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Hasta su oído de seguro llegaron los rumores de las plagas que asolaron a las
ciudades de Asdod, Gat y Ecrón mientras aquel cofre estuvo con ellos. También debió
saber acerca de la mortandad que había asolado a Bet-semes a causa de su curiosidad,
pues habían abierto el cofre para mirar las tablas. Finalmente debió conocer que el rey
no quería aquel cofre en Jerusalén debido a que Uza había muerto por tan sólo tocarlo.
Obed-Edom recibió aquel cofre con temor, sabiendo que era el arca del pacto.
Lo guardó y lo cuidó con mucho esmero. Dice 2da Samuel 6:11 que “el Arca de Jehová
[estuvo] en casa de Obed-Edom, el geteo, tres meses; y bendijo Jehová a Obed-Edom y
a toda su casa.
Este hombre supo que cuando se sirve a Dios con devoción y temor reverente,
Dios nos bendice. De esta manera, Obed-Edom fue un ejemplo para todo el pueblo de
Israel y en especial para el Rey David. Luego de que este último recibió la noticia de las
bendiciones que le estaban llegando a Obed-Edom y toda su familia, sintió gozo en su
corazón y decidió volver a esforzarse por trasladar el arca hasta Jerusalén. Es así como,
por medio de su ejemplo, Obed-Edom llamó al rey David al arrepentimiento.
De todos modos, ahora que Obed-Edom sabía lo que sucedía cuando se sirve a
Dios con esmero, sintió que en adelante no podría hacer otra cosa sino servirlo a él. En
1ra de Crónicas 15:1-28 se lee la algarabía con la que fue trasladada el arca del pacto.
En los versos 17-18 vemos que entre los cantores y músicos levitas que dirigían el
traslado se hallaba Obed-Edom.
Ahora no sólo era un rey el que era guiado por Obed-Edom, sino todo el pueblo
de Israel. Dice en el verso 21 que Obed-Edom y otros cinco levitas fueron comisionados
para dirigir con “arpas afinadas en la octava”. (1Ch 15:21 PER)
Allí no quedan las cosas. Al parecer, Obed-Edom, luego de ver las bendiciones
que reciben quienes sirven a Dios de corazón, hizo suyas las palabras del salmista que
dice: “Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios que habitar donde reside
la maldad.” (Salmo 84:10b)
El rey David decidió dejar a Obed-Edom y sus hermanos como guardias de las
puertas del Templo. Dice 1ra Crónicas 16:38. David dejó allí […] a Obed-Edom con sus
sesenta y ocho hermanos… como porteros del templo. Y Dios volvió a bendecir a Obed-
Edom. Dice 1ra Crónicas 26:4-5 que tuvo ocho hijos “pues Dios le había bendecido”.
Debemos recordar que en ese entonces tener muchos hijos era una gran bendición,
hoy Dios nos puede bendecir de muchas otras maneras.
En 1ra Crónicas 26:4-7 vemos que la bendición de Dios estuvo con sus hijos aún
hasta la tercera generación pues sus nietos siguieron sirviendo a Dios en el templo de
Jerusalén.
Además, Obed-Edom tuvo un puesto privilegiado entre los porteros del templo.
En 1ra Crónicas 26:15 se nos dice que cuando se echó suertes para ver cuál puerta la
correspondía a cada familia, a la suya le toco la del sur, es decir la más importante
pues conectaba al templo con el palacio real.
Sus hijos fueron comisionados para administrar las provisiones del templo (1ra
Crónicas 26:15). Finalmente, según 2da Crónicas 25:24, alrededor de 2 siglos más
tarde, su familia seguía estando a cargo de las provisiones del templo. Dice el texto,
que nos informa de un saqueo: Además se apoderó de todo el oro y la plata, y de
todos los objetos que había en el templo de Dios en la casa de Obed-Edom.