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URL: http://journals.openedition.org/e-spania/25542
DOI: 10.4000/e-spania.25542
ISBN: 978-2-919448-96-8
ISSN: 1951-6169
Editor
Civilisations et Littératures d’Espagne et d’Amérique du Moyen Âge aux Lumières (CLEA) - Paris
Sorbonne
Referencia electrónica
Carlos M. Reglero de la Fuente, « Las “señoras” de las Huelgas de Burgos: infantas, monjas y
encomenderas », e-Spania [En línea], 24 | juin 2016, Publicado el 15 junio 2016, consultado el 02 mayo
2019. URL : http://journals.openedition.org/e-spania/25542 ; DOI : 10.4000/e-spania.25542
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Las “señoras” de las Huelgas de Burgos: infantas, monjas y encomenderas 1
1 El monasterio de las Santa María de las Huelgas de Burgos fue edificado por los reyes
Alfonso VIII de Castilla y su mujer Leonor de Inglaterra1. A fines de 1185 ya estaban
construyéndolo2; el 1 de junio de 1187, con sus hijas Berenguela y Urraca, lo dotaron con
generosidad y le otorgaron importantes exenciones, concediéndoselo a Misol, primera
abadesa de la comunidad de monjas que debía seguir la forma de vida cisterciense 3. El
papa Clemente III ratificó la fundación, concediéndole los privilegios propios de la Orden
cisterciense y limitando las prerrogativas del obispo, quien solo podría demandar de la
abadesa la obediencia debida, sin intervenir en su elección (1188) 4. Por su parte el abad
del Cister, Willelmus, a ruegos del rey y del obispo de Sigüenza, concedió que las abadesas
de los monasterios femeninos cistercienses de los reinos de León y Castilla celebrasen
anualmente un capítulo en las Huelgas para examinar vicios y virtudes, como si fuese su
iglesia madre (1187)5.
2 Con ocasión de la visita del abad del Cister don Guido, los fundadores, junto con su hijo
heredero Fernando, le hicieron solemne entrega del mismo para su Orden, prometieron
enterrarse allí y, si decidían entrar en religión, ingresar en la Orden cisterciense (1199) 6.
Efectivamente, a su muerte en 1211, el infante Fernando fue sepultado en el monasterio al
igual que sus padres Alfonso VIII y Leonor en 1214. Les siguió su hijo Enrique I en 1217, así
como otros infantes e infantas durante todo el siglo XIII e inicios del XIV7. Aunque
ninguno de ellos profesó en la Orden, sí que lo hicieron varias infantas y otras mujeres de
la familia real: Constanza de Castilla, hija de Alfonso VIII y Leonor; Constanza de León,
hija de Berenguela y Alfonso IX de León; Berenguela, hija de Fernando III8; Constanza, hija
de Alfonso X9; Isabel, hija del infante don Alfonso de Molina10; Beatriz Fernández, hija del
infante don Felipe11; Blanca, hija de Alfonso III de Portugal; y, probablemente, Blanca, hija
del infante don Pedro... Solo tres de ellas fueron señoras de las Huelgas.
3 Su amplia dotación patrimonial, su condición de panteón regio –como los demás, no
exclusivo– y de cabeza de numerosos monasterios cistercienses femeninos de Castilla y
León, la profesión de miembros de la familia real en su convento, convirtieron a las
Huelgas de Burgos en el monasterio femenino más importante y poderoso del Reino de
Castilla durante mucho tiempo12.
monasterios cistercienses femeninos castellanos en los siglos XII y XIII, sitúa la relación
de patronato de la familia real en las Huelgas en el contexto de la sostenida entre los
ricoshombres, en especial los Haro, y sus fundaciones. En ellas se encuentran “señoras”
de los monasterios, especialmente sus fundadoras, pero también alguna de sus
descendientes. En este caso sí que hay “abadesas señoras”20. Finalmente, Ana Rodríguez
ha destacado la riqueza y poder de estas infantas y de la abadesas, capaces de desafiar las
atribuciones del obispo de Burgos21.
