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Lea de forma analítica el siguiente texto adaptado: “Amor adolescente en tiempos de

pandemia”, de Ana Longo, y desarrolle las actividades que se detallan a continuación.

Texto adaptado con fines académicos

https://elpais.com/elpais/2020/09/08/mamas_papas/1599569927_215736.html

El contacto físico entre las personas no ocurre (ni se permite que suceda) del mismo modo
que antes de la pandemia del COVID-19. “Ha llegado a nuestras vidas una nueva forma de
relación y eso afecta profundamente a los más jóvenes”, asegura Rocío González Herrera,

psicóloga infanto-juvenil. Los adolescentes han sufrido durante el confinamiento y siguen


viviendo de un modo intenso y con estrés esta situación.

“Están experimentando desregularizaciones emocionales más intensas que los niños


pequeños. Esto es porque en esta etapa es donde la socialización es primordial. El formar
parte de un grupo es algo que se ha visto limitado considerablemente”, refiere la
profesional.

González Herrera habla de la adolescencia como “un periodo para compartir, elegir; de
cambios hormonales, de necesidad de respuestas y deseos por encontrar personas afines a
nosotros”. La sexualidad también desempeña un papel importante. “Estar mucho tiempo en
familia, deseando más independencia y por lo general, donde existe una mayor distancia
física y emocional con los padres, se torna complicado”, manifiesta la psicóloga, y agrega
que antes los grupos de amigos se reunían para ir a fiestas, al cine, conciertos, reuniones. La
mayoría de los jóvenes necesita salir y relacionarse con sus iguales, pero eso supone
exponerse al virus”. El contacto entre ellos se está produciendo con limitaciones.
Actualmente, el ocio nocturno se acota a una franja horaria. Semanas atrás era muy
frecuente hablar con el entorno más próximo mediante la oferta que la tecnología brinda.

El comienzo del amor en tiempos de pandemia

“Nuestras familias son conservadoras”, asegura Saray [prefiere no dar su apellido], una
joven gallega de 16 años. “Desde muy pequeños, a mis hermanos y a mí se nos ha
inculcado la rectitud y el respeto a todos, y es lo que yo quiero para mis hijos”, prosigue.
Saray pasó el confinamiento en su casa. Su hogar es humilde, pero da cobijo a cinco
personas. Por otro lado, Pablo [también prefiere no dar su apellido] de 17 años, vive con
sus padres y su abuela materna en la misma ciudad. Cuando llegaba la

“nueva normalidad” a Galicia, Saray y Pablo volvieron a retomar poco a poco su rutina
individual.

En el mes de julio, afrontaban sus tareas y obligaciones, pero también ansiaban poder salir
con la bicicleta o los patines, sentarse en los bancos del parque con sus amigos o ir a la
playa. No obstante, pese a las ganas, todo se producía con cautela porque la inseguridad y
la precaución seguían instaurados en las calles. Una mañana Saray salió a hacer la compra y
vio que su amiga Cristina estaba paseando a su perro. La saludó desde la distancia y
observó que caminaba junto a un chico. Al llegar a su casa Saray le mandó un WhatsApp a
su amiga: “Cris, ¿y ese chico? ¿Estáis saliendo y no me has dicho nada?”. Y su amiga le
contestó con un emoticón de carcajada: “No, es mi primo Pablo”.

Pasaron los días y Saray conoció a Pablo. Los dos tenían muy interiorizadas las normas a
cumplir debido al COVID-19 y mantenían la distancia de seguridad. En realidad, donde
más interactuaban era por videollamada. Se pasaban horas contándose anécdotas
familiares, aficiones, sueños y temores. “Nos asusta pensar en la situación académica y
sanitaria. Lo que hagamos las personas repercute en todos los sectores en la sociedad”,
reflexiona Pablo.

Los jóvenes se gustaban cada día más. Sin embargo, ante la falta de información oficial
sobre su estado de salud se hicieron una promesa. Estarían 15 días guardando su
cuarentena particular. Aunque ya se habían visto, llevaban días sin hacerlo. Su idea era que
el día del reencuentro, cuando ambos hubiesen constatado que no tenían síntomas de
coronavirus, se quitarían la mascarilla y se darían su primer beso. “Todo esto puede parecer
muy raro”, pensó Pablo, pero él estaba consciente de que vivía con su abuela anciana y no
quería exponerla, y tampoco a sus padres ni a Saray. El
romanticismo y la responsabilidad se habían apoderado de la situación que envolvía a los
adolescentes. “Me pareció bonito que me dijese que quería besarme con todas las garantías
y demostrarme que estaba bien. No podíamos hacernos las pruebas PCR porque no había
síntomas y suponían un dinero que no teníamos. Así que la otra opción era esperar unos
días, aproximadamente los 14 recomendados, para confirmar que estábamos bien”,
manifiesta Saray, y añade que “mi padre estaría muy orgulloso de él, pues estaba
anteponiendo la seguridad de mi familia a sus deseos”.

Un porcentaje de los jóvenes no está asumiendo esto con responsabilidad y se infecta. “No
acatan las medidas preventivas, se reúnen de forma masiva y eso debe cambiar. A mí
también me gustaría ir a una fiesta, pero tengo una familia a la que quiero más. No les
pondría en peligro por noches de borrachera”, asegura Pablo.

Que los adolescentes sigan las normas puede resultar una ardua tarea. “Se transita entre la
contención/regulación emocional y la transgresión de las normas, y es esencial no dejar
pasar esto”, retoma González Herrera. Hay estudios que indican que podrían existir razones
biológicas del cerebro para no poder frenar los impulsos en la pubertad. “Todo esto puede
causar estrés y ansiedad, más aún en el confinamiento. Es necesaria la cercanía de los
padres, la comprensión y una constante comunicación”, finaliza la psicóloga.

ACTIVIDADES

1. Identifique las palabras del texto que desconoce e investigue su significado.


2. Luego de haber comprendido el texto, determine su tipología textual.
3. Observe el siguiente video: Coronavirus, adolescentes en cuarentena; relacione lo que ha
observado
con el texto leído https://www.youtube.com/watch?v=yeayWNgx0-Y

4. Después de haber relacionado el texto y el video, responda: ¿Se sintió identificado con
alguna de las

ideas que se presentan?, ¿cómo ha vivido usted el confinamiento?, ¿ha actuado de forma
responsable?

5. Discuta con su equipo la información que ha leído en el texto y observado en el video, e


identifiquen

las ideas más relevantes que se exponen.

6. Redactar un texto breve por equipo, de 250 palabras aproximadamente, en el que consten
las ideas

principales que se analizan en el texto y en el video, y agregar una opinión del grupo a ese
contenido.

7. Preparar una exposición que fusione las ideas planteadas en el texto y el video. El grupo se
debe apoyar en una PPT de 5 diapositivas con el formato proporcionado por la institución.
Revisar los

criterios de la rúbrica de comportamiento comunicacional.

8. La presentación se hará en la hora de clase; elegir a dos integrantes del equipo como
expositores.
9. Únicamente deberán subir, a la plataforma de la institución, el texto que se pide en el punto
6 y la PPT.

Un solo integrante del equipo subirá la información.

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