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El convento de Santa Mónica de Zaragoza

desde su fundación hasta el siglo XIX

Ricardo PANIAGUA, OSA


Colegio San Agustín
Zaragoza

I. Introducción.

II. Origen y fundación de Santa Mónica de Zaragoza.

III. La vida comunitaria en la nueva casa religiosa.

IV. El convento de Santa Mónica durante los Sitios de Zaragoza.

V. Santa Mónica después de la Guerra de la Independencia hasta la


desamortización.

VI. Santa Mónica desde 1852 hasta comienzos del siglo XX.

VII. Conclusión.
I. INTRODUCCIÓN

El convento de agustinas de Santa Mónica de Zaragoza era uno de los


más de 12 conventos femeninos que había en la ciudad hasta la desamortización,
y él único de los cinco agustinos que ha llegado hasta nuestros días, estando
habitado actualmente por una comunidad de monjas. Los otros cuatro eran:
S. Agustín, Sto. Tomás de Villanueva, Agustinos del Portillo y S. Nicolás de
Tolentino, los dos últimos pertenecientes a la rama de agustinos recoletos.

A finales del siglo XVII el P. Fr. Antonio Claver, miembro de la comunidad


de San Agustín de Zaragoza, fue encargado de escribir una historia de los
agustinos del Reino de Aragón; en el manuscrito conservado, la mayor extensión
corresponde a San Agustín, pero también recoge algunas informaciones de Sto.
Tomás de Villanueva, Santa Mónica y algunas otras casas agustinas aragonesas.
Las noticias recopiladas por él fueron enviadas al agustino valenciano Fr. Jaime
Jordán, que estaba preparando una gran obra con el título Historia de la Provincia
de la Corona de Aragón de la Orden de San Agustín, que se publicará a
principios del siglo XVIII y que contiene la historia de los conventos de Aragón,
Cataluña, Valencia y Baleares. Tanto el P. Claver, como Fr. Jaime Jordán, nos
facilitan las crónicas más antiguas que tenemos sobre la fundación y el origen
del convento de Santa Mónica.

Otras fuentes documentales primarias son los libros de cuentas del convento
que se conservan en el Archivo Histórico Nacional. En este archivo hay 6
libros; unos de recibo y gasto, inmuebles, censos y campos que poseía la casa
religiosa. Aunque todos son de temática económica, nos facilitan algunos datos
de personas y cargos, así como de la alimentación y otros aspectos de la vida
cotidiana1.

Por último, en el convento de Santa Mónica se conserva un libro de admisiones


y una relación de monjas difuntas entre 1801 y 1909. En las admisiones se

1
Archivo Histórico Nacional (AHN). Libro de treudos y alfardas… A. 1697. Sign.
18.808; Libro de treudos, censos, casas y campos… de 1731. Sign. 18.811; Libro de rentas…
1712. Sign. 18.810; Libro del gasto… de 1814 a 1837. Sign. 18.912; Libro de recibo… de
1814 a 1837. Sign. 18.813; - Libro de gasto… 1647 – 1679. Sign. 18.809.
EL CONVENTO DE SANTA MÓNICA DE ZARAGOZA… 349

indican los padres de la aspirante, el pueblo y la parroquia donde fue bautizada,


así como la dote con que entra en el convento. También existe uno llamado
“Libro de elecciones y nombramientos para oficios de la comunidad de
Santa Mónica de Zaragoza, desde 1861”. Como hemos comentado, los libros
antiguos y de cuentas no están en la casa y debieron ser requisados durante la
ocupación francesa de la ciudad y en la desamortización española, hasta llegar al
Archivo Histórico Nacional.

Los manuscritos originales del convento de San Agustín se encuentran en el


Archivo de la Provincia de Castilla, donde también se ofrecen diversos apuntes
interesantes referidos a Santa Mónica.

II. ORIGEN Y FUNDACIÓN DE SANTA MÓNICA DE ZARAGOZA

Según narra Fr. Antonio Claver y confirma el libro de gasto de 1647 –


1679, del convento de Santa Mónica, la fundación se produjo el 21 de noviembre de
1647, y para su implantación en Zaragoza vinieron 4 religiosas de otras casas
agustinas, en concreto de Mirambel y Morella. Sor Magdalena Serret llegó
como priora y Sor Luisa Colás, supriora, ambas de Mirambel; de Morella,
procedía Sor Damiana Aldovera, como portera, y su hermana Sor Agustina de
procuradora; poco después, llegará del mismo convento la madre Sor Cecilia
Vals, como maestra de novicias2. Las cinco religiosas son consideradas las
fundadoras. En ese momento, el nuevo convento formaba parte de la provincia
agustiniana de la Corona de Aragón, constituida por cuatro territorios: Valencia,
Cataluña, Aragón y Baleares; contando a mediados del siglo XVII con 54
casas masculinas y 8 femeninas, 7 de estos últimos eran de la parcialidad de
Valencia y uno de Aragón, que era el de Mirambel.

Las informaciones que ofrece el P. Claver, tanto de la fundación como de


la trayectoria histórica de la nueva comunidad, son muy escasas; lo mismo
sucede con las que hay en la obra del P. Jordán, donde se recopilan las crónicas
ofrecidas por el P. Claver, añadiendo algunas más sobre la biografía de las
primeras religiosas. Así, afirma que Sor Magdalena Serret era natural de la villa

2
CLAVER, A., Noticias historiales del conbento de Nuestro Padre San Agustín de Çazagoza y
de los demás del Reyno de Aragón. 1695. Edición de J. L. Santiago, Ed. Revista Agustiniana,
Madrid 2000, p. 229. El P. Claver dedica un pequeño capítulo de una hoja al convento de Santa
Mónica de Zaragoza.
El Libro de gasto del convento de Santa Mónica… 1647 – 1679, AHN. Sign. 18.809, fol. 2 r
y ss. Comienza el libro de cuentas diciendo que se hacen los primeros apuntes de gastos desde
el día 24 al 31 de diciembre de 1647, siendo priora Sor Magdalena Serret.
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de Cantavieja y tomó el hábito en Santa Catalina de Mirambel, profesando el


9 de abril de 1607. Desde Valencia fue llamada para restaurar y fortalecer la
vida conventual en Rubielos en 1624, y años más tarde llegará a Zaragoza,
donde fue la primera priora, admirada por su humildad, trato afable, oración
y penitencia. Una vez asentada la nueva comunidad, regresó a Mirambel
donde murió hacia 16643.

La segunda biografía que ofrece el P. Jordán es la de Sor Felicia (Luisa)


Colás. Era natural de Fortanete, en la provincia de Teruel, y entró en religión
el 10 de marzo de 1611 en Morella. Al llegar a Zaragoza con las pioneras, fue
nombrada supriora y después pasó a priora, gobernando muchos años con
gran prudencia, al decir de los autores antiguos, y murió en Zaragoza en
1673. A continuación, hace una larga descripción de la biografía de dos hermanas
que llegaron con las primeras y que son Sor Agustina y Sor Damiana Aldovera.
Eran valencianas y habían nacido en Ortells, en el obispado de Tortosa,
siendo de familia noble, ya que su padre era el Señor de Ortells y su madre
de la Casa de de los Erbés. Tanto la localidad de Ortells, como Erbés, son dos
poblaciones cercanas a Morella y en ellas sus progenitores eran familias
principales, posiblemente de la nobleza rural de la zona. Entraron juntas en
el convento de Morella, donde profesaron el 2 de octubre de 1639. Su vida
ejemplar hizo que fueran requeridas para la instauración de la casa de Zaragoza,
poniendo la renta que habían recibido de sus padres a disposición de la nueva
fundación. Ambas tuvieron diversos cargos, como priora, supriora, portera y
procuradora hasta su muerte, cuyas fechas ignora el P. Jordán4.

