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Contención emocional mediante la técnica narrativa de respuestas: Propuesta


para un uso ético de técnicas cualitativas para la investigación

Conference Paper · December 2017

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Laura Huerta Muñoz


Metropolitan Autonomous University
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Contención emocional mediante la técnica narrativa de respuestas: Propuesta
para un uso ético de técnicas cualitativas para la investigación

Laura Huerta Muñoz

psic.lauhm@outlook.com

Universidad del Mar Puerto Escondido

México
RESUMEN

En los manuales de metodología cualitativa para las ciencias sociales, y en el curso de una
investigación, se encuentran técnicas de auto informe como la entrevista a profundidad y las
historias de vida; empero, al emplear este tipo de técnicas el investigador puede encontrarse con
historias dolorosas y temas sensibles para el informante. Si bien no existen códigos estandarizados
para el tratamiento ético de los informantes, existen directrices como el consentimiento informado y
el trato digno a la persona y su privacidad. El presente trabajo tiene por objetivo ofrecer una
propuesta técnica capaz de llevarse a cabo por no expertos en el campo de la salud mental, cuando
se enfrenten situaciones que afecten la integridad emocional del informante, a fin de brindarle
contención en el marco del ejercicio ético de la profesión. La técnica narrativa de “respuestas frente
al trauma” permite dar contención emocional al informante mediante el énfasis en sus recursos
personales para superarlo.

Palabras Clave: Contención emocional, Ética, Respuestas frente al trauma.

ABSTRACT

Self-report techniques for qualitative research, as interview and life histories, are widely use during
social investigation and often appear in the manuals of qualitative methodology for the social
sciences; however, when using this type of techniques, the researcher can find painful stories and
sensitive subjects for the informant. Although there are no standardized codes for the ethical
treatment of informers, there are guidelines such as informed consent and the dignified treatment of
the person and their privacy. The present work aims to offer a technical proposal capable of being
carried out by non-experts in the field of mental health, when faced with situations that affect the
emotional integrity of the informant, to provide containment within the framework of the ethical
exercise of the profession. The narrative technique of "responses to trauma" allows emotional
restraint to the informant by emphasizing his personal resources to overcome it.

Key words: Emotional restraint, Ethics, Responses to trauma.

1
INTRODUCCIÓN
En la investigación cualitativa existen técnicas de recopilación de información basadas en la
experiencia vital de las personas, quienes informan acerca de sus vivencias y formas de pensar y de
sentir, entre las que destacan la historia de vida y la entrevista, mediante las cuales dan a conocer
aspectos que el investigador considera relevantes para su estudio, pero que al mismo tiempo
resultan sensibles para los informantes.
En el curso de la formación profesional como sociólogos y al revisar manuales de investigación,
aparecen términos como el consentimiento informado y el respeto por la confidencialidad de los
informantes, como parte de la ética para el ejercicio de la profesión; sin embargo, no existe un
código ético consensuado para la profesión que provea directrices para el trato ético con ellos, así
como los manuales rara vez advierten el manejo de las emociones como un problema de la
investigación cualitativa.
Autores como Taylor & Bogdan (1993) mencionan las ventajas y desventajas de las entrevistas y la
importancia de establecer una relación de confianza, pero no señalan las cuestiones emocionales
como relevantes, ni el aspecto psicológico, más allá de la posibilidad de que los entrevistados
mientan, cuando las crisis emocionales, el malestar, la ira y el llanto bien pueden presentarse en el
transcurso de la investigación.
Durante mi formación en sociología, y en el trato con colegas, supe de múltiples casos en que los
informantes entraban en crisis emocionales en el curso de la entrevista, así como la forma en que
estas situaciones fueron “manejadas” por los entrevistadores, sin embargo, en ninguna ocasión
escuché que existieran propuestas para evitar estas situaciones, ni encontré propuestas técnicas en
los textos de metodología para afrontarlas.
El presente trabajo es resultado de mi formación como psicoterapeuta y de investigaciones
realizadas en torno a la atención de víctimas de violencia. El objetivo es, a partir de los resultados
de estas investigaciones, ofrecer una técnica de contención emocional que puede ser aplicada por
científicos sociales, ajenos al campo de la intervención clínica y comunitaria, a fin de evitar causar
daños a los informantes en el curso de la investigación cualitativa.

