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Biomecánica pélvica durante las fases del ciclo

menstrual – Soy1Soy4
soy1soy4.com

La pelvis durante el ciclo menstrual

Resumiendo:

Es curioso, porque no he encontrado ninguna publicación a este respecto. Hay ensayos que
hablan de la evolución de la pelvis a lo largo de la historia y diferentes artículos en blogs
sobre ese mismo tema, pero ninguno que nos hable sobre qué cambios se dan a nivel de la
movilidad de la pelvis y su musculatura y vísceras en las diferentes fases del ciclo
menstrual. Es también curioso que haya muchas publicaciones, en su mayoría en revistas
deportivas, sobre en qué fase del ciclo entrenar y cómo; aunque nada al hilo de los cambios
que suceden en esta parte de nuestra anatomía. Lo que me ha llevado a realizar una
investigación bastante profunda a este respecto. Y, lo más importante de todo, es que
nosotras vamos a ser las PRIMERAS que vamos a tirar de este hilo maravilloso y vamos a
ver qué dudas nos surgen por el camino… que las habrá (seguro que yo también, después
de daros el material, me pondría a corregir esto y aquello, a revisar mucha de la info que os
voy a pasar ahora).

Vamos a dejar de un lado la FSH y la LH que aunque son muy importantes de cara al ciclo
menstrual, no los son tanto cuando nos jamos en el comportamiento de los tejidos
blandos de nuestro cuerpo. Las hormonas que más van a interceder en la movilidad pélvica
son las siguientes:

– Progesterona: Su pico, que se da tras el proceso de ovulación, hace que los niveles de
procolágeno disminuyan en los tejidos blandos (ligamento, tendón y músculo), lo que
propicia que el tejido sea más rígido y pueda soportar menos tensión. Además, la
progesterona es capaz de engrosar los tejidos como el endometrio (de cara a volverlo
receptivo para facilitar la implantación del óvulo fecundado), lo que di culta la irrigación de
las estructuras de alrededor.
– Estrógenos: Esta hormona es segregada de manera más notable cerca de la ovulación y
sufre otro repunte, no tan acusado, durante la fase premenstrual, acompañada de una
subida de la progesterona. Está asociada a un aumento de producción de colágeno en los
tejidos, lo que proporciona una mayor estabilidad articular y una fase más estable de las
partes blandas. Las articulaciones están mejor lubricadas, los músculos más fuertes y
elásticos y el cuerpo, por lo general tiene un mejor tono.
– Relaxina: se segrega muy cerquita de la menstruación e inhibe la producción de colágeno
en los tejidos, lo que aumenta la inestabilidad articular, pero facilita que las vísceras que
alberga la pelvis se in amen cuando lo necesitan durante los procesos biológicos, como la
propia menstruación o el primer trimestre de embarazo.
Como hemos dicho, durante la fase postovulatoria, la subida de la progesterona se da junto
a un ligero aumento de los estrógenos en la fase premenstrual… es por eso que no se
rompen los tejidos blandos… el cuerpo es sabio y no deja que el aumento de la
progesterona, ni de la relaxina se den de  manera aislada, para que no sea tan acusada la
rigidez o la inestabilidad de los tejidos blandos de nuestro organismo. Cuando hablamos de
tejidos blandos hablamos, sobre todo, de ligamentos, tendones y músculos, recordémoslo
Y en un sentido práctico, ¿qué sucede?
A partir de la fase ovulatoria, el endometrio va engrosando y se va volviendo esponjoso
gracias a la acción de la progesterona, aumentando de manera notable su volumen. Sucede
que, dado que el útero está apoyado sobre la vejiga y recostado sobre el recto, al aumentar
su tamaño durante esta fase lútea (tras la fase ovulatoria y hasta la menstruación),
“aplasta” un poco estas estructuras. Como ya hemos dicho, la segregación de estrógeno
facilita la formación de tejidos y los elasti ca. Por tanto, y aunque predomine la
progesterona, los estrógenos facilitan que la pelvis pueda abrirse, mediante las
articulaciones sacroilíacas y el propio sacro que deja espacio moviéndose hacia atrás para
dejar que la defecación se dé con mayor facilidad. No es tampoco casual, que durante esta
fase lútea se acumulen líquidos, ya que, entre otras funciones (de cara, sobre todo, a un
posible embarazo), los necesita para insu arlos directamente a la última parte del sistema
digestivo para licuar las heces (porque aunque el sacro deje un poco más de espacio, está
todo tan junto que toda ayuda es bienvenida).
Durante la fase folicular, sin embargo, que va desde el primer día del sangrado menstrual
hasta la ovulación, tanto la progesterona como los estrógenos bajan su producción. En esta
fase, las hormonas que tienen verdadera importancia, son las hormonas que van a hacer
que se desarrollen los folículos ováricos, la FSH u Hormona Estimulante del Folículo. El
endometrio, al no haber habido implantación embrionaria se descama, dando lugar a la
menstruación. En cuanto el cuenco de la pelvis se deshincha un poco, se da la fase
preovulatoria en la que los estrógenos vuelven a ir poquito a poco subiendo y las
estructuras que se sentían in amadas, comienzan a deshincharse y poco a poco, las
estructuras blandas vuelven a estar exibles y fuertes.
*Sabemos que cada una somos diferentes, pero esto es una aproximación a nivel general.

Bilbliografía:
“Cuadernos de movimiento”de Kapandji

Diversos artículos sobre las mujeres y el ejercicio en Fisiocampus

Estudio de Manna de 2009 sobre la influencia del ciclo menstrual en la actividad electromiográfica y cine

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