Sigue diciendo el P. Claver, que llegaron a Zaragoza estas religiosas


acompañadas del P. Maestro Fr. Juan de Urraca y Fr. Jerónimo Alcomeche,
que les enseñaron la ciudad y les presentaron a las autoridades religiosas y
civiles5. El año de su llegada fue 1647 y ejercía el priorato del convento de
San Agustín de Zaragoza el prestigioso religioso Fr. Jerónimo Marta, que fue
sustituido al año siguiente por Fr. Juan de Urraca. Por las informaciones de
las actas capitulares de la provincia aragonesa, sabemos que Fr. Juan de Urraca
ocupó tres veces el cargo de prior del convento de S. Agustín, además de otros
puestos importantes de la provincia. Había nacido en Cariñena y era hijo de Juan
Urraca y Juana Galindo, profesando en Zaragoza el día 2 de junio de 1609. Cuenta
el P. Claver, que fue nombrado prior de Zaragoza el año 1632, y también dice de

3
JORDÁN, J., Historia de la Provincia de la Corona de Aragón de la Sagrada. Orden de
los Ermitaños de nuestro P. S. Agustín…, T. III, P.II, p. 222.
4
Ibíd., T. III, P. II, p. 223.
5
CLAVER, A., o. c., p. 230. Dice el texto del padre Claver: “Fuéronlas a buscar el Padre
Maestro Fr. Juan de Urraca y el Padre Maestro Fr. Jerónimo Alcomeche, rector perpetuo del
colegio de Zaragoza”.
EL CONVENTO DE SANTA MÓNICA DE ZARAGOZA… 351

él que era calificador del Santo Oficio6. Presidió el capítulo privado de 1641 y se
dice que murió de un pesar el 2 de junio de 16507.

El segundo agustino que llegó con las primeras agustinas fue Fr. Jerónimo
Alcomeche, religioso renombrado en la ciudad, que ese año ejercía como rector
perpetuo del colegio de Santo Tomás de Villanueva, por nombramiento del
Papa Urbano VIII, después de la muerte de su hermano y promotor del colegio,
Fr. Pedro Alcomeche. Fr. Jerónimo había profesado el 9 de enero de 1609 y a la
muerte de su hermano, fue elegido rector de Santo Tomás de Villanueva. Murió el
año 1648, mientras asistía al capítulo provincial en Castellón de la Plana8.

Uno de esos capítulos “privados” tuvo lugar en 1645, en Zaragoza, donde


fue nombrado provincial Fr. Bartolomé Foncalda, aunque no asistieron los
catalanes debido a la guerra. Teniendo en cuenta la fecha de la creación del
convento de Santa Mónica, es muy probable que el nuevo provincial, aunque
solo gobernaba en Valencia y Aragón, influyera en la decisión de erigir el nuevo
cenobio femenino y diera los permisos necesarios. La afirmación se puede
avalar por la trayectoria posterior de este insigne agustino, ya que años después,
desde su puesto de obispo de Jaca, ayudará con dinero a la construcción de la
iglesia del nuevo convento, amén de que la fundación sólo podía ser aprobada por
la autoridad mayor, que era el capítulo o el prior provincial de ese tiempo, a
la sazón el P. Foncalda.

El convento de Mirabel fue un semillero y casa madre de numerosos cenobios.


Después de su fundación el 15 de abril de 1564, con religiosas procedentes
de Valencia, se hizo célebre y centro de atracción de muchas vocaciones. La fama
de Mirambel pronto dio sus frutos y hubo la oportunidad de que saliesen
algunas religiosas para diferentes puntos de España. Morella fue la primera
casa y a ella le sucedieron Rubielos en 1625 y San Mateo en 1630, localidades del
Maestrazgo. Las tres primeras eran poblaciones pequeñas, relativamente cercanas
a Mirambel; el cuarto destino fue Zaragoza, nada menos que la capital del
reino de Aragón.

Los agustinos de Aragón que formaban la parcialidad aragonesa, dentro


de llamada provincia de la Corona de Aragón, solo tenía el convento femenino
en Mirambel, y era normal que aspirasen a crear uno en Zaragoza. De todos
modos, queda saber quién o quiénes fueron los que decidieron la nueva fundación.
Los textos antiguos llaman a las primeras monjas “madres fundadoras”, en el

6
CLAVER, A., o. c., pp. 101, 139, 141, 146, 154, 156, 230
7
Ibíd., p. 101.
8
Ibíd., p. 101.
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sentido de ser las primeras que llegaron; sin embargo. En este caso no se habla
de algún patrón que directamente o mediante una herencia ofreciera los medios
económicos, como sucedió con el colegio de Santo Tomás de Villanueva en
estos años. Aquí, fue el convento de San Agustín, con el apoyo explícito de los
principales conventos aragoneses, quienes aprobaron la instalación de un convento
femenino en Zaragoza, aportando para ello los fondos para la construcción,
aunque como veremos más adelante, algunos se mostraron remisos a la hora
de pagar los gastos.

Figura nº 1: Iglesia de Santa Mónica y convento adosado


a la misma antes de la reforma de los años 1970.

Resueltas las gestiones legales de los permisos, era preciso resolver el


tema económico y la búsqueda de los medios materiales para sufragar los gastos
de la construcción del edificio. Cedido el solar, faltaba el dinero para comenzar
las obras del inmueble, que hubo de conseguirse mediante un préstamo o censo.
La información sobre los préstamos necesarios nos lo da el capítulo
intermedio de la Provincia de Aragón de 1673, celebrado en Belchite, donde
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se aprueba en la disposición quinta lo siguiente: “por cuanto cuando se fundó


el convento de religiosas de N. M. Santa Mónica de la ciudad de Zaragoza se
tomaron a censo tres mil quinientas libras y al pago de la propiedad y del
rédito se obligaron los conventos de San Agustín de Zaragoza, Ntra. Sra. de
Loreto de Huesca y el de San Sebastián de Épila, y de muchos años a esta parte,
el rédito, que es 175 libras sólo lo paga el convento de Zaragoza; declara el
M. R. Definitorio que, de hoy en adelante y hasta que la propiedad del censo
pedido se recobre, pague dicho rédito el convento de Loreto 50 libras, el de
S. Sebastián otras 50 y el de Zaragoza las 75 restantes”9. Las tres casas religiosas
eran las más importantes y con más posibilidades de solicitar el préstamo.

Por los libros de cuentas de San Agustín sabemos que una parte de las
3.500 libras se había conseguido mediante un préstamo de 2.000 libras, que
se pidió al capítulo del Pilar, para las obras del convento de Santa Mónica, y
que se luyó o amortizó dicho préstamo. En el cabreo de 1666 de San Agustín, se
informa que para amortizar este censo se usaron 2.000 libras de la venta de
una hacienda que poseía el convento en Utebo10.

En otra comunicación del 3 de febrero de 1693 se dice que se habían pagado


315 libras, que eran una parte de un censo de 1.575 libras de propiedad, que
pagaba el convento a las monjas de Jerusalén, por otro censal para levantar Santa
Mónica. Parece claro que el censo de 3.500 libras se solicitó a dos instituciones
religiosas importantes, como era el capítulo del Pilar, que prestó 2.000, y las
monjas de Jerusalén, que dieron 1.575 libras.

Para hablar de los primeros pasos de la comunidad religiosa, hemos


recurrido al primer manuscrito de gasto de Santa Mónica, que comprende
desde 1647 a 1679 y recoge los apuntes de las compras de estos primeros años11.
Se cita la pitanza, vino, trigo, carbón y otros gastos del mantenimiento habitual y
presenta las cuentas la priora, Madre Sor Magdalena Serret. En diciembre de
1648 se recoge un gasto personal, que es la compra del vestuario para la priora,
subpriora, y para Sor Cecilia y Sor Agustina, cuyo importe fue de 25 libras12.

9
FERNÁNDEZ, Q., “Capítulos de la Provincia de la Corona de Aragón. Los del último
cuarto del seiscientos (1674 – 1699)”, en Archivo Agustiniano (Valladolid), 66 (1982) 298 y ss.
10
Archivo Provincia Agustiniana Castilla (APAC), Libro Cabreo 1666 (del convento de
San Agustín), fol. 357. Se indica en este cabreo de propiedades, que la hacienda de Utebo se
había comprado con 2.000 de las 6000 libras que dieron los condes de Almonacid por el
patronato de la capilla mayor de la Iglesia.
11
AHN, Libro de Gasto… 1647 – 1679. Sig. 18.809, f. 2 r.
12
Ibíd., f. 4 v.
354 RICARDO PANIAGUA

III. LA VIDA COMUNITARIA EN LA NUEVA CASA RELIGIOSA

La comunidad agustina recibió la primera visita del provincial de la Corona


de Aragón Fr. Tomás Figuerola, el 15 de enero de 1649. Había sido nombrado
en el capítulo provincial de 1648 celebrado en Castellón de la Plana, y efectuará
la segunda en diciembre de 1649 y la tercera en noviembre de 165013.

Desde 1641 a 1655, los capítulos de la Provincia de Aragón no pudieron


reunirse con normalidad, y por ello apenas hemos encontrado referencias en
las actas capitulares. El primer dato se aparece en 1651, en que se reunió un
capítulo privado sólo para los conventos aragoneses, donde se cita entre los
nombramientos capitulares el de Fr. Gaspar Gan, como vicario de las monjas
del convento de Zaragoza14. Por otras referencias del P. Claver, sabemos que Fr.
Gaspar Gan procedía de la familia principal zaragozana de los Ganes, y había
estado antes como vicario en Mirambel, viniendo desde allí a Zaragoza con las
agustinas. Además de su cargo de vicario, había ejercido siete años como prior
en el convento de Belchite, muriendo a causa de la peste de 165215.

Algunos gastos curiosos de estos primeros años que se recogen en el libro


de gasto son: la música que se pagó para la festividad de Santa Mónica en 1649
y la compra que se hizo de 8 gallinas y un gallo para la celebrar la fiesta; los
pagos por matar los lechones que se criaban y por comprar nuevos lechones
en 1653; también es curioso el gasto hecho para adquirir unas cuerdas para el
arpa de la casa16. En diciembre de 1651, se anota en el manuscrito la entrega
o propina de 5 libras que se da a cada una de las 15 religiosas de coro que
había esas Navidades. Por este dato podemos conocer el número de profesas
del convento de Santa Mónica. En 1653 se alcanza de cifra de 25 profesas de
coro y en 1657 serán 40 religiosas17. Estos datos suponen una entrada anual
media de 4 candidatas, muy parecida a la que había en San Agustín.

Respecto del gran número de aspirantes que tuvo la nueva casa, se dispuso
en el capítulo intermedio de 1664, en el punto 10, lo siguiente: “Determinó el
muy Rdo. Definitorio que en el convento de Ntra. M. S. Mónica de la ciudad
de Zaragoza no se pueda admitir más que cuarenta religiosas de coro y ocho

13
AHN, Libro de Gasto… 1647 – 1679, ff. 5r y ss.
14
FERNÁNDEZ, Q., “Capítulos de la Provincia de la Corona de Aragón del siglo XVII.
Los celebrados durante la rebelión de Cataluña (1641 – 1651)”, en Archivo Agustiniano
(Valladolid), 63 (1979) 176.
15
CLAVER, A., o. c., pp. 104 – 105.
16
AHN, Libro de gasto… 1647 – 1679, ff. 6 v, 18 r, 23 r, y 77v.
17
Ibíd.,, ff. 50 v y ss. En enero de 1657 se habla del gasto de la pitanza (alimento) de 40
religiosas.
EL CONVENTO DE SANTA MÓNICA DE ZARAGOZA… 355

de obediencia, y, estando completo el número, se haya de esperar vacante


para admitir otra”18. En esta disposición capitular se pone en evidencia que
la afluencia de candidatas a la vida religiosa era muy grande. También en ese
mismo capítulo el Definitorio acusó recibo de la patente presentada por la
madre Sor Bernarda Aguarón, por la cual el Rdmo. P. General la dispensaba
de voz pasiva para todos los oficios en Santa Mónica19.

Figura nº 2: Fachada del convento de Santa Mónica hasta 1970.

Siguiendo las actas de los capítulos provinciales de la segunda mitad del


siglo XVII y los conservados del XVIII, es habitual que aparezcan entre los
nombramientos el de vicario o capellán de Santa Mónica de Zaragoza. Ya
hemos dicho que el primero citado es Fr. Gaspar Gan, que fue nombrado en
1651. En el capítulo provincial de 1663 celebrado en Épila, se aprueba en la
disposición quinta que “…todos los priores de los conventos que corresponden
con alguna pensión a las religiosas de nuestra madre Santa Mónica, de Zaragoza,
que paguen las que les deben, con prevención que, si dentro de dos meses de

18
FERNÁNDEZ, Q., “Capítulos de la Provincia de la Corona de Aragón. Los de la
Tercera Etapa de la alternativa (1653 – 1672)”, en Archivo Agustiniano (Valladolid) 65
(1981) 171.
19
Ibid., p. 171.
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la notificación de ésta no lo hicieren, sean privados de sus oficios”20. En ese


capítulo fue nombrado vicario Fr. Miguel Belenguer.

La entrada de novicias en el nuevo convento se celebraba con una fiesta


especial; por ejemplo, se puede calificar de persona importante la llegada al
claustro de Sor Ángela Virto, ya que en el libro de gasto se dice que en su
profesión, en junio de 1652, se pagó una comida singular cuyo valor fue de
10 libras, cantidad muy alta para aquella época21. También se relata la comida
que pagó el día de su profesión Sor Mariana Pérez de Calatayud, que fue de
seis libras22.

En el libro de gasto se alude con frecuencia al dinero que se daba a


diversas religiosas que habían recibido un violario de sus padres o tutores al
entrar en el claustro. El violario era la cantidad que dejaban los padres a un
hijo que tomaba los hábitos y consistía en otorgar una renta a cuenta de las
propiedades que le corresponderían como herencia. En el manuscrito citado se
recoge los reembolsos del violario a las siguientes religiosas: Sor Magdalena
Guiu por los alimentos que el convento debe pagarle, 50 libras; Sor Jacinta
Acedo del violario de 1677 se le da 30 libras; Sor Catalina Torres por el año
1677 se entregan 5 libras; Sor Antonia Lynes 5 libras y la citada Sor Jerónima
Virto 5 libras23.

En ese mes de junio de 1655 se hace referencia a la muerte de una


religiosa llamada Sor Gracia Pérez, que seguramente sería una de las
primeras fallecidas en la nueva casa. En ese momento se recoge los gastos de
la compra del ataúd, de la apertura de la sepultura y la limosna que se dio al
sacristán para decir cien misas por el alma de Sor Gracia24. El 22 de marzo
de 1669 pasó el provincial Fr. Ginés Silvestre, y se ha escrito en el libro de gasto
que desde esa visita se dejó de dar vino a la comunidad25.

