Nalini Singh - Serie PSI - Cambiantes - 9.5 - Declaration of Courtship

Nalini Sinhg
Declaration of Courtship
Historia corta incluida en el libro Wild Invitation
En Declaration of Courtship, Grace, una tímida loba sumisa, se ve perseguida

por el último hombre que jamás hubiera imaginado, un teniente SnowDancer del
que se dice 'loco, malo y peligroso de conocer'.
Declaration Of Courtship 2 Nalini Singh
Indice
Capítulo 1 ....................................................................................................................... 3
Capítulo 2 ....................................................................................................................... 6
Capítulo 3 ..................................................................................................................... 10
Capítulo 4 ..................................................................................................................... 14
Capítulo 5 ..................................................................................................................... 18
Capítulo 6 ..................................................................................................................... 22
Capítulo 7 ..................................................................................................................... 25
Capítulo 8 ..................................................................................................................... 29
Capítulo 9 ..................................................................................................................... 33
Capítulo 10 ................................................................................................................... 37
Capítulo 11 ................................................................................................................... 41
Capítulo 12 ................................................................................................................... 45
Capítulo 13 ................................................................................................................... 50
Capítulo 14 ................................................................................................................... 54
Traducido por María.
Carpedreams.blogspot.com
Capítulo 1
CarpeDreams
COOPER había sido bueno.

Muy bueno.
Mejor de lo que había sido nunca antes en su vida.
Se había mantenido al margen de la nueva y sexy técnico de mantenimiento de sistemas
durante más de seis meses. Seis meses. Bien podría haber sido una década, por lo que a él
concernía. Un macho dominante depredador cambiante no era paciente cuando se decidía por una
mujer, pero las circunstancias lo habían obligado a ser paciente, y era esa paciencia la que había
llevado el humor de su lobo hasta un borde salvaje.
Con su cuerpo curvilíneo y el pelo de ébano suave que él quería tomar en un puño mientras
usaba su boca y sus dientes, para marcar su piel cremosa, ella hablaba a su instinto masculino. El
lobo que era su otra mitad estaba totalmente de acuerdo. Ambos lados de él querían reclamarla
hasta que nadie tuviese ninguna duda de que ella le pertenecía.
Apretó los dientes y luchó contra el impulso primario, sin embargo, consciente de que como
teniente a cargo de la guarida SnowDancer satélite situada en el extremo norte de las montañas de
San Gabriel, Grace estaba bajo su protección. Su estado no hubiera puesto freno a su persecución si
ella hubiera sido una dominante moderadamente fuerte, pero Grace era una de los lobos más
sumisos en SnowDancer. Cooper sabía muy bien que los sumisos no obedecen automáticamente a
los dominantes, pero el impulso era visceral.
Añadido a esto, Grace había sido profundamente vulnerable inmediatamente después de
mudarse a una nueva guarida. Cooper sabía que él no podía ir tras ella hasta que hubiese formado
nuevas amistades, creado un sistema de apoyo que le diese la fuerza para rechazar su cortejo si no
era bienvenido.
Sus garras pinchaban la parte interior de la piel ante la idea, pero el hombre y el lobo, ambos sabían
que si decía que no, tendría que retroceder. En seguida. Debido a que una hembra dominante
puede correr para incitar a un hombre a perseguirla en un desafío que nace del corazón salvaje de
su lobo, pero si un sumiso echaba a correr no era un juego, estaba tratando de escapar.
No huyas de mí, cariño, pensó mientras daba los pasos finales hacia ella. Sólo muerdo un
poco. No era del todo cierto, pero él tenía la intención de comportarse lo mejor que sabía hasta que
ella confiase en él lo suficiente como para manejar la sensualidad agresiva que era un aspecto
integral de su naturaleza. "Grace".
•••
Grace sintió la patada de su corazón contra las costillas ante el sonido de esa voz profunda y
masculina tan oscura y deliciosa como peligrosa para sus sentidos.
Contrólate, Grace. Estás haciendo el ridículo.
Era lo mismo que se había estado diciendo una y otra vez desde su primer día en la guarida
de San Gabriel, cuando Cooper se le dio la bienvenida a la región. Grande, hermoso y mortal como
era, no era difícil ver por qué la había dejado sin respiración cuando lo había visto por primera vez.
El hombre era un afrodisíaco que vivía y respiraba. Si hubieran estado solos, ella no estaba segura
de haber sobrevivido a esa reunión sin hacer algo muy estúpido.
Como intentar reclamar los privilegios de piel de un hombre que estaba segura que nadie se
atrevía a tocar sin su permiso explícito.
Sin embargo, aún en su estado de aturdimiento, había sabido que la atracción era imposible.
Mientras que la unión de dominantes acoplados con sumisos con frecuencia no se consideraba
inusual, la brecha entre su dominio y el de Cooper era demasiado grande. Estaban, literalmente, en
los extremos opuestos de la jerarquía, su lobo sabía Cooper podía masticarla y escupirla sin darse
cuenta.
Y aún así, cada vez que se le acercaba, todo su cuerpo se tensaba de expectación.
"Hola," dijo, sin levantar la vista de su posición de rodillas en una esquina, al lado de un
conducto de calefacción que necesita una reparación menor.
Similar a la guarida en las montañas de San Rafael, donde había pasado sus años de
adolescencia, y en una escala más pequeña que la guarida central en las montañas de Sierra Nevada,
esta guarida había sido literalmente tallada en y por debajo de una montaña, luego reforzada con
paredes de piedra. Los túneles eran grandes y espaciosos, las habitaciones amplias, pero por debajo
la belleza natural de la piedra atravesada con vetas brillantes de mineral había un latido tecnológico
muy complejo, que Grace ayudaba a mantener.
"¿Se ha producido un fallo en uno de los sistemas críticos?", preguntó ella, suponiendo que
era la razón por la que Cooper se había tomado el tiempo para rastrearla personalmente. Estando
tanto el jefe como el subjefe del departamento de su nivel lejos en diferentes conferencias de
tecnología, Grace era actualmente la encargada. "Puedo verlo de inmediato, esto no es urgente."
"No, todo está bien." Él se agachó a su lado, inmediatamente ocupando todo el aire
disponible en las inmediaciones.
Concéntrate en el trabajo, se ordenó, tratando de concentrarse en la llave digital que estaba
utilizando para cambiar un tubo quemado... pero su cuerpo estaba en sintonía con cada respiración
suya, los músculos tensándose.
"¿Cómo te va en esta sección?", Le preguntó, su tono de voz a un nivel que ella reconoció
como "cuidadoso".
Ella luchó contra el impulso suicida de lanzarle una herramienta a la cabeza. Su lugar en la
jerarquía no determinaba la totalidad de su personalidad. Al igual que en otros niveles de dominio,
un sumiso podría ser tímido o exuberante, alegre o malhumorado, sensual o reservado. Grace podía
ser tranquila y un poco tímida en comparación con la mayoría de sus compañeros de manada, pero
ella podía manejar las voces fuertes muy bien, al crecer con dos hermanos mayores adoptivos,
dominantes que habían heredado el temperamento rápido de su padre, ella había escuchado muchas
a lo largo de su vida.
"Estamos a mitad de camino de la revisión", dijo ella, deseando que él olvidara su lugar en la
jerarquía y la viese simplemente como una mujer... una mujer que él quería.
Si lo hiciese, ¿qué harías?
Probablemente correr muy rápido en la otra dirección.
Ella giró la llave un poco demasiado fuerte y casi rompió el tubo. "Maldita sea". Le ardían las
mejillas, ella flexionó los dedos, respiró hondo, y completó la extracción con cuidado,
acaloradamente consciente de la atenta mirada de Cooper. "Ya está. Podemos reciclar los
componentes."
"Quitado sin un rasguño. Impresionante." Él tomó el tubo quemado. "¿Conseguiste el nuevo
pedido que querías?"
Ella apartó los ojos de sus manos, la cara calentándose aún más ante las crudas imágenes que
se habían formado espontáneamente en su mente, de esas grandes manos sobre su cuerpo, sus
pechos, su piel exquisitamente áspera contra la suya. Nunca había respondido a un hombre de tal
manera, ¿y tenía que ser ante un hombre cuya sola presencia hacía sentir muy incómodo lobo? Sin
duda, el destino se estaba echando unas buenas risas a costa de Grace.
"Sí", acertó a decir en respuesta a su pregunta, "lo hice. Son de alta calidad, como habían
prometido." Al oír un suave clic cuando dejó el tubo en el suelo, dejó la llave y se fue a recoger la…
"Grace". Dedos se cerraron alrededor de su muñeca.
Su pulso se disparó mientras miraba fijamente, la piel oscura de su mano tan cálida y suave,
los callos de su palma una abrasión sensual. Ella no podía hablar, el nivel de ruido dentro de su
cabeza era muy fuerte, ahogando todo lo demás.
"Grace". Más suave este momento. Persuasivo. "Mírame".
Tragando, ella se arriesgó a mirar, su lobo atento, rígido. Si hubiera sido una orden, ella
habría obedecido en respuesta, su naturaleza era tal que el desafío de una orden de un teniente la
marcaba a un nivel primario. El hecho de que ella fuese una cambiante en lugar de un lobo salvaje
significaba que tenía la capacidad para tal desafío, pero requeriría coraje, y un profundo desacuerdo
por su parte, suficiente para que el lado humano de su naturaleza anulase los poderosos instintos de
su lobo.
Pero Cooper no había mandado. Él había pedido... de una manera que hizo que todo lo
femenino en Grace temblase llamando la atención. Ahora, sus ojos se encontraron cerca del negro
intenso de las suyos y se alejaron. Cuando no hizo nada más que esperar con una paciencia que
nunca había esperado de él, levantó sus pestañas de nuevo, su mirada atrapó la suya.
Eso envió un escalofrío a través de su lobo. Porque sostener la mirada de un teniente era un
movimiento audaz para cualquier lobo, pero para un sumiso, iba mucho más allá. En cualquier otra
circunstancia, podría haber sido peligroso, al igual que ella tenía sus instintos, los dominantes tenían
los suyos. Si se interpreta el contacto visual como un reto, podía terminar mal. El hecho, de que en
la mayoría de los casos en que tal cosa había sucedido, ambas partes habían estado en forma de
lobo, no hacía nada para anular el peligro de desencadenar una violenta respuesta accidental.
Debido a que un sumiso nunca saldría ganador.
Cooper movió su pulgar deslizándose sobre el pulso de su muñeca. "Ya está." El murmullo
bajo la tocaba en una caricia tan íntima, que se sentía como si estuviera desnuda, expuesta y
vulnerable.
Inhalando una respiración entrecortada, ella rompió el impactante contacto visual y tiró
suavemente de la muñeca. Cuando los dedos de Cooper se apretaron por un instante, su corazón
tartamudeó. Él la soltó antes del siguiente latido. No estaba segura de nada, así que volvió a lo que
ella conocía, recogiendo otra de sus herramientas para hacer... algo. Excepto que sus pensamientos
se confundían, una quemadura de calor persistía en la muñeca. Ella comenzó a trabajar en una
sección al azar no esencial del conducto, donde ella podría fácilmente corregir los errores más tarde.
A su lado, Cooper se desplazó apenas una fracción, un solo centímetro pero fue suficiente
para tener a su lobo tembloroso y alerta, con anticipación, deseo, y una buena dosis de pánico todo
mezclado.
"Tú nunca tienes que temer nada de mí, Grace." Fue un murmullo áspero, una caricia verbal
de sus sentidos. "Si quieres que me detenga en cualquier momento y en cualquier lugar, lo único
que tienes que hacer es decir la palabra "No",¿de acuerdo?"
Ella sacudió la cabeza arriba y abajo, con la garganta tan seca como las brillantes arenas del
Mojave.
"Pero", continuó, "no voy a desaparecer hasta que me digas que lo haga. Tengo la intención
de cortejarte".
La herramienta cayó de sus dedos inertes con un estrépito al suelo. Acercándose más,
Cooper la recogió y la puso de nuevo en su caja de herramientas. "Te voy a dejar hacer tu trabajo...
pero ¿Grace? Te veré de nuevo pronto." Con esa promesa, se levantó y se fue, su poderoso cuerpo
moviéndose con una fuerza salvaje era ferozmente mantenida a raya, mientras caminaba por el
pasillo de acceso relativamente estrecho y salía de la guarida.
El corazón golpeaba contra las costillas fuerte, lastimándola, su respiración irregular en la
garganta, Grace se derrumbó contra la piedra lisa de la pared. "¡Oh, Dios! ¡Oh, Dios! ¡Oh, Dios!" Su
pecho subió y cayó en un ritmo duro y desigual mientras intentaba tomar aire y aclararse la cabeza.
El esfuerzo fracasó.
Llegó a tientas a la botella de agua, bebió de ella.
El líquido fresco le mojó la garganta, pero no hizo nada para calmar la fiebre en su sangre.
"Tengo la intención de cortejarte".
Ni en sus más salvajes fantasías se le había ocurrido Cooper le diría esas palabras para ella.
Lo más lejos que se había atrevido a soñar fue con improbables fantasías eróticas que la dejaron
empapada en sudor y deseosa de culminar, fantasías en las que se hallaban piel a piel, sus labios en
su garganta, sus manos agarrando sus caderas mientras él la inmovilizaba bajo su mando
preparándola para su posesión. En la vida real, era casi seguro que ella se asustaría si estuviese
alguna vez en esa posición, su lobo aprovechando su mente para quedarse sumisamente quieto ante
el depredador en la cama con ella, pero la dura realidad de la jerarquía no le importaba a sus
fantasías.
Si Cooper la hubiese invitado a su cama, esas fantasías podían haberle dado algún tipo de
fundamento en el que apoyarse, por muy efímero que hubiera sido. Sin embargo, un macho
cambiante como Cooper no utilizaba la palabra "cortejar" cuando daba la bienvenida a una mujer
para compartir su cuerpo y su cama, ya fuese por una noche o por más tiempo. No, lo decía en serio.
El grande, peligroso y hermoso Cooper la quería como la suya.
Capítulo 2
CarpeDreams
A punto de creer que ella lo había imaginado todo, Grace llevó la parte interior de su muñeca
a la cara, y aspiró el olor a tierra salvaje y ámbar oscuro de Cooper de su piel. Los matices
complejos le daban ganas de frotar su nariz hasta la garganta y respirar profundo, hasta que pudiese
separar los elementos que componían el decadente conjunto.
Incluso ahora, el recuerdo persistente hacía que le picase la piel, con la mente llena de
recuerdos sensoriales del oscuro calor de su cuerpo musculoso, del bronce profundo de su piel, del
cabello negro que había cortado tan corto que tuvo que luchar constantemente con la necesidad de
alcanzar y pasar su mano sobre los pelos de punta. Al igual que los de la mandíbula.
¿Como sería el roce de esa mandíbula contra la piel desnuda en la intimidad de su
dormitorio?
Gimiendo, ella tomó otro trago de agua. No sirvió de mucho, la adrenalina seguía
bombeando duro y rápido a través de sus venas hasta que sintió como si su piel fuese a estallar por
la frenética energía que rebotaba dentro de su cuerpo, su lobo tan aturdido como el lado humano.
Por eso, cuando oyó a alguien entrar en el pasillo de acceso, su cerebro aprovechó la distracción. Y
cuando ella reconoció el aroma de Vivienne un segundo antes de que la alta y delgada mujer
apareciese por la esquina, quiso llorar de alegría.
Helada belleza, esa era la impresión inicial que Grace había tenido de su compañera ingeniera
con su pelo liso negro recogido en una elegante cola de caballo y los almendrados ojos de color
marrón, fríos contra la impecable piel blanca. Entonces Vivienne había sonreído, como ahora, con
contagiosa calidez, revelando la alegre realidad de su espíritu. "Hey, jefe. Estoy a punto de
comenzar el reinicio del sistema de comunicaciones en esta red, el problema con la línea 7B de
comunicación no era más que un fallo leve".
Grace tocó el espacio a su lado. "Tómate un descanso." Afortunadamente, tanto para su
relación de trabajo como de amistad, aunque Vivienne era una dominante, si bien en el extremo
inferior de la escala de poder, ella no tenía ningún problema para aceptar órdenes de una
supervisora sumisa. El nivel de flexibilidad que posee cada individuo, independientemente de su
lugar en la jerarquía, era un hecho que los jefes "civiles" de la manada tenían que mantener
constantemente en mente cuando formaban equipos de trabajo.
Porque al fin y al cabo, no eran humanos, eran cambiantes, eran lobos.
"¿Estuvo Coop aquí? Me encanta la profundidad de su esencia." Fue el comentario alegre,
como la propia Vivienne, cuando tomó el asiento que Grace le había ofrecido. "Es la quintaesencia
de la masculinidad, ¿sabes? Si mi lobo no estuviese medio aterrorizado de él, yo estaría tentada de
servirme a él en una bandeja." Suspiró. "Esa cicatriz no sólo no lo hace menos atractivo, sino que lo
hace más sexy. Dios, ¿puedes imaginar como sería en la cama?"
Grace abrió la boca y las palabras simplemente salieron, sonando tan surrealistas como la
primera vez que las habías escuchado. "Dice que me va a cortejar".
Vivienne volvió la cabeza hacia ella. "¡Lo sabía!" Alegría desenfrenada. "Le dije a Todd que no
coquetease contigo, ¿pero quiso escuchar mi gemelo idiota? ¡No! Hah! No puedo esperar a ver la
expresión de su cara cuando le diga que estaba intentando ligar con la mujer del teniente."
Grace parpadeó ante la inesperada respuesta. "No lo sabía. Y yo no soy su mujer." Sonaba
tan extraño decir esas palabras, considerar siquiera la idea fuera de sus fantasías.
Vivienne despachó la observación con un gesto. "Está bien, está bien, yo no lo sabía, pero lo
sospechaba. Yo me crié en esta guarida, tenía diecisiete años cuando Coop sumió el cargo, y déjame
decirte: el hombre podría haber mantenido las distancias desde tú llegada, pero nunca ha mirado a
una mujer de la manera en que te mira. Todo intenso y protector y voraz, " un escalofrío, "como si
estuviera esperando para tomar un bocado".
La idea de la boca de Cooper en su piel hizo que Grace apretarse los muslos, mientras otra
parte de ella le gritaba que se había vuelto loca. Ella no tenía las herramientas para manejar a un
hombre así: fuerte, crudo y exigente en la cama. "No estás ayudando."
"Lo siento." Una respuesta solícita, Vivienne le palmeó el muslo. "Es que él es tan caliente,
que he perdido la razón por un segundo."
Grace soltó una carcajada de sorpresa y fue una liberación necesaria. "Eres una idiota."
Vivienne le guiñó un ojo, le preguntó: "¿No te gusta?"
"Gustar no es la palabra que yo usaría", dijo Grace, con la voz ronca por los recuerdos.
"Yo... él es caliente. Extremadamente." El tipo de calor que podría arruinarla para otros hombres
aún cuando ella ardiese hasta las cenizas. "Pero él es un teniente".
"¿Está usando su posición para presionar?" Un ceño fruncido. "No puedo imaginar a
Coop…"
"¡No! No, él nunca haría eso." Él podría tener aristas ásperas, malo, de un modo que su lado
sensible le advertía que se mantuviese fuera de su alcance sexual, y definitivamente peligroso, pero
también era honrado hasta la médula.
"Si quieres que me detenga en cualquier momento y en cualquier lugar, lo único que tienes que hacer es decir
la palabra "No".
Vivienne le dio un codazo en el hombro, una pierna doblada, el pie de la otra apoyada contra
la pared opuesta. "¿Entonces qué?"
"Yo soy un sumiso." Un hecho obvio, inalterable. "Siempre he sido y soy feliz con mi lugar
en la jerarquía." Ella era necesaria, su papel no era menos importante que cualquier otro en
SnowDancer. Por un lado, los cachorros acudían a ella sin ningún miedo. En caso de emergencia,
podía coger a cualquier niño y correr, a sabiendas de que el niño se aferraría a ella en vez de luchar.
En el día a día, y sin arrojar la dinamita de la pasión en la mezcla, Grace y los que eran como
ella ayudaban a sus hermanos más fuertes a mantener el control de su naturaleza agresiva al incitar
un proteccionismo intenso y a menudo inconsciente.
Aunque, desde el extremo sumiso, el efecto no era siempre por casualidad.
Más de una vez, Grace había pedido un dominante enojado y frustrado que la ayudase en
alguna tarea que podría muy bien hacer por sí misma, consciente de que la influencia de su lobo
calmaría el suyo. Este tipo de cosas eran parte del ritmo de una manada saludable. Las manadas que
perdieron el complemento natural de los sumisos, ya sea a causa de accidentes o por falta de
cuidado y respeto y no corrigieron el desequilibrio roto a tiempo, vieron como la energía en la
guarida se volvía violenta.
"Recuerda siempre", una cálida mano acariciando su cabello, “que aunque nosotros necesitamos su fuerza
para hacernos sentir seguros en lo más profundo, los soldados y dominantes nos necesitan para conservar su
humanidad. Es por eso que SnowDancer es una manada poderosa. Debido a que uno no se considera más o menos
que el otro. "
"Pero", continuó, con el corazón apretado por el eco de la voz suave de su padre perdido, "los
lobos como yo no salimos con compañeros de manada tan fuertes como Cooper." El deseo
alteraba las reglas a un nivel fundamental, cambiaba el efecto que el lobo de él había tenido en suyo,
y el suyo en el de él, hasta que ya no podía predecir cómo cualquiera de ellos podría reaccionar en
cualquier situación dada.
Las siguientes palabras de Vivienne fueron solemnes. "Él te hace sentir incómoda, ¿no es
así?"
En el nivel más básico femenino. "Es tan abrumador". Así masculino, tan primario, tan
duramente hermoso. Justo... así.
"Lo entiendo. Coop es el tipo de hombre que nunca sería un amante fácil."
La garganta de Grace se le secó de nuevo ante la idea de llamar a Cooper su amante. "No es
sólo eso", jadeó ella, teniendo que tomar un sorbo de agua antes de poder continuar. "¿Recuerdas lo
que te dije? ¿Acerca de cómo parte de la razón por la que acepté la promoción y me mudé aquí fue
por la forma sobreprotectora de ser de mi familia?" Tanto el lobo y la mujer ambos sabían que no
eso era bueno para ella.
A pesar de que amaba a sus padres y hermanos adoptivos con todo su corazón, y sabía que
era querida por su parte, en momentos como este extrañaba, su lejano pasado, a su "Papá" y
"Mamá" que tanto dolían aún. Su padre había sido un sumiso, la había entendido a un nivel
fundamental, su madre una soldado dominante que se había acoplado y amado a un sumiso el
tiempo suficiente para haber adquirido una comprensión inherente de lo que su hija necesitaba para
desarrollarse. Ambos habían reconocido que la necesidad de Grace de sentirse segura y protegida
no era igual a una rígida pared de protección.
"Veo tu punto." La voz de Vivienne penetró los recuerdos agridulces de su feliz infancia, de
la niña alegre que ella había sido antes de la manada fuese empapada en rojo sangre. "Como
teniente, Coop está prácticamente diseñado para proteger." Girando su cuerpo, se enfrentó a
Grace. "Si tú le dices que retroceda, lo hará. Yo creo que lo dejará todo, la pregunta es… ¿es eso lo
que quieres?"
"No." Un rechazo inmediato y categórico. Grace no podía soportar la idea de no volver a
sentir el abrasivo calor del tacto de Cooper, de no oír esa nota acariciante de la promesa en su voz.
Los labios de Vivienne se curvaron en una malvada sonrisa. "Entonces será mejor que
encuentres una manera de lidiar con el lobo grande y malo que quiere tener su propia merienda muy
personal".
Un millar de mariposas levantaron el vuelo en el estómago de Grace.
•••
La había asustado.
El soldado delante de Cooper palideció bajo el bronceado dorado de su piel. "¿Señor?"
Y ahora estaba asustando a todos los demás. Pasó una mano por la cara en un intento de
borrar su ceño fruncido, su pulgar recorriendo la cicatriz a lo largo de su mejilla izquierda, dijo: "La
incursión en el perímetro, ¿estás seguro de que eran sólo un par de niños humanos
besuqueándose?" El territorio de los lobos estaba claramente marcado, pero los jóvenes de todo el
mundo tenían una misteriosa habilidad para ver sólo lo que querían ver.
Daniel asintió con la cabeza, su cabello color arena se deslizó sobre la frente. "Les sorprendí
yo mismo. Me aseguré de que supiesen que estaban invadiendo tierras de SnowDancer, y les dije
que era la única advertencia que conseguirían antes de que pasáramos a la acción." Un destello de
los dientes. "No podían salir lo suficientemente rápido."
"Bien." Cooper no disfrutaba poniendo el miedo en los ojos de los adolescentes con más
hormonas que cerebro, pero había que hacerlo.
La reputación de crueles de SnowDancer era su primera línea de defensa.
La manada no siempre había sido tan agresiva hacia el exterior. Su disciplina y centrarse en la
familia, sin embargo, había hecho creer a sus enemigos SnowDancer era débil, y el derramamiento
de sangre que siguió había devastado la manada. Muchos se habían perdido en la carnicería,
incluyendo a los padres de Grace.
Nunca más, pensó Cooper.
"Mantenned un ojo sobre ellos", le dijo a Daniel. "A veces los niños les gusta jugar a ver
quien es más valiente." Sabía que la estupidez juvenil no tenía límites, sin importar si los jóvenes
eran cambiantes o humanos.
"Voy a avisar a los otros centinelas. ¿Qué debemos hacer si uno de nosotros los atrapa otra
vez?"
"Requisar su vehículo y llamarme a mi." Snowdancer tenía jurisdicción sobre sus tierras. Tal
vez podrían haber permitido el desafío en otros tiempos, pero ahora ya no, no con el mundo
estremeciéndose bajo el peso de un violento cambio que estaba redefiniendo el poder mismo. "Voy
a ir personalmente".
Si los cachorros humanos tenían edad suficiente para jugarse su cuello, entonces tenían la
edad suficiente para saber que no se deberían meter con una manada cambiante depredadora.
Cooper tenía la intención de dar a los dos adolescentes se portasen mal la misma reprimenda que le
daría a uno de los menores bajo su mando en caso de que intentasen una estupidez así. "Nadie ha
regresado por tercera vez."
Daniel sonrió.
Metiendo las manos sobre la aspereza erizada de su cuero cabelludo después de que el
soldado marchase, Cooper miró melancólicamente la vista fuera de su ventana. Mientras que la
mayoría de la cueva estaba bajo tierra, su oficina se encontraba en el nivel más alto, escondida en
una curva natural de la montaña. El vidrio se había tratado para que no reflejase, pero le daba una
buena vista del camino principal hasta la guarida. Bañada hoy por el sol, más allá de la tierra estaba
el verdor de los árboles, de tal modo que uno nunca sabría el desierto de Mojave se extendía más
allá de la lejana cordillera.
Le gustaba ser capaz de mantener un ojo en las cosas de aquí, pero la falta de ventanas en la
guarida principal no molestaba a sus hermanos lobos, a los que les encantaba volver a casa, a una
guarida acogedora, a un lugar donde sus cachorros estaban siempre protegidos. Además, los túneles
eran amplios y bañados por la luz del día y de la luna en una simulación en función de la hora del
día, los mecanismos de filtración de aire y control de temperatura, ajustados para crear una
transición sin esfuerzo entre el exterior y el interior.
El brazo científico SnowDancer había sido responsable del desarrollo original de la
tecnología, pero eran los ingenieros de sistemas altamente capacitados los que mantenían y
calibraban los sistemas interconectados en el día a día. Cada uno podía manejar la mayoría de las
cuestiones de menor importancia que surgían de vez en cuando, pero todos tenían sus
especialidades. La experiencia de Grace era la luz simulada natural tan importante para el bienestar
de la manada.
Su mano se cerró en un puño, su ceño regresó al recordar cómo había temblado bajo sus
caricias. Sí, él podía dar miedo como el infierno, y eso era un activo a la hora de proteger a la
manada, pero él no quería asustar a Grace. Quería acariciarla, abrazarla, aprender los entresijos de la
mujer inteligente y atractiva que manejaba sus herramientas de alta tecnología con el cuidado y la
elegancia de un cirujano... y eso le hacía preguntarse cómo iba a usar esas mismas manos sobre él.
Porque él definitivamente quería convencerla de que se quitase el mono de trabajo que lo volvía
salvaje, y respirar su olor mientras exploraba esas increíbles, peligrosas curvas femeninas con su
cuerpo, con su boca.
Una viruta de madera que cayó al suelo.
Se dio cuenta de que sus garras se habían disparado, las ranuras talladas en la madera de la
mesa. "Genial", murmuró, retrayéndolas a su piel. "Si tú estás tratando de no asustar a una mujer,
aprende a mantener sus garras de mierda, Cooper." Empujando hacia atrás su escritorio, él salió de
su oficina, dando los pasos que lo conducirían hacia el núcleo principal de la guarida de dos en dos.
Capítulo 3
CarpeDreams
BETHANY lo atrapó justo cuando llegó a la parte inferior. "Coop, necesito hablar contigo
acerca de los adolescentes."
"Todo lo que voy a hacer," gruñó él, continuando en dirección a la salida, "es esposar la
mayor cantidad de ellos posible y ponerlos en el calabozo. Los voy a soltar dentro de unos años
cuando estén completamente desarrollados como adultos".
"Es curioso." El pelo de la mujer maternal era corto y rizado, su boca enmarcada por líneas
de expresión que hablaban de una vida bien vivida, le dijo: "Algunos de nosotros recordamos
cuando eras el peor de todos. ¿No era una cinta de color rosa? ¿O la tuya era la púrpura y la de Riaz
la rosa?"
Haciendo una mueca, se detuvo. "Tú tienes una memoria de elefante, tía Beth."
"Es muy útil cuando necesito material de chantaje". Hoyuelos marcando sus mejillas
redondas, una expresión de picardía en los ojos negros y oscuros que los identificaban como
familia. "Que, en este caso, es innecesario. Los jóvenes han sido buenos."
"¿Te han drogado la sopa?"
Ella amenazó con tirarle de la oreja y probablemente lo habría hecho si él no fuera más de
treinta centímetros más alto que ella. "Unos quince de ellos se unieron para eliminar esa mala hierba
invasora que de alguna manera se abrió paso en uno de los arroyos. Pasamos el fin de semana
entero en ello, y a día de hoy, la maleza es historia. Sería bueno si tú pudieras pasarte por… "
"Voy a hacerlo ahora." Él miró a la pequeña pantalla de comunicación en la pared de la
guarida, vio que era casi mediodía. "¿Los niños almorzaron?"
"Les llevé un par de canastas." Bethany le dio una palmada en el pecho. "Con lo suficiente
para un teniente grande y fuerte."
"A veces pienso que me dais por sentado." Se inclinó y la besó en la mejilla, su aroma
incitándolo a un proteccionismo agudo.
Había sido Bethany quien lo había acogido en su duelo furioso a los dieciséis años,
envolviéndolo en su amor. Lo que ella no había hecho era tratar de revertir la repentina edad adulta
que había sido forzada en él esa fría y lluviosa noche, porque algunas cosas no se pueden cambiar, y
la pérdida de su infancia había sido permanente.
"Sin embargo", agregó, cuando se puso de puntillas para estirar su camiseta sobre sus
hombros, "Voy a estar de acuerdo con tus astutos planes."
"Siempre has sido un buen chico, Cooper, incluso durante tus gamberros años adolescentes."
Su sonrisa un eco de la de su madre, le causó un dolor familiar en el pecho. "Ahora vete, antes de
que se acaben el almuerzo. Vas a tener la suerte si encuentras algunos huesos para roer."
Los adolescentes habían, de hecho, resistido la tentación de los sándwiches, pasteles y frutas,
y estaban revisando la última sección de la corriente con ojos diligentes cuando él llegó.
Animándose visiblemente por su presencia, se agruparon en torno a él para mostrarle lo que habían
hecho.
"Estoy orgulloso de vosotros", dijo después de escuchar sus explicaciones sobre el proyecto,
su lobo también contento.
Los adolescentes satisfechos, lo arrastraron a la otra orilla de la corriente.
Cuando dos chicos más pequeños se presentaron en forma de cachorro unos minutos más
tarde, él los cogió antes de que pudieran meter sus narices curiosas en las cestas de picnic.
"Comportaos os llevaré de vuelta a la guardería."
Los muy pillos pretendían pelear con él, gruñendo. Riendo, les golpeó la nariz en una
reprimenda ligera y los puso sobre sus pies, apoyaron sus pequeños y cálidos cuerpos contra sus
piernas mientras él terminó de hablar con los adolescentes. Para el momento en que el grupo se
sentó a comer, las dos crías, se acurrucaron contra él y comieron más tarta que de la que era bueno
para ellos, la tensión había abandonado a sus músculos.
Nada podía alterar el hecho de que era un dominante agresivo, pero como las crías y
adolescentes demostraron, tenía la capacidad de ganarse la confianza de incluso los más vulnerables
en la manada. Necesitaría tiempo con Grace, la confianza que le había pedido a ella era una
intimidad total, pero Cooper había sido llamado un bastardo testarudo más de una vez. No había
sido una acusación injusta.
Y estaba decidido a seducir y acariciar hasta convencer a Grace de estar en brazos.
Donde planeaba quedarse con ella.
Toda la noche.
Todo el día.
Siempre.
•••
Medio aliviada, medio decepcionada por no había visto a Cooper de nuevo desde su
declaración de cortejo, Grace guardó herramientas lejos de su oficina, luego se quitó el mono negro
para revelar los pantalones vaqueros y el top negro liso que llevaba debajo. Ella tenía hambre
después del largo día, debería haber ido a casa. Pero tomando su jersey azul favorito, el tejido era
ligero, ella miró su pelo y la cara en el espejo, luego se volvió en dirección a la sala de entrenamiento
cubierta, donde había oído que Cooper estaba trabajando con algunos de los soldados novatos.
Al ver la puerta de acceso más adelante, utilizó la impresión de su palma para pasar, luego la
cerró trás de ella. Lo bueno de estar en el mantenimiento de los sistemas era que ella conocía todos
los rincones y recovecos escondidos de la guarida. Esta vía de acceso en particular, la llevó a otra
puerta en la pared interior de la sala de entrenamiento, esta tenía una ventana en la puerta para
asegurar que el personal de mantenimiento no entrara accidentalmente en una peligrosa sesión de
entrenamiento.
Grace se dirigió a la ventana con pasos rápidos, feliz de ver que estaba limpia, según lo
dispuesto en las reglas de seguridad. Más allá del cristal, parecía que los novatos se habían divididos
en dos equipos y estaban "en guerra", aunque podía ver que se estaban dando patadas y puñetazos
estos eran golpes suaves. Aún así, de vez en cuando, alguien caía, alguien marcaba los puntos, y un
cierto número igualado de ellos quedaban incapacitados o muertos.
Vio a un decepcionado novato caer de rodillas cuando su atención fue capturada por el
macho adulto que se acercó, puso al joven larguirucho de pie, y procedió a mostrarle que había
hecho mal. Los movimientos de Cooper eran poderosos, su expresión atenta. El joven asintió con
la cabeza, copió los movimientos que Cooper le había mostrado al tiempo que compensaba su
propia masa corporal más ligera, y sonrió cuando su inteligencia le valió una palmada en la espalda.
Grace no podía mantener los ojos fuera del teniente, un problema que había tenido desde el
día en que se mudó a la guarida. Era increíble cuántas veces podía encontrar un problema que sea
necesario comprobar justo al lado de donde Cooper estaba ejecutando una sesión de entrenamiento
o trabajando por su cuenta. Ahora, ella lo vio señalar el fin de la batalla, y la alegría de la victoria
que atronaba en el lado izquierdo de la sala, él había declarado un ganador. Un minuto después, los
novatos habían despejado el piso para posicionarse contra las paredes.
Un soldado de alto rango que había estado ayudando a supervisar la sesión caminó hasta el
centro. Mientras miraba, Shamus se quitó la camiseta y la tiró a un lado. Ella giró la cabeza hacia
Cooper para ver si estaba haciendo lo mismo. Él lo hacía. Ondulantes músculos calientes bajo la
seda oscura de una piel fina, bello negro en el pecho, las mejillas arrugadas mientras se reía de algo
Shamus había dicho, él era el hombre más hermoso que había visto en su vida.
Vestidos sólo con pantalones de entrenamiento, con los pies desnudos, los dos dominantes
tomaron posición uno frente al otro y empezaron a practicar una rutina de combate, incluso Grace
sabía estaban haciéndolo lentamente, un método de enseñanza para los novatos. Shamus estaba
bien construido, sexy supuso, pero todo lo que Grace podía ver era a Cooper, sus acciones fluidas
parecidas a la música dura. ¿Cómo sería ese fuerte cuerpo, entrenado en esos movimientos en otras
situaciones, mucho más íntimas?
Incluso cuando sus dientes se hundieron en el labio inferior, mientras contenía el aliento, su
lobo se paseaba, agitado y confuso. Recordándole que las demandas de Cooper serían feroces, su
necesidad furiosa. La posibilidad de que ella podría no estar a la altura de satisfacerlo consiguió que
su estado de ánimo apagará, sobre todo cuando por fin volvió su atención a los hombres y mujeres
que estaban viendo la pelea, al ver que otros tres adultos se habían unido al grupo. Todas eran
mujeres, y dos de ellas tenían sus ojos puestos en Cooper.
Grace tomó nota mental de sus identidades. Tal vez podría encender el aire acondicionado
en sus cuartos hasta la congelación, y asegurarse de que no tenían agua caliente, por si acaso. Los
malos pensamientos fueron gratificantes, pero nada como ver el flexible cuerpo de Cooper cuando
con gracia depredadora él y Shamus entraron en el nivel siguiente. Era impresionante para los
testigos, ver la danza primitiva, ya que era violento.
Tenía el corazón en la garganta cuando se detuvieron repentinamente... y Cooper giró la
cabeza y sus ojos atraparon los de Grace.
•••
COOPER desvió su atención de nuevo a Shamus después del instante de distracción. Estaba
seguro de que estaba muerto, había capturado el mejor rastro: el olor de Grace, melocotones,
exuberantes y maduros, entrelazados con una suavidad que era mujer pura, sensual.
Su mujer.
Levantó una mano para bloquear una patada en la cabeza, se dio la vuelta lanzando un golpe.
"A toda velocidad", gritó, y los dos entraron en la etapa final de la representación, su propósito era
demostrar a los novatos cómo los movimientos simples pueden unirse para un efecto letal.
Después, escuchó como Shamus preguntaBA al grupo. No lo hicieron tan mal, y Cooper
finalizó la clase después de quedar con ellos para una sesión de práctica al aire libre al día siguiente.
En cuanto los novatos salieron, vio a Shamus ir hasta su compañera la profesora de
matemáticas. De ojos negros y pelo negro la "Sra. López", como los cachorros llamaban, había
llegado al final de la sesión y ahora saludaba a su compañero con un abrazo, la pareja acariciándose
mutuamente con lobuno afecto.
"¡Yo pensé que ustedes dos tenían una habitación!" Les dijo Cooper desde el otro lado de la
sala de entrenamiento.
La pareja recién acoplada sonrió antes de Shamus envolviese un brazo alrededor de Emma y
le dijese: "El color verde no te sienta bien, Coop. Y nos vamos a la habitación, donde me he
propuesto enseñar cosas que tú sólo puedes soñar en tu cama fría y solitaria."
Cooper vio la palma de la mano de Emma en el pecho Shamus ante su alarde descarado y
como ellos dos desaparecían por la puerta.
Sonriendo, se encontró con las miradas sonrientes de los dos soldados de alto rango que
habían venido con Emma. "¿Qué piensas?"
Margot fue quien contestó, la risa en sus ojos azules. "¿Sobre los planes de Shamus, o sobre
los novatos?"
Vitoria hizo rodar sus ojos, su pelo una explosión de bronce y negro con un extraño e
inesperado mechón rojo rubio. "Los rumores dicen que Emma no estaba presente durante el
almuerzo de hoy y tampoco estaba Shamus".
"Puedo hacerlo mejor". Margot hizo una pausa para crear un efecto dramático, la piel dorada
por el sol de su rostro marcada por una leve contusión de color verdoso causada por una pelota de
béisbol perdida. "Al parecer, cuando Shamus se desnudó para cambiar hace un par de horas, se
señaló que posiblemente podría tener quemaduras de alfombra en su trasero."
El lobo de Cooper resopló de risa mientras las mujeres soltaban una carcajada, pero maldita
sea, estaba celoso. Quería llevar a cierta ingeniera deliciosamente sexy lejos para tomarse un
aperitivo del almuerzo en su propia alfombra, las quemaduras eran opcionales. "Dejando de lado la
vida sexual de Shamus", dijo cuando la risa se apagó, "¿qué pasa con los novatos?"
"Me gusta cuando escuchan, pero todavía más que hagan preguntas", dijo Margot. "Muestra
que piensan por sí mismos sin llegar a ser arrogantes."
Vitoria asintió. "Nosotras pensamos que podríamos dar la siguiente clase, hemos enseñado
esto antes."
"Fantástico." Le daría más tiempo para cortejar a Grace. "Sé lo haré saber a Shamus."
Como las mujeres seguían a mirándolo, dejó la botella de agua que había vaciado y levantó
una ceja.
Margot respondió con una sonrisa juguetona. "Oh, vamos, Coop. Ya lo sabes."
"Sé que vosotras dos sois las mejores amigas", murmuró, "pero si tú me estás ofreciendo lo
que creo que estás ofreciendo, no sabía que erais tan cercanas."
Vitoria resopló. "No lo somos. Simplemente pensamos que podríamos jugar limpio y darnos
ambas la misma oportunidad. ¿Qué dices?" Una cálida invitación en los ojos de color verde jade
brillantes sobre la piel del color del café puro y sin adulterar. "Hemos notado que llevas un período
de abstinencia."
Maldita manada. Entrometidos como el infierno. "Es mi elección", dijo sin rodeos, a
sabiendas de que las mujeres no lo tomarían como un insulto, al igual que él no lo había hecho con
su afectuosa oferta de calmar su hambre creciente con su contacto, su hambre se centraba en una
mujer, en una única mujer. Quería las manos de Grace en su cuerpo o las de nadie. "No soy libre".
Dos pares de ojos se iluminaron con sincera alegría.
"No lo diré." Margot se deslizó más cerca. "Vamos a mantener en secreto."
Fue él quien resopló en ese momento. "Los lobos cotillean como viejas." Era la otra cara de
su increíble lealtad, todo el mundo quería meter su nariz en los asuntos de los demás negocios. "Lo
voy a decir cuándo esté listo para decirlo." No es que no fuese a ser obvio muy pronto. Él no tenía
intención de perseguir Grace en secreto, él no era un tipo sutil. Aunque dado que pretendía
comportarse lo mejor posible, él iba a tratar de darle una fracción más espacio para respirar, para
acostumbrarse a la idea de él.
"Esto debería ser divertido." Vitoria realmente se frotaba las manos. "¿Quién se atrevería a
dar evasivas a Coop?"
"No es asunto tuyo." Fue un gruñido.
Poniéndose de puntillas, Vitoria le dio un beso en la mejilla, apoyando la mano en el
hombro. "Tú sabes que sólo nos preocupamos porque te amamos."
Otro beso en la mejilla opuesta, esta vez de Margot, la soldado era lo suficientemente alta y
ella no tenía que estirarse para llegar como Vitoria. "¿Así queeeee... su nombre comienza con...?"
Riéndose de sus burlas juguetonas, él chasqueó los dientes. "Fuera. Tengo cosas que hacer."
Cierto lobo sumiso que atrapar.
Vitoria y Margot le hicieron muecas, pero obedecieron la orden. Se le quedó sólo en la sala
de entrenamiento. Lo primero que hizo fue caminar hasta la puerta de servicio y abrirla. El
exquisito aroma de melocotones maduros calentados por la cremosa piel de una mujer susurró en
sus pulmones, lo suficientemente fuerte para que él supiese que ella había estado aquí hace poco.
Sus labios se curvaron.
Su estado de ánimo más alegre de lo que había estado durante seis largos meses, cerró la
puerta y se dirigió a su habitación para ducharse. Se puso unos pantalones negros y una camiseta
verde oliva, se pasó una mano por la barbilla, la sintió áspera, y decidió afeitarse. Una vez hecho
esto, se echó aftershave, y pensó que era lo mejor que jamás vería. Guapo él no lo era.
¿Y le gustaría lo suficiente a Grace?
Reprimiendo un gruñido, cogió la cajita que había estado guardando durante más de siete
semanas. Estaba a punto de salir por la puerta cuando se dio cuenta de que el momento en que sus
compañeros de manada verían el reluciente papel azul del envoltorio y el lazo plateado, que había
atado él mismo con descarado entusiasmo.
Revolviendo en la pequeña mochila donde solía llevar su agua y comida cuando quería ir al
bosque en forma humana, él guardó el paquete en el interior de la bolsa y se la colgó el hombro.
Varias personas lo saludaron mientras caminaba a través de la cueva, y él les devolvió el
saludo, pero no se detuvo. Nadie le dio importancia cuando llamó a la puerta de Grace, todo el
mundo estaba acostumbrado a verlo hablar con la gente de diferentes secciones de la guarida, y en
la ausencia de sus dos superiores inmediatos, Grace era la encargada de su departamento.
"¡Sólo un segundo!" A pesar de sus palabras, Grace tardó al menos dos minutos en abrir la
puerta, y por su expresión aturdida y el pelo húmedo, ella estaba en la ducha.
La imagen de su piel cremosa lisa y resbaladiza por el jabón no era buena para el autocontrol
de Cooper. Paciencia, gruñó para sí mismo, sosteniendo con desgarradora fuerza las riendas de su
lobo que aulló en señal de protesta y su voz salió muy cercana a un gruñido. "¿Puedo pasar?"
Capítulo 4
CarpeDreams
Inmediatamente consciente de que él podría haber fastidiado su intento de un noviazgo

