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COMPLETO
DE
OBLIGACIONES
Concepto
1245.-. Toda obligación consiste en dar, hacer o no hacer alguna cosa.
Esta definición alude al deber jurídico del deudor y al contenido de ese deber, de cumplir con una
prestación determinada. Implícitamente presupone otro sujeto, el acreedor. Concepto de obligación como
deber de prestación.
Definición romana: “La obligación es un vínculo de derecho en virtud del cual estamos constreñidos frente a
otro a determinada conducta”.
Existe un vínculo jurídico entre acreedor y deudor que supone una atadura de la persona del deudor. En la
actualidad, la responsabilidad del deudor es exclusivamente patrimonial.
La obligación en sentido estricto consiste en un deber concreto jurídico, ya que es creado, regulado y
protegido por el derecho. La ley confiere validez a la creación de las obligaciones.
La obligación como deber jurídico concreto es aquella que un sujeto, el deudor, asume determinada
prestación patrimonial para satisfacer el interés de otro sujeto.
El titular del beneficio resultante de la prestación debida es el acreedor. Este tiene un elemento activo en su
patrimonio, un crédito, un derecho personal.
Los elementos de la obligación son el vínculo jurídico, los sujetos, la prestación (objeto de la obligación) y
el interés del acreedor (finalidad de la obligación).
El objeto de la obligación es la prestación debida por el deudor. Esta prestación puede ser un hecho positivo
(pagar, entregar algo) o un hecho negativo (no hacer ciertas cosas).
La finalidad de la obligación es la satisfacción del interés del acreedor y esta también es la razón del
surgimiento de la obligación y a su vez, de extinción.
En esta relación jurídica, la situación del acreedor es de preeminencia y la del deudor de subordinación.
El vínculo jurídico implica la idea de coercibilidad. En caso de incumplimiento, el derecho le otorga al
acreedor la potestad de obtener el cumplimiento coactivo de la obligación o su equivalente en dinero. El
derecho garantiza el cumplimiento asegurando la futura ejecución forzada del acreedor en los bienes del
deudor (art. 2372).
- El deudor cumple con la prestación, se extingue la obligación y el deudor queda liberado.
- Deudor no cumple y aparece la noción de responsabilidad patrimonial.
El objeto de responsabilidad son los bienes que integran el patrimonio del deudor, excepto los no
embargables.
En el deber genérico no existe un deber particular sino un deber general de todos y dicho deber no es positivo
(no supone un comportamiento determinado) sino un deber negativo (es un deber general de abstención).
La violación de cualquier deber genérico supone la lesión de un bien concreto, son situaciones que plantean
grandes diferencias con la situación del deudor de una obligación concreta.
Su voluntad simplemente no cuenta, está sometida absolutamente a la voluntad unilateral del sujeto activo,
quien puede modificar la situación jurídica del sujeto pasivo.
En el derecho potestativo, con la sola comunicación unilateral de su voluntad, el sujeto activo modifica la
situación jurídica del sujeto pasivo, sin que la voluntad de este último cuente para nada.
La carga y la obligación
En ambas existe un deber pero en la obligación se corresponden las dos figuras de acto debido y acto ilícito,
mientras que en la carga sólo existe el acto necesario.
El que quiere hacer valer un derecho en juicio tiene la carga de la prueba de ese derecho.
La carga es el imperativo del propio interés, es la imposición del comportamiento como premisa para
conseguir un resultado útil.
La carga no corresponde a un hecho subjetivo ajeno, no habilita al otro para accionar contra el que no
cumple con la carga. El que debe cumplir con ella, sino lo hace, no puede ser demandado.
La finalidad de la obligación es satisfacer el interés del acreedor y culmina su ciclo vital cuando el referido
interés ha sido satisfecho.
Conclusión
La obligación constituye una típica relación jurídica, por cuanto se entabla entre dos o más sujetos,
siendo uno de ellos (el acreedor) el sujeto y el otro (el deudor) el sujeto pasivo.
Vincula una relación de derecho subjetivo (crédito) con otra de deber jurídico (deuda).
1. INMEDIATEZ
Los derechos reales tienen como principal finalidad económica amparar relaciones de atribución o
apropiación de riquezas.
En el derecho real existe una relación inmediata del sujeto con el bien. El titular de un derecho real ejercita su
poder directamente sobre la cosa, sin intermediarios.
En los derechos personales, la finalidad económica consiste en regular las relaciones de cooperación
entre las personas.
El derecho real se ejercita fuera de toda cooperación de terceros y si a veces es necesaria una intervención
judicial, ella sirve no para el ejercicio típico del derecho real, sino para su tutela (acciones reivindicatorias o
posesorias).
2. CARÁCTER ABSOLUTO
El carácter absoluto refiere a la oponibilidad y la eficacia del derecho real frente a todos (erga omnes).
El derecho real sigue existiendo aun cuando la cosa deja de pertenecer al titular y la posibilidad, dada al
titular, de alcanzar la cosa objeto del derecho (derecho de persecución), en poder de otro que la haya tomado
(de hecho) para reducirla nuevamente a su poder.
Los derechos reales constituyen una situación a conservar y los derechos personales supone una situación
a conseguir.
El derecho personal carece de carácter absoluto, así que no es oponible a terceros. Los contratos no
pueden oponerse a terceros ni invocarse por ellos sino en los casos de los arts 1254 a 1256.
1254. El contrato que hiciere una persona a nombre de otra estando facultado por ella o por la ley, producirá
respecto del representado, iguales efectos que si hubiese contratado él mismo.
1255. El contrato celebrado a nombre de otro por quien no tenga su representación voluntaria o legal (artículo
1311), será nulo; a no ser que lo ratifique la persona a cuyo nombre se haga.
1256. Si contratando alguno a nombre propio, hubiese estipulado cualquier ventaja en favor de tercera
persona, aunque no tenga derecho de representarla, podrá esta tercera persona exigir el cumplimiento de la
obligación, si la hubiese aceptado y hécholo saber al obligado, antes de ser revocada.
En el derecho real de garantía se excluye a los terceros de toda pretensión sobre un bien determinado,
que pueda frustrar el interés del titular de un derecho personal. Este interés puede consistir en una
futura ejecución forzada por ejemplo.