En el capítulo de 1672, que tuvo lugar en Épila, se aprueba una disposición


muy curiosa: “Manda el M.R. Definitorio que en el convento de Santa Mónica,
de la ciudad de Zaragoza, las señoras religiosas que han sido prioras, gocen
de las mismas exenciones que tienen las que han sido prioras de los demás

20
FERNÁNDEZ, Q., “Capítulos de la Provincia de la Corona de Aragón. Los de la Tercera
Etapa de la alternativa (1653 – 1672)”, en Archivo Agustiniano (Valladolid), 65 (1981) 160 y
168.
21
AHN. Libro de Gasto… 1647 – 1679, f. 20r.
22
Ibíd., f. 201r.
23
Ibíd., ff. 201 r y v.
24
AHN. Libro de Gasto… 1647 – 1679, f. 37r.
25
Ibíd., f. 13 r.
EL CONVENTO DE SANTA MÓNICA DE ZARAGOZA… 357

conventos de la Provincia, cuya ejecución se encarga a la prudencia de


N.M.R.P. Provincial”26. El vicario nombrado ese año fue Fr. José Calvo.

Figura nº 3: Altar mayor de la iglesia de Santa Mónica dedicado a la santa

En el capítulo intermedio de 1685 ordena en el punto 19 el M. R.


Definitorio que a las religiosas de Santa Mónica de Zaragoza que por su
antigüedad entran en la consulta las llamen Madres, aunque no hayan sido
prioras27. De nuevo en el capítulo provincial de 1687 se vuelve a hablar del
pago de los réditos de los censos pedidos para la fundación de Santa Mónica
en estos términos en el punto nº 14: “Manda el M. R. Definitorio que los
conventos de Loreto y San Sebastián de Épila acudan al convento de Zaragoza

26
FERNÁNDEZ, Q., “Capítulos de la Provincia de la Corona de Aragón. Los de la
Tercera Etapa de la alternativa (1653 – 1672)”, en Archivo Agustiniano (Valladolid), 65
(1981) 207.
27
Ibíd., f. 322.
358 RICARDO PANIAGUA

con cincuenta libras cada uno, para el pago del censal del Pilar, por cuanto
consta que están obligados dichos conventos a este pago. Y si resistiesen, tengan
privación de oficio los priores de dichos conventos. Y se suplica a N.M.R. P.
Provincial lo mande ejecutar”28.
En 1705 entró como residente seglar la viuda del cronista de Aragón Don
José Lupercio Panzano, Dña. Catalina Taberner. El hermano de su marido
fue Fr. Diego Panzano, religioso muy distinguido del convento de San Agustín y
gran predicador. Dicha viuda firmó en 1715 un codicilo al testamento que
habían hecho los cónyuges para dejar a San Agustín todas las propiedades,
con la obligación de que ellos sufragaran los gastos de su estancia en Santa
Mónica. En la escritura de donación de 1722 recoge el contenido del testamento y
del codicilo, ratificando la cesión de todos sus bienes. Sobre su estancia en el
convento afirma lo siguiente: “Por cuanto, poco después de la muerte de mi
marido, me retiré al convento de Santa Mónica, donde hace 17 años resido
en el estado y hábito de seglar… donde con permiso del P. Provincial se permite
abrir una tribuna para oír las misas de la iglesia del convento…Y por cuanto
habiendo conseguido dicha en este retiro…deseo transferir todos mis bienes
al convento de San Agustín con las limitaciones abajo expresadas”29.
Desde el capítulo intermedio de 1700 hasta el de 1758, aunque con la
ausencia de algunos capítulos, sólo hay referencias a Santa Mónica para dar
el nombre del vicario que es elegido para esa casa, por ejemplo el primer nombre
es Fr. Agustín Saldaña en 1711. La priora hacia 1725 era la Madre Sor
Manuela Usón, como se desprende de una entrega de dinero que se hizo al
convento de San Lamberto30. También está recogido el nombre de la priora
Sor Magdalena Rocafull en el título del manuscrito titulado “treudos, censos
y casas… 1731”. Desde 1739 a 1741 estuvo de vicario Fr. Sebastián García;
en 1742 Fr. Pedro Roig; en 1744 y 1745 Fr. José Rutia. Desde 1747 hasta
1758 se mantendrá en el puesto de vicario de Santa Mónica Fr. Nicolás Paris.
Desde este último año hasta 1786 no tenemos actas capitulares y tampoco
otro tipo de información sobre Santa Mónica.

IV. EL CONVENTO DE SANTA MÓNICA DURANTE LOS SITIOS


DE ZARAGOZA
Como toda la ciudad de Zaragoza y gran parte de las iglesias y conventos,
Santa Mónica sufrirá los estragos y destrucciones de los Dos Sitios que padeció

28
Ibíd., f. 330.
29
Archivo Notarial de Zaragoza (ANZ). Don Isidoro Andrés, notario del número de
Zaragoza, año 1722, ff. 270v a 274v.
30
AHN, Memoria de treudos… de Santa Mónica. Año 1697, f. 15r.
EL CONVENTO DE SANTA MÓNICA DE ZARAGOZA… 359

la ciudad. En el Libro de Gasto del convento de religiosas que comienza en


1814, se ofrece una versión general de los mismos acontecimientos de la guerra,
aunque con algunas informaciones propias que recogemos a continuación31.
Se comenta que en el primer sitio que el hermano de obediencia agustino Fr.
Ignacio de Santa Romana se enfrentó a los franceses desde la casa de Suelves,
cerca de la Magdalena y disparó un fusil y mató al comandante francés y
después al tambor y así hasta siete franceses, lo cual animó a los paisanos
que expulsaron a los franceses. Cuenta el texto del libro de gasto que en este
primer sitio las religiosas agustinas no desampararon su convento y recogieron a
las capuchinas hasta que arreglaron el suyo32.

En el segundo sitio las 21 religiosas pasaron al convento de San Agustín


y allí estuvieron hasta que los franceses se apoderaron de él; entonces, se
repartieron por varias casas de Zaragoza. Explica el texto que murieron en los
sitios 7 monjas cuyos nombres son éstos: Sor Juana Gomis, Francisca Puértolas,
Nicolasa Nocito, Ana María Leita, Joaquina y Teresa.

Siguiendo al cronista zaragozano F. Casamayor, sabemos que en el segundo


sitio de Zaragoza los franceses rodearon la ciudad y centraron el asalto definitivo
por el barrio de San Agustín, y el convento de Santa Mónica y toda la zona
se va a convertir en un lugar de fuerte enfrentamiento entre los franceses y los
defensores, con las consabidas destrucciones de esas luchas. Dice Casamayor,
que el 16 de enero de 1809 ya se procedió a preparar la defensa de la zona, y
para ello, “se colocaron algunos cañones en la iglesia de San Agustín, detrás
de su altar mayor, frente al convento de S. José, en lo alto de las Mónicas, y
se les hizo un fuego muy vivo, no siéndolo menos el suyo...”33. Justamente,
los asaltantes habían ocupado el convento carmelita de San José que estaba al otro
lado del río Huerva, enfrente a los agustinos, y desde allí disparaban sus cañones
sobre la muralla y el ábside de la iglesia de San Agustín. Sigue describiendo el
ataque francés a los conventos agustinos el día 30 de enero con estas palabras:
“No cesó el toque de generala desde muy de mañana, por el ataque general con
que acometieron los enemigos, especialmente por las mónicas y San Agustín...,
habiendo abierto brecha en la pared de atrás del altar mayor e introduciéndose en
la Iglesia”34. Unos días antes, tanto las monjas de Santa Mónica, como los
agustinos abandonaron el edificio y se refugiaron en la iglesia del Pilar, que
fue lugar de acogida de muchos zaragozanos.

