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CRÉDITOS

Coordinación del proyecto:


Analía Castañer

Equipo de investigación y
ejecución del proyecto:
Ricardo Ayllón
Nelly Flores
Mariana Gil
René López
Alberto Muñoz
Yuli Pliego
María Beatriz Villarruel

Diseño Gráfico:
Jocelyn Castañeda

Marzo, 2020
La presente publicación es parte de la estrategia de generación de conocimiento
del programa Juntos para la Prevención de la Violencia (JPV) de la Agencia de
los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) en México. USAID
contribuye al fortalecimiento de los sistemas locales de prevención integrados
por actores del sector público y privado, organizaciones de la sociedad civil y
académicos, en su capacidad para diseñar, implementar y evaluar políticas y
prácticas de prevención de la violencia.

USAID ha consolidado un conjunto de “Colecciones” consistentes en herra-


mientas, manuales, sistematizaciones, evaluaciones y guías con el objetivo de
fortalecer las capacidades de los sistemas locales para atender el problema de
la violencia y delincuencia en el corto, mediano y largo plazo, asegurando que
la gestión del conocimiento y la evidencia sean generadas continuamente y
trasciendan el período de ejecución del programa de USAID.

El Modelo de Atención a Niñas, Niños y Adolescentes Víctimas de Violencia


Familiar es una iniciativa de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo
Internacional (USAID), impulsada en colaboración con la Comisión Nacional para
Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (CONAVIM).

El modelo de atención fue diseñado en conjunto con las organizaciones Oficina


de Defensoría de los Derechos de la Infancia, A. C. (ODI) y Género y Desarrollo,
A. C. (GENDES), como resultado de un proceso de diseño, pilotaje y ajuste en
el que se contó, en su etapa inicial, con la participación de las áreas psicológi-
ca y jurídica de los Centros de Justicia para Mujeres (CJM) y las Procuradurías
de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes en Ciudad Juárez, Chihuahua y
Pachuca, Hidalgo. El modelo es aplicable a cualquier institución que esté en
contacto con niñas, niños y adolescentes en situaciones de violencia familiar.


Esta publicación fue posible gracias al apoyo del pueblo de los Es-
tados Unidos, a través de la Agencia de los Estados Unidos para el
Desarrollo Internacional (USAID). El contenido es responsabilidad de


los autores y no refleja necesariamente el punto de vista de USAID
o del gobierno de los Estados Unidos .
ÍNDICE

PRESENTACIÓN..................................................................................................................................................... 8

1. INTRODUCCIÓN............................................................................................................................................... 12

2. PUNTUALIZACIONES SOBRE LA VIOLENCIA QUE VIVEN NIÑAS, NIÑOS Y


ADOLESCENTES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA FAMILIAR.............................................................. 15
2.1 Niñas, niños y adolescentes víctimas “directas” o “indirectas”.......................................... 15
2.2 Impacto de la violencia en el desarrollo infantil y adolescente........................................ 17

3. CONSTRUCCIÓN SOCIAL Y DEFINICIÓN DE ROLES DE GÉNERO....................................... 24


3.1 La importancia de hablar de género.................................................................................................. 25
3.2 Sobre la construcción de la identidad de género...................................................................... 26
3.3 Impactos de la violencia en la construcción de la identidad de género.................... 28
3.4 Violencia de género, y niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia
familiar.................................................................................................................................................................... 30

4. CARACTERÍSTICAS DE DESARROLLO DURANTE LA INFANCIA........................................... 31


4.1 Pensamiento concreto.................................................................................................................................. 32
4.2 Juego simbólico................................................................................................................................................ 34
4.3 Imposibilidad de controlar las emociones por medio de la razón................................. 35

5. CARACTERÍSTICAS DE DESARROLLO DURANTE LA ADOLESCENCIA............................. 37

6. SOBRE LA TERAPIA COGNITIVO CONDUCTUAL PARA LA ATENCIÓN A NIÑAS,


NIÑOS Y ADOLESCENTES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA FAMILIAR.......................................... 39

7. SOBRE LA IMPORTANCIA DE ENFOQUES DE PREVENCIÓN Y ATENCIÓN A


NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA FAMILIAR......................... 44

8. REVICTIMIZACIÓN VERSUS REDIGNIFICACIÓN EN LA ATENCIÓN A NIÑAS,


NIÑOS Y ADOLESCENTES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA FAMILIAR.......................................... 46
8.1 La redignificación............................................................................................................................................. 48
8.2 La obligación del personal de instituciones en contacto con niñas, niños y
adolescentes víctimas de violencia de asegurar su redignificación............................. 49
9. MARCO JURÍDICO Y NORMATIVO......................................................................................................... 51
9.1 Concepto de violencia familiar desde el marco jurídico........................................................ 51
9.1.1 Tipos de violencia familiar................................................................................................................ 52
9.2 El derecho de niñas, niños y adolescentes a una vida libre de violencia.................... 54
9.3 Contenido y alcance del derecho a una vida libre de violencia........................................ 57
9.4 Obligaciones de garantía y protección del Estado en relación con el derecho
a una vida libre de violencia...................................................................................................................... 58

10. CONCLUSIONES............................................................................................................................................. 65

11. BIBLIOGRAFÍA................................................................................................................................................. 69
PRESENTACIÓN

Cuando un niño o niña nace, un futuro de posibilidades nace también.


La violencia puede eliminar esas posibilidades en un instante.
Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia

La violencia en contra de niñas, niños y adolescentes en sus distintas formas representa un


problema público que tiene consecuencias inmediatas y de largo plazo en su desarrollo
físico, cognitivo, emocional y sus oportunidades de desarrollo. A nivel macro, la literatura y
evidencia sobre la violencia infantil reconocen los impactos en la salud pública y los costos
económicos al incidir negativamente en el bienestar general, la educación y la salud de los
niños, niñas y adolescentes, y por ende en su capacidad productiva en etapas adultas. La
violencia contribuye a la desigualdad. A nivel individual, la violencia en sus distintas formas
impacta en el desarrollo cerebral, físico y emocional, incrementa los factores de riesgo y
la propensión a repetir patrones de violencia como personas generadoras o receptoras de
violencia. La violencia infantil en sus distintas formas está marcada por el género. Niñas y
adolescentes mujeres experimentan formas específicas de violencia, sustentadas en la re-
producción de normas y roles sociales, que permanecen y se agudizan a lo largo de su vida.

Actualmente, los Objetivos de Desarrollo Sostenible enmarcan el llamado internacional para


reforzar los sistemas de protección a niños, niñas y adolescentes, a partir de la prevención
y atención a las distintas formas de violencia en la infancia y adolescencia, la promoción
de la igualdad de género y el empoderamiento de mujeres y niñas. En respuesta a este
llamado, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) prioriza
sus esfuerzos en políticas de prevención de violencia dirigidas a niños, niñas, adolescentes y
jóvenes, particularmente la basada en género, como un mecanismo para atender los efectos
inmediatos, contener los impactos a futuro e incidir en la interrupción de la transmisión
intergeneracional de la violencia. La evidencia como referente primario para la toma de
decisión y la construcción de alianzas estratégicas con gobierno, academia y sociedad civil
son dos requisitos básicos de nuestro actuar.

El gobierno mexicano ha dado pasos importantes en la prevención de la violencia basa-


da en género. En México, los Centros de Justicia para las Mujeres representan una de las
políticas públicas más emblemáticas del país, enfocadas en la prevención y atención de
la violencia contra las mujeres, a partir de la provisión de servicios terapéuticos, médicos y
legales, entre otros. Es en el marco de esta política que USAID en alianza con la Comisión
Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (CONAVIM) diseñan el
Modelo de atención a niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia familiar. Un esfuer-
zo institucional conjunto que busca fortalecer la política pública nacional de prevención
de violencia basada en género, específicamente la de tipo familiar, a partir de una visión
integral que priorice el trabajo terapéutico y psicoeducativo con mujeres y sus hijos e hijas,
desde un enfoque de derechos y de prácticas no revictimizantes.

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El modelo de atención que hoy se presenta busca fortalecer la capacidad de respuesta de
los Centros de Justicia para las Mujeres, - y de cualquier otra dependencia en contacto con
estos grupos de población, para brindar atención especializada y preventiva, fomentar el
cambio de actitudes y prácticas que justifican el uso de la violencia y abordar las desigual-
dades de género en las relaciones interpersonales y familiares.

Conocemos el problema, hemos aprendido de otras experiencias y existe capacidad de


respuesta. En consecuencia, tenemos la responsabilidad y oportunidad de actuar para
prevenir la violencia familiar, irrumpir en los ciclos de violencia y fortalecer los marcos de
protección a niñas, niños y adolescentes que nos permitan construir entornos familiares y
comunitarios igualitarios y libres de violencia.

Elizabeth Warfield
Directora de USAID México

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La violencia contra las mujeres es esencialmente una grave violación a derechos humanos
que debe ser sancionada como un problema del orden delincuencial que impacta en el
tejido social y en la salud pública de una nación, lo que no obvia que tiene sus raíces en
la cultura patriarcal y machista en la que consciente o inconscientemente se educa a las
nuevas generaciones, en un ciclo que las instituciones públicas y la ciudadanía estamos
obligados a romper.

La Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (CONAVIM)
tiene como misión diseñar, concertar y coordinar interinstitucionalmente estrategias de
política pública dirigidas a prevenir, atender y erradicar esa violencia.

Los Centros de Justicia para las Mujeres (CJM) han constituido una de esas políticas más
exitosas. Su objetivo es proveer en un solo lugar los servicios de atención psicológicos,
médicos; asesoría y acompañamiento jurídicos que las mujeres víctimas requieren para
salir del círculo de la violencia, así como refugiar a las víctimas en casas de emergencia o
de tránsito para su protección entretanto las autoridades ministeriales y judiciales hacen
su trabajo. Si bien se identifican avances relevantes en la atención que se proporciona en
los CJM, persiste la necesidad de fortalecer sus capacidades y oferta institucional para
que por medio de su eficaz funcionamiento coadyuven a la prevención y erradicación de
la violencia de género.

Conociendo que la violencia contra las mujeres no es individual, sino contextual, también
deja graves secuelas en su entorno familiar y particularmente en sus hijas e hijos pequeños
y adolescentes, efectos que a veces no son perceptibles en esos primeros años, de ahí que
se sostiene que la atención temprana de las causas y efectos de la violencia es un factor
eficaz de prevención y erradicación.

Para atender los efectos de la violencia familiar en niñas, niños y adolescentes, CONAVIM
impulsa acciones que enfoquen el problema desde diversos ámbitos y canales de atención,
muy importante es el cambio de narrativas que normalizan o minimizan la violencia contra
las mujeres, pero también la formación profesional del personal en materia de psicología
de los CJM, así como la generación de mecanismos de articulación con otras instancias que
propicien la restitución de los derechos vulnerados a niñas, niños y adolescentes.

En la tarea de fortalecer las capacidades institucionales de los CJM, CONAVIM incluye en


esa responsabilidad, la atención de las causas y efectos en las niñas, niños y adolescentes
como víctimas directas o indirectas de esta violencia. Por ello, auspiciamos la implementa-
ción del presente Modelo de atención psicopedagógico para niñas, niños y adolescentes
víctimas de violencia familiar en todos los CJM en el país, y hemos diseñado un mecanismo
de seguimiento anual de sus indicadores de resultados para evaluar su impacto. Todo ello
se traduce en un plan de trabajo al que debe dársele continuidad durante los próximos

10
años para alcanzar a vislumbrar los frutos de este proyecto como una política pública de
prevención eficaz, de reeducación en valores de paz y derechos humanos en la crianza, y
de atención psicopedagógica de los efectos de la violencia en las víctimas en mayor situa-
ción de vulnerabilidad que son las niñas, niños y adolescentes, hijas e hijos de las mujeres
usuarias de los CJM.

Desde 2017 hasta fechas recientes, con el propósito de fortalecer el modelo de operación
de los CJM, específicamente en sus mecanismos y áreas de atención infantil, la Conavim
en alianza con la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID)
trabajaron en el diseño, las pruebas pilotos y la capacitación al personal de psicología y
trabajo social en este modelo de atención a violencia familiar.

El Modelo se centra en la prevención y atención temprana de los efectos de la violencia,


para ello retoma componentes cognitivo-conductuales y prioriza el enfoque preventivo y
de restitución de derechos a partir de intervenciones terapéuticas grupales con madres
e hijas e hijos.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), en su Panorama estadístico


de la violencia contra niñas, niños y adolescentes en México, señala la importancia de
la inversión proporcionada en acciones para prevenir toda forma de violencia y subraya
específicamente que la prevención adecuada y a tiempo de la violencia contra la infancia
permite atender una multitud de problemas que, a largo plazo, imponen una sustancial
carga social y económica a las naciones del mundo. Así pues, atender la violencia contra
niñas, niños y adolescentes es apostar por la prevención de problemas de desarrollo social
y económico de las sociedades.

Agradecemos el apoyo de USAID en el diseño de este Modelo de atención, la capacitación


a las y los operadores del CJM y el seguimiento de su implementación en todo el país, tarea
que será continuada por CONAVIM. No nos queda duda que estas acciones contribuirán a la
reconstrucción del tejido social corroído por la violencia machista que debemos combatir.

Dra. Ma. Fabiola Alanís Sámano


Comisionada Nacional

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1. INTRODUCCIÓN
La prevención y atención a niñas, niños y adolescentes víctimas de
violencia familiar (en adelante, NNAVVF), en cualquiera de las institu-
ciones con las que tengan contacto, requiere contar con una base de
información y conocimiento que les dé sustento. Por consiguiente, con
el objetivo de brindar los recursos teóricos a los equipos implementa-
dores de los Centros de Justicia para las Mujeres o de cualquier otra
institución implementadora, a continuación se desarrolla el marco
teórico del Modelo de Atención a Niñas, Niños y Adolescentes Víctimas
de Violencia Familiar.

El marco teórico está compuesto por nueve secciones en las que se


abordan los siguientes temas:

• Información sobre estrategias para propiciar el acceso a atención espe-


cializada para toda niña, niño o adolescente víctima de violencia familiar

• Investigaciones sobre la forma en que la construcción social del


género y sus estereotipos sostienen patrones de violencia familiar

• Descripciones básicas sobre desarrollo infantil y adolescente, que sirven


de referente para el diseño y aplicación de acciones (apropiadas a la
etapa de desarrollo en que se encuentran) para prevenir y atender
efectos de la violencia familiar en niñas, niños y adolescentes

• Información especializada y basada en evidencia sobre intervencio-


nes que han mostrado ser útiles en la atención a los efectos de las
violencias en niñas, niños y adolescentes

• Consideraciones sobre estrategias que resultan efectivas en sentido


amplio, tanto para atender los efectos de la violencia, como para
prevenir la reproducción de patrones de violencia en las relaciones
que niñas, niños y adolescentes construyan en el futuro

• Estrategias que permiten visualizar al personal en contacto directo


con niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia familiar, para
evitar la revictimización y propiciar la redignificación de estos grupos
de población

• Marco normativo para la protección de derechos de NNAVVF que da


espacio a la intervención articulada de diversas instituciones guber-
namentales que ofrecen atención especializada

Para favorecer el acceso a atención especializada de toda NNAVVF, el


marco teórico del Modelo de Atención a Niñas, Niños y Adolescentes
Víctimas de Violencia Familiar incluye literatura especializada sobre los

12
efectos de la violencia familiar, y enfatiza en el hecho de que no existe
diferencia entre los efectos vividos por víctimas directas e indirectas.
Esta diferenciación entre víctimas “directas” e “indirectas” proviene
de realidades jurídicas, pero resulta muy perjudicial para el acceso a
atención especializada. Una mirada que distingue entre víctimas direc-
tas e indirectas de violencia familiar provoca que se perciba que hay
NNAVVF que sufren “menos” efectos negativos de la violencia, y que se
construyan estrategias y políticas públicas que dan acceso únicamente
a víctimas “directas”.

La construcción social y la definición de roles de género, por su parte, son


elementos que refuerzan la persistencia de conductas violentas y que
deben incorporarse a la hora de construir estrategias para la atención
a NNAVVF. Por tratarse de aspectos de la identidad que se aprenden
durante la infancia y se refuerzan al reestructurar la identidad en la
adolescencia, las intervenciones para prevenir y atender violencia que
incluyen la revisión de estereotipos de género, junto con la aclaración
de que se trata de construcciones sociales aprendidas, que pueden
revisarse y modificarse, ofrecen claras áreas de oportunidad para que
estos grupos de población modifiquen creencias sobre el ser mujer y
el ser hombre, las cuales suelen perpetuar relaciones de violencia en
el contexto familiar.

La condición aprendida de las conductas que devienen en la violencia familiar, y el


modo en que se reproducen patrones violentos al interior de las familias, permite —si
se incluyen estrategias especializadas— construir acciones que simultáneamente
atienden los efectos de la violencia y previenen la repetición de patrones violentos
en las relaciones que niñas, niños y adolescentes construyan en el futuro. El eje
del enfoque que permite este abordaje amplio (prevención y atención) es la con-
sideración de la construcción social de género y el modo en que los estereotipos
“atrapan” a las personas en supuestos que perpetúan el ejercicio de la violencia,
así como las conductas de paralización y silenciamiento.

Figura 1. Supuestos que perpetúan el ejercicio de la violencia

“Los hombres siempre “Las mujeres son


Estereotipos de género
deben ser fuertes” frágiles, delicadas”

Se convierten en conductas
Dependencia, que se supone son “adecua-
Ejercicio de poder por
paralización, das” para hombres o mujeres,
medio de la fuerza
silenciamiento pero que en realidad perpe-
túan patrones de violencia

13
MODELO

Respecto a la prevención y atención a NNAVVF, la información basada en evi-


dencia indica que la terapia cognitivo conductual ha mostrado ser eficaz y apro-
piada. Es por ello que un modelo de atención a estos grupos de población debe
incluir, además de la perspectiva de género, herramientas para el afrontamiento
adecuado de los efectos de la violencia familiar, así como para la resolución no
violenta de conflictos, basadas en estrategias que retomen componentes cog-
nitivo conductuales.

La reproducción de conductas violentas es frecuente cuando se ha crecido en


una familia en la que existen estas prácticas, ya que es el único modo apren-
dido para afrontar conflictos. Las intervenciones para atender los efectos de la
violencia que logran un enfoque especializado y amplio, es decir, que además
de los efectos de la violencia incluyen el contexto sociocultural y los mandatos
de género que sostienen la reproducción de la violencia, pueden tener un doble
efecto de atención y prevención. Esto es así porque el abordaje temprano de los
efectos de la violencia permite que las y los adolescentes y jóvenes cuenten con
herramientas para afrontar conflictos de manera no violenta en sus relaciones
con pares y de noviazgo, y con ello se previene que reproduzcan patrones vio-
lentos de interacción.

Por otra parte, el personal en contacto con NNAVVF


Hacer algo en el momento en
puede constituirse como un importante referente en
que las personas se perciben
el aprendizaje de patrones no violentos de conducta
como más vulnerables propicia
y en la percepción de estos como sujetos de derechos
experiencias en las que pueden
que pueden acceder a intervenciones en instituciones
percibirse como valiosas y me-
que les redignifican. Por tratarse de personas adultas
recedoras de cuidado, además
que intervienen en momentos de mucho estrés y an-
de servir como modelado de
gustia, pueden generar acciones que redignifican a
acciones protectoras para las
niñas, niños y adolescentes, en lugar de someterlos a
madres y NNAVVF.
intervenciones revictimizantes.

Por último, el marco normativo actual permite el desarrollo de estrategias para


prevenir y atender los efectos de la violencia familiar contra niñas, niños y ado-
lescentes, las cuales incorporen la atención especializada y articulada de diversas
instituciones; solo la atención articulada de diversas instituciones hace posible la
restitución integral de derechos que les hayan sido vulnerados, ya que ninguna
institución, por sí misma, puede ofrecer todos los servicios que se requieren. Así,
se detectan a las Procuradurías de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes —y
cualquier dependencia gubernamental que ofrezca atención especializada en
violencia basada en género— como instituciones centrales para ofrecer estrategias
de prevención y atención a los efectos de la violencia familiar contra niñas, niños y
adolescentes. Lo anterior debido a sus atribuciones para la gestión y articulación
de servicios de instituciones del estado a favor de la protección de derechos de
estos grupos de población en el marco de la Ley General de Derechos de Niñas,
Niños y Adolescentes.

