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TALLER DE INVESTIGACIÓN TEÓRICA

1. Nombre del proyecto.

Galpón 841

2. Resumen ejecutivo.

El proyecto de investigación parte de la premisa que la memoria colectiva es


fundamental para la construcción de una identidad como país. Si situamos esta idea en
nuestro contexto chileno y en el periodo de dictadura militar, nos encontramos con un
atmósfera archivística sesgada y fragmentada, más aún en el ámbito del arte. En la actualidad,
cuando se intenta recurrir a fuentes de información sobre este ámbito, sólo nos encontramos
con pequeños retazos que sobrevivieron al acallamiento por parte de los dominantes de la
época, impidiendo construir una memoria artística colectiva.

El proyecto está enfocado en crear un archivo sensorial sobre El Trolley, espacio artístico de
resistencia cultural hacia la dictadura militar, que funcionó de manera clandestina entre los
años 1983 y 1988, con el fin de rescatar la memoria e identidad de este lugar, que según
Ramón Griffero es uno de los principales espacios donde se renovó la escena nacional.
Ahora, ¿Por qué sensorial?

A partir de lo anterior surgieron ciertas preguntas, ¿Cuál sería una manera más cercana de
llegar a la población que desconoce la existencia de este espacio cultural? Y por lo tanto,
¿cómo crear un archivo que sea más dinámico? Esas fueron las interrogantes que dieron
como idea final nuestro proyecto, un teatro en miniatura que proyecta material audiovisual y
sonoro del espacio cultural El Trolley para de esta manera llegar al espectador por medio de
los sentidos, y no necesariamente por medios expositivos.

Con Galpón 841 buscamos abrir las puertas hacia un espectador voyerista y traer al presente
un momento del pasado a través de su memoria sensorial. En específico a través de dos
recursos sensoriales: la visión y la audición. De esta manera, pretendemos crear un recuerdo
de los recuerdos de las personas que vivieron la experiencia de El Trolley en los años 80,
recuerdos que pocas veces han visto la luz de un público general que no haya vivido en esos
años.

Objetivo General:
Mostrar parte de la identidad artística del espacio cultural El Trolley entre los años 1983-
1988.

Objetivo específico:
1
Crear un dispositivo dinámico que logre conectar con el público a través de lo visual y lo
sonoro.

Objetivo específico:
Recuperar material audiovisual (largometraje, mediometraje o cortometraje) que haya sido
presentado en El Trolley.

3. Descripción del proyecto.

La materialización del proyecto surgió con la idea de construir un soporte que fuera
itinerante y que pudiera funcionar como un repertorio, tratando de fusionar los conceptos de
“archivo” y “repertorio” propuestos por Diana Taylor.

Inicialmente la construcción del dispositivo se basó en el teatro miniatura, con el fin poder
trasladarlo fácilmente de un punto a otro y sin dejar de lado la figura de un teatro, usando
como referencia la compañía Lambe Lambe.

Entonces, se construyó una caja de madera de 70x30x50 cm. aproximadamente, y con una
pequeña rendija, apuntando hacia un espectador voyerista, en que su visión limitada y
restringida, fomentando así el concepto de clandestinidad con el que definen algunos
entrevistado

En un comienzo la idea era crear el interior del galpón a escala, sin embargo fue un problema
en el desarrollo del dispositivo ya que no logramos tener acceso al plano oficial del lugar y
tampoco pudimos encontrar muchos registros fotográficos del interior del galpón. Al no tener
éxito con esta idea, por falta de material facilitado por las personas que poseen estos
registros, pensamos en una exposición fotográfica en miniatura de los montajes y
performances que fueron presentadas en el teatro, que fuera manejada manualmente por los
propios espectadores y que estuviera acompañada por una playlist de la música que se tocaba
en las fiestas de El Trolley. Esta idea fue descartada gracias a la llegada de un mini data que
podía proyectar material audiovisual dentro de la caja.

Un mini data que proyectará la película surrealista “El sueño de la hora más oscura” de
Germán Bobe, film que fue estrenado y presentado en El Trolley, en donde actuaron
importantes exponentes del espacio.

Finalmente, agregamos un parlante tocando música de los Fiskales Ad Hok (álbum


Matarratas), con el fin de potenciar el cortometraje; ya que esta banda, era una de las más
escuchadas en El Trolley en sus años de funcionamiento como espacio de resistencia cultural,
y por tanto, parte importante de su sello identitario del lugar entre los años ‘83 y ‘88. Todo
esto, acompañado de pequeñas luces por todo el lugar, para añadir el factor iluminación que
existía en este espacio. “Empiezan a haber imágenes, cosas proyectadas. Empezó a aparecer
2
la tecnología, las luces, que se usaban también para las fiestas” (Verónica García-Huidobro,
comunicación personal, 26 de abril de 2016)

Cuando todos estos elementos estén dentro de la caja, será momento de poner la última cara
de la caja, ésta será intervenida haciendo una pequeña rendija para que el espectador pueda
ver lo que sucede dentro.

