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PARKER, Gary John [1963-1972] 2013.

Trabajos de Lingüística
histórica quechua. Lima: Fondo Editorial PUCP.

TRABAJOVIl 1
FALACIAS Y VERDADES ACERCA DEL QUECHUA

En este trabajo voy a plantear las tres preguntas siguientes:


(1) ¿Qué es el quechua?
(2) En tanto podamos definir lo que el quechua es hoy, ¿cuáles son
las implicaciones que ello tendría para una interpretación de la
etnohistoria andina?
(3) ¿Qué consecuencias comporta lo anterior para el planeamiento
lingüístico que ahora empieza seriamente en el Perú?

Poco habrá en este trabajo, si es que hay algo, que sea completamente
nuevo para los lingüistas que se especializan en el estudio del quechua; sin
embargo, señalaré que un número de nociones muy populares acerca del
quechua son completamente falsas, y tomaré posición respecto de varios
asuntos que son altamente controvertibles, incluso entre quechuistas.
En respuesta a la pregunta ¿qué es el quechua?, la primera y más
simple contestación (de personas que, al menos, han escuchado hablar
del quechua), sería que es una lengua indígena de los Andes, usada en la
zona oeste de Sudamérica. Pero esta respuesta hace suponer que sabemos
lo que «una lengua» significa, y ese presupuesto no es técnicamente

1 [Versión corregida del trabajo publicado en la compilación realizada por Al berro Escobar,

titulada El reto del multilingüismo en el Perzí (cf. Parker, 1972a).]


TRABAJOS DE LINGÜÍSTICA HISTÓRICA QUECHUA

verdadero. Hay suficiente acuerdo entre los lingüistas acerca de lo que el


lenguaje humano es, sobre los factores que distinguen al lenguaje humano
de cualquier otro sistema de comunicación animal; pero ningún lingüista
ha sido capaz de definir una lengua en el sentido de establecer, de manera
indubitable, si dos formas de habla obviamente relacionadas representan
dos lenguas distintas o tan solo son variantes -dialectos- de una sola
lengua. Como el quechua es hablado por millones de personas sobre
una enorme área geográfica, no debe asombrarnos el encontrar una gran
diversidad en el uso de dicha lengua.
En efecto, hay formas de quechua que son, desde un punto de vista
impresionista, tan diferentes entre sí como lo son el castellano y el francés,
y en un área del centro del Perú (la frontera entre Junín y Huancavelica),
esas formas diferentes de quechua aparecen en zonas geográficas contiguas.
Este factor es generalmente ignorado, en gran parte porque no ha habido
casi ningún material descriptivo disponible, excepto para el quechua del
sur del Perú y Bolivia, un área lingüística bastante homogénea. Antes de
contemplar la actual clasificaci6n de las diferentes clases de quechua, sería
de utilidad anotar algunos de los factores que hacen tan difícil establecer
si dos formas relacionadas de habla pueden o no corresponder a una sola
lengua2 •
El principal criterio lingüístico en curso ha sido el de la mutua
inteligi.bilidad, pero no se ha desarrollado ninguna posibilidad real de
medir esta, a causa de un complejo haz de variables conexas que se hallan
involucradas en dicho criterio. Primero, la inteligibilidad no es una
cuestión a decidir por respuestas del tipo sí o no, es decir, de manera tajante,
sino más bien una cuestión de grados. En segundo lugar, la inteligibilidad
no es realmente mutua, sino asimétrica: una persona X puede entender a
una persona Y mucho mejor de lo que Y puede entender a X. Tercero, y
lo más problemático de todo, los grados de comprensión lingüística entre