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2. PUNTUALIZACIONES
SOBRE LA VIOLENCIA QUE
VIVEN NIÑAS, NIÑOS Y
ADOLESCENTES VÍCTIMAS
DE VIOLENCIA FAMILIAR
2.1 Niñas, niños y adolescentes víctimas “directas” o “indirectas”

Es posible encontrar, en modelos e intervenciones ya superadas, la di-


ferenciación entre niñas, niños y adolescentes (en adelante NNA) que
sufren violencia directa, y aquellos que son testigos de violencia. En
estos enfoques se tendía a considerar que niñas, niños y adolescentes
que “solo” atestiguaban violencia sufrían “menos” que quienes la re-
cibían de manera directa, y se sostenían, en general, en miradas que
ponían más énfasis en el tipo de violencia que en los efectos de esta.

Según un estudio de Richards (2011), ser testigo de violencia familiar


es una categoría amplia. Describir estos actos bajo la única categoría
de “testigo” o “víctima” de violencia simplifica la experiencia y el nivel
de involucramiento que puede tener la niña, niño o adolescente. Este
estudio amplía los términos para describir esta situación: ser afecta-
dos por la violencia, estar expuestos a violencia y vivir con violencia. El
documento se apega al uso, en general, de la terminología vinculada
con “vivir violencia” o “ser parte” de un contexto familiar en el que se
vive violencia.

Considerar los efectos subjetivos de la violencia amplía la mirada


hacia intervenciones complejas, en las que es posible compren-
der que el modo en que una niña, un niño o un adolescente
vive la violencia no depende del grado o fuerza del golpe, o de
si lo recibe o no de manera directa, ni de si ve o “solamente” es-
cucha la violencia ejercida en casa. La afectación tiene que ver
con el grado en que lo que sucede se vive con mayor o menor
Ello se vincula con el concep-
1
posibilidad de “hacer algo”, controlar y/o detener la situación1.
to de trauma. La afectación
tienen que ver con que NNA Entonces, NNA que no reciben violencia de manera directa, vi-
que viven violencia están ex- ven situaciones potencialmente traumáticas (que, por lo tanto,
puestos a situaciones que
rebasan por mucho sus po-
afectan negativamente su desarrollo) al atestiguar que personas
sibilidades de afrontamiento. adultas —de las cuales dependen— ejercen y viven violencia.

15
MODELO

En este sentido, atestiguar no significa percibir de manera directa, sino ser


parte de un contexto familiar en el que la realidad cotidiana está regida por
la violencia.

Cuando vive en un contexto familiar


¿Cuándo se considera que una niña,
en el que la realidad cotidiana está
niño o adolescente es víctima de
regida por la violencia (emocional,
violencia familiar?
física, económica, etc.)

Entre la exposición a violencia familiar que viven niñas, niños y adolescentes


víctimas de violencia familiar es posible mencionar los siguientes tipos de
victimización: i) ver a uno de los padres ser atacado por su esposo o esposa,
pareja doméstica, novio o novia; ii) ver a un hermano o hermana ser atacado
por alguno de los padres; iii) amenazas de ataque de un padre contra otro; iv)
amenazas de uno de los padres de daño a la propiedad del otro; v) ver a uno
de los padres empujar al otro; vi) ver a uno de los padres golpear o abofetear
al otro; vii) ver a uno de los padres patear, asfixiar o golpear al otro; viii) ver el
ataque de un adulto hacia otra persona de la casa, contra un niño o un adulto
(Finkelhor, Turner, Ormrod, Hambry, Kracke; 2009). El estudio de Richards (2011)
referido anteriormente también menciona: escuchar violencia, ser utilizado
como un arma física, ser forzado a participar o ver un acto de violencia, ser
obligado a espiar a un padre o madre, ser informado que se es responsable
de la violencia debido a alguna conducta, ser usado como rehén, defender al
padre o madre de la violencia, intervenir para detener la violencia.

A menudo, las niñas, niños y adolescentes que están expuestos a la


violencia son sometidos a daños físicos, mentales y emocionales; Tal y como se mencionó an-
2

teriormente, lo frecuente en
sufren dificultades de apego, comportamiento regresivo, ansiedad nuestra realidad es que las
y depresión, agresión y problemas de conducta; son propensos a la y los adolescentes lleguen
a servicios especializados
violencia en el noviazgo, la delincuencia y a otro tipo de victimiza- cuando ya son catalogados
ciones; y se ven involucrados en los servicios sociales o incluso en como “el problema”, y reci-
ben atención en ese sentido.
sistemas de justicia para adolescentes.2 Además, estar expuestos a
Dif ícilmente se percibe (y
la violencia durante la infancia y adolescencia puede perjudicar su atiende de ese modo) que lo
que aparece en la conducta y
capacidad de formar y sostener una pareja y criar a sus hijas e hijos
realidad emocional de la o el
en su vida futura, continuando con el ciclo de la violencia hacia la adolescente es un efecto de
siguiente generación (Barudy, 1993). la violencia familiar; y como
resultado, no se potencian ni
construyen políticas públicas
A partir de la afirmación destacada en el recuadro, es posible deducir y modelos de atención es-
pecíficos para atender esta
que NNAVVF sufren irremediablemente los efectos de la violencia problemática.
que atestiguan (ven, escuchan, viven, perciben). Las niñas, niños y
adolescentes que viven en situaciones de violencia doméstica (al ser
receptores directos) luchan contra las mismas respuestas cognitivas

16
ATENCIÓN A NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA FAMILIAR

y afectivas al trauma de ser testigos cuando se inflige un


Según especialistas, aunque daño serio hacia sus madres (Levendorsky, Hut-Bocks,
NNA reaccionan a la exposi- Semel y Shapiro; 2002). Al respecto, Aguado, Gálvez
ción a la violencia de diferen- y Silberman (2004) mencionan que experimentar o
tes maneras, es posible afir- atestiguar violencia puede considerarse un factor que
mar que se ven afectados por incrementa la posibilidad de sufrir trastorno de estrés
el daño intencional que una postraumático (TEPT o PTSD, por sus siglas en inglés).
persona pueda ejercer contra Estas investigaciones abonan a la afirmación de que no
otra, incluso si no están física- resulta útil ni pertinente la división entre NNA víctimas
mente presentes (Finkelhor, directas y NNA víctimas indirectas.
Turner, Oraros, Hambrío, Crac-
keó; 2009) En términos de afectación psicológica y necesidad de
atención especializada, no existen víctimas “indirectas”;
toda niña, niño o adolescente que vive en contextos
familiares en los que existe violencia sufre sus efectos. Por esta razón, debe pres-
tarse especial atención a que esta población acceda a los servicios necesarios
para la restitución de los derechos que dichos efectos restrinjan o imposibiliten.
Por ende, el presente modelo de atención busca evitar la diferencia conceptual y
práctica entre víctima directa e indirecta, ya que ello puede impactar directamente
en la provisión o acceso a políticas de atención, atención especializada y acceso
a justicia que son imprescindibles para la restitución de derechos de NNAVVF.
Es decir, la diferenciación implica el reto de atender una violencia que puede no
estar reconocida como un problema público y que es necesario atender en cali-
dad de prioritario. Si persistieran diferenciaciones o “selección” de niñas, niños y
adolescentes a atender con criterios restrictivos, NNAVVF verían imposibilitado
el acceso a mecanismos o políticas que los atiendan.

2.2. Impacto de la violencia en el desarrollo infantil y adolescente


Es posible encontrar en la bibliografía especializada múltiples referencias a la
afectación y sintomatología que NNAVVF pueden presentar. Orjuela y Horno
(s.f.) mencionan las consecuencias y el impacto que la violencia de género puede
tener sobre el desarrollo psicológico y emocional de hijas e hijos de las mujeres
víctimas. Las autoras mencionan lo siguiente:

La exposición a la violencia de género en el ámbito doméstico también se ha de-


mostrado causante de efectos negativos en la infancia, cualquiera que sea la edad
de los niños y de las niñas que la padecen: diversos problemas físicos (retraso en el
crecimiento, alteraciones en el sueño y alimentación, la disminución de habilidades
motoras...) graves alteraciones emocionales (ansiedad, ira, depresión, baja autoesti-
ma, trastorno de estrés postraumático...) ciertos problemas cognitivos (retraso en el
lenguaje, afectación en el rendimiento escolar...) numerosos problemas de conduc-
ta (escasas habilidades sociales, agresividad, déficit de atención e hiperactividad,
inmadurez, agresividad, delincuencia, tóxico dependencias...). Estas alteraciones
observadas son superponibles al patrón descrito en las niñas y los niños que son
víctimas directas de abusos. Por ello, se empieza a incluir dentro de los tipos de
maltrato infantil al hecho de estar expuesto el menor (sic) a la violencia de género
en el propio hogar.

17
MODELO

Las autoras continúan precisando la situación, aportando cifras vinculadas


con trastornos del apego. Mientras el 70% de las niñas y niños de hogares pro-
medio son generalmente clasificados con vínculos seguros, el 50% de bebés
en una muestra de madres que habían sido objeto de violencia doméstica,
eran clasificados como niñas y niños con “vínculos desorganizados”. La figura
de apego (la madre en estos casos) es una fuente tanto de miedo como de
tranquilidad y confort, y si la madre maltratada experimenta estrés, niñas y
niños tienden a ser temerosos. En estas circunstancias, el bebé no es capaz
de desarrollar una estrategia consistente o coherente para obtener ayuda y
tranquilidad de su madre (Heller y Zeanah, 1999). Así, de acuerdo con Bowlby
(1998), la formación del apego predecirá la forma de actuar y la regulación
emocional de niñas y niños en años posteriores. Si se construye un apego de
tipo seguro, se encontrarán más confiados de sí mismos al explorar el entor-
no y sabrán responder de una manera más funcional ante las adversidades,
pero ante la construcción de un apego ansioso o frío, niñas y niños generarán
mayores temores y explorarán con mayor angustia el entorno (Braungart,
Garwood, Powers y Wang, 2001; Sroufe, 1995/2000).

De igual modo, como señalan Bandura, Ross y Ross (1963), las niñas, niños y
adolescentes expuestos a la observación de violencia tendrán mayores pro-
babilidades de mostrar conductas agresivas en su entorno que aquellos que
no, pues el aprendizaje por observación es un elemento fundamental en la
crianza de los individuos. La literatura señala que NNAVVF presentan más
problemas de conducta, conductas agresivas y acting out en comparación
con otras niñas, niños y adolescentes. En vista de estos hallazgos clínicos, se
refuerza la necesidad de incluir en modelos de atención a NNAVVF acciones
dirigidas a las personas cuidadoras, especialmente vinculadas con la crianza
positiva, las cuales se componen de características como la sensibilidad ante
las emociones negativas de sus hijas e hijos, las muestras de afecto y un nivel
apropiado de control para el manejo adecuado de las conductas disruptivas.
Estos funcionan como elementos protectores de las niñas, niños y adolescentes
ante situaciones negativas y de riesgo, como lo es la violencia, y disminuirán
su impacto negativo en aspectos emocionales y de comportamiento (Gewirtz,
DeGarmo y Medhanie; 2011).

Muchas niñas, niños y adolescentes intentan dar poca importancia a la violen-


cia a la que están o han estado expuestos como un modo de protegerse del
dolor que ello les causa. Muy pocos hablan acerca de lo que ocurre o sobre el
sentimiento de desprotección que viven a nivel emocional. Los sentimientos y
pensamientos de niñas, niños y adolescentes acerca de la experiencia pueden
llegar a ser fragmentados y desorganizados, y tienen dificultad para darle un
sentido o explicación a lo que ocurre. Tanto niñas, niños y adolescentes, como
personas cuidadoras (habitualmente madres y padres) pueden “disociarse”
de la violencia, así ́ que cuando no hay eventos violentos pueden actuar como
si nada malo hubiera ocurrido. Estos hallazgos clínicos dirigen la atención

18
ATENCIÓN A NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA FAMILIAR

hacia la necesidad de que el formato de la intervención con NNAVVF permita


la expresión de emociones y situaciones vinculadas a la violencia, así como la
aceptación e integración de sus efectos.

El hecho de que la madre o el padre considere que su hija o hijo no está afec-
tado por lo ocurrido, o que la niña, niño o adolescente no exprese malestar o
no hable de ello, no implica necesariamente que la violencia no le ha afectado.
Muchas niñas, niños y adolescentes expuestos a la violencia dentro de su ho-
gar sufren en silencio, y no son atendidos porque las madres o padres sienten
que los problemas son entre la pareja y no los atañen. A partir de la revisión
de diversas investigaciones y documentos sobre los efectos de la violencia en
niñas, niños y adolescentes, Orjuela y Horno (s.f.) resumen los más importantes:

1. Problemas de socialización: aislamiento, inseguridad, agresividad, reducción


de competencias sociales

2. Síntomas depresivos: llanto, tristeza, baja autoestima, aislamiento

3. Miedos: miedos no específicos, presentimientos de que algo malo va a ocurrir,


miedo a la muerte, miedo a perder a la madre, miedo a perder al padre

4. Alteraciones del sueño: pesadillas, miedo a dormir solo, terrores nocturnos

5. Síntomas regresivos: enuresis, encopresis, retraso en el desarrollo del lenguaje,


actuar como niños menores de la edad que tienen

6. Problemas de integración en la escuela: problemas de aprendizaje, dificul-


tades en la concentración y atención, disminución del rendimiento escolar,
dificultades para compartir con otras niñas o niños

7. Respuestas emocionales y de comportamiento: rabia, cambios repentinos


de humor, ansiedad, sensación de desprotección y vivencia del mundo como
algo amenazante, sentimientos de culpa (ser el responsable de los conflic-
tos entre sus padres, de lo ocurrido o de no haber hecho algo para evitar la
violencia), dificultad en la expresión y manejo de emociones, negación de la
situación violenta o restar importancia a la situación que han vivido, tendencia
a normalizar el sufrimiento y la agresión como modos naturales de relación,
aprendizaje de modelos violentos y posibilidad de repetirlos (tanto de víctima
como agresor) con la interiorización de roles de género erróneos

8. Síntomas de estrés postraumático: insomnio, pesadillas recurrentes, fobias,


ansiedad, reexperimentación del trauma, trastornos disociativos

9. Parentalización: asumir roles parentales y protectores hacia los hermanos de


menor edad, asumir roles parentales de protección hacia la madre

10. En algunos casos, la muerte

En particular, durante la adolescencia (Orjuela y Horno, s.f.) la exposición


crónica a conflictos parentales puede llevar al adolescente a presentar más
relaciones conflictivas y adicciones.

19
MODELO

El estrés asociado con violencia en el hogar puede llevar a que el adolescente asuma
comportamientos de riesgo y evasión, que empiece a tener conductas violentas
dentro del hogar, o que huya de este. A más altos niveles de agresión atestiguados,
mayor probabilidad de ver intenciones hostiles en el comportamiento de las demás
personas y a responder de manera violenta como defensa.

Según la edad, los efectos que niñas y niños sufren como consecuencia de la his-
toria de violencia en su ámbito familiar son diferentes. Conocerlos puede ayudar
a identif icarlos a través de sus indicadores conductuales, emocionales, f ísicos,
cognitivos y sociales.

Tabla 1. Indicadores conductuales, emocionales, físicos, cognitivos y sociales según


la etapa etaria

INDICADOR/ Bebés y Edad Edad Adolescentes


ETAPA ETARIA niñas o niños preescolar escolar
pequeños
Conductual Irritabilidad Agresividad, Agresividad, Conductas
problemas de problemas de violentas, fugas,
conducta conducta, des- delincuencia
obediencia
Emocional Miedo, ansiedad, Miedo, ansiedad, Depresión, ideas
tristeza, preocu- depresión, baja suicidas, tras-
pación por la ma- autoestima, torno de estrés
dre, trastorno de culpabilidad, postraumático
estrés postrau- vergüenza, tras-
mático, dificulta- torno de estrés
des afectivas postraumático
Físico Problemas para Alto nivel de Abuso de sus-
dormir y comer, actividad, inten- tancias
angustia tos de llamar la
atención y de
aferrarse, actos
regresivos
Cognitivo Dificultades de Comprensión Culpa, proble- Actitudes a favor
comprensión limitada, sen- mas de rendi- de la violencia
timientos de miento escolar,
culpabilidad actitudes a favor
de la violencia
Social Problemas a la Menos rela- Relaciones (de
hora de interac- ciones entre pareja) con con-
tuar entre pares o pares y de peor ductas violentas
con adultos, rela- calidad
ción ambivalente
con la madre o la
principal persona
cuidadora

Fuente: Orjuela y Horno Goicoechea, s.f., p. 42

20
ATENCIÓN A NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA FAMILIAR

Los efectos presentados son solo algunos de los que se pueden encontrar, pero
cabe señalar que en muchos casos se pueden observar otras conductas que
incluso pueden parecer contradictorias. Un ejemplo de ello es el rendimiento
escolar: la experiencia clínica indica que las niñas y niños víctimas de violencia
de género presentan problemas en la escuela, dificultades de concentración y
de relación con pares, entre otros; pero en muchos casos muestran comporta-
mientos absolutamente contrarios, como un nivel de perfección muy elevado
en la escuela. Son niñas y niños que pasan inadvertidos ante docentes por
su buena conducta, son responsables con sus tareas, en otras palabras, muy
frecuentemente en el rol de hija o hijo perfectos. Los indicadores encontrados
en la teoría y en la literatura mencionada son importantes como elementos
orientativos, sin embargo, es importante no ceñirse a listas restrictivas con-
sideradas determinantes para seleccionar diagnósticos o intervenciones. De
esta manera, el modelo de atención desarrollado incluye orientaciones para
la detección y consideración de posibles efectos de la exposición a la violen-
cia, no desde listas restrictivas sino desde la comprensión del contexto en el
que se desarrollan dichos efectos y en el que pueden desarrollarse acciones
“contrarias al sentido común”: excelentes calificaciones, comportamientos
sociales nada agresivos, inserción social adecuada, etcétera.

En el marco de estudios basados en evidencia, uno publicado por Rossman


(1994 en Levendosky, Hut Bocks, Semel y Shapiro; 2002) encontró que niñas
y niños víctimas de violencia familiar tienen una sintomatología mucho más
elevada de trauma que los que no lo han sido:

Usando la escala que mide estrés postraumático (PTSD) del Child Behavior
Sistema de evaluación de
3
Checklist (CBCL, por sus siglas en inglés)3, el 92% de niñas y niños evaluados
base empírica desarrolla- en este estudio reexperimentaron al menos un síntoma (reexperiencia
do por Achenbach para
traumática del trauma). Usando la escala CBCL, el 47% de niñas y niños
NNA en edad escolar que
permite evaluar problemas
tuvieron al menos tres síntomas evitativos (evasión persistente del estímulo
emocionales y/o de com- asociado con el o los eventos traumáticos). Por último, el 91% de las niñas
portamiento. Los elemen- y niños del estudio tuvieron al menos dos síntomas de hiperactividad,
tos evaluados se catalogan incluyendo el incremento en la agresividad, desarrollo de nuevos temores
en siete factores: reactivi-
y ansiedad de separación.
dad emocional, depresión/
ansiedad, quejas somáticas,
aislamiento, problemas de En el estudio mencionado, es notable que las niñas y niños general-
atención, conducta agresiva
y problemas de sueño, los
mente tenían índices elevados de comportamiento externalizado,
cuales a su vez se dividen comparado con las normas nacionales. Esto sugiere que vivir con
en tres rubros principales:
problemas internalizados,
violencia familiar está relacionado con conductas más agresivas y de
problemas externalizados y acting out, posiblemente debido al modelaje de las personas adultas.
problemas totales.
Un segundo estudio (Alcántara, 2010) menciona las afectaciones más
frecuentes en diversas etapas evolutivas. Vale la pena mencionar
los resultados obtenidos en el estudio ya que es frecuente encon-
trar menciones a posibles síntomas en niñas, niños y adolescentes
víctimas de diversas violencias (sexual, emocional, física), mas no
en NNA víctimas de violencia familiar.

21
MODELO

En cuanto a los síndromes empíricos del CBCL, en las niños y niños de 5 años
hemos encontrado que la puntuación media más alta corresponde al síndrome
agresividad, y la más baja a problemas somáticos. En cuanto a la prevalencia,
la reactividad emocional está presente en el 62% de menores (sic) expuestos a
violencia de género, el retraimiento lo presentan el 57.2%, y la ansiedad/depresión
(43%) es en el grupo total el tercer problema clínico.