4. Propuesta de circulación, vinculación con los públicos e impacto

Será presentado en 3 puntos de Campus Oriente, ya que, al ser una propuesta


itinerante, se podrá ir cambiando de lugar durante el día de presentación.

Los lugares serán: patio de la virgen, patio central y patio de las oficinas de la facultad de
artes. Se eligen estos lugares, porque son los más concurridos del Campus, existiendo una
circulación constante de gente de distintos rangos etarios y ocupaciones (estudiantes,
académicos, funcionarios, etc,).

La manera de interacción del público con nuestra instalación será completamente individual y
voluntaria, ya que estará en lugares abiertos, por lo tanto, el tiempo que el espectador decida
ver la instalación será decisión de cada uno.
Nuestros indicadores de impacto están apuntados a personas adultas que estén transitando por
Campus Oriente, con una edad que fluctúa entre los 18 y 60 años de edad en la mayoría de
los casos.
Nos parece importante que personas entre estas edades vean Galpón 841, porque es un rango
lo bastante amplio, como para llegar a una memoria colectiva general y generar la
experiencia de un recuerdo que más adelante se convierta en un conocimiento real, que logre
ser transmitido a otros, y que más adelante, sea una parte más de la historia que forja una
identidad colectiva como país.

5. Plan de difusión

Las estrategias de difusión de nuestro proyecto, estarán dirigidas a todas las personas
vinculadas con la facultad de artes de la Universidad Católica, ya que no apuntamos a un
rango de edad específico, sino que más bien, apuntamos a todas las personas que sientan
curiosidad por visitar Galpón 841, desde alumnos, hasta funcionarios del Campus Oriente, ya
que contaremos con tres estrategias de difusión del proyecto.

Nuestro plan de difusión, comenzará el día anterior a la presentación de Galpón 841 y


terminará el mismo día de la presentación.

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Funcionará con la premisa de provocar curiosidad en el espectador hasta el punto de ir a ver
por la pequeña rendija de la caja, ya que buscamos basarnos en la misma dinámica de
funcionamiento que tenía el teatro El Trolley para difundir sus eventos, es decir, mensajes
subliminales, íconos reconocibles, etc., todo nace de las ganas de saber qué hay dentro de esta
caja.

El día lunes 6 de Junio comenzaremos a poner en marcha todas nuestras estrategias de


difusión y terminaremos este proceso el mismo día de la presentación (martes 7 de Junio) de
Galpón 841.

El plan de difusión se dividirá en tres maneras de atraer al público:

a. Poner restricciones en la instalación, días antes del día de la presentación, para


llamar la atención por medio de la curiosidad del espectador.
Con una cinta de construcción que diga “Peligro”, pretendemos crear cierta expectativa en el
público, como también incentivar la curiosidad de los mismos, ya que la base de nuestro
proyecto recae en la intriga que podamos generar previa a la muestra del mini teatro. Ver lo
peligroso y prohibido.

b. Hacer pegatinas alusivas a la instalación, con un logo que diga Galpón 841. Esta
estrategia apunta a un público general.
Pegaremos los adhesivos por todo Campus Oriente, para así generar un
reconocimiento previo del proyecto, por parte del espectador, como también un primer
acercamiento a lo que queremos presentar, ya que inconscientemente nacerá un interrogante
respecto a Galpón 841.

c. Escribir mensajes en los baños del campus, mensajes en clave para invitar al
público a ver Galpón 841. Esta estrategia apunta más que todo a un público estudiantil.

Dejaremos mensajes pequeños y concisos en la parte interna de las puertas de los


baños de Campus Oriente (estos mensajes pasada la presentación de Galpón 841 serán
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borrados) que invitarán de manera sutil al público a ver nuestro proyecto. Con éstos
buscamos atraer al espectador desde un lugar más encubierto, pero al mismo tiempo muy
transitado. El mensaje hará alusión al video que se mostrará en la caja, “El sueño de la hora
más oscura” de Germán Bobe.

Esta tres estrategias, sin mencionar un elemento atrayente de Galpón 841 que estará presente
en el momento de presentarlo, que será la música encerrada en la caja, ya que pretendemos de
la misma sensación de sonido lejano.

Sostenemos, que mediante la intriga lograremos atraer tanto a público enterado por alguna de
las maneras establecidas, como a gente que no ha visto nada del proyecto.