El segundo nivel de inherencia es exclusivo de los derechos reales, habilita al titular de los mismos a
ejercitar acciones posesorias para recuperar el bien en poder de terceros (defenderse frente a terceros).
En los derecho reales, su titular puede entablar acciones posesorias.
Son obligaciones que no gravan a la persona en sí misma, sino como poseedora de una cosa. Son de
carácter ambulatorio, ya que el deudor se transmite con la transmisión de un bien.
Los caracteres de las obligaciones propter rem consisten en la obligación que tiene el deudor de dar
cumplimiento a una prestación positiva (dar o hacer) como consecuencia de un derecho real de que disfruta,
de forma que:
1. La prestación es debida por el titular del derecho sobre la cosa, sin que importe quién sea.
2. El deudor queda liberado si se desprende del derecho transfiriendolo a otro o mediante el
abandono del mismo.
3. Mientras el deudor conserva el derecho de la cosa, responde al cumplimiento de la prestación
con todos sus bienes
4. La obligación se transmite a los sucesivos poseedores del bien a los que éste es enajenado.
FUENTES DE LA OBLIGACIÓN
En materia de fuentes de la obligación, la doctrina estudia dos grandes temas conexos:
1. La determinación de qué hecho o hechos jurídicos son necesarios para que pueda
considerarse como nacida y contraída una relación obligatoria.
2. La sistematización de dichas fuentes, agrupandolas según la similaridad de sus caracteres,
o la similaridad de fundamentos.
Existe una crítica referente a la categoría de los cuasicontratos, ya que se definen como hechos lícitos,
practicados sin acuerdo de voluntades, que se asimilan al contrato en sus efectos y existen otros hechos
voluntarios ilícitos que generan obligaciones y no son calificados por la ley como cuasicontratos. La categoría
del derecho romano debería abandonarse.
Conclusiones
Toda obligación supone para su nacimiento, una fuente, una causa eficiente que la justifica y de la cual ha
surgido.
La ley en sí misma no es fuente de obligaciones. La ley asigna a ciertos hechos el efecto de producir
relaciones obligatorias.
Podría decirse que las fuentes de obligaciones son todos los actos o hechos idóneos para producirlas de
conformidad con el ordenamiento jurídico.
Las fuentes de obligación son los contratos, los hechos ilícitos el enriquecimiento sin causa y cualquier otro
acto o hecho idóneo para producirlos de acuerdo con el ordenamiento jurídico.
Capacidad
Es necesario que el individuo haya llegado a cierto grado de desarrollo psico-físico y mental para que la
ley le otorgue una capacidad general para contratar.
Transmisión de la obligación
La cesión de crédito es un contrato por el cual el acreedor (cedente) transmite a una tercera persona
(cesionario) su derecho contra el deudor (cedido). El deudor es pasivo, no otorga su consentimiento, basta
con que se lo notifique.
Concepto de indeterminación
La indeterminación subjetiva es aquella en la cual existe un deudor y un acreedor pero ambos son
desconocidos entre sí o al menos uno de ellos desconoce al otro
La indeterminación objetiva es aquella en la cual aún no ha sido determinado uno de los sujetos de la
relación obligatoria, ya sea porque ello depende de un hecho futuro o por cualquier otra circunstancia.
En este caso la indeterminación es real ya que falta al menos uno de los sujetos de la obligación.
Para que la obligación nazca es condición indispensable que los sujetos estén determinados, no es
suficiente que sean meramente determinables.
En el caso de la compraventa se dispone que si antes de celebrarse la venta y la pérdida de la cosa ha sido
parcial y el comprador lo ignoraba puede desistir o reclamar la parte existente.
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Cláusula resolutoria expresa
Los contratantes podrán convenir expresamente que el contrato se resuelva en caso que determinada
obligación no se cumpla según las modalidades establecidas.
La resolución no opera automáticamente sino a iniciativa del acreedor, respetando el interés de este.
CONCLUSIÓN
1. El interés del acreedor tiene como punto de partida la existencia de una necesidad (estado de
insatisfacción a cuya satisfacción el acreedor tiene por medio de la prestación a que se obliga el deudor.
2. La satisfacción del interés del acreedor es la finalidad de la obligación.
3. El interés del acreedor puede ser patrimonial o no patrimonial, a diferencia de la prestación
que es necesariamente patrimonial.
4. El interés del acreedor tiene carácter típico, es el interés socialmente apreciable, no el individual,
variable con cada sujeto, el cual es jurídicamente irrelevante.
5. El interés del acreedor tiene puntos de contacto con la utilidad económica pero no se identifica
con ella, pues el interés surge del sujeto en tanto que la utilidad económica emana de la prestación.
6. El interés del acreedor también tiene puntos de contacto con la causa, pero la causa es causa
del contrato y el interés del acreedor es de la obligación, ademas de que la causa es abstracta.
Deuda y responsabilidad
La deuda constituye el deber de prestación y surge desde el nacimiento de la obligación. Su extinción se
produce normalmente con el pago o cumplimiento.
La doctrina que prevalece es la doctrina tradicional, para la cual el objeto de la obligación es la prestación.
1. La doctrina tradicional enfoca el objeto de la obligación en la fase correcta, o sea, la etapa del
débito, que es la fase normal del ciclo obligatorio.
2. La doctrina tradicional mantiene bien nítidas y separadas las categorías del derecho real y del
derecho personal, favoreciendo así a su desarrollo armónico.
3. La teoría de la prestación es la que más refleja la realidad tal cual es: la prestación es
exactamente aquello a lo que el deudor se obliga.
4. La noción de utilidad subyace en el fondo de la noción de obligación. En conexión con el fin de la
obligación (la satisfacción del interés del acreedor), la utilidad se perfila formando parte de un elemento
independiente (el interés del acreedor). Pero la utilidad no es EL objeto de la obligación.
5. Solo la teoría tradicional se concibe el estudio de los caracteres que tradicionalmente integran la
temática del objeto (licitud, posibilidad, etc) y la subclasificación de las prestaciones (obligación de medios,
de resultados).
6. Solamente en la ejecución por equivalente no se da una correspondencia entre el objeto originario y
el objeto de responsabilidad.