Las niñas de 6 a 12 años presentan en primer lugar ansiedad/depresión (54%),


seguido de problemas sociales (51%), agresividad (46.2%), problemas de pensa-
miento (46.1%), quejas somáticas y problemas de atención (42.3% en ambos),
conducta disruptiva (36%), y por último, retraimiento. Por su parte, los niños del
mismo rango de edad presentan en mayor medida problemas de retraimien-
to (51.5%), problemas de pensamiento (42.5%) y ansiedad/depresión (42.4%),
seguido por problemas de atención (39.4%), agresividad (39.4%), quejas somá-
ticas (36.3%), conducta disruptiva (33.3%) y problemas sociales (27.3%). Aunque
todas las prevalencias son altas, vemos que el orden en las prevalencias varía.

En adolescentes mujeres de 13 a 18 años, el principal problema es el retraimiento


(61.5%), seguido de ansiedad/depresión y quejas somáticas (54% en ambos),
los problemas de pensamiento (45%), de atención y de agresividad (38.5% en
ambos), son también muy frecuentes; los problemas sociales y la conducta
disruptiva se encuentran en menor medida. En los adolescentes hombres
aparecen prevalencias muy altas en retraimiento (58%), y en problemas de
atención (42%) y sociales (41%), seguidos por ansiedad/depresión (37%), pro-
blemas de pensamiento y agresividad (31.6% en ambos), y con porcentajes
bastante inferiores los problemas de conducta disruptiva (21%), y las quejas
somáticas (11%).

En los síndromes empíricos del Youth Self-Report (YSR), las y los adolescen-
tes como grupo presentan la prevalencia más alta en problemas afectivos
(28.5%), seguido de oposicionismo desafiante (20.8%), y problemas de aten-
ción e hiperactividad, así como problemas de conducta (20.4% en ambos).
Las prevalencias más bajas son en problemas somáticos (14.3%) y ansiedad
(8%). Las mujeres presentan más oposicionismo desafiante (27.2%), seguidos
de problemas afectivos (21.7%), problemas de atención y de conducta (17.4%),
y por debajo quejas somáticas (13%) y problemas de ansiedad (4.3%). Por su
parte, los hombres presentan más problemas afectivos (34.6%), problemas de
atención y de conducta (23% en ambos), seguido de oposicionismo desafiante
(15.4%), quejas somáticas (15.3%), y finalmente, problemas de ansiedad (11.5%).
Es interesante ver que la ansiedad en este rango de edad —y percibida por
los propios jóvenes— no es un problema de alta prevalencia.

Todas las afectaciones se comprenden perfectamente por el hecho de que


el trauma perpetrado por otra persona (en oposición a otro tipo de traumas,
como el de experimentar una enfermedad severa o un desastre natural), es

22
ATENCIÓN A NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA FAMILIAR

simultáneamente un evento psicológico, fisiológico y relacional, y, por ende,


el trauma sobrepasa las capacidades del yo de la persona para entender lo
que está pasando (Hermann, 1992 en Levendosky et al., 2002).

Por otra parte, el impacto de la violencia en el núcleo familiar —que es la uni-


dad donde se construyen las bases de las relaciones de las personas con las
y los demás— es muy alto y debe ser abordado de forma global, atendiendo
a todas las víctimas afectadas: mujeres, niñas, niños, adolescentes, personas
mayores u otras personas dependientes (Orjuela y Horno, s.f.).

23
3. CONSTRUCCIÓN SOCIAL
Y DEFINICIÓN DE ROLES
DE GÉNERO
Esta sección presenta información vinculada con el modo en que la cons-
trucción social y la definición de roles de género en la familia mexicana
influye y sostiene la violencia de género que viven niñas, niños, adolescentes
y mujeres. Es indudable que los roles que socialmente se construyen para
mujeres y hombres impactan en la forma en que la violencia se genera
y se reproduce y, por lo tanto, en el modo en que impacta en la vida y el
desarrollo de niñas, niños y adolescentes.

La violencia familiar no es equiparable a otros tipos de violencia, porque


se genera en el seno de las relaciones fundamentales de la persona y
además se justifica en estereotipos de género. Por lo tanto, en programas
enfocados a este tipo de violencia es imprescindible abordar la significa-
ción de género para construir intervenciones que resulten apropiadas.

Niñas, niños y adolescentes pueden


La primera reflexión al abordar identificarse con la víctima y colocar-
el tema es el hecho de que, para se en situaciones de desprotección
tener acceso al ejercicio de su y vulnerabilidad, o identificarse con
derecho de vivir libres de vio- quien ejerce violencia y repetir con-
lencia, niñas, niños y adolescen- ductas violentas. Esto se da durante
tes que crecen en contextos la infancia y la adolescencia indistin-
de violencia familiar deberán tamente. Por ende, toda interven-
redefinir sus expectativas so- ción para abordar estos hechos debe
bre qué significa ser mujer o construir intervenciones
ser hombre, desvinculadas de efectivas que permitan a Todo modelo dirigido a aten-
4

estereotipos de género (que estos grupos de pobla- der a NNAVVF debe incluir
actividades que propician
se asocian con el modo en que ción conciliar (y recons- la comprensión de “por qué

mujeres y hombres ejercen y truir) su propia vivencia y papá es violento” y “por qué
mamá es víctima”, con el ob-
reciben violencia) sentimientos, con la apa- jetivo de que niñas, niños y
rente aprobación social adolescentes reciban infor-
mación sobre machismo y
de esa misma violencia perpetuación de la violencia
de género que les ha lastimado.4 Desde el reconocimiento de por medio de estereotipos,
que comprendan el modo en
esta contradicción se puede construir una nueva significación
que se construye el circuito
de género desvinculada de la violencia. de la violencia, sostenido
por el contexto, y analicen
el modo en que ellas y ellos
pueden no identificarse ni
repetir estos patrones.

24
3.1 La importancia de hablar de género

En primera instancia, es fundamental comentar a


El género es un organizador qué nos referimos con el concepto “género”. Para
básico, tanto de la vida como Scott (1996), el género se entiende como las repre-
de las relaciones de las perso- sentaciones construidas social y culturalmente con
nas en diferentes ámbitos, es- base en características relacionadas con el sexo de
pacios e instituciones; impone las personas. Este conjunto de prácticas determina
papeles y modelos de lo que una serie de comportamientos asociados a carac-
mujeres y hombres deben ser terísticas que derivan en atribuciones sociales im-
y hacer puestas a uno u otro sexo, involucrando relaciones
de poder y desigualdad.

Para entender mejor la forma en la que se genera este complejo orde-


namiento de las relaciones sociales y los efectos que produce —tal es el
caso de la violencia—, revisaremos cuatro de las bases sociales de dicho
ordenamiento genérico (Burin y Dio Bleichmar, 1996):

1. Asignación de género: es la práctica de realizar un primer nombramiento


de un ser humano como “niña” o “niño”, a partir de la observación de sus
órganos genitales (fundamentalmente externos), es decir, de ver la vulva
o el escroto y el pene. Sin embargo, tal práctica podría complejizarse si se
presenta el dilema de tener que decidir ante la llegada de un ser humano
con genitales externos mezclados o ambiguos.

2. Estereotipos de género: consiste en el establecimiento de un sistema de


atributos, características y expectativas sociales consideradas propias de
niñas, de niños, de mujeres, de hombres, de lo femenino y de lo masculino;
atributos que se traducen en normas fijas y obligadas, en un deber ser
desde convenciones sociales y, finalmente, en imágenes o modelos (inhe-
rentes, esenciales, inmutables) asignados a mujeres y hombres. Asimismo,
tales modelos operan como parámetros para imponer prohibiciones,
permisos, privilegios y obligaciones que, en principio, deben seguirse en el
comportamiento y la personalidad del ser mujer o del ser hombre. Dichos
modelos del deber ser son, a la vez, desiguales y jerárquicos, y se refuerzan
y trasmiten mediante la familia, los pares, los medios de comunicación, las
comunidades, las escuelas, etcétera.

3. Identidad de género: es un mecanismo de autorreconocimiento que


se construye en el contexto social. No se nace con la identidad, sino que
se llega a ser mujer u hombre en función de las experiencias de vida a
lo largo de todo el ciclo vital de la persona. Es un proceso en constante
transformación e implica una vivencia subjetiva; en otras palabras, es la
condición de sentirse y asumir la pertenencia a un género, sea femenino o
masculino. La identidad se va constituyendo por procesos de significación
de la percepción, la autopercepción y el reconocimiento de las y los demás
en un contexto social.

25
MODELO

4. Roles de género: son un conjunto de funciones y prescripciones sociales y


culturales de cómo se deber hacer, actuar y comportarse de acuerdo con
lo considerado como femenino o masculino en un determinado contexto
social y momento histórico.

3.2 Sobre la construcción de la identidad de género

Habiendo revisado el concepto de género, de igual forma es importante


centrarse en uno de sus elementos más signif icativos: la identidad de
género. Se mencionó que esta se construye con base en las experiencias
vividas a lo largo del ciclo de vida. Podríamos ahora preguntarnos cómo
se construye la identidad de género de una niña o niño que ha presencia-
do violencia y cuáles son los impactos que tiene en su vida adulta como
adolescente, mujer u hombre.

Se define la identidad de género como un fenómeno socialmente cons-


truido, permanentemente inacabado y sujeto a las múltiples y diversas
influencias que ejercen los distintos marcos de acción dentro de los cuales
las personas interaccionan en su vida cotidiana (Connell, 1998; Davies, 1994).

La identidad constituye entonces una construcción personal en tanto


que involucra el reconocimiento de la singularidad y la exclusividad que
permiten a un individuo saberse como único, pero a su vez, es en gran
parte una construcción social en tanto que recoge los atributos que una
sociedad emplea para establecer categorías de personas (identidad étnica,
identidad de género, identidad nacional, etcétera), de manera que una
persona puede identificarse con determinado grupo y diferenciarse de
otro, ya sea dentro o fuera de la familia.

La identificación de género puede ser con el géne- El proceso de construcción de


ro masculino y/o con el femenino, dependiendo de la identidad permeada por el
las experiencias que se tengan en el ciclo de vida género no se realiza de la mis-
(Rocha, 2009). Por ejemplo, en una relación positiva ma manera y no tiene la misma
de inclusión se identificará o se parecerá al padre o consideración social en las niñas
a la madre; y al contrario, una relación negativa de que en los niños, debido a las
exclusión puede indicar la tendencia a ser distinto normas diferenciadas elabora-
a cualquiera de ellos. das por cada sociedad para cada
sexo y al hecho de que existe una
Esta asimetría se internaliza en el proceso de adqui- clara jerarquía entre estas nor-
sición de la identidad de género, que se inicia desde mas que coloca, en la mayoría de
el nacimiento con una socialización diferencial, me- las circunstancias, a lo masculino
diante la cual se logra que las personas adapten su sobre lo femenino

26
ATENCIÓN A NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA FAMILIAR

comportamiento y su identidad a los modelos y a las expectativas creadas por


la sociedad para los géneros femenino o masculino. A su vez, si existen diversas
formas de violencia, incluyendo la de género, formará también parte de la iden-
tidad de la persona (Chodorow, 1984).

Para Bonino (1997; citado en Burin, 2003), la construcción de la identidad de gé-


nero en los hombres se conformará:

1. Por desidentificación con lo femenino, y la afirmación del ideal de masculini-


dad será “no tener nada de femenino”

2. Por identificación con el padre o figura masculina, y construye un ideal sobre


la afirmación de “ser una persona importante”

3. Se afirma en los rasgos de dureza y de ser poco sensible al sufrimiento, en parti-


cular se construye sobre la base de la violencia. Sobre esta premisa, se construye
el ideal de poder desapegarse afectivamente de las demás personas

4. Sobre la base de lo anterior, se supone que un hombre debe ser exitoso en el


mundo extrafamiliar, buen proveedor, eficiente; y para ello debe mantenerse
alejado del mundo afectivo intrafamiliar

Al integrar su identidad, los varones entienden que, en oposición a lo femenino,


ellos deben ser más fuertes física y emocionalmente, lo que les permite confir-
marse como poseedores de la supremacía en su relación con ellas, de tal manera
que se consideran con suficiente derecho para controlarlas, en la manera que
consideren adecuada y sin encontrar más justificaciones para su comportamiento
que lo introyectado acerca de su supuesta superioridad; lo importante es conti-
nuar confirmando lo que creen que les define como masculinos (Badinter, 1993).

Por su parte, la construcción de la identidad de género de las mujeres en con-


textos patriarcales se centra en el aprendizaje de estereotipos impuestos que, en
general, provocan conductas de sumisión femenina (opuesta a la dominación
masculina). Los presupuestos que se transmiten a las mujeres se relacionan con:

1. Ser y estar disponible y al cuidado de otras personas (ser buena hija, hermana,
esposa, madre, amiga, compañera), especialmente la disposición permanente
y desinteresada para la crianza de hijas e hijos dentro del matrimonio

2. La búsqueda del amor romántico, que las coloca como quienes deben ser
bellas, atractivas, frágiles, necesitadas de protección

3. La imposibilidad de expresar emociones o conductas que puedan asociarse


con lo masculino (enojo, firmeza, fuerza)

4. La responsabilidad por las relaciones íntimas

Los mandatos de género impuestos a las mujeres son más peligrosos que aquellos
impuestos a los hombres, porque las coloca en una posición de vulnerabilidad
para su desarrollo de vida.

27
MODELO

Los mandatos de género imponen a las mujeres una falta de desarrollo de la


individualidad, porque están obligadas a ser y estar para otras personas. La
autonomía personal y las elecciones para un proyecto de vida propio resultan
difíciles de conseguir.

La responsabilidad exclusiva del bienestar de la familia y de las hijas e hijos que


se deposita por completo en las mujeres provoca que cualquier dificultad en
el ámbito privado y de crianza genere culpa y recriminación contra la mujer
(quien automáticamente es percibida como mala madre). La culpa limita a las
mujeres y a su experiencia en culturas patriarcales. Condiciona lo que le está
permitido y lo que puede hacer, perjudica la autopercepción y la identidad,
y propicia que las mujeres queden vulnerables y supeditadas a las relaciones
y las opiniones de otras personas. Las mujeres han internalizado un modelo
de identidad que les hace esperar la aprobación de sus actos.

La visión de poder de las mujeres es horizontal, pues necesitan incluir “lo


emocional” y el reconocimiento de los demás para generar autoestima. En
contextos de violencia familiar, en los que difícilmente reciben retroalimen-
tación positiva de su pareja, se construyen círculos viciosos en los que no
logran percibir sus propios recursos, y por lo tanto generan relaciones de
mayor dependencia hacia lo que el otro ofrece y opina, con mayores riesgos
de aislamiento y silenciamiento. Las dinámicas propias de la violencia familiar
refuerzan los efectos nocivos de los estereotipos de género impuestos a las
mujeres: sumisión, docilidad, obediencia, complacencia, pasividad, abnegación.

3.3 Impactos de la violencia en la construcción de la identidad de género

En función de cómo se presente la violencia en la vida de niñas, niños y ado-


lescentes, ellas y ellos evaluarán dichas situaciones como tal. Quienes están
inmersos en situaciones de violencia no pueden apreciarla objetivamente
como algo no deseado y que es susceptible de ser detenido. Y, sin
embargo, no es real que niñas, niños y adolescentes puedan “no Es frecuente escuchar que
5

darse cuenta” de la violencia que se vive en el hogar.5 Como elemento madres o padres que viven
violencia af irman que “las
común a toda situación en la que se vive violencia familiar, está la niñas, niños y adolescentes
idea central de que desde etapas muy tempranas niñas y niños son están dormidos cuando dis-
cuten” o que “no saben” lo
conscientes de la situación de maltrato que vive la madre o la familia. que pasa en la pareja.
Los impactos de la violencia de género en la pareja y las familias son
Como parte de las dinámi-
6
muchos y para quien conviva con dicha violencia es casi imposible cas de violencia existe, por
pase inadvertida de alguna manera. Estas circunstancias provocan
6
ejemplo, la normalización o
invisibilización de la misma.
un intenso sufrimiento y malestar, e inevitablemente influirán en el
Esto hace que quienes están
proceso de construcción de la identidad de cada persona. inmersos en la violencia no la
identifiquen objetivamente,
pero no significa que no la
“perciban” y, por lo tanto,
sufran sus efectos.

28
ATENCIÓN A NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA FAMILIAR

Tabla 2. Efectos de la vivencia de violencia familiar en la construcción de la identidad.

Efectos Identidad femenina Identidad masculina


tradicional tradicional

Formación de ideas Roles aprendidos de violencia Generalmente, conductas vio-


de los roles de género y victimización lentas y de oposición
Dificultades afectivas Puede relacionarse desde el Puede persistir una autoestima
y formas de vincular- miedo y buscar figuras que "la baja y sentimiento de poca va-
se con el mundo protejan", manteniéndose des- lía; por medio de la violencia, la
de el miedo, la soledad y la poca imposición y el control tratará
habilidad para comunicarse de vincularse
Dif icultades en las No existe un apego seguro, Puede vincularse en relaciones
relaciones de apego por tanto se apegarán a figu- de maltrato y mantener apegos
ras menos sanas. Se pueden inseguros, con situaciones de
ver rebasadas por situaciones control, celos y violencia
difíciles en sus entornos
Repetición/adopción Repetir relaciones de violencia Repetir relaciones de violencia
de patrones violentos
Roles inversos El cuidar puede ser un elemen- Encargarse de "todo", provee-
to clave, evitando caer en si- dores únicos, cuidar que todo
tuaciones de violencia, aun a esté en orden. El mundo infan-
costa de su propia vida. Con til queda vacío
una sensación de responsabi-
lidad de su propia vida

Fuente: Lizana, 2012

Para Lizana (2012), las niñas y los niños que viven en un entorno con violencia de
pareja y de familia, también viven el ciclo de la violencia. El ciclo de la violencia
incluye tres fases: la primera es la acumulación de tensión; la segunda es el
episodio como tal del ejercicio de la violencia; y por último la manipulación
afectiva o reconciliación.

Al vivir este ciclo, la identidad se conforma en medio de una confusión de


sentimientos; es una supuesta tranquilidad que se mezcla con tristeza, an-
siedad y emociones displacenteras; y, en el caso de niñas y niños, también
se les sumerge en la falsa idea de la reconciliación. A causa de la repetición
del ciclo, puede existir un miedo crónico, ansiedad, desesperanza, una alerta
permanente, una mirada negativa del mundo, dificultad para considerar la
posibilidad de cambio e incluso culpa crónica.

Por tanto, el ciclo de la violencia y los vínculos que se establecen podrán, por
un lado, ser un modelo a seguir por las personas o, por el contrario, ocasionar
que vayan al polo opuesto y se alejen de toda posibilidad de generar algún
vínculo (Bonino, 1997, citado en Burin, 2003).

29
MODELO

En el caso de los varones, cobra sentido la idea de que el modelo a seguir de


algunos hombres adultos que vivieron este ciclo de violencia cuando eran niños,
sea repetir un nuevo ciclo e instalarse en alguna de las etapas, lo cual podría
repetirse también en el caso de las niñas, en su etapa de mujeres adultas. En
ambos casos, se puede instalar la creencia de que los vínculos se construyen
desde el maltrato (ver tabla 1).

3.4 Violencia de género, y niñas, niños y adolescentes víctimas de vio-


lencia familiar

Según Horno Goicochea (2006), las hijas e hijos de mujeres víctimas de vio-
lencia de género son víctimas también de esa violencia de género, y como
tales deben ser atendidos y contemplados. Dice la autora:

Lo son [víctimas de violencia de género] porque viven la violencia entre sus


padres y/o simplemente porque viven en un entorno de relaciones violentas y
abuso de poder. Este contexto que justifica, legitima y desencadena la violencia
es parte de las relaciones afectivas y personales, internalizando un modelo ne-
gativo de relación que daña su desarrollo. Ven y sufren a una madre maltratada,
en vez de protectora. Ven y sufren un padre maltratador, en vez de protector.
Un criterio básico de la formación de las y los profesionales es hacerles ver que
la violencia no es solo la agresión física y la violencia de género es prueba de
ello: no son las lesiones físicas sino el miedo y la anulación que sufren tanto
mujeres como niñas y niños lo que los iguala en su condición de víctimas.
(Horno Goicochea, 2006: 312)

Mestre y colaboradoras de la Universidad de Valencia (2006, en Orjuela y Hor-


no Goicochea, s.f.) mencionan que los datos sobre infancia maltratada en el
ámbito familiar, por grupos de edad y sexo, en dicha comunidad confirman
la tendencia de que las niñas no solo siguen siendo las principales víctimas
de los maltratos, sino que la distancia respecto a los niños sigue aumentando.
En el año 2001, el 55% de las víctimas de maltrato fueron niñas y el 44% niños.
En el año 2005, 4,077 víctimas de malos tratos fueron niñas (63.3%), frente a
2,361 niños (36.7%).