suave, dijo: "O podemos ir fuera." Dónde podría hablar con ella de los pecaminosos privilegios de
piel.
Con las mejillas sonrojadas por unos suaves colores que quería lamer, ella dio un paso atrás.
"No, aquí está bien."
Sin darle tiempo a cambiar de opinión, se deslizó dentro y empujó la puerta hasta casi
cerrarla, creando la privacidad que ansiaba. "Hola." Finalmente a solas con ella, con su olor
acariciando su piel, se sintió un poco más en control.
Grace metió los rizos húmedos de su cabello detrás de la oreja, con una tímida sonrisa.
"Hola".
Se quitó la mochila, la abrió y sacó la caja. "Traje esto para ti." Nunca había cortejado a
nadie, no sabía como hacerlo, pero quería darle un regalo y no veía razón para pretender lo
contrario.
Una mirada de asombro en los ojos marrón chocolate antes de sus pestañas bajasen de
nuevo ocultando su expresión. No podía esperar hasta que ella le sostuviese la mirada libremente, a
pesar de que sabía que iba a necesitar una confianza asombrosa de su parte, la seguridad de que él
nunca vería cualquier contacto visual, como un desafío en el nivel de la manada, aún cuando fuese
en medio de una lucha ardiente. Era un cambio significativo, pero su lobo estaba más que dispuesto
a hacerlo.
Ninguna parte de él quería que su mujer se sintiese en ningún tipo de desventaja en una
relación.
Por supuesto, pensó mientras ella aceptaba el regalo con un ronco "gracias", si sentía la
necesidad de desafiarlo en el privado contexto hombre/mujer, él recogería el guante en un
santiamén. La idea de que Grace confiase en él lo suficiente como para jugar con él en un nivel tan
íntimo, hacía que todo su cuerpo se apretarse de necesidad.
"Aquí." Le tendió la mano para que le diese la cinta había desatado.
Cuando ella se la entregó con una profunda sonrisa, se atrevió dar un paso apenas unos
centímetros más cerca, su lobo rozando su piel. Ella demostró ser tan impaciente con los regalos
como él, rasgó el papel, y unos segundos más tarde, tenía la caja en sus manos.
Tomando el papel, observó mientras abría la caja. Colocado en el blanco satén del interior,
el vidrio azul de la pulsera casi brillaba, las diminutas margaritas grabadas en cada uno de los enlaces
parecían haber sido recogidas apenas un momento antes.
"¡Oh!" Un jadeo contenido. "¿Cómo lo supiste?"
Él sonrió, satisfecho, y metiendo el papel usado y la cinta en su mochila, la dejó caer al suelo.
"Tengo mis métodos." Había visto las margaritas en un jarrón que ella tenía en su despacho, se
había dado cuenta que a veces llevaba un vaporoso vestido estampado con las mismas flores, algo
veraniego que le daba ganas de sentarla en su regazo y exigirle riendo cientos de besos. "¿Quieres
que te la ponga?"
"Gracias, Cooper".
Podría escuchar esos labios diciendo su nombre para siempre. Los músculos tensos por el
impulso de abrazarla por fin, su propia manada personal formada por una mujer cálida y confiada,
mientras peleaba con el cierre. Sus dedos parecían demasiado grandes, demasiado torpes para la
tarea, así como parecían demasiado ásperos para tocar a Grace. Él sabía que no era así, sabía que
nunca le haría daño. "Ya está." Manteniendo agarrada su mano, él pasó el pulgar sobre su piel.
Ella se estremeció, pero no se apartó. "No debería quedármela. Es demasiado."
Su piel era tan suave, tan atractiva al tacto que él lo hizo de nuevo. "Es normal regalar flores
durante el cortejo."
"No puedo mentir", admitió con una sonrisa de placer que le alcanzó de lleno en el corazón:
"Realmente me encanta. La voy a usar siempre."
¡Dios!, él quería cubrir esa deliciosa boca con la suya, saborearla larga y profundamente. Lento
maldita sea, despacio. "¿Quieres venir a dar un paseo conmigo?" Preguntó, manteniendo los ojos
escrupulosamente apartados de la cama que podía vislumbrar detrás de una mampara “shoji”
decorada con brotes de bambú verde. "Podemos salir a hurtadillas a través del túnel de acceso a la
puerta trasera." Aunque él quería que todos, especialmente los machos sin pareja, supiesen que ella
estaba fuera de los límites, Grace no era un duro-culo como él, y podría encontrar difícil tratar con
la atención que atraerían.
Mostrando una sonrisa tímida, ella dijo: "Déjame atar mi cabello y cambiarme".
La idea de su sedosa piel desnuda y detrás de la delgada barrera de una sola puerta aniquiló
su intento de buena conducta. "Creo que te ves comestible." Dado que él ya lo había echado a
perder, se rindió a la necesidad y tomó una respiración profunda, apenas resistiendo la tentación de
acariciar a su garganta. "Melocotones. Hueles a melocotones maduros, exuberantes. ¿Puedo tomar
sólo un pequeño mordisco?"
La piel de Grace brilló cuando se sonrojó, pero en lugar de retroceder por timidez o miedo,
le señaló la puerta. Sonriendo porque su lobo sumiso había demostrado que ella podía ser capaz de
tratar con él incluso cuando él estaba mal, salió. "Te estaré esperando."
•••
GRACE se apoyó contra la puerta después de que Cooper saliese, respirando