6. Carta Gantt. Debe dar cuenta de todas las actividades a desarrollar según los
tiempos propuestos para la realización.

Debe dar cuenta de Etapa Actividad Semana


todas las actividades a
1 2 3 4 5 6
desarrollar según los
tiempos propuestos para Adquisición de Comprar madera,
la realización. materiales pintura y tornillos. x
Construcción de la Ensamblar las
caja. maderas y pintar la x x
caja.

Conseguir materiales Obtener película,


audiovisuales. luces, parlante, x
pendrive y mini data.

Probar funcionamiento Probar la película en x


Galpón 841 el data, la música en el
parlante y las luces;
todo por separado y
luego, probarlo todo
junto.

Invitación a ver Galpón Pegar stickers, escribir


841 en los baños y poner x
cinta de peligro en la
caja.
Presentación Galpón Poner Galpón 841 en x
841 los diferentes patios
de Campus Oriente y
tomar registro de la
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experiencia.

7. Avance de investigación.

Galpón 841 se construye a partir de dos conceptos generales, memoria e identidad;


éstos se irán desenvolviendo y evolucionando a otros conceptos más específicos según la
temática principal de nuestra investigación, que son las fiestas que sucedieron en el espacio
cultural El Trolley, pero básicamente, todo comienza con la construcción de una identidad a
través de la memoria. Por esta razón la forma de almacenamiento que utilizamos a nivel país
para hacer perdurar la información histórica se nos hace fundamental. ¿Cómo podemos
construir una identidad colectiva clara, si no somos capaces de rescatar toda la información
necesaria? Esa es la interrogante principal que buscamos responder a través de nuestra
investigación.

Memoria, es la facultad psíquica por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado, ya que
con ésta somos capaces de adquirir, almacenar y recuperar información. La memoria humana,
es fundamental para la construcción de nuestras vidas, porque sin recuerdos, no existen
nuevos aprendizajes, no se adquieren nuevas herramientas, y por lo tanto no se construye
sentido de la existencia.

La historia de Latinoamérica está marcada por la censura y por el acallar de las minorías, por
lo que muchas veces nos vemos reducidos a testimonios de narraciones que se han ido
traspasando de manera hereditaria a través de las generaciones, manera que muchas veces se
termina por perder en el tiempo.

La frase “La historia la escriben los vencedores” tiene sentido en el contexto de nuestras
raíces latinoamericanas porque las minorías muy pocas veces tienen la oportunidad de
escribir sus memorias, siendo que es de suma importancia saber de dónde somos para
entender dónde estamos.

Somos un país que en general carece de memoria histórica colectiva. Por razones políticas y
sociales, a través de los años nos hemos visto enfrentados a una constante censura de material
histórico, por lo mismo, muchas veces nos cuesta tener una identidad colectiva clara.
Cuando hablamos de identidad, nos referimos a “un proceso de construcción en la que los
individuos se van definiendo a sí mismos en estrecha interacción simbólica con otras
personas” (George Mead, Mind, Self and Society Chicago: University of Chicago Press,
1974, pp. 1 & 135)

Pero es difícil, cuando no tenemos claro el pasado, porque son los recuerdos los que
construyen conductas del presente. Si no entendemos esa base, las aristas que se vayan
desarrollando más adelante, serán muy difíciles de conectar.

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Es complejo construir bases culturales, si no tenemos bases identitarias. “Mientras la cultura
es una estructura de significados incorporados en formas simbólicas a través de los cuales
los individuos se comunican, la identidad es un discurso o narrativa sobre sí mismo
construido en la interacción con otros mediante ese patrón de signicados culturales”
(Larraín, Jorge. “¿América latina moderna? Globalización e identidad”. Chile, 2011)

La relación entre ambos conceptos, es tan estrecha, que sin uno no existe el otro tampoco, y
al ser nosotros un país con una constante crisis identitaria, y con un patrón de significados
culturales que se basan en fragmentos de memoria, todo el panorama se vuelve difuso para
todos, y al mismo tiempo desmotivante.

Las generaciones van perdiendo esa sed por crear una identidad colectiva, porque nos crían
individualistas y con herramientas históricas muy carentes.