8 La larga lista de infantas ligadas a las Huelgas puede hacer pensar en la continuidad, como
si los fundadores hubiesen definido para su hija la condición de “señora del monasterio”,
con atribuciones determinadas, casi como un oficio que se trasmitiese de generación en
generación entre las mujeres de la familia real. Ello explica que Gayoso lo considere una
institución, eso sí, que fue cambiando con el tiempo. Su estudio se centra en la reina
Berenguela, la infanta Berenguela y, en menor medida doña Blanca. Hay que tener en
cuenta que doña Berenguela y la primera doña Blanca fueron las grandes “señoras de las
Huelgas”, mientras que Isabel, Leonor o la segunda doña Blanca tuvieron un papel
meramente representativo del poder real. Es pues necesario un análisis diferenciado de la
actuación de cada una de las infantas.
17 El documento más expresivo de esta relación es el redactado por Mayor Ordóñez, quien se
refiere a Berenguela como su señora. El 26 de febrero de 1243, ya enferma, era recibida en
la comunidad para ser enterrada en el monasterio, al que donaba sus bienes. Era un
recurso habitual entre la nobleza, que ingresaba en la orden en sus últimos días para
morir y ser enterrada como monja; de hecho, doña Mayor ni siquiera estaba en el
monasterio, sino que la abadesa envió sus clérigos y frailes hasta el lugar de Grajera,
donde convalecía. Lo interesante del documento es que Mayor alegaba que había sido la
reina doña Berenguela quien le había concedido la merced de recibir la orden y sepultura
en el monasterio; y fue a la reina y a la abadesa a quienes entregó sus bienes 40. Ello supone
que en esta primera etapa las funciones que más adelante desempeñarán las “señoras”
eran compartidas o estaban divididas entre la reina y las infantas-monjas.
percibida como tal: en 1283 Pedro III de Aragón se referirá a ella como “el ifanta de
Burgos, abadesa de Las Olgas”50.
22 Berenguela se convirtió pronto en la intermediaria entre el monasterio y los poderosos,
en especial sus parientes los reyes. Alfonso X dirigió sus donaciones a su hermana
Berenguela y solo en segundo lugar a la abadesa51. Declara hacerlas “por onrra de la
inffante donna Berenguella, mi hermana, que es sennora e mayor del monesterio” 52, o a
ruego de la misma53. En los conflictos con el concejo de Burgos o con el comendador del
Hospital del Rey es la infanta quien se dirige al rey y solicita su justicia y protección 54. En
tiempos de Sancho IV, la fórmula se repite una y otra vez en la cancillería regia: “Et nos,
sobredicho rey don Sancho, por ruego de la ynfante donna Berenguella, nuestra tya, e por
fazer bien e merçed a donna Mari Gutierrez, abbadesa del monesterio de Sancta Maria la
Real de Burgos, e al conuento de las duennas desse mismo logar...”55.
23 Las estrechas relaciones entre la monarquía castellana y el papado, convirtieron a
Berenguela en mediadora. Si en principio es Fernando III quien solicita su favor alegando
que su hija ha profesado en el monasterio (1246)56, luego es la propia infanta quien pide al
papa cierta merced o privilegio para el monasterio (1259)57. De forma similar ruega al
Capítulo General del Císter, junto con sus parientes la reina Blanca de Francia y el infante
Alfonso de Aragón, que se celebre un servicio plenario por Fernando III en todos los
monasterios de la Orden de sus respectivos reinos (1252)58.
24 La expresión “señora de las Huelgas” traduce en ocasiones el papel de la infanta como
gestora del dominio monástico y de sus derechos jurisdiccionales. Dos documentos
redactados fuera del monasterio incluso convierten a la infanta en señora de un lugar que
en derecho era del monasterio59. Es una percepción desde el exterior, más allá de las
fórmulas diplomáticas usadas en las Huelgas60.
25 Resulta llamativa la relación establecida con el concejo de Burgos. Hubo múltiples
conflictos que enfrentaron a éste con el monasterio, en los que la infanta defendió ante el
rey los intereses de las Huelgas. A pesar de ello, cuando en 1283 el infante Sancho IV
desterró a Berenguela de Burgos, el concejo intercedió en su favor, solicitando la
mediación de Pedro III de Aragón. El concejo, que apoyaba a Sancho en su revuelta,
recordaba las muchas honrras e plazeres quend auiades reçebido, en referencia a la infanta 61.
No se precisan los motivos del destierro de Berenguela, aunque se supone que fue por
apoyar a su hermano Alfonso X en la revuelta del infante Sancho. Ello muestra que la
infanta tenía una presencia significativa en la vida política del reino, más allá de los
muros de su monasterio.