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ÉTICA PROFESIONAL EN LA INVESTIGACIÓN CUALITATIVA
Si bien no existe una directriz sobre cómo habrían de conducirse los investigadores con respecto a
los informantes, existen criterios que aluden a la ética profesional y a la bioética, como el buscar el
consentimiento informado y salvaguardar la integridad de las personas que participan en la
investigación.
En este sentido, para la bioética existen tres principios (Amaro, et. al., 1996) que son el de
autonomía, el de beneficencia –vinculado al principio ético de no malevolencia, referido también a
los fines– y el de justicia. El principio de autonomía supone que la persona cuenta con pleno
derecho para decidir sobre sí misma como agente responsable y libre para decidir, el de
beneficencia que toda intervención debe evitar dañar a la persona y el de justicia apela a la
distribución equitativa de los beneficios.
La bioética se desarrolló en la década de 1970, como una derivación de la ética que contempla los
aspectos biológicos y valorativos (Aguilera-Guzmán, Mondragón & Medina-Mora, 2008; Amaro, et.
al, 1996). Si bien la bioética ha sido comúnmente asociada a la práctica médica, el ejercicio de estos
principios se encuentra vinculado a la ética científica de cualquier disciplina que interactúe con
personas; es decir, la práctica de los principios bioéticos debe ser vinculada también a la
investigación social, en donde los investigadores interactúan con informantes que tienen derecho a
no ser dañados, a ser informados y a recibir una retribución por su información. Ello supone un
ejercicio profesional en apego a la ética de la responsabilidad (Aguilera-Guzmán, Mondragón &
Medina-Mora, 2008) y a los principios bioéticos.
A este respecto, el ejercicio de estos principios ha llevado a adoptar la noción de “consentimiento
informado”, que implica el comunicar a las personas de manera clara y comprensible de qué se trata
la investigación, cuáles son los productos por obtener, qué tipo de participación se requiere de ella,
así como implica que la persona cuente con las competencias para consentir voluntariamente, es
decir, que no sea coaccionada y que sea capaz de comprender la información que se le otorga.
Pero más allá del consentimiento informado, los principios de beneficencia y justicia suponen que
el investigador ofrezca un trato digno y respetuoso a sus informantes, que evite dañarlos tanto física

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como emocional y moralmente. Infortunadamente, quienes practican la investigación cualitativa con
técnicas de autoinforme como la entrevista a profundidad y la historia de vida sin contar con
herramientas para la contención emocional pueden, sin dolo, dañar emocionalmente a sus
informantes, al abordar temas sensibles o que resultan dolorosos sin brindarles ayuda o contención
en el transcurso del trabajo de investigación, de modo que descubren la información sensible
dejando a sus colaboradores sin ayuda para manejarla.
Comúnmente, y como respuesta de sentido común, los entrevistadores cambian de tema para evitar
escuchar cuestiones dolorosas, sensibles, o bien dan consejos y consuelo a sus informantes, tras lo
cual se retiran con los resultados de investigación dejando a su informante con el problema
emocional sin resolver, lo que implica un daño emocional y, por tanto, ausencia del principio ético
de no malevolencia y bioético de beneficencia.
Resulta por ello esencial que los investigadores sociales cuenten con conocimiento acerca de estos
principios y en el transcurso de su ejercicio profesional desarrollen habilidades para llevar a cabo la
investigación en apego a principios éticos.

ABORDANDO TEMAS SENSIBLES: RESPETO Y DECONSTRUCCIÓN DE LAS PRÁCTICAS DEL SABER


En ocasiones, las experiencias dolorosas surgen en el transcurso de la conversación “desviándose”
del tema de interés, pero en otros casos, como en investigaciones vinculadas con la violencia o la
migración, por ejemplo, son el tema central de la investigación. En estos casos, el abordaje de temas
sensibles forma parte de los objetivos del estudio, y por ello es importante que los investigadores,
en tanto son investidos de autoridad por sus informantes, sean conscientes de las prácticas de poder
que pueden actuar en perjuicio de las personas que les están apoyando en su estudio.
Michael White (2004), creador de la técnica de terapia narrativa, indica que existen prácticas de
poder, insertas en los discursos sociales. Por esta razón, cuando surgen las historias dolorosas, los
entrevistadores deben ser capaces de reconocer las formas de violencia simbólica (Bourdieu &
Wacquant, 2005) que pueden ejercer a través de las palabras que eligen para responder a sus
informantes.