2 Para una excelente discusión de los más importantes de estos factores, véase Hockett
(1971: 547-576).

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GARY ]. PARKER

personas son obviamente funciones (en parte) de la naturaleza del contacto


existente entre ellas, y de la intensidad de dicho contacto. Mientras no
podamos encontrar modos de predecir los efectos de la magnitud del
contacto, merced al estudio «contrastivo» de los sistemas lingüísticos, no
podemos depender de un simple criterio de mutua inteligibilidad, para
determinar el número de «lenguas» existentes en un área dada3 •
Los conceptos tradicionales de dialecto y subdialecto también acarrean
grandes problemas teóricos al lingüista, pero no voy a entrar en este tema
ahora (para discusión véase Parker, 1972b). En lo que sigue, simplemente
voy a usar el vocablo dialecto a la manera técnica tradicional, aunque no
creo que en términos estrictamente lingüísticos sea una realidad definible.
Regresemos ahora a la clasificación de las distintas variedades del
quechua. La clasificación desarrollada por mí en los últimos años [décadas
de 1960-1970] es muy similar a la elaborada por Torero (1972 [1970]),
y para ciertas áreas del centro y norte del Perú me he apoyado en datos
publicados primero por él, especialmente en Torero (1964).
La novedad básica de esta clasificación, comparándola con las anteriores
que no se basaban en el estudio primario de datos lingüísticos de todos los
Andes, reside en que este estudio sitúa al quechua de los departamentos
del centro del Perú: Áncash, Huánuco, Lima, Paseo y Junín en un grupo
dialectal aparte de las otras formas de quechua, y además asume que estos
dos grupos dialectales reflejan la división inicial del PQ Este descubrimiento
fue hecho independientemente por Torero y por mí, a principios de los años
sesenta [del siglo XX]. El grupo central peruano es llamado Q,techua B (QB),
por mí, Quechua 1 (QI) o Huáihuash por Torero. Todas las otras formas de
quechua, desde Colombia hasta la parte no ne del Perú y desde Huancavelica
hasta Argentina, son llamadas Quechua A (QA), por mí, Quechua Il(QII)
por Torero. El punto importante que nunca fue suficientemente subrayado

3 Un test bastante simple para cuantificar la inteligibilidad mutua, a sabiendas de que


no tome en consideración todos los factores evolucionados en ella, es descrito en Hockett
(197 1: 321 -326).

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es que el QA y el QB difieren tanto entre sí que no tendría sentido


considerarlos como la misma lengua, cualesquiera sean nuestros criterios
para definirlos. Y como veremos luego, las consecuencias históricas de
este hecho nos obligan a abandonar un número de «verdades» populares
concernientes a la etnohisroria andina.
Lo anterior parece sugerir que el llamado quechua está constituido por
dos lenguas. Sin embargo, los hechos no son tan simples, porque dentro de
ambos grupos, QA y QB, existe un alto índice de diversificación. En cada
caso, el monto de variación es mayor, creo yo, que la que encontramos en
todo el mundo hispano-hablante.
El QB comprende una región geográfica continua de,
aproximadamente, la misma extensión que cubre el dialecto cuzqueño
(QA), en el sur del Perú. Pero, mientras el cuzqueño es extremadamente
homogéneo, la región del QB está fragmentada por un gran número
de isoglosas fonológicas y gramaticales que no forman los haces nítidos
que nos permitirían formular un pronunciamiento sencillo acerca de
cuantos dialectos existen en esa área. En un trabajo reciente (Parker, 1971
[ver trabajo VI]) encontré dieciséis innovaciones fonológicas que definen
veinte tipos diferentes de QB, y dicho estudio no toma en cuenta el
número de variaciones fonológicas limitadas a áreas pequeñas ni ninguna
de las isoglosas gramaticales. En vez de detenerme aquí en la enumeración
de una serie de detalles, voy a declarar mi acuerdo con Torero en el
reconocimiento de una división básica entre el Q B norteño, su Huailay,
y el QB sureño, su Huancay.
En el caso del QA es más fácil identificar dialectos. La mayor
fragmentación parece ocurrir en Ecuador, donde, en mi opinión, el
proceso de creolización con otras lenguas indígenas es la causa de la
diversidad. Convengo con Torero en que la división básica en el QA
es entre los dialectos peruanos norteños de Ferreñafe y Cajamarca, su
Yungay, y todas las otras formas de QA, su Chinchay. No hay suficientes
datos del quechua peruano norteño de los departamentos de Amazonas,
San Martín y Loreto para que podamos clasificarlos con seguridad.