Es así ́como dentro de la estructura familiar jerárquica, los ejes de desequilibrio


los constituyen el género y la edad, siendo mujeres, niñas, niños, adolescentes
y adultos mayores las principales víctimas de la violencia dentro de la familia.
Siguiendo a las autoras, y partiendo de la premisa sobre la prevalencia de
niñas, niños y adolescentes como víctimas de la violencia de género que su-
fren sus madres, entonces es posible concluir que, a partir de las estadísticas
mencionadas, es mayor el número de NNA víctimas de esta violencia, que
las mujeres que la sufren. Por ende, cualquier intervención que se desarrolle
enfocada a la atención de la violencia familiar o violencia de género deberá
partir de una visión más integral que reconozca de igual forma la necesidad
de brindar atención a las hijas e hijos de mujeres que viven violencia.

30
4. CARACTERÍSTICAS DE
DESARROLLO DURANTE
LA INFANCIA
Parece obvio, pero es necesario recordar que una niña o niño no pue-
de pensar y actuar de la misma manera en que lo hace una persona
adulta, quien ya transitó por todas las etapas del desarrollo. Así, las
niñas y niños no son “adultos pequeños”. Se trata de personas cualita-
tivamente diferentes a las personas adultas; el modo en que perciben
el mundo, construyen razonamientos e interactúan a partir de ellos,
es también distinto.

Las habilidades para pensar se van construyendo, desde lo simple a lo


complejo, a través de distintas etapas, en las cuales las personas van
adquiriendo diversas habilidades, según la evolución de su sistema
nervioso y sus capacidades de razonar, y en estrecha relación con las
experiencias que vive en su contexto de desarrollo.

Uno de los autores imprescindibles para la comprensión del


Piaget, J. (1994). Psicología
7
desarrollo infantil y adolescente es Jean Piaget7, cuyas observa-
del niño. Editorial Morata.
ciones, pioneras en la materia, son retomadas por especialistas
8
Papalia, D., Olds, S. y Feldman, en desarrollo actuales.8 Su trabajo se basa en una epistemología
R. (2010). Desarrollo Humano.
genética, es decir desarrolla una teoría general sobre el conoci-
México D.F: Mc Graw Hill. Pia-
get. (1967). Op. cit. miento, describiendo cómo desde niños vamos experimentando el
aprendizaje en y del mundo. Las distintas indagaciones llevadas a
cabo en el dominio del pensamiento infantil le permitieron poner
en evidencia que la lógica del niño no solamente se construye
progresivamente, siguiendo sus propias leyes, sino que además
se desarrolla a lo largo de la vida pasando por distintas etapas
antes de alcanzar el nivel adulto.

El desarrollo psíquico, que se inicia al nacer y concluye en la


edad adulta, es comparable al crecimiento orgánico: al igual
que este último, consiste esencialmente en una marcha hacia
el equilibrio. Así como el cuerpo evoluciona hasta alcanzar
un nivel relativamente estable, caracterizado por el final del
crecimiento y la madurez de los órganos, así también la
vida mental puede concebirse como la evolución hacia una
forma de equilibrio final representada por el espíritu adulto.
9
Battro, A.M. (1980). El Pen- El desarrollo es, por lo tanto, en cierto modo una progresiva
samiento de Jean Piaget. equilibración, un perpetuo pasar de un estado de menor
Emece Editores.
equilibrio a un estado de equilibrio superior.9

31
MODELO

La psicología del desarrollo se construye a partir de investigaciones


sobre la conducta y la neurobiología que permiten saber cuáles son 10
Erikson, E. (1983). Infancia
y Sociedad. Buenos Aires,
las habilidades esperables según la etapa de desarrollo en que se
Argentina: Editorial Hormé
encuentra una niña, niño o adolescente.10 Ofrece así parámetros Paidós.
imprescindibles para que las intervenciones durante la infancia y
la adolescencia resulten adecuadas.

La contribución esencial de Piaget al conocimiento fue haber de-


mostrado que toda niña o niño tiene maneras de pensar específi-
cas que lo diferencian del adulto. Sin abundar en la descripción de
cada etapa propuesta por Piaget, se describen a continuación las
características centrales del desarrollo infantil que es importante
tener en cuenta al diseñar e implementar acciones para prevenir y
atender los efectos de la violencia contra NNVVF.

La descripción incluida comprende características que pueden acti- La lista de características


11

de desarrollo que aparece


varse en NNAVVF por efecto de la regresión: mecanismo de defensa en este marco teórico fue
por el que la mente de las personas “regresa” a etapas anteriores construida y propuesta por
el primer equipo de trabajo
del desarrollo, en las que se percibían como más seguros por cono-
seleccionado por la CONA-
cer y haber resuelto desafíos evolutivos. Es frecuente que NNAVVF VIM como personal replica-
funcionen cognitivamente con características propias de etapas de dor del modelo, en octubre
de 2019. Se mantiene dicha
desarrollo anteriores a las que la teoría indica son alcanzables según propuesta por considerarla
su edad cronológica. Por lo tanto, es importante diseñar y aplicar pertinente a la aplicación del
Modelo de Atención a NNA-
actividades considerando una amplia gama de características de VVF, al haber sido desarrolla-
desarrollo, y no solamente las indicadas como ideales según la edad da por el equipo replicador
durante la capacitación en
cronológica.11 las que se transfirió la infor-
mación sobre el modelo.

4.1 Pensamiento concreto


El pensamiento concreto implica que todo razonamiento está de- 12
La etapa de desarrollo ante-
rior a la preoperacional, en
limitado por lo que se percibe por medio de los sentidos, lo que ya la que Piaget ubica la ad-
se conoce y lo que se puede manipular de manera directa. Desde el quisición del pensamiento
concreto infantil, es la etapa
pensamiento concreto, la percepción prima sobre la construcción
sensorio motriz, en la que el
abstracta. Por lo tanto, todo razonamiento realizado por una niña o razonamiento está comple-
tamente determinado por la
niño se ciñe a aquello que percibe por medio de los sentidos como
percepción, manipulación y
centro de sus conclusiones.12 movimientos de la niña o el
niño. La capacidad de razo-
nar, entonces, se construye
De esta forma, la niña o el niño logra aprender mediante el pensa- siempre a partir de las expe-
miento simbólico y la reflexión sobre las acciones, pero aún no puede riencias vividas y percibidas
por medio de los sentidos.
pensar en forma lógica abstracta formal, como puede hacerlo una
persona adulta. Para resolver problemas lógicos necesitan incluir
13
Curso de Psicología Forense
objetos concretos (visibles y manipulables) para poder razonar. No
especializado en la Infancia,
pueden aún construir situaciones hipotéticas o problemas cons- SCJN y UNICEF, 2016.

truidos solo verbalmente, con ideas, en los que no hay elementos


concretamente presentes, visibles y manipulables.13

32
ATENCIÓN A NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA FAMILIAR

Por el contrario, aprenden más mediante la observación y la manipulación


de objetos, que escuchando instrucciones abstractas que las personas adul-
tas les dan. El papel de las personas adultas como quienes pueden modelar
conductas y maneras de afrontar situaciones de violencia es muy importante.

Ello implica que en esta etapa, la niña o el niño se guía principalmente por lo
que percibe por medio de los sentidos, más que por la lógica. El pensamiento
de la niña o el niño está centrado en sí mismo y anclado a lo que ve y manipula.
No puede hacer abstracciones, por lo cual su pensamiento, razonamiento y
capacidad de resolver problemas están sujetos a la realidad, a lo concreto, y
a sus propias experiencias.

Una característica asociada al pensamiento concreto propio de niñas y niños es


que las conclusiones y razonamientos siempre son subjetivos y egocéntricos.
Los referentes para sus conclusiones o deducciones son sus propias experiencias
y sensaciones. Además, como el pensamiento está regido por la información
percibida por medio de los sentidos —y es concreto y egocéntrico— escogen
la conclusión sugerida por la primera impresión o por la emoción que sintieron
en el momento, a la hora de sacar conclusiones.

La conclusión construida por una niña o niño sobre alguna situación vivida
puede ser distinta a la conclusión que una persona adulta saca de la misma
situación, porque siempre estará construida de manera subjetiva y personal,
sin referencia a la lógica abstracta. Esta situación provoca que muchas veces
la conclusión de una niña o un niño parezca “absurda” o “incongruente”. Esta
es la razón por la que la metodología para abordar efectos de la violencia y
herramientas para su af rontamiento debe ser construida por cada niña o
niño mediante actividades concretas, que partan de su propio razonamiento
y experiencia.

Existe otra característica del pensamiento concreto, denominada


Papalia, D., Olds, S. y Feldman, centración (o pensamiento estático), que se vincula con el hecho de
14

R. (2010). Desarrollo Humano.


México D.F.: Mc Graw Hill. Pia- que niñas y niños pueden tener dificultades para prestar atención a
get. (1967). Op. cit. más de un detalle a la vez.14 El pensamiento se enfoca en una parte
de la situación y descarta todo lo demás; lo cual, para el criterio
adulto, hace parecer que llegan a conclusiones ilógicas ya que no
pueden descentrarse o pensar simultáneamente en varios aspectos
de una situación o idea.

El egocentrismo, como forma de centración, es la incapacidad de ver


Piaget, J. (1994). Psicología
15
las cosas desde el punto de vista de los demás, no como egoísmo
del niño. Editorial Morata.
sino como un entendimiento centrado en sí mismo,15 propio de la
etapa de desarrollo infantil. La consecuencia principal en la narrativa
infantil es que, en general, niñas y niños pueden dar información
sobre pocas variables al describir lo sucedido (solo aquellas que

33
MODELO

les resultaron significativas por alguna razón subjetiva, por ejemplo, lo que
tenía frente a sus ojos, alguna sensación en el propio cuerpo, algún objeto
que le gustara, etc.). De igual manera, cuando se desea transmitir una idea
o concepto a niñas y niños, es necesario que se presente la información de
manera simple, directa y utilizando materiales visuales y susceptibles de ser
manipulados y construidos desde la propia experiencia, de manera concreta.

Una última característica infantil es que pueden mantener la atención durante


períodos cortos, por lo que no es útil proponer actividades largas. Será nece-
sario tener esto en cuenta, retomar los temas con frecuencia para “refrescar”
de qué se trata la actividad; proponer descansos e intercalar actividades o
propuestas lúdicas que les permitan volver a concentrarse y prestar atención
en la actividad.

De igual modo, no es necesario que niñas y niños estén quietos ni mirando


fijamente a la persona adulta con la que interactúan para que sepamos que
están prestando atención. Pueden estar atentos e incorporar la información
que se les brinde mientras se mueven, manipulan objetos y realizan actividades.
De hecho, esta metodología es más recomendable que solo dar información
verbal mientras están “quietos”, pues les permite ir procesando la ansiedad
que algunos temas podrían provocarles.

4.2 Juego simbólico

Las niñas o niños son capaces de pensar en objetos, personas o sucesos cono-
cidos o vividos, que no están presentes, mediante representaciones mentales
de estos; lo que denominamos función simbólica. La función simbólica es la
capacidad para evocar mentalmente palabras o imágenes.

En el juego simbólico, la niña o niño utiliza un objeto con una finalidad distinta
a la real. Por ejemplo, juega con una caja de cartón “como si” fuera un coche.
Según Piaget, el juego simbólico permite transformar lo real, por asimilación,
a las necesidades del yo. Le proporciona al niño un medio de expresión propio
y le permite resolver los conflictos que le plantea el mundo de los adultos.

Si una niña o niño ha vivido una situación que le provoca angustia —por
ejemplo, violencia familiar— puede repetir en el juego los contenidos de lo
vivido, como una manera de comunicar y afrontar (simbólicamente) la situa-
ción. En esta etapa del desarrollo, “hacer” cosas para afrontar la violencia en
escenarios de juego sirve como medio para procesar emociones y construir
herramientas de afrontamiento a efectos de la violencia familiar. Además, el
juego o los dibujos permiten que NNVVF procesen situaciones vividas sin que
necesariamente tengan que expresarlas por medio de palabras.

34
ATENCIÓN A NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA FAMILIAR

Comprender la función simbólica es fundamental porque a partir de estos com-


portamientos simbólicos niñas y niños expresan lo que no pueden de manera
verbal o con una narración abstracta. De hecho, es frecuente que mucha de
la información útil para determinar si una niña o niño ha vivido una situación
traumática, no provenga de la palabra y el lenguaje verbal, sino del lenguaje
simbólico. El lenguaje verbal es la última de las habilidades cognitivas que el
ser humano adquiere, y por lo tanto no es el medio idóneo en el que niñas y
niños se sienten más cómodos a la hora de transmitir información. Ofrecerles
escenarios en los que realicen actividades concretas que les permitan proce-
sar los efectos de la violencia y construir herramientas para afrontarlos es el
método adecuado durante esta etapa de desarrollo.

4.3 Imposibilidad de controlar las emociones por medio de la razón

Otro aspecto importante a tener en cuenta es el desarrollo emocional. Toda


niña o niño, desde que nace, tiene la posibilidad de sentir toda la gama de
emociones que siente una persona adulta; estas son muchas y pueden pre-
sentarse en diferentes grados.

La diferencia entre las niñas, niños y adolescentes, y las personas adultas, es que
estas últimas pueden detectar y diferenciar sus emociones, así como controlar-
las por medio de la razón. Durante la infancia y adolescencia estas habilidades
no están desarrolladas. Las emociones les invaden, no logran entender qué les
pasa, y las manifiestan masivamente por medio de conductas que pueden ser
disruptivas. Las personas adultas deben ofrecer contextos para que niñas, niños
y adolescentes detecten, diferencien y manejen sus emociones.

Cuando una niña o niño está invadido por una emoción dolorosa, las personas
adultas solemos pedirle que deje de sentirla. Por ejemplo, “no llores” o “no te
enojes”, “no estés triste”, etc. Cuando hacemos esto, le estamos pidiendo un
imposible, porque si ya siente la emoción, no la puede controlar solo, usando
la razón. Entonces, lejos de ayudarle, hacemos algo que suma a la emoción
que sentía: frustración, incomprensión, impotencia, tristeza y la sensación de
no ser suficiente.

Como elementos primordiales, es necesario enseñar a niñas, niños y adoles-


centes las emociones básicas: miedo, asco, alegría, enojo y tristeza. Algunas
actividades útiles —incluidas en el programa— para enseñar el manejo de las
emociones, son pedirles que identifiquen en qué parte del cuerpo las sienten,
de qué color se las imaginan, y qué hacen cuando las perciben.

Otra intervención central para enseñar el manejo de emociones es la acepta-


ción. Solemos pedir a niñas, niños y adolescentes que supriman sus emociones,
aunque estas son parte de las herramientas que tenemos los seres humanos
para sobrevivir.

35
MODELO

No hay emociones buenas ni malas: las reacciones o conductas que escoge-


mos después de sentir una emoción pueden ser disruptivas o no, pero todas
las emociones tienen una función. Por ejemplo, el miedo sirve para cuidarse
y sobrevivir; el enojo para detectar aquello que molesta y defenderse de ello;
la tristeza para mostrar lo que se aprecia y la necesidad de recibir apoyo; etc.
Estas ideas son parte de la psicoeducación sobre emociones contenida en la
intervención grupal con NNAVVF.

Otro aspecto vinculado al desarrollo emocional que es necesario considerar


al trabajar con NNAVVF es la ambivalencia que sienten respecto a quienes
ejercen violencia en su contra, cuando son figuras significativas. El sentido
común podría indicar, erróneamente, que una niña, niño o adolescente que
recibe violencia buscará alejarse de quien le agrede, o incluso manifestará
desagrado hacia ese vínculo. Por el contrario, como la violencia familiar se
gesta en las relaciones que NNA necesitan para sobrevivir, los sentimientos y
emociones asociadas a quienes les agreden serán ambivalentes: amor y des-
agrado al mismo tiempo. Toda NNAVVF desea que cese la conducta que le
daña, pero no quieren perder los vínculos con las personas que aman, aunque
estas les lastimen.

Otro aspecto a considerar sobre el desarrollo emocional es el propuesto por


Erik Erikson, quien describe a la infancia como un proceso de consolidación
de la habilidad de sentir confianza, y un poco después, de consolidación de la
autonomía por encima de sentimientos de vergüenza. Debido a esto, es ne-
cesario crear contextos en los que niñas y niños puedan sentirse seguros. Esto
implica, en la dinámica de intervención psicológica grupal, un encuadre claro;
un lugar definido; la presencia de las mismas personas como facilitadoras de
actividades; horarios previstos, que se cumplen; y progresión de actividades que
permitan a NNA contactar con emociones y experiencias de violencia vividas
(exclusivamente cuando los miembros del grupo se sientan en confianza).

El modelo incluye actividades para que niñas, niños y adolescentes reconozcan


y confirmen sus emociones, al tiempo que detectan qué conductas desarro-
llan según la emoción que sienten, e identifican cuáles de esas reacciones
conductuales quisieran modificar. Además, la propuesta terapéutica con ni-
ñas, niños y adolescentes implica no abrir temáticas personales sino hasta la
quinta sesión, mientras que en las sesiones anteriores se ofrece información
que minimiza el temor y la incertidumbre.

36
5. CARACTERÍSTICAS DE
DESARROLLO DURANTE
LA INFANCIA
Podría pensarse que las y los adolescentes, por su edad cronológica, se
encuentran en una etapa en la que podrían realizar razonamientos lógi-
cos, objetivos y abstractos (es decir, alcanzar las habilidades cognitivas
propias de la etapa de operaciones formales propuestas por Piaget). Sin
embargo, esto no siempre ocurre así, debido a las siguientes razones:

• Si no han tenido un desarrollo óptimo a lo largo de su historia, no


habrán desarrollado las habilidades cognitivas propias de la etapa de
operaciones formales, aun cuando hayan cumplido 11 o 12 años de edad

• Para el desarrollo óptimo de habilidades cognitivas, en general, es


necesario haber contado a lo largo de la vida con estímulos suficientes
en el momento preciso, figuras significativas presentes y emocional-
mente estables, alimentación adecuada y no haber tenido exposición
a situaciones de violencia

• Aun cuando la o el adolescente cuente con habilidades cognitivas


para el pensamiento abstracto, si se encuentra en una situación que le
genera estrés o angustia, o acaba de vivir situaciones difíciles, no podrá
utilizar estas herramientas como lo haría en un contexto conocido y
sin estrés

• La capacidad para realizar razonamientos basados en el juicio crítico


no es posible hasta pasados los 23 años de edad, cuando el lóbulo
frontal culmina su desarrollo; por lo tanto, sus razonamientos —sobre
todo si se le pide que tome decisiones— no podrán contemplar las
consecuencias a mediano y largo plazo, ni dejar de lado las emociones
al momento de pensar y decidir

• La necesidad de pertenecer a un grupo, tener un rol en el mismo y


ser aceptado les resulta indispensable, por lo que permeará todas
sus decisiones

Cuando se trata de adolescentes, es fácil caer en el error de pensar que


se desempeñan como personas adultas, porque su desarrollo físico
y apariencia así lo sugieren. Sin embargo, en los ámbitos cognitivo y
emocional, una o un adolescente es incluso más frágil y vulnerable
que una niña o niño pequeño, debido a diversas razones, las cuales se
detallan a continuación.

37
MODELO

• Soportan fuertes cambios hormonales que afectan sus emociones, pensa-


miento y conducta

• Reestructuran su identidad, y ello les provoca una sensación de angustia e


incertidumbre permanente que les resulta difícil aceptar

• Intentan diferenciarse y separarse de las figuras adultas conocidas para lograr


independencia y autonomía, por lo que suelen rechazar el acercamiento de
personas adultas que les ofrecen ayuda

• Necesitan pertenecer a un grupo de pares (factor percibido como imprescindible)

• Toman decisiones aunque la capacidad de juicio crítico aún no es posible


debido a que el lóbulo pref rontal del cerebro humano se desarrolla (si el
desarrollo ha sido óptimo en etapas anteriores) entre los 23 y 25 años

• El tipo de pensamiento durante la adolescencia se denomina mágico om-


nipotente. Es decir, como aún no está desarrollada la capacidad de juicio
crítico, no pueden medir a mediano ni largo plazo las consecuencias de sus
acciones, ni decidir objetivamente, dejando fuera las emociones, por lo que
les resulta difícil percibir riesgos

Además de que viven una regresión al tipo de pensamiento concreto de la


infancia, durante la adolescencia aparecen con mucha frecuencia mecanismos
vinculados con la omnipotencia y el idealismo. Continúa primando la consi-
deración de sí mismos y sus habilidades como centro del mundo (de manera
egocéntrica) y ello dificulta el acceso a un razonamiento objetivo e imparcial.