La determinación del objeto permite establecer que es lo que el acreedor puede reclamar y por ende, en qué
consiste la deuda asumida por el deudor.
La prestación es determinada cuando ya al tiempo de constituirse la obligación se conoce en su individualidad
la cosa debida o está definido el hecho o abstención que deberá efectuar el deudor.
Dicha determinación puede ser a su vez, genérica o de especie cierta. Es de especie cierta cuando se conoce
desde el surgimiento de la relación obligatoria el objeto concreto que se deberá entregar. Es de género
cuando el objeto no está determinado en su individualidad sino a través de caracteres comunes que definen el
género.
La prestación es determinable cuando las partes fijan criterios objetivos para su posterior
determinación.
La posibilidad. La prestación debe ser posible, material y jurídicamente. Posible significa que puede ser
realizable, susceptible de cumplimiento.
La imposibilidad, para ser tal, debe ser absoluta y permanente, imposible para todos y no sólo para el
deudor.
La imposibilidad puede ser originaria o superviniente. Es originaria cuando existe desde el nacimiento de
la obligación, está torna inválido el contrato que da origen a la obligación.
La imposibilidad superviniente no impide el nacimiento de la obligación, sino que la extingue por
imposibilidad de pago.
La doctrina tradicional pone en primer lugar el elemento deuda. El acreedor tiene derecho a la prestación.
La obligación según Savigny es una relación de derecho en mérito a la cual ejercemos un dominio sobre
determinado acto de otra persona.
En la actualidad se sostiene la concepción integradora, que ve a la obligación como una unidad en el que se
integran, en forma indisoluble, el elemento personal y el elemento patrimonial, el débito y la responsabilidad.
El deber de prestación
El comportamiento del deudor es el bien que constituye el objeto del derecho del acreedor. Siempre que la
prestación sea fungible, será susceptible de ejecución forzosa en forma específica.
La actividad de cooperación de deudor (la prestación) extingue la obligación. También se requiere que el
acreedor logre la satisfacción de su interés para que la obligación se extinga, pero basta con que se haya
efectuado la actividad de cooperación por el deudor (o de un tercero si la prestación es fungible).
El caso de la extinción de la obligación por imposibilidad de pago es un típico ejemplo de la extinción de la
obligación sin la satisfacción del interés del acreedor.
En la prestación fungible la obligación es susceptible de ejecución forzada específica. Carece de relevancia la
personalidad del deudor. Se satisface el mismo interés que si la obligación se hubiera cumplido de forma
voluntaria.
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La ejecución equivalente tiene lugar cuando se trata de un acto personalísimo del deudor (pintar un cuadro)
o porque existe imposibilidad de hecho imputable al deudor u otros casos similares.
La responsabilidad
La responsabilidad es la sujeción de una persona a la sanción jurídica.
Puede ser patrimonial, mediante la cual los bienes del deudor están destinados a la satisfacción del
interés del acreedor.
Puede ser personal, refiere a la obligación que tiene el deudor de resarcir el daño causado por el
incumplimiento.
Dentro de la responsabilidad patrimonial se ubica la garantía patrimonial, con esta alude al hecho de que
los bienes del deudor garantizan el cumplimiento de su obligación.
Mediante el control gestorio (acción pauliana, subrogatoria, etc) que habilita al acreedor para realizar
determinados actos conservatorios sobre el patrimonio del deudor, aún antes del incumplimiento, por medio
del poder que tiene el acreedor de proceder a la ejecución forzada de los bienes del deudor para la
satisfacción de su interés.
La ejecución es forzada porque ante la resistencia del deudor, el acreedor tiene derecho a recurrir al concurso
de la jurisdicción (PJ), son estos los encargados de suministrarle la fuerza que permitirá satisfacer el derecho
del acreedor aún contra la voluntad del deudor incumplidor.
La resolución del contrato está prevista por la ley en los casos de incumplimiento de contratos bilaterales. La
acción de resolución tiende a extinguir la relación obligacional existente.
La responsabilidad obra de dos modos posibles: la ejecución forzada específica o la ejecución por
equivalente, más daños y perjuicios.
La sanción está prevista desde el comienzo, tanto desde el punto de vista subjetivo (acreedor y deudor) como
del punto de vista objetivo (ordenamiento jurídico), aunque condicionada a que se produzca un hecho
eventual, el incumplimiento del deudor.
A partir del incumplimiento, se acciona el segundo miembro de la norma primaria: el deudor pasa a adeudar
la sanción. Esto comprenda la prestación originaria (o su equivalente) más los daños y perjuicios.
El derecho personal es aquel que existe entre dos sujetos determinados que contraen obligaciones
correlativas, teniendo por finalidad regular las relaciones de cooperación de dos personas.
Son derechos relativos, ya que sólo pueden ser exigidos por la parte activa de la relación obligacional ante la
parte pasiva de la relación y no ante terceros, o ante las personas que lo disponga la ley.
El objeto en el derecho personal puede ser tanto como la prestación de una cosa, de un hecho o de una
abstención. Algunos derechos personales, debidamente inscriptos tienen efectos de inherencia, dándole la
posibilidad al titular de oponer su derecho frente a terceros adquirentes.
El derecho real es el que se establece en la relación inmediata entre el sujeto con la cosa, a diferencia del
derecho personal, que se establece entre dos sujetos. El sujeto aquí ejercita su poder poder jurídico
directamente, sin necesidad de un tercero.
Tienen como finalidad económica amparar relaciones de atribución o apropiación de riqueza, constituyendo
una situación a conservar. El objeto en el derecho real siempre es una cosa, sobre la que el sujeto ejerce
poder.
Son de carácter absoluto, es decir que son oponibles y eficaces frente a todos (erga omnes). De la absolutez
surge el derecho a la acción persecutoria y restitutoria de la cosa, esto le da la posibilidad de perseguir la cosa
cuando un tercero la haya tomado de hecho y reintegrarla a su poder.
La inherencia de los derechos reales implica dos niveles, que implica la posibilidad de oponer el derecho frente
a terceros, y el segundo nivel, que es exclusivo de los derechos reales, habilita al titular a perseguir la cosa
para recuperarla, mediante acciones posesorias.
