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Gatos en el Antiguo Egipto

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Estatua de Bastet, Ägyptisches Museum.

El gato es uno de los animales cuyos atributos se veneraban en el Antiguo


Egipto. Se lo asociaba sobre todo con la protección, ya que al ser perteneciente
de la familia de los felinos, se lo asemejaría directamente con el león, el cual para
los egipcios, sería el dios del sol, Ra. Inicialmente se creía que era una
encarnación del dios Ra como matador de la serpiente Apofis, pero alcanzó su
máximo de influencia cuando se lo consideró la encarnación de la diosa Bastet, la
cual es una Diosa que representaba el amor, la armonía y la protección.
Se conocen tres especies del género Felis que vivieron en el Antiguo Egipto. El
gato salvaje de África o gato del desierto es la especie más extendida. Es
endémica, se la encuentra en todas partes salvo en el Sahara y la selva tropical.
Su tamaño varía de 50 a 75 cm. y su peso de 3 a 7 kg. Tiene una morfología
comparable a la de los abisinios actuales; los grupos que viven en la selva poseen
un pelaje oscuro, los que viven en el desierto, más claro. Animal preferentemente
nocturno, caza al crepúsculo o por la noche. En el día se resguarda del calor en
madrigueras o árboles.
El gato de los pantanos o chaus vive en zonas húmedas (se extiende hasta Asia).
Es más grande que un gato salvaje, pero de patas cortas; mide de 60 a 75 cm. y
pesa entre 10 y 15 kg. Tiene hocico largo y fino, orejas rematadas en pinceles
negros y cola anillada. El pelaje es marrón oscuro o rojizo, con rayas negras en las
patas delanteras.
Los gatos, como encarnación de Bastet, eran momificados. El respeto que
recibían tras la muerte refleja el que inspiraban en vida. El historiador
griego Heródoto escribió que los egipcios se ubicaban en torno a los incendios
para asegurarse de que ningún gato se fuera a quemar. A la muerte de un gato,
escribió, la familia estaba de luto y se afeitaba las cejas en señal de tristeza.

Un gato mata a la serpiente Apofis.

Los millares de momias de gato encontradas en cementerios para gatos nos


hacen pensar que era el animal más popular del Antiguo Egipto. En el siglo XlX los
Ingleses importaron a su país unas 300.000 para reducirlas a polvo y hacer abono.
Sin embargo, el gran número de momias de gatos encontradas puede explicarse
también por su tamaño pequeño (se entierra más fácilmente un gato que un toro).
En los palacios, el gato era el animal doméstico por excelencia, criado en la
abundancia. La tradición quería que sus amos se afeitaran las cejas en señal de
respeto cuando el gato desaparecía y que guardaran un duelo de setenta días
durante el período de su momificación. El gato a veces acompañaba a su amo al
más allá bajo forma de estatuas o esculpido en las sepulturas. Asimismo se
encuentran gatos representados en numerosos jarrones, joyas y vajilla, así como
en las pinturas, sobre todo bajo los asientos de las mujeres, como símbolo
protector.
Los egipcios veían a los dioses no como meros espíritus, sino como entidades
inteligentes, capaces de encarnar en cualquier ser u objeto. Una copa de cristal
decorada con la imagen de la diosa con cabeza de pantera Mafdet, fechada
alrededor del año 3100 a.C., es la forma de deidad más antigua representada en
Egipto. Bastet, la diosa con cabeza de gato, originalmente se pintaba como un
león protector y belicoso. Su imagen con el tiempo se fue modificando para
asociarla con los gatos domésticos, benévolos y a la vez salvajes.
Ezequiel percibía en la importancia de Bubastis, como ocurría con Nínive, un
paganismo y un pecado que a ambas ciudades les valdría un castigo.
Se cree que la domesticación del gato tuvo lugar en Egipto durante el IV
milenio a.C. Antes de ser un animal de compañía apreciado para su dulzura,
gracia e indolencia, el gato era sobre todo un animal protector. Como pequeño
depredador de roedores, protegía los silos de grano en que los egipcios
almacenaban las cosechas, sobre todo trigo, recurso vital para este pueblo de
agricultores. Al cazar ratas y demás roedores, los gatos también eliminaban
vectores de graves enfermedades transmisibles, como la peste. Además, como
cazadores de serpientes, sobre todo víboras cornudas, hacían más seguros el
entorno de las casas situadas en su territorio. Cuando un gato moría, su familia se
afeitaba las cejas en señal de duelo.
Los Egipcios de la Antigüedad nombraban el gato con la onomatopeya « miu »,
cuya transcripción es miw en masculino y miwt en femenino

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