Es claro, que todo material histórico tiene partes faltantes, porque lógicamente, no existe
ninguna fuente completamente objetiva, pero no por eso hay que dejar información fuera. Esa
es la razón principal para crear un archivo sobre una parte de la historia de la escena artística
de nuestro país, durante los años de dictadura. Ya que es importante rescatar todo el material
posible, sobre todo el que no quedó en los libros, por algún motivo, para así crear una
perspectiva más completa. Todo esto, a partir de una “objetividad histórica”, que es lo que
permitiría escribir la historia de nuestro país, de una manera más completa. “Leopold von
Ranke se le considera pionero de la historia científica en el sentido de plantear los hechos
históricos no a través de las ideas, como Hegel, sino a partir de la documentación directa de
archivo sobre los hechos (memorias, diarios, cartas, las expediciones diplomáticas y
testimonios de primera mano de testigos oculares, etc.) que el historiador no debe juzgar.”
(Guasch, Anna María. Arte y archivo, 1920-2010. Genealogías, tipologías y discontinuidades.
Madrid, España: Akal, S.A.). Esto precisamente pretendemos lograr con nuestro proyecto,
entregar el repertorio sin juzgar.

El Trolley.

Lo prohibido era un concepto cotidiano en los tiempos de dictadura, pero Ramón


Griffero no lo tenía tan claro cuando llegó a Chile el año 1983.

Habiendo estado en el exilio en Europa, su concepto de teatro, era mucho más vanguardista y
avanzado que el concepto congelado que había quedado en Chile, después del golpe.

“Radrigán que está haciendo hechos consumados, pero también es más, y de


la Parra que está haciendo la Secreta Obscenidad, pero si propones un periodo de 17
años en que aparezcan 3 dramaturgos no es nada”. (Ramón Griffero, entrevista
2016)

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El teatro quedó silenciado en muchas maneras por la censura, y por lo tanto, la revolución
artística también se quedó estancada en un momento histórico y en una manera específica de
demostrar el desacuerdo, manera que se iba deteriorando con los años. Muchas veces se dice
que toda expresión artística en Chile quedó en una gran pausa luego del golpe, y parte de eso
es cierto, pero esa pausa no significa necesariamente que se detuvo; sino que quedaba todo en
los mismos recursos.

“Es mentira que hubo un apagón, había otro tipo pero no apagón, apagón en
el sentido de que era muy poco lo otro, pero Alicia Quiroga, Silvia Piñeiro y todo lo
demás estaban de la mano de Pinochet, etc. y muchos más. Los artistas visuales
también, del museo de bellas artes, literatos también, todos. Entonces eso hay una
información cultural de la dictadura en política, los derechos humanos lo sabemos
todos, pero lo de cultural no porque si no te vas a encontrar que la misma gente sigue
en el mismo lugar, es lo mismo que los conductores de televisión me entiendes, está
esterilizada que le prendía antorchas a Pinochet, que este Morandé, que es que la
Bolocco siendo los rostros populares. Mario Kreutsberger fue el bufón de Pinochet
durante 17 años y todos hacen los tontos, es decir en todas las áreas no ha habido y
no es delatar a nadie ni mucho menos, sino para mostrar una realidad histórica de
las cosas. (Griffero, Ramón. Entrevista año 2016)

Joven y con muchas intenciones de hacer teatro en Chile, como el que ya había hecho y visto
en Europa, Griffero, llega con su obra “Historias de un galpón abandonado”, pero no recibe
más que negativas por parte de las personas de teatro de la época.

“Y como yo con cosas no tenía problemas de no hablar lo que no había que


hablar, como había estado todo el tiempo fuera les dije esto es una obra contra la
dictadura y el sanguinario de Pinochet, y me dijeron esa cosa aquí no por favor,
cállate!” (Griffero, Ramón. Entrevista año 2016)

Frente a esta indisposición por parte de los integrantes de la escena teatral chilena, Ramón
Griffero sigue buscando interesados en su proyecto (montar su obra “Historias de un galpón
abandonado), y es ahí cuando conoce a Pablo Lavín.

Juntos crearon el espacio cultural: El Trolley, en un antiguo galpón abandonado (antigua sede
sindical de los trolley buseros de Santiago), en la calle San Martín 841. Que al no estar
ubicado en un barrio donde se viera mucho teatro, fue ideal como lugar de resistencia, ya que
no todos sabían de la existencia del mismo en sus comienzos, sin embargo, lograron
“encontrar un lugar marginal entre las putas y la cárcel y convertirlo en un espacio teatral
que funcionó, y que llegó gente y que ocurrió y se convirtió en un espacio importante de la
juventud, de cierto margen de la juventud de ese tiempo” (Verónica García-Huidobro,
comunicación personal, 26 de abril de 2016).1

1 Actriz de dos compañías que hicieron montajes en El Trolley, de “Nosotros que nos queremos tanto” de Willy Sembler y
de “Teatro de Fin de Siglo” de Griffero. También fue un agente activo en las fiestas, era la que se ponía en la caja y
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De esta manera nace el espacio cultural: El Trolley, un espacio de creación y resistencia
cultural, donde comenzaron a gestarse nuevos movimientos y vanguardias artísticas, pero de
manera bastante clandestina.