La obligación es una relación jurídica que vincula a dos o más sujetos, mediante la cual uno de ellos, el deudor,
asume determinada prestación patrimonial que deberá cumplir para satisfacer el interés del otro sujeto, el
acreedor. Esta relación vincula una situación de derecho subjetivo (crédito) con otra de deber jurídico (deuda).
La relación obligacional es el nexo que vincula al acreedor y deudor, este vínculo implica coercibilidad, ya que
en caso de incumplimiento el acreedor tiene la potestad de obtener el cumplimiento o su equivalente, mediante
la coacción.
El deber genérico es un deber general que recae sobre todos los sujetos, a excepción del titular del derecho
real o del derecho absoluto, que no supone un comportamiento determinado, sino un deber negativo general de
abstención. La violación de un deber genérico supone la lesión de un bien concreto. Es la contrapartida del
derecho absoluto.
El derecho potestativo es aquel que se ejerce mediante un acto unilateral y le confiere al sujeto activo la
potestad de determinar una modificación en la situación jurídica del otro sujeto, quedando el sujeto pasivo
sometido a la voluntad del activo, sin poder impedir que se produzca el efecto jurídico.
La sujeción es el lado pasivo del derecho potestativo. Es la posición pasiva del destinatario del poder del otro
sujeto, el que ejerce el titular del derecho potestativo, que se encuentra sometido a la voluntad del activo.
La carga es el imperativo del propio interés, es el comportamiento que debe efectuar un sujeto para conseguir
un resultado útil, de su interés. Esto significa que el interesado debe cumplir con la carga para poder hacer
valer un derecho en un futuro, y si no lo hizo puede perder esa posibilidad.
Las obligaciones naturales no son normas jurídicas, ya que carecen de sanción y de cualquier otro tipo de
consecuencia coactiva.
Las obligaciones naturales son hechos jurídicamente relevantes, cuya relevancia consiste en constituir justas
causas de atribución patrimonial.
Art. 1245 “Toda obligación consiste en dar, hacer o no hacer alguna cosa”
Esta clasificación es la tradicional y es la que toman casi todos los códigos, se la conoce como clasificación
tripartita. El fundamento de aquellos códigos que no la toman es que plantean que las obligaciones de dar
están incluidas en las de hacer; sostienen que ambas son acciones, y las contraponen a las de abstención, es
decir, a las de no hacer. Por lo tanto no se adhieren a la clasificación tripartita, sino a una bipartita (hacer y no
hacer).
Nuestro derecho si se adhiere a la clasificación tripartita, como fundamento tenemos que las obligaciones de
dar, se distinguen de las de hacer por tener un régimen que las construye como clasificación independiente:
la posibilidad de realizar las obligaciones de dar de manera forzada, lo que no sucede con las obligaciones
de hacer.
Obligaciones de dar
La obligación de dar es la que tiene por objeto la entrega de una cosa.
Provienen de las primeras estructuras jurídicas recibidas de la edad media por el código francés y
luego aplicadas por Narvaja en el código uruguayo.
¿A que se obliga el deudor cuando tiene que dar? ¿Qué implica tener que dar? Frente a esto tenemos dos
teorías:
Concepción restringida: sostiene que el deudor se obliga a transferir un derecho real.
Concepción amplia: el deudor solo se obliga a dar una cosa que no tiene que ser solamente una
transmisión de derecho real.
Lo que se da es una tradición, a veces de tenencia, a veces de propiedad, o a veces de otros derechos
reales. El código utiliza el término “tradición” para diferentes transferencias de derechos.
Art.758 “La tradición o entrega, es la transferencia que hace una persona a otra, de la posesión de una cosa,
con facultad y ánimo de transferirle el dominio de ella (artículos 1252, 1335, 1337, 1680)”.
Art.769 “Para que se adquiera el dominio por la tradición se requiere: Que la tradición se haga por el dueño o
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por su representante. Que el que hace la tradición o la consiente, sea capaz de enajenar. Que la tradición se
haga en virtud de título hábil para transferir el dominio. Que haya consentimiento de partes.
En el contrato de venta, además de las cuatro circunstancias indicadas, se requiere que el comprador haya
pagado el precio, dado fiador, prenda o hipoteca, u obtenido el plazo para el pago”.
La importancia de si la concepción es restringida o amplia, esta en que muchas obligaciones caen dentro del
“dar” o dentro de “hacer” según que concepción se tome, lo cual es fundamental para saber el régimen
jurídico en el que estamos incluidos (recordar que son regímenes diferentes para las obligaciones de dar que
para las de hacer, principalmente por la diferencia del posible cumplimiento forzoso en las obligaciones de
dar).
Los elementos fundamentales que determinan la prestación de entregar cosa determinada son la cosa en sí, su
estado (material, jurídico y económico) y el derecho que sobre esa cosa me obligo a transmitir.
¿Qué es lo que hay en las obligaciones de dar cosa cierta y determinada y que no hay en las obligaciones
de dar cosa genérica?
Obligación de conservación, con diligencia de un buen padre de familia.
En la obligación de dar cosa cierta y determinada, hay obligación de conservar, así se establece en el
Art.1334 “La obligación de entregar la cosa contiene la de conservarla como buen padre de familia, hasta
que la tradición se verifique, so pena de daños y perjuicios”.
En cambio, la obligación de dar cosa genérica no implica la de conservarla, según lo dispuesto en el Art.1362
“La pérdida de algunas cosas del género no extingue la obligación y el acreedor no puede oponerse a que el
deudor las enajene o destruya, mientras subsistan otras para el cumplimiento de lo que debe”.
¿Dónde?
La regla general es el lugar donde las partes lo establezcan, en caso de no establecerse, se distingue si se
trata de obligación de dar cosa cierta y determinada, o de dar cosa genérica; en este caso (a diferencia de lo
que sucede con el plazo) se distingue el artículo 1465 “La paga debe ejecutarse en el lugar y tiempo
señalado en la convención.
Si no se hubiese designado lugar, la paga debe hacerse, tratándose de cosa cierta y determinada, en el lugar
en que estaba al tiempo de la obligación la cosa que le sirve de objeto. Fuera de estos dos casos, el pago
debe hacerse en el domicilio que tenga el deudor al tiempo del cumplimiento de la obligación (artículo 1728)”.