31
AHN, Libro de Gasto… desde 1814 a 1837, ff. 2r a 3r.
32
Ibíd., f. 2v.
33
CASAMAYOR, F., Los Sitios de Zaragoza. .Diario de Casamayor, con prólogo y
notas de J. Valenzuela de la Rosa, Zaragoza 1908, p. 200.
34
CASAMAYOR, F., Los Sitios de Zaragoza. .Diario de Casamayor, con prólogo y
notas de J. Valenzuela de la Rosa, Zaragoza 1908, p. 210.
360 RICARDO PANIAGUA

También tenemos la versión de un cronista francés como es L.F. Lejeune,


que comenta los hechos con estas palabras: “los reiterados asaltos que dimos
a los agustinos y Santa Mónica durante estos días eran cada vez rechazados
con mayor encarnizamiento, hiriéndonos mucha gente, lanzando contra nosotros
una gran cantidad de granadas. En este punto el cuerpo de ingenieros perdió
en dos días 6 oficiales y 38 soldados”, y continúa: “La explosión de uno de
nuestros petardos provocó, el 30 de enero, una apertura poco practicable en
el convento de Santa Mónica. Sin embargo, el teniente de ingenieros Morlet, a la
cabeza de algunos zapadores, plantó allí sus escalas, penetró en el convento y
mató con su espada al oficial que lo mandaba… por otra brecha que nuestras
minas acababan de abrir, hacia la parte de la huerta, pero más ancha, cien
hombres escalaron rápidamente la muralla y colocaron a los españoles entre
dos fuegos. Villacampa fue mortalmente herido y su tropa se refugió en la
iglesia, en la cual luchó un rato, cuerpo a cuerpo, para defender la huída de
los defensores. Éstos, por último, escaparon por una estrecha ventana que
había detrás del altar mayor, en el cual aún ardían los cirios de la misa que se
acababa de celebrar”.

“Haxo acababa de tomar el convento de San Agustín, donde los minadores


habían abierto varias brechas unas horas antes de hacerse de día. El enemigo
nos esperaba en batalla delante de la más importante que era la del muro lateral,
junto a la entrada de la iglesia, y la defendió, desde luego, vigorosamente…
a pesar de todo quedamos dueños del convento”35.

El manuscrito de Casamayor, explica que el 1 de febrero, dos días después


de romper las defensas del convento de los agustinos, los franceses entraron en
la ciudad por esta zona. Lo describe así: “Dos columnas de 6.000 hombres se
introdujeron por los puntos de las Mónicas y S. Agustín, apoderándose de ellos y
de las casas inmediatas, entrando por las calles de S. Agustín y Palomar hasta la
plaza de la Magdalena ... Todo el barrio fue antes saqueado a causa de haberle
desamparado sus habitantes ”36. Todavía tres días después, en un contraataque, se
llegó a rechazar a los franceses hasta el convento, “… a las 2 de la tarde se logró
rechazarlos (a los franceses) y ocupar parte del convento de San Agustín, de
donde se pudo sacar mucha porción de vino”37, pero ello no cambió el curso
de la guerra y el 20 de febrero se realizó la capitulación de la ciudad.

Una vez rendida la ciudad, los franceses comenzaron a proceder a cerrar


los conventos del clero masculino y femenino. Terminada la guerra, las catorce

35
LEJEUNE, L.F., o. c., p. 85.
36
CASAMAYOR, F., Los Sitios de Zaragoza. .Diario de Casamayor, con prólogo y
notas de J. Valenzuela de la Rosa, Zaragoza 1908, pp. 212 y 213.
37
Ibíd., p. 214.
EL CONVENTO DE SANTA MÓNICA DE ZARAGOZA… 361

monjas de Santa Mónica que sobrevivieron se fueron a casa de sus padres o


adonde les pudieran acoger. En la guerra perdieron cálices, ropas y demás
objetos valiosos, pero salvaron las escrituras. En esta situación de desamparo
vivieron hasta la salida de los franceses de España38. Publicado el decreto de
Fernando VII del 20 de mayo de 1814, pudieron posesionarse las agustinas de
su convento y propiedades el día 8 de junio. Gracias a ello vino a Zaragoza
la Madre Superiora y Priora Sor Nicolasa Fumaral, que junto con Sor Rosa
se instalaron en una casa frente a San Agustín, que se amplió con otras dos
viviendas más, y allí recibieron a las que iban llegando, vendiendo para la
manutención una casa en la calle Tripería. A medida que pasaron los primeros
meses fueron llegando más religiosas y cerraron la clausura el 10 de diciembre
de 1814.

En mayo de 1815 se celebraron elecciones de oficios, presididos por el


provincial Fr. Juan Facundo Sidro y fue elegida priora Sor Nicolasa Fumanal
subpriora, Sor Josefa Cejador procuradora Sor Consolación y sacristana Sor
Vicenta Rincón. Para la comunidad fue nombrado vicario Fr. Pedro Tomás
Sanz. A los pocos meses de residir en el nuevo espacio murió la ex priora Sor
Micaela Aznar y quedaron 13 religiosas, de las cuales se da el nombre de 10
de ellas: Sor Nicolasa Fumaral, Josefa Cejedor, Manuela Ocampo, Magdalena
Valero, como hospitalaria, Mª Ana Pascual, portera, Catalina, Vicenta Rincón,
sacristana, Consolación, Margarita Rosales39.

V. SANTA MÓNICA DESPUÉS DE LA GUERRA DE LA


INDEPENDENCIA HASTA LA DESAMORTIZACIÓN

La comunidad agustina, formada por trece religiosas, vivirá 16 años en


las tres casas cedidas por el convento de San Agustín que daban a la plaza
del mismo nombre, permaneciendo allí entre 1814 y 1830, ya que el edificio
y la iglesia de Santa Mónica habían quedado arruinados, viviendo con la
mayor estrechez y miseria en ese lugar. En estos años ejercieron el cargo de
prioras Sor Nicolasa Fumaral hasta 1818, Sor Mª Ana Pascual de 1818 a 1821 y
Sor Josefa Cejador, entre 1822 y 1830. Sor Nicolasa Fumaral fue la priora que
reunió en 1815 al resto de las monjas que vivieron dispersas durante la guerra y
gobernó el convento hasta 1818, ya que seguramente era la priora o supriora
al comenzar la guerra. Dejó el cargo y pasó a ser depositaria mayor, muriendo
en 1825. La sucesora fue Sor Ana Pascual, que estuvo de superiora desde 1818 a
1822, falleciendo el 8 octubre de 1837. Sor Josefa Cejador será la tercera

38
AHN, Libro de Gasto… de 1814 a 1837, f. 2v.
39
AHN, Libro de gasto…de 1814 a 1837. Hojas manuscritas introductorias, sin numerar.
362 RICARDO PANIAGUA

priora en 1822 y debió estar en el cargo hasta su muerte que tuvo lugar el 23
de octubre de 183040.