entrecortadamente. Dios, era peligroso, más aún cuando usaba ese encanto áspero.
"¿Puedo tomar sólo un pequeño mordisco?"
Tragando un gemido, se puso en marcha, se quitó la sudadera que se había puesto
rápidamente cuando Cooper llamó a la puerta y se puso unos vaqueros y un suave jersey de
cachemira de un tono frambuesa que sentía exquisito contra su piel. Si planeaba jugar con un lobo
tan fuerte y agresivo como Cooper, tenía que aprender a lidiar con el hecho de que él iba a
empujarla. Duro. Estaba en su naturaleza.
"Le hice frente," murmuró ella, atando los cordones de sus botas con movimientos irregulares
después de trenzar rápidamente su cabello. "No me di la vuelta y eché a correr, ¿no?" No, ella le hecho
saber su opinión... y él la había escuchado. El lobo, grande y burlón, que superaba en rango a todas
las personas en la guarida, había obedecido su orden silenciosa sin la menor protesta.
Fue un regalo tan maravilloso como la increíble pulsera de la muñeca.
Con la esperanza corriendo por su sangre, salió para encontrarlo al final del pasillo, estaba
charlando con Shamus, que, por el envase en su mano, había hecho una viaje a la cocina para
buscar una porción de tarta de lima. Aunque Grace no conocía bien al soldado de alto rango, ella se
había convertido en una buena amiga de su compañera, Emma, después de conocer a la dominante
dulce maternal, en el club de lectura que Vivienne organizaba una vez al mes. Así que ella sabía que
esa tarta era la favorita de Emma, al igual que el lápiz de labios de un tono de rojo vibrante, que
manchaba la mandíbula Shamus. Esto hizo sonreír a Grace, el ver lo locos que estaban el uno por el
otro.
"¿Vais a dar un paseo?", Preguntó Shamus con una mirada inquisitiva cuando se detuvo
junto a Cooper.
Cooper respondió antes de que pudiera llegar a ponerse nerviosa. "Pensé que podría
enseñarle a Grace una de las rutas de evacuación en caso de emergencia."
Shamus echó hacia atrás la cabeza en una carcajada, su pelo grueso marrón capturando la luz.
"Y yo que estaba a punto de decir que pasaseis una noche romántica. Que os divirtais."
Despidiéndose con la mano, esperaron hasta que se perdió de vista antes de entrar en el
estrecho pasillo de acceso que conducía a una salida rara vez se utilizaba. Aunque besada por un
viento fresco que prometía lluvia, la noche era tan hermosa como Shamus había dicho, el raso
negro del cielo salpicado de lo que parecían ser un millón de estrellas.
La mano Cooper se cerró sobre la de ella. "En primer lugar, como no soy un mentiroso, este
es el inicio de la ruta evacuación.", Señaló al noreste. "¿De acuerdo?"
"Ya conozco las rutas", dijo ella, el corazón latiendo con fuerza por el contacto piel a piel.
"Es parte del módulo de bienvenida-a-la-guarida para los sumisos." Los sumisos eran los
encargados de evacuar a los cachorros, si alguna vez fuera necesario abandonar la guarida debido a
las hostilidades, mientras que los soldados mantendrían la línea de defensa.
"Menos mal que Shamus no lo sabe", dijo al mismo tiempo que la llevaba hasta los árboles,
acariciándola con el pulgar sobre la piel de esa manera enloquecedora, excitante. "Creo que te
gustará esto."
Su lobo con los ojos abiertos y vigilantes, caminaba en silencio junto a él a través de un
pasadizo natural creado por dos casi perfectas hileras de árboles, sus ramas entrelazadas para
formar un dosel transparente, las estrellas visibles con brillantes destellos. Sin embargo, no era la
noche de terciopelo la que capturaba su atención, sino el depredador a su lado. El que había
reclamado su mano, el que reclamaba privilegios de piel, de un modo que gritaba posesión.
La idea de pertenecer a Cooper hizo su lobo se moviese alrededor de su piel con confusión,
pánico y alegría una vez más. Pero ninguna parte de ella quería estar en cualquier otro lugar que
este, en este instante emocionante, exquisito. Tal vez este cortejo era ridículo e imposible y
destinado a fracasar, pero ella no iba a renunciar a el, a renunciar a Cooper, sin hacer un maldito
intento.
"Aquí." Su cuerpo rozó el suyo cuando él la hizo detenerse en lo que parecía ser un pequeño
claro. "¿No lo hueles?"
"Sí". Moras maduras y jugosas.
Extendió la mano para coger una baya de las matas que los rodeaban, le rozó con ella sus
labios. "Abre para mí, hermosa y sexy Grace.”
Sus dedos se curvaron dentro de sus botas ante esa petición en voz baja, una especie de calor
líquido en el abdomen. Separando sus labios, ella le permitió darle de comer la fruta regordeta, los
jugos estallaron en el interior de su boca. Cuando cogió más, alimentándola con una decadente
mora tras otra, ella no protestó. Y cuando él abrió las piernas y tiró de ella hacia sí, ella fue, su lobo
temblando por el riesgo.
El recorrió su labio inferior con una baya, extendiendo el jugo al igual que el calor de su
cuerpo masculino se extendía por cada una de sus células, y su rostro ocultó la noche. "Voy a
besarte." Su voz vibraba en sus pechos apretados contra la fuerza de su pecho, haciendo que sus
pezones doliesen. "No digas que no".
Le soltó la mano cuando ella permaneció en silencio, como él le había pedido con voz
áspera, le levantó la barbilla con los dedos y chupó el jugo que bañaba el labio inferior. La sensación
dulce, caliente había terminado casi antes de que se diera cuenta, sus ojos parpadeando apenas
abiertos. Regresó para lamer su sabor, atrayéndola hacia sí mientras lo hacía. "Mmm." Era un
sonido de placer masculino profundo, su mano deslizándose por la barbilla para ahuecar el lado de
su cuello. "Sabes deliciosa." Esta vez, sus labios cubrieron los de ella, el beso de una seducción
íntima.
Ella apretó las manos sobre su pecho mientras se levantaba hacia su boca pecadora, sintió
flexionarse los músculos calientes, la dureza por debajo del algodón de su camiseta. Gimiendo, él
lamió la comisura de sus labios, una mano fue a apoyarse contra su espalda, el calor de su rígida
erección empujando contra su abdomen…
Las garras pincharon el interior de su piel, el lobo amenazando con tomar el control.
Estremeciéndose de nuevo, ella se quedó sin aliento en el aire fresco de la noche. Sus pechos
se sentían hinchados, el lugar entre sus piernas húmedo, y ella no tenía ninguna duda de que
Cooper había olido el almizcle de su excitación. Pero esa no era la única emoción en juego, su lobo
manifestándose repentinamente, asustado por la violenta fuerza del depredador que lo sujetaba fue
un golpe visceral en el estómago.
El lobo no quería correr. Sabía que esa acción nunca podría funcionar, que sólo enfurecería
al depredador. En cambio, exigía que ella se tumbase, que permitiese a Cooper hacer lo que
quisiera, sus profundos y arraigados instintos de supervivencia chocando contra la necesidad
humana de hacer una elección consciente. Era todo lo que ella podía hacer para contener el impulso
de desnudar su garganta al hombre cuyo olor persistía rico y salvaje en su boca; de lloriquear en
primitiva sumisión…, una petición que pondría fin a esta relación antes de que hubiese comenzado,
porque ese tipo de rendición sin sentido la humillaría a ella y horrorizaría a Cooper.
"Esto no va a funcionar." Las palabras salieron rotas, un lamento vacío dentro de su pecho
que le causó verdadero dolor físico. "Soy demasiado sumiso".
Cooper, permaneció inmóvil un momento, luego arrancó una baya de la planta cerca de él y
la hizo estallar en su boca. Ella lo vio tragar, quiso trazar el movimiento de los tendones de su
cuello con sus labios, lamer el ámbar oscuro y la rica tierra que eran su olor. Cuando por fin arrastró
su mirada de vuelta a su cara, sus labios estaban curvados. "Trabajaremos en ello", murmuró,
comiendo otra baya. "Podría requerir montones y montones de juegos previos, pero vamos a
trabajarlo".
"Cooper". Alejándose de la cruda sexualidad de él, se metió una baya en la boca para darse
tiempo para pensar. "Si…"
"No hay sies", murmuró en un tono que habló de lo dominante que él era. "Todavía no.
Incluso si tú no puedes confiar en mí en cualquier otra cosa, confía en mí en esto: en el instante en
tu lobo se sienta abrumado aún si tú no eres consciente de ello, voy a parar."
Ella lo sintió acercarse, pero no él enterró la cara en su cuello como ella ansiaba, a pesar de
que sabía que su lobo no estaba en condiciones de aceptar la intimidad ardiente de tenerlo cerca de
su yugular. Incluso ahora, escondió la cabeza entre sus patas, triste y asustado y deseándolo de
todos modos. "¿Cómo lo sabrás?", Preguntó ella, incapaz de ocultar el temblor de la esperanza en
su voz.
"Creo que es parte de lo que me convierte en un teniente, ser capaz de sentir cuando el lobo
está cerca de la piel de un compañero de manda"
Se estremeció con alivio. "¿Siempre?"
"Siempre." El más elemental toque en la cadera. "¿Has comido?"
"No." Su estómago estaba demasiado lleno de mariposas después del fugaz y abrasador
contacto visual en la sala de entrenamiento. "Tengo hambre". Una invitación vacilante, en caso de
que él quisiera aceptarla.
Los nudillos acariciaron su mejilla. "No puedo esperar para alimentarse." El ronroneo de su
declaración la hizo quedarse sin aire, los latidos de su corazón acelerándose.
"¿Tú te has ganado tu reputación, ¿verdad?" Sonó ronca.
Él le tocó el labio inferior con un dedo. "Juega conmigo y yo te enseñaré todo tipo de cosas
malas, malas... pero sólo está permitido que las practiques conmigo."
Grace sabía que estaba en problemas. Un grande, sexy y peligroso problema.
Capítulo 5
CarpeDreams
Después de la cena, condujo hasta casa de Grace bajo la lluvia torrencial que fue la
vanguardia de un frente de tormenta imprevisto, Cooper había esperado pasar la noche dando
vueltas como resultado de la prolongada frustración sexual. Y bueno, él no estaba en contra de
algunos sueños calientes y eróticos protagonizados su ingeniero favorita. Pero el placer no era lo
que le esperaba cuando cayó en cama.
Al principio, todo lo que podía oír era la lluvia.
Estaba sentado bajo el abrigo de una roca, fuera de la guarida, protegido y resguardado de las frías gotas,
disfrutando de su música. Siempre le había gustado la lluvia hasta esa noche. De vez en cuando, movía la cola para
espantar a un cuervo suicida ya que no quería molestarse en chasquear los dientes…
… y entonces él estaba en forma humana en una larga y resbaladiza carretera, viendo como dos grandes luces
se dirigían hacia él. No tenía miedo. Sabía quiénes eran, y que ellos pararían.
Lo hicieron.
Abrió la puerta y se metió en el asiento trasero, como si fuera algo normal subir a un coche en medio de la
carretera. Su madre se volvió, riendo de algo que su padre le había dicho y ella extendió una mano hacia Cooper, los
pendientes de perlas que ella tanto amaba parpadeaban bajo la vacilante luz del fuego.
Excepto, no debería haber un incendio. Estaban solos en la oscuridad, girando en la carretera…
…él estaba fuera del coche, gritando que se detuvieran, pero los dos estaban riendo sin parar, vestidos con la
ropa que se habían puesto para asistir a la boda, y no lo oyeron, ni siquiera lo vieron…
… ¡el fuego! Estaba atrapado en el interior del coche y las llamas abrasaban su carne. Gritó, buscó a sus
padres... pero se habían convertido en huesos, carbonizados y negros. "¡No! ¡No!", Gritó mientras su carne se
derretía.
Cooper se despertó con un grito, el eco todavía vibrando en el aire. Temblando, se pasó las
manos por el pelo empapado en sudor y comprobó la situación del audio del intercomunicador de
su habitación. Gracias Dios, pensó cuando vio que el interruptor estaba en la posición correcta. Lo
último que necesitaba era que la guarida escuchase a su teniente gritando aterrorizado como un
niño.
Apartando las sábanas enredadas alrededor de sus piernas, entró en la ducha. Escaldarse, eso
es lo que quería del agua. Para descongelar la masa de hielo que era su corazón. Siempre, se
despertaba de aquella pesadilla helado hasta los huesos. Nunca lo había entendido, no cuando el
fuego estaba tan caliente.
Se quedó en la cabina de ducha tan llena de vapor que no podía verse las manos que había
apoyado en la pared. Cerrando el grifo, salió, se secó, y, con una toalla envuelta alrededor de sus
caderas, se miró en el espejo. Su mandíbula estaba oscurecida por la barba de tres días, así que se
centró en ello, se afeitó. La tarea le llevó apenas unos minutos, y entonces ya no tenía nada que
hacer para evitar enfrentarse a los ecos de la pesadilla.
Esta vez había sido peor, porque él no lo había esperado, no se había preparado para el
horror que le esperaba en la oscuridad de la noche. Habían pasado muchos años desde que se había
quedado atrapado en el interior de ese coche fantasma, ardiendo, ardiendo, ardiendo…
"Basta." Fue una orden silenciosa para sí mismo.
Saliendo del cuarto de baño, se puso ropa interior, pantalones vaqueros, una camiseta negra,
calcetines y botas.
La guarida estaba en silencio cuando salió, no era sorprendente a las cinco de la mañana. Casi
giró hacia la habitación de Grace, queriendo desesperadamente pedirle que le permitiera sostenerla,
sólo eso. Pero él no tenía derecho a presionar por esos privilegios de piel, por lo que él se obligó a
ir a su despacho y empezó a revisar una serie de informes financieros que Jem le había reenviado.
Su compañero teniente mantenía un ojo en Los Ángeles y sus alrededores, era Sebastián, el
que se ocupaba de San Diego, quien lo llamaba primero si tenía algún problema. Cooper, por el
contrario, se ocupaba del exterior de la frontera con Arizona: Joshua Tree, y las áridas zonas de
Mojave caían bajo su mandato.
Jem y él, dada su cercanía geográfica en términos relativos, podían reunirse en persona de
vez en cuando, pero la mayor parte de su trabajo se realizaba vía comunicados. Ambos tenían
aptitudes y capacitación en finanzas, y estaban a cargo de las inversiones de la manada, trabajando
con un pequeño equipo dedicado a asegurar que SnowDancer estuviese seguro en ese aspecto.
Normalmente, Cooper encontraba las complejidades del trabajo estimulantes, una selva compleja de
una especie diferente, pero hoy se sentía como se moviese a través de arenas movedizas. Aún así,
tenía que hacerlo, y comenzó a trabajar de un modo duro y constante sobre la documentación
adicional que se había acumulado en su escritorio.
Mientras, la lluvia continuaba cayendo más allá de la ventana, y no importaba lo que hiciera,
no podía olvidar la imagen de los cuerpos de sus padres carbonizados.
•••
GRACE volvió a trabajar en el sector 4B a la mañana siguiente, después de que unos