En cosa cierta y determinada, deberá entregarse en el lugar donde la cosa estaba al tiempo del nacimiento, al
constituirse la obligación.
En cosa genérica (y también en las obligaciones de hacer) la entrega se hace en el domicilio que tenga el
deudor al tiempo del cumplimiento de la obligación. Cambian los dos criterios, no es cuando nace, sino
cuando debe cumplirse la obligación; y no es donde se encuentra la cosa, sino en el domicilio del deudor. Es
muy importante esta diferencia en casos prácticos, ya que por ejemplo, pueden variar más gastos.
Riesgos
Se debe distinguir en este caso también, si se trata de obligación de dar cosa cierta y determinada,
o de obligación de dar cosa genérica.
Art.1557 “Tratándose de una obligación de dar, su extinción por la imposibilidad de la paga no hace extinguir
la obligación recíproca del acreedor.
En las obligaciones de hacer o de no hacer, la extinción es no sólo para el deudor sino también para el
acreedor, a quien aquél debe volver todo lo que hubiese recibido por motivo de la obligación extinguida
(artículo 1335)”.
Art.1558 “Las disposiciones precedentes no se extienden a las obligaciones de género o cantidad que
perecen siempre para el deudor”.
En obligaciones de dar cosa cierta y determinada, en caso de incumplimiento involuntario, se extingue la
obligación únicamente del deudor, permaneciendo la del acreedor, no sucede esto en las obligaciones de dar
cosa genérica, ni tampoco en las de hacer o no hacer; en estos casos se puede pactar de antemano que en
caso de hecho fortuito se extingan también la obligación del acreedor.
Es decir, el transcurso del tiempo puede afectar el valor del dinero, pero según este principio, el deudor
cumplirá con la suma establecida en el título, más allá de todo cambio.
Ahora bien, encontramos también el decreto ley 14500. Para que un caso se rija por este decreto y no
por el principio nominalista, se necesita de tres requisitos:
1. obligación de dar suma de dinero en moneda nacional
2. pretensión de cumplimiento en juicio
3. variación del valor moneda desde la exigibilidad (cuando las partes lo pactan, o por arbitrio judicial, o
por diez días) hasta la extinción
Cabe aclarar la diferencia entre intereses compensatorios e intereses moratorios. En el primer caso hablamos
de los intereses que están pactados; es un interés sobre el precio. Son intereses que se generan hasta que
se termina de pagar completamente, es digamos, el precio que se paga por utilizar un dinero.
En el segundo caso, encontramos dos posturas, por un lado hay quienes dicen que los intereses
moratorios son los daños, y hay quienes dicen que es una sanción por el incumplimiento.
Frente al incumplimiento de obligación de dar suma de dinero (siempre hablando a falta de pacto), el único
daño que se puede reclamar son los intereses moratorios, estos son los únicos posibles de ser reclamados
por el incumplimiento de dar suma de dinero. La ventaja es que no se necesita probar el daño.
Las partes pueden pactar el interés moratorio, en caso de no pactarse se aplica el interés legal, que según el
artículo cuarto de la ley 14500 es del 6% anual.
Para identificar sobre qué tipo de obligación estamos, debemos preguntarnos si ¿es posible que esa
obligación se cumpla en forma instantánea? Si la respuesta es si, estamos frente a una obligación de hacer
de cumplimiento inmediato, si es no, estamos frente a una obligación de hacer de cumplimiento continuado.
En obligaciones de cumplimiento instantáneo la duración es padecida por el acreedor, y en las de
cumplimiento continuado, es disfrutada.
Ambas tienen regímenes jurídicos diferentes, y esa es la importancia de dicha clasificación. Las obligaciones
de cumplimiento continuado, sin plazo pactado, dan derecho al deudor de solicitar el receso unilateral, es
una forma unilateral de extinción del vínculo obligacional, que se hace efectivo mediante una declaración de
voluntad del deudor dirigida al acreedor, que produce sus efectos sin necesidad de pronunciamiento judicial.
Vemos el principio de la libertad de juego.
Una segunda clasificación distingue las obligaciones de hacer en fungibles y no fungibles; recordar que
fungibilidad es sinónimo de sustituibilidad; el criterio aquí es según sea o no posible sustituir el cumplimiento
del deudor por el cumplimiento de un tercero. Las obligaciones de hacer fungibles son aquellas que sí pueden
ser sustituidas por el cumplimiento de un tercero; y las no fungibles, en cambio, no pueden serlo.
La importancia de dicha clasificación la vemos en dos cosas, en primer lugar, en caso de fallecimiento del
deudor se atenderá a si es o no obligación fundible, si lo es, se heredará la obligación, y si no lo es, se
rescindirá el contrato.
Veamos el siguiente Art.1849 “Cuando se ha encargado cierta obra a una persona por razón de sus
cualidades personales, el contrato se rescinde por la muerte de esta persona, pero nunca por la muerte del
que encargó la obra.
Sin embargo, éste debe abonar a los herederos a proporción del precio convenido el valor de la parte de la
obra ejecutada y de los materiales preparados, siempre que de estos materiales reporte algún beneficio.
Lo mismo será, si el que contrató la obra no puede acabarla por alguna causa independiente de su voluntad”.
El segundo punto importante de esta distinción radica en el régimen de incumplimiento. Art.1338 “Toda
obligación de hacer o de no hacer, se resuelve en resarcimiento de daños y perjuicios, en caso de falta de
cumplimiento de parte del deudor.
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Sin embargo, el acreedor tiene derecho a exigir que se destruya lo que se hubiese hecho en contravención
de la obligación y puede obtener autorización judicial para destruirlo a costa del deudor, sin perjuicio del
resarcimiento de daños si hubiere lugar”.
Frente al incumplimiento de una obligación de hacer, el deudor tendrá las siguientes posibilidades:
a. si se trata de una obligación fungible, podrá pedir el juez la ejecución forzada específica, eligiendo las
dos variables posibles.