“El lugar de San Martín 841, era una ex sede sindical rodeada de prostíbulos
ubicada al lado de los cuarteles de Investigaciones. Ahí se podía ver a Bruna Truffa,
Patricia Rivadeneira o Pedro Lemebel marcando el ritmo de "El frío misterio" de
Electrodomésticos. Gente como Ramón Griffero, uno de sus fundadores, se encargó
de organizar las obras de teatro (más de 150 pasaron por acá, incluyendo la
celebrada "Cinema Utopía"), presentaciones de libros, danza, ciclos de cine (con
Gonzalo Justiniano) o lecturas de poesía encabezadas por Santiago Elordi o Cristián
Warnken quienes además publicaban "Noreste" con sus "noticias que siempre serán
noticia". (Diario La Nación, 31 de Diciembre de 2006, Juan Carlos Ramírez)

Empezaron como un lugar poco conocido, para luego de un tiempo, gracias al boca a boca,
convertirse en la cuna de una renaciente vida nocturna y cultural. El Trolley se gesta en un
ambiente, donde los lugares de resistencia eran escasos y la vida nocturna casi nula.

“Entonces el quiebre del Trolley fue justamente con el imaginario cultural


que estaba súper arraigado ya llega al cual como que vamos a dejar que esto se
olvide, entonces de repente que algo parta y no parta de ahí, eso fue súper radical,
que no partiera con continuidad de la forma cultural. Yo creo que eso lo permitió el
paréntesis, porque normalmente la evolución es que no todo hubiera generado.
Entonces se congela algo y sigue congelado, y ya aparece otro que no viene a
continuación de eso porque era imposible porque el GAP ya era muy grande, se
parte de otro lugar” (Griffero, Ramón. Entrevista año 2016)

Comienzan desde un lugar bastante irónico, ya que eran las personas que habían nacido o
eran niños cuando comenzó la dictadura militar, por lo que perdieron el miedo; eran los
disidentes de los disidentes.

La fiesta

La vida nocturna en nuestro país estaba casi extinta. “Imagínate que en toda
Bellavista el único lugar que existía era el Venecia, un café que cerraba a las 9:30, y en
plaza Italia había 2 bares. Entonces para qué iba a tener café serio toque de queda, para
que ibas a hacer un bar si se iba a cerrar temprano” (Griffero, Ramón. Entrevista año 2016)
Y esto se usó a favor en El Trolley.

Careciendo de recursos materiales y monetarios, había que buscar una forma de


financiamiento para los montajes, y la mejor alternativa era hacer fiestas clandestinas al
finalizar las funciones. Inspirándose en la idea de vida nocturna que se veía en Europa,

recaudaba el dinero junto con la Lina Boitano (contadora).


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Griffero, Lavín y todo el equipo que trabajaba en El Trolley en ese momento, comenzaron a
idear y producir estas instancias nocturnas muy poco usuales en la época, por no decir
inexistentes. De toque a toque se realizaban estas celebraciones nocturnas donde la música, el
alcohol y las intervenciones estaban a la orden de la noche.

Fue gracias a estas fiestas, que muchos artistas de todas las áreas posibles se comenzaron a
dar a conocer.

Comenzaron como manera de recaudar fondos para las obras, pero luego de los años se
convirtió en un negocio para el galpón, como también en una inspiración para “otras fiestas
también, las copió todo el mundo, de partida Spandex” (Verónica García-Huidobro,
comunicación personal, 26 de abril de 2016).

Poco a poco renacía esa sed por la noche viva en Santiago, como también por ser parte de la
resistencia pero desde otro lugar; uno menos obvio y poco usado. La ironía era parte
fundamental de las intervenciones, no había nostalgia.

“Ahora la resistencia era de pie, bailando, agitando la coctelera del punk,


new wave y electropop, estilos que aterrizaron en el país juntos y revueltos.” (Diario
La Nación, 31 de Diciembre de 2006, Juan Carlos Ramírez)

Exactamente, juntos y revueltos, estilos, gente, movimientos. Todo en un mismo lugar


conviviendo en el único entretenimiento juvenil que existía en la época.

“Y pasaba algo muy loco, uno veía gente de Las Condes y de San Miguel
carreteando juntos y vestidos iguales, era un espacio donde las clases sociales
desaparecían, era muy bonito. La calidad de la ropa era distinta pero era igual en
estética.
La gente que iba era joven, como entre 18 y 25, pero básicamente
universitarios, profesionales jóvenes. Había gente grande pero no de más de 27 o 28
porque no era un espacio ochentero nostálgico o de resistencia nostálgica, no era la
peña de los Parra. Era un nuevo espacio donde no cabía la mirada exiliada o
autoflagelante, era más bien el exiliado que había vuelto con un montón de material
cultural, decidido a luchar pero desde ese lugar” (García-Huidobro, Verónica,
comunicación personal, 26 de Abril de 2016)

La fiesta en El Trolley se llegó a convertir en un panorama obligado de todos los jóvenes,


porque en el fondo era el único atractivo nocturno que existía en los 80. La cuna de las
nuevas vanguardias se llevó a todo el público juvenil que había perdido el miedo a la noche.