sistemas y tecnología de reuniones fuesen estropeados por la tormenta de la noche anterior que
había ocasionado un daño importante en los paneles solares. Específicamente diseñados para
integrarse en el medio ambiente a fin de no revelar la ubicación de la guarida, los paneles eran la
principal fuente de energía.
"Estamos cambiando a hidro-central hasta que lleguen las piezas de recambio", dijo el
técnico responsable, en referencia al sistema ecológico que aprovechaba la energía cinética del agua
que bajaba ruidosa como un trueno por las montañas. "No debería causar ningún problema, pero
mantendremos un ojo atento a las subidas de tensión de todos modos."
Mientras trabajaba, Grace no podía dejar de revivir en su mente la noche anterior. De vez en
cuando, apartaba la manga de su bata y echaba un vistazo a la pulsera que Cooper le había regalado.
Lo que la llevaba a recordar la piel callosa de la palma de su mano contra su cuello, el sabor salvaje y
oscuro de él en su boca mientras su lengua la lamía a su gusto. Las cosas que el teniente podría
engatusarla para hacer...
Sus pezones se irguieron contra la suave tela de su sujetador.
Echando un vistazo alrededor con aire de culpabilidad, vio que estaba sola. Pero el momento
fue suficiente para que ella volviese su atención de nuevo al trabajo.
Cuando el almuerzo llegó y pasó, un almuerzo que tomó con su equipo, sin saber una
palabra de Cooper, su estado de ánimo empezó a caer en picado. Los machos dominantes nunca
daban marcha atrás durante un cortejo. ¿Quizás Cooper había reconsiderado las cosas a la luz de la
respuesta de su lobo cuando las bayas, y decidió que no necesitaba la molestia de tratar con una
tímida sumiso cuando podría tener a una compañera de juegos dominante y entusiasta cuando
quisiera?
"O tal vez," ella murmuró, molesta consigo misma, "él es un teniente al mando de una
guarida y está ocupado con el trabajo".
Dejando a un lado sus herramientas, cerró la tapa de unión de los circuitos Computronic que
había terminado de comprobar, y luego miró su reloj. Tres cuarenta y cinco. Como estaba muy por
delante de lo previsto, después de haber trabajado como un demonio por la remota posibilidad de
que Cooper viniese a verla, decidió que era el momento para tomar un café.
A punto de hacerlo, vaciló. Ninguna de las partes de su naturaleza estaba cómoda con la idea
de perseguir a un hombre, pero éste había dejado su claro interés. Tomando una respiración
profunda, guardó sus herramientas en su oficina, luego fue a buscar a Cooper. Él no estaba en su
oficina, pero Bethany la vio bajando las escaleras de piedra lisa y le dijo: "Si estás tratando de dar
caza a Coop, él está fuera con el equipo de asistencia ocupándose de un desprendimiento causado
por la lluvia de anoche."
"Yo no había oído." No se había mencionado en el e-boletín diario de la guarida. "¿Hubo
algún herido?"
Bethany negó con la cabeza. "Pero es en una ruta de evacuación, por lo que debe ser
limpiado y la tierra asegurada. Al menos la lluvia ha parado por ahora."
"He estado todo el día en el interior", dijo Grace, con la esperanza de que la tía de Cooper
aceptase sus palabras al pie de la letra. "Puedo tomar café con el equipo, estirar las piernas."
"Eres un encanto." Una sonrisa radiante. "Son cuatro… Cooper, Shamus, Vitoria, y uno de
los ingenieros estructurales. Todd, creo."
Sin molestarse en cambiar su mono, dado que el área era probable un lodazal de todos
modos, fue a la gran cocina comunal y preparó un gran termo de café, así como uno más pequeño
de té, y luego añadió algunos vasos. El cocinero había preparado varias bandejas de magdalenas de
arándanos, por lo que se apropió de un montón de esas también, además de un poco de fruta, puso
todo en un contenedor aislado.
Sólo le tomó diez minutos caminar hasta el sitio del desprendimiento siguiendo las
indicaciones que Bethany había proporcionado. Cooper estaba de pie, de espaldas, cuando ella
llegó, la camiseta pegada a la piel, las botas cubiertas de barro. Vio que habían abierto un camino, y
estaban trabajando en un sistema de contención temporal hasta que los árboles dañados por la
tormenta pudiesen recuperar su dominio sobre la tierra, o lo hiciesen los árboles nuevos que serían
plantados. Mientras miraba, Cooper dejó pala en el suelo... y se volvió para mirarla, con los ojos de
un negro intenso llenos de una emoción tan cruda, que la apuñaló en el corazón.
"Dime que trajiste té!" La voz de Todd rompió su intensa conexión silenciosa.
"¡Bebida de coño!" Shamus le gritó en respuesta. "Grace es lo suficientemente inteligente
para traer una bebida varonil como el café negro."
Vitoria, que llevaba un colorido pañuelo apartando sus rizos de su cara, le dio un puñetazo
en el brazo. "¿A quién llamas tú varonil?"
"Ouch". Shamus se frotó el brazo mientras se encaminó hacia donde Grace estaba
colocando la comida y la bebida en la superficie plana proporcionada por el tocón de un viejo árbol.
"Café", dijo ella, tocando un termo, luego tocando el otro, "té".
"Ya sabía yo que podía contar contigo." Todd le dio un beso en la mejilla antes de ir a por el
té.
Sólo entonces, cuando los otros tres estaban ocupados, Cooper la tocó con los dedos en la
espalda en una caricia fugaz pero posesiva sin lugar a dudas. "Sabes que a Todd le gusta el té."
Sí, definitivamente posesivo. "He comido con él y Vivienne muchas veces." Ella le sirvió una
taza de café a Cooper, le añadió nata de la pequeña botella que había guardado. "También sé que a
cierto teniente", susurró, "no le gusta particularmente el valorado café negro y varonil de Shamus".
Sus labios se levantaban en las esquinas al recibir la taza, por la suave burla, y lo hizo para
que ella supiera que ella lo había hecho sonreír. "Gracias, Grace."
Palabras simples y cotidianas, y sin embargo, sonaban parecidas a una caricia. Cuando
Shamus le preguntó algo, Grace se arriesgó a mirarlo, con hambre, sin tener que preocuparse por
cuestiones de dominación. Excepto que él miró hacia atrás por un único y eléctrico segundo antes
de volver su atención hacia el soldado de alto nivel.
En ese instante, Grace sintió que todo su cuerpo volvía a la vida... incluso cuando ella captó
una vez más la sombra de dolor en lo más profundo de la medianoche de su mirada. No podía
entender cómo nadie más veía el dolor que llevaba dentro, esperó hasta que los demás habían
vuelto de nuevo al trabajo, y que Cooper se había quedado atrás, con el pretexto de hablar con ella
sobre un tema de mantenimiento para decirle, "Cooper. ¿Estás bien?"
Un instante de silencio antes de que él le entregase un termo vacío para guardar. "Por
supuesto. Un poco estresado con este desprendimiento, supongo."
Su negativa a admitir su herida no fue una sorpresa. Grace era muy consciente de que a
menudo, la única manera en que una mujer podía lograr que un macho dominante bajase sus
defensas era un ariete. Sólo que ella no era del tipo de embestir, ni siquiera cuando estaba segura de
que tenía ese derecho, y su relación aún era algo reciente. "¿Me acompañarías un momento?"
"En cualquier momento". Él se colgó la bolsa al hombro.
Grace se detuvo una vez que estaban en apartados y fuera de la vista del resto del equipo.
Entonces hizo lo que era natural para ella en esta situación y deslizó sus brazos alrededor del
musculoso calor de su cuerpo, el olor a sudor limpio, masculino y a Cooper llenó sus pulmones.
"Lo siento por lo que sea que pone esa mirada en tus ojos."
Sus brazos la rodearon, su mejilla rozando su sien cuando su lobo se frotó contra el de él en
un esfuerzo por ofrecer consuelo. En ese instante, ella no sentía miedo de esa fuerza, sólo la
necesidad de calmar su dolor.
"Estoy bien", murmuró. "Especialmente ahora que te estoy sosteniendo."
La frustración arañó a través de ella por su obstinación, pero Cooper no era un hombre que
ofreciese su confianza con facilidad. Que el hubiese aceptado su necesidad de cuidar de él, que
aceptase su afecto cuando se sentía vulnerable, era un paso de gran alcance. Así que ella sólo lo
sostuvo, acariciando su espalda hasta que sintió que los fragmentos finales de la tensión
abandonaban su cuerpo... y cuando él frotó la nariz juguetonamente contra la suya, ella tímidamente
lo acarició en la lenta danza de un beso que le hizo sentir burbujas de champán en sus venas.
•••
COOPER regresó al lugar del desprendimiento sintiéndose por primera vez como él mismo,
desde que había despertado de la pesadilla. No era la primera vez que un lobo sumiso había hecho
o dicho algo para curar una herida emocional en un dominante… a su manera, eran tan ferozmente
protectores como los soldados. Pero era la primera vez que Grace lo había hecho por él. Aún más,
era la primera vez que ella había iniciado los privilegios de piel, dándole un beso, un regalo delicioso
que le dio toda clase de ideas acerca de como ganar otro esta noche, en la cena que había prometido
compartir con él.
"¿Todo está bien en la guarida?", le preguntó Shamus cuando Cooper regresó, secándose la
cara con la manga de su camiseta. "Tu has estado con Grace un buen rato."
"Nada que los responsables de los sistemas y equipos de alta tecnología no puedan manejar",
dijo, e hizo un gesto hacia un poste que estaban planeando clavar para anclar la malla de retención
temporal. No era la mejor opción, pero con más lluvia en el horizonte, tenían que conseguir algo
que mantuviese la tierra en su lugar, al menos para los próximos días. "¿Cómo vamos a hacerlo sin
causar movimientos que podrían desestabilizar aún más este área?"
"Tengo una idea. Hablé con Todd y él piensa que va a funcionar."
Cuando los dos se pusieron a trabajar, Cooper volvió a pensar en Grace. Tan perceptiva, su
muy inteligente, e intuitiva ingeniero, veía lo que nadie más veía, lo que él había pensado que había
ocultado con éxito. Una parte de él no quería que ella viera, no quería que ella supiera, pero otra
parte de él aullaba de alegría, viendo en eso una visión de la promesa de un vínculo que la hiciera
suya en el más elemental, y primario nivel.
Capítulo 6
CarpeDreams
Después de haber pasado el resto de la tarde en la sección 4B, Grace se dirigió a casa casi a
las seis. Todo lo que ella quería era lavarse la suciedad de gatear por los corredores de acceso y
estrechos conductos que ella sabía muy bien que habían sido limpiados tan solo dos semanas atrás.
Lástima que las arañas sólo necesitasen un día para construir una pegajosa mansión completa
con varias habitaciones y las instalaciones de almacenamiento. Se estremeció ante el recuerdo de los
bichos que había visto atrapados en las redes. Sí, era un cambiante, cazaba cuando su lobo lo
necesitaba. Pero había algo muy espeluznante en mantener a la comida colgando alrededor.
Su panel de comunicaciones sonó con una llamada justo cuando estaba saliendo de la ducha.
Reconociendo el código de identificación de la persona que llamaba, envolvió una toalla alrededor
de ella y respondió con una sonrisa, cogiendo otra toalla para frotar su pelo cuando la alimentación
visual se puso en marcha. "Hola, mamá." Esa había sido una elección que había hecho de niña,
llamar a Milena mamá y papá a James. Dándoles el amado lugar que merecían en su vida, mientras
que los diferencian de su perdidos mami y papi.
"Hola, enana." Milena alta, la piel de un profundo color miel brillaba con un resplandor que
dijo que había pasado varias horas al aire libre bajo un sol brillante. "¿Cómo estuvo tu día?"
"Fantástico." No se puedo resistir, Grace se jactó un poco acerca de cómo su equipo acabó
antes de lo previsto, y luego preguntó a su madre por el resto de la familia.
"Sé que has hablado con Pia y con Revel, también", dijo Milena después de encogerse de
hombros, "pero no sé cuánto tiempo voy a ser capaz de seguir evitando que ellos dos, por no
hablar de su padre, te hagan una visita para comprobar que tal estás."
"Se darán la vuelta, cuando los patee de regreso." Ella apreciaba a su familia, pero ellos
continuaban viéndola como la silenciosa niña de siete años de edad, que habían acogido después de
que sus padres fueran asesinados en los catastróficos sucesos que habían ocurrido en la guarida
principal en Sierra Nevada hace aproximadamente dos décadas.
Muchos niños habían quedado huérfanos, pero ninguno se había quedado sin apoyo, sin
familia. Milena, James, y sus dos hijos adolescentes, Pia y Revel, se habían convertido en su familia.
Ellos tenían edad suficiente para que no les importase la pequeña intrusa en su casa, los
adolescentes se habían lanzado a proteger a Grace. No era de extrañar, ya que ambos Pia y Rev eran
fuertes dominantes que ahora fuesen soldados de alto nivel.
Cuando era una niña en shock, ella necesitaba el consuelo de su naturaleza protectora,
necesitaba la seguridad que le proporcionaba el dormir acurrucada entre sus hermanos, todos ellos
en forma de lobo. La habían hecho sentir segura cuando su mundo se había roto en tantos pedazos,
que no sabía qué hacer, cómo sobrevivir cada dolorosa hora.
Pero hacía mucho tiempo que ya no tenía siete años.
"Voy a transmitir el mensaje", dijo Milena con un suspiro, "pero ya sabes lo tercos que son."
Entonces ella se echó a reír, los ojos color avellana brillaban. "Mira con quien estoy hablando, tú
siempre has sido terca. Recuerdo que intentaba convencerte de que me dejases coger tu mantita
para que pudiera la lavar. Tú no gritaste, no lloraste, no me sacaste las garras o me gruñiste, pero
¿me lo permitiste? No. Tuve que cogerla a hurtadillas una noche semanas más tarde cuando por fin
te quedaste dormida sin ella apretada en tu pequeño puño."
Era una de las historias favoritas de su madre y a Grace todavía la hacía reír. Ahora, ella
extendió la mano y cogió el oso de peluche naranja que Milena había hecho de los restos de la
mantita después de que esta finalmente estuviese destrozada. Él había sobrevivido a su infancia y
en estos días descansaba alegremente en su estantería, junto a las fotos de su familia. "Yo lo lavo, te
lo juro."
"Niña impertinente." Soplando un beso, Milena dijo: "Mejor me voy. Le prometí a tu padre
que haría sus quesadillas favoritas. Te quiero, nena."
"Te quiero, mamá".
En cuanto terminó la llamada, Grace dio gracias a Dios que ni Pia ni Rev estuviesen en esta
guarida, ellos se habría horrorizado ante la idea de su hermana a saliese con un teniente. Grace les
habría puesto un alto a los dos, por supuesto, pero ella prefería jugar con Cooper sin nadie mirando
sobre su hombro.
"Dime chica mala que cosas hiciste cuando eras una adolescente".
A pesar de todo, el calor floreció en el abdomen ante el recuerdo de aquella perezosa,
malvada y acariciante voz pidiéndole hacerle cosas malas y perversas en la cena de la noche
anterior, mientras la alimentaba con cucharadas de una decadente mousse de chocolate, cuando
recibió un mensaje en su teléfono móvil.
Dañado por la tormenta árbol que se encuentra en la ruta principal guarida. Necesita ser derribado. Lluvia
¿comprobar para la cena? Coop.
Decepcionada, ella fue a decir que sí, cuando hizo una pausa. ¿Tú equipo ya comió?
No. Bethany lo traerá dentro de una hora y media.
Yo lo haré.
Xx
Una sonrisa tonta le estalló en la cara porque Cooper había firmado con besos. Vistiéndose
rápidamente, encontró a Bethany, en la cocina, preparando la comida. Cuando ella se ofreció a
llevarla, la anciana levantó una ceja. "Todd?"
Grace se retorcía. "Er, no."
"Hmm. ¿Quién más hay?” Ella continuó haciendo los sándwiches. "Bill ha reemplazado
Shamus y ambos están acoplados, en cualquier caso. Lo que deja mi Cooper."
Después de haber terminado su propio montón de sándwiches, Grace los envolvió para que
no se pusiesen duros. "Voy a buscar algunos brownies".
"Grace".
Ella se congeló, se mordió el labio. "Es algo nuevo. No estamos listos para la manada lo
sepa."
Bethany no la detuvo de nuevo cuando se movió para coger los brownies. Dado que el sitio
estaba por lo menos una media hora a pie, Grace se dirigió al garaje, Bethany caminó con ella.
Vieron a Vitoria en el camino, la otra mujer había tenido que volver a la guarida para dar una clase a
los novatos. "¿Has cogido más bebidas calientes para todos?”, le preguntó la soldado de alto rango
al otro lado del pasillo. "Hace frío esta noche."
Grace asintió y recibió un pulgar hacia arriba antes de Vitoria se volviese para continuar su
camino.
"Él siempre tuvo su propio criterio", reflexionó Bethany cuando Grace se metió en el asiento
del conductor de un fuerte vehículo de tracción a las cuatro ruedas, "así que todo lo que voy a decir
es… sumiso o no, tienes que hacer que se siente y asegurarte de que se cuide. Antes de volver."
Grace apretó las manos sobre el volante. "Si tú piensas que sólo los dominantes saben amar,
es que no conoces a tus compañeros de manada muy bien".
La respuesta de Bethany fue sorprendente. Riendo, ella se inclinó para besar a Grace en la
mejilla con evidente cariño. "Sólo quería asegurarme que tienes una fuerte columna vertebral, la vas
a necesitar con Coop. A ese chico le gusta salirse con la suya. Buena suerte."
•••
Después de ayudar a devorar la comida que Grace había traído, Cooper vetó su oferta para
quedarse y ayudar con el árbol, recibiendo el apoyo inesperado en su decisión de Todd.
"No puedes arriesgar las manos", dijo el ingeniero. "Eres una cirujana de los sistemas."
"De todos modos", agregó Bill, pasándose la mano por el pelo rubio", esto no debe llevarnos
mucho tiempo. Ahora que lo hemos tirado, todo lo que tenemos que hacer es cortar este bebé lo
suficiente para que podamos despejar el camino. El resto de la limpieza se puede hacer mañana con
un equipo de novatos."
Grace se cruzó de brazos, la expresión rebelde. "Está bien. Pero voy a esperar y llevaros de
regreso a la guarida."
Todd se echó a reír, seguido por Bill. Cuando Grace frunció el ceño, Cooper le levantó la
barbilla y le dio un breve beso en una rápida y ligera caricia que no podría sobresaltar o asustar a su
lobo. "Estás con tres dominantes." Él sonrió, sus labios rozando los suyos mientras hablaba.
"Todos nosotros tenemos una bien conocida tendencia de querer controlar los vehículos en los que
estamos metidos ¿Cuales crees que son las posibilidades de que seas tú la que conduzcas?"
"Está bien, te concederé eso." Una sonrisa divertida, pero sus ojos se desviaron hacia Todd y
Bill, que ni siquiera estaban fingiendo no verlos, comiendo mierda en sus sonrientes rostros.
Acariciando su cadera en una caricia protectora, Cooper señaló con el dedo a los dos
hombres. "Han jurado guardar el secreto."
"Oh, vamos, Coop!" Era el estribillo común, pero él los miró hasta que ellos convinieron... y
más tarde esa noche, obtuvo otro tímido y sexy beso, de Grace por su trabajo, el lobo de ella
frotándose contra su piel con afecto y el suyo devolviéndoselo.
Sin embargo, a pesar de que cayó en cama cansado hasta los huesos, con el exquisito sabor
de Grace en su boca, él soñó con el horror. "¡No! ¡No!"
•••
El día siguiente fue una locura. Uno de los principales conductos de aire simplemente murió
sin previo aviso, levantando a todo el equipo de Grace de la cama a las seis de la mañana. Paul, su
experto de los sistemas de aire, los tuvo trabajando sin parar hasta después de las cinco, cuando dio
el trabajo por finalizado. Cansados pero contentos, se dieron una palmada unos a los otros en la
espalda, luego se separaron.
Sólo después de haberse duchado, Grace, se dio cuenta de que Cooper no había dicho nada
acerca de verla esta noche cuando él había aparecido para comprobar el progreso de la reparación.
Por supuesto, apenas habían tenido un instante privado… y Cooper estaba haciendo todo lo
posible para darle tiempo a acostumbrarse a su relación en privado antes de que inevitablemente se
hiciese pública.
No sería demasiado largo, ella lo sabía, sobre todo después del beso que se habían dado
donde el árbol. Hombres depredadores cambiantes, independientemente de su lugar en la jerarquía,
todos eran abiertamente posesivos. El hecho de que Cooper hubiese luchado con sus instintos
sobre ese tema todo este tiempo... bueno, eso simplemente la hacía derretirse por él aún más.
"Me gustan tus besos, niña mala".
Con los dedos se apretados, fue a comprobar sus mensajes, sólo encontró uno de su
hermano, pero nada de Cooper. Y sabía a ciencia cierta que estaba en la guarida, tan sólo no había
llamado.
Frunciendo el ceño, se sentó en su cama y repasó la situación. Teniendo en cuenta que
Cooper había dejado clara su intención de hacerla suya... de mantenerla, esto sumado a la realidad
de que los machos dominantes iban tras las mujeres que querían sin restricciones, el hecho de que
no se había tomado ninguna molestia para asegurarse de verla esta noche sólo podía significar una
cosa: que la estaba tratando como suya, como si pasar tiempo juntos fuera un hecho.
Era una forma muy sutil del juego de dominación, y no importaba cuánto la mujer y el lobo
adoraran a Cooper, Grace no tenía ninguna intención de ser llevada con una correa.
Capítulo 7
CarpeDreams
La sangre de Cooper se quedó helada cuando descubrió que nadie parecía saber a dónde
había ido Grace. Sacó su teléfono móvil para llamarla, sabiendo que ella lo vería como una medida
de control por su parte, pero necesitaba saber que ella estaba bien, que estaba a salvo. La lluvia era
sólo una llovizna, por el momento, pero eso no significaba que las carreteras no fuesen peligrosas.
"Oye, Coop." Dijo Shamus antes de que pudiese hacer la llamada. "Emma me ha
abandonado para cenar fuera con Grace y Vivienne. ¿Quieres tomar una pizza?"
Cooper tuvo que hacer un esfuerzo para ocultar su alivio. "Voy a salir", logró decir.
"Necesito correr. Pero creo que algunos de los otros están en la sala de descanso."
"Vamos a guardarte un pedazo." Shamus se volvió, lo acompañó corriendo hacia atrás unos
pocos metros. "Acabo de regresar de fuera. Aún llueve, pero el viento se ha calmado y la luna ya ha
salido, la vista es mejor más allá de las cascadas gemelas".
"Gracias." Cooper metió el móvil en el bolsillo cuando el soldado de alto rango desapareció
por la esquina, y apoyando la palma de su mano contra la pared de piedra de la cueva, él cedió a un
estremecimiento. Sabía que su respuesta era extrema, que asustaría a Grace, parecía brotar de un
nivel de posesión que iba mucho más allá de lo que cabría esperar de un teniente SnowDancer.
Ninguna mujer querría estar con un hombre que no le permitía respirar, cuyo cuidado se convirtiese
en una jaula. Razón por la cual tenía que lograr recuperar el control sobre sí mismo antes de que ella
lo volviese a ver.
Gruñendo por lo bajo, salió fuera y corrió hasta que fue capaz de pensar a través de la niebla
caótica de sus emociones. Él quería ir con Grace con cada célula de su ser, necesitaba
desesperadamente su aroma para asegurarse de que ella estaba viva y bien, pero él había calculado
mal el tiempo. Regresó a la guarida en cambio, mojado pero no con frío, se duchó, luego cogió un
poco de cena en la cocina y pasó un par de horas trabajando en su oficina.
Como era habitual cuando se encontraba solo en su oficina a esas horas de la noche, más de
un miembro de la manada se pasó para hablar o pedir consejo. Eso lo mantuvo ocupado, y eso
estuvo muy bien para la primera media hora, bien para la segunda. La tercera y cuarta fue como
tener las uñas golpeando en la carne. Lo único que lo hacía soportable era saber Grace no estaba
sola y que era sin duda Shamus estaba en contacto con Emma. Cualquier cosa que pasase, Cooper
tendría la información en cuestión de minutos.
Finalmente, vio el vehículo de la mujer entrar, las luces cortando a través de la oscuridad de
la noche, antes de que el SUV se deslizase silenciosamente en el garaje subterráneo. Se obligó a
darle a Grace quince minutos para cambiarse y prepararse, entonces fue a llamar a su puerta.
Esta vez, atrajo algunas miradas interesadas al pasar por unos compañeros de manada. Ya era
tarde para que un hombre fuese a la habitación de una mujer, y como el jefe de Grace había
regresado esta tarde, Cooper no podía usar como excusa una emergencia en los sistemas. Sabía que
estaban cerca de descubrirlo. Bueno. Necesitaba que la gente supiese que ella era suya, que le
hiciesen saber si ella estaba alguna vez en cualquier dificultad.
La falta de secreto también le permitiría cortejarla tan escandalosamente como a él le
gustaba.
Cuando la puerta se abrió para mostrarla vestida con unos pantalones de pijama de lana azul
pálido con unas mullidas ovejas blancas estampadas, junto con una suave camiseta negra que la
acariciaba con la delicadeza de un amante, y el pelo cayendo sobre sus hombros en una nube de
oscuridad. Tuvo que tomar una respiración profunda, muy profunda para contener su respuesta
instintiva de meter las manos en esa masa exuberante, inclinarle hacia atrás el cuello, y morder.
Ella se habría asustado.
Odiaba la sensación, pero también sabía que sus cicatrices no eran culpa de Grace. Había
actuado como cualquier mujer cambiante lobo haría con un hombre que se había atrevido a darla
por sentado, no podía tener ni idea de la violenta respuesta que había incitado en él. Y si estaba en
su mano, nunca lo sabría. Cooper no quería que la sombra de sus pesadillas tocase la vida que tenía
intención de construir con ella.
"Hola, Grace." Él se inclinó contra el marco de la puerta, sin hacer nada por ocultar su
apreciación de su hermoso cuerpo. Cuando sus pezones empujaron contra la tela desgastada por los
lavados de su camiseta, mientras su aliento se entrecortaba, se dio cuenta de que no llevaba
sujetador, y su auto-control se convirtió en una prueba infernal. "Dejé mi mochila aquí el otro día."
"¿Qué?" El pulso le latía en la garganta, tragó saliva. "Oh, sí, la puse aquí." Ella fue a
buscarla, se detuvo, dio media vuelta. "Lo has hecho a propósito."
Sonrío profundamente, él dejó que su mirada se demorase en sus labios. "¿Lo hice?"
Su pecho subía y bajaba con un ritmo cada vez más rápido, ella tragó. "Estás siendo muy
agresivo." Fue una acusación ronca.
Se encogió de hombros, su lobo merodeando en la superficie de su mente. "Es lo que soy, ya
lo sabes." Su amabilidad con ella no había sido fingida, él adoraba persuadir y acariciar a Grace,
pero ella necesitaba ver y aceptar este lado de él, también. Él había previsto hacerlo fácil para ella,
pero ella había cambiado sus planes con su rebelión, despertando el núcleo primario de su
naturaleza. "Es tu culpa, ya lo sabes."
Su mano se apretó sobre el borde de la puerta. "¿Mía?"
"Tú me has desafiado esta noche." A su propio modo. "Tú sabes cómo los hombres
cambiantes lobos reaccionan ante este particular desafío por parte de una mujer."
Sus mejillas se colorearon de un bonito tono que le hacía desear lamer cada centímetro de su
piel. "No ha sido un reto."
"No seas mentirosa ahora." Una lenta tomadura de pelo. "Recibí el mensaje." Se enderezó
abandonando su posición indolente para colocar sus manos en la parte superior del marco de la
puerta, bloqueando así la vista de aquellos que estuviesen en el pasillo. Esta mujer era suya. Él no
quería compartir. No esta noche. "Invítame a pasar, niña mala."
"Si recibiste el mensaje," murmuró ella, de pie firme, "tú sabes que estoy un poco enojada
contigo."
Fuerte, sexy y hermosa mujer. "Creo que puedo convencerte de hacer alguna locura". Dejó
caer una mano, dejando que ella la viese para no asustarla, le pasó un dedo por la mejilla. "Todo lo
que necesitas hacer es abrir la puerta un poco más."
Grace se estremeció... y dio un paso atrás. Sin molestarse en ver si tenían audiencia, él entró,
y esta vez, cerró la puerta. Pero en lugar de bloquear la salida, se movió para apoyarse en la pared
junto a la cama, la pantalla shoji estaba pulcramente plegada en la esquina opuesta, y la llamó con un
dedo. "Tú sabes que lo deseas."
En vez de fruncir el ceño ante su arrogancia como había esperado, Grace frunció el ceño, sus
ojos mirando hacia los suyos por un único e irresistible instante. "Cooper, ¿qué pasa?", Dijo, y se
preguntó qué le había traicionado, que habría visto. "Hay…"
No le dio oportunidad de seguir, se echó hacia atrás y se quitó la camiseta. Su jadeo ahogado
fue una caricia a su ego, pero él quería más que eso. Necesita más que eso, el miedo irracional que
lo había agarrado por la garganta dejaba bordes cortantes a su paso que lo herían con cada
respiración.
Dejando caer la camiseta al suelo, merodeó por el espacio que los separaba, acaloradamente
consciente de la forma en que ella lo miraba, su excitación erótica un almizcle en el aire.
Gracias a Dios.
Fue un pensamiento sincero, porque la verdad era que su cuerpo estaba más que un poco
golpeado, tenía unas cuantas cicatrices, incluso la rápida curación de un cambiante no podía
arreglarlo todo. Además de eso, él era un hombre grande. Lo suficientemente grande como para
intimidar, por lo cual estaba pendiente de su reacción cuando él la llamó, una leve insinuación de los
ojos de Grace.
"Tócame", dijo, mostrando su necesidad desnuda. "Te prometo que yo no te tocaré hasta
que tú me lo pidas." No haría demandas que podrían obligar a su lobo para reaccionar mostrando la
garganta en una actitud de pura sumisión, eso destruiría la frágil confianza que había surgido entre
ellos.
"Eso no es justo para ti." Las palabras eran tranquilas, pero sus ojos seguían comiéndoselo
de tal forma que tenía su polla rígida en posición de firmes.
"Nunca me voy a quejar si tú tienes tus manos... o tu boca, en cualquier parte de mi cuerpo."
Podría volverse loco, pero sería una locura gloriosa.
Sus pechos llamaron su atención cuando ella contuvo el aliento, los picos de sus pezones
apretados contra su camiseta. Se le hizo la boca agua, y se puso las manos detrás de la espalda y
colocó los brazos sujetando una de sus muñecas con la otra mano. "Yo", murmuró, "te doy
permiso para me castigues por mi comportamiento de esta noche."
"No suena como si estuvieras horrorizado", dijo ella, poniendo sus manos sobre su pecho.
Él reprimió un gruñido exigente. "Confía en mí, es una tortura".
Los labios se curvaron, ella comenzó a modelar y acariciarlo con una clara posesividad
femenina en cada toque, la de una mujer que lo consideraba su propiedad personal. Dios, se sentía
bien. No pudo reprimir un gemido cuando ella pasó sus uñas sobre sus pezones. Hizo una pausa...
y repitió la caricia.
"Cristo, Grace." Tembloroso, bajó la cabeza hacia adelante.
No hubo la menor vacilación, ella se de puntillas y le dio un beso, sus manos agarrándolo por
la cintura. Él se aprovechó, para persuadirla y seducirla con su boca, su lengua. Ella lo dejó entrar, y
cuando chupó su lengua, se hizo eco de la íntima caricia, sus pechos apretados contra su pecho, sus
pezones pequeños puntos duros que quería rodar entre sus dedos, tirar de ellos y apretarlos hasta
saber exactamente lo que la hacía gemir, lo que la hacía retorcerse y fundirse alrededor de su polla.
Con la respiración entrecortada, Grace rompió el contacto íntimo para presionar un beso
con la boca abierta por encima de su pezón izquierdo. El placer que sacudió todo su cuerpo, estuvo
a punto de romperlo en dos. Cuando ella repitió la caricia en el otro, tuvo que apretar los dientes
para poder controlarse y evitar tirarla sobre la cama, sacarle los pantalones de pijama, y montarla en
el más primitivo de los apareamientos. Quería ver esas curvas moviéndose contra él, quería
agacharse y jugar con sus pesados pechos mientras deslizaba su polla dentro y fuera de ella en
rítmicos golpes.
Él sólo lo deseaba.
Y como no podía tocar, comenzó a hablar. "¿Sabes cómo me gustaría tomarte la primera vez
que estemos juntos?" Demasiado rápido, se estaba moviendo demasiado rápido, demasiado
agresivo para su sexy Grace, pero no podía parar.
Unas uñas punzantes se clavaron en su pecho. "¿Cómo?"
"Cara a cara, tu extendida debajo de mí, tus piernas apretadas alrededor de mis caderas y mi
pene enterrado profundamente en ti, hasta las bolas."
Tragó saliva por la cruda sexualidad de sus palabras, pero él no había terminado.
"Me gustaría besarte una y otra vez porque me encanta tu sabor, pero yo tendría que jugar
con esos bonitos, bonitos pechos. Me gustaría chupar, lamer y tal vez incluso morder un poco. No
te importan los dientes, ¿verdad, Grace?"
Una sacudida de cabeza, su piel enrojecida, la opulenta fragancia de su excitación una droga.
"Bien." Bajó la mirada a sus pechos. "Mientras te folló lenta y profundo, tan malditamente
profundo, yo voy a cerrar mi mano sobre uno de tus pechos, apretarlo y acariciarlo. ¿Y sabes qué
más?"
"¿Qué?" Una pregunta casi sin sonido.
"Yo te voy a mirar a los ojos todo el tiempo."
•••
GRACE estaba teniendo problemas para pensar. Serios problemas. Pero sabía una cosa: que
el teniente estaba usando el placer adictivo de los íntimos privilegios de piel para distraerla. Y estaba
haciendo un brillante trabajo. La excitación se apoderó de ella de su garganta, volviendo la piel tan
sensible que su ropa se sentía abrasiva, la delicada carne entre sus muslos estaba regordeta y
húmeda.
De pronto, su lobo bailaba en la distancia sin previo aviso, oscuramente consciente de que el
hombre que ella acariciaba con manos tan posesivas podía dominarla en un santiamén. ¿Cómo
podía pensar en estar desnuda entre sus brazos cuando ella no podía garantizar que su sumisión
sería una respuesta consciente y voluntaria, en lugar de nacer del instinto primario?
"Yo te miraría a los ojos todo el tiempo."
¿Qué pasaría si todo lo que veía era una sumisa mirándolo a él en ellos, gimiendo y en
reposo, la personalidad humana de Grace abrumada por la obediencia?
El miedo formó una caverna de hielo en su corazón, ella se alejó. "Ponte tu camiseta." Así
ella podría concentrarse, podría pensar.
Cooper gruñó.
Saltando, bajó la cabeza. "Por favor".
"Maldita sea, Grace". Recogió la camiseta de un tirón, impaciente y enojado. "Yo no estaba
gruñendo porque me dieses una orden. Yo gruñía porque no había acabado de jugar contigo."
Por alguna razón, esa respuesta gruñida la hizo relajarse, y echar un vistazo hacia arriba. "¿La
frustración sexual siempre te pone de tan mal humor?"
Otro gruñido que tuvo a su lobo arañando para que se callara.
"Vamos," dijo en tono bajo que era un desafío. "Sigue empujando el lobo hambriento, vas a
ver cómo te consigue desnuda."
El calor quemó sus mejillas, pero ella no iba a permitir que él le hiciese esto de nuevo.
"Cooper, yo no soy una idiota. Sé que algo te estaba molestando cuando llamaste a la puerta."
Él hizo un sonido provocador apretando los dientes. "Estaba enojado porque te fuiste sin
decirme nada, ¿de acuerdo? No creo que a ti te gustase que yo lo señalara."
Tenía sentido... pero lo que ella había vislumbrado había sido una emoción mucho más
violenta, de alguna manera antigua. Similar a la herida que había visto en sus ojos en el lugar del
desprendimiento. "Tú no tienes que fingir mí alrededor", dijo, incómoda por empujar sus defensas,
pero lo suficientemente frustrada por su negativa a reconocer siquiera que él estaba dolido que tuvo
que hacer el intento.
"Grace, ningún hombre quiere cagarla todavía más con la mujer que ya ha cabreado y con la
que tiene toda la intención de acabar en la cama tan rápido como sea posible." Él se pasó las manos
por el pelo. "Maldita sea, ahora estoy gritando."
"¿Y? Yo no quiero que bajes el volumen de su personalidad o de tus sus emociones", dijo,
consternada por la idea. "Eso no es saludable de ningún modo para ti." Lo llevaría poco a poco a la
locura. "Si eso es lo que tienes que hacer cuando estamos juntos", la idea dañándola, mucho, "tú
sabes que no va a funcionar."
Su gruñido puso de punta cada pelo de su cuerpo. "Sé muy bien que va a funcionar." Fue la
declaración de un hombre acostumbrado a conseguir lo que quería.
Hombre terco, exasperante.
Fue a abrir la boca para protestar, pero ella había empujado demasiado los límites de su lobo.
Subiendo a la superficie, le arrancó las riendas de sus manos, e hizo lo que consideraba necesario
con el fin de pacificar a un dominante enojado.
Un sumiso gemido salió de su garganta.
Cooper se quedó helado.
Capítulo 8
CarpeDreams
GRACE se derrumbó de rodillas cuando la puerta se cerró detrás de Cooper, un temblor