1) pedir al juez que nombre a un tercero
2) solicitar al juez la aplicación del régimen de “astreintes” el cual implica una presión psicológica y monetaria
para lograr el cumplimiento.
b. En caso de tratarse de una obligación no fungible, no se podrá pedir la ejecución forzada específica,
pero sí se podrá pedir la ejecución forzada por equivalente. De no elegir la ejecución forzada por
equivalente podrá pedir la resolución del contrato (en cualquiera de las dos posibilidades siempre se
acompaña con indemnización por daños y perjuicios).
Por otro lado frente al incumplimiento fortuito, quien asume la pérdida en obligaciones de hacer es el deudor.
Así lo establece el Art.1557 “Tratándose de una obligación de dar, su extinción por la imposibilidad de la paga
no hace extinguir la obligación recíproca del acreedor.
En las obligaciones de hacer o de no hacer, la extinción es no sólo para el deudor sino también para el
acreedor, a quien aquél debe volver todo lo que hubiese recibido por motivo de la obligación extinguida
(artículo 1335)”.
La regla es que se realice en el lugar estipulado. Si no lo hay, nos remitimos al Art.1465 inciso final, que
plantea que el pago se hará en el domicilio que tenga el deudor en el tiempo de cumplimiento de la
obligación. La finalidad es favorecer al deudor.
Obligaciones de NO HACER
En este tipo de obligaciones, el deudor se obliga a la abstención de una actividad que legítimamente
tendría derecho a hacer. La utilidad del acreedor, es entonces, resultado de la abstención del deudor.
Los dos ejemplos más claros y frecuentes de obligaciones de no hacer, son: en primer lugar la cláusula de
exclusividad (en el ámbito empresarial, se trata de las situaciones en que una empresa vende un producto y
se obliga frente a otro a no realizar ventas en determinadas zonas), y en segundo lugar tenemos como otro
ejemplo claro la obligación de no establecerse (cuando un individuo vende casa comercio, se obliga a no
establecerse con negocio del mismo objeto en zona cercana).
La naturaleza de este tipo de obligaciones si bien no se establece nada explícitamente, por analogía del
Art.475 se deduce que son obligaciones de naturaleza mueble.
Incumplimiento
En el caso de ser fortuito, el riesgo será para el deudor, igual que en las obligaciones de hacer.
En caso de tratarse de incumplimiento voluntario, sucederá también lo mismo que en las obligaciones de
hacer, agregándole la peculiaridad de que las obligaciones de no hacer generan siempre incumplimientos
definitivos y por lo tanto no es posible que el deudor pueda cumplir tardíamente.
La obligación será conjunta o simultánea cuando se deban todas las prestaciones simultáneamente, el deudor
no puede obligar al acreedor a recibir “parte” de los elementos. Por ejemplo, el juego de comedor.
En las obligaciones disyuntivas, se debe una u otra prestación. De acuerdo a como se debían, se distingue
entre obligaciones alternativas o facultativas.
Alternativas son dos prestaciones, las cuales tienen que ser similares en su género. Art.1349 “La obligación
es alternativa cuando se deben varias cosas, de manera que el deudor por la entrega o la ejecución de una
de ellas, se libra de dar o hacer la otra”.
Art.1350 “La elección pertenece siempre al deudor, si no se ha concedido expresamente al acreedor.
Si el que ha de hacer la elección muere sin ejecutarla, ese derecho pasa a sus herederos”. Art.1351. “El
deudor puede liberarse entregando cualquiera de las dos cosas prometidas; pero no puede obligar al
acreedor a recibir parte de una y parte de otra”.
Art.1352. “Si una de las dos cosas prometidas no podía ser materia de la obligación, se considera
ésta pura y simple, aunque contraída como alternativa”.
Las obligaciones alternativas tienen como función darle un espectro al acreedor, para que tenga más
posibilidades de elección (por ejemplo el menú en un restaurante); permite postergar la elección del acreedor
que al principio no tiene seguridad (en ambos casos siempre que la elección esté en manos del acreedor).
Art.1353 “La obligación alternativa se convierte en simple si una de las dos cosas prometidas perece,
aunque sea por culpa del deudor y no puede ser entregada.
En este caso, el deudor debe entregar la que hubiere quedado, sin que ni él cumpla con ofrecer ni el acreedor
pueda exigirle el precio de la otra.
Si ambas han perecido y sólo una por culpa del deudor, debe entregar el precio de la última que ha
perecido”.
Facultativas, encontramos una obligación con una única prestación principal. Se le suma a ésta, el derecho
a pagar o cumplir con otra prestación que es auxiliar o accesoria. Se podrá liberar de la obligación principal
con la obligación accesoria, puede tratarse de una obligación de dar, hacer o no hacer. La obligación
accesoria debe ser equivalente a la principal.
En la obligación facultativa el acreedor solo tiene derecho a reclamar lo principal, no puede elegir,
netamente, es un tipo de obligación que favorece al deudor.
Es en el momento que nace la obligación, que debe determinarse si se trata de una obligación facultativa
o alternativa, en caso de duda del tipo de obligación, el código entiende que se trata de una obligación
alternativa.
Aquí tenemos expresados los criterios considerados por Narvaja. Por un lado el de la autonomía privada
expresada en el artículo 1376, este criterio establece que aunque la cosa sea divisible materialmente, si las
partes pactan que no lo son, entonces no lo serán. Pero las partes no pueden pactar que algo que es
indivisible sea divisible (ejemplo un caballo).
Por otro lado tenemos el criterio material, si el objeto de la obligación es o no divisible (ejemplo, el dinero es
divisible).
Por último tenemos el criterio intelectual que establece que será divisible si es jurídicamente posible su
división (ejemplo, derecho de propiedad-hay cuatro propietarios entonces se divide en cuatro). Este último
criterio recibe una fuerte crítica por parte de Savigny que plantea que dicho criterio no debería existir ya que
todo puede ser divisible intelectualmente (ejemplo, el caballo puede tener diez propietarios y sin embargo es
indivisible materialmente).
Obligación divisible:
Art.1378 “La obligación que es susceptible de división debe ejecutarse entre deudor y acreedor como si fuese
indivisible.
La divisibilidad sólo tiene aplicación, cuando son varios los acreedores o deudores por contrato o por
sucesión”.