26 La proyección social de la infanta se manifiesta también en la formación de un grupo de
vasallos, oficiales y servidores, hombres y mujeres, encargados de atendenderla y ejecutar
sus mandatos. Al margen de los freires del Hospital del Rey que actúan bajo sus órdenes 62,
o del capellán que ya lo fue de sus tías63, se citan un despensero y dos escribanos64. Junto a
ellos, al menos seis hombres y dos mujeres son llamados sus criados u hombres. No eran
meros sirvientes, pues cuatro utilizan el distintivo social “don” y otro era “escudero” 65.
27 El ámbito de actuación de la infanta no se limitó al exterior del monasterio, sino que
también dictó dos importantes ordenamientos internos que afectaban a las gestión
económica interna de la comunidad. Lo hizo junto con la abadesa, pero era Berenguela
quien figuraba en primer lugar entre los otorgantes. En el primero (1257) establecía el
número de monjas de velo y niñas, su condición hidalga, el de freiras que las servirían y el
sistema de reclutamiento66. En 1263 ordenaba las rentas del monasterio, asignando ciertas
momento que lo fuese, es evidente que cambió de opinión muy pronto. Es probable que su
presencia allí fuese solo un instrumento utilizado por este monarca para controlar el
dominio monástico y sus recursos77.
31 Hay que esperar hasta 1295 para que vuelva a haber una “señora de las Huelgas”, al
menos efectiva: la infanta doña Blanca. Era hija de Alfonso III de Portugal y Beatriz de
Castilla, hija ilegítima de Alfonso X de Castilla. Nació en 1259 y, antes de la muerte de
Alfonso X, pasó a Castilla, donde adquirió un patrimonio considerable. No llegó a casarse,
pero tuvo un hijo ilegítimo con un caballero de la corte de Sancho IV78. Ello, unido a la
petición del monasterio que deseaba tener una infanta como señora y protectora,
llevaron al rey a pedir repetidamente a Blanca “que quisiese ser monja de ese monasterio,
y tomar el señorio de ese lugar y comienda y guarda de todo lo vuestro”, a lo que
finalmente accedió. El rey pidió entonces a la abadesa y convento de las Huelgas que la
recibiesen, honrasen y sirviesen como a las otras infantas que fueron en el monasterio79.
32 Doña Blanca tenía pues una larga trayectoria laica, a diferencia de Berenguela y las tres
Constanzas, además de un patrimonio propio que, al igual que otras monjas nobles del
convento, podía administrar. Con todo, en muchos aspectos su labor fue continuadora de
sus predecesoras. La abadesa Berenguela López se dirigía a ella como “la infanta donna
Blanca, nuestra sennora, que a de uer e guardar el dicho monesterio”80.
33 Como tal solicitó y obtuvo la confirmación de numerosos privilegios reales, que sería
largo enumerar, a menudo suplicados tras surgir un conflicto con los oficiales regios, los
recaudadores de impuestos, el concejo de Burgos, los ricohombres, etc. que no los
cumplían según la interpretación del monasterio. La inestabilidad política de estos años,
con múltiples enfrentamientos entre nobles, concejos y monasterios, hacía más útil y
necesario este contacto preferente con la corte regia, donde se dirimían estos pleitos81.
34 La presencia de la infanta como señora del monasterio se definió en este periodo más que
en ningún otro. Sancho IV se refirió a que la correspondía la “encomienda” del
monasterio82. Fernando IV fue más preciso (1305):
E la abbadesa e conuento, por seer el monesterio mas onrrado e todo lo suyo mas
reçelado e mas guardado, pidieron merçet a los reyes que les diesen vna de las
infantas para monia e sennora e guardadora del logar, e porque, por la su
reuerençia della, los sus bienes sea mas guardados e los reyes, por esto e por mas
noblesçer el logar a su pedimiento, acostumbraron de ie la dar 83.
35 El texto se encuentra en un debate surgido entre la infanta y Fernando IV a propósito de
los derechos del rey en el monasterio y en el Hospital de Burgos. El rey consideraba que
podía poner administradores en el monasterio y hospital, así como hacer entregar
raciones a algunos hombres que le habían servido, alegando que monasterio y hospital
habían sido edificados y dotados por sus antepasados. Por contra, la infanta defendía que
los bienes entregados lo habían sido con la finalidad de sostener a las monjas, los pobres y
peregrinos, debiendo ser administrados por la abadesa; solo la abadesa podía otorgar tales
raciones y administrar los bienes, especificándose que si alguna infanta señora del
monasterio o la propia Blanca las habían concedido, había sido con consentimiento de la
abadesa y convento. El asunto fue examinado en la corte regia por expertos en derecho,
que vieron los privilegios del monasterio y resolvieron en su favor. Los reyes tan sólo se
habrían reservado la facultad de enterrarse allí. Por ello Fernando revocó las raciones que
él o alguna infanta (se refiere a doña Isabel) habían dado.
