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Capítulo 5 consagración religiosa y amistad.

Hablar de una auténtica amistad es abrir el corazón, es ese encuentro verdadero de fe y por tanto
la vida religiosa es un ejemplo de una amistad auténtica con Cristo, no es un contrato, ni tampoco
considerado una alianza, sino una relación mutua de amor entre el que cree y Jesucristo.

Es entonces dónde nace ese amor en reciprocidad, dónde día a día va creciendo hasta lograr una
constante superación, es un signo de plenitud en dónde va exigiendo la madurez y la sinceridad,
pero que jamás se habla de un perfeccionismo, es un amor gratuito qué nos lleva a un amor
virginal, es decir una vocación al amor.

Hablar entonces de una amistad verdadera es aquella que no tiene una relación con lo sexual, lo
genital, sino es aquella que está impregnada de algo maravilloso, algo que es eterno porque es
perdura, se mantiene la persona, supera las pruebas más dolorosas de la vida, sobrepasa las
fronteras de la muerte y nos enseña la relación de amar al padre y a los hermanos como amamos
a Jesucristo.

6 criterios de discernimiento

En muchas ocasiones hablar de una amistad, que es confundida con una simple relación de
compañeros, muchas veces a ese amor inmaduro que tiene características peculiares de egoísmo,
interés, rechazo, envidia, discordia, divisiones, celos, posesión, se visualiza tan alejada de aún
amor inclusivo, gratuito, personal, casto, de un amor que, de frutos, como es la amistad verdadera
y eterna.

La amistad es aquella que no está atada, sino es abierta, libre, busca lo mejor para el otro, brinda
ayuda mutua, es fuente del verdadero gozo en medio de las pruebas y de las dificultades, es el
fruto del espíritu santo que da una paz interior y exterior, hace crecer entre un amor mutuo.

ama verdaderamente a los demás, no es exclusivista tampoco intenta aislase o aislar a los demás,
porque crea lazos de confianza, respeto, servicialidad, sinceridad, fidelidad mutua. El amigo
verdadero es entonces, por tanto, auténtico, confiable, genera seguridad, desinteresado y
benevolente.

7 signos de la madurez y de la inmadurez

Las características de la madurez, están relacionadas al desarrollo como son el equilibro, la


aceptación, capacidad de un diálogo, sentido de responsabilidad, optimismo, la paciencia, entre
muchos otros y contrariamente encontramos la inmadurez que son aquellos signos que afectan el
desarrollo de la persona como la inestabilidad, el egocentrismo, la insensibilidad, la dependencia,
el egoísmo, autoritarismo entre muchas más.

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