EL TERRITORIO ANTIGUO DE SAN RAMÓN
EN LA RUTA DE NUESTRA DESCENDENCIA
AFRICANA EN CHIAPAS
Por conveniencia propia del imperio
español, sus leyes reconocían algunas
bienes antiguos y dotaban de tierras para
el sustento de los habitantes, tal como
sucedía en los pueblos y barrios coloniales
de San Cristóbal, verdaderas comunidades
de agricultores y artesanos, organizados en
familias y vecinos por cuadras, manzanas y
rumbos de su territorio, con sus Consejos
de Ancianos, que gozaban de autonomía
de gestión y decisiones para el uso y
disfrute de sus bienes comunes.
Entre otros, así sucedió con los
mayas tsotsiles y los mayas quichés de
Cuxtitali inmediatamente después de la
conquista, cuyas autoridades y juzgado de
paz despachaban junto a la plazuela de su
centro de población, donde existía el
edificio de su cárcel comunitaria hasta los
años setenta del siglo XX. Sus habitantes se
llamaban a sí mismos Alteños y Abajeños,
unidos en el cuidado de su espiritualidad y
de sus bienes naturales, como el Manantial
de Quembó, donde nace el Río Amarillo,
llamado también Río Grande por el
cronista conquistador Bernal Díaz del
Castillo.
En el poniente de este mismo
caudaloso Río, haciendo límites con
Chamula, con el Huitepec y con San Felipe,
desde finales del siglo XVI eran las tierras
comunales de los Africanos y sus
descendientes, que con su hacienda La
Encarnación sostenían su cofradía y
comenzaron a construir su templo de San
Nicolás en 1613, en el centro de la ciudad,
atrás de la catedral, como lugar de culto,
de convivencia y de socialización que les
facilitó extender su influencia en los demás
barrios de la ciudad, principalmente en La
Merced, en San Antonio, en el Cerrillo y en
Cuxtitali.
Sin embargo, la mayoría de nuestros
antepasados africanos fueron esclavos en
haciendas de los colonizadores en
diferentes regiones del estado, donde
frecuentemente se convertían en
intermediarios y capataces para el control
de la mano de obra nativa, y eran llamados
Ladinos. Otros realizaban trabajos forzados
en El Molino de Santo Domingo –en San
Cristóbal-, así como en Las Frailescas de
Los Llanos de Comitán y del centro de
Chiapas, que después serían Cintalapa y
Villaflores. De aquí, algunos alcanzaron su
libertad huyendo a las costas de Arriaga,
Tonalá y Pijijiapan entre otras.
Con la Independencia, los criollos y los
futuros terratenientes en el gobierno expidieron
leyes para adueñarse de las tierras de los pueblos
que llamaban desocupadas, proceso dentro del
cual perdieron su hacienda los afrodescendientes
de San Cristóbal, para pasar a ser propiedad del
político Ramón Larráinzar, quien regresó una
parte de la misma en 1849 para formar el Barrio
de San Ramón. Desconocemos por ahora, si el
Molino de Trigo de La Isla y la casa antigua de la
hacienda de Los Once Cuartos eran construcciones
anteriores a la independencia o no.
Estos y otros datos, junto a ilustraciones y
fotografías antiguas podrán ser visitados aún en la
Exposición de Historia y Cultura explicada a las
niñas y los niños, instalada en el Kiosko de la
Plazuela del Barrio de San Ramón.
Las y los esperamos para convivir y mejorar
esta experiencia de búsqueda y difusión popular
del conocimiento,
FRATERNALMENTE:
Por el Grupo Cultural Nueva Jobel: Marlene
Aguilar Blanco y Jesús Manuel Hidalgo Pérez
San Cristóbal de Las Casas, Chiapas; 17 de
septiembre de 2022