36 Este documento limitaba la extensión del patronato regio y, al menos formalmente, las
atribuciones de la “señora de las Huelgas”. En la práctica suponía la delegación de los
poderes del rey sobre un monasterio fundando por sus antepasados en una infanta que
era simultáneamente miembro de la comunidad monástica. La señora de las Huelgas se
convertía en garante de la libertad del monasterio frente al propio rey.
37 La infanta también ejerció como mediadora ante el abad del Cister, a quien solicitó la
confirmación de ciertos privilegios y la relajación de la regla, tanto en su favor como del
convento84. No se conservan peticiones similares al papado, pero sí al obispo de Burgos, a
quien rogó que recibiese la obediencia de la abadesa en la iglesia del propio monasterio 85.
38 La protección del monasterio, la gestión de su dominio y la administración de su
patrimonio personal se realizaron a través de servidores de diverso tipo, mucho más
muerte en 134795. Su papel como señora de las Huelgas de Burgos se sitúa entre ambos
periodos, en concreto entre mayo de 1330 y abril de 133496. Ello ha de relacionarse con el
regreso de su hija Blanca a Castilla, tras los acuerdos entre Alfonso XI de Castilla y
Alfonso IV de Aragón (1329)97, ligados al deseo castellano de controlar la herencia de la
infanta. Es probable que María la acompañase. El señorío de las Huelgas la proporcionaba
recursos y una base para administrar el patrimonio familiar98.
44 El desempeño de su función como señora de las Huelgas chocó con los mismos problemas
que más adelante originaría en Sijena: un elevado gasto que puso en peligro el dominio
monástico. En octubre de 1331 la abadesa se querelló al rey porque los acreedores de doña
María y sus hombres prendaban los bienes del monasterio y hospital, cuando las deudas
contraídas no lo habían sido por causa de ellos. Alfonso XI protegió al monasterio frente a
tales prendas, así como por las deudas contraídas por las anteriores infantas 99.
45 Por motivos que ignoramos, María regresó a Aragón en 1334 o 1335100. La mala
experiencia debió disuadir a la comunidad de solicitar el nombramiento de una nueva
señora, a la vez que Alfonso XI prefería reservarse la encomienda de los monasterios de
Castilla101. Ello explica la desaparición de las señoras de las Huelgas102. Hay que esperar
cuatro décadas, hasta 1371, para que la infanta doña Blanca, hija de doña María y del
infante don Pedro, sea designada como tal en tres documentos de Enrique II 103. Blanca
contaba por entonces con más de 50 años, y fallecería en 1375. No hay más noticias que la
relacionen con el señorío de las Huelgas, y es probable que se trate de un mero título sin
contenido efectivo. Blanca había regresado a Castilla en 1329 con la promesa de
matrimonio con el infante Pedro de Portugal, pero este no se llevó a cabo por los
problemas de salud (mental) de la infanta. Blanca debió permanecer en las Huelgas todo
ese tiempo, pero sin ninguna proyección pública104.
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NOTAS
1. Juan de Osma y Lucas de Tuy solo mencionan al rey, mientras que Rodrigo Jiménez de Rada y
Alfonso X el Sabio (Cantiga 221) señalan que se hizo a instancias de la reina doña Leonor. Rose
WALKER, “Leonor of England, Plantagenet queen of King Alfonso VIII of Castile, and her
foundation of the Cistercian abbey of Las Huelgas. In imitation of Fontevraud?”, Journal of
Medieval History, 31, 2005, p. 346-368, p. 349-352, considera que la atribución a Leonor es fruto de
los recelos de Rodrigo hacia las Huelgas, sin tener el cuenta lo dicho en la cantiga 221
(ALFONSO X, el Sabio, Cantigas de Santa María, Walter METTMANN (ed.), 3 t., Madrid: Castalia,
1986-1989, 2, p. 284-285). Creo que sus argumentos no son concluyentes pero dejan la cuestión
abierta. La versión de Rodrigo puede interpretarse como una precisión a la de Lucas, no la
contradice necesariamente.