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Parece muy probable que algunos de los dialectos de la selva,


especialmente los hablados en los ríos Napo, Tigre y Pastaza representan
más bien incursiones recientes del quechua selvático ecuatoriano. Aparte
de esos problemas, los actuales dialectos Chinchay del QA pueden ser
Ayacucho, Cuzco, Bolivia y Argentina (Santiago del Estero).
En este acápite sustentaré las siguientes postulaciones con respecto
a la historia del quechua: (a) el único dialecto quechua moderno que
desciende del cuzqueño moderno es el quechua boliviano; (b) cuando
los incas llegaron al centro y norte del Perú, y al Ecuador, el quechua
ya era hablado en la mayoría de esas áreas. Había otros idiomas como
el culli, sec, yunga (mochica) e indudablemente idiomas de la familia
que ahora solo incluye el aimara, jaqaru y cauqui; (c) la tierra natal del
quechua estuvo situada, con mucha probabilidad, en el centro del Perú,
en lo que ahora es la región del QB, o en las zonas costeñas adyacentes.
Restrinjo mi atención a estas hipótesis específicas, porque creo que son las
implicaciones básicas y mejor respaldadas del trabajo de los últimos diez
años [1962-1972] en dialectología quechua y reconstrucción constructiva.
Para aquellos interesados en una teoría más completa y detallada acerca
de la etnohistoria andina, desde un punto vista lingüístico, el trabajo de
Torero es la fuente más autorizada (1972 [1970]).
Dado que sabemos que el quechua del Cuzco fue la lengua oficial de los
incas, y dado que un número de cronistas declaró que los incas impusieron
su lengua a cientos de hawasimi[s], literalmente «indígenas extranjeros»,
estos antecedentes han influido en la mayoría de los andinistas, al extremo
de hacerles suponer como lógico que el primitivo quechua del Cuzco fuera
el original, y que todos los dialectos contemporáneos descienden de la
lengua de los incas. Pero buscamos vanamente entre las crónicas por más
información lingüística específica, y nos preguntamos cuántos cientos de
lenguas pueden haber muerto completamente en el siglo que los incas
gobernaron los Andes. También hay algunos factores tentadores que deben
haber confundido a muchos de los estudiosos de la etnohistoria andina.
En esas áreas donde sabemos con certeza cuál fue el otro idioma distinto

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del quechua que fue hablado cuando los incas llegaron, como por ejemplo
en la costa norte y en el departamento de La Libertad y la provincia
adyacente de Pallasca, Áncash, hay evidencia de que los idiomas
pre-quechuas perduraron mucho más tiempo que el quechua (el yunga y
el culli se han extinguido durante el siglo XX). Y el más conocido cronista,
Garcilaso Inca de la Vega, narra que los incas se sorprendieron cuando
llegaron al Ecuador y advirtieron que su propia lengua era hablada allí
antes de su arribo.
Para esclarecer estos problemas ha sido precisa la evidencia que la
lingüística descriptiva ha proporcionado. Antes de fines de la década
de 1950, virtualmente nadie se había molestado en examinar el tenido
por muy «corrupto» quechua del Perú central, o sea, la región del QB.
Ahora, en cambio, sabemos que el QB es tan diferente del cuzqueño
que ya no podemos decir que ambos fueron una lengua hasta fecha
tan reciente como cinco siglos y medio atrás. Sostengo, por supuesto,
que la distancia sincrónica entre dos formas de habla emparentadas es
más o menos proporcional al tiempo en que ellas se han desarrollado
independientemente. (No voy a decir, sin embargo, que la tasa de
cambios en la lengua sea una constante universal). En el caso que ahora
examinarnos, hay maneras de verificar esta aseveración.
Primero comparemos los dialectos modernos del Cuzco y Bolivia.
Nadie ha encontrado razón valedera para sostener que el quechua
existía en Bolivia antes de la llegada de los incas; por tanto, la variedad
boliviana viene a ser un ejemplo genuino del dialecto contemporáneo
derivado del quechua cuzqueño incaico. Adviértase que la divergencia
entre los dos dialectos modernos es muy leve. En realidad, podría decirse
que el cuzqueño y el boliviano son solo subdialectos de un dialecto.
Si el boliviano moderno y cualquier forma del QB fueran en realidad
hermanos, como la creencia popular supone, ¿de qué manera podríamos
explicar la gran diferencia que existe entre sus tasas relativas de cambio?
En segundo lugar, podemos comparar el quechua cuzqueño de hace 364
años, tal como fue descrito en detalle por González Holguín en 1608,

