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- Defectos de soldadura.
- Defecto de material.
- Corrosión interna.
- Deterioro externo.
- Defecto de diseño
Un buen programa de mantenimiento debe estar basado en la inspección periódica del estado del
equipo. Para evitar pérdidas de eficiencia del equipo, así como evitar deterioro en los bancos de
tuberías, es conveniente realizar limpiezas periódicas para remover todas las incrustaciones y
sólidos adheridos a las superficies de intercambio de calor.
La frecuencia de la limpieza depende entre otros factores, de las características de los fluidos que
se manejan y la operación del equipo. Una de las partes más importantes para mantener en buen
estado un equipo de transferencia de calor, es el relacionado con los controles de protección, así
como los instrumentos indicadores y registradores,
Estos instrumentos deben revisarse periódicamente para que siempre se encuentren en buenas
condiciones de operación y debidamente calibrados.
Algunas de las condiciones que pueden causar debilitamiento de los tubos en los equipos de
transferencia de calor son:
La corrosión puede ocurrir durante la operación si no mantiene un control químico correcto de los
fluidos que circular por la tubería.
Cuando la corrosión se presenta en unidades fuera de operación, esta puede ser debida a la falta
de cuidado al mantenerla así o por el resultado de métodos no adecuados empleados durante la
limpieza química.
El propósito de limpiar un equipo de transferencia de calor es producir y/o asegurarse que existe
una superficie limpia en todas las partes de contacto de los fluidos, donde se realizará la
transferencia de calor.
- La limpieza alcalina se utiliza para retirar materiales tales como aceites y grasa.
Los principales factores químicos que producen corrosión en la tubería y equipos auxiliares son
gases disueltos y ácidos minerales libres.
Las altas concentraciones de álcalis pueden contribuir a la corrosión de ciertos equipos en los que
se usan aleaciones no ferrosas.
Una concentración excesiva y localizada de los componentes alcalinos del agua en contacto con
el acero, particularmente en regiones de alta temperatura o de mala circulación, puede producir
ataque químico en la forma de picadura irregular o un ranurado regular en la pared del tubo.
El desarrollo de grietas en el acero de los tubos es evidencia de una condición peligrosa, cuya
causa y corrección deben determinarse de inmediato.
Una grieta puede desarrollarse debido a una gran variedad de causas: Por lo general, es el
resultado de esfuerzos o combinación de esfuerzos y corrosión.
La corrosión se hace peligrosa cuando aparecen grietas, y el equipo se deberá mantener fuera de
servicio hasta que se hayan hecho las reparaciones pertinentes. Si en algún lugar ocurren
picaduras agrupadas o alineadas con una profundidad suficiente para afectar la resistencia del
material, deberá retirarse el área afectada y repararse.
Si las picaduras son aisladas y no afectan la resistencia del material, puede evitarse que éstas
lleguen a construir un problema serio limpiándolas cuidadosamente y rellenándolas con soldadura
eléctrica, o con la aplicación de algún recubrimiento protector.
Cuando los tubos estén distorsionados de tal manera que se dificulte limpiarlos correctamente o
inspeccionarlos para comprobar su solidez o limpieza, no debe tratarse de enderezarlos; tales
tubos deberán ser cambiados.
Un tubo de agua con una serie de abocamientos no deberá corregirse dando su forma original a
las secciones afectadas. Cuando se tienen fugas en los abocamientos o éste presenta una
tendencia a agudizarse en un punto, de tal manera que se tenga adelgazamiento apreciable en el
metal, con la posibilidad de incrustaciones o acumulación de incrustaciones en el abolsamiento, el
tubo deberá ser cambiado.