2. La documentación de las Huelgas de Burgos ha sido publicada hasta 1400, pero con numeración
en tres series. Para citarla se utilizan las siguientes abreviaturas, incluyendo el número de la
colección. DHB30: José Manuel LIZOAIN GARRIDO, Documentación del monasterio de las Huelgas de
40. “et ella dixo que queria la orden e ques tenie siempre por merced de la reyna dona
Bererenguiella; el corpo e el auer e quanto que auia heredamiento metiolo todo en so poder de la
reyna dona Berenguella e del abbatissa dona Agnes del monesterio de Burgos e dieronle la orden”
(DHB31, doc. 337).
41. ALFONSO X, op. cit., 2, p. 67-69 (cantiga 122).
42. J. GONZÁLEZ, Fernando III, 1, p. 113.
43. Augusto QUINTANA PRIETO (ed.), La documentación pontificia de Inocencio IV (1243-1254), 2 t.,
Roma: Instituto Español de Estudios Eclesiásticos, 1987, 1, doc. 47.
44. J. GONZÁLEZ, Fernando III, 1, p. 84. Martirologium, fol. 127r.
45. Los dos primeros documentos que la citan (DHB31, doc. 354, 355), en marzo de 1246, fueron
otorgados por la misma mujer que ya había dirigido otros a las infantas Constanza en 1240
(DHB31, doc. 320, 321) y ahora lo hacía junto con su hijo. Ambos llaman a Berenguela su señora y
la encomiendan el cumplimiento de su testamento. Entre los testigos aparece don Fernando,
capellán de la infanta, que ya había estado al servicio de sus tías (DHB30, doc. 180, 181, 182;
DHB31, doc. 269).
46. DHB31, doc. 355.
47. DHB31, doc. 365.
48. DHB31, doc. 368, 369, 373
49. DHB31, doc. 407, 408.
50. DHB32, doc. 605.
51. DHB31, doc. 437, 438, 442.
52. DHB31, doc. 480, 481.
53. DHB32, doc. 560, 593.
54. DHB32, doc. 583, 592, 595.
55. DHB33, doc. 8-24, 26-29, 32-35, 37. O bien, en caso de conflicto o debate: “Sepades que la
infanta donna Berenguella, mi tia, e la abbadesa del monesterio de Las Huelgas de Burgos me
dixieron... o me mostraron priuilegio del rey...”, u otras similares (DHB33, doc. 25, 30, 38, 39, 40,
41, 48).
56. DHB31, doc. 366, 367.
57. DHB31, doc. 509.
58. DHB31, doc. 409.
59. Así, en 1252, el merino del lugar de Villalonga no se define como del monasterio de las
Huelgas sino de la infanta (DHB31, doc. 418). En 1279 era el concejo de Barrio de Muñó, señorío
del monasterio, quien pedía a la infanta doña Berenguela que sellase en su lugar un compromiso
alcanzado con el concejo de Belbimbre (DHB32, doc. 598).
60. Ello explica que muchas ventas se dirijan desde 1264 en primer lugar a la infanta, y luego a la
abadesa, convento o monasterio (DHB32, doc. 537, 550, 553, 565, 566, 568, 604). Lo mismo sucede
en un momento de vacancia de la abadía en noviembre de 1253 (DHB31, doc. 443).