"Si eras estudiante, participar de eso te cambiaba la vida. Te dabas cuenta


que bailar o apoyar una obra de teatro era hacer política también. Veías lo que

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pasaba en Santiago y te motivaba a hacerlo en regiones”. (Como se cita Juan Carlos
Ramírez a Cecilia Ramírez2, en Diario La Nación, 31 de Diciembre de 2006 )

Llegaban en masa a repletar el lugar sin importar horarios, peligros o reglas. La noche se
convertía en una especie de máquina del tiempo que hacía perdurar el disfrute de la rienda
suelta, no habían restricciones porque a nadie le importaba el desenfreno, es más, era el
ambiente que se producía cada noche, desenfreno a través de la libre expresión y del goce por
ver, oír y sentir cosas nuevas. Ya era atractivo el hecho de ir a una fiesta, pero lo era aún más
ir a éstas en específico, primero, porque era lo más taquilla de lo taquilla, y segundo porque
tenía ese plus, las intervenciones.

“La movida subterránea santiaguina de los ochentas utilizó el rock, las artes,
el teatro y la poesía como herramienta política. Oxigenada por los hijos de
retornados; la información que llegaba de revistas, videos o de amigos que vivían
afuera y sobre todo por el entusiasmo de botar todas las sillas y ponerse a bailar
mientras todo lo que cae en pedazos vuelve a su lugar” (Ramírez, Juan Carlos, Diario
La Nación, 31 de Diciembre de 2006)

Era la mezcla perfecta, tanto para los organizadores como para los asistentes. Ya que una
apuesta de bajo presupuesto terminaba generando grandes ganancias para seguir produciendo
puestas en escena que no habrían podido ser financiadas sin ese autosustento. Porque todo lo
que pasaba en ese galpón tenía una connotación contraria al régimen militar, y muchas veces
irrespetuosa para esa izquierda más antigua. Entonces no había por donde, todo era
autogestión.

“Teníamos unos carteles, pero la mayoría era boca a boca, porque era muy
taquillero. O sea era como lo único entretenido que estas pasando en Santiago,
entonces era super fácil. No era como ahora que tienes que competir con otras cosas
entretenidas. Era lo único con un poco de olor a libertad. Entonces entre
universitarios se regó la noticia, porque además estábamos todos conectados con
nuestros grupos de vida. Pero sin publicidad, no podíamos salir en el diario, solo
había algunos dibujos que ponían por ahí, pero así como publicidad no” (García-
Huidobro, Verónica, comunicación personal, 26 de Abril de 2016)

Por lo mismo es que los registros de estas instancias y de este espacio en general son muy
pocos, y los pocos que hay están guardados y no han visto la luz pública general.

Podríamos hacer una gran carpeta de información que describa detalladamente el ambiente
que se vivía en las fiestas de El Trolley, pero no queremos crear un camino ajeno y
distanciado del espectador, buscamos crear una conexión y finalmente un recuerdo, ya que de
ahí es de donde nacen los archivos, de las memorias e instancias vividas en carne propia. Eso

2 Esto reafirma nuestro punto principal de investigación que propone que carecemos de información de este
espacio cultural y de nuestra historia en general por temas políticos o sociales, lo que provoca que estemos en
crisis identitaria constante.
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es lo que nos parece más interesante de la idea del intruso de un lugar que no tiene grandes
ventanas para ver, ahí está lo que más buscamos, lo curioso, lo intrigante, lo misterioso; ver
lo que no se debería estar viendo.

Es por esto que nos surge la necesidad de sacar esta información más allá de fotos del
recuerdo, testimonios parcelados o una página web que pocos conocen. Nos parece urgente
transmitir estos testimonios a gente común y corriente, a cualquier chilena o chileno, porque
no es de poca importancia, después de todo, este fue el primer lugar físico e ideológico,
donde renació el arte el Chile, donde se volvieron a desarrollar y conocer vanguardias, por lo
tanto, parte de nuestra identidad cultural colectiva nació ahí.

Desde ese lugar nace nuestra necesidad por crear Galpón 841.