La primera candidata que recibieron después de la guerra fue Francisca


Lázaro, que fue admitida como educanda, con licencia del vicario provincial
Fr. Pedro Fando, el 7 de abril de 1816, y al año siguiente entraron Joaquina
Jaulín y María Estevan. En total, entre 1816 y 1833 fueron recibidas como
novicias 15 candidatas provenientes de Zaragoza y de varios pueblos de
Aragón; entre ellas, había una religiosa de 36 años que llegó del convento
agustino de Mirambel el año 1822, según dice el Libro de Admisiones, a
petición del Señor Arzobispo41. Todas ellas pagaban la dote correspondiente,
que era de 50 duros, además de una cantidad para el año de noviciado y otras
limosnas. De las 15 aspirantes, cuatro lo hacen para obediencia y el resto
para coro; en el caso de Manuela Escorriegüela, que entró el año 1833, lo hizo
para coro y como organista. Hay un caso en que una persona salió fiador para el
pago de la dote y fue en 1829, cuando entró Francisca Palacio, que contó con
la fianza de D. Gaspar del Sol.

El año 1830 comenzaron a reconstruir el convento antiguo a pesar de los


pocos recursos que tenían, de tal modo que el año 1831 ya estaba reedificado, al
menos con ciertos espacios utilizables y 18 celdas, así como también la misma
iglesia. Se afirma en el libro de cuentas de 1814 a 1837 lo siguiente referido a
iniciar la reconstrucción en esos momentos: “… siendo priora la Rda. Madre
Sor Josefa Cejador, mandose reedificar el convento antiguo y sin reflexionar
en los pocos recursos que tenía para ello, emprendieron la obra en 1830 –
Dios echó su bendición a estos buenos deseos – pues sin recursos, ni caudales,
en 1831 se hallaba reedificado el mismo convento”42. En el año 1831, con cierta
amplitud, el cronista zaragozano F. Casamayor da la noticia de la bendición
solemne de la restaurada iglesia del convento de Santa Mónica, que había
sufrido graves desperfectos en la Guerra de la Independencia. “El 14 de diciembre
tuvo lugar la bendición solemne de la iglesia que había sido renovada y que
realizó, con permiso del señor arzobispo, el M. R. P. Maestro Fr. José (Carlos)
Abás, prior de San Agustín. En dicho acto se bendijeron las estancias del
convento, levantado a expensas de la comunidad, después de 24 años de
obras, y realizadas desde 1808”43.

40
Libro de Admisiones… y relación de monjas difuntas. Convento de Santa Mónica.
41
Libro de Admisiones y… 1801 – 1909. El manuscrito se encuentra en el mismo
convento de Santa Mónica y está sin numerar.
42
AHN, Libro de Gasto… de 1814 a 1837, ff. 3r y v.
43
CASAMAYOR, F., Este escritor relata con mucho detalle todo lo ocurrido en la ciudad
durante más de 50 años, entre 1782 y 1833. Los manuscritos de esos años se conservan en la
Biblioteca Universitaria de Zaragoza, bajo el título genérico de Años políticos e históricos de
EL CONVENTO DE SANTA MÓNICA DE ZARAGOZA… 363

Figura nº 1: Edificio del convento de Sta. Mónica después de la restauración


de principios del siglo XIX, que durará hasta los años 70 del siglo XX.
(Vista desde el jardín)

“El día 17 de este mes (diciembre de 1831) hubo fiesta en la nueva iglesia
de las Mónicas, al proceder al traslado del Ssmo. Sacramento, desde la
iglesia pequeña, en la que predicó el Rdmo. P. Maestro Fr. Ramón Manero,
Secretario General de la Orden de San Agustín44, que había sido elegido
Asistente para las Provincias españolas, durante el generalato del P. Requena,
Vicario General para la Orden agustiniana en España”45. La promotora de la
obra, la priora Sor Josefa Cejador, no podrá ver el final de la misma, ya que
falleció el 23 de julio de 1830.

El normal desarrollo de la vida comunitaria se mantuvo en los años


posteriores. Justamente en 1832 Faustino Casamayor recuerda que se celebró en
el convento de las monjas el 4 de mayo, por primera vez, la festividad agustiniana
de Santa Mónica, en cuya fiesta predicó el M. R. P. Maestro Fr. José (Carlos)

las cosas particulares ocurridas en la Imperial y Augusta ciudad de Zaragoza. La cita es del
Año 1831, p. 121.
44
CASAMAYOR, F., o. c., Año 1831, p. 123.
45
ESTRADA, B., Gobierno de la Orden Agustiniana a través de los siglos, Ed. Revista
Agustiniana, Madrid 2005, pp. 684 y ss.
364 RICARDO PANIAGUA

Abás, prior del convento46. El 24 de mayo de 1833 realizó la visita preceptiva a


Santa Mónica el nuevo provincial Fr. Carlos Abás, dentro su paso por las casas
religiosas del reino de Aragón, y ocupaba el cargo de priora de la comunidad
por segunda vez Sor Ana Pascual.

Afortunadamente, los terribles sucesos del verano de 1835 que tuvieron


lugar en Zaragoza y en otros lugares de España, en que fueron asaltados varios
conventos religiosos de la ciudad no afectaron a los femeninos. El asalto e
incendio del anejo convento de San Agustín se produjo la noche del 5 al 6 de
julio. Los días siguientes del asalto e incendio de San Agustín de Zaragoza,
éste quedó abandonado y a merced de las turbas. La cofradía de Ntra. Sra. de
Consolación y Correa, que tenía su sede allí, declara que el día 2 de agosto de
1835 celebró un capítulo general extraordinario para estudiar los acontecimientos
surgidos el mes anterior. A continuación discutieron los reunidos sobre la
conveniencia de buscar un lugar más estable donde colocar la imagen. Entre
la Magdalena, San Miguel y Santa Mónica, se decidió guardarla en el convento
de las monjas, con permiso de su priora, celebrando la fiesta en su iglesia por
primera vez el año 183547.

La ofensiva más fuerte que sufrió la vida religiosa en España no vendría


de las guerras y la invasión francesa, sino de las legislaciones desamortizadoras
dictadas por los gobiernos liberales que se instalaron en el poder a la muerte
de Fernando VII, en 1833, y cuyo desarrollo ocupa gran parte del reinado de
Isabel II. En ese momento se confiscaron definitivamente los bienes de Santa
Mónica que serán enajenados junto a los del clero regular.

El desamparo en que quedaban las religiosas era total, ya que se les privaron de
las rentas necesarias para la subsistencia, puesto que no tenían ningún otro ingreso,
más que las limosnas; por ello, al quitar las propiedades a las religiosas, se aprobó
la remuneración de una pensión de cuatro reales a cada religiosa, que pocas veces
se abonaba con puntualidad. Como complemento de las leyes desamortizadoras,
al prohibirse la existencia de las órdenes religiosas en España, las monjas pasaron
a la jurisdicción del obispo y también se prohibió recibir novicias, norma que
duró hasta 1852. De hecho, entre 1833 y 1852 sólo entraron en el convento dos
personas: una religiosa del convento de las Vírgenes, que había sido clausurado el
7 de agosto de 1837 por la Junta Diocesana, llamada Sor Teresa Mur, y Victorial
Esquivel, una señora que se retiró a vivir en Santa Mónica, pagando 5 reales
cada día por los alimentos. De esta época aciaga, entre 1836 y 1852, en que
no entraron novicias, la única priora que conocemos es Sor Catalina Trallero.

46
CASAMAYOR, F., o. c., Año 1832, p. 39.
47
Archivo Provincia Agustiniana Castilla (APAC), Cofradía de la Correa 1755 – 1856.
EL CONVENTO DE SANTA MÓNICA DE ZARAGOZA… 365

Por las observaciones que recoge el libro de la “Cofradía de la Correa”,


sabemos que a partir de agosto de 1835 diversas cofradías de San Agustín se
trasladaron a Santa Mónica, además de la Correa, la de San Agustín, San Nicolás
de Tolentino y La Asunción. Otras pasaron a la parroquia de La Magdalena
y San Pablo.