61. DHB32, doc. 605.
62. DHB31, doc. 381.
63. DHB31, doc. 354.
64. DHB31, doc. 527; DHB32, 589, 598. HRB, doc. 431.
65. DHB31, doc. 354, 520, 527; DHB32, doc. 543; DHB33, doc. 43. HRB, doc. 359.
66. DHB31, doc. 501.
67. DHB34, doc. 534.
68. DHB32, doc. 596.
69. Ver nota 7.
70. Beatriz, enterrada originalmente en las Huelgas de Burgos, fue trasladada a Sevilla a
instancias de Alfonso X (Manuel GONZÁLEZ JIMÉNEZ, Fernando III el Santo. El rey que marcó el
destino de España, Sevilla: Fundación José Manuel Lara, 2006, p. 149-150. Teresa LAGUNA PAÚL, “La
capilla de los Reyes de la primitiva Catedral de Santa María de Sevilla y las relaciones de la
Corona castellana con el cabildo hispalense en su etapa fundacional”, Maravillas de la España
medieval. Tesoro sagrado y monarquía, León: Junta de Castilla y León, 2001, 1, p. 235-249, en especial
p. 240-242). Se alude a ello en un documento posterior: “quando la infanta donna Berengella e la
infanta donna Costança fueron a Toledo por los vesos de la reyna donna Beatriz, que ganaron
carta del rey don Alfonso para el conçeio e los alcalldes de Burgos” (DHB34, doc. 242, p. 103); se
refiere aquí a un documento de 12 de abril de 1279 (DHB32, doc. 592). El 11 de noviembre de este
mismo año ya estaban en la catedral de Sevilla los restos de doña Beatriz, junto a los de su marido
Fernando III (Manuel GONZÁLEZ JIMÉNEZ (ed.), Diplomatario andaluz de Alfonso X, Sevilla: El Monte
Caja de Huelva y Sevilla, 1991, doc. 450). La noticia recogida por Castro y Lizoain de que hizo traer
de Santa María de Tordesillas los huesos de ciertos señores en 1290 (DHB33, doc. 65), se refiere en
realidad a la autorización concedida al obispo de Osma para extinguir el monasterio femenino
cisterciense de Tardesillas (Soria) y trasladar los huesos de sus fundadores a San Pedro de Soria
(Juan LOPERRÁEZ CORVALÁN, Descripción histórica del obispado de Osma, 3 t., Madrid: Imprenta
Real, 1788, 3, p. 222-224, doc. LXXXIV). Sobre la relación de Tardesillas y las Huelgas ver G.
BAURY, op. cit., p. 153.
71. Gerardo BOTO VARELA, “Aposentos de la memoria dinástica. Mudanza y estabilidad de los
panteones regios leoneses (1157-1230)”, Anuario de Estudios Medievales, 42/2, 2012, p. 535-565, ver
p. 555. Sobre Wamba, Pelayo, el Cid, Alfonso VIII y Fernando III puede verse Raquel ALONSO
ÁLVAREZ, “De Carlomagno al Cid: La memoria de Fernando III en la Capilla Real de Sevilla”, en
Fernando III y su tiempo. VIII Congreso de Estudios Medievales, León: Fundación Sánchez Albornoz,
2003, p. 471-488, ver p. 477-478. Sobre Wamba y el Cid ver también: Peter LINEHAN, Historia e
historiadores de la España medieval, Salamanca: Ediciones Universidad de Salamanca, 2011,
p. 483-486. La labor de Sancho IV se extendió a los de Alfonso VI en Sahagún, Alfonso VII y
Sancho III en la catedral de Toledo en 1289, los de Sancho III de Navarra y Sancho II de Castilla en
Oña hacia 1286, al de su padre Alfonso X en la catedral de Sevilla, ver Fernando GUTIÉRREZ
BAÑOS, Las empresas artísticas de Sancho IV, Valladolid: Junta de Castilla y León, 1997, p. 150-194.
No obstante, ya Alfonso X en 1255 había concedido al monasterio de Sahagún 300 maravedís
anuales “por que han de ffazer la eglesia pora meter hy el rey don Alffonso, que gano Toledo, que
yaze enterrado en el monasterio de Sant Ffagundo”: José Antonio FERNÁNDEZ FLÓREZ, Colección
diplomática del monasterio de Sahagún (857-1300), V (1200-1300), León: Centro de Estudios e
Investigación San Isidoro, 1994, doc. 1753.
72. Manuel GONZÁLEZ JIMÉNEZ, Alfonso X el Sabio, Barcelona: Ariel, 2004, p. 126.
73. DHB32, doc. 550, 553, 593.
74. Rodríguez dice que murió el 22 de agosto de 1280 según su inscripción sepulcral (A.
RODRÍGUEZ LÓPEZ, op. cit., 1, p. 162), pero el Martirologium, fol. 83v la sitúa el 22 de julio, sin año.
75. DHB33, doc. 50, 62.
76. Mercedes GAIBROIS DE BALLESTEROS, Historia del reinado de Sancho IV de Castilla, 3 t., Madrid:
Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1922, 1, p. 29, 187; 2, p. 137-138, 141.
77. En 1308 la infanta doña Isabel revocaba la concesión de una heredad del monasterio en favor
de su ama y devolvía una casa que tenía del monasterio (DHB34, doc. 215). En 1305 Fernando IV se
refiere a las raciones en el Hospital otorgadas por las infantas (DHB33, doc. 179).