Nuestro eje principal será la memoria sensorial, ¿por qué? Muy simple, porque registra la
información que proviene del ambiente externo (imágenes, sonidos, olores, sabores y el tacto
de las cosas) durante un tiempo muy breve (un segundo), pero el suficiente para que esta
memoria sea transmitida a la memoria de corto plazo. La memoria sensorial explora las
características físicas de los estímulos y registra las sensaciones. Además su capacidad es
grande y existe un subsistema para cada sentido, también la duración de la información
depende del sentido. Pero de los que nosotros nos haremos cargo con este proyecto, será
principalmente la vista y la audición, ya que son los que perciben e identifican la
información de manera más inmediata. A través de la música y la imagen llevaremos a cabo
nuestro objetivo.

¿Cómo funcionará?

Galpón 841 (nombrado así por la numeración que tenía el galpón original) consta de
una caja de madera pintada negra, por dentro y por fuera, rodeada por una cinta de PELIGRO
y completamente sellada, a excepción de la parte frontal que tendrá una pequeña fisura por
donde el espectador verá hacia adentro de la ésta.

Dentro habrá luces colgando, música de la época, que se escuchaba en las fiestas (Album:
Matarratas de Fiskales Ad Hok) y se estará proyectando la película “El sueño de la hora más
oscura” de Germán Bobe. ¿Por qué esta película? Porque fue estrenada en El Trolley, y
porque fue la única a la pudimos tener acceso, de todo el material audiovisual que alguna vez
se presentó en El Trolley.3

Esos serán los tres estímulos sensoriales que recibirá el público al ver Galpón 841, pero la
experiencia no termina aquí, ya que sino quedaría información en el aire y se transformaría en
una experiencia anecdótica, y lo que nosotros buscamos, es crear un recuerdo, una memoria

3 Cecilia Ramírez, estudió historia en la Universidad de Concepción, e iba como público a los eventos que ocurrían en El
Trolley en la década de los 80.
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de la experiencia, para así dejar en claro que no hablamos de cualquier fiesta o de cualquier
teatro, sino que hablamos del teatro que volvió a dar vida tanto a la vida nocturna como a la
vida cultural de un país que se estaba consumido y estancado por el miedo.

La segunda parte de la experiencia, consta de entregar un pequeño folleto al espectador donde


se explicará a grandes rasgos, aspectos de El Trolley. Dicho folleto en formato mini, dirá en
la portada: ¿Se te hace familiar? Y sin depender de la respuesta, al abrirlo tendrá (en la cara
interior izquierda del folleto) una pequeña reseña de su historia.

“1983. En San Martín 841, entre las putas y la cárcel, en un galpón que solía
ser una antigua sede de trolleybuseros, nace el teatro El Trolley. Cuna de la nueva
movida subterránea de Santiago y de las nuevas vanguardias que llegaron a Chile
gracias a exiliados que volvían para hacer la resistencia pero desde un lugar con un
amplio bagaje cultural. Este se convierte en el nido de los artistas jóvenes, del
renacimiento de la vida nocturna y de la pérdida del miedo a la represión. Ahora la
revolución se hacía bailando.” (García-Huidobro, Verónica, comunicación personal,
26 de Abril de 2016)

Y en la cara interior derecha del folleto, habrá pequeñas citas de las respuestas que recibimos
de distintos artistas- que participaron de El Trolley- frente al siguiente enunciado: “Si te digo
El Trolley, ¿qué se te viene a la cabeza?”

Enzo Blondel: “Entre artes y fiesta, entre carrete y cultura”


Pablo Lavín: “Diversidad”
Verónica García-Huidobro: “Un espacio de resistencia cultural de los años
ochenta”
Ramón Griffero: “Trolley era como en la fábrica de Warhol, el underground, era
como el GAM de la época en la dictadura y no era una casa okupa, estaba lo mejor de la
creación que estaba surgiendo”
Carmen Pelissier: “Yo me emociono profunda e inmediatamente, porque constituye
un punto de quiebre en mi vida, era como un cruce de caminos, era un momento en la
historia de chile, en mi historia personal, entonces me emociona. Inmediatamente llevo el
tiempo para atrás y me acuerdo y recuerdo con qué naturalidad, con qué inocencia, con qué
ingenuidad nos metimos en El Trolley, y yo me puse al servicio del Trolley, los fines de
semana, no importaba que no tuviéramos plata, daba lo mismo, ni siquiera me lo
cuestionaba, ni yo ni ninguno de nosotros. Los años nuevos los pasábamos en El Trolley,
entonces ahí me emociona, eso es todo lo que tengo que decir”
Armando Lillo: “Teatro y fiesta”
Alex Zisis: “Fiesta, lo que se me viene a la mente, son varias cosa la verdad, El
Trolley marca una alegría de fin de dictadura, eso, eso marca. Es divertido eso porque
después viene el año 89, 90 con todo lo que fue el enfoque de la campaña por la vuelta de la
democracia que calza con el sentimiento y con la onda que de alguna manera, en ese sentido
fue iniciador de todo ese cuento El Trolley”
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¿Qué impacto buscamos causar?