El Modelo de Atención a NNAVVF pone especial atención en la población


adolescente, ya que existe un vacío general en la atención a este grupo, espe-
cialmente vulnerable en comunidades en las que están expuestos a violencias.
Las y los adolescentes suelen ser percibidos como un grupo de la población
que “ya es adulto”, y no se advierte con claridad la protección especial que
requieren en dicha etapa del desarrollo. Además, existen características espe-
cíficas de esta etapa vinculadas con el pensamiento omnipotente, las cuales
pueden dificultar que se perciban sus necesidades específicas de protección
ante la violencia.

38
6. SOBRE LA TERAPIA COGNI-
TIVO CONDUCTUAL PARA LA
ATENCIÓN A NIÑAS, NIÑOS
Y ADOLESCENTES VÍCTIMAS
DE VIOLENCIA FAMILIAR
Moriana y Martínez (2011) realizaron una revisión sobre la psi-
Este es un modelo metodo- cología basada en evidencia16 teniendo en cuenta los criterios
16

lógico que pretende legiti-


mar tratamientos y teorías para el diseño y evaluación de guías de tratamiento psicológico
psicológicas que presenten de las dos instituciones más relevantes a nivel internacional: la
pruebas empíricas que res-
palden sus resultados. Los
American Psychological Association (APA) y el National Institute
tratamientos psicológicos for Health and Clinical Excellence (NICE). Compararon los listados
que cumplen los requisitos
derivados de este modelo
actualizados de tratamientos psicológicos que han mostrado ser
metodológico (la psicología eficaces, tanto respecto a intervenciones psicológicas (evaluación,
basada en evidencia) pue-
diagnóstico, prevención, tratamiento, psicoterapia, asesoramiento)
den ser admitidos como
tratamientos de elección en como en atención a usuarios (niñas y niños, adolescentes, adultos,
servicios públicos y privadosparejas, familias, organizaciones, comunidad) y diferentes ámbi-
de salud.
tos de aplicación (hospitales, clínicas, prácticas independientes,
escuelas, instituciones de salud pública, etc.). Entre los tratamientos
basados en evidencia para niñas, niños y adolescentes que los autores
detectaron como eficaces y eficientes, aparecen:

• La terapia cognitivo conductual y el entrenamiento en relajación para


el tratamiento de trastornos de ansiedad y ansiedad generalizada

• La terapia cognitivo-conductual también muestra evidencia de


eficacia para el tratamiento de la depresión y otros trastornos rela-
cionados, en formatos individual y grupal

• Para trastornos de conducta y conducta oposicionista desafiante, tienen


alta efectividad los entrenamientos en modelamiento de padres, el
entrenamiento en habilidades de solución de problemas (para edades
escolares) y el entrenamiento en asertividad (para adolescentes)

En relación con la terapia cognitivo conductual en general, cumple


con los criterios de evidencia bien establecida, tanto en los estándares
de la APA, como de la Guía NICE y el Centro Nacional de Excelencia
Tecnológica en Salud. De manera particular, en el caso de la terapia
cognitivo conductual centrada en el trauma, el NICE indica que tiene
suficiente evidencia empírica para efectuar el tratamiento hasta tres
meses después del evento traumático.

39
MODELO

En otra revisión realizada por Wethington et al. (2008) se encontraron hallaz-


gos similares que apoyan la evidencia de mayor efectividad de las terapias
cognitivo-conductuales en relación con otras modalidades de intervención
terapéutica. En una revisión de tratamientos basados en evidencia para abor-
dar el estrés postraumático, Lucena (2008) refirió que, en comparación con
las distintas modalidades de intervenciones psicológicas, la terapia cognitivo
conductual centrada en el trauma mostró mayor disminución en los síntomas
emocionales y conductuales que se midieron en cada estudio, con la ventaja
de ser una intervención mínima y estructurada.

Otra revisión de intervenciones para niñas, niños y adolescentes que experi-


mentaron trauma (Forman-Hoffman et al., 2013) mostró que, en su mayoría,
las intervenciones que se revisaron fueron multimodales. Hubo tres estudios
que solo usaron terapia cognitivo conductual centrada en el trauma, en tanto
que el resto incluyeron elementos psicoeducativos, estrategias cognitivo-con-
ductuales, habilidades de af rontamiento, relajación o narrativa, inclusive
terapias alternativas. La eficacia de la terapia cognitivo conductual centrada
en el trauma es mayor a lo reportado en los demás estudios. No obstante, la
mayoría de las intervenciones mixtas también mostraron cambios significativos
en síntomas emocionales, conductuales y calidad de vida, aunque el efecto
fue ligeramente menor en términos estadísticos.

De acuerdo con este enfoque derivado de la metodología conductual, el eje


principal de la evaluación lo constituye el análisis funcional de la conducta,
en relación con el evento traumático suf rido y las respuestas cognitivas y
conductuales al trauma (Aguado, Gálvez y Silberman, 2004).

En México existen dos documentos generales de orientación: la Guía para el


Diagnóstico Presuntivo de Maltrato Infantil (Secretaría de Salud, 2006) y la Guía
para el Diagnóstico y Manejo del Estrés Postraumático (Secretaría de Salud,
2011). La Guía para el Diagnóstico Presuntivo de Maltrato Infantil señala que es
importante evaluar indicadores de maltrato físico, emocional, sexual, abando-
no o negligencia. Se centra en los procedimientos operativos para detectar y
referir a los infantes que tienen signos de probable maltrato; sin embargo, no
muestra sugerencias para la intervención oportuna por el evento traumático.

En contraste, la Guía para el Diagnóstico y Manejo del Estrés Postraumático


se enfoca en la definición, evidencia científica y recomendaciones para el tra-
tamiento farmacológico y psicoterapéutico de dicha condición. Coincide con
los datos que proporciona la guía correspondiente del National Institute for
Health and Excelence Care (NICE, 2005) en términos de que los tratamientos
que han mostrado mayor evidencia empírica son la desensibilización siste-
mática, el reprocesamiento mediante movimientos oculares (DRMO o EMDR,
por sus siglas en inglés) y la terapia cognitivo conductual.

40
ATENCIÓN A NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA FAMILIAR

De acuerdo con lo reportado por la literatura, los tratamientos basados en


terapia cognitivo conductual han demostrado ser efectivos para la atención de
niñas, niños y adolescentes que han estado expuestos a violencia doméstica
(Feeny, Foa, Treadwell y March; 2004). Especialmente se subraya la terapia cog-
nitivo conductual enfocada al trauma, la cual, dentro de las terapias basadas
en evidencia se ha llegado a clasificar en la categoría de tratamiento eficaz
bien establecido, y se espera que en un mínimo de 12 sesiones se obtengan
resultados satisfactorios (Cohen y Mannarino, 1997; Deblinger, Lippmann y
Steer, 1996). La terapia cognitivo conductual para esta población incluye la
combinación de diversos componentes, como la reexposición al trauma, la
psicoeducación para la conducta no violenta, la reestructuración cognitiva, la
expresión y regulación emocional, la solución de problemas, el entrenamien-
to a padres, la planeación de la seguridad y el afrontamiento a la violencia
(Vickerman y Margolin, 2007). De manera específica, se incluye también la
psicoeducación brindada, tanto a las niñas, niños y adolescentes, como a
las personas cuidadoras primarias, al respecto de la violencia, estrategias de
crianza, habilidades de manejo del estrés y estrategias de relajación, solución
de problemas y habilidades sociales.

Respecto al manejo con población infantil, la Guía para el Diagnóstico y Ma-


nejo del Estrés Postraumático sugiere considerar el periodo de desarrollo del
sujeto. Si bien, se recomienda el uso de escalas psicométricas a partir de los
siete años, posterior a la adquisición de la lectoescritura; existen otro tipo de
escalas que se aplican directamente a los padres. En este caso se sugiere la
aplicación de la Child Behavior Checklist (CBCL) en una de sus versiones mexi-
canas, la cual consta de 99 reactivos que evalúan los problemas conductuales
y emocionales más comunes en los niños preescolares, particularmente entre
1.5 y 5 años de edad. Otra de las versiones de la CBCL es para niños de entre 6
y 18 años. Los elementos evaluados se catalogan en siete factores: reactividad
emocional, depresión/ansiedad, quejas somáticas, aislamiento, problemas
de atención, conducta agresiva y problemas de sueño; los cuales a su vez se
dividen en tres rubros principales: problemas internalizados, problemas exter-
nalizados y problemas totales. En el estudio de su consistencia interna para
la adecuación mexicana, la escala arrojó un alfa de Cronbach de 0.95 para los
problemas totales, 0.89 para los problemas internalizados y 0.91 para los pro-
blemas externalizados, con lo cual se concluye que es una buena herramienta
para medir los problemas comunes en niñas y niños preescolares en México
(Albores-Gallo, Hernández-Guzmán, Hasfura-Buenaga y Navarro-Luna; 2016).

De igual forma, la versión mexicana de la CBCL para niños de entre 6 y 18 años


cumple con criterios estadísticos similares, pues en el estudio para su validación
en esta población mostró un alfa de Cronbach de 0.97 para problemas totales,
0.90 para problemas internalizados y 0.94 para problemas externalizados,
lo que sugiere también que este instrumento es válido y confiable para su

41
MODELO

implementación en niñas y niños mexicanos de estas edades (Albores-Gallo


et al., 2007).

Otro instrumento que también es sugerido por la literatura es el Youth Self


Report (YSR), una escala de 96 reactivos estandarizada para población mexi-
cana de entre 9 y 15 años de edad, cuyo objetivo es detectar oportunamente
la conducta internalizada y externalizada que presentan las y los niños. Se
evalúan 6 factores: problemas de conducta externalizada, depresión/ansie-
dad, problemas somáticos, problemas de pensamiento, problemas afectivos
y problemas de ansiedad. Se calculó el alfa de Cronbach para cada uno de los
factores, catalogándose como aceptable y bueno para la mayoría, pero pobre
para los problemas afectivos y de ansiedad. Aun con ello, se considera una
herramienta de apoyo para medir estos elementos en población mexicana
que cumple con esta edad (Valencia-García y Andrade-Palos, 2005).

Así mismo, la Guía sugiere usar escalas específicas para medir el trastorno
de estrés postraumático (Secretaría de Salud, 2011), tales como la Children’s
Revised Impact of Event Scale (CRIES), la cual puede ser aplicada en niñas y
niños de 8 años o más; consta de 8 reactivos y cuenta con una versión en es-
pañol pero no ha sido estandarizada ni adaptada para la población mexicana
(Perrin, Meiser-Stedman y Smith; 2005). También está el Childhood Post-Trau-
matic Stress Reaction Index (CPTSD-RI), el cual está basado en las diferentes
versiones del Diagnostic and Statistical Manual (DSM) (American Psychiatric
Association), y evalúa las reacciones a los eventos traumáticos. Consta de 20
reactivos que miden elementos como intrusión, parálisis, evasión, miedo,
ansiedad, alteración del sueño y concentración (Pynoos et al., 1987); y la Child
PSTD Symptom Scale (CPSS), un instrumento que mide la severidad de los
síntomas de estrés postraumático de acuerdo con los criterios del DSM-IV. Fue
validado en la ciudad de California, Estados Unidos, y los datos estadísticos
arrojados apuntan hacia su empleo en niñas y niños expuestos al trauma (Foa,
Johnson, Feeny y Treadwell; 2001).

En relación con el tiempo de duración del tratamiento en niñas, niños y ado-


lescentes, la investigación existente ref iere un periodo aproximado de 12
sesiones periódicas, con base en los estudios revisados que los estructuran
como terapia breve. Por otro lado, no hay suficiente evidencia para determi-
nar la eficacia de los tratamientos en niñas y niños menores de siete años,
siendo que, en esas edades, se recomienda el trabajo con padres e hijos para
promover estrategias efectivas (Secretaría de Salud, 2011). Recomendaciones
similares se refieren para la aplicación de terapia cognitiva centrada en el
trauma (Cohen, Mannarino, Deblinger; 2017).

Como recomendaciones al personal de salud, el estudio refiere que es impor-


tante informar a los padres, darles psicoeducación para apoyar de manera
apropiada a sus hijas e hijos.

42
ATENCIÓN A NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA FAMILIAR

En casos de violencia familiar se considera apropiado iniciar la terapia cognitivo


conductual enfocada en el trauma durante el primer mes después de la de-
tección del caso, ya que es la intervención indicada para abordar los síntomas
de trastorno de estrés postraumático. Así mismo, se señala que es importante
valorar la conveniencia del manejo farmacológico en niñas y niños menores
de siete años, priorizando el manejo psicoterapéutico. Respecto a las y los
adolescentes, sugiere seguir el mismo manejo que en adultos. De la misma
manera, proporciona algoritmos para el manejo general y farmacológico en
niñas, niños y personas adultas (NICE, 2005; Secretaría de Salud, 2011).

43
7. SOBRE LA IMPORTANCIA DE
ENFOQUES DE PREVENCIÓN
Y ATENCIÓN A NIÑAS, NIÑOS
Y ADOLESCENTES VÍCTIMAS
DE VIOLENCIA FAMILIAR
La literatura especializada reconoce que la violencia familiar provoca
efectos nocivos en NNA indistintamente, es decir, sin importar si son
objeto directo de la violencia (física, emocional, de género, etc.) o no. La
información especializada indica que por el solo hecho de vivir en una
familia en la que existe violencia, niñas, niños y adolescentes reciben
sus efectos y, por lo tanto, es apropiado y necesario atenderles.

La atención especializada a toda niña, niño o adolescente que vive en


una familia en la que existe violencia debe incluir nociones sobre la
construcción social y la definición de género, factores que se asocian
con la perpetuación de relaciones en las que el género masculino suele
ejercer poder sobre el género femenino.

Ambas consideraciones permiten construir un enfoque que resulte lo


suficientemente amplio como para que la intervención temprana —es
decir, recibir atención especializada durante la infancia y adolescencia—
tenga efectos preventivos. Si NNAVVF acceden a intervenciones especia-
lizadas cuando están siendo expuestos a violencia en sus hogares, estas
atienden los efectos negativos de vivir violencia, pero además previenen
que estos grupos de población reproduzcan conductas violentas.

Las intervenciones ef icaces para el abordaje de NNAVVF requieren


reconocer los efectos de la violencia, pero también prevenir que dichos
efectos impacten en etapas posteriores del desarrollo de niñas, niños
y adolescentes. Si estos grupos reciben información sobre el modo en
que la violencia afecta a las familias y a sí mismos; el modo en que la
violencia se reproduce a través de estereotipos de género aprendidos
(pero que suelen ser asumidos como naturales e inmutables, cuando
en realidad pueden no asumirse ni repetirse); y reciben herramientas
para afrontar los efectos de la violencia y escoger modos de actuar con
los que pueden resolver conflictos sin ella; la atención se vuelve preven-

44
ción, porque se abre la posibilidad de que elijan, en futuras relaciones, no
reproducir patrones de violencia.

Si una niña, niño o adolescente vive


Si una niña, niño o adolescente vive
violencia en su familia, encuentra
violencia en su familia nunca pue-
espacios para nombrar la violencia,
de hablar sobre ella y los efectos
entender los efectos que provoca,
que le provoca, y no cuenta con
y aprender herramientas para la
modelos que le enseñen a resolver
resolución no violenta de conflictos,
conflictos sin violencia, reproducirá
tendrá la alternativa, en el media-
los patrones aprendidos en rela-
no y largo plazo —y en la medida
ciones con pares y relaciones de
que su contexto se lo permita— de
noviazgo o pareja
escoger no reproducir la violencia

45
8. REVICTIMIZACIÓN VERSUS
REDIGNIFICACIÓN17 EN LA
ATENCIÓN A NIÑAS, NIÑOS
Y ADOLESCENTES VÍCTIMAS
DE VIOLENCIA FAMILIAR
Este apartado describe el importante papel
La información ha sido retoma- que ocupa el personal en contacto con NNA-
17

da y editada del curso de Psi-


cología Forense Especializada VVF en las distintas instituciones que trabajan
en Infancia desarrollado por la con esta población, no solo para evitar que la
Suprema Corte de Justicia de
la Nación, UNICEF México y la
intervención luego de la vivencia de violencia
Of icina de Defensoría de los sea nociva para su estabilidad emocional (es
Derechos de la Infancia A.C.
decir, revictimización) sino para asegurarle
un proceso de redignificación (es decir, que
la intervención le permita salir fortalecido de
la situación de violencia).

Las niñas, niños y adolescentes son el segmento de la población más


altamente victimizado. Sufren altos promedios de los mismos delitos
y violencia que sufren las personas adultas y reciben, además, muchas
victimizaciones propias de la niñez y adolescencia vinculadas con su
condición de vulnerabilidad y dependencia de los adultos (Ravazzola,
1997). Esta situación se recrudece en aquellas situaciones en las que
están expuestos a múltiples riesgos, como es el caso de niñas, niños y
adolescentes que viven violencia en su familia.

Las niñas, niños y adolescentes en situación de especial vulnerabilidad


se encuentran inmersos en confusión, angustia y fragilidad (tanto física
como emocional). Esto puede tener enormes consecuencias, descarri-
lando la trayectoria de desarrollo saludable si no encuentran apoyo y
contención adecuados. Esta situación puede afectar la formación de
la personalidad, tener consecuencias importantes para la salud mental
(Echeburúa, 2000), impactar en el desempeño académico o, incluso,
favorecer el desarrollo de conductas de riesgo (inclusive antisociales)
si han sido sometidos a violencia familiar durante largos períodos de
tiempo y no cuentan con una red de apoyo para detenerla.

El marco normativo mexicano ha avanzado en los últimos años hacia


la protección de los derechos humanos de la infancia. Además de estar

46
contemplados en la Convención sobre los Derechos del Niño —que al haber
sido firmada por México le obliga a adecuar sus estándares y procedimientos
para apegarse a sus lineamientos—, están ahora presentes en la Consti-
tución, y ello abre enormes oportunidades, tanto en su reconocimiento
como en la posibilidad de aterrizar el enfoque de la protección integral de
derechos de niñas, niños y adolescentes a herramientas prácticas para la
atención adecuada a NNAVVF.

La Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (en adelante


LGDNNA) es también un importante marco para la protección efectiva de
derechos de estos grupos de población. Uno de sus principales aciertos
es mandatar la creación de Procuradurías de Protección de Derechos de
Niñas, Niños y Adolescentes (federal, locales y municipales). Estas se en-
cargan, entre otras funciones, de contar con equipos interdisciplinarios
que se acerquen a diagnosticar la situación de derechos de niñas, niños y
adolescentes, y elaborar un plan de restitución integral de derechos en el
que se incluyan todos los derechos vulnerados para cada caso atendido,
así como las acciones (medidas de protección especial según la LGDNNA)
necesarias que deben realizar diversas instituciones prestadoras de servicios
especializados; públicas, privadas y de la sociedad civil.

Las Procuradurías de Protección son el órgano que la LGDNNA crea para


fungir como articulador y gestor de acciones de diversas instituciones. Así,
se efectiviza la protección integral de derechos de niñas, niños y adoles-
centes: no se trata ya de que las instituciones especializadas tengan que
conectarse unas con otras de manera suficiente y efectiva para lograr la
intervención interinstitucional requerida; cada institución podrá estar “co-
nectada” con la Procuraduría de Protección de Derechos de Niñas, Niños y
Adolescentes, quien a su vez gestionará y articulará el pedido de acciones
específicas (medidas de protección especial) para cada caso atendido.