78. M. GAIBROIS, op. cit., 1, p. 18, 80, 161; 2, p. 69, 362, 377, 393-395. Antonio SÁNCHEZ MOGUEL,
“Doña Blanca de Portugal”, Boletín de la Real Academia de la Historia, 23, 1893, p. 534-539. Félix
SAGREDO FERNÁNDEZ, Doña Blanca de Portugal (1259-1321): Señora del Real Monasterio de las Huelgas
de Burgos y de la Villa de Briviesca, Burgos: Universidad de Valladolid, 1973. José Luis IBARRA
ÁLVAREZ y Ana Isabel ORTEGA MARTÍNEZ, «La villa de Briviesca en la Baja Edad Media: datos y
reflexiones para su estudio», Boletín de la Institución Fernán González, 217, 1998, p. 321-352,
p. 328-333.
79. DHB33, doc. 103.
99. DHB36, doc. 14. Sobre los problemas administrativos originados en Sijena por la
administración de las infantas: R. SÁINZ DE LA MAZA, op. cit., p. XVII-XVIII. Los documentos que
se refieren a ello son muy numerosos.
100. El 8 de noviembre de 1335 Alfonso IV mandaba que no fuese a Sijena hasta que él lo
autorizase (R. SÁINZ DE LA MAZA, op. cit., doc. 815).
101. Las Cortes de Valladolid de 1325 y las de Alcalá de 1348 mandan que solo el rey tenga
encomienda en abadengo (José Luis SANTOS DÍEZ, La encomienda de monasterios en la Corona de
Castilla, Roma-Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1961, p. 141, 143-144.
102. A. RODRÍGUEZ LÓPEZ, op. cit., 1, p. 237-238, se refiere a dos documentos de 12 de diciembre
de 1335 y 12 de enero de 1336 que citan a la infanta Leonor como señora de las Huelgas, pero la
edición de Araceli Castro señala que la fecha correcta es 1325 y 1326 (DHB35, doc. 371, 374).
103. DHB37, doc. 280, 284, 285.
104. Manuel GARCÍA FERNÁNDEZ, “La infanta doña María”, p. 171-173. Id. , “Las relaciones
internacionales de Alfonso IV de Portugal y Alfonso XI de Castilla en Andalucía: la participación
portuguesa en la Gran Batalla del Estrecho, 1325-1350”, en Manuel GARCÍA FERNÁNDEZ, Portugal,
Aragón, Castilla. Alianzas dinásticas y relaciones diplomáticas (1297-1357), Sevilla: Universidad, 2008,
p. 175-194, ver p. 182, 184. Id., “La política internacional de Portugal y Castilla en el umbral de la
Baja Edad Media. Nuevas reflexiones sobre los viejos sistemas de alianzas dinásticas peninsulares
(1279-1357)”, en ibid., p. 109-137, ver p. 130.
105. R. WALKER, art. cit. p. 359-362, 367.
106. Carlos Manuel REGLERO DE LA FUENTE, “Omnia totius regni sui monasteria: la Historia
Legionense, llamada Silense y los monasterios de las infantas”, e-Spania [En ligne], 14 | décembre
2012, mis en ligne le 13 septembre 2012, consulté le 07 octobre 2014. URL : http://e-
spania.revues.org/21775; DOI: 10.4000/e-spania.21775, § 50-52.
107. Así, en el caso de Belbimbre, la dotación inicial de Covarrubias se refiere a una heredad en
un lugar sito en territorio del alfoz de Belbimbre, no al lugar como en las Huelgas. Por otro lado
Covarrubias sí que contaba con heredades en Belbimbre en los siglos XIII-XV (Luciano SERRANO,
Cartulario del Infantado de Covarrubias, Valladolid: Sever Cuesta, 1907, doc. 7, p. 16; doc. 52, p. 94;
doc. 298, p. 334).
108. Julia MONTENEGRO y Arcadio del CASTILLO, “Las viudas consagradas en la Iglesia occidental
y su pervivencia en la Península Ibérica: un ejemplo de continuidad”, Stvdia monastica, 53 (2),
2011, p. 335-361.
109. G. BAURY, op. cit., p. 143-145, 152-157, 175-176.
110. Patrick HENRIET, “Deo votas. L’Infantado et la fonction des infantes dans la Castille et le León
des Xe-XIIe siècles”, en Patrick HENRIET et Anne-Marie LEGRAS (èd.), Au cloître et dans le monde.
Femmes, hommes et sociétés (IXe-XVe siècle), Paris: PUPS, 2000, p. 189-203, p. 202-203.