Tiene que ver con nuestro objetivo principal, que es llenar un espacio vacío en la
memoria colectiva de las personas, para de esta manera, contribuir a la creación de una
identidad clara y sin baches.

Ya que se nos dice y se nos habla del apagón cultural de la dictadura, cuando definitivamente
no fue así. Puede ser que en los 70, la producción artística estaba estancada en los mismos
recursos, y en los 80 no había tanta producción cultural como la hay hoy, pero no significa
que no existiera.

Fue el comienzo de un renacimiento cultural; y nos parece preocupante, que tan pocas
personas sepan de dónde nacieron nuevas vanguardias o movimientos, cuando existe un lugar
físico en específico donde volvieron a desarrollarse materias perdidas en el tiempo o nuevas
para nuestro país.

Sostenemos, que al quedar todo en simples recuerdos individuales y fotos guardadas con
polvo en cajones por años, no ayudamos a una compresión general del presente.

Y aunque parezca lógico que muchos no lo sepan por haber sido un lugar al que se llegaba
por datos o por estar metido en el ambiente artístico; no nos parece correcto, ni tampoco
justo, que no tengamos idea de la existencia de un espacio cultural donde renació el ímpetu
por una lucha clandestina y nutrida por visiones de personas de todos los ámbitos.

Buscamos que el espectador se entere del pasado, pero de la misma manera que en esos años
las personas se enteraron de su presente, por una rendija que revelaba un mundo desconocido,
interesante y nuevo. Queremos sacar un velo y crear recuerdo a partir de las memorias
personales que pudimos recoger por medio de nuestra investigación.

“Lo primero que hay que decir acerca de esta distinción es que las
identidades personales y colectivas están interrelacionadas y se necesitan
recíprocamente. No pueden haber identidades personales sin identidades colectivas y
viceversa. Lo que significa que, aunque ciertamente hay una distinción analítica
entre las dos, no pueden ser concebidas aparte y sustancializadas como entidades
que pueden existir por sí solas sin una referencia mutua. Esto es así́ porque las
personas no pueden ser consideradas como entidades aisladas y opuestas a un
mundo social concebido como una realidad externa. Los individuos se definen por
sus relaciones sociales y la sociedad se reproduce y cambia a través de acciones
individuales. Las identidades personales son formadas por identidades colectivas
culturalmente definidas, pero éstas no pueden existir separadamente de los
individuos.” (Larraín, Jorge. “¿América latina moderna? Globalización e identidad”.
2005)
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Por lo tanto, nos necesitamos los unos a los otros para concebir una identificación clara con
algo, ya sea movimientos, opciones, realidades, etc. Por eso es importante conocer todas las
partes del puzzle, para entender nuestro entorno y entendernos a nosotros mismos.

Consecuencias reales.

Luego de un largo proceso y de distintos inconvenientes, desde que el proyector no


funcionaba, hasta que nos botaron la caja a la basura. Pudimos decantar información y hacer
una analogía bastante interesante entre Galpón 841 y el espacio cultural El Trolley.

Lo que sucedió con El Trolley, fue que el año 2014 fue demolido, porque ser considerado
como una fachada inservible. ¿Qué demuestra esto? Simplemente, que el patrimonio cultural
en Chile se bota a la basura y por tanto que nuestra pregunta del comienzo, se vuelve aún más
real ¿Cómo podemos construir una identidad colectiva clara, si no somos capaces de rescatar
toda la información necesaria?

A pesar de esta serie de eventos desafortunados, esta inquietud seguía ahí, al igual que
nuestra necesidad de mostrar parte de la historia de nuestra cultura artística. Por esa razón,
decidimos construir una caja nueva para llevar a cabo nuestro proyecto.

En fin, logramos darnos cuenta en primera persona, que, en Chile, lo que “no sirve”, se va a
la basura, sin preguntar, ni avisar a nadie. Y por lo mismo, quisimos buscar todas las
soluciones para mostrar Galpón 841 a toda costa.

La identidad y la memoria van de la mano, por lo que, si falta una, no podemos tener clara la
otra, y en nuestro país generalmente alguna de las dos queda olvidada, por lo que siempre
quedamos en fragmentos. Esta es nuestra pequeña primera piedra para aportar a una historia
que está en pedazos perdidos, pero que se puede recuperar, porque los recuerdos están, sólo
hay que sacarlos y acercarlos a los que no los conocen, y de esta manera ayudar a una
identidad colectiva, pero sobretodo a la historia de un país.

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