Se denomina revictimización
18 Ahora bien, más allá del marco normativo favorable, la puesta en
o victimización secundaria al marcha de acciones puede aún presentar falencias. Si además
hecho de que a los efectos
que aparecen debido a la
de vivir en condiciones de especial vulnerabilidad, niñas, niños
primera violación a los dere- y adolescentes entran en contacto con instituciones en las que
chos de la niña, niño o ado-
son sometidos a acciones (de salud, de justicia, etcétera) que
lescente víctima, cualquiera
haya sido la situación, se le no reparan todas las necesidades y derechos vulnerados, se
suman aquellos provocados
mantienen y reafirman los efectos negativos a los que han sido
(o aumentados) por las expe-
riencias a que es sujeto una —y continúan siendo— sometidos. Esta situación se denomina
vez que se inician acciones revictimización o victimización secundaria.18
por parte de organismos de
seguridad, justicia y asisten-
ciales. Las acciones realiza- En particular, no recibir protección con mecanismos especiales
das en estas instituciones
sin parámetros adecuados
para la infancia y adolescencia, lejos de proteger, agudiza e incluso
se vuelven contra la víctima, agrava la victimización. La vulnerabilidad y dependencia infantil
que ahora sufre otro maltra-
y adolescente hacen que acciones no especializadas tengan un
to: el institucional.

47
MODELO

impacto altamente negativo para el desarrollo y bienestar de niñas, niños y


adolescentes. Por lo tanto, es de gran importancia que las diversas institucio-
nes en contacto con NNAVVF asuman la responsabilidad de su personal para
asegurar el resguardo emocional durante la interacción con estos grupos.

8.1 La redignificación

La victimización (violencia vivida en el contexto fami-


liar) y la revictimización (violencia sufrida en institucio- Entendemos el proceso de re-
nes que deberían brindar protección) tienen efectos dignificar como devolver el valor
negativos devastadores en la infancia y adolescencia. y la dignidad a la persona. As-
Sin embargo, la interacción con instituciones en con- pectos que le son propios, pero
diciones adecuadas y la participación de personas le fueron “arrancados” en situa-
adultas que se constituyen como referentes de pro- ciones de especial vulnerabilidad
tección y cuidado tienen efectos generalizados que en las que se transgredieron sus
favorecen la recuperación emocional de NNAVVF. derechos. Una vivencia de victi-
mización “construye” a la niña,
Durante la revictimización, los efectos negativos vi- niño o adolescente una imagen
vidos por niñas, niños y adolescentes debido a pa- de sí mismo como vulnerable
rámetros de actuación no apropiados, definen su y lo llena de temor, marcando
situación (y a sí mismos) como parte de la frustración, negativamente toda su vida
temor y falta de alternativas para enfrentar la situa-
ción de especial vulnerabilidad que viven, agravando
los efectos de la victimización. Si por el contrario NNAVVF interactúan con
personal que ofrece actuaciones adecuadas en las diversas instituciones con
las que entran en contacto, se logra que vivan dicha interacción como una
experiencia que les protege (externamente) y les muestra su propio potencial
(internamente) para protegerse. En este sentido, hablamos de redignificación
(Castañer, 2008).

Una vivencia de protección, por el contrario, construye a NNA como valiosos y


merecedores de cuidado (Barudy y Dantagnan, 2007), marcando positivamente
la recuperación presente y el desarrollo de su potencial a futuro al ofrecerles
una imagen reparadora de sí mismos, redignificadora.

Durante la interacción con personal de instituciones con las que entran en


contacto, NNAVVF pueden vivir experiencias concretas que, si son apropiadas,
les permitan poner en acción recursos, habilidades y percepciones diferentes
sobre sí mismos. Una intervención terapéutica adecuada, junto con accio-
nes articuladas de manera suficiente con otras instituciones a cargo de la
protección de derechos de la niñez en contextos de violencia, pueden hacer
evidentes elementos propios para su recuperación, que podrán incorporar de
inmediato a su repertorio de vivencias favorables para su desarrollo. Esta es
una de las principales razones por las cuales el actuar del personal en contacto

48
ATENCIÓN A NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA FAMILIAR

con niñas, niños y adolescentes cobra especial importancia para sus procesos
de redignificación.

8.2 La obligación del personal de instituciones en contacto con niñas,


niños y adolescentes víctimas de violencia de asegurar su redignificación

El efecto positivo que puede generar la intervención del personal de diversas


instituciones en contacto con NNAVVF se sustenta en la necesaria restitución
integral de derechos de la infancia, en el enorme impacto que tienen las
vivencias de protección en momentos de crisis sobre el desarrollo infantil y
adolescente, y en la potestad de las y los servidores públicos para facilitar que
niñas, niños y adolescentes accedan a las acciones de restitución de todos sus
derechos vulnerados.

En un contexto de vulnerabilidad y fragilidad, la presencia y participación de


personas adultas protectoras (en la figura del personal de las instituciones
responsables de la atención y protección de niñas, niños y adolescentes) se
define como fundamental. Uno de los rasgos más destacados que diferencian
a los humanos de los animales es la larga duración de su infancia. La mayoría
de los animales, poco después del nacimiento, están en condiciones de valerse
por sí mismos y son capaces de realizar la mayor parte de sus conductas de la
misma manera que los adultos de su especie. Los seres humanos, en cambio,
tienen un período de desarrollo particularmente largo en el que van progre-
sivamente adquiriendo las habilidades requeridas hasta poder sobrevivir de
manera independiente de las personas adultas (Papalia, Wendkos
La teoría del apego de Bowlby
19 y Duskin; 2010). En este contexto, la necesidad de interacciones con
afirma que los seres humanos
personas adultas significativas es evidente porque no es posible
tenemos una disposición inna-
ta al vínculo afectivo con otros sobrevivir de manera autónoma. Por lo tanto, perder o no contar
seres humanos, a buscar la con adultos protectores se equipara vivencialmente a la muerte.
proximidad hacia adultos espe-
cíficos que proporcionan pro- Las interacciones con personas significativas (adultas) tienen un
tección contra los peligros. La valor esencial (Bowlby, 1982)19 para el desarrollo del ser humano.
calidad de esta experiencia de
apego afectivo que obtiene la
niña o niño en sus primeras vin- Al estar sumergidos en vínculos interpersonales desde el nacimiento,
culaciones afectivas con adul-
la imagen que toda niña, niño o adolescente se forma de sí mismo
tos significativos, es "registrada"
(sin que lleguen directamente dependerá de la imagen que las personas adultas significativas le
a la consciencia) en la memoria
transmitan (como espejo) en las interacciones que sostienen. Esto
de acontecimientos vividos e
influye en las experiencias de abarca desde los adultos significativos primarios (primeros cuidados,
vida posteriores, en aspectos alimentación, etc.) pasando por la socialización básica (escuela,
tan importantes como la valora-
ción de sí misma/o, la valoración guardería, etc.), hasta la interacción posterior con todo adulto. En
de los demás, la confianza en esta última esfera de interacción, el personal de instituciones a
sí misma/o, la confianza en los
demás, el equilibrio entre el
cargo de atenderles tiene la oportunidad de constituirse como
temor y la seguridad, etcétera. una persona adulta significativa que protege, transmitiéndoles
una imagen que afectará su autoestima y la percepción de auto-
eficacia, proveyéndole además un modelo con quién identificarse

49
MODELO

que difiere de otras personas adultas que hayan vulnerado sus derechos y les
ayuda en la percepción del mundo como menos peligroso.

El personal de instituciones con las que NNAVVF entran en contacto tiene


literalmente en sus manos la oportunidad (y por lo tanto, la obligación) de
lograr que no sean revictimizados durante la atención que se les brinda; y que
accedan a contextos que les ofrezcan experiencias suficientes y adecuadas
para su recuperación emocional.

Una primera esfera de obligación es asegurarse de contar con herramientas


para interactuar de manera adecuada, y esto implica la formación y acciones
especializadas suficientes para atender a NNAVVF. Una segunda esfera de
acción implica asegurar el registro y canalización suficientes para que acce-
dan a la restitución integral de sus derechos; es decir, para que puedan entrar
en contacto con todos los servicios del Estado que requieran (salud física y
emocional, educación, etc.), durante el tiempo que sea necesario, para que
todas sus necesidades y derechos estén restituidos en el presente y a futuro.
En el marco de esta segunda esfera de intervención, será necesario que la
intervención de personal de instituciones en contacto con NNAVVF conside-
re la articulación con las demás instituciones a cargo de atender y proteger
derechos de NNAVVF, de modo que no se repitan intervenciones específicas.

En suma, la obligación del personal de instituciones en contacto con NNAVVF


va más allá del actuar para evitar la revictimización; requiere acciones para
asegurar la redignificación. Es tan alta la angustia y vulnerabilidad
de NNAVVF20 que las interacciones que viven con autoridades tienen La presencia de angustia
20

en el aparato psíquico es un
esta contundencia: pueden agravar el dolor emocional o pueden
elemento desestructurante,
iniciar el proceso de sanar. resulta evidente en víctimas
adultas que acaban de su-
frir una victimización, y tie-
La intervención del personal de instituciones articuladas que estén ne efectos indudablemente
en contacto con NNAVVF favorece la redignificación, les permite más devastadores cuando se
trata de personas menores
construirse una imagen de sí diferente a aquella delineada durante de 18 años.
la experiencia de violencia familiar; en la que puedan percibirse con
valor y en posesión de recursos (contrario a poco valiosos y sin habilidades).
Ofrece además la figura de personas adultas que actúan de manera precisa,
que informan, contienen y ofrecen lo que desde su actuar es necesario para
que la violencia pare.

50
9. MARCO JURÍDICO
Y NORMATIVO
El presente marco jurídico busca ser una herramienta útil para el diseño
de acciones para la prevención y atención a NNAVVF, antes que una
reseña del marco legislativo y operativo existente. Es por ello que se ha
desarrollado considerando los siguientes criterios:

• Definición de violencia familiar, para dejar esclarecido qué se en-


tiende por violencia desde el punto de vista jurídico, incluyendo la
tipificación de delitos vinculados con la relación entre niñas, niños y
adolescentes y violencia familiar (por ejemplo, causales de órdenes
de protección, separación y pérdida de patria potestad, etcétera)

• Instrumentos internacionales que establecen los derechos de niñas,


niños y adolescentes

• Marco normativo penal y civil mexicano, para definir la base mínima


de atención para la protección de derechos de NNAVVF

• Obligaciones que tiene el personal en contacto con NNAVVF con


respecto al marco normativo

9.1 Concepto de violencia familiar desde el marco jurídico

Anteriormente se desarrolló la noción de violencia como ejercicio de


poder entre desiguales. Es decir, la acción a través de la cual una persona
que tiene más poder (información, edad, fuerza, condición económica,
etc.) lo ejerce contra otra que tiene menos. En este apartado se incluye
también la definición de la Organización Mundial de la Salud, en su
informe mundial sobre violencia y salud, como criterio para describir
particularidades del concepto desde el punto de vista jurídico. La OMS
(2002, p. 5) define a la violencia como: “el uso deliberado de la fuerza
física o del poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno
mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga mu-
chas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos,
trastornos del desarrollo o privaciones”.

Esta definición, como se puede observar, está compuesta por cinco ele-
mentos fundamentales, a saber: el uso intencional de la fuerza, la forma
en que se ejerce, su grado, la persona que la resiente y el efecto que
produce. De estos elementos es importante resaltar que no solo el daño
material o físico es violencia, las amenazas e intimidaciones son también
actos violentos, independientemente de la forma en que se materialicen.

51
MODELO

9.1.1 Tipos de violencia familiar

Las expresiones y formas de violencia familiar varían de acuerdo a los diversos


contextos sociales, culturales, políticos y económicos. Debido a esto, la rele-
vancia de determinadas formas de violencia aumenta mientras que de otras
disminuye en medida que las sociedades atraviesan cambios demográficos,
movimientos sociales, culturales y de reestructuración económica. Por ejemplo,
las nuevas tecnologías pueden ser fuentes de nuevas formas de violencia, como
el acecho por internet o por teléfono móvil (World Health Organization, 2013).
En virtud de lo anterior, es difícil enlistar los actos de violencia, sin embargo,
para poder analizarlos se pueden realizar diversas clasificaciones:

a. Violencia conforme al sujeto que la ejerce

Considerando quién ejerce el acto violento, la violencia puede ser dirigida a


una o uno mismo, interpersonal y colectiva. Esta clasificación hace una dis-
tinción entre la violencia que una persona se produce a sí misma,
la violencia producida por otra persona o un número pequeño de Como puede ser la pareja
21

personas,21 y la violencia que es producida por un grupo de gente sentimental, un miembro


de la familia o una persona
de gran tamaño, como lo es el Estado, tropas irregulares, guerrillas, extraña.
organizaciones terroristas o grupos políticos.

b. Violencia conforme al ámbito en el que se ejerce.

La violencia puede ocurrir en la pareja, la familia, la sociedad, el trabajo o de


forma institucional.
La violencia que ocurre den-
22

La violencia dentro de la pareja es la forma de violencia más común tro de las relaciones íntimas
también es conocida como
que experimentan las mujeres, sin importar el estatus social y legal de violencia doméstica o abuso
la relación.22 En esta forma de violencia se encuentran una variedad conyugal, sin embargo, estos
términos excluyen a las muje-
de actos sexual, psicológica y físicamente coercitivos, los cuales son res que se encuentran en una
producidos en contra de mujeres adultas, adolescentes e incluso relación de pareja fuera de las
habituales (matrimonio).
niñas23 por su pareja actual o por su pareja anterior (Organización
De acuerdo a la Organización
de las Naciones Unidas, 2006). Mundial de la Salud, alrede-
dor del 30% de las mujeres
en el mundo ha experimen-
La violencia en la familia es “el acto u omisión, único o repetitivo, tado violencia física y/o se-
cometido por un miembro de la familia en contra de otro u otros inte- xual por parte de su pareja
sentimental; en algunas re-
grantes de la misma, sin importar si la relación se da por parentesco giones esta cifra llega a ser
consanguíneo, de afinidad, o civil mediante matrimonio, concubinato hasta del 38%. Véase: World
Health Organization (2013).
u otras relaciones de hecho, independientemente del espacio físico
donde ocurra”.24 También puede definirse 23
Alrededor del mundo, más
de 700 millones de mujeres
Norma Oficial Mexicana. NOM-
24 como “el acto abusivo de poder u omisión
contrajeron matrimonio an-
046-SSA2-2005. Violencia fami- intencional, dirigido a dominar, someter, tes de los 18 años; además,
liar, sexual y contra las mujeres.
más de una de cada tres
Criterios para la prevención y controlar, o agredir de manera física, ver-
mujeres (cerca de 250 millo-
atención. DOF 16 de abril de bal, psicológica, patrimonial, económica nes) contrajeron matrimonio
2009, punto 4.27.
y sexual a las mujeres, dentro o fuera del antes de los 15 años. Véase:
United Nations Children’s
domicilio familiar, cuyo agresor tenga o Fund (2014).

52
ATENCIÓN A NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA FAMILIAR

haya tenido relación de parentesco por consanguinidad o afinidad,


H. Congreso de la Unión. Ley de matrimonio, concubinato o mantengan o hayan mantenido una
25

General de Acceso de las


Mujeres a una Vida Libre de relación de hecho”.25
Violencia. Diario Oficial de la
Federación 1 de febrero de
2007, última reforma DOF 17
La violencia social es cometida por la comunidad a través de ciertas
de diciembre de 2015, art. 7. prácticas consideradas costumbre dentro de la cultura comunitaria,
26
H. Congreso de la Unión. Ley
por ejemplo, el estigma social. Puede definirse como “(…) los actos
General de Acceso de las individuales o colectivos que transgreden derechos fundamentales
Mujeres a una Vida Libre de
de las mujeres y propician su denigración, discriminación, margina-
Violencia. Diario Oficial de la
Federación 1 de febrero de ción o exclusión en el ámbito público”.26
2007, última reforma DOF 17
de diciembre de 2015, art. 16.
La violencia en el trabajo y en la escuela se da principalmente a través
de la discriminación, siendo causa de exclusión y segregación. Se
define como aquella violencia que “se ejerce por las personas que
H. Congreso de la Unión. Ley tienen un vínculo laboral, docente o análogo con la víctima, inde-
27

General de Acceso de las


Mujeres a una Vida Libre de pendientemente de la relación jerárquica, consistente en un acto
Violencia. Diario Oficial de la o una omisión en abuso de poder que daña la autoestima, salud,
Federación 1 de febrero de
2007, última reforma DOF 17
integridad, libertad y seguridad de la víctima; impide su desarrollo
de diciembre de 2015, art. 10. y atenta contra la igualdad”.27

En el caso de la violencia institucional, el Estado es un actor de gran


importancia para que el fenómeno de la violencia se perpetúe, pues
este la comete o la tolera de diversas formas: a través de leyes y
políticas que discriminan, de la impunidad de los actos cometidos
por los agresores no estatales, y de la agresión directa por agentes
estatales (Organización de las Naciones Unidas, 2006, p. 73). La Ley
General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia
28
H. Congreso de la Unión. define a la violencia institucional como: “(…) los actos u omisiones
Ley General de Acceso de de las y los servidores públicos de cualquier orden de gobierno que
las Mujeres a una Vida Libre
de Violencia. Diario Oficial de discriminen o tengan como fin dilatar, obstaculizar o impedir el goce
la Federación 1 de febrero de y ejercicio de los derechos humanos de las mujeres, así como su ac-
2007, última reforma DOF 17
de diciembre de 2015, art. 18.
ceso al disfrute de políticas públicas destinadas a prevenir, atender,
investigar, sancionar y erradicar los diferentes tipos de violencia”.28

c. Violencia conforme al daño que causa

Esta clasificación revela la forma en que pueden manifestarse estos


actos —físicos, sexuales, psicológicos y económicos—, así como las
privaciones o descuidos. Estas diferentes formas de violencia inte-
29
H. Congreso de la Unión. ractúan frecuentemente entre ellas, creando un complejo patrón
Ley General de Acceso de
las Mujeres a una Vida Libre
de comportamiento en donde las violencias se mezclan haciendo
de Violencia. Diario Oficial de más complejo su estudio. Para esta clasificación se tomarán en con-
la Federación 1 de febrero de
sideración las definiciones que establece la Ley General de Acceso
2007, última reforma DOF 17
de diciembre de 2015, art. 6. de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia:29

53
MODELO

ARTÍCULO 6. Los tipos de violencia contra las mujeres son:


I. La violencia psicológica.- Es cualquier acto u omisión que dañe la estabilidad psico-
lógica, que puede consistir en negligencia, abandono, descuido reiterado, celotipia,
insultos, humillaciones, devaluación, marginación, indiferencia, infidelidad, com-
paraciones destructivas, rechazo, restricción a la autodeterminación y amenazas,
las cuales conllevan a la víctima a la depresión, el aislamiento, la devaluación de su
autoestima e incluso al suicidio;

II. La violencia física.- Es cualquier acto que inflige daño no accidental, usando la fuer-
za física o algún tipo de arma u objeto que pueda provocar o no lesiones, ya sean
internas, externas, o ambas;

III. La violencia patrimonial.- Es cualquier acto u omisión que afecta la supervivencia de


la víctima. Se manifiesta en la transformación, sustracción, destrucción, retención
o distracción de objetos, documentos personales, bienes y valores, derechos patri-
moniales o recursos económicos destinados a satisfacer sus necesidades, y puede
abarcar los daños a los bienes comunes o propios de la víctima;

IV. Violencia económica.- Es toda acción u omisión del agresor que afecta la supervi-
vencia económica de la víctima. Se manifiesta a través de limitaciones encaminadas
a controlar el ingreso de sus percepciones económicas, así como la percepción de
un salario menor por igual trabajo, dentro de un mismo centro laboral;

V. La violencia sexual.- Es cualquier acto que degrada o daña el cuerpo y/o la sexualidad
de la víctima y que por tanto atenta contra su libertad, dignidad e integridad física.
Es una expresión de abuso de poder que implica la supremacía masculina sobre la
mujer, al denigrarla y concebirla como objeto, y (…)

Esta clasificación es relevante en los apartados siguientes, en virtud de que


la legislación civil y la penal establecen diversos parámetros para la toma
de medidas y las sanciones que pueden tomarse dependiendo del tipo de
violencia que se realice.

9.2 El derecho de niñas, niños y adolescentes a una vida libre de violencia

Las niñas, niños y adolescentes establecen diversas relaciones con


su entorno que les permiten ir desarrollando sus potencialidades 30
Artículo 25 de la Convención
sobre los Derechos del Niño.
físicas, mentales, espirituales, morales y sociales. 30 Su crecimiento
emocional y físico se produce a través de complejas interacciones
entre ellos y su contexto inmediato y cotidiano (familiar), social y
comunitario (Bronfenbrenner, 1987).

