Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Ambas perspectivas, en realidad, coinciden. De hecho la admiración y hechizo que este arte
causa en el hombre moderno, por encima de cualquier otro estilo artístico, se debe a que el
románico es un arte unitario. Empleando unas formas artísticas sencillas logra transmitir un
mensaje de armonía intelectual en quien lo percibe.
Otra dificultad añadida, además de la complejidad citada, es que la simbología románica y, por
extensión el arte medieval, no permite realizar una especie de diccionario perfecto o guía
precisa de equivalencias. No se puede expresar con carácter inequívoco que una determinada
imagen representada en una iglesia o catedral "significa" o "quiere representar" algo concreto.
De hecho, un símbolo no es un signo o una alegoría que quiere representar algo previamente
convenido, sino es una unión entre lo manifiesto y lo no manifiesto que ha de ser descubierto
por cada persona según su alcance espiritual, pudiendo llegar a evocar a personas diferentes
mensajes muy distintos. Jaime Cobreros expresa, con admirable claridad, este concepto:
"el error consiste en buscar claves interpretativas a los símbolos que desde portadas, capiteles
y canecillos ofrece gratuitamente el románico. Esto sería puro reduccionismo por intentar hacer
pasar por un esquema preconcebido la totalidad del significado simbólico"
Más bien lo que debemos hacer es insinuar posibles interpretaciones sin darles categoría de
incuestionables, para orientar al observador hacia el símbolo e invitarle a desentrañar su
mensaje, sacando sus propias conclusiones. De una manera coloquial podemos decir que el
símbolo nunca "significa", sino más bien "sugiere" o "induce" un conocimiento "subyacente" a la
realidad visible.
Otra sugerencia que queremos hacer desde aquí a nuestros lectores es que,
antes de adentrarnos es esta temática, es imprescindible hacer un esfuerzo por
situarnos realmente en la Edad Media.
Para el gran estudioso Jaime Cobreros, el alcance es total. Ninguna manifestación artística del
románico es casual. Siempre existe intención transcendentalizadora. En palabras textuales
suyas:
"Las formas y figuraciones que muestra el románico ni son caprichosas ni gratuitas.... El arte
sagrado no puede permitir a sus constructores frivolidades de tipo profano ya que desvirtuarían
totalmente aquél. Todo lo que construye o talla la civilización románica tiene una función
transcendentalizadora"
Sin embargo, otra eminencia del románico y del arte medieval español, el catedrático Isidro
Bango Torviso, niega que haya que buscar en toda figuración escultórica románica, mensajes
simbólicos, sino con frecuencia, manifestaciones meramente decorativas, sobre todo en los
elementos vegetales y animales:
"Se insiste mucho por una parte de los especialistas en el mensaje puntual de todos estos
temas secundarios (vegetales y animales)... Aunque en un momento determinado alguna
mente culta de la época pudiera dar una interpretación puntual a estos temas, lo normal es que
no haya en el deseo de los que han dispuesto su representación más que la simple intención
de la decoración."
Para este juicio, Bango Torviso se basa en textos de San Bernardo de Claraval y Aymeric
Picaud, que siendo grandes eruditos de la época, omiten o desprecian la figuración escultórica
del bestiario y de aquellas manifestaciones iconográficas no relacionadas con la propia Biblia.
Si estos eminentes hombres cultos no valoraban el carácter simbólico de ciertas
manifestaciones secundarias del románico, es lógico pensar -según Bango- que con más
razón, los creadores de la obra y los hombres corrientes, a quien iba dirigida, desatenderían
tales fines.
En nuestra modesta opinión y sin ánimo de eclecticismos, pensamos que el románico es una
arte básicamente simbólico ligado a una época de intensas vibraciones espirituales.