El último prior de San Agustín, Fr. Francisco Hernández, después de la


exclaustración se mudo como capellán de Santa Mónica, donde ejerció esa
función en los años siguientes48. Este religioso había sido elegido prior de
San Agustín el año 1833 y le tocará vivir los desgraciados sucesos de julio de
1835 en que murieron cinco religiosos. Estos primeros años de la desamortización
debieron ser muy duros para las religiosas y llenos de incertidumbre, sin recibir
novicias y privadas de lo más necesario para el sustento y mantenimiento de
la casa. Fue el momento en que se puso de manifiesto el cariño y apoyo de
muchas personas hacia las monjas, e incluso de instituciones públicas que
recordaban al gobierno central su obligación de mantener los conventos y
pagar las pensiones.

Coincidiendo con la desamortización tenía lugar en muchas zonas de España


la guerra carlista y el convento de San Agustín y otros de la ciudad fueron
utilizados como cuarteles. En ese contexto hay que entender el hecho de que
el gobierno ordenó instalar tropas en Santa Mónica en el mes de febrero del año
1839, viéndose obligadas las monjas a trasladarse al convento de La Enseñanza,
donde permanecieron hasta el verano de ese año, en que volvieron a su casa.
Este convento femenino estaba dentro de la parroquia de La Magdalena, a la
que también pertenecía Santa Mónica, en la antigua calle Salvaje o Estudios,
muy cerca del antiguo colegio de La Compañía de Jesús, después seminario
de San Carlos. Las informaciones del traslado están recogidas en las actas de
la cofradía de la Virgen de la Correa, donde se habla de un capítulo general
extraordinario que se celebró el 17 de febrero de 1839, donde se pidió a las
dos comunidades religiosas que ahora vivían juntas en La Esperanza, que
recogieran la imagen de la Virgen de la Correa hasta que fuera devuelta a la
iglesia agustina49.

La cofradía de la Correa en la junta ordinaria de agosto de 1839 refiere


que habiéndose restituido a su convento las religiosas de Santa Mónica, habían
reclamado para su consuelo la santa imagen de María Santísima de la Correa,
que todavía permanecía en la iglesia de la Enseñanza. La junta acordó que una
comisión pasara a hablar con las prioras de ambas congregaciones para

48
APAC, Cofradía de la Correa 1755 – 1856.
49
APAC, Cofradía de la Correa 1755 – 1856. Día 4 de agosto 1839.
366 RICARDO PANIAGUA

trasladar y colocar la imagen en su lugar de origen, manifestando a la priora


y religiosas de la Enseñanza el tributo de gratitud por el esmero que habían
tenido con el culto a María Santísima y se dispusiera lo necesario para el pronto
traslado a la iglesia de Santa Mónica50.

Las propiedades que fueron sacadas a subasta desde 1836 a 1845 estaban
constituidas por los bienes rústicos o tierras de labor, las casas y los censos.
Según los estudios de la profesora Ángela Atienza, en el cabreo realizado
por José Bonaparte se le adjudican al convento de Santa Mónica 21,97 has,
cantidad que era sustancialmente inferior a las posesiones de S. Agustín;
aunque estaba por encima de la media de los demás conventos femeninos de
la ciudad de Zaragoza51. En cuanto a las fincas urbanas, Santa Mónica era
propietaria de 37 inmuebles de vivienda, menos de la mitad de S. Agustín.
La localización de estas casas que se tenían en arriendo se concentraba en la
parroquia de San Pablo, con 12, y de la Magdalena, con 13. Las tierras estaban
situadas en el término de Zaragoza y eran mayoritariamente de regadío,
dedicadas al cereal, ya que no tenían ninguna viña, ni olivar.

El tercer ingreso provenía de los intereses que producían los censos o


préstamos, y que el convento concedía a instituciones o particulares a cambio
del pago de la cantidad fijada. En este campo, Santa Mónica poseía censos por
valor de 880 reales, que es una cantidad muy pequeña comparándola con otros
conventos.

VI. SANTA MÓNICA DESDE 1852 HASTA COMIENZOS DEL


SIGLO XX
Con la anulación de la orden de 1852 que prohibía recibir aspirantes a los
conventos femeninos, parecía que la vida religiosa volvía a la normalidad,
aunque el expolio de las propiedades de los años de la desamortización obligaría
a las monjas a vivir en una gran pobreza y a depender de las pensiones que
pagaba el Estado de manera poco puntual, así como de las ayudas ofrecidas
por los fieles. Ese mismo año de 1852 ya entraron dos novicias que ejercerán
el priorato durante muchos años: Joaquina Bastida y Mª Pilar Vicente; con
ello, se reanudó con fuerza la entrada de candidatas al convento agustino, lo
cual animaba a la comunidad para ver con más optimismo el futuro.
Entre 1852 y 1909 llegaron al convento 48 novicias y en ese periodo
fallecieron 28 religiosas. Distribuyendo las entradas por etapas, podemos indicar
50
Ibíd., Día 4 de agosto de 1839
51
ATIENZA, A., Propiedad, Explotación y Rentas: El clero regular zaragozano en el
siglo XVIII, Diputación General de Aragón, Zaragoza 1988, pp. 51 y ss.
EL CONVENTO DE SANTA MÓNICA DE ZARAGOZA… 367

que entre 1852 y 1868, hasta el final de reinado de Isabel II, tomaron el hábito
16 aspirantes; de 1868 a 1898, es decir, durante el sexenio revolucionario y
reinado de Alfonso XII son aceptadas 29, de las cuales ya se recoge en el
Libro de Admisiones no sólo la fecha de la toma del hábito, sino el día de la
profesión religiosa; por último, entre 1898 y 1909 fueron aceptadas 6 aspirantes52.
Debemos suponer que la permanencia de esta cincuentena en el claustro era
muy alta, y las salidas excepcionales. De éstas últimas sólo se alude a la profesa
Manuela Sañudo que fue despedida en marzo de 1881, unos seis meses después
de haber hecho la profesión; desconocemos las razones que tuvo la comunidad
para expulsarla. También hay el caso excepcional de una religiosa que murió
exclaustrada en el pueblo de Ateca el año 1869, cuyo nombre en el siglo era
Ramona Martínez, que tomó el hábito el 27 de julio de 1818 con el nombre
de Sor Anunciación Martínez; al conservarse solamente la fecha de entrada y la
de su muerte, no se puede saber el que momento en que salió del convento, lo
lógico es que fuera durante los años de la desamortización, ya que el gobierno
hizo fuertes campañas para facilitar la exclaustración, aunque en general con
muy poco éxito.

Entre 1852 y 1909 gobernaron el convento de Santa Mónica ocho religiosas


distintas, aunque alguna de ellas lo hizo en varios periodos. Por orden
cronológico, la primera es Sor Catalina Trallero que debió estar desde 1845
hasta 1853, y era una de las que volvieron al convento en 1815, después de
la Guerra de la Independencia, muriendo el 16 de enero de 1856. La segunda
es Sor Mónica Vicente, que estuvo en el cargo desde 1858 a 1861; había
nacido en la población de Ariño, siendo sus padres Juan Vicente y Ramona
Trallero y en el siglo su nombre era Feliciana; entró en el convento de Santa
Mónica el 16 de abril de 1826, y fue elegida para el cargo de priora el año
1858, permaneciendo un trienio, hasta las elecciones del año 1861 en que fue
elegida la sucesora. Falleció el 26 de octubre de 1865.