111. DHB31, doc. 501.
112. DHB39, doc. 396.
113. DHB39, doc. 389.
114. J. A. FERNÁNDEZ FLÓREZ, op. cit., doc. 1576, 1754. Manuel GONZÁLEZ JIMÉNEZ y María
Antonia CARMONA RUIZ, Documentación e itinerario de Alfonso X el Sabio, Sevilla: Secretariado de
Publicaciones de la Universidad de Sevilla, 2012, doc. 2641.
115. Como meros ejemplos podemos citar los documentos otorgados por Fernando II de Léon a
San Pedro de Montes en noviembre 1162 tomándolo bajo su tutela “sicuti domun regia” (Julio
GONZÁLEZ, Regesta de Fernando II, Madrid: Instituto Jerónimo Zurita, 1943, p. 372), o a Santa
Comba de Naves en febrero de 1185, en que lo recibe bajo su encomienda y defensa (Ibid., p. 500).
Del mismo modo Berenguela recibía a San Pedro de Eslonza “sub mea tutela protectione” en 1197
(Julio GONZÁLEZ, Alfonso IX, 2 t., Madrid: Instituto Jerónimo Zurita, 1944, 2, doc. 110). Fernando III
recibió bajo la “defensio” regia a San Pedro de las Dueñas (Julio GONZÁLEZ, Fernando III, 2, doc. 57)
y a Santa Cruz de Valcárcel en 1219 (Ibid., doc. 63), bajo su custodia y protección al monasterio de
Valdediós en 1231 (Ibid., doc. 285), su protección y defensa a San Pelayo de Oviedo en 1232 (Ibid.,
doc. 461), la defensa y protección regia a Santo Domingo de Silos en 1233 (Ibid., 3, doc. 502), su
encomienda y defendimiento a San Pedro de Montes en 1252 (Ibid., doc. 836). Alfonso VIII
liberaba en 1175 a San Isidro de Dueñas de la mampuesta de Dueñas, de forma que solo quedase
bajo la mampuesta del rey (Carlos Manuel REGLERO DE LA FUENTE, El monasterio de San Isidro de
Dueñas en la Edad Media: un priorato cluniacense hispano (911-1478). Estudio y colección documental,
León: Centro de Estudios e Investigación ‘San Isidoro’, 2005, doc. 67).
RESÚMENES
El gobierno del monasterio cisterciense de Santa María la Real de las Huelgas de Burgos, fundado
por Alfonso VIII de Castilla y Leonor, fue compartido hasta mediados del siglo XIV por la abadesa
y una infanta de la familia real que profesaba como monja. Esta ejercía las funciones propias del
patronato regio desde el propio claustro. Tras una etapa de gestación en tiempos de la reina
Berenguela y la infanta Constanza de Castilla, el poder de las “señoras de las Huelgas” alcanzó su
culmen con Berenguela, hija de Fernando III, y continuó con Blanca de Portugal. Fueron las
intermediarias privilegiadas con los reyes y otros poderes externos al monasterio, protegiéndolo
y defendiéndolo. Sin embargo, su actuación gravó la economía del monasterio, contrayendo
deudas y enajenando propiedades. Ello facilitó que a partir de 1335 Alfonso XI ejerciese
directamente el patronato del monasterio.
Le monastère Santa María la Real de las Huelgas de Burgos, fondé par Alphonse VIII de Castille et
Leonor, fut gouverné jusqu’au milieu du XIVe siècle par l’abbesse et une infante de la famille
royale qui y avait prononcé ses vœux. Celle-ci exerçait un patronage royal depuis le monastère
lui-même. Après une première étape initiale avec la reine Bérengère et Constance de Castille, le
pouvoir des ‘seigneures des Huelgas” atteint son apogée avec Bérengère, fille de Ferdinand III, et
Blanche de Portugal, qui furent les intermédiaires privilégiées entre les rois et les pouvoirs
extérieurs au monastère en matière de protection et de défense. Leur action eut toutefois de
graves répercutions économiques – dettes et expropriations –, ce qui conduisit, à partir de 1335, à
l’intervention directe du roi Alphonse XI.
ÍNDICE
Palabras claves: monasterio, Burgos, Patronato, Infanta, Cister, Rey, Castilla
Mots-clés: monastère, Burgos, patronage, infante, ordre cistercien, roi, Castille
AUTOR
CARLOS M. REGLERO DE LA FUENTE
Universidad de Valladolid, Researcher ID: D-6601-2016