sacudiendo su cuerpo.
Él le había ahuecado la mejilla, acariciándola con un afecto que había tranquilizado un poco
el pánico de su lobo, antes de decir: "Buenas noches, Grace", e irse.
Había ocurrido exactamente lo que había temido, su naturaleza no había podido soportar la
pura fuerza desatada de la dominación de Cooper. Si hubiese estado en su forma de lobo, habría
metido el rabo entre las piernas, tal vez incluso se hubiese dado la vuelta sobre su espalda para
exponer la carne vulnerable de su vientre.
Los sollozos escaparon de su boca, y llenaron su pecho hasta que casi no podía respirar.
Ella, simplemente, no estaba hecha para manejar las pasiones de sangre caliente y la
profundidad de la emoción brutal de un hombre de la fuerza de Cooper. Nada podría cambiar la
esencia misma de su ser. ¿Qué pasaría si la próxima vez que sucediese, estuviesen en la cama? ¿Qué
pasaría si Cooper estuviese dentro de ella?
Entonces él se detendría.
La respuesta vino de la pequeña parte de ella que no era un completo desastre. Y era la
verdad. Cooper siempre se detendría, como había hecho hoy. Pero eso no quería decir que ella
tuviese derecho a ponerlo en esa situación, que tuviese derecho a exigirle que amordazase la belleza
natural de su sexualidad, de su personalidad. Lo que le ella le había dicho, era una verdad inevitable
y absoluta: para él ahogar sus instintos sería un acto terriblemente perjudicial.
Lo mataría a él y a ella la destruiría.
"No quiero dejarlo ir".
La confesión susurrada era una bofetada.
Si no podía soportar la idea de liberarlo, ni podía soportar imaginar las manos de otra mujer
en su piel, los labios de otra en los suyos, entonces tenía que encontrar una manera de lidiar con
esto. Pero, ¿cómo?
Estaba lavándose la cara devastada por lágrimas cuando se dio cuenta de que tenía que hablar
con alguien que hubiese pasado por esto. Excepto que nadie lo había hecho. Sí, lo sabía, era amiga
de un buen número de sumisos que se habían apareado o vivido una relación permanente de amor
con dominantes. Ni una sola de esas relaciones, sin embargo, reflejaba la enormidad del abismo que
los separaba a ella y a Cooper.
"Tiene que haber alguien."
Decidida a encontrar una respuesta, ella estaba tomando su segunda taza de café cuando se
acordó de la mujer que había sido su maestra de parvulario mientras Grace vivía en la cueva de
Sierra Nevada cuando era una niña. A los doce años su familia se había mudado de guarida, ella
recordaba muy bien a la encantadora mujer de impresionantes ojos color índigo que siempre había
tenido un abrazo y una palabra de elogio para ella mucho después de que hubiese dejado la
guardería.
Tarah era un sumiso no mucho más fuerte que Grace. Su compañero, Abel, por el contrario,
era un dominante muy fuerte, un soldado que tenía un alto cargo en la manada. Una de sus hijas era
un teniente, y la otra un sumiso que estaba cercana a Grace en la jerarquía. Si alguien podría
entender las fuerzas que desgarraban a Grace, esa era Tara.
No se dio tiempo para cambiar de opinión, y buscó el número de Tarah en el directorio
interno de la manada y cuando entró la llamada, se dio cuenta demasiado tarde de que eran más de
las diez de la noche.
Abel fue el que respondió. "Casi me despistas", dijo después de una breve pausa, "pero
nunca olvido a uno de los niños de Tarah. ¿Cómo estás, querida Grace?"
La delicadeza de la pregunta le dijo que había sentido su angustia. "Bien." Ella encontró su
mirada con el gris profundo de sus ojos por el más breve de los segundos. "Sé que es tarde. Lo
siento. Yo quería hablar con Tarah y no pensé en la hora."
"Ella está levantada. Espera."
Tarah se sentó en frente del panel de comunicación un segundo más tarde, con los ojos del
mismo color vívido que Grace recordaba de su infancia, su voz una alegre bienvenida. "Es tan
bueno verte, Grace."
Ellas charlaron durante unos minutos antes de que los perspicaces ojos de Tarah se
deslizaran fuera de la pantalla. "Cariño, nos das unos minutos, ¿quieres? Charla de chicas."
Abel soltó un bufido. "Si yo te conozco, va a ser más como una hora." Apareciendo en la
pantalla, inclinó la cabeza de Tarah para reclamar un beso, y luego miró a Grace. "Tu asegúrate de
pasar a vernos si alguna vez estás en la zona".
"Ahora", dijo Tarah una vez que su compañero hubo salido, con la cara mostrando la
bondad innata que era parte de ella, "¿qué te pasa?"
Grace se obligó a describir lo que había sucedido, al final se encontró, otra vez, al borde de
las lágrimas. "¿Cómo puedo estar con él si no puedo confiar en que mi lobo no retroceda a un
comportamiento instintivo? ¿Como si no lo conociese, como si no tuviese fe en él?" La confianza
de un amante era parte integral en una posición dominante, era una parte de lo que los definía.
Robarle eso a Cooper y a ella sería como apuñalarlo en el corazón.
La expresión de Tarah era de simpatía. "Va a requerir esfuerzo, no te voy a mentir acerca de
eso. Pero es factible, y cuando funciona... Abel es mi roca y el latido de mi corazón."
La profundidad inquietante de ese amor, de esa declaración, hizo que Grace lo anhelase.
"¿Hay algo que puedas decirme que me pueda ayudar?"
"El compromiso es la palabra mágica, como lo es en la mayoría de las relaciones." Una
sonrisa irónica se apoderó de su rostro. "Aunque debo advertirte, la idea de un dominante del
compromiso es a veces muy `flexible´."
La risa de Grace estaba teñida por las lágrimas. "Puedo imaginarlo." Tomando un suspiro
tembloroso para intentar tranquilizarse, dijo, "Lo que me preocupa es el nivel de control que tiene
que mantener sobre sí mismo. Es constante. ¿Si…" Se detuvo, de pronto consciente de lo íntimo
que era la pregunta que ella estaba a punto de hacer.
Tarah tocó la pantalla como si estuviese tocando la nariz de un cachorro recalcitrante.
"Pregunta lo que necesites, y para responder a tu última pregunta, Abel no se contiene. Él no
necesita hacerlo, porque mi lobo sabe que nunca espera sumisión de mi, incluso cuando estoy más
indefensa." Una mirada penetrante. "No se puede precipitar el desarrollo de esa confianza, porque
no es una elección consciente. Viene del animal interior, para el lobo, aprender a juzgar a un
depredador es un mecanismo de supervivencia".
Las palabras de Tarah tenían demasiado sentido. "Gracias por ser tan honesta."
"No hay de que, amor." Su antigua maestra le dirigió una sonrisa maliciosa. "Tiéntalo, Grace,
juega con él, dale la persecución que él necesita, y tómate el tiempo que tú necesites. Hay algo
increíble en la anticipación."
Más tarde, teniendo en cuenta todo Tarah había dicho, Grace se desnudó y cambió. Era una
agonía y un éxtasis, el cambio que la separaba en un millón de partículas de luz y color antes de
fundirse en el lobo que era su otra mitad. Ella se sacudió para acomodarse en su nueva piel, luego
saltó sobre la cama y dejó que el animal subiese a la superficie de su mente, sintió que suspiraba por
la libertad, suspiró, también ante en el persistente olor a tierra salvaje y ámbar oscuro.
Nuestro.
Sí, la parte humana de ella estaba de acuerdo, él es nuestro.
•••
COOPER decidió que debía odiarse a sí mismo mientras se dirigía a su habitación a la una
mañana, después de intentar agotarse haciendo ejercicio en el gimnasio. Sabía que Grace no había
podido evitar la reacción que había tenido, y él había estado bien hasta que aparecieron los sueños.
Había tenido la fuerza para ser paciente, había sido en realidad una embriagadora diversión el ir
persuadiéndola beso a beso. Ahora, sin embargo, pasaba un infierno de tiempo manteniendo su
dominio sobre sus emociones más primitivas.
Se dio una ducha fría en un esfuerzo por controlar su cuerpo rebelde, él se secó al estilo de
los lobos y se puso unos pantalones de chándal. Luego se dejó caer de espaldas en la cama. El
sueño, por supuesto, era una esperanza vana con la polla dura como una piedra, y al fin y al cabo
no era como si fuera a despertar bien descansado.
Cristo, ¿qué iba a hacer cuando Grace y él se convirtiesen en amantes?

De ninguna manera iba a dejarla sola después, pero no podría conciliar el sueño, no quería
que ella lo oyera gritar como un niño. "¿Y cuánto tiempo crees que puedes funcionar sin dormir,
genio?"
Gruñendo, se levantó y decidió hacer, también, a otra persona miserable, la comunicación el
arma elegida.
"Quien quiera que seas", dijo la voz áspera y ronca de un sueño profundo: "Voy a cazarte,
arrancar el bazo, y comerlo frito con setas".
"Creativo", le dijo a Riaz.
El cabello despeinado por el sueño, de su compañero teniente apareció en la pantalla,
seguido por el resto de su cara, como si estuviera apoyándose sobre el codo en la cama. "¿Coop?
¿Es una emergencia?"
"Sí. Mi polla está a punto de romperse por la mitad."
"Si hubiera sido alguien más que tú ..." Desapareciendo fuera de la pantalla, Riaz regresó con
mechones húmedos de pelo alrededor de la cara, los ojos de oro oscuro ya no estaban velados por
el sueño. "Bien, dime qué pasa."
Así que Cooper lo hizo. No era un gran hablador, especialmente cuando se trataba de algo
tan importante, pero Riaz y él habían sido amigos desde la infancia, se conocían profundamente el
uno al otro. El otro hombre podría entender lo que le estaba sucediendo.
"Estás realmente loco por ella", murmuró Riaz cuando se detuvo. "¿Ella es tu compañera?"
"Si." La danza de apareamiento no se había iniciado, pero ese era un detalle menor por el que
Cooper no estaba preocupado, en cuanto el lobo de ella estuviese listo, se iniciaría. "Sólo que ella
no lo sabe todavía."
"Uh-huh."
"Creo que quiero pegarte un puñetazo." Una buena pelea era lo que necesitaba, pero en este
estado de ánimo, masacraría a cualquiera excepto a otro de los tenientes, o al alfa. "No sabes la
suerte que tienes de estar cruzando el Estado".
La sonrisa Riaz no contenía ningún remordimiento. "Tu te reirías también, si fuera yo el que
estuviese babeando por una mujer".
Cooper se pasó una mano por el pelo corto, se preguntó distraídamente si él debería
afeitárselo del todo como algunos de los otros chicos. Por otra parte, algunas de las mujeres no se
sentían exactamente impresionadas por ese estilo. Así que tal vez debería consultarlo con Grace
primero. Y si eso lo convertía en un calzonazos, no le importaba una mierda. Quería que ella se
preocupase por lo que hacía con su cuerpo, quería que lo considerase de su incumbencia.
"Necesito ayuda, Riaz", le dijo al hombre con quien había tramado las primeras estrategias
sobre cómo atraer la atención de las mujeres, ellos habían sido torpes adolescentes sido en ese
momento. "¿Cómo puedo hacerle la corte?"
"¿No me has dicho que has estado con ella esta noche?"
"Sí." Él no había mencionado ningún detalle específico, solo que se sentía frustrado como
consecuencia.
"Bueno, ha pasado menos de una semana, si tu sumiso está permitiendo que estés tan cerca
que tienes bolas azules, yo diría que ya estamos haciendo las cosas bien. Los dos sabemos que eres
un poco exigente, incluso para algunas de las hembras dominantes".
Cooper hizo una mueca porque Riaz estaba en lo cierto. Él era exigente, en la cama y fuera.
Aun cuando había tratado de bajar el tono, eso sólo había durado un tiempo. "Grace me puede
manejar." Tenía que hacerlo, porque la había estado esperando toda la vida. "Aunque tal vez
debería intentar un enfoque más sutil, al menos por un tiempo."
"Tengo que preguntarlo, Coop. ¿Estás seguro de esto?" Los ojos negros de su amigo
brillaban en la oscuridad de su dormitorio. "Tu Grace… ella no tiene ningún tipo de garras, no en
comparación con nosotros."
Cooper se erizó. "Se siente correcto, más que cualquier otra cosa en mi vida, ella es más
fuerte de lo que todo el mundo piensa. Ella ya me desafió una vez. Yo sé que ella va a caminar a mi
lado, una vez que su lobo me acepte nunca usaría mi dominio en su contra."
"En ese caso, a por todas, hombre." Bostezó Riaz. "Quien no arriesga, no gana."
"¿Por qué me estás soltando todos estos aforismos?"
"Porque son las dos puta y media de la mañana y tengo que estar a las 6 a.m. en mi turno."
"Debilucho".
Riaz le enseñó el dedo. "Duerme un poco y persigue a tu loba mañana." Otro bostezo. "Y
¿Coop? Olvídate de ser sutil. Ese no es tu estilo."
•••
A las nueve de la mañana del día siguiente, Grace se quedó mirando el extravagante ramo de
flores que había sido entregado en su oficina unos minutos antes, directamente desde el
invernadero unido a la guarida. Estaba lleno de color, textura y aroma, y ella pudo ver que no había
olvidado sus margaritas favoritas, era una descarada declaración pública de intenciones.
Luego estaba la tarjeta. Según el joven sonriente que había entregado las flores, Cooper la
había colocado el mismo en el ramo, prometiendo una muerte horrible a cualquiera que no fuese
Grace si se atrevía a abrirla.
Como ya te he dicho. Montones y montones de juegos preliminares.
XX
Coop.
Ruborizándose, aliviada por que no se había asustado después de lo de anoche, ella se metió
la escandalosa tarjeta en el bolsillo cuando en el panel de comunicaciones sonó una llamada
entrante.
"Indigo", dijo, reconociendo a la teniente tras mantener contacto visual una fracción de
segundo. "El jefe está con la sanadora se torció el tobillo esta mañana. Dijo que te diga que va a
estar en contacto más tarde."
"No hay problema", dijo Indigo en un tono distraído. "Son unas flores preciosas las de tu
escritorio."
"Sí. Son de Cooper", admitió Grace, sabiendo que el chisme llegaría a guarida de Sierra
Nevada al final del día de todos modos.
Había subestimado la velocidad a la que viajaba la información en la manada.
"Me di cuenta." Una sonrisa abierta. "Así que ... ¿por qué estás avergonzada?" Su tono se
enfrió. "Tú no compartes su interés?"
"Por supuesto que sí." Tanto que todo su cuerpo le dolía por su toque. "¡Dios, qué mujer de
sangre caliente se apartaría de un hombre como Cooper?"
Indigo se rió. "Lo siento," dijo ella con cierta timidez. "Yo sé que no es asunto mío, pero él
es mi amigo. No me gustaría que fuese herido." Una pausa antes de añadir: "Puedo ver que ha
hecho una buena elección, eres inteligente, sexy... y sin duda quieres saltar sobre sus huesos."
Grace gimió ante la burla socarrona. "Todo el mundo va a estar observándonos ahora."
Ella tenía razón. Y eso fue antes de que Cooper se escabullese para almorzar con ella ya que
él tenía que estar en el turno de noche en una sección del perímetro y no la podría verla para la
cena. "¿Te gustaron las flores?", Le preguntó, apoyando su brazo, por encima de su cabeza, en el
tronco del árbol en el que ella se apoyaba.
Se veía tan satisfecho de sí mismo que ella sintió una oleada de afecto salvaje. "Sí." Y porque
no había dolor en sus ojos de hoy, ella no mencionó la preocupación que continuaba cocinándose a
fuego lento dentro de ella por lo que fuera que le estaba haciendo daño. En cambio, ella le acarició
con sus palabras, con sus manos. "Te echaré de menos esta noche."
"Mañana, tú eres toda mía." La áspera promesa derritió los huesos.
Por supuesto, su familia no estaba tan entusiasmada con la noticia de su relación con
Cooper. La única manera en que Grace pudo impedirles venir a entrometerse en la situación fue
amenazar con no volver nunca a casa de visita. Cuando por fin pudo apagar el comunicador tras
hablar con ellos, cayó en cama, su lobo agotado por la discusión.
Capítulo 9
CarpeDreams
Atormentada por sueños eróticos en los que se entregaba al más delicioso de los pecados con
Cooper, Grace entró en su oficina al día siguiente y la encontró llena de globos y a sus compañeros
de trabajo merodeando con unas enormes sonrisas en sus rostros.
La parte de ella que se había visto obligada a rebelarse en un esfuerzo por combatir la
sobreprotección de su familia pensó que debería estar molesta por la forma en Cooper estaba
acelerando las cosas, pero si veía más allá, a la esencia de lo que ella era y sabía entonces estaba
encantada. Este macho, dijo su lobo, sabía cómo hacer que su mujer se sintiese bien.
La verdad era que ella no tenía por qué llevar las riendas de su noviazgo, no se sentiría
cómoda con ello. Y aunque de vez en cuando la hiciese ruborizarse, podía hacer frente a las burlas
bien intencionadas de la manada. Por supuesto, Cooper tuvo que pasar al siguiente nivel con unas
cajas de elegantes chocolates que entregaron en su casa y en la oficina, y un enorme oso amoroso
que tuvo a su equipo entero muerto de risa ... y muchos regalos más privados.
Al igual que el exótico perfume que él había insistido en ponerle el mismo en sus muñecas
después de haberle preparado una cena en su casa, y las sábanas de seda azul medianoche, que
encontró en su cama un día cuando regresó a casa a media mañana para recoger algo que había
olvidado. Se quedó sin aliento, sus dedos no pudieron resistir tocar la exquisita tela, su mente
suministrándole vívidas imágenes de como se vería Cooper tumbado en las sábanas, la piel oscura,
bronceada y los músculos pesados.
Sus dedos se cerraron en sus palmas, un gemido necesitado escapó de sus labios. Porque en
un aspecto, Cooper no estaba empujando, los privilegios piel que compartían se limitaban a besos
largos y perezosos a los que ambos lados de su naturaleza se habían hecho adictos. Ella sabía que lo
hacía a propósito, para seducirla a pequeños y deliciosos bocados, teniendo cuidado de no despertar
los instintos de supervivencia del lobo como lo había hecho aquella noche en su dormitorio, pero a
ella le dolía, la frustración sexual era un ascua de combustión lenta en sus entrañas.
Cuándo Cooper la encontró aquella tarde, ella le dijo, "Me estás volviendo loca."
Él se quedó inmóvil donde estaba sentado, en el pasillo de acceso cerca de donde ella estaba
agazapada. "¿Quieres que me detenga?"
¡No! "Yo ..." Y porque él le importaba, porque no quería que pensara que no podía ser él
mismo cuando estaba con ella, tuvo el valor de decir: "Me gusta cuando eres malo."
Él extendió la mano para acariciarle el muslo y las brasas brillaron de un rojo intenso,
caliente. "No tienes idea de lo mucho que disfruto corrompiéndote." Un apretón. “Me voy a volver
loco pensando en ti tumbada en esas sábanas, en tu piel cremosa, en tus curvas mordibles. Tendré
que acariciarme para poder dormir, y maldita sea, va a ser un pálido sustituto."
Su sexualidad era tan cruda, tan honesta, mucho más terrenal que la de ella... pero ella estaba
empezando a creer que ella podría ser capaz de manejarlo. Despertaba un lado suyo exuberante
cuando le hablaba de esa manera, y él lo sabía. "Yo lo hice", murmuró, decidiéndose a atormentarlo
a su vez.
"¿El qué?"
Dejando a un lado la herramienta que había estado usando, ella se puso de rodillas, colocó
una mano sobre su hombro y se inclinó para susurrarle al oído. "Yo me he tocado." Había sido un
desastre de necesidad en el momento en que había entrado en casa la noche anterior.
Su gruñido resonó en las paredes de piedra. "Bruja".
Ella se rió, el sonido suave y ronco. La hacía sentirse fuerte, salvaje y valiente, su lobo
atreviéndose a frotarse contra el de él. Quería, necesitaba cuidar de él a su vez, ella continuaba
frustrada por lo terco que estaba siendo cuando se trataba de lo que fuera que estaba poniendo esas
crecientes marcas de tensión en su rostro.
"Sólo estoy cansado por las guardias tardías. No te preocupes por eso."
Ella sabía que era mucho más que eso, pero incluso un indicio de enfrentamiento sobre el
tema hacía que él se cerrarse, y había un punto más allá del cual su lobo simplemente se negaba a
empujar. Le preocupaba en el nivel más profundo, ya que su relación no podría sobrevivir si no
iban a compartir sus problemas, la destrozaría ver que algo lo lastimaba sin poder hacer nada al
respecto, haría que se sintiera una inútil en lugar de una compañera.
Grace no tenía ninguna intención de permitir que eso ocurriese, y si enfrentarse a él sobre
eso no iba a funcionar, entonces ella lo acariciaría, lo adoraría, y lo persuadiría hasta que él le dijese
la verdad. Los sumisos podría ser tan implacablemente tenaces como cualquier dominante, y ella
estaba enamorándose de tal modo de este hombre que era imposible que no hiciese todo lo que
estaba en su mano para liberarlo de las sombras que lo atormentaban.
"Vivienne me dijo que hay una feria no muy lejos de aquí", dijo. "¿Quieres ir conmigo?"
Los ojos estaban rodeados con un círculo fino de color amarillo cuando él respondió, y ella
sabía que era el lobo quien la estaba mirando fijamente. "Si prometes ir a besuquearte conmigo
después."
La idea de besuquearse con Cooper hacía que las brasas se fundiesen. Lo que hizo que ella
terminase caminando con él, de la mano, a través del feliz caos de la feria que habían montado a
una media hora en coche del límite del territorio de la manada. Compró su algodón de azúcar, y
recordó un incidente de su niñez, se encontró hablándose acerca de su familia, tanto sobre el
presente como el pasado.
"Todavía extraño a mi mami y papi", admitió. "Me siento desleal con Milena y James por
ello, pero creo que lo entienden."
"Por supuesto que sí." Él la abrazó a su lado. "El hecho de que tus padres se han ido no
significa que vayas a olvidar la manera en que te amaban y cómo los querías tú." Los dedos jugaban
con su cabello.
"Yo no entendí durante mucho tiempo que ellos nunca regresarían. Cuando lo hice... Lloré
toda la noche, hasta que me puse enferma." Ella extendió la mano para tocar la mano que él tenía
en su hombro. "Tú me entiendes". Él había perdido también a sus padres, aunque no en la violencia
que se había llevado a los suyos.
"Sí." Un acuerdo áspero antes de que le robase lo último de su algodón de azúcar y se burlase
de ella en una sonrisa, luego la llevó a una antigua noria iluminada con luces deslumbrantes. "¿Te
estás divirtiendo?", le preguntó, cuando se deslizó en el asiento con un suave balanceo.
"Sí." Ella se acurrucó en el calor de él después de que bajase la barra de seguridad y su
asiento adelantó un lugar. "¿Y tú?"
"Sí, pero estoy realmente deseando que llegue el besuqueo". Sus dedos rozaron el delicado
tejido de la chaqueta de punto amarillo que llevaba abotonada sobre una camiseta blanca.
"Tienes frío".
"Un poco. Debería haber traído una chaqueta."
Él la abrazó más cerca, poco a poco llegaron a la cima de la noria, la vista era deslumbrante.
Inclinándose, él acarició un beso encima de la oreja. "O podríamos hacerlo aquí mismo, calentarnos
a nosotros mismos."
Sus caricias se sentían bien. Posesivas. Independientemente de todo lo demás, a Grace le
encantaba eso de Cooper, amaba no tener que preguntarse dónde encaja en su vida. Cuando él le
mordió el labio inferior, le devolvió el mordisco. Su pecho retumbaba contra sus pechos. "Haz eso
otra vez."
La petición en voz baja la hizo ruborizarse, y levantó la cara para otro beso. Él le dio eso, y
más, antes de bajar sus labios sobre la mandíbula y la garganta. Grace estaba tan acostumbrada a los
besos que se olvidó de que él nunca había ido por su cuello antes. Le sorprendió cuando el miedo la
abrumó en una ola brutal, su lobo diciéndole que no se moviese, que no incitase al depredador que
tenía los dientes tan cerca de su carótida, de su yugular.
Él oyó el repiqueteo rápido de su corazón, sintió su pánico incipiente, y levantó la cabeza al
mismo tiempo. "No estoy exigiendo sumisión." Fue un gruñido irritado. "Cuando y si alguna vez lo
hago, será porque estamos jugando un juego de dormitorio. ¿Entiendes?"
El lobo de Grace se estremeció ante la ira en su voz... pero también era consciente del modo
protector en que seguía abrazándola. "¿Cómo te sentirías tú si un lobo alfa fuese a por tu
garganta?", Dijo ella en lugar de dar marcha atrás.
Cooper sonrió, lenta y ampliamente, porque no había habido ningún miedo en esas palabras,
sólo femenina indignación. Si tenía que volver loca a Grace para logar que se olvidase del
desequilibrio de dominación entre ellos, la iba a frustrar, irritar, y molestar tanto como fuese
posible. "Yo le diría a Hawke que él no es mi tipo."
Un gruñido femenino cuando la rueda comenzó a girar a toda velocidad.

Encantado, él le levantó la barbilla y le mordisqueó juguetonamente en la nariz. "Dios,
espero que hagas ese sonido cuando estamos desnudos".
Ella le mordió a su vez. Duro.
"Ouch". Él se frotó la nariz. "Eso no estuvo bien."
Manteniéndole la mirada, apoyó la cabeza contra su pecho. Él se permitió sonreír, su lobo
presumiendo. Grace podía no darse cuenta, pero ellos acaban de dar un maldito gran paso en su
relación. Muy pronto, él tendría a su ingeniero gruñéndole a él en la cama mientras ella le arañaba
con las uñas la espalda.
Gruñona como ella estaba con él, y dado el fracaso de su intento anterior, no esperaba que
ella le recordase que le había prometido que se iban a besuquear. Excitado al instante, condujo
hasta una parte aislada del territorio boscoso alrededor de la guarida. "Ven aquí", dijo en una vez
que hubo detenido el vehículo, su lobo en su voz.
Grace se estremeció y se desabrochó el cinturón de seguridad, pero en lugar de obedecer la
orden, deslizó hacia atrás la puerta. "Fuera". Fue un susurro.
Hacía frío, y a él no le gustaba ella estuviese incómoda, pero tenía la súbita impresión de que
su amante sumiso estaba tratando de hacer las cosas para que ella se sintiese mucho menos
propensa a entrar en pánico. Deslizando hacia atrás su propia puerta, salió a su encuentro en la
parte delantera del coche. Podía ver su nerviosismo en sus movimientos. Sin darle tiempo a
preocuparse, la levantó y la sentó en el capó, colocándose entre sus piernas.
Ella abrió la boca, se quedó inmóvil, con las manos sobre sus hombros. Pero entonces su
dulce, sexy, e increíblemente fuerte Grace, dijo: "¿Puedo besarte en el cuello?"
Él gimió. "En cualquier momento."
Inclinado la cabeza, y con una mano ahuecando su nuca, ella le rozó con los labios
tímidamente a lo largo del cuello en una intimidad que él rara vez permitía. La mayoría de las
especies dominantes eran muy selectivas sobre a quien permitir esa caricia en particular. Él sabía
que era por eso que ella había pedido permiso. Si hubiera intentado tocarle allí sin su permiso,
implícito o explícito, podría haber reaccionado con ira… excepto, por supuesto, que se trataba de
Grace. Él habría hecho exactamente lo que estaba haciendo ahora y la atrajo hacia él con un suave
agarre en el pelo.
Temblando por el placer de sentir su lengua lamiéndolo, probándolo, él notó el rugido de su
lobo en su pecho, sintió el olor de la excitación de Grace en el aire. "Quiero lamerte", dijo,
acariciando con los dedos de su mano libre la cadera. "Abrirte las piernas y chupar, morder y
saborearte hasta que te corras."
Un temblor agitó a Grace. "No te llevaría mucho tiempo." El susurro íntimo, un puño
apretado alrededor de su rígida erección.
Los dientes le rozaron la garganta un instante después.
"Grace". Él apretó el puño con más fuerza en el pelo. "Ahora me debes dos."
Sintió que los músculos de ella se tensaban mientra la apretaba, los ojos marrones
nublándose durante un instante cegador cuando levantó la cabeza de su cuello... y se inclinó un
poco hacia atrás, mostrando el arco de su garganta en un acto de confianza consciente que lo
humilló. Temblando, le pasó un dedo por la esbelta columna. "Esta piel bonita, tan fácil de marcar."
Él la acarició de nuevo.
“¿Debería chupar duro, Grace? ¿Dejarte una marca que nadie va a confundir?"
Ella gimió, pero no cambió su posición, y ese sonido, no era el de la sumisión bañada en
miedo.
"Creo que te gusta esa idea." Inclinándose, Cooper le pasó la lengua sobre el pulso que latía
en su cuello, llenando del almizcle erótico de ella sus pulmones. "¿Y si yo hiciese lo mismo con
estos hermosos pechos, ¿eh?" Un roce de sus nudillos sobre un montículo maduro. "Estas marcas
en particular serían sólo para mis ojos. Me gustaría lamer cada una hasta que se desvaneciesen, y
luego hacerte otra."
Ella levantó los brazos, uno sobre su hombro, la otra mano en la parte posterior de la
cabeza. "Deja de hablar."
La orden jadeante hizo que se curvasen sus labios. "Pero te gusta." La excitación de Grace se
disparó con cada una de sus palabras. "Cuando te tenga abierta y húmeda debajo de mí, voy a
decirte…"
La boca de Grace se cerró sobre la suya. Gimiendo, él la mantuvo en su lugar, devorando sus
labios, chupando su lengua, ahogándose en el olor de ella hasta que ella empujó sus hombros.
"Aire", jadeó.
Apoyando las manos sobre el frío metal del capó, Cooper dejó escapar un jadeo tras otro, la
cabeza gacha. Quería otro beso, pero no estaba seguro de poder controlarse para no ir más allá. No
con ella tan excitada y suave a su alrededor. Pero él sabía que ella no estaba preparada, no estaba en
ese punto en el que ella confiaría totalmente en él. Él lo quería todo antes de que ella cayese en su
cama, porque no había manera de que fuese capaz de resistirse a cumplir todas y cada una de sus
fantasías sobre ella cuando la viese moverse contra él mientras la montaba.
Cálidos dedos en su nuca. "¿Por qué llevas el pelo tan corto?"
"¿No te gusta?" Su lobo atento.
"Yo no he dicho eso." Ella seguía acariciándole el pelo. "Te ves bien de cualquier manera."
Él no era un hombre vanidoso, pero le gustaba ser acariciado por Grace. "Es más cómodo."
"Me gusta la forma en que se siente." Su mejilla rozando su sien. "¿Tú realmente conseguiste
esta cicatriz", un único dedo trazándola por su mejilla, "luchando contra un oso rabioso?"
"Sí", admitió. "Yo era joven, y un poco idiota." Un adolescente, que había visto a un oso
persiguiendo a dos jóvenes lobos petrificados. Había tirado a los cachorros en una rama alta e
intentado alejar al oso, cuando quedó claro que el animal enloquecido no iba a apartarse de los
niños. "Me las arreglé para evitar ser mordido, pero me arañó. Esta herida y la de la espalda no
sanaron correctamente por alguna razón."
"Sólo te hacen más sexy."
Él arqueó su cuello en una invitación silenciosa, tuvo el placer de sentir como lo chupó con
fuerza suficiente como para dejarle una marca. Lobo posesivo.
"Y," dijo ella, lamiendo sobre la marca de un modo que le encantó a todos los niveles, "la
vida de los cachorros estaba en juego." Mordisqueándolo y besándolo a lo largo de su garganta, el
olor de los melocotones caliente contra su piel era una caricia sensual. "Tú lo harías de nuevo si
fuese necesario, ¿no es así?"
"Sí, creo que todavía soy un poco idiota." Él le sostuvo la cara contra su cuello, dejando
escapar un suspiro mientras ella lo mordía sobre su pulso. "Eso, chica mala, son tres."
Los músculos de Grace se tensaron... y esta vez, cuando ella inclinó la cabeza hacia atrás,
sólo había expectación en el arco de su espalda.
Fue entonces cuando él lo sintió, el aullido salvaje de su lobo marcando el inicio de la danza
de apareamiento.
Capítulo 10
CarpeDreams
GRACE se quedó mirando la marca en su garganta a la mañana siguiente.