El acto de las elecciones para priora de 1861 se celebró el 14 de enero en


el coro bajo de la iglesia, presidido por el señor arzobispo de Zaragoza Don
Fr. Manuel García, siendo elegida por mayoría de votos Sor Joaquina
Bastida y como supriora Sor Consolación Mangas53. Sor Joaquina fue la
primera religiosa que había entrado en el convento después de la prohibición
de aceptar novicias en la etapa desamortizadora, en concreto tomó el hábito
el año 1852, y procedía del pueblo de Albalate de Cinca, siendo sus padres

52
Los nombres y número de las aspirantes y prioras están recogidos en el Libro de
admisiones… y relación de monjas difuntas. Año 1801 – 1909. Convento de santa Mónica.
53
Libro de elecciones (Año 1861 a 1907). Se trata de un cuaderno pequeño y manuscrito
que recoge las elecciones y nombramientos de oficios de la comunidad de Santa Mónica de
Zaragoza desde 1861.
368 RICARDO PANIAGUA

José Bastida y Mariana Santa Eulalia. Fue reelegida el año 1864 y pasará al
cargo de supriora en 1867, para volver a gobernar el convento tras la elección
del 24 de mayo de 1890, con Sor Presentación Morer como supriora. Morirá
ejerciendo el cargo por tercera vez a los 77 años, el día 13 de mayo de 1892.
Por la fecha de su muerte deducimos que entró a los 17 años y llegó a priora
por primera vez con 37 años.

El año 1867, el 17 de julio se reunió la comunidad en presencia del


representante del señor arzobispo y fue elegida como priora Sor Pilar Vidal.
De nuevo será reelegida en 1871 y 1874. Para la tercera vez, se indica en el
Libro de elecciones que fue dispensada de los intersticios, por llevar dos trienios
seguidos en el mismo oficio. Volverá a ser elegida para el trienio de 1879 a
1882 y por quinta vez para el trienio 1888 a 1891, pero no podrá cumplir el
periodo de su mandato, ya que su fallecimiento se produjo a los 74 años, el
día 11 de mayo de 1890. En ese mes de mayo se reunió la comunidad para
elegir a la sucesora que fue Sor Pilar Vidal, que había entrado en el convento
el año 1852 y fueron sus padres Sebastián Vidal y Eusebia Castillo, siendo
bautizada en la parroquia de San Pablo de Zaragoza.

En mitad de los años del mandato de Sor Pilar Vidal estuvo de priora Sor
Agustina Celorrio, entre 1885 y 1888; esta religiosa tomó el hábito como
organista en 1871 y realizó la profesión el 18 de agosto de 1874. Murió el 27
de noviembre de 1887, ejerciendo el cargo ese año.

Después de la muerte de la priora Sor Joaquina Bastida, que gobernaba la


casa en 1892, se convocó a la comunidad para la elección de la madre priora,
resultando elegida Sor Presentación Morer, que era supriora desde 1890,
siendo reelegida en 1895, 1898 y 1901 y seguirá de supriora hasta 1904. Esta
religiosa tomó el hábito en noviembre de 1881 y profesó el 10 de diciembre
de 1882; en el siglo se llamaba Francisca Morer y Trens y si profesó con la
edad habitual en estos casos, unos 18 años, llegó al cargo de priora con menos
de 30 años, lo cual es una muestra de la gran valía que debió tener esta religiosa.

La penúltima priora que incluimos en el periodo estudiado, hasta 1909, es


Sor Rita Almunia, que fue elegida por mayoría el año 1904, con Sor Presentación
Morer de supriora. En el siglo se llamaba Justa Almunia y fue bautizada en
la parroquia de San Pablo, siendo sus padres Manuel Almunia y Francisca
Galindo. Entró en el convento el 18 de agosto de 1874 y profesó el 24 de
octubre de 1875. Por el Libro de elecciones, sabemos que en 1904 había en el
convento de Santa Mónica 18 religiosas con derecho a voto, cuyos nombres
se recogen en el acta de la elección. ´
EL CONVENTO DE SANTA MÓNICA DE ZARAGOZA… 369

En 1907 se reunió la comunidad, que estaba formada por 22 religiosas


con derecho a voto, resultando elegida por 16 votos Sor Catalina Royo.
Había tomado el hábito el 21 de noviembre de 1886 y profesó el 27 de enero
de 1888 y en el siglo tenía el nombre de Miguela54.

Tanto en 1904, como en 1907, el acta de elección incluye la distribución


de los cargos que hace la priora. El primero es el de maestra de novicias que
recae en la supriora. Otros cargos son depositarias, porteras, torneras, sacristanas,
procuradora, enfermera y algunos más. En ambos años se habla del cargo de
maestra de la escuela de niñas, que era Sor Ángeles Montalbán, y contaba
con otras auxiliares de la escuela.

En cuanto al número total de religiosas que vivían en el convento de


Santa Mónica de manera habitual, sólo tenemos los datos de 1837 en que
estaba formada la comunidad por 15 religiosas. La siguiente vez en que se
ofrece datos numéricos se encuentra en las elecciones de 1904 y 1907. El
año 1904 la comunidad estaba formada por 18 religiosas, cuyo nombre se
recoge en el documento. Lo mismo sucede en la elección de 1907 en que se
dice que las electoras eran 22 monjas. En ambos casos, no se contabilizan las
religiosas que habían entrado para obediencia.

VII. CONCLUSIÓN

Desde la llegada de las agustinas a Zaragoza, la historia del convento de


Santa Mónica es un ejemplo de fidelidad al carisma agustiniano. La dura
prueba que supuso el asalto y ocupación de la ciudad por los franceses durante
la Guerra de la Independencia, obligó a las monjas a abandonar un convento
convertido en escombros. Después de los arreglos convenientes pudieron volver
a su casa religiosa en 1831. A partir del gobierno liberal de Álvarez Mendizábal
en 1835, se dictaron los decretos desamortizadores y de exclaustración que
obligó al cierre de los conventos masculinos del clero regular. Desde entonces
Santa Mónica quedará como el único convento agustino abierto en la ciudad
de Zaragoza. En el siglo XX las monjas siguieron su comunitaria sin mayores
contratiempos hasta los años 70 en que reformaron la casa y pasaron al
nuevo edificio, situado en el mismo lugar, donde viven hasta nuestros días.
La crisis vocacional está afectando a las agustinas, aunque todavía forman una
comunidad de seis religiosas que mantienen el espíritu de las fundadoras.

54
Libro de elecciones 1861 a 1907. En el acta de la elección del año 1907 se hace un
resumen muy pormenorizado de las distintas votaciones y de las religiosas que reciben algún
voto.
370 RICARDO PANIAGUA

ANEXO

Algunas prioras del Convento de Santa Mónica desde 1647 a 1910

Mandato Año de su muerte

Sor Magdalena Serret 1647 1664 +


Sor Felicia Colás (Luisa) ¿? 1673 +
Sor Agustina Aldovera ¿?
Sor Damiana Aldovera ¿?
Sor Teresa Pérez 1675-78
Sor Manuela Usón 1725
Sor Magdalena Rocafull 1731
Sor Micaela Aznar ¿1810?
Sor Nicolasa Fumanal 1814 -1818 1825 +
Sor Ana Pascual 1818-21; 1830-33 1837 +
Sor Josefa Cejador 1822 – 1830 1830 +
Sor Catalina Trallero 1845 – 53 1856 +
Sor Mónica Vicente 1858 – 61 1865 +
Sor Joaquina Bastida 1861-67; 1890-92 1892 +
Sor Pilar Vidal 1867-82; 1888-90 1890 +
Sor Agustina Celorrio 1885 – 87 1887 +
Sor Presentación Morer 1892 – 1904
Sor Rita Almunia 1904 – 1907
Sor Catalina Royo 1907 - 1910

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