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con el dialecto cuzqueño actual. Nuevamente encontraremos que solo


ha habido un monto de cambios que resulta desdeñable.
Ciertas personas no dudarán en rechazar el argumento que acabamos de
proponer, declarando que no ven razón alguna para que el quechua
del centro del Perú no haya podido cambiar más rápidamente que el del
sur peruano y el de Bolivia. Pero estos objetantes tendrían entonces que
encargar un argumento mucho más fuerte en contra de su posición.
Cuando comparamos los sistemas gramaticales de los grupos de dialectos
del centro y del sur, encontramos que es considerablemente mayor el
número de sufijos en el grupo central, QB. Como no hay evidencia de
que estos sufijos sean innovaciones del QB, ya sea por cambios internos o
por préstamo de cualquiera otra lengua, debemos concluir que ellos han
sido heredados del PQ. Por tanto, los dialectos del grupo QB son más
conservadores que el cuzqueño moderno y el boliviano. Esto equivale
a decir que, si son hermanos, el cuzqueño y el boliviano deben haber
cambiado a ritmo mds acelerado que los dialectos del QB.
Nos parece más natural sostener no que son hermanos, sino que en
el siglo XV los dialectos del QB y el cuzqueño representaban dos formas
muy diferentes de quechua, que habían experimentado ya, durante largos
períodos, una evolución independiente, antes de que el Imperio incaico
los pusiera en contacto. El cuzqueño incaico pudo ser una lengua franca
o una lengua administrativa que no tuvo casi efecto en las lenguas nativas
(QB y también muchos QA), y que desapareció rápidamente de todas las
áreas donde no era el único quechua, el quechua nativo, luego de que los
españoles destruyeron el Imperio.
Con los argumentos antes mencionados he tratado de mostrar que
los dialectos del QB no pueden descender del QA cuzqueño de los
incas, y líneas semejantes de razonamiento pueden usarse para sostener
que los dialectos del QA del norte del Cuzco son muy posiblemente
pre-incaicos. El segundo argumento puede parecer novedoso en cuanto
emplea evidencias gramaticales antes que fonológicas. Este es un punto
en favor de la argumentación, dado que los lingüistas generalmente

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TRABAJOS D E LINGÜ ÍSTICA HISTÓRJCA Q UEC HUA

consideran que la gramática es más estable que la fonología. Por otra parte,
la evidencia fonológica es bastante difícil de ser interpretada, al extremo
que los quechuistas no han sido capaces de ponerse de acuerdo acerca de
cómo debería ser reconstruido el sistema del PQ.
Con respecto al más probable lugar de origen del quechua,
recordaremos que en§ 1 se hizo una comparación entre la región QB y
la región del dialecto del Cuzco: ambas son casi de la misma extensión
geográfica, pero representan extremos en la escala de heterogeneidad y
homogeneidad lingüísticas, respectivamente. Entre el QB y el cuzqueño
encontramos el área de dialecto ayacuchano, que se revela tan homogéneo
como el cuzqueño. Es un principio tradicional de la geografía dialectal
que cuando se observa una situación semejante, es muy posible que el
área más homogénea sea la zona que en fecha más reciente ha ingresado
en el dominio de la lengua en cuestión. A menos que se demuestre que las
áreas del centro y sur del Perú son en cierta forma excepcionales, debemos
considerar, por este principio, que el centro del Perú es el posible lugar
de origen del quechua. Además, hay alguna evidencia histórica de que
el aimara, o lenguas emparentadas y ahora extinguidas, constituyen un
sustrato del quechua en lo que ahora es el área del dialecto cuzqueño (ver
Torero, 1972 [1970]).
En respuesta a la tercera pregunta, vemos que el número absoluto de
quechua-hablantes puede todavía crecer, como ocurrió por lo menos en la
década pasada [ 1960], pero el porcentaje de monolingües ha disminuido,
mientras el porcentaje de bilingües quechua-castellano y monolingües en
castellano se ha incrementado. Si se comparan los censos de 1940y1961
hallaremos lo siguiente: el porcentaje de monolingües en lenguas indígenas
bajó del 35% al 19,6%; que los bilingües subieron de 16,6% a 19, l %;
que los monolingües en castellano subieron de 46,7% a 60 %. Cuando los
resultados del censo de 1972 estén disponibles, veremos con más claridad
la suerte corrida por estas tendencias. Ya está claro, sin embargo, que el
quechua ha ingresado en el camino de la extinción. Esta tendencia podría
ser detenida si las actuales actitudes discriminatorias de la mayoría de los