Durante la infancia y, especialmente, durante la adolescencia, las relaciones


con sus pares forman un ingrediente de central importancia para su desarrollo,
“la crianza del niño (sic) en un entorno respetuoso y propicio, exento de vio-
lencia, contribuye a la realización de su personalidad y fomenta el desarrollo

54
ATENCIÓN A NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA FAMILIAR

de ciudadanos sociales y responsables que participan activamente


Comité de los Derechos del
31
en la comunidad local y en la sociedad en general”.31 De lo anterior
Niño. Observación general
N.° 13 (2011) Derecho del niño
se deriva que los actos de violencia vividos durante la infancia y la
a no ser objeto de ninguna adolescencia tienen un impacto trascendental y grave en el sano
forma de violencia, CRC/C/
GC/13, 18 de abril de 2011,
desarrollo de las niñas, niños y adolescentes, y por ello precisan de
párr. 14. la intervención especializada del Estado.
32
En visiones ya superadas
sobre la infancia (como el Sobre esa premisa, el Comité de los Derechos del Niño ha reconocido
enfoque tutelar) se conside- la importancia primordial de la familia, incluida la familia extensa, en
raba a NNA como objetos de
protección antes que como la atención y protección de NNA y en la prevención de la violencia, al
sujetos de derechos y por lo ser el primer y principal espacio para su desarrollo y, en ese sentido,
tanto el Estado solo se “hacía
cargo” de NNA cuando esta-
ha reconocido también la importancia de que el Estado intervenga
ban en “situación irregular” en dicho ámbito “privado”32 cuando NNA sufren actos de violencia.33
es decir, cuando no tenían
familia o tutor. Desde esta
mirada, NNA que tenían Si bien el contexto familiar es aquel que con más frecuencia pre-
familia, “pertenecían” a la
senta episodios de violencia en contra de niñas y niños, no debe
familia, y el Estado no inter-
fería en estas esferas de vida perderse de vista que las obligaciones relacionadas con el respeto,
para la protección de sus de- garantía y protección de su derecho a vivir una vida libre de violen-
rechos. Hoy, la protección
de derechos humanos de la cia corresponden tanto a la familia, como a
infancia ha adquirido rango la comunidad y al Estado,34 teniendo este El Comité de los Derechos
34

constitucional y por tal mo- del Niño ha señalado, res-


tivo es un asunto público.
último obligaciones especiales (por tratarse
pecto a México, una seria
de NNA) y reforzadas (por ser víctimas de ese preocupación por el con-
33
Comité de los Derechos del
Niño. Observación general
tipo de actos). texto de violencia armada,
tráf ico de drogas, la lucha
N.° 13 (2011) Derecho del niño contra el crimen organizado,
a no ser objeto de ninguna
En este punto es necesario aclarar ciertos las desapariciones forzadas
forma de violencia, CRC/C/ y los feminicidios, que han
GC/13, 18 de abril de 2011, aspectos que pueden dif icultar las accio- resultado en numerosos
párr. 3. nes de protección efectiva de niñas, niños y asesinatos de niñas y niños.
Comité de los Derechos del
adolescentes que viven violencia. El marco Niño. Observaciones finales
normativo mexicano suele poner énfasis en la diferen- sobre los informes periódicos
cuarto y quinto consolidados
ciación entre “víctima directa” y “víctima indirecta”. El
de México, CRC/C/MEX/CO/4-
artículo 4° de la Ley General de víctimas dice: 5, 8 de junio de 2015, párr. 16
y 17.

Se denominarán víctimas directas aquellas personas físicas


que hayan sufrido algún daño o menoscabo económico, físico,
mental, emocional, o en general cualquiera puesta en peligro
o lesión a sus bienes jurídicos o derechos como consecuen-
cia de la comisión de un delito o violaciones a sus derechos 35
H. Congreso de la Unión. Ley
humanos reconocidos en la Constitución y en los Tratados General de Víctimas. DOF 9
de enero de 2013, art. 4.
Internacionales de los que el Estado Mexicano sea Parte.35

El mismo artículo de la Ley General de Víctimas defi-


ne a las víctimas indirectas como “(…) los familiares o
aquellas personas físicas a cargo de la víctima directa H. Congreso de la Unión. Ley
36

General de Víctimas. DOF 9


que tengan una relación inmediata con ella”.36 de enero de 2013, art. 4.

55
MODELO

En el marco de esta realidad jurídica, niñas, niños y adolescentes pueden ser


tanto víctimas directas como indirectas de la violencia. Al respecto, el experto
independiente nombrado por las Naciones Unidas, Paulo Sérgio Pinheiro (2006,
párr. 47), ha señalado que presenciar habitualmente escenas de violencia pue-
de afectar el bienestar de niñas y niños, así como su desarrollo personal en la
infancia y la edad adulta. La violencia dentro de la pareja también aumenta
el riesgo de violencia contra niñas, niños y adolescentes; además, señala que
existe una estrecha relación entre la violencia contra las mujeres y la violencia
contra sus hijas o hijos. De ahí la importancia de valorar el impacto en el de-
sarrollo y bienestar infantil de conductas violentas en los que se encuentren
inmersos, incluso si no están dirigidas a ellos.

El enfoque de derechos (a partir de la Convención sobre los Derechos del


Niño y las observaciones de su Comité) abre una perspectiva diversa y más
amplia ante la realidad que viven niñas, niños y adolescentes en familias que
viven violencia y la vulneración de sus derechos. La diferenciación existente
entre víctimas directas e indirectas en marcos jurídicos locales debe tras-
cenderse cuando se trata de violaciones a derechos humanos. Más allá de la
diferenciación, niñas, niños y adolescentes que viven en hogares en los que
se ejerce violencia de género, sean víctimas directas o indirectas, son víctimas
de violación a derechos humanos.

Las acciones requeridas para la restitución de derechos de niñas, niños y


adolescentes son las mismas, se trate de una víctima directa o indirecta:
detección de los derechos que han sido vulnerados, atención y restitución
integral de derechos (es decir, considerando la esfera íntegra de derechos y
no solamente uno —o algunos— de ellos), acceso a atención y servicios con
procedimientos adecuados que permitan el ejercicio de derechos de estos
grupos de población. Víctimas directas o indirectas, indistintamente de su
edad, deben recibir el mismo trato, apegado a la protección y restitución in-
tegral de sus derechos. Tal diferenciación no es relevante para la obligación
de las instituciones con respecto a la protección y restitución de los derechos
de NNA, así como a la construcción de contextos en los que puedan acceder
al pleno ejercicio de los mismos.

Una diferenciación entre niñas, niños y adolescentes víctimas directas o indirec-


tas en la atención brindada cuando se vulneran sus derechos presenta el riesgo
de impedir el acceso a servicios especializados por restricciones vinculadas
con marcos normativos locales. El enfoque de derechos propicia la protección
más amplia de derechos, y es el marco al que deben apegarse las acciones
vinculadas con la protección de derechos de niñas, niños y adolescentes.

56
ATENCIÓN A NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA FAMILIAR

9.3 Contenido y alcance del derecho a una vida libre de violencia

La normativa nacional e internacional sobre derechos


de la infancia37 reconoce el derecho de niñas, niños 37
Artículo 4° de la Constitu-
ción, artículo 19 de la Con-
y adolescentes a vivir una vida libre de violencia y a vención sobre los Derechos
su protección contra toda forma de perjuicio o abuso del Niño y Capítulo Octavo
de la Ley General de los
físico o mental.
Derechos de Niñas, Niños
y Adolescentes.
El Comité de los Derechos del Niño ha señalado que
debe entenderse por violencia “toda forma de perjuicio o abuso físico o men-
tal, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso
sexual”, de conformidad a lo señalado en el artículo 19 de la Convención sobre
los Derechos del Niño. Al respecto ha resaltado que, no obstante se suele
entender por violencia únicamente el daño físico y/o el daño intencional, no
deben minimizarse los efectos de las formas no físicas y/o no intencionales de
daño, tales como el descuido y las afectaciones psicológicas.38

En ese sentido, el Comité ha establecido como criterio de distinción


38
Comité de los Derechos del
Niño. Observación general de los actos que constituyen violencia, la posibilidad con que cuentan
N.° 13 (2011) Derecho del niño las personas encargadas del cuidado de niñas y niños para proteger
a no ser objeto de ninguna
forma de violencia, CRC/C/ sus derechos. Es decir, que los encargados del cuidado ejercerán
GC/13, 18 de abril de 2011, violencia y serán responsables de ella cuando tienen los medios, el
párr. 4.
conocimiento y el acceso a los servicios para evitar dichos actos y, aun
39
Comité de los Derechos del así, los ejecutan u omiten ejecutarlos. Entre las formas de violencia
Niño. Observación general
N.° 13 (2011) Derecho del niño
no intencional o no física, el Comité ha identificado, por ejemplo, la
a no ser objeto de ninguna ausencia de protección ante el peligro, la omisión de proporcionar
forma de violencia, CRC/C/
los servicios médicos que requieran, el descuido o trato negligente,
GC/13, 18 de abril de 2011,
párr. 20. el abandono, entre otras.39

De igual forma, ha interpretado como abuso o violencia mental:

a) Toda forma de relación perjudicial persistente con el niño (sic), como hacerle
creer que no vale nada, que no es amado ni querido, que está en peligro o que
solo sirve para satisfacer las necesidades de otros; b) asustar al niño, aterrorizarlo
y amenazarlo; explotarlo y corromperlo; desdeñarlo y rechazarlo; aislarlo, ignorarlo
y discriminarlo; c) desatender sus necesidades afectivas, su salud mental y sus
necesidades médicas y educativas; d) insultarlo, injuriarlo, humillarlo, menospre-
ciarlo, ridiculizarlo y herir sus sentimientos; e) exponerlo a la violencia doméstica;
f) someterlo a un régimen de incomunicación o aislamiento o a condiciones de
detención humillantes o degradantes, y g) someterlo a la intimidación y las nova-
tadas de adultos o de otros niños, en particular por medio de
tecnologías de la información y las telecomunicaciones (TIC) 37
Comité de los Derechos del
como los teléfonos móviles o internet (la práctica llamada Niño. Observación general
"acoso cibernético").40 N.° 13 (2011) Derecho del niño
a no ser objeto de ninguna
forma de violencia, CRC/C/
GC/13, 18 de abril de 2011,
párr. 21.

57
MODELO

Al determinar los alcances de este derecho, se debe hacer énfasis en la in-


aceptabilidad de cualquier forma de violencia contra niñas y niños, resultando
irrelevante para efectos de su atención y protección la frecuencia con la que
se cometa, la gravedad de los daños que ocasione o la intención de causar
daño de las personas que están a su cuidado, encargadas de su protección
(como las autoridades) o de otras niñas o niños.

La finalidad del reconocimiento de este derecho es garantizar la vida de niñas,


niños y adolescentes en las mejores condiciones de bienestar posibles, en ese
sentido, guarda una relación de interdependencia con el derecho a la integridad
personal, de modo que este último no puede garantizarse mientras la niña,
niño o adolescente no se encuentre protegido respecto al primero, y viceversa.

Si bien es cierto que la regulación de esas conductas puede variar amplia-


mente —en el sentido de que no todas se encuentran sancionadas por la ley
penal o civil—, lo cierto es que, con independencia de ello, una vez que se
manifiestan, las autoridades del Estado mexicano adquieren la obligación
de actuar en consecuencia, protegiendo a la niña, niño o adolescente que
encuentre su derecho vulnerado.

Dicha obligación debe ejercerse de manera oficiosa, es decir, que en


cuanto la autoridad (cualquiera que sea y con independencia de su Comité de los Derechos del
41

Niño. Observación general


función) tenga conocimiento de la ejecución de actos de violencia N.° 13 (2011) Derecho del niño
en contra de una niña o niño, debe realizar las acciones necesarias a no ser objeto de ninguna
forma de violencia, CRC/C/
para su protección y restitución de derechos (Griesbach y Ortega,
GC/13, 18 de abril de 2011,
2013), accionando sin demora las instancias que resulten adecuadas párr. 11.

ante las autoridades competentes.41

Así, el derecho a vivir una vida libre de violencia puede dimensionarse en dos
sentidos: por una parte, como la abstención de realizar conductas que pongan
en riesgo la integridad o el bienestar de niñas, niños y adolescentes (respeto);
y por otra, como la necesidad de adoptar todas las medidas que sean necesa-
rias para prevenir, atender y sancionar los casos en los que se vean afectados
(garantía y protección), incluidas las de carácter urgente. Ambas dimensiones
pueden ser exigidas tanto a los particulares como a las autoridades, teniendo
estas últimas un deber reforzado al respecto.

9.4 Obligaciones de garantía y protección del Estado en relación con el


derecho a una vida libre de violencia

Como se señaló previamente, las autoridades estatales deben actuar de manera


oficiosa (sin que medie petición de parte) ante cualquier acto de violencia en
contra de niñas, niños o adolescentes, con independencia de su tipicidad o
consecuencia penal o civil.

58
ATENCIÓN A NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA FAMILIAR

Dicha necesidad de intervención de las autoridades se encuadra en el cum-


plimiento, principalmente, de sus obligaciones generales de garantía y pro-
tección, que a su vez acarrean correlativamente derechos de las niñas, niños
y adolescentes.

Antes de abordar el contenido de tales obligaciones, resulta indispensable


reiterar los presupuestos que deben regir el actuar de cualquier autoridad en
la interacción con niñas, niños y adolescentes y, especialmente, cuando estos
son víctimas directas o indirectas de actos de violencia.

En primer lugar, debe tenerse presente que cualquier atención o intervención


de las autoridades con motivo de conductas violentas cometidas en agravio
de niñas, niños o adolescentes, los reconozca, respete y proteja como titulares
de derechos con una personalidad propia y con intereses particulares, que no
necesariamente coincidirán con los de las personas adultas que ejercen su
cuidado o representación. Tal atención deriva del reconocimiento
42
Corte IDH. Caso Furlan y Fami- de su propia personalidad y del principio de autonomía progre-
liares vs. Argentina. Excepcio-
siva.42 En segundo lugar, al abordar problemas de violencia que
nes Preliminares, Fondo, Repa-
raciones y Costas. Sentencia de afecten a una niña, niño o adolescente, resulta importante mante-
31 de agosto de 2012. Serie C No. ner un enfoque integral de las circunstancias que le rodean, para
246, párr. 230.
identificar los recursos propios de la niña o niño y de los sistemas
43
Comité de los Derechos del sociales de los que forma parte: la familia, la escuela, la comunidad,
Niño. Observación general N.°
13 (2011) Derecho del niño a no
las instituciones, etcétera.43 Ello con la finalidad de evitar realizar
ser objeto de ninguna forma acciones aisladas o abordajes extremadanamente focalizados que
de violencia, CRC/C/GC/13, 18
de abril de 2011, párr. 59.
no atiendan a las circunstancias reales de la niña o niño y que, por
ende, no resulten útiles ni efectivos.

Ahora bien, la obligación de garantizar el derecho a una vida libre de violencia


de niñas, niños y adolescentes implica una conducta positiva a cargo del Es-
tado, que asegure la efectiva realización de dicho derecho, su mantenimiento
y la mejoría de su disfrute. Para ello es necesario organizar todo el aparato
gubernamental y las estructuras del poder público para que sean capaces
de asegurar jurídicamente su libre y pleno ejercicio (Serrano y Vázquez, 2013).

A este respecto, resulta importante señalar que las autoridades estatales de


todos los niveles, encargadas de la protección de niñas y niños contra toda
forma de violencia, también pueden ser causantes de daño —directa o indirec-
tamente— cuando, por ejemplo, carecen de herramientas o de la especialidad
(capacitación y sensibilización) necesaria para intervenir en la atención de
niñas, niños y adolescentes. En ese sentido, la obligación general de garantizar
implica para el Estado la labor de destinar suficientes capacidades y recursos
materiales, técnicos y humanos para detectar, prevenir y combatir la violencia
contra NNA; el establecimiento de programas sociales con objeto de propor-
cionar la asistencia necesaria a niñas, niños y adolescentes (y a quienes cuidan

59
MODELO

de ellos);44 así como la obligación de ejercer sus responsabilidades


atendiendo al interés superior de la niñez y sus opiniones.45 44
Comité de los Derechos del
Niño. Observación general
N.° 13 (2011) Derecho del niño
En casos de violencia que tienen como víctimas a niñas o niños, a no ser objeto de ninguna
forma de violencia, CRC/C/
y como autores a las personas cuidadoras principales (madres y
GC/13, 18 de abril de 2011,
padres, madrastras y padrastros, familia de acogida, hermanas y párr. 1.

hermanos, y otros miembros de la familia y cuidadores), resulta de 45


Og 32
gran importancia encaminar los esfuerzos a lograr que la niña o el
niño permanezca bajo la guarda de su propia familia,46 teniendo 46
Asamblea General de las
Naciones Unidas. Directri-
siempre en cuenta que la decisión de separar a una niña o niño de ces sobre las modalidades
sus padres o de su entorno familiar debe adoptarse como medida alternativas de cuidado de
los niños, A/RES/64/142 24
excepcional, solo cuando claramente redunde en el interés superior de febrero de 2010, I.
del menor de edad (así lo señalan los artículos 9 y 20 de la Conven-
ción sobre los Derechos del Niño).

Cuando se haya determinado que la separación resulta necesaria


para garantizar los derechos de la niña, niño o adolescente, deberán 47
Tal como lo dispone el artí-
culo 26 de la Ley General de
explorarse medidas alternativas de acogimiento —siendo la insti- los Derechos de Niñas, Niños
tucionalización la última medida adoptable—47, procurando man- y Adolescentes.

tenerla(o) cerca de su lugar de residencia para facilitar el contacto 48


Asamblea General de las
con su familia y la posible reintegración, además de evitar trastornar Naciones Unidas. Directri-
ces sobre las modalidades
su vida cultural y social.48
alternativas de cuidado de
los niños, A/RES/64/142 24
Otro aspecto que resulta relevante —y que no es menor para el tema de febrero de 2010, II.

que se atiende— es la obligación de las autoridades en materia de


violencia contra la infancia, de incorporar la perspectiva de género
en las situaciones de violencia.

Tal como lo ha señalado el Comité de los Derechos del Niño, la perspectiva


de género se hace indispensable para identificar los impactos diferenciados
que los actos de violencia tienen en niñas y niños, incluida la violencia insti-
tucional. Al respecto, ha establecido que, si bien es cierto que tanto las niñas
como los niños corren el riesgo de sufrir todas las formas de violencia, debe
reconocerse que la violencia suele tener un componente de género que de-
termina diferenciadamente los actos de violencia que niñas y niños pueden
sufrir, por ejemplo, “las niñas pueden sufrir más violencia sexual en el hogar
que los niños, mientras que es más probable que estos sufran la violencia en
el sistema de justicia penal”.49 Adicionalmente, las construcciones
sociales respecto a lo que es propio de niñas o niños impacta en la Ibidem, párr. 19.
47

forma en que la niña o el niño se desenvolverá ante las autoridades


encargadas de protegerlos.

Este tema ha resultado de particular preocupación para el Comité al analizar la


situación de derechos de niñas, niños y adolescentes en nuestro país, debido a
“las actitudes patriarcales y los estereotipos de género persistentes y que son

60
ATENCIÓN A NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA FAMILIAR

discriminatorios frente a las niñas y las mujeres, y que traen como


50
Comité de los Derechos del resultado una alta prevalencia de violencia contra mujeres y niñas”.
Niño. Observaciones f inales
sobre los informes periódicos
Frente a ello ha recomendado al Estado mexicano sensibilizar a
cuarto y quinto consolidados las autoridades y los servidores públicos sobre el impacto negativo
de México, CRC/C/MEX/CO/4-5,
8 de junio de 2015, párrs. 16 y 17.
de los estereotipos en los derechos de la infancia.50

Con respecto a la obligación de proteger el derecho a una vida libre de vio-


lencia de niñas, niños y adolescentes, esta mantiene dos dimensiones para
su efectivo cumplimiento: implica la obligación a cargo de los agentes es-
tatales de crear el marco jurídico e instituciones necesarias, por una parte,
para prevenir las violaciones a derechos humanos de la infancia, y por otra,
para volverlos exigibles por las violaciones que puedan ocasionarse a dichos
derechos (Serrano y Vázquez, 2013).