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En este aspecto, las prácticas de poder se refieren a las distintas técnicas de control social que son
internalizadas por la persona o a las que son sometidas en su entorno social, pero de mayor
importancia resultan las “prácticas del saber”, que son puestas en marcha por las disciplinas
profesionales y que fomentan en las personas la creencia de que los miembros de los campos
científicos cuentan con una explicación objetiva y sin prejuicios de la realidad (White, 2004, pp.49-
50).
La falta de reconocimiento de estas prácticas del saber, o bien la falta de auto-vigilancia
epistemológica (Bourdieu, Chamboredon & Passeron, 2003) pueden llevar al experto a considerarse
como poseedor de una verdad objetiva y valorativamente neutra, así como a asumir una postura de
experto sobre la vida de la persona o de explicaciones sobre la misma. El investigador debe ser
consciente de sus valores y de las ideas que tiene sobre la otra persona, pero no basta con
reconocerlas, sino que, en beneficio de la otra persona, y para evitar incurrir en prácticas de poder
que impongan el discurso del “experto” al informante, resulta necesario que reconozca estas
nociones como perspectivas personales, de igual valía que las de la persona entrevistada que es,
además, la verdadera experta sobre su vida y vivencias personales.
Respetar el punto de vista del informante y no buscar imponerle valores e ideas propias del
investigador no sólo resulta benéfico para la investigación, sino que además promueve un ejercicio
ético de las técnicas de investigación. Una opinión del “experto” que descalifique las respuestas o
recursos de la persona para afrontar sus vivencias dolorosas podría resultar devastadora. Un ejemplo
de ello es preguntar a una víctima de violencia por qué no se defendió, o darle un discurso acerca de
cuáles hubieran sido “mejores decisiones” desde el punto de vista del investigador.
Resulta relevante que, mediante la auto vigilancia de sus valores y el reconocimiento de las
prácticas de poder, el investigador evite victimizar o re-victimizar a su informante. Al identificar su
posición como experto y, por tanto, el privilegio de autoridad que le puede ser dotado por el
informante, podrá entonces evitar externar sus creencias sobre las vivencias y decisiones del
entrevistado en forma de juicios de valor potencialmente violentos o victimizantes.
En este sentido, es responsabilidad del investigador reconocer si las historias dolorosas o de
sufrimiento de los informantes resultan relevantes para la investigación o no. Si son el tema de

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interés del investigador, habría de seguir sus indagaciones manteniendo una actitud cuidadosa y
respetuosa hacia quien colabora con él, evitando presionarlo para que profundice en sus vivencias
dolorosas.
En cambio, si la narración del informante no es importante para la investigación o se desvía del
tema de interés, el entrevistador habría de contener su curiosidad y emplear la técnica de respuestas
frente al trauma, evitando ahondar en un tema doloroso que no resulta relevante para su materia de
estudio.

TÉCNICA NARRATIVA DE RESPUESTAS FRENTE AL TRAUMA


En la década de 1990 el trabajador social Michael White y el antropólogo David Epston
desarrollaron en Australia y Nueva Zelanda una técnica de intervención terapéutica, que
denominaron como terapia narrativa. Pese a contar con una multiplicidad de técnicas y
colaboradores, el enfoque narrativo, circunscrito en la corriente de pensamiento posmoderna, el
pensamiento de Foucault y el feminismo, gira en torno a la deconstrucción de discursos sociales y la
búsqueda de relatos de vida que favorezcan una visión positiva sobre la identidad (White & Epston,
1993).
Si bien las técnicas desarrolladas se han enfocado en la intervención terapéutica, éstas se aplican
también en intervenciones comunitarias, escolares y organizacionales en general. Lo más destacable
es que, debido a que se enfocan en el contexto social y los discursos, los científicos sociales son
potencialmente capaces de aplicar muchas de sus técnicas pese a no haber contado con una
formación en el ámbito de la salud mental.
Esto no quiere decir que los sociólogos den terapia psicológica a sus entrevistados, sino que pueden
utilizar una de sus técnicas, en este caso “respuestas frente al trauma”, en virtud de que esta se
realizó con base en las ciencias sociales antes que en la psicopatología tradicional.
El modelo terapéutico de Michael White (2000, 2006) concibe que las respuestas personales ante
los efectos negativos sobre la vida están orientadas a salvaguardar aquello que las personas valoran.
Por lo que tiene una visión de la persona como agente, es decir, como activa ante las situaciones de
su vida cotidiana, que toma decisiones para proteger lo que valora.

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Consecuentemente, cuando una persona narra una historia que le resulta dolorosa, no sólo explica
sus vivencias en términos de “trauma”, esto es, de lo que le hizo daño, sino que expone, además,
aunque quizá no de manera plenamente explícita, el modo en que reaccionó y respondió ante la
situación negativa.
La exploración de las respuestas como afrontamiento a los efectos del trauma es una estrategia de
intervención que busca atender, durante la narración de la persona, no a la experiencia traumática en
sí misma, sino la manera en que, a través de acciones y pensamientos, la persona actuó para
afrontarlo, por lo que la doble escucha (esto es, escuchar la narración de la persona sobre los efectos
del trauma al mismo tiempo que se atiende especialmente a las respuestas) es el primer paso de la
intervención (White, 2006).
El segundo momento de la intervención se enfoca en resaltar los recursos identificados por el
terapeuta y buscar dar nuevo significado a las experiencias vividas mediante el énfasis en las
estrategias de afrontamiento adoptadas por los consultantes. Ello convierte el diálogo terapéutico
en una suerte de negociación de significados, en que terapeuta y consultante buscan enriquecer la
experiencia de la persona y profundizar en el relato alternativo de la experiencia del trauma, que es
la historia de las respuestas personales, como recursos movilizados para enfrentarse al trauma y sus
efectos (White, 2006; Yuen, 2009).
En el caso de la investigación cualitativa, por cuanto no se trata de llevar a cabo una intervención
terapéutica, más que buscar significados a negociar con el informante, lo que se busca es poder
destacar su agencia para conducir su vida, validar sus decisiones y recursos como estrategia de
contención emocional.
Para ejemplificar la diferencia entre las preguntas que buscan los efectos del trauma y las preguntas
que buscan respuestas frente al trauma, conviene recurrir a un caso imaginario. Supongamos que A
conduce una investigación sobre la formación de parejas de inmigrantes en México, su informante
(B) le narra la historia de cómo conoció a su esposa en Sonora, y en el transcurso de la narración le
cuenta que en Veracruz le robaron toda su ropa, comida y dinero. Como el robo no es tema de
interés para A, debería evitar profundizar en el tema; pero para fines del ejemplo, se presentan a
continuación los dos tipos de preguntas:

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1) Preguntas sobre los efectos del trauma: ¿cómo te sentiste cuándo te robaron?, ¿pasaste mu-
cho tiempo sin comer?, ¿te lastimaron?, ¿te sentiste impotente por permitir que te robaran?
Son preguntas que abren oportunidad para rememorar la experiencia dolorosa, profundizar
en experiencias negativas que se desprendieron de ella y, en el caso de la última pregunta,
causar un sentimiento de debilidad o vulnerabilidad en el informante.
2) Preguntas sobre las respuestas frente al trauma: ¿cómo saliste adelante de esa situación?,
cuando finalmente te recuperaste ¿cómo te sentiste al dejar atrás la mala experiencia?, ¿có-
mo te animaste a seguir adelante después de la mala experiencia?, ¿qué cualidades persona-
les te sacaron de esa mala situación?

Las preguntas orientadas a la búsqueda de respuestas frente al trauma, así, enfatizan la agencia
personal en la conducción de la propia vida, destacando los recursos, la competencia y la
responsabilidad a futuro; en contraste, las preguntas dirigidas a ampliar los efectos del trauma
pueden llevar a la revictimización, sentimientos de indefensión, etc.
Una parte esencial de la estrategia consiste en el respeto por la otra persona, durante la exploración
y el diálogo, con base en los principios bioéticos, el entrevistador debe guardarse de imponer sus
valoraciones de las respuestas, limitándose a comunicar los recursos que identifica a su informante
utilizando medios de expresión que relativicen la posición del investigador, a fin de que su opinión
no sea tomada como “verdad objetiva” por su calidad de experto.
Un ejemplo de lo anterior es presentar las ideas como preguntas “¿sería posible que?” o bien,
relativizar las afirmaciones “parecería que usted tuvo la capacidad de salir adelante con su
determinación”; es decir, mostrando una actitud de relativismo antes que opiniones fehacientes.
La persona que colabora brindando información privada para la investigación es quien presta el
favor al experto, por ello merece respeto, gratitud y un trato ético. Es la única persona que puede
decidir si las respuestas frente al trauma son significativas o no, por ello, el entrevistador debe
limitarse al uso de esta técnica para destacar los recursos personales, no para imponer su punto de
vista ni sus opiniones acerca de las competencias de afrontamiento.

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CONCLUSIONES
La técnica narrativa de respuestas frente al trauma es una estrategia que permite brindar contención
emocional a los informantes cuando en el curso de una investigación estos externan situaciones
dolorosas que han experimentado.
El cuidado emocional de los entrevistados y el respeto por su integridad emocional deben
contemplarse como parte del ejercicio ético de la profesión, en apego a los principios planteados por
la bioética desde la década de 1970.
Si bien la sociología y los manuales de metodología no han prestado especial atención al ámbito
emocional, resulta claro que la configuración humana implica la dimensión psicológica, por lo cual
los sentimientos son parte integral de la persona y pueden aparecer en el transcurso de la
investigación.
Destacar las competencias individuales para afrontar situaciones de crisis (recursos) así como la
capacidad de sobreponerse de las personas, permite promover una sensación de agencia sobre la
propia vida y así brindar contención emocional a quienes atraviesan por vivencias dolorosas o
narran recuerdos de sufrimiento. Aunque siempre respetando el punto de vista del otro, sin buscar
imponer el punto de vista del investigador.
Más allá del consentimiento informado, el ejercicio profesional requiere apegarse a los principios de
no malevolencia, beneficencia, justicia y autonomía, para que los informantes no sólo reciban un
trato justo y respetuoso, sino que además no sean violentados por aquellos que realizan
investigación social.

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REFERENCIAS

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Bourdieu, P. & Wacquant, L. (2005) Una invitación a la sociología reflexiva, México: Siglo XXI.
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