Art.1379 “Cuando en la obligación divisible son varios los acreedores o deudores por contrato, el crédito y la
deuda se dividen de pleno derecho y por iguales partes entre todos los individuos enumerados conjuntamente,
sea como acreedores o deudores de una misma cosa, a no ser que se disponga de otro modo en el título
constitutivo de la obligación. La insolvencia de uno de los deudores no grava a los otros (artículo 2127)”.
Este artículo se refiere al momento en que no hay autonomía privada, las deudas se dividen en partes iguales.
Este es el llamado principio de fraccionamiento. El deudor esta obligado a pagar su parte y el acreedor a
exigir solo la parte que le corresponde al deudor.
Ejemplo.
Acreedor ----------- Deudor A1 B1
(50.000)
B2 (50.000)
En cuanto a las obligaciones divisibles, la discusión a la que se refiere Berdaguer, de si son más de una
obligación o solo una. Mariño lo que considera importante de esto es saber distinguir entre relación
obligacional y obligación. En principio hay una relación obligacional y el fraccionamiento que se hace es para
el cumplimiento de la prestación, pero la obligación es la misma. Es decir no hay pluralidad de relaciones
obligacionales.
Obligación indivisible:
Art.1384 “Cada uno de los que contrajeron conjuntamente una obligación indivisible (artículo 1375 y 1376)
está obligado por el todo, aunque la obligación no se haya contraído solidariamente.
Lo mismo sucederá con respecto a los herederos de aquél que contrajo semejante obligación (artículo
1168)”.
Se puede ir por el todo contra el deudor, aunque haya dos, el acreedor aquí puede ir contra el más solvente
(esto es una ventaja para el acreedor). Esto la asimila a las obligaciones solidarias, donde la principal
característica es que se puede ir por el todo contra uno de los deudores.
En caso de que B1 fallece y deja herederos a C1 y C2, entonces A1 puede ir por el todo contra uno de ellos
por ejemplo C1 si este es más solvente.
Art.1386 “El heredero del deudor que es demandado por la totalidad de la obligación, puede pedir término para
citar a sus coherederos, a no ser que sea de tal naturaleza la obligación, que sólo pueda ser cumplida por el
demandado.
En tal caso, sólo éste será condenado, dejándole a salvo la acción contra sus coherederos”. Este artículo
es una excepción a la regla de que se puede ir por el todo contra un deudor aunque haya dos.
Si se demanda a C1, este puede pedir que se cite (exigir que sean co-demandados) a C2 para el
cumplimiento, a no ser que solo pueda ser cumplida la obligación por el demandado.
Es importante tener en cuenta que la herencia se puede aceptar bajo beneficio de inventario. Igualmente A1
no siempre tiene que ir a uno por el todo, puede el acreedor demandar a los dos deudores.
Art.1387 “La prescripción interrumpida respecto de uno de los deudores de la obligación indivisible lo
es igualmente respecto de los otros”.
Suposición de muerte del acreedor. Ningún heredero puede hacer remisión (perdonar al deudor) de la deuda
ni aceptar otra cosa por el precio de la misma. Si lo hizo su coheredero no puede reclamar la deuda sino
abonar la porción del que ha hecho la remisión o ha recibido el precio. Le abona al deudor la porción, porque
otro acreedor se lo perdonó.
Se entiende que el que perdonó, lo hizo por su parte y no por toda la deuda. Hay quienes creen que esto se
entiende para los coacreedores y no solo para los coherederos, y otros que entienden que solo habla de
coherederos.
Art.1385 “Cualquiera de los herederos del acreedor puede exigir en su totalidad la ejecución de la deuda
indivisible; pero no puede uno solo hacer remisión de la deuda ni recibir en lugar de la cosa, el precio de ella.
Sin embargo, si alguno de los herederos ha remitido la deuda o recibido el precio de la cosa indivisible, su
coheredero no puede reclamarla, sin abonar la porción del que ha hecho la remisión o ha recibido el
precio”.
Obligaciones solidarias
Las obligaciones solidarias tienen una regulación específica, diferente a la regulación de las
mancomunadas simples.
Estas obligaciones denominadas solidarias suelen ser confundidas con las obligaciones indivisibles, como
similitudes encontramos:
Pluralidad de sujetos
No hay división ni de deuda, ni de crédito (deudor obligado a pagar el todo y acreedor puede exigir el todo).
Es necesario marcar las diferencias existentes entre las obligaciones solidarias y las indivisibles. En primer
lugar, las obligaciones indivisibles refieren al objeto de las relaciones obligacionales; en cambio las
obligaciones solidarias refieren al sujeto de las mismas. Esto es importante porque encontramos en las
solidarias dos tipos (que no sucede en las indivisibles), solidarias respecto al sujeto activo y solidarias
respecto al sujeto pasivo.
Por otra parte, en las obligaciones indivisibles, el objeto no cambia al fallecer el deudor original.
En obligaciones solidarias, no se transmite la solidaridad en cuanto a cada heredero que conforme la estirpe,
el acreedor no puede ir en contra de un heredero por el todo, en cambio en las obligaciones indivisibles se le
puede reclamar el todo a cada uno.
En tercer lugar, en caso de que se destruya la cosa por uno de los deudores, en obligaciones indivisibles, se
divide, es decir, es culpable aquel a quien se le destruye la cosa; en cambio en las solidarias, se mantiene la
solidaridad y todos deben responder (aunque sea por daños y perjuicios).
La obligación solidaria es un tipo de obligación en el cual el deudor está obligado a pagar el todo, o el
acreedor puede exigir el todo, aún siendo esta obligación divisible.
La solidaridad deber ser pactada o prevista. El origen o fuente de la solidaridad la encontramos en el
Art.1391“La solidaridad no se presume; es preciso que se declare inequívocamente en la convención o en el
testamento.
Sólo cesa esta regla en los casos que tenga lugar de pleno derecho, en virtud de disposición de la ley”.
Entonces, en las solidarias activas, según lo establece el artículo 1396, el acreedor puede reclamar el todo,
y como consecuencia se extinguen los derechos de reclamar de los demás acreedores. Cualquier acreedor
tiene derecho al cobro.