En ese sentido, la obligación de proteger acarrea para el Estado la tarea de


aprobar o revisar las disposiciones legislativas, o de otro tipo, que prohíban y
sancionen toda forma de violencia en contra de las niñas, niños y adolescentes.
De igual forma, es necesario que los mecanismos y programas que existen
para la atención de la violencia contra niñas, niños y adolescentes cuenten con
medios de supervisión y evaluación para determinar
las deficiencias o no de las actividades destinadas a Comité de los Derechos del
50

Niño. Observaciones f inales


combatir la violencia contra la infancia y, en caso de
sobre los informes periódicos
resultar insuficientes o inefectivas, crear o modificar cuarto y quinto consolidados
de México, CRC/C/MEX/CO/4-5,
los mecanismos de protección.51
8 de junio de 2015, párrs. 16 y 17.

La protección de niñas y niños debe empezar por la prevención activa de todas


las formas de violencia, y su prohibición explícita, brindando en primer lugar
apoyo y orientación a las personas adultas encargadas del cuidado de niñas,
niños y adolescentes; así como la promoción de formas positivas de crianza
sin violencia. Al respecto el Comité ha señalado:

Es fundamental que la prevención general (primaria) y específica (secundaria)


52
Comité de los Derechos del ocupen siempre un lugar central en la creación y el funcionamiento de los sis-
Niño. Observación general N.° temas de protección del niño (sic). Las medidas preventivas son las que mejores
13 (2011) Derecho del niño a no
resultados surten a largo plazo. Sin embargo, el compromiso con la prevención
ser objeto de ninguna forma
de violencia, CRC/C/GC/13, 18
no exime a los Estados de sus obligaciones de responder ef icazmente a la
de abril de 2011, párr. 46. violencia cuando se produce.52

Adicionalmente, resulta de gran trascendencia que quienes man-


53
Comité de los Derechos del
tienen contacto ordinario con las niñas, niños y adolescentes,
Niño. Observación general N.° conozcan los factores de riesgo y los indicadores de la violencia y
13 (2011) Derecho del niño a no
“tengan los conocimientos, la voluntad y la capacidad necesarios
ser objeto de ninguna forma
de violencia, CRC/C/GC/13, 18 para adoptar las medidas oportunas (como la protección en caso
de abril de 2011, párr. 48.
de emergencia)”.53

61
MODELO

La obligación de proteger envuelve además la necesidad de observar;


tanto en los procesos judiciales, como en los administrativos o de 54
Corte IDH. Caso García y Fa-
miliares vs. Guatemala. Fondo
cualquier naturaleza en que intervenga la niña o niño,54 conside- Reparaciones y Costas. Sen-
rando que ejercen sus derechos de forma variada en función de tencia de 29 noviembre de 2012
Serie C No. 258 párr. 149.
su nivel de desarrollo, por lo que resulta “indispensable reconocer
y respetar las diferencias de trato que corresponden a diferencias 55
Corte IDH. Caso García y Fa-
miliares vs. Guatemala. Fondo
de situación, entre quienes participan en un proceso”.55
Reparaciones y Costas. Sen-
tencia de 29 noviembre de 2012
Serie C No. 258 párr. 145.
Entre las medidas de protección que el Estado debería asegurar,
el Comité56 ha destacado: 56
Comité de los Derechos del
Niño. Observación general N.°
a) Las niñas o niños y sus padres o madres deben ser informados 13 (2011) Derecho del niño a no

debidamente y con prontitud por el sistema judicial u otras ser objeto de ninguna forma
de violencia, CRC/C/GC/13, 18
autoridades competentes (como la policía, los servicios de in- de abril de 2011, párr. 54.
migración o los servicios educativos, sociales o sanitarios)

b) Las niñas o niños que hayan sido víctimas de actos de violencia deben ser
tratados con tacto y sensibilidad durante todo el procedimiento

c) La intervención de las autoridades debe formar parte de un enfoque coor-


dinado e integrado entre los diferentes sectores; prestar apoyo a los otros
profesionales en su labor con las niñas o niños, las personas cuidadoras, las
familias y las comunidades; y facilitar el acceso a toda la gama de servicios
disponibles de atención y protección del menor de edad

d) Tales procesos deben ser manejados con una diligencia y cele- 57


Corte IDH. Caso Fornerón e hija
vs. Argentina. Fondo, Repara-
ridad excepcionales por parte de las autoridades,57 respetando ciones y Costas. Sentencia de
el estado de derecho 27 de abril de 2012 Serie C No.
242 párr. (VM). Caso Furlan y
Familiares vs. Argentina. Ex-
En ese sentido, se han reconocido en nuestro país ciertas parti- cepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sen-
cularidades que deben atenderse en los procedimientos (ante
tencia de 31 de agosto de 2012.
autoridad judicial, administrativa o cualquiera que realice actos Serie C No. 246. Párr. (VM).
relacionados con la infancia) en los que participen —o tengan por
finalidad resolver sobre— los intereses o derechos de niñas, niños y adoles-
centes. Tales obligaciones, a la luz del principio de interés superior que debe
ser observado en todas las decisiones y actuaciones del Estado —tal como
lo señala el artículo 4.° Constitucional—, son de cumplimiento vinculante y
oficioso para las autoridades. La falta de cumplimiento de esas obligaciones
no repercute simplemente en la defensa de alguna de la partes, sino en el
ejercicio de derechos de un sector de la población que, por sus características,
puede fácilmente encontrarse en situación de vulnerabilidad. De ahí que su
observancia sea una responsabilidad especial de las autoridades.

El incumplimiento del deber de protección del derecho a una vida libre de


violencia de niñas, niños y adolescentes a cargo del Estado y los particulares,
acarrea la necesidad de satisfacer los deberes específicos de investigación,
sanción y reparación, los cuales se encuentran expresamente reconocidos

62
ATENCIÓN A NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA FAMILIAR

en el texto constitucional y se actualizan una vez que se ha ocasionado una


vulneración a los derechos humanos de las personas.

De igual forma, el deber de protección se encuentra reconocido por la Ley Ge-


neral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, que señala la obligación
de las autoridades competentes para implementar medidas especiales que
prevenir, sancionar y reparar los daños ocasionados, y que adicionalmente
indica la aplicabilidad para esos efectos de la Ley General de Víctimas.

La atención a NNAVVF observa una problemática particular, relacio-


Cfr. CONAVIM. (2012). Centro nada con la concurrencia de facultades ante determinado caso,58
58

de Justicia para las Mujeres:


Lineamientos para su crea- es decir, cómo actuar y coordinarse cuando dos o más instituciones
ción y operación, México, tienen injerencia en un caso particular que involucre a niñas, niños
págs. 31-32.
o adolescentes.

Al respecto, es importante resaltar que la Ley General de Derechos de Niñas,


Niños y Adolescentes da respuesta a esa problemática al crear dos sistemas
importantes en la coordinación de las acciones de protección de los derechos
de Niñas, Niños y Adolescentes:

• Las Procuradurías de Protección, encargadas de tomar las


59
Cfr. H, Congreso de la Unión. medidas para la protección y restitución integral de derechos
Ley General de los Derechos
de Niñas, Niños y Adolescen-
de niñas, niños y adolescentes en los casos concretos (entre
tes, DOF, 4 de diciembre de otras funciones)59
2014, arts. 121-123.
• Los Sistemas de Protección, encargados de la agenda de pro-
60
Cfr. H, Congreso de la Unión.
Ley General de los Derechos
tección de niñas, niños y adolescentes a través de la creación
de Niñas, Niños y Adolescen- de instrumentos, políticas, procedimientos, etcétera60
tes, DOF, 4 de diciembre de
2014, arts. 125-139.

La primera de ellas será una institución importante para la coordinación y ges-


tión de las acciones encaminadas a restituir los derechos de las niñas, niños o
adolescentes que sean atendidos por diversas instituciones especializadas. En
este sentido, la atención a NNAVVF deberá contemplar la necesaria articulación
entre el proceso de protección de derechos de las mujeres (en instituciones
donde se les brinda atención integral) y las acciones que debe llevar a cabo la
Procuraduría de Protección de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, para
hacer efectiva la restitución integral de derechos de sus hijas e hijos conforme
a la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes.

Si no se contempla y hace efectiva la articulación entre instancias, se corre el


riesgo de que la población de niñas, niños y adolescentes que ven vulnera-
dos sus derechos al vivir en familias en las que se ejerce violencia contra las
mujeres, no accedan al ejercicio íntegro de derechos por quedar subsumidos
únicamente a la atención de las mujeres, vinculada a la violencia de género.

63
MODELO

Las acciones y medidas que pueden tomarse son de diversa índole, y depen-
diendo de cada caso se deberá evaluar el tipo de acciones necesarias para la
debida restitución de derechos de niñas, niños y adolescentes. Considerando
la legislación civil, penal y de asistencia, a continuación se establece una lista
enunciativa de las medidas y acciones que pueden tomarse para la protección
de niñas, niños y adolescentes:

a) Acciones de asistencia social

• Servicio de atención médica

• Servicio de atención psicológica

• Apoyos materiales

• Alimentación y servicios nutricionales

• Apoyo a la educación y capacitación para el trabajo

• Representación y asesoría jurídica

• Cualquier otra necesaria para restitución de derechos

b) Acciones civiles

• Inicio de procedimientos de divorcio, guarda y custodia, alimentos, etcétera

• Solicitud de medidas provisionales y precautorias conforme a la legis-


lación civil y familiar

• Solicitud de medidas especiales de protección de naturaleza civil con-


forme a las leyes de acceso de las mujeres a una vida libre de violencia

• En coordinación con la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y


Adolescentes, la solicitud de medidas de protección especial conforme
a la Ley General de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes

• Seguimiento de los procedimientos antes mencionados

c) Acciones penales

• Denuncia por actos que constituyan delitos

• Solicitud de medidas de protección conforme a la legislación penal

• Solicitud de medidas precautorias competencia del Ministerio Público


conforme a las leyes de acceso de las mujeres a una vida libre de violencia

• Seguimiento de los procesos mencionados

64
10. CONCLUSIONES
Los hallazgos que se encuentran resumidos en este documento dan
sustento a las acciones generales propuestas por el Modelo de Atención
a Niñas, Niños y Adolescentes Víctimas de Violencia Familiar (NNAVVF),
de la siguiente manera:

• Las teorías del desarrollo humano y el enfoque de derechos


de niñas, niños y adolescentes indican que no es posible
que exista solo un derecho vulnerado durante la infancia
y la adolescencia. Los derechos y las necesidades para
acceder a ellos están tan estrechamente interrelacionados
que, si se vulnera uno, se verán vulnerados también otros
• Sumado a lo anterior, no es posible que una sola insti-
El Modelo de Aten-
tución pueda ofrecer todos los servicios necesarios para
ción a NNAVVF in-
que NNAVVF accedan a todos los derechos que les han
cluye mecanismos de
sido vulnerados. La intervención, por lo tanto, debe ser
articulación entre ins-
articulada e interinstitucional
tituciones para ase-
• La Ley General de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes gurar la restitución
mandata el actuar interinstitucional y articulado, y crea integral de derechos
la PPDNNA. Así, las instituciones del Estado (DIF, SEP, de toda NNAVVF
SS, SSP, PGJ, TSJ, etc.) continúan brindando los servicios
especializados, mientras la PPDNNA funge como articu-
ladora y gestora entre los servicios que necesitan NNA y
las instituciones que los ofrecen. Es por ello que resulta
fundamental la mancuerna entre personal especializado
en violencia de género (CJM) y personal de la PPDNNA
especializado en determinar y dar seguimiento a la eje-
cución de medidas de protección especial de derechos
• NNAVVF con frecuencia quedan invisibilizados. Existe El Modelo de Aten-
gran cantidad de bibliografía y propuestas prácticas para ción a NNAVVF inclu-
la atención de las mujeres que viven violencia de género; ye mecanismos para
y escasos acercamientos al hecho de que “cuando hay detectar los efectos
violencia de género, no hay una sola víctima”.61 El enfoque de la violencia de gé-
tiende a dividirse, colocando a las mujeres en el centro de nero en niñas, niños
la atención mientras que NNAVVF —especialmente si no y adolescentes, y ga-
son “víctimas directas” de violencia de género, física, sexual rantizar que reciban
o emocional— no siempre reciben atención especializada atención oportuna y
especializada

61
Save the Children. Informe
2011. Disponible en https://
www.savethechildren.es/
publicaciones/en-la-violen-
cia-de-genero-no-hay-una-
sola-victima

65
MODELO

• La invisibilización de NNAVVF y las dificultades para el El Modelo de Atención


acceso a atención especializada se agravan cuando se a NNAVVF incluye me-
trata de adolescentes. Con mayor frecuencia se analizan canismos para detectar
los efectos de la violencia de género en la primera infan- los efectos de la violen-
cia. Por el contrario, conductas disruptivas o dificultades cia de género en niñas,
emocionales en las y los adolescentes que han estado niños y adolescentes, y
expuestos a violencia de género tienden a considerarse garantizar que reciban
dificultades individuales antes que efectos de esta62 atención oportuna y es-
pecializada
• Existe suf iciente soporte clínico y experimental para
sostener el hecho de que estar expuesto a la violencia
de género en la familia (independientemente de haber-
la recibido de manera directa o no) tiene efectos en el
desarrollo de NNAVVF63
El Modelo de Atención
• Sin embargo, la atención especializada a niñas, niños y
a NNAVVF propicia que
adolescentes suele ofrecerse cuando aparecen síntomas
NNAVVF expuestos a
(problemas en la escuela, dificultades emocionales di-
violencia familiar reciban
versas, repetición de patrones violentos aprendidos, etc.).
atención especializada
En ese sentido, se requieren acciones de prevención, es
decir, que se activen antes de que aparezcan síntomas
en la conducta de NNAVVF, y acciones de atención es-
pecializada contra los efectos de atestiguar violencia
de género en la familia
• Entre los efectos de la violencia más documentados y
estudiados se encuentra el atrapamiento en dinámicas
de violencia y la repetición de patrones basados en es- Se requieren interven-
tereotipos de género (patriarcales) ciones específicas para
• La violencia limita a las personas en sus capacidades para modificar la reproduc-
resolver dificultades de manera diversa (a la violencia ción intergeneracional
aprendida). Esto provoca, por ejemplo, que madres, hijas de patrones de conduc-
e hijos no cuenten con herramientas para la resolución ta violenta y los efectos
de problemas sin violencia cognitivos de la exposi-
• La violencia también provoca trastornos cognitivos que ción a la violencia
igualmente limitan la manera en que las personas se
perciben a sí mismos y a sus recursos

62
De las entrevistas realizadas en los CJM para la elaboración del marco teórico y estado de la cuestión, se des-
prende información vinculada con el hecho de que las y los adolescentes en familias que viven violencias no son
percibidos como víctimas ni acceden a servicios especializados para atender los efectos de estas. Por el contrario,
suele atendérseles a pedido de las madres y cuando aparece un síntoma específico (problemas en la escuela o de
conducta, por ejemplo). Esta realidad les acerca más a la estigmatización (son “un problema” que hay que resolver)
que a la protección integral (vivir en un contexto de violencia vulnera derechos que deben ser restituidos).

El rastreo bibliográfico arroja información vinculada con las áreas que con mayor frecuencia se ven afectadas
63

ante la exposición a violencia: dificultades en las relaciones, ya que el establecimiento de vínculos y el tipo de
apego que logran desarrollar no es adecuado; dificultades para percibir el mundo como un lugar seguro y por lo
tanto lograr diferenciarse y ser autónomos; dificultades para percibirse a sí mismos de manera positiva (libres de
roles adultizados, sentimientos de culpa y desvalorización); dificultades para reconocer las propias emociones y
controlarlas; dificultades para desarrollar y sostener estrategias de afrontamiento ante dificultades, entre otras.

66
ATENCIÓN A NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA FAMILIAR

En función de ello es que el Modelo de Atención a Niñas, Niños y Adolescen-


tes Víctimas de Violencia Familiar está compuesto por seis componentes,
plasmados en documentos de trabajo que se articulan entre sí, los cuales se
enlistan a continuación.

1. Marco teórico
2. Protocolo de articulación interinstitucional para la protección de NNAVVF (dirigido
a personal de los Centros de Justicia para las Mujeres [CJM] u otras instituciones
que apliquen el Modelo —en contacto con NNA— y a personal de las PPDNNA).
En este documento está descrita la ruta crítica de atención y el modo en que cada
institución y su personal deben actuar
3. Manual para intervención terapéutica grupal con NNAVVF (dirigido a personal del
área psicológica de CJM u otras instituciones en contacto con NNA que apliquen
el Modelo). En él están contenidas las acciones para el desarrollo de intervenciones
terapéuticas grupales con NNAVVF y sus madres
4. Orientaciones prácticas para dictar medidas de protección especial en casos de
NNAVVF (dirigido a personal de las PPDNNA). En este documento se describen las
acciones que la Ley General de Derechos de NNA mandata a las Procuradurías, y
que es imprescindible poner en marcha para que se restituyan todos los derechos
vulnerados a NNAVVF
5. Pautas para la detección reforzada de NNAVVF (dirigido a personal de áreas lúdicas
de CJM o áreas de espera en otras instituciones que apliquen el Modelo)
6. Manual para el monitoreo y evaluación de la intervención terapéutica grupal con
NNAVVF y sus madres. Con el objetivo de tener evidencia sobre el impacto de
dichas intervenciones

El Modelo de Atención a Niñas, Niños y Adolescentes Víctimas de Violencia


Familiar tiene como objetivos:

• Generar competencias en el personal de áreas de primer contacto, en salas


de espera o áreas lúdicas, para detectar casos de NNAVVF y canalizarlos
a atención especializada

• Propiciar el desarrollo de competencias en el personal del área de psicología


de los Centros de Justicia para las Mujeres (CJM) o cualquier otra institución
implementadora en contacto con niñas, niños y adolescentes para detec-
tar y canalizar a servicios especializados en violencia a toda NNAVVF sin
distinción de categorías de “víctima” o “testigo”

• Desarrollar competencias para fortalecer la articulación interinstitucional


de quienes están en contacto con niñas, niños y adolescentes para propiciar
que accedan a la restitución integral de sus derechos vulnerados

67
MODELO

• Generar competencias en el personal de los Centros de Justicia para las


Mujeres o cualquier otra institución implementadora que aplique el Modelo
para atender a NNAVVF con enfoque de género y solución no violenta de
conflictos, desarrollando una intervención terapéutica grupal directa con
NNAVVF y sus madres, informada en evidencia

• Generar habilidades para el desarrollo de la intervención grupal con NNAVVF


diferenciada por etapas de desarrollo (niñas y niños, y adolescentes)

Esta metodología de atención se inserta en las acciones de atención y preven-


ción de la violencia contra las mujeres promovidas por los Centros de Justicia
para las Mujeres. Sin embargo, es aplicable a organizaciones públicas o privadas
en contacto con NNAVVF, y ofrece distintos escenarios de articulación con las
PPDNNA; de modo que es susceptible de réplica e incorporación en institu-
ciones diversas.

Adicionalmente, el modelo de atención prioriza los siguientes elementos:

Un proceso terapéutico conjunto que considere El modelo de atención busca com-


el trabajo con niñas, niños y adolescentes, y sus plementar los procesos de atención
madres a partir de una intervención grupal de existentes en los CJM, dirigidos a
10 sesiones semanales de hora y media con el las mujeres, y reforzar acciones de
primer grupo, y 10 sesiones grupales con el último prevención sobre la repetición de
patrones de violencia contra hijas
e hijos, incorporando el desarrollo
de habilidades de crianza positiva

Enfoque de competencias, que tiene como El Modelo incluye una propuesta de


objetivo contribuir al fortalecimiento de las ca- capacitación y los materiales nece-
pacidades del personal de los CJM (o cualquier sarios para su réplica e instalación
otra institución en contacto con NNAVVF) y de en diversas instituciones
las PPDNNA en materia de atención terapéutica
y restitución de derechos, respectivamente

Enfoque de protección de derechos de NNAVVF, La articulación interinstitucional y la


desde dos niveles: 1) el institucional, que busca atención terapéutica especializada
la articulación y coordinación entre actores con- rigieron las acciones al diseñar y
siderados centrales para los objetivos del Modelo probar el Modelo
(PPDNNA y CJM u otra institución en contacto
con NNAVVF que utilice el Modelo), y 2) el tera-
péutico, que busca propiciar la especialización
en el abordaje de la violencia atestiguada por
NNA en la familia

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Marzo 2020

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