"Ahora todo el mundo sabrá que eres mía."
Temblando ante el recuerdo del modo en que Cooper había pasado su dedo sobre ella
cuando finalmente llegaron a su casa después de haberse comportado como unos adolescentes,
Grace decidió no ocultarla con maquillaje. Estaba orgullosa de ser de Cooper. Y no era como si sus
compañeros de manada tuviesen alguna duda sobre sus intenciones, pensó con una sonrisa
encantada, todo el cuerpo vibrando con anticipación por la noche por venir. El hecho de su lobo lo
hubiese aceptado en su garganta...
Feliz y emocionada y un poco aterrorizada y sin aliento del modo en que estaba una mujer
que conocía a un hombre sexy y peligroso y que sabía que pronto estaría en su cama, ella se fue a
trabajar con una sonrisa en su cara, preparada para manejar las burlas.
Para lo que no estaba preparada para era para ver llegar a su hermano y hermana. Los dos
echaron un vistazo a la inconfundible marca de su garganta y se perdieron, sus ojos se volvieron de
un color idéntico: el ámbar del lobo se arremolinaba con verde.
"¿Estás loca, Grace?" Le gritó Pia, después la arrastró hacia el bosque bañado por el sol para
poder hablar sin ser oídos, su pequeño tamaño no era una indicación de su temperamento. "¡El
hombre es un teniente! No sólo eso, él es un teniente con una reputación de ser un total duro-culo.
¡Come sumisos como tú para desayunar!"
El delgado Rev era más elegante en la elección de sus palabras, pero no menos violento en su
repudio. "Tú necesitas a alguien amable, alguien que sepa tratar a tu lobo con cuidado. Gracias a
Dios que convencí a papá de que no viniese con nosotros, estaría listo para derramar sangre
después de ver ese moretón en tu cuello."
Cuando abrió la boca para señalar que el "moretón" era un mordisco de amor muy
bienvenido y que había visto muchos como ese en las gargantas de muchas de las amantes Revel,
su hermana empezó de nuevo, así que ella se cruzó de brazos y esperó. Pia finalmente se quedaba
sin vapor, o hacía una pausa para tomar un respiro. Mientras tanto Rev esperaría a la respuesta de
Grace para rebatir sus palabras. Se trataba de un patrón irritante pero familiar, sabía que los muy
tontos estaban asustados porque la amaban.
Su lobo suspiró con exasperación, puso su cabeza sobre sus patas, y esperó.
Excepto que el patrón cambió con una oleada de furia cuando otro hombre gruñó en claro.
"¿Estás bien?" Fue la primera pregunta de Cooper, sus iris rodeados de amarillo, el distintivo salvaje
que dijo que su lobo estaba al cargo.
"Estoy bien." Acercándose más, ella puso su mano sobre su pecho. "¿Qué te pasa?"
"¿Qué me pasa?" Fue la brusca respuesta. "Tengo un informe que dos dominantes
desconocidos te arrastraron fuera del entorno de la guarida, y me preguntas eso?"
De repente, enfurecida, ella entornó los ojos. "No uses ese tono de voz conmigo." Ella no lo
aceptaría, de nadie, y menos aún del hombre con el que tenía la intención de compartir los íntimos
y preciosos privilegios de piel.
Su respuesta fue ponerla detrás de la pared de músculos que era su cuerpo. "Vosotros", sus
palabras dirigidas a Pia y Rev, "tenéis tres segundos para explicar por qué os habéis atrevido poner
las manos sobre ella."
"Ella es nuestra hermana." Con el pelo negro y los ojos del lobo, Pia era magnífica en su ira,
ella también sería picadillo si Cooper se sentía ofendido por su agresión. "Y tú no tienes derecho a
usar su posición para obligarla a compartir los privilegios de la piel."
Grace quería golpear su cabeza contra una montaña de ladrillos por esa terrible declaración,
de su hablo-antes-de-pensar hermana de corazón generoso. Pero ella no tenía tiempo, porque las
garras de Cooper se habían disparado, un gruñido violento coloreando el aire. Deslizándose
alrededor de su cuerpo y agarrándolo en sus brazos con sus propias garras cuando él la levantó y
trató de apartarla de nuevo, alzó la voz para hacerse oír por encima de la cacofonía de gritos de sus
hermanos para que ella escapara, corriera.
"¡Cooper, Cooper!" Grace giró la cabeza cuando sintió el movimiento de Pia y Revel, y les
dijo: "¡No!"
Se detuvieron, sus expresiones mostrando su evidente sorpresa. Grace nunca les gritaba. No
a ellos.
Satisfecha por haber conseguido un poco más de tiempo, y con sus pies todavía colgando en
el aire, se inclinó e hizo la cosa más valiente que jamás había hecho en su vida. Le mordió a Cooper
en la mandíbula, duro... y no obtuvo respuesta, aparte de un gruñido un poco irritado, su mirada
seguía clavada en sus hermanos. "Cooper", dijo ella, clavándole las uñas profundamente en su
carne, "me ignoras ahora y se acabó. Hemos terminado."
Su apuesta desesperada funcionó, su mirada se movió hacia ella, el amarillo tan brillante, que
era de una sorprendente belleza. "Ellos me desafiaron. Dicen que te he lastimado."
"Lo sé." Permitió que su propio lobo subiese a la superficie, para guiarla, ella le sostuvo la
mirada... y no tenía miedo, no de su ira. Porque a pesar de que ella le había mordido, arañado, él la
abrazaba con una ternura que era una refutación silenciosa a cualquier acusación de abuso. "Y sé
que estoy pidiendo mucho, pidiéndote que vayas en contra de tu instinto, pero por favor, no les
hagas daño."
Sus pestañas bajaron, gruesas, largas y completamente negras. Las levantó de nuevo. Los ojos
amarillos la miraron fijamente, y ella sabía que el lobo estaba escuchando, pero no estaba
convencido, sobre todo cuando sus hermanos continuaban gritando de fondo.
Soltando un suspiro, se concentró en Cooper y jugó su as. "¿Cómo te vas a enfrentar a mi
madre si le envías a casa a Pia y Revel en pedazos?"
Una pausa, y luego: "Yo le diría que ella dio a luz unos cachorros estúpidos."
Oscuros gruñidos de los cachorros en cuestión, pero ella sabía que el peligro había pasado.
La respuesta de Cooper había sido aguda y sarcástica. "Gracias", susurró ella, porque era un regalo
que él le había dado, este lobo dominante cuyo instinto era responder a cualquier reto con una
demostración de fuerza violenta.
Sus siguientes palabras fueron subvocales, sólo para sus orejas. "Me gustan tus garras. La
próxima vez, utilízalas en mi espalda mientras yo estoy dentro de ti." Pasándole un brazo alrededor
de la cintura después de esa malvada solicitud, él la puso a su lado, haciendo caso omiso de sus
intentos de comprobar el daño que le había hecho en los antebrazos.
"Debería romper todos los huesos de vuestro cuerpo por esta muestra de insubordinación",
le dijo a Pia y Revel, en un tono tan frío y severo que sus hermanos se quedaron en silencio, por fin,
un poco de rubor coloreando su piel. "Pero", continuó, "eso lastimaría a Grace, por lo que sólo por
esta vez os habéis librado."
Grace miró a los ojos de sus hermanos. "Hacéis algo así de nuevo, y os merecéis cada cosa
que os haga." La jerarquía existía por una razón y no podía ser doblada hasta ese punto. Cooper
había ido mucho más allá de lo que cabría esperar de él, y ella no se lo pediría de nuevo.
"Estás enojada con nosotros." Revel sonaba perdido.
Suspirando, Grace fue hacia él, y se encontró restringida. Ella levantó la vista, pidiéndole
otro regalo a Cooper, a este hombre cuyo lobo estaba tan cerca de la piel. "Déjame ir por un
segundo. Tengo que despedirme apropiadamente."
Él la soltó, pero ella sintió sus ojos siguiéndola en cada paso del camino mientras iba a los
brazos de Revel, apretándolo fuerte, para luego hacer lo mismo con Pia. Antes de que pudiera
hablar, y explicarles que su relación con Cooper la hacía muy, muy feliz, Revel se echó hacia atrás,
mirando a Cooper nerviosamente sobre su hombro.
"Mierda", murmuró, pero no lo suficientemente bajo como para que no lo escuchara.
"Vámonos, Pia. Tenemos que coger ese autobús."
Pia frunció el ceño. "Qué…"
Pero Revel ya la estaba arrastrando lejos, diciéndole adiós a Grace al pasar y gritando: "Lo
siento, Cooper. No me di cuenta de cómo estaban las cosas. Gracias por no machacarnos."
Cuando Pia gruñó, Revel le siseó algo en voz baja. Su hermana dejó de luchar, girando la
cabeza para mirar a Grace y Cooper, su boca abierta con una enorme sonrisa cruzando su rostro.
"¡Adiós, Grace! ¡Le diré a mamá y papá que estás bien!"
Grace se quedó mirándolos mientras desaparecían entre los árboles, una oscura sospecha
formándose en su vientre. Había prácticamente una única cosa que hubiera eliminado la protectora
preocupación de sus hermanos con tal absoluta eficiencia. "¿Cooper, estamos en la danza de
apareamiento?" El hombre siempre sabía cuando empezaba el baile, y no pocos de ellos se sentían
inclinados no a decírselo a la mitad femenina de la pareja hasta que dicha hembra estaba demasiado
comprometida para retroceder.
"¿Lo estamos?" Era un desafío.
"¿No crees que deberías habérmelo dicho?"
"No." El hombre exasperante la besó. A diferencia de sus besos anteriores que querían
engatusarla, éste era una demanda, una fusión primitiva de bocas que arrasó sus cimientos y la dejó
tambaleante.
Luego sonrió. "No tienes miedo del lobo grande y malo Grace, nunca más." Levantándola, él
la apoyó contra un árbol, con las piernas enroscadas en su cintura. "Te quiero". Los dedos hábiles
sobre los botones de su camisa.
"Para."
Al oír el pánico, Cooper se quedó inmóvil, dándose cuenta demasiado tarde de que había
cometido un enorme error táctico. Aunque Grace no se había asustado por su ira, eso no
significaba que ella estuviese lista para darle la clase de confianza íntima que necesitaba de ella para
poder compartir una cama. Durante la pelea, había estado en ese modo de protección en que un
sumiso podría convertirse en extrañamente fuerte, su cuerpo lleno de adrenalina.
Pero el hecho era que ella le había ofrecido su garganta aún anoche. Era demasiado pronto
para esperar más, cualquier demanda podría empujarla a una sumisión instintiva que dejaría una
cicatriz en ambos. "Lo siento." Apretó palmas de las manos hacia abajo a ambos lados de su
cuerpo. "Nena, soy tan…"
Los dedos en sus labios. "Yo no tengo miedo de tu ira", susurró ella, los ojos sosteniendo su
mirada durante un parpadeo, apenas un brillante instante. "De hecho", una lenta sonrisa, "Estoy
orgullosa de haberme plantado frente a un teniente y haberle obligado a escuchar".
Él se rió con un adorable matiz de suficiencia, rompiendo la tensión. "También lo arañaste y
él está llevando la cuenta."
Un beso en la nariz que le dijo que ella no estaba arrepentida, incluso cuando sus manos
acariciaron los cortes que ya se estaban curando. "Pero en el fondo," continuó ella, "el lobo ya sabía
que tú estás hecho para proteger en lugar de herir a aquellos que son como yo. Lo otro... los
íntimos privilegios de piel... eso es algo nuevo, e inesperado, y la vulnerabilidad que me pide...
asusta a mi lobo hasta se olvida de lo que ya hemos compartido y se refugia en las reglas de la
jerarquía".
Los dedos en su nuca, acariciándola suavemente antes de que esos ojos preocupados lo encontrasen
en otro momento fugaz. "Tú no va a renunciar, ¿verdad?"
"Diablos, no. Eres mía y te conservo." Consciente de pronto de que toda ella se había
relajado su alrededor, y no protestaba por el hecho de que la tenía inmovilizada contra el árbol, y
sus caderas se encontrasen íntimamente apretadas contra las suyas, rozó los labios sobre los suyos.
Ella los abrió con un suspiro, sus manos se deslizaron para agarrarlo por los hombros.
Por mucho que él quería usar sus manos, las mantuvo en el tronco del árbol y, a pesar del
hecho de que ella llevaba su marca en la garganta, no trató de mover su boca hasta esa zona
sensible. Hoy no, cuando inadvertidamente había asustado a su lobo con su impaciencia. Hoy, él
sólo quería besarla... y planificar el próximo paso en su danza de cortejo.
•••
Al llegar a casa después de un turno de medianoche a seis de la mañana en el perímetro,

Cooper se acostó durante unas pocas horas. Sintió como la pesadilla lo atrapó en sus fauces en el
instante en que cerró los ojos y se agitó, hasta que se despertó gritando. Enojado y frustrado, dio un
puñetazo a la pared haciendo que sus nudillos sangrasen. Aferrándose con los dientes al control
para sacudirse los oscuros efectos, él se mantuvo a distancia de Grace, no quería que ella viese el
daño emocional con esos ojos demasiado perceptivos.
En su lugar, le envió unas tartas en miniatura de mantequilla de maní para tomar con el
almuerzo, ella le hizo llegar una nota diciéndole que la haría engordar... así como una magdalena
rosa adornada con sus iniciales en un corazón de crema de vainilla. Riendo cuando no había
pensado en él sonreía hoy, mordió la magdalena y le envió una nota diciendo que le gustaba tener
algo a lo que aferrarse en la cama.
Cuando por fin se atrevió a ir a verla esa tarde, los ojos de Grace se enredaron en los suyos y
tuvo que robarle un beso, apretando sus caderas todo el tiempo. Su toque calentado lugares helados
más profundamente de lo que ninguna cantidad de agua caliente podría lograr, sus dedos suaves
contra su mejilla. "No has dormido bien." Ella rozó las manchas bajo los ojos, mientras su ceño
fruncido arrugaba su frente.
"Sí, voy a acostarme temprano esta noche... a menos que quieras meterte en la cama
conmigo. Entonces estoy seguro de que podría estar motivado para mantenerme despierto."
El ceño fruncido no desapareció. "Lo estás haciendo otra vez."
"¿El qué?"
"Estás usando el sexo para distraerme." Acariciando su cara, ella se puso de puntillas
besándolo hasta que él quedó sin aliento. "Háblame."
Capítulo 11
CarpeDreams
Cooper casi se rompió, pero no podía, no quería, lastimarla con su dolor, no quería que ella
se sintiese enjaulada por su necesidad. "¿Por qué no me hablas tú a mí? He oído que vas a salir con
tu equipo de ingenieros."
"Sí, una cena para celebrar nuestra pronta conclusión de la rehabilitación de la sección 4B."
Ella le acarició los hombros de ese modo afectuoso que ella tenía de tocarlo. "¿Quieres venir?"
Sí. "No, que te diviertas. Shamus y yo estamos planeando ir a jugar al billar. "El no
controlaría su vida sólo porque lo volviese loco el no saber si ella estaba a salvo. "Voy a venir a
darte las buenas noches si llegamos a una hora razonable."
Los ojos oscuros lo miraban. "No me he olvidado."
Él sabía que ella no lo había hecho. También sabía que esa era su cruz para cargarla. "No hay
nada de que preocuparse."
La noche fue insoportable. Al regresar del bar, Shamus se quedó atrapado en un
embotellamiento de tráfico causado por algún tipo de protesta y no pudieron llegar a la guarida
hasta después de las once. Consciente de que era demasiado tarde para despertar a Grace, él sin
embargo fue hasta su cuarto, esperando contra toda esperanza ver la luz bajo su puerta. Pero ella
estaba dormida... o no estaba... Y no había nadie a quien pudiera preguntar para confirmarlo sin
revelar demasiado, así que esperó a que amaneciera y volvió para ir a desayunar con ella.
Cuando él la abrazó durante un largo rato, ella supo que algo andaba muy mal. Él esquivó a
sus preguntas una vez más, aunque sabía que no podría seguir así para siempre. Pero hoy, sólo
quería enterrarse en la alegría salvaje de cortejarla. Porque ella era su luz brillante en la oscuridad, su
lobo se pavoneaba por toda la guarida, tan encantado de que esa mujer fuese suya que no le
importaba que se burlasen de él por estar enamorado.
"De verdad que ella te tiene envuelto alrededor de su dedo," le dijo su alfa dos días después,
una mirada divertida en esos ojos tan claros, que eran los del lobo en forma humana. "Se están
haciendo apuestas sobre lo que vas a hacer a continuación para cortejarla. Me enteré del violinista."
"Esta manada tiene demasiado tiempo libre", murmuró Cooper, pero aún falto de sueño
como estaba, él estaba de demasiado buen humor para enojarse. Debido a que Grace estaba
dejando que la persiguiese, y a su lobo le encantan los retos.
Él sonrió, pensando en la sorpresa que le había dejado.
•••
GRACE tuvo que luchar físicamente contra un rubor rojo vivo, cuando ella entró en su
oficina, al ver la caja negra atada con una cinta rosa que había encima de en su escritorio. Eso no
era lo que hacía arder su piel. Era el discreto símbolo en la esquina inferior izquierda, en el lado que
miraba hacia la puerta, de una tienda de lencería de diseño.
Vivienne silbó a su lado. "Oh, ahora el hombre está jugando duro."
Grace había oído hablar de las tendencias exhibicionistas de los hombres cambiantes durante
el baile de apareamiento, pero Cooper sabía muy bien que ella era tímida para ciertas cosas. "Voy a
matarlo", murmuró, tratando de evitar las miradas de su jefe y de Paul, que pasaban por delante su
oficina, por tercera vez, estirando el cuello.
"No vas a matar al hombre hasta que vea lo que hay dentro."
"Yo no voy a abrir esto aquí."
"Vamos, Grace." Vivienne cerró la puerta en la cara de los hombres. "¿No ves? Estamos
solas."
Alguien llamó.
Cuando Vivienne frunció el ceño y abrió la puerta para echar un vistazo, Emma asomó la
cabeza en el interior, su brillante melena oscura balanceándose sobre su mejilla. "Tuve un rato libre
antes de una clase, y he oído..." Sus ojos se iluminaron cuando vio la caja, entró, cerró la puerta, y
luego pasó la llave por si acaso. "Dios, realmente sí lo hizo. Incluso mi chico no era tan
desvergonzado."
El estómago de Grace dio un pequeño salto. Mi chico. Eso sonaba bien. A ella le gustaría
llamar su chico a Cooper. Después de que ella lo matase. "Podría haber hecho que entregasen esto
en mi habitación."
"Por favor, Grace." Resopló Vivienne. "La ropa interior puede ser para ti, pero el mensaje es
para todos los demás: Manos fuera de la sexy Grace. Ella es toda mííííííííííííía. Grr y gruñido y grr un
poco más."
Grace la fulminó con la mirada mientras Emma se deshacía en risas... pero cuando Vivienne
comenzó a golpear su pecho, mostrando los dientes, se rindió. Unos minutos después ella se secó
las lágrimas de sus ojos y, cediendo a sus ruegos, tiró de la cinta. "Una palabra de lo que hay dentro
y me aseguraré de que la iluminación de vuestras habitaciones se quede atascada en brillante sol del
mediodía toda la semana."
"Hecho."
Emma vaciló. "¿Puedo decírselo a Shamus? Por favor." Hizo un gesto de súplica. "Podría, ya
sabes, darle ideas."
"Ni una palabra."
"Está bien, está bien." Cerrando una cremallera imaginaria en sus labios, la otra mujer dijo:
"Ábrelo antes de que explote."
Se apiñaron alrededor cuando levantó la tapa para revelar un fino papel blanco. Debajo había
una prenda que hizo las tres suspiran de puro placer. Más que algo escandaloso, Cooper le había
comprado un camisón que llegaba hasta el muslo en azul oscuro, los tirantes una cinta fina, el
material cortado de tal modo abrazaría a su cuerpo en todos los lugares correctos, la tela era un
puro pecado.
"Oh, esto me da ganas de ronronear." Emma acariciaba la prenda azul medianoche entre sus
dedos. "Voy a arrastrar a Shamus a esta tienda hasta que capte la indirecta."
Vivienne volvió a suspirar. "El hombre obtiene puntos extras por tener buen gusto."
Grace pasó la mano sobre la prenda, amorosamente. Nunca lo habría comprado para ella, lo
habría considerado demasiado decadente, demasiado caro. "Tal vez no lo voy a matar", admitió con
voz soñadora, imaginando las grandes y callosas manos de Cooper deslizándose bajo los tirantes, la
áspera mandíbula sin afeitar contra su piel, sus posesivos labios.
Vivienne le dio un codazo en el hombro, un destello de reconocimiento en los ojos. "¿No
vas a abrir los otros paquetes?" Señaló el interior de la caja.
"No." Cooper sólo tenía una reserva limitada de buena conducta, y estaba seguro de que
había utilizado toda con el camisón.
Sus amigas hicieron sonidos decepcionados, suplicando lastimosamente, pero Grace se
mantuvo firme, las acompañó a la puerta, y la bloqueó tras ellas antes de volver a la caja y ceder a su
propia curiosidad salvaje. Ella había tenido razones para preocuparse.
"Yo tendría," le murmuró Grace a Cooper más tarde esa noche, cuando ella se sentó a
horcajadas sobré el en el asiento trasero de la SUV que habían cogido del garaje, "que estar de un
humor muy, muy, pero que muy bueno para ponerme ese body. Bien podría ser trasparente." Era
de un encaje rojo imposiblemente delicado que cubría sus pechos y su abdomen, sin ninguna
intención de ocultar nada.
Cooper, tendido medio desnudo y magnífico en el asiento, sonrió. "Me gustó el cierre."
"Eso es porque está en la parte de atrás." Por lo que estaba claro que no era una prenda
destinada a una mujer se la pusiese y quitase ella sola. "Y ¿cómo se llama esa última prenda?"
"Bragas". Los nudillos de Cooper recorrían la desnuda línea de su esternón hasta el vientre,
expuesta debido a que el sexy hombre bajo ella la había convencido de desabrocharse la camisa para
él. "Definitivamente bragas."
Grace apretó muslos. "¿Qué es exactamente lo que ese pequeñito, minúsculo pedazo de
color rojo está destinado a cubrir?"
"Esperemos que no mucho." Él tiró de la cintura de la vaporosa falda, hasta la rodilla, que
ella se había puesto esa noche en una decisión consciente que la hacía sentirse mala de la manera
más adulta. "Dime que tú las estás usando."
La excitación era miel líquida en sus venas, espesa y rica y tan deliciosa. "No", dijo ella,
jugando con él. "Creo que debería castigarte por qué me has estado atormentando."
Cooper pasó los dientes por su labio inferior. "Dios, me encanta cuando eres mala, Grace."
Sus dedos fueron hasta el borde inferior de la falda, su mano el muslo en una áspero caricia caliente.
"¿Puedo?"
Con el corazón latiendo descompasadamente en su garganta, ella negó con la cabeza... y
recogió lentamente, muy lentamente la falda subiéndola cada vez más arriba por los muslos. La
respiración de Cooper era dura, fuerte en los confines de la camioneta, los ojos de un amarillo
salvaje seguían cada centímetro que ella desnudaba. Era embriagador, su crudo deseo la hacía sentir
como una sexual sirena cuando ella siempre había pensado que su sensualidad era una suave llama.
No había nada suave en la necesidad de Grace o en su sentimiento de posesión en lo que a
Cooper se refería. El la podía excitar con una palabra, una mirada, y ella estaba hambrienta de él,
por que completase su reclamo, su cuerpo en un constante estado de alerta. No pasaría mucho
tiempo, pensó, antes de su lobo diese ese último paso hacia la confianza total y absoluta.
"Más arriba." Demandó Cooper con un gruñido cuando ella se detuvo en la parte superior de
sus muslos. "Quiero ver."
Con la piel húmeda de sudor, ella mantuvo la falda donde estaba. "¿Cuál es mi incentivo?"
El amarillo salvaje la miraba ardiente en la oscuridad, las ventanas empañadas encerrándolos
en una intimidad creada por el vapor. "Te voy a lamer hasta que vengas. Ahora, muévete."
Gimiendo, ella obedeció la orden, lo vio levantar la cabeza y asegurarse de que el gemido
había sido producto de la pasión. Satisfecho, volvió su mirada hacia el minúsculo triángulo rojo que
la ocultaba de su vista, su mano apretó su muslo. "Quítatelo."
Las piernas de Grace temblaron. Dejando caer la falda, se inclinó hacia atrás, hasta que
golpeó contra la parte trasera de los asientos delanteros, su pecho subía y bajaba mientras intentaba
aspirar el aire suficiente para despejar la neblina en su mente.
Los músculos de los muslos duros como una roca debajo de ella, las manos de Cooper se
cerraron sobre sus rodillas. "¿Vas a hacerme esperar?"
Ella se lamió los labios y asintió. "Tú estás siendo castigado, ¿recuerdas?"
"Entonces déjame defender mi caso." Sosteniendo su mirada, su mano la acunó.
Ella gimió ante el posesivo agarre, sintiendo como se iba humedeciendo por momentos.
Cooper pasó su pulgar por el tenso nudo en el vértice de sus muslos, el placer la atravesó
hasta la médula. Ella se arqueó contra su toque, incluso cuando una acre sensación que ella no
quería sentir empezó a erosionar la suntuosa ola de pasión, su parte salvaje sabía la aguda
vulnerabilidad que le esperaba si la ola se estrellaba. Apretando los dientes, trató de aguantar, pero
Cooper lo supo.
Apartando la mano, él la apretó contra su cuerpo, con una mano ahuecando la parte
posterior de su cabeza y la otra en la parte baja de su espalda. Ella envolvió los brazos alrededor de
su cuello y aspiró la tierra rica y ámbar oscuro de su aroma, su lobo frotándose suavemente contra
el de él en una silenciosa disculpa.
Su respuesta fue el rumor sordo de un gruñido. "Es mi maldita culpa por comprarte esas
bragas."
Apoyando la cabeza en su hombro, ella acarició su hermoso pecho. "Sí", ella estuvo de
acuerdo, "lo es."
Eso le consiguió un gruñido... y: "¿Cuándo te vas a poner el body?"
•••
Capaz de sentir dentro de ella que esa confianza total y absoluta se encontraba cerca, Grace
se levantó a la mañana siguiente deseando que las horas pasasen rápido para poder jugar con su
amante dominante cuando cayese la noche, pero el día terminó siendo inesperada y peligrosamente
largo.
"Tenemos un grave problema en la estación hidroeléctrica", dijo su jefe, Barney, alrededor de
las cinco de la tarde. "Un problema de computronic que acaba de saltar hace un par de horas."
El momento, pensó Grace, no podía ser peor. Se acercaba otra fuerte tormenta a la zona,
que se preveía llegase esta noche. Se suponía que iba a ser tan grave que un equipo había sido
enviado para llevar a los lobos salvajes, que compartían su territorio, a pasar la noche dentro de la
guarida. "¿Están Elizabeth y Diego allá arriba?", Preguntó, refiriéndose a los dos técnicos de alto
nivel de la estación.
"Sí, pero necesitan a alguien de tu equipo. El sistema de de control de aire de la estación

también se ha vuelto loco, el nivel de CO2 ha hecho saltar las alarmas, y tienen que cerrar las
escotillas, y pasar la noche arreglando el computronic."
Peligroso, pensó Grace, si los filtros de aire no funcionaban el dióxido de carbono
aumentaba en un área cerrada. A diferencia de la guarida, la estación de control subterránea no tenía
conductos de flujo de aire natural para anular el riesgo, y la tormenta hacía que salir fuera una mala
opción. "La guarida tiene un generador para emergencias", dijo. "Sería más seguro sacarlos de ahí."
"Se lo sugerí, pero Elizabeth dice que si no arreglan el problema, se podría llegar a paralizar
la estación, llevaría semanas repararlo. Si eso pasa, la guarida tendrá que depender de las unidades
de batería de emergencia para los sistemas críticos, los generadores sólo están pensados para
funcionar durante unos días como máximo." Él se frotó la frente. "No quedaremos a oscuras, pero
las cosas van a funcionar a niveles mínimos en el mejor de los casos. Si los paneles solares no
hubiesen sido dañados..."
Grace sabía que aún con el equipo de fabricación científico de la manada trabajando a tope
en los paneles especialmente calibrados, se necesitaría por lo menos otra semana para tenerlo todo
en su lugar. "Paul es nuestro experto en aire", dijo ella, odiando la idea de enviar a cualquiera de los
suyos con este tiempo.
"Ya lo intenté, pero no está en su habitación y él no lo anotó en el horario. Supuse que tú
podrías saber dónde está trabajando. "
Fue entonces cuando Grace recordó por qué no había visto a Paul hoy. "Maldita sea, lo
olvidé. Le di un par de días libres para poder ir a la fiesta de cumpleaños de su padre en Los
Ángeles. Salió esta mañana."
"¿Qué tal Jenson?"
Grace negó con la cabeza. "Jenson sólo tiene el nivel de aprendiz." Podría entrar en pánico
bajo presión en la estación. "Iré yo, el aire es mi especialización secundaria, y tengo un montón de
experiencia en el terreno." Ella frunció el ceño. "Jenson debe ser capaz de hacer frente a cualquier
cosa que suceda aquí, pero llama a Paul a Los Angeles y él puede proporcionar un respaldo a
distancia y orientación. Si no puedes localizar a Paul, llamada Zang en la guarida de San Rafael o
Shae en la guarida principal."
Diez minutos más tarde, ella echó una bolsa de viaje en un camión y se envió un mensaje a
Cooper.
Me dirijo a la estación hidroeléctrica. Pasaré la noche.
Capítulo 12
CarpeDreams
Habían pasado veinte minutos cuando la llamó al sistema del coche.

"¿Estás subiendo sola?"
Su actitud protectora la calentó. "Sí, pero los vientos son manejables." Aunque podía sentir
los embates del fuerte viento en el vehículo de tracción a cuatro ruedas que había cogido. "Estaré
segura bajo techo antes de que estalle la tormenta."
"Llámame cuando llegues a la estación."
"Mantente a salvo, también." Ella sabía que él sería el primero en salir a la furia de la
tormenta si algo pasara. "¿Tienes un teléfono vía satélite?" Haciendo cierto el dicho de que los
problemas siempre vienen de tres en tres, la principal torre de comunicaciones había caído hacía
cuarenta minutos, dejando una enorme zona muerta para la recepción normal de móvil. La única
buena noticia es que gracias al cableado subterráneo, las líneas por cable de la guarida seguían
funcionando.
"Sí. ¿Y tú?"
"No, pero tanto Isabel como Diego tienen uno." El personal que trabajaba regularmente en
zonas aisladas tenía que llevar uno, era obligatorio para toda la manada.
"Ten cuidado, Grace. De lo contrario voy a cabrearme."
Por alguna razón, esa declaración de mal humor la hizo sonreír. "Lo mismo digo."
Cuando llegó a la estación el viento estaba arreciando, y encontró a los técnicos en el
exterior, intentando convencer a una loba salvaje y a sus diminutos cachorros de que el hueco de un
árbol que no les protegería de la furia de la tormenta. Consciente de que la hembra reaccionaría
mejor a ella, Grace les hizo señas a Elizabeth y Diego para que se mantuviesen apartados y le tendió
una mano. A Grace le llevó diez minutos bajo la lluvia lograr la loba tomase una de sus crías entre
sus dientes y se la diese. Grace acurrucó al cachorro contra su cuerpo y guió a la madre, que tomó al
segundo cachorro de la piel del cuello y la siguió a la estación.
"¿Puedo usar uno de vuestros teléfonos por satélite?", Preguntó ella después de haberse
secado y haber creado una cama con unas mantas para los lobos salvajes. "Mi móvil no tiene señal."
Lo había comprobado dos veces para estar segura.
Con el pelo rojo como un halo alrededor de su rostro, Elizabeth miró a Diego con una
expresión claramente culpable. "Se me olvidó el mío en la prisa por llegar hasta aquí, pero Diego es
mucho más organiz…"
Maldiciendo su compañero dijo: "Yo lo tenía en el bolsillo, debo de haberlo perdido mientras
estábamos fuera."
Ya que era su único medio de comunicación con la manada, decidieron volver salir a la
noche ahora-negra-como-el-carbón a buscarlo, sólo para ser empujados de nuevo hacia adentro por
la fuerza del viento, la tormenta convertía incluso el más pequeño objeto en un proyectil mortal.
Una pesada rama rota casi le arrancó la cabeza a Elizabeth antes de que Grace tirase de ella a un
lado.
"Infiernos" Empujando la puerta con su ayuda, Diego la cerró y aseguró, dejando la rama
donde se había estrellado contra la pared opuesta. "Eso es todo, estamos atrapados aquí hasta que
pase la tormenta."
Grace recordó la preocupación en la voz de Cooper y esperaba que él no se preocupase
mucho cuando no supiese nada de ella, mientras su lobo también se preocupaba por él. "Será mejor
que me ponga a trabajar en el aire", ella cogió el cachorro de lobo que había estado arañando su
bota de trabajo y lo llevó de vuelta a su exasperada madre, "o vamos a tener que abrir una ventana."
Los otros dos se rieron, pero era una risa tensa, construida en la ladera de una pequeña
colina, la estación de control no tenía ventanas, sólo una puerta revelaba que estaba allí. Los tres
sabían que con los impredecibles fallos del aire, no había manera de saber a ciencia cierta la
cantidad de aire respirable que quedaba en las entrañas de la instalación, dos niveles por debajo de
éste... estaba la zona que albergaba los sofisticados Computronics que mantenían en
funcionamiento la estación hidroeléctrica.
•••
COOPER cargó al soldado que se había roto la pierna cuando se resbaló en el terreno
fangoso y lo depositó en la enfermería. "¿Están todos dentro?", le preguntó Shamus, usando una
toalla para secarse la humedad, la sangre, producida por unos escombros que le habían rozado la
cara, manchó el paño.
"Sí. Unos pocos se han guarecido en los refugios del perímetro, pero he llamado y nadie está
solo."
Las palabras no hicieron nada para aliviar el horrible nudo en el abdomen de Cooper. "¿Se
sabe algo de la estación?"
La expresión de Shamus se tornó sombría. "No, pero no hemos tenido fluctuaciones de
energía, por lo que…" Dejó de hablar cuando las luces parpadearon. Un segundo después, un leve
zumbido llenó el aire, y los generadores entraron en funcionamiento.
La bilis recubrió la parte posterior de la garganta de Cooper, un sudor frío corrió a lo largo
de su columna vertebral. "Voy a subir allí. Tú quedas a cargo." Sabía que el soldado de alto nivel
podía manejar cualquier cosa que se produjese en su ausencia.
"Jesús, Cooper. Sé sensato."
"¿Lo serías tú si fuese Emma la que estuviese allí arriba?"
"Mierda." El otro hombre se pasó una mano por el pelo. "Llévate el de tracción total
blindado. Esa cosa es un tanque."
Cooper negó con la cabeza, impaciente por empezar a moverse. "Voy a hacer un mejor
tiempo en forma de lobo, estaré más cerca del suelo."
"Si tienes que traer a alguien de vuelta..."
Alguien herido... o muerto.
Él asintió con la cabeza, incapaz de expresar la idea que era una navaja en su garganta.
Shamus caminó con él hacia el garaje. "Activa la señal de seguimiento para que podamos
mantener un ojo en ti."
"Hecho." Mientras conducía, trató de centrarse sólo en el tiempo y el camino, a pesar del
pánico que arañaba sus garras en él, llenando su mente con imágenes de fuego y carne
derritiéndose.
Sabía que era estúpido, que si algo hubiese ido mal en la estación, hubiera implicado una
asfixia lenta cuando el aire se convirtiese en veneno, no una explosión. No importaba. El fuego era
su horror y era lo que le obsesionaba.
¡Crash!
Girando el volante, apenas evitó el árbol que cayó al suelo, los ojos de su lobo recorrieron la
oscuridad azotada por el viento y la lluvia en busca de signos adicionales de peligro.
Mantente segura Grace. Mantente segura.
Fueron las tres horas las más angustiosas de su vida adulta, el viaje le llevó el doble de tiempo
de lo que debería. Cuando se detuvo frente a la puerta de la estación de control, vio el vehículo que
Grace había cogido del garaje dado la vuelta y estrellado contra un árbol.
Su corazón se convirtió en hielo, avanzó a través del viento que lo empujaba, la lluvia como
cuchillos contra su piel.
•••
GRACE se sentó en silencio, jugueteando con un conducto. Isabel y Diego se habían