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peruanos experimentaran un efectivo cambio general. Y si las actitudes


en este caso pueden ser cambiadas, será previamente necesario modificar
el estatus del quechua en el Perú. El quechua tendrá que ser una lengua
oficial, un medio de instrucción en muchas partes de la sierra, un lenguaje
ampliamente usado en los medios de comunicación masiva y una lengua
con su propia literatura original. Propuestas de esta naturaleza han sido
incluidas en las recomendaciones finales del reciente Seminario Nacional
de Educación Bilingüe, y la nueva ley de reforma educacional publicada
a fines de marzo de este año [1972] contiene cuatro párrafos en los que se
establece, en efecto, que la educación reforzará la preservación y desarrollo
de las diversas lenguas del país; que las escuelas proveerán facilidades para
su estudio; que, donde estas lenguas sean necesarias, servirán como medio
de instrucción del castellano y de alfabetización; y que los programas de
maestros incluirán el aprendizaje obligatorio de una lengua vernacular.
Ahora que algunas decisiones políticas básicas han sido tomadas, la
dificilísima tarea del planeamiento lingüístico debe empezar. Puesto que
la ley implica que todas las lenguas vernáculas serán igualmente respetadas
en las reformas venideras, vemos que muy importantes decisiones respecto
del quechua no han sido adoptadas todavía. Presumiblemente ningún
dialecto, digamos el cuzqueño, será promovido como un modelo e
impuesto a los hablantes de los otros dialectos. De otro lado, hay obvias
razones prácticas para que solo un pequeño número de dialectos quechuas
sean usados para fines de impresión de libros y documentos legales. En
una reciente entrevista (Pozzi-Escot, 1971), sugerí de manera provisional
que podríamos resolver el dilema utilizando cinco dialectos: aquellos
cuyas [sedes] comerciales dominantes son Cuzco, Ayacucho, Huancayo,
Huaraz y Cajamarca. Pero esto podría constituir un error; podemos muy
bien encontrar, por ejemplo, que el quechua de Huaraz no es entendido
fácilmente en Huánuco, o que el quechua de Huancayo no es comprendido
con facilidad en Tarma.

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Medios que comprueben la relativa inteligibilidad entre estas áreas


tendrán que ser desarrollados antes deque se tomen decisiones definitivas.
Además, podemos encontrar que en algunas regiones donde se habla
quechua el monolingüismo está restringido a las personas, y que en
esas áreas no hay necesidad de emplear esa lengua como un medio de
instrucción escolar regular. Sin considerar qué tipos específicos de quechua
sean a la postre oficializados para su uso en ciertas clases de publicaciones,
sin embargo, la instrucción oral en las escuelas, así como las publicaciones
locales y los programas de radio, pueden y deberían emplear la variedad
del quechua nativo a cada lugar. Los quechua-hablantes de hoy, y los del
futuro, deben ser conscientes de que la diversificación dialectal del quechua
no es un signo de inferioridad. Por el contrario, refleja larga y variada
historia cultural, de la que aún tenemos mucho que aprender, y que no
existe razón para que esa diversidad no pueda ser preservada.

REFERENCIAS

González Holguín, Diego (1952 [1608]). Vocabulario de la lengua general de todo el


Perú llamada lengua qquichua o del Inca. Lima: Imprenta Santa María.
Hockett, Charles F. ( 1971). Curso de lingüística moderna. Buenos Aires: Eudeba.
Ministerio de Educación (1972). Primer Seminario de Educación Bilingüe:
algunos estudios y ponencias [copia mimeografiada]. Lima: Ministerio
de Educación.

Parker, Gary J. (1971). Comparative Quechua Phonology and Grammar V:


The Evolution of Quechua B. Working Papers in Linguistics, JI! (3),
45-109.

[Parker, Gary J. (1972a). Falacias y verdades acerca del quechua. En Alberto


Escobar (comp.), El reto del multilingüismo en el Perú (pp. 111-121).
Lima: IEP.]

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GARY J. PARKER

Parker, Gary J. (l 972b). Sobre la unidad de la lingüística histórico-comparativa


y la dialectología. Documento de trabajo 2. Lima: Plan de Fomento
Lingüístico, Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Pozzi-Escot, Inés (1971). Gary Parker: un quechuólogo al paso. Gaceta


Sanmarquina, 4, 6-8.

Torero, Alfredo (1964). Los dialectos quechuas. Anales Científicos de la


Universidad Agraria, JI (4), 446-478.

Torero, Alfredo (1972 [1970)). Lingüística e historia de la sociedad andina.


En Alberto Escobar (ed.), El reto del multilingüismo en el Perú
(pp. 51-106). Lima: IEP.

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