastrado bajo el agua por la Yacumama después de
atrapar un pez demasiado grande. Se dice que el pescador nunca más fue visto, pero
que su espíritu vaga por las aguas del río Amazonas.

Importancia cultural:

La Yacumama es una figura importante en la cultura amazónica. Es un símbolo del


poder de la naturaleza y de la importancia de respetar el medio ambiente. Las historias
sobre la Yacumama se transmiten de generación en generación y sirven para enseñar
a los niños sobre los peligros de la selva y la importancia de la pesca responsable.
Leyenda del rio hablador (lima)

Cuenta la leyenda que este río no siempre fue tan caudaloso y vivaz. En sus inicios,
era un pequeño riachuelo silencioso que bajaba por las montañas sin llamar la
atención.

Un día, dos hermanos descendieron del cielo para vivir en la tierra. El mayor, llamado
Rímac, era un joven noble y bondadoso que amaba hablar con las personas y
compartir historias. El menor, llamado Chaclla, era un ser tímido y reservado que
prefería la soledad de la naturaleza.

Rímac se enamoró de la belleza de la tierra y de la calidez de sus habitantes.


Disfrutaba conversando con ellos, contándoles historias de su vida en el cielo y
enseñándoles sobre las estrellas y los planetas. Su voz era tan melodiosa y sus
palabras tan sabias que la gente lo escuchaba con fascinación.

Chaclla, en cambio, se sentía incómodo entre los humanos. Prefería vagar por las
montañas, admirando la belleza del paisaje y escuchando el canto de las aves. Se
sentía más feliz en la naturaleza que entre las personas.

Un día, un terrible mal amenazó con destruir la tierra. Una sequía prolongada
marchitaba los campos y sembraba el hambre entre la población. Rímac, preocupado
por el bienestar de las personas, decidió usar su don de la palabra para pedir ayuda a
los dioses.

Subió a la cima más alta de la montaña y, con su voz poderosa, imploró a los dioses
que enviaran lluvia para salvar la tierra. Su súplica fue escuchada y las nubes se
abrieron, derramando una lluvia torrencial que trajo consigo la vida y la esperanza.

Las lágrimas de Chaclla, conmovido por el sacrificio de su hermano, se unieron a la


lluvia y se convirtieron en un río caudaloso. Este río, que luego se conocería como el
Río Rímac, fluía con fuerza y vitalidad, llevando consigo la bendición de la lluvia y la
fertilidad.
Leyenda de auquihuato (ayacucho)

Auquihuato, que en quechua significa "príncipe guerrero", era un joven noble de gran
belleza y valor. Hijo del mismísimo Inca, se distinguía por su destreza en la batalla y su
espíritu indomable. Sin embargo, su corazón albergaba un amor prohibido por una
ñusta llamada Cusi Huaylla, una princesa de incomparable belleza.

Su amor era secreto, pues las normas del imperio prohibían la unión entre un príncipe y
una ñusta de diferente linaje. Se veían en la clandestinidad, bajo la luz de la luna y el
susurro de las estrellas, jurándose amor eterno en la laguna de Auquihuato, un lugar
mágico donde sus corazones podían latir al unísono.

Un día, el destino les jugó una mala pasada. El Inca, al enterarse del romance
prohibido, montó en cólera y condenó a Cusi Huaylla a ser sacrificada a los dioses.
Auquihuato, en un acto de rebeldía y amor, se enfrentó a su padre y a todo el ejército
imperial.

La batalla fue cruenta y despiadada. Auquihuato luchó con bravura, pero finalmente fue
derrotado y mortalmente herido. Con su último aliento, se dirigió a la laguna donde
tantas veces se había encontrado con su amada.

Al llegar a la orilla, se sumergió en las aguas cristalinas y se convirtió en una sirena de


belleza sin igual. Se dice que desde entonces, en las noches de luna llena, se puede
ver a Auquihuato emergiendo de las profundidades para buscar a Cusi Huaylla.

La leyenda de Auquihuato es una historia de amor imposible, de tragedia y redención.


Es un canto a la libertad y a la lucha contra las normas impuestas. La laguna de
Auquihuato, testigo silencioso de esta historia, se ha convertido en un lugar de
peregrinación para los amantes que buscan un amor eterno.

En las noches de luna llena, cuando el viento susurra entre las montañas, se dice que
aún se pueden escuchar los susurros de Auquihuato y Cusi Huaylla, dos almas que se
buscan eternamente en las aguas cristalinas de la laguna.
Leyenda de paititi ( Madre de dios)

Los orígenes del Paititi se remontan a la época del Imperio Inca. Se dice que, tras la
conquista española, un grupo de incas liderados por Túpac Yupanqui huyó a la selva
con un enorme tesoro para protegerlo de los invasores. Allí, en un lugar recóndito y
inaccesible, fundaron una ciudad próspera y opulenta conocida como el Paititi, también
llamada "El Dorado" o "La Gran Ciudad de Oro".

Características del Paititi: Las leyendas describen al Paititi como una ciudad
majestuosa con calles de oro, templos adornados con piedras preciosas y una fuente
de la eterna juventud. Se dice que sus habitantes poseen un conocimiento ancestral y
una sabiduría superior, viviendo en armonía con la naturaleza y protegiendo los
secretos del bosque.

Búsqueda del Paititi: Durante siglos, numerosos exploradores, desde conquistadores


españoles hasta aventureros modernos, han dedicado su vida a la búsqueda del Paititi.
Expediciones se han adentrado en la espesa selva, enfrentando peligros y
contratiempos en la búsqueda de la ciudad legendaria. Sin embargo, hasta la fecha, el
Paititi sigue siendo un misterio sin resolver.

Realidad o mito: La existencia del Paititi sigue siendo un enigma. Algunos creen que se
trata de una simple leyenda, mientras que otros afirman que es una ciudad real que
aún espera ser descubierta. Diversos indicios, como ruinas arqueológicas y testimonios
de indígenas, alimentan la esperanza de encontrar la ciudad perdida. Más allá de su
veracidad, la leyenda del Paititi tiene un gran valor cultural. Es una historia que refleja
el deseo humano por encontrar un lugar mágico donde la riqueza material se combina
con la sabiduría ancestral y la armonía con la naturaleza. El Paititi representa un
símbolo de esperanza y un anhelo por un mundo mejor.

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