acostado en sendas cabinas-dormitorios al final del pasillo, y los traviesos cachorros de lobo se
habían agotado al fin, pero ella no podía dormir. Su estómago se retorcía, como si algo fuese
terriblemente mal. Pero cuando comprobó el indicador de sistemas de aire en la pared, que estaba
configurado para que sonase una penetrante alarma si detectaba algún problema, este indicaba que
todo estaba funcionando como debería. No había lecturas anormales de CO2, el aire era respirable.
Lo había reparado, sabía que por lo menos una cosa estaba funcionando bien ahora. De
todos modos, ella verificó las lecturas con la pequeña unidad de mano que ella misma había creado.
Comprobando que no había ninguna discrepancia, se acercó y se aseguró de que los lobos
salvajes estaban bien. La madre levantó la cabeza cuando Grace acarició uno de sus bebés, pero no
protestó. Sabiendo que no debía despertar al cachorro, pasó la mano por el suave pelaje del
cachorro y... oyó un estruendo de golpes en la puerta.
La loba se sentó, con las orejas erguidas.
"Es una rama", murmuró Grace, pero el sonido se repitió, el ritmo demasiado preciso.
¿Había alguien ahí fuera?
Cuando vio la cara de Cooper a través del cristal reforzado en la parte superior de la puerta,
quitó los cerrojos tan rápido que se arrancó una uña, olfateando la sangre en el aire. "Cooper" Su
grito se perdió en el aullido del viento cuando entró, empujando la puerta con todo su cuerpo él la
cerró de nuevo mientras ella volvía a echar los cerrojos.
La loba gruñó, pero un único gruñido violento de Cooper y se echó atrás envolviéndose
protectoramente en torno a sus cachorros. Volviéndose hacia Grace, los ojos de él eran los de lobo
amarillos y salvajes, Cooper la agarró, enterrando la cara en su pelo, el agua de su ropa empapada
por la lluvia mojándola cuando ella se aferró a él. No dijo una palabra, sólo la abrazó con cruda
ferocidad.
Con las lágrimas empañando sus ojos, ella lo abrazó tan fuerte como pudo. "No deberías
haber conducido con este tiempo. No deberías." El miedo por él hacía que su corazón se acelerase,
su lobo empujando contra su piel para estar más cerca de él.
Los labios de Cooper estaban en su sien, en su mejilla, en su boca, en un beso hambriento y
desesperado.
Cuando Cooper se echó hacia atrás, miró a su alrededor, su mirada todavía inhumana, ella
encontró el aliento para decir. "Están durmiendo." Arrastrándolo a una cabina desocupada, salió
para coger unas toallas de un armario de suministros cercano, cogiendo el medidor de aire portátil
al mismo tiempo.
Él observaba cada movimiento y cuando volvió, tiró de ella y cerró la puerta. El espacio era
muy pequeño, pero Grace puso el medidor en el estante encima de la cama después de subir el
volumen de la alarma sonora, se sentó con las piernas cruzadas en el colchón mientras Cooper se
secaba la cara y el cabello y comenzó a quitarse la ropa.
Ella se quitó el suéter y lo dejó a un lado, el resto apenas estaba húmedo.
"Los tres hablamos sobre eso", dijo ella, hablando para llenar el terrible silencio, "y
decidimos no bajar hasta el centro Computronic. Si la estación falla y la guarida pierde energía, no
va a ser un desastre total, nosotros somos lobos, lo vamos a manejar, y siempre podemos idear algo
si es necesario para lugares como la enfermería."
Nadie, le había señalado Grace a Isabel y Diego cuando los técnicos habían discutido con
ella, les daría las gracias por haber muerto cuando se podría haber evitado. "Si hay un problema en
este nivel en el que estamos, tenemos la opción de abrir la puerta, incluso si esto significa
enfrentarnos al viento."
Trató de no mirar como Cooper se desnudaba, el bronce oscuro de su piel, él se colocó la
toalla alrededor de las caderas, y fue a sentarse a su lado. Sin decir una palabra, la levantó y la sentó
en su regazo. "No llamaste."
"Lo sé. Lo siento." Sacudida por el tono de su voz, ella le contó lo que había sucedido,
acariciando su rostro, sus hombros en un cariñoso intento, de confortarlo. "Estoy bien. Estoy
bien."
Parecía que había pasado una eternidad antes de que su piel se calentase, la tensión en sus
rígidos músculos se relajase. "¿Vas a contármelo?" Preguntó, frotando su mejilla contra la suya,
cuando él por fin relajó su agarre sobre ella.
Él no habló durante mucho tiempo, pero ella no lo presionó. No ahora, no cuando él era tan
vulnerable. En cambio, continuó tocándolo, calmándolo. "Está bien", murmuró. "Yo puedo
esperar." Besándolo en la sien, en la mejilla. "Déjame hacer un poco de café."
Él negó con la cabeza. "No... es el momento." Un roce en su voz, sus siguientes palabras
vibrando con años de emoción. "Cuando yo tenía dieciséis años, mis padres se fueron a otro estado
para una boda. Me dijeron que no me quedase levantado hasta tarde y no me atiborrarse de pizza y
hamburguesas. Entonces a mi mamá se le escapó que había hecho mis pizzas favoritas, y las había
dejado en el congelador, y mi padre había metido el doble de crédito en mi cuenta de
comunicaciones y juegos, a pesar de que no me lo había ganado haciendo tareas extras."
Grace podía oír su amor por sus padres en cada palabra. "Afortunado."
"Lo era." Un asentimiento tranquilo, sombrío. "Normalmente, habría invitado a Riaz para
hacerme compañía, pero él estaba castigado. El sábado, comí, jugué, y vi películas clasificadas X tras
piratear el control paterno del comunicador y envié a Riaz un mensaje alardeando de mi genio dado
que él había perdido sus privilegios de entretenimiento." Una leve sonrisa. "A media mañana del día
siguiente, me fui a dar una vuelta con él y otros amigos, no regresé hasta eso de las cuatro, cuando
empezó a llover."
Ella sabía que algo terrible estaba por venir pero no interrumpió, sabiendo que él necesitaba
que lo escuchara, que lo comprendiese.
"La boda fue el sábado por la noche. Mamá y papá se fueron antes del amanecer el sábado
por la mañana, tenían previsto conducir de vuelta el domingo." Tragó saliva, los fuertes músculos
de su garganta en movimiento. "Mi mamá me dio un beso de despedida mientras estaba todavía en
la cama. Y mi padre me frotó la parte superior de la cabeza de ese modo que tienen los padres."
Casi podía verlo, un joven y delgado adolescente, con los ojos soñolientos mientras decía
adiós a sus padres.
"Entonces se fueron." Las palabras sonaban terriblemente definitivas. "Recibí un mensaje de
mamá alrededor de las diez la mañana del domingo diciendo que estaban de camino. Al no llegar a
las siete, como estaba previsto, no me preocupé. Me imaginé que habrían tomado un desvío que les
hubiese parecido interesante. Siempre lo hacíamos incluso cuando íbamos corriendo en forma de
lobo." Un suspiro tembloroso. "Pero cuando ellos no estaban en casa a las nueve y no habían
llamado, empecé a llamarlos. Una y otra vez.
Me dije a mí mismo que estaba siendo estúpido por estar tan preocupado, pero sentía una
piedra en el estómago que se hacía cada vez más pesada. Me puse en contacto con los adultos de
alto rango de la manada y ellos lo intentaron, también, incluso se pusieron en contacto con la
policía para ver si el coche de mis padres había pasado por alguna estación de peaje, pero... nada."
El corazón de Grace sufría por el muchacho asustado que había sido.
"Me quedé despierto toda la noche, los estuve esperando en la entrada la guarida en forma de
lobo mientras la manada llamaba a amigos, hospitales, restaurantes, y cafeterías a lo largo del
camino. Estaba lloviendo y cada vez que un vehículo aparecía, corría para ver si eran ellos. Nunca
lo fueron. "Su voz se quebró." Logramos seguirles la pista hasta un restaurante a mitad de camino a
casa, pero luego fue como si hubieran desaparecido. Dieciocho horas." Las palabras eran ásperas.
"Ese es el tiempo que esperé a que volviesen a casa antes de que su vehículo fuese encontrado en el
fondo de un barranco."
Con las lágrimas rodando por sus mejillas, Grace lo abrazó firmemente. "Lo siento mucho.
Lo siento mucho, Cooper." Ella entendía lo que era perder a tus padres, entendía lo que era
despertarse y que no estuviesen allí.
Apretado contra su cuello, una de sus manos en un puño en su pelo. "Habían tomado un
desvío, a lo largo de un camino rural sin apenas tráfico. Su coche tenía todas las especificaciones de
seguridad, totalmente antideslizante, tecnología anti-colisión, pero algo los hizo chocar con la
barrera, tal vez un animal y su coche, explotó al chocar contra el fondo del barranco. No debería
haberlo hecho. Un extraño accidente, dijeron las autoridades. Me dijeron que mis padres debían de
haber muerto en el impacto, pero pude ver que no podían estar seguros. El fuego..."
"Sé que duele." Ella le acarició la nuca. "Lo sé."
Cooper levantó la cabeza, ella le sostuvo la mirada con los ojos brillantes como la noche. "Te
voy a dar un teléfono por satélite, y si alguna vez te lo dejas olvidado, yo no te lo voy a perdonar."
"No lo voy a olvidar, te lo prometo."
Por primera vez, fue él quien rompió el contacto con esos ojos penetrantes. "No. Me
prometí que no lo haría. No quiero controlarte, Grace." Cooper le pasó el pulgar por las mejillas,
limpiando los restos de sus lágrimas. "Sé que el problema es mío, así que si quieres salir y dejar el
teléfono detrás, o si estás enfadada conmigo y no quieres hablar, yo lidiaré con ello."
Oyó la tensión en su voz, sabía lo que su silencio le costaría, también sabía que él nunca la
culparía de ello. "No me molesta, Cooper." Sincera en su elección, lo besó, sus hombros seda
caliente bajo sus manos. "Me gusta que me cuides, saber que te preocupas por mí."
Hacía que su lobo se sintiese seguro en el nivel más profundo, y ella no tenía nada en contra
de ser quién era, de lo que la hacía feliz, y una de esas cosas era darle a su hombre lo que él
necesitaba para que se sintiese igual. "Incluso si estamos peleados, te voy a enviar malhumorados
mensajes de texto de vez en cuando. Es mi manera de cuidar de ti." Esa era una parte integral de su
personalidad al igual que la protección de ella lo era de la él. "Déjame, ¿de acuerdo? No te hagas el
orgulloso dominante y te enojes conmigo por ello."
Dios, pensó Cooper que ella era increíble. Había tomado algo que casi lo había aplastado,
amenazado con destrozar su orgullo, y le había dado la vuelta para convertirlo en un regalo que él le
hacía a ella."¿Cómo has llegado tan fuerte, Grace?" Lo suficientemente fuerte como para que no le
preocupase ser percibida como débil por aquellos que no la conocían bien, que no entendían la
belleza de su espíritu.
Su sonrisa fue lenta y sólo para él. "Tengo que serlo, voy a jugar a juegos de chica mala con
un teniente."
Era su esclavo, él pasó los dedos bajo el borde de su camiseta, tocando la piel suave y sedosa,
el contacto aliviando la agonía de los recuerdos. "¿Algún teniente en particular?"
"Oh ... yo estaba pensando Matthias es todo un… ¡Eeh!" Ella cayó de espaldas sobre la
cama, con él tumbado sobre ella, aunque tuvo cuidado de mantener la mayor parte de su peso lejos
de ella.
"Retira lo que has dicho." Él sabía que estaba jugando con él en un esfuerzo para disminuir
su dolor y la amó aún más por ello.
Una mirada impertinente. "Oblígame."
"Grr". Él mordisqueó su cuello, recordando demasiado tarde que tenía que tener cuidado
con ese punto vulnerable... pero ella soltó una risita, luego se tapó la boca con una mano.
Capítulo 13
CarpeDreams
"Tenemos que estar en silencio." Un susurro. "Elizabeth y Diego están sólo dos cubículos
más abajo."
Cooper pasó la mano por su cuerpo, tan contento que no le importaba si los oían, la sombra
persistente del dolor abrasador eclipsada por la alegría. "¿Cuál es mi incentivo?", le preguntó,
disfrutando del olor de ella. Cálido y delicioso y pura mujer. Su mujer.
Una mano se encrespó sobre la nuca, los dedos tocando sus labios. "Cooper."
Esa voz, ese tono. "Nu-huh", dijo, la garganta seca. "No me seducirás en esta pequeña cama."
Él quería tomarse su tiempo con ella, quería que se sintiera libre de gritar.
Ella acarició su garganta en respuesta, lamiendo y chupando. Y él supo que estaba perdido.
Gruñendo bajo en su garganta, más una vibración que un sonido, se inclinó y puso su mano en su
erección, su toalla había desaparecido hacía tiempo. No fue por placer, sino para hacer un maldito
esfuerzo por reducir la velocidad. Ninguna mujer cambiante estaría impresionada con un hombre
que corriese sobre ella al primer toque.
"Ese es mi trabajo." Una ronca protesta, la mano de Grace moviéndose por su cuerpo.
Liberándose a sí mismo, él la detuvo. "Espera, yo quiero piel."
Ella levantó los brazos por encima de su cabeza en una contundente demanda, permitiéndole
sacarle la camiseta para dejar al descubierto los exuberantes pechos en un sencillo sujetador
deportivo negro, con un profundo escote en V. "Quería llevar encaje para ti," susurró ella, un toque
de color en las mejillas.
"La próxima vez." Dado que él casi se había tragado la lengua, las palabras salieron espesas.
"Mierda, quítatelo o te lo arranco." No eran las palabras más suaves o más románticas, pero Grace
se contoneó sensualmente bajo él mientras le sacaba el material elástico por la cabeza y lo arrojaba a
un lado.
Él ya tenía su mano, su boca sobre su piel madura, tan cremosa, regordeta y tentadora. Ella
se sacudió bajo él, su mano sujetandole la nuca mientras un grito ahogado escapaba de su boca.
Respirando pesadamente, él se levantó y exigió un beso, mientras acariciaba y mimaba uno de sus
pechos, lo recibió.
Los dedos de Grace fueron a sus caderas, clavándose.
Rompiendo el beso, su polla empujaba en la piel sedosa de su abdomen, miró hacia abajo
para ver los ojos marrones volviéndose turbios. Exuberante, curvilínea y toda una mujer, Grace le
hizo apretar los dientes y enterrar su cara en la curva de su cuello.
Sus manos le acariciaron los hombros. "¿Qué está mal?"
"Estoy a punto de venirme como un colegial", gruñó, y podría haber sido una confesión
embarazosa... si Grace no se hubiese mojado todavía más y enroscado sus dedos alrededor de la
evidencia de su necesidad. No fue algo descarado, pero tampoco vaciló. No, era el posesivo apretón
de una mujer que sabía que podía reclamar cualquier privilegio de piel que quisiese cuando se
trataba de él.
"Cristo, Grace. Cariño, para o…"
Su cerebro quedó en blanco cuando ella comenzó a mover su mano.
"Así." Cerró los dedos sobre los de ella, y le mostró qué tan rápido y tan duro le gustaba. Ella
siguió su ejemplo sin discusión, su confianza aumentando con cada movimiento hasta que él cerró
una mano en su pelo, levantándose a sí mismo sobre ella, y enterrando su cara en un lado de su
cuello otra vez en un intento de amortiguar su gruñido mientras se corría en su mano y en su
estómago.
El orgasmo rasgó a través de su columna vertebral, arqueó la espalda, los impulsos
recorriendo su cuerpo.
Todavía respirando trabajosamente, él luchó para no derrumbarse sobre ella. "Te puse toda
pegajosa."
Un beso y una caricia de la nariz en la garganta fue la respuesta de la generosa y sensual
mujer en la cama con él. "Me gusta llevar tu olor en mi piel."
Cooper empujó en su mano una vez más, su erección casi completa otra vez. Estaba seguro
de que podría venirse toda la noche para ella, pero tenía otras prioridades. Se obligó a levantarse, y
utilizó su todavía húmeda camiseta para limpiar la evidencia de su deseo. Grace lo miraba con ojos
perezosos todo el tiempo y cuando él tiró la camiseta a un lado para llevar las manos al botón de
sus pantalones vaqueros, ella clavó los dientes en el labio inferior y levantó las caderas de la sábana
para que pudiera sacarle los pantalones vaqueros, y tirarlos a un lado.
Sus bragas eran negras como su sostén, pero de encaje en lugar de algodón, dejando ver los
rizos oscuros debajo. El se movió a los pies de la cama, le abrió las piernas y se acomodó entre
ellas, respirando profundamente su almizcle. "Quiero comerte, Grace", murmuró, presionando un
beso en su ombligo mientras levantaba sus piernas sobre sus hombros, su mirada fija en esos
pechos gloriosos para los que tenía tantos planes.
Grace movió los talones por su espalda en una caricia suave. "Cooper." Fue una queja sexy.
Él sonrió. "¿Estoy hablando demasiado y haciendo muy poco?" Murmuró, utilizando una
garra para cortar los lados de sus bragas y podérselas sacar. "Mejor voy a lamerte."
Ella contuvo el aliento. "Me gustan las cosas que dices." Una confesión susurrada que lo
desarmó.
"Eres tan bonita aquí, Grace." Él acarició a su ombligo antes de levantar la cabeza y deslizar
sus manos bajo sus nalgas para inclinar a su boca. Usando sus pulgares, él la abrió para él. "Así rosa,
húmeda y regordeta."
Un femenino gemido que ella bloqueó con su puño, su cuerpo arqueándose hacia su boca a
modo de invitación. La aceptó, dejando caer la cabeza para darle un beso con la boca abierta, ella
tenía los dedos, cerrados en un puño, aferrando las sábanas, su cuerpo se retorcía como si quisiera
escapar, excepto que por la forma en que se había fundido contra su lengua, él sabía que no era eso
lo que ella quería. Agarrándola por debajo de las rodillas, abrió sus muslos aún más y se dio un
banquete con el sabor de Grace.
Cuando ella empezó a venirse, levantó un lado de la almohada para poder enterrar su cara en
ella, y ahogar sus gritos, él la lamió y chupó a través del placer, y entonces insertó un dedo en su
vagina.
Sus músculos pulsaron alrededor de la intrusión. "Grace, cariño", dijo, con la voz ronca, "vas
a apretar mi polla tan bueno y tan duro". Él sacó su dedo y lo empujó de nuevo mientras ella
jadeaba de placer, con la cara levantándose de la almohada, y los ojos aturdidos. "Especialmente
cuando te tome desde atrás."
Mirando hacia arriba, se aseguró de que ella estaba con él antes de empujar otra vez, y otra.
Más crema bañó su dedo. Lo sacó y usó su boca sobre ella una vez más, teniendo especial cuidado
con su clítoris, que él sabía que tenía que estar sensible. Pero ella no protestó, su cuerpo ondulando
hacia él. La protesta llegó cuando él se detuvo. "Cooper."
Soplando sobre la carne con la que había jugado hasta tenerla bañada de necesidad, dijo,
"Quiero estar dentro de ti."
Un estremecimiento se agitó sobre ella... y abrió las piernas para él, con los pies apoyados en
la cama. Reprimiendo un sonido primitivo de placer, se levantó sobre ella, deteniéndose a chupar
un pezón en su boca. "Estoy guardándolos para mas tarde", dijo cuando le mostró cuanto le
gustaba besar sus pezones. "Para el postre." Él le dio un golpeó a su calor con su polla, su brazo se
preparó junto a su cabeza, su mano libre sobre la cadera. Instándola a envolver una pierna alrededor
de su cintura, empezó a empujar, sosteniendo su mirada.
Sus ojos se cerraron después de unos pocos segundos, y quedó paralizado. "Grace, cariño,
¿estás conmigo?"
Ella pasó sus garras ligeramente por su espalda. "Sí. ¡Oh!, por favor no te detengas, Cooper."
El sudor le cayó a lo largo de la frente, pero mantuvo sus músculos en su lugar. "Necesito
ver tus ojos, necesito saber que tú estás realmente bien." Que esto no era una sumisión primaria,
sino un acto de pasión, una entrega consciente.
Tragando, ella levantó las pestañas, los ojos que se encontraron con los suyos eran los
dorados del tímido lobo. Sin miedo, la razón humana en sus palabras. "Yo estoy aquí. Cada parte de
mí." Un mordisco en la garganta, una tranquila demanda.
Ambos lados de su naturaleza estaban con él, y ese era el regalo más maravilloso que jamás
había recibido. Acariciándola y besándola, él continuó convenciéndola para sostenerle la mirada
mientras se movía en su interior. "Mi sexy y bonita Grace" dijo, y se empujó hasta la empuñadura,
sus bolas golpeando en su carne.
Las uñas de Grace rasparon su espalda en respuesta.
Un fuerte gruñido vibró en el pecho de Cooper cuando la inmovilizó en su lugar y comenzó
a empujar lenta y profundamente hasta que ella gimió en un esfuerzo desesperado por ahogar sus
gritos. Encontraron un ritmo más rápido, cayeron enredados, el amarillo salvaje buscando el dorado
de la pasión.
•••
El corazón de Cooper estaba aún latiendo con la misma fuerza con que la lluvia del exterior
había caído sobre su espalda, llevándose a Grace con él la acostó sobre su pecho. Moviendo una
mano, la extendió sobre su trasero y la acarició. Ella frotó el pie sobre su espinilla en respuesta,
mientras trazaba círculos perezosos alrededor de un pezón con la punta del dedo. "Yo no quiero
estar en silencio la próxima vez."
Le dio unos cachetes de broma en el culo y tomó el aliento suficiente para decir: "No habrías
tenido que estar en silencio esta vez si hubieras esperado."
Besando su pecho, su garganta, a lo largo de su mandíbula. "¿Estás arrepentido?"
"Acabo de tener un orgasmo que casi me mata, y tengo a Grace desnuda como mi manta. Sí,
lo siento mucho."
Risa ronca, y más besos, los ojos brillaban con diversión del lobo. Y él tuvo la idea de que su
decisión de compartir su profunda vulnerabilidad con ella había cambiado algo entre ellos, dado lo
que ella tenía que haber confiado en él a este nivel. Le daba vergüenza pensar cómo se había roto,
pero podía tratar con ello si este era el resultado. Aunque… "No fue un polvo por pena, ¿verdad?"
Incorporándose para poderle ver la cara, Grace lo miró, y luego le dio una palmada en el
pecho. "Sí. Por supuesto. Esa soy yo, una mujer que va por ahí compartiendo privilegios de la piel
con cualquier persona que se ve triste. ¿Te he dicho sobre el ingeniero que rompió su instrumento
favorito, el otro día? Tuve que desnudarme ahí y…"
Él calló su perorata con el recurso de un risueño beso que tuvo las punzantes garras
femeninas en su pecho. "Lo siento", dijo cuando esas garras cavaron una fracción más profundas
en advertencia. "Soy hombre. Tuve que preguntarlo."
Ella negó con la cabeza, pero sus labios se curvaron... luego bajó la cabeza. "Yo quería
arrastrarme sobre ti la primera vez que nos conocimos."
Su lobo se pavoneó. "Yo no te hubiera detenido." Él continuó acariciando su cuerpo
voluptuoso, muy entusiasmado por el hecho de que ella se acurrucase aún más cerca. "Dios, que
bien me hace sentir que estés aquí." Una pausa. "Dónde perteneces."
Ella volvió a mirarlo de nuevo, un poco tímida, pero no tenía miedo en ningún sentido.
"Supongo... que sólo necesitaba saber que me necesitabas a algún nivel." Fue una declaración
dolorosamente honesta. "Eres tan fuerte, mi lobo entiende que el papel de un sumiso es
importante en la manada, pero no podía comprender lo que yo te podía dar, cómo podía ser su
pareja." Una mano ahuecando su mejilla. "Ahora sé que no se trata sobre poder, sino sobre
corazón, sobre amor."
La mano de Cooper temblaba mientras le apartaba el pelo de la cara. "Yo voy a necesitarte
siempre… eres fuerte y valiente y malditamente perfecta, para mi jodido corazón." Y él la
necesitaba en el interior ese corazón, necesitaba que ella aceptase el vínculo del apareamiento, y no
podía entender por qué no lo había hecho ya.
Especialmente cuando las lágrimas brillaron en sus ojos, mientras ella decía, "Te amo,
Cooper."
Su resistencia se rompió. Tumbándola otra vez, hizo el amor con ella de nuevo, y esta vez,
fue lento, lleno de promesas susurradas y caricias, una danza tan hermosa que le destrozó todas las
defensas que le quedaban.
Quizá por eso después se durmió acurrucado alrededor de ella.
Nunca sabría lo que lo había despertado, pero él se sentó bruscamente para ver que eran
poco más de las cuatro y media de la madrugada Dado que Grace continuaba durmiendo, él no
había gritado, y él tampoco tenía el regusto amargo de la pesadilla en su boca.
Gracias a Dios. Gracias a Dios.
Tragando saliva, se dirigió a la puerta que una adormilada Grace le había pedido que dejase
entreabierta como una medida de seguridad antes de dormir, y así utilizó la luz del pasillo para
comprobar el medidor de aire portátil, confirmó que todo estaba bien en ese momento. Sólo
entonces fue a la minúscula ducha al final del pasillo para lavarse y tomar unas cuantas respiraciones
profundas.
Las puertas de Diego e Isabel estaban entreabiertas, también, y oyó los ronquidos de uno mientras
regresaba y la profunda respiración del sueño de la otra. Miró a los lobos salvajes también, escuchó
sus whuffs dormidos mientras se reacomodaban.
Cuando regresó a la cabina de dormir, Grace se había dado la vuelta y ya no estaba de cara a
la pared, pero sus ojos permanecían cerrados. Moviéndose con el mayor sigilo posible, encontró sus
vaqueros, se los puso, el material rígido pero usable. Aunque, pensó, él también podría funcionar en
forma de lobo, ya que tenía la intención de dejar tanto su teléfono y su vehículo con Grace.
"Cooper?" Una pregunta somnolienta. "¿Ya es de día?"
"Shh, vuelve a dormir, querida." Sentándose en la cama, le apartó mechones enredados de
pelo de la cara, y luego se permitió a sí mismo un último recorrido por las curvas de su cuerpo, por
su piel marcada por sus caricias. Era algo primitivo pero la visión le hizo sentirse bien. "La tormenta
ha pasado e incluso la lluvia ha parado ya. Será mejor que vuelva, tengo que ayudar con la limpieza
posterior a la tormenta."
En vez de asentir y volver a dormirse, Grace frunció el ceño y se esforzó para incorporarse y
sentarse, tirando de la sábana hasta sus pechos. "¿Me estás dejando mientras aún está oscuro? Pensé
que querrías quedarte... un poco más."
Su tono herido fue una flecha en su corazón. "La tormenta, cielo. Debe haber dejado todo
hecho un desastre. Me quedaré mañana por la noche."
Parpadeando, ella lo miró fijamente durante largo tiempo, y casi podía ver las ruedas girando
en su cabeza. "Tú siempre estás fuera en la oscuridad, tienes muchos más turnos de noche de los
que deberías, y está claro que no duermes lo suficiente. ¿Por qué?"
Su lobo caminaba, buscando una salida y encontraba solamente puertas cerradas. "Tomo los
turnos que nadie más quiere." Él se encogió de hombros y se levantó, se dio cuenta de que no había
a dónde ir en este pequeño espacio. "Simplemente soy un buen teniente."
"Así no es como funciona una manada." Grace se levantó de la cama, la sábana envuelta
alrededor de ella como una toga, y empujó la puerta hasta cerrarla completamente con un
chasquido suave. "Tenemos que hablar de esto."
Se dio la vuelta con un gruñido, poniéndose a la defensiva. "Jesús, Grace, tu no estás tan
necesitada. Estoy seguro de que puedes pasar un par de horas sola sin romperte."
Capítulo 14
CarpeDreams
Apenas unas semanas atrás, esas airadas palabras dichas por un Cooper cuyos ojos estaban
teñidos del amarillo del lobo, hubieran hecho que Grace retrocediera, bajase la cabeza y los ojos.
Eso fue antes de que él hubiese jugado con ella, la hubiese cortejado, y le enseñase que nunca,
jamás le haría daño. "Ese no es el punto", argumentó ella, negándose a permitir que esto continuase
por más tiempo. Tal vez a ella no le gustaba presionar, o exigir en el esquema normal de las cosas,
pero descubrió que su lobo estaba dispuesto a hacerlo cuando era la felicidad de Cooper la que
estaba en juego. "Quiero saber por qué evitas dormir."
"Ya te lo he dicho," gruñó él, tranquilo, pero firme, clavando sus ojos en los de ella, la furia
en ellos algo salvaje. "Déjalo estar." Su dominio empujando sobre ella.
Si hubiera tenido la fuerza de una orden, ella habría retrocedido, su relación hecha astillas, su
corazón agonizando de dolor. Pero furioso como estaba, Cooper no estaba haciendo valer su
rango. No, él era simplemente un hombre cabreado que no actuaba en absoluto como el duro,
fuerte y honesto Cooper que ella conocía y amaba. "No", dijo ella, sosteniendo la poderosa mirada.
"No voy a dejarlo estar cuando sé que algo te está dañando profundamente."
Cuando Cooper abrió la boca para responder, ella siguió hablando, sus palabras un tenso
susurro mientras ella luchaba contra el impulso de gritarle. "¿Crees que no sé qué tan falto de sueño
estás? ¿Qué no siento que tu lobo está agotado? Te conozco, y sé que estás sufriendo, así que vas a
hablar conmigo."
Enseñó los dientes, cara a cara con ella. "Actúa como un maldito sumiso."
Las lágrimas inundaron los ojos ante esas palabras malhumoradas, pero no eran lágrimas de
dolor o sufrimiento. "Lo estoy haciendo. Estoy actuando como tu sumisa." La que sabía que él
preferiría morir antes de hacer algo que aplastase su espíritu, aunque eso le hiciera hecho ganar la
discusión.
Gruñendo profundo en su pecho, él la atrajo a sus brazos y la empujó contra la puerta, la
sábana cayó al suelo mientras ella instintivamente se agarró a sus hombros, sus piernas rodeando
sus caderas de nuevo. Grace se encontró cara a cara con el lobo, los ojos amarillo salvaje, el cuerpo
de Cooper pegado al núcleo delicado, sin protección de ella, desnuda contra el abrasivo algodón de
sus vaqueros.
En lugar de acobardarse o retroceder, Grace le acarició la cara. "Te veo", susurró ella, su
propio lobo subiendo a la superficie. "Te veo, Cooper."
El susurro afectuoso, esa mirada dorado pálido desprovista de temor, lo destruyó. Buscando
con la cara su contacto sin romper la belleza del contacto visual, inclinó su cuerpo sobre ella para
acariciarla, bebiéndose su suspiro en un beso. Ella no lo rechazó cuando se desabrochó los
vaqueros, tomándolo con un grito de bienvenida, sus labios buscando los de Cooper en un delicado
beso que era indeciblemente femenino.
Temblando, la dejó tomar el control, caminando hacia atrás hasta que la parte posterior de
sus rodillas golpearon la cama. Se sentó con su mujer en su regazo, y se entregó a su amante. Hasta
que se sintió adorado en la más tierna de las formas. Hasta que supo que si alguna vez ella lo dejase,
se rompería para siempre.
Más tarde, después del placer, y sabiendo que ella pelearía de nuevo con él si fuese necesario,
esta mujer con un espíritu tan fuerte como el acero, Cooper admitió el horror que le acechaba. "No
quiero que me veas así, me escucho así, y eso me enfurece por qué no puedo escapar de ello. Hace
mucho que yo no soy ese niño asustado, no lo he sido desde hace mucho tiempo."
Grace pasó la mano por encima de su cuero cabelludo, comprendiendo por qué había
luchado tan amargamente para evitar decírselo. Para un dominante confesar una debilidad se
sentiría como una cobardía y eso habría sido emocionalmente duro después de la noche pasada.
Incluso ahora, ella podía verlo retirarse, su lobo negándose a mirarla a los ojos.
Pero había algo importante en lo que había dicho, algo que él estaba demasiado cerca para
ver. "Has dicho que las pesadillas empezaron en la época en que empezaste a cortejarme en serio."
Un movimiento de cabeza, la mandíbula apretada.
"Es porque te importo, Cooper." Esto hizo que su corazón herido pudiese entender cuánto.
"Te preocupas por mí de un modo como no te has preocupado por nadie desde que eras un niño."
Cooper no dijo nada durante un largo tiempo. "Siempre me voy a preocupar por ti."
"Lo mismo." Presionando sus dedos en sus labios, ella dijo: "Pero tal vez las pesadillas no
vendrán cuando tú sepas más allá de cualquier duda que estoy sana y salva. No puedo estar más
segura que en tus brazos."
No parecía convencido, pero él no discutió cuando ella le pidió que fuera a su cama de
nuevo a la noche siguiente. Ella sabía que él no dormía bien, decidido a mantener a raya la
oscuridad, pero al tercer día, vencido por el agotamiento se durmió. Esta vez, fue Grace la que no
durmió. Ella sabía lo que haría si se despertase gritando, lo besaría a la primera señal de problemas,
seduciéndolo hasta que se olvidase de lo que originalmente había perturbado su sueño.
Era la única respuesta que tenía, y si no funcionase, ella no sabía lo que haría. Cooper era tan
orgulloso que sería devastador para él si no podía ganar la lucha contra las pesadillas, porque su
lobo lo veía así, como una pelea. Tenía que vencer este desafío, necesitaba proteger a la mujer que
él consideraba suya contra las sombras de la oscuridad.
Para su alivio sin fin, durmió como un tronco.
Y despertó amoroso.
Grace sonrió cuando ella envolvió sus piernas alrededor de sus caderas y le devolvió su
adormilado beso. Tal vez estaba equivocada y las malas noches volverían, pero ella no lo creía. No
cuando Cooper había pasado la noche manteniéndola apretada contra él, su brazo alrededor de su
cintura. "Bestia posesiva," murmuró ella cuando le mordió la garganta con tanta fuerza que ella
llevaría la marca durante todo el día.
Ella sintió como sus los labios se curvaban en una sonrisa mientras lamía sobre la marca.
•••
Dos semanas después de su regreso de la estación, y con la fuente de alimentación de la

guarida de nuevo a pleno rendimiento desde hace cinco días, Grace volvió a casa para encontrar
una bañera en la habitación que ahora compartía con Cooper. Una bañera como Dios manda, con
patas y todo. Llena de humeante agua con un embriagador perfume floral, y delicados pétalos de
rosa esparcidos por la superficie.
Grace se quedó mirándola. No tenía ni idea de cómo había conseguido meter esa cosa en la
habitación, y mucho menos cómo se las había arreglado para que la temperatura del agua fuese
perfecta para cuando ella llegó a casa. Quitándose la ropa, se deslizó en ella con un gemido de
placer. Nadie podría decir que su hombre no sabía cómo cortejar a una mujer, toda la manada se
preguntaba por qué estaba haciendo que su amante la persiguiese, incluso aunque que aplaudiesen
sus tácticas.
El hecho es que había necesitado un agónico nivel de autocontrol por su parte para no
rendirse al enlace. Ella había estado vacilando al borde desde aquella mañana en la estación, pero
después de su confesión acerca de sus pesadillas, había sabido que tenía que esperar, no importaba
si el hambre de unirse a él era un dolor constante en su interior. No quería que Cooper nunca se
preguntase por qué había aceptado el enlace, si sólo lo había hecho porque así él siempre sabría si
ella estaba a salvo.
Él había sido un poco inestable en los primeros días, su lobo esperando que cayese el hacha.
Pero a medida que las noches seguían pasando, sin sueños y en paz, él comenzó a sentirse molesto
por su resistencia a la unión. Ella había bailado de alegría cuando Cooper reinició su implacable
campaña, con la entrega de románticos chocolates hechos a mano... con inscripciones de favores
sexuales al dorso, la repentina aparición de una codiciada herramienta nueva en su caja de
herramientas, y diariamente peticiones de canciones de amor en la emisora de radio de SnowDancer
que tenía todos los adultos de la manada y a algunos astutos jóvenes pendientes a las 9 de la noche
para ver lo siguiente que él pediría. Y cómo.
Su favorito era la vez que él la había dedicado a: "La obstinada loba que piensa que debo
aprender el significado de la paciencia." Una pausa antes de su gruñido se volviese sedoso. "A pesar
de que la última noche, ella amenazó con matarme cuando traté de demostrar lo buen estudiante
que soy."
Mortificada por la broma íntima, ella se estuvo sonrojada todo el día siguiente... pero en
secreto, le gustaba ser una "obstinada loba", le encantaba que él nunca más volviese a usar esa voz
cuidadosa con ella, lo que demostraba su sólida creencia en su fuerza emocional con cada sucio
truco que jugaba cuando intentaba desgastar su resistencia.
Y Cooper tenía algunos trucos muy sucios en su arsenal.
Gimiendo de placer al recordarlo, Grace salió de la bañera, se secó y después cambió de
forma. El lobo se olió a sí mismo, sin estar muy seguro acerca de la fragancia floral pero decidiendo
que era aceptable ya que el olor de Cooper subyacía muy incrustado en su piel. La mandíbula
abriéndose en una sonrisa lobuna, ella fue hasta la puerta, apretó la pata en el pedal especial para
abrirla y salió por la puerta oscilante que se cerró tras ella.
No le costó ningún esfuerzo seguir Cooper, su aroma era intenso para cada uno de sus
sentidos. Estaba fuera, hablando con varios de los soldados de alto rango. Aunque ella se hubiera
quedado en el borde del claro, esperando a que terminara, Cooper se volvió y le sonrió, inclinando
la cabeza en señal de bienvenida.
Ella caminó hasta apoyarse en su pierna.
Mientras escuchaba, Cooper terminó de preparar algún tipo de programa de rotación, y los
soldados comenzaron a irse uno a uno, las sonrisas en sus caras que no tenían nada que ver con el
trabajo.
Cooper se acuclilló tras la marcha del último soldado, acariciando con su mano la pendiente
de su espalda. "Eres una loba tan bonita, Grace."
Ella aulló en una solicitud de juego.
Su mano se cerró en un puño en su piel, dijo, "Está bien, me has convencido. Dame un
minuto."
Le llevó menos desnudarse y dejar sus ropas en el hueco formado por las gruesas raíces de
un árbol gigante. Una maravilla de la luz y el color, y ella se encontró frente al gran lobo que se
había convertido en un familiar compañero de juegos. Era por lo menos un palmo más grande que
ella, y tal vez el doble de pesado, sus ojos brillando de color amarillo y su pelaje de un exuberante
rojo oscuro.
Ella se estremeció cuando él presionó su cuerpo contra el de ella, actuando tímidamente...
antes de que abalanzarse sobre él para intentar agarrar su cuello con sus dientes. Él chasqueó los
dientes en una simulación de un gruñido y le mordisqueó la oreja mientras ella saltaba hacia atrás,
consiguiendo liberarse con un sorprendido ladrido.
Una risa lobuna.
Gruñendo, ella lo atacó y ambos rodaron por la hierba, luchando y persiguiéndose el uno al
otro. Ella sabía que la estaba dejando jugar… Cooper era mucho más grande y más fuerte,
necesitaría apenas un segundo para hacerse con el control. Pero también sabía que él se estaba
divirtiendo. Así que cuando una rama que colgaba baja lo distrajo, ella se fue.
A Grace no le gustaba ser perseguida por regla general, le daba miedo, la estresaba... excepto
cuando era Cooper quien la perseguía. Entonces era muy divertido.
Su corazón latía con fuerza, ella subió colinas y atravesó claros, consciente de que él iba
ganando terreno, y entonces sus patas estaban sobre sus hombros, llevándola al suelo. Era una
demanda clásica de sumisión, pero cuando el lobo más grande la acarició y saltó lejos, ella supo que
le estaba diciendo que había ganado el juego, nada más.
Sonriendo, ella se alzó en toda su estatura y bostezó en un gesto de impertinencia.
Cooper le enseñó los dientes a su compañera, si la terca hembra sólo aceptase la unión… la
miró a los ojos. Ella le devolvió la mirada, sin miedo, con la cola hacia arriba, con la mirada
brillante. Si alguien los hubiese visto, podrían haber creído que ella lo desafiaba, pero no era así de
ningún modo. Cooper podía sentir como ella lo adoraba.
De repente, ella cambió en una lluvia de chispas de color.
Él cambió a su lado y dejó escapar un "ouh", cuando ella se abalanzó de nuevo sobre él,
juguetona como un cachorro. "Hola, Cooper."
Las mejillas de Cooper se arrugaron en su sonrisa, tumbado boca arriba con ella encima.
"Hola, Grace."
"¿Sabes una cosa?" Su cabeza inclinada en un ángulo muy lobuno.
"¿Qué?"
Inclinándose más cerca, ella susurró. "He decidido."
Su columna vertebral se arqueó cuando el lazo de acoplamiento se aseguró en su lugar, tan

suave y feroz como la misma Grace. Echando hacia atrás la cabeza, aulló su alegría y escuchó aullar
a los lobos salvajes a su espalda. Y entonces oyó a Grace, su voz fusionándose con la suya en una
armonía que era el canto de sus corazones.
Fin

Nalini Singh - Serie PSI - Cambiantes - 9.5 - Declaration of Courtship

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Nalini Singh - Serie PSI - Cambiantes - 9.5 - Declaration of Courtship

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Nalini Sinhg

En Declaration of Courtship, Grace, una tímida loba sumisa, se ve perseguida

Traducido por María.

COOPER había sido bueno.

Inmediatamente consciente de que él podría haber fastidiado su intento de un noviazgo

GRACE se apoyó contra la puerta después de que Cooper saliese, respirando

GRACE volvió a trabajar en el sector 4B a la mañana siguiente, después de que unos

GRACE se derrumbó de rodillas cuando la puerta se cerró detrás de Cooper, un temblor

Cristo, ¿qué iba a hacer cuando Grace y él se convirtiesen en amantes?

Un gruñido femenino cuando la rueda comenzó a girar a toda velocidad.

GRACE se quedó mirando la marca en su garganta a la mañana siguiente.

Al llegar a casa después de un turno de medianoche a seis de la mañana en el perímetro,

"Sí, pero necesitan a alguien de tu equipo. El sistema de de control de aire de la estación

Habían pasado veinte minutos cuando la llamó al sistema del coche.

GRACE se sentó en silencio, jugueteando con un conducto. Isabel y Diego se habían

Dos semanas después de su regreso de la estación, y con la fuente de alimentación de la

Su columna vertebral se arqueó cuando el lazo de acoplamiento se aseguró en su lugar, tan

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