Por su parte, en las solidarias pasivas, según lo establece el artículo 1397, el deudor está obligado a
pagar el total si el acreedor lo exige, como consecuencia libera al reto de los deudores, extinguiendo así
la obligación.
Como utilidad activa, encontramos en primer lugar que se facilita el cobro; en segundo lugar, no se puede
revocar unilateralmente la solidaridad. Se necesita la voluntad de todos.
Como utilidad pasiva, encontramos en primer lugar que es una garantía para el acreedor en caso de
insolvencia; en segundo lugar, no se puede revocar unilateralmente la solidaridad, se necesita la voluntad
de todos.
Autonomía de la voluntad
Es un concepto que va referido a la capacidad del individuo para dictarse sus propias normas morales. El
concepto constituye actualmente un principio básico en el Derecho privado, que parte de la necesidad de que
el ordenamiento jurídico capacite a los individuos para establecer relaciones jurídicas acorde a su libre
voluntad. Son los propios individuos los que dictan sus propias normas para regular sus relaciones privadas.
De él se desprende que en el actuar de los particulares se podrá realizar todo aquello que no se encuentre
expresamente prohibido o que atente contra el orden público, las buenas costumbres y los derechos de
terceros.
El principio de autonomía de la voluntad privada ha sido definido como el poder de las personas, reconocido
por el ordenamiento positivo para disponer con efecto vinculante de los intereses y derechos de los que son
titulares y por ende crear derechos y obligaciones, siempre que respete el orden público y las buenas
costumbres.
Andrea Valenzuela – 2016 22
Se entiende por autonomía privada el poder de autodeterminación de la persona; es aquel poder complejo
reconocido a la persona para el ejercicio de sus facultades, sea dentro del ámbito de libertad que le pertenece
como sujeto de derechos, sea para crear reglas de conducta para sí y en relación con los demás, con la
consiguiente responsabilidad en cuanto actuación en la vida social; y que del principio de personalidad que el
Derecho Civil contempla derivan: el derecho subjetivo, y la autonomía privada.
Dentro de la autonomía privada así entendida se pueden distinguir dos aspectos o sentidos:
1º El poder atribuido a la voluntad respecto a la creación, modificación y extinción de relaciones jurídicas, o
autonomía privada en sentido estricto, (autonomía de la voluntad), referida al ámbito del negocio jurídico
2º El de poderes, facultades y derechos subjetivos, esto es, concretada en la autonomía dominical o
ámbito del ejercicio de los derechos subjetivos.
Ejemplo de obligación alternativa que satisface necesidades del acreedor: el boleto de ómnibus.
Ejemplo de obligación alternativa que satisface necesidades del deudor: heredero a quien testador le impone
la obligación de cumplir cierto legado, pero otorgándole la potestad de optar entre un elenco de objetos.
La obligación alternativa en todos los casos beneficia al acreedor frente a los riesgos, ya que en el caso que
perezca la cosa, el deudor debe entregar la otra, ampliando las posibilidades de que este vea satisfecho su
interés.
En los casos que la elección pertenezca al acreedor, tiene ventaja de que puede postergar su elección hasta
el momento del cumplimiento.
En la elección, los múltiples objetos que originariamente eran debidos se transforma en uno solo, ya sea por
la voluntad de las partes o por la llamada concentración natural, que tiene lugar cuando una de las cosas
debidas perece por caso fortuito fuerza mayor y solo queda la otra cosa para entregar.
Para saber a quién corresponde la elección hay que ver que se estipuló entre las partes. A falta de convención
expresa, la elección pertenece siempre al deudor (art. 1350).
La elección es de carácter unilateral y recepticio (que produce efectos desde que llega a la otra parte).
Riesgos
Cuando la concentración se produce por fuerza mayor o caso fortuito.
Obligaciones facultativas
Son aquellas que tienen por objeto una cosa determinada, pero concediéndose al deudor la facultad de
pagar con esta cosa o con otra cosa que se designa.
El propietario se obliga a entregar la cosa A pero se reserva la facultad de sustituir dicha prestación,
entregando la cosa B. Este está obligado a entregar la cosa A pero tiene la facultad de liberarse, entregando
la cosa B.
La facultad de sustitución puede referirse a todo tipo de prestación, sea de dar, de hacer o de no hacer. La
prestación accesoria tiene que ser equivalente de la principal.
Efectos jurídicos
Si hay incumplimiento, el acreedor sólo tiene facultad de reclamar la cosa debida (principal) y no la otra (art.
1358).
Si la cosa perece sin culpa del deudor antes de celebrarse el contrato, este es nulo por falta de objeto. Si
perece la accesoria, la obligación se considera pura y simple desde el primer momento.
Concepto de contrato
Definición de contrato del Código Civil:
art. 1247: “Contrato es una convención por la cual una parte se obliga para con la otra o ambas partes se
obligan recíprocamente a una prestación cualquiera”.
El derecho romano es fiel a la noción restringida que plantean los romanos del contrato. En el derecho
romano el contrato tenía eficacia obligacional, siendo necesaria la transferencia de la propiedad (tradición)
además del contrato. Además el contrato en la concepción romana es sólo aquel que crea, produce
obligaciones, no las convenciones cuyo objeto es modificar o extinguir un vínculo obligacional preexistente.
Estamos frente a un contrato cuando se celebra una compraventa por ejemplo, produce el nacimiento de las
obligaciones que es entregar la cosa (para el vendedor) y pagar el precio (el comprador). Pero esto no es
suficiente para que el comprador se vuelva propietario de la cosa, se necesita sumarle la tradición, momento
en el que se traspasa la propiedad.
Se entiende por convención al consentimiento y acuerdo de dos o más voluntades. El individuo tiene el poder
de decidir sobre su propia esfera jurídica, ya que los contratos se celebran dentro de la autonomía privada,
esta se expresa por actos negociales.
El derecho uruguayo cuando habla de contrato hace referencia al contrato CONSTITUTIVO de obligaciones
no modificativo ni extintivo. Es un negocio jurídico obligacional.
Hecho jurídico: Existen los hechos indiferentes para el derecho, y los hechos jurídicos. Los primeros son
aquellos sucesos que aún cuando puedan revestir importancia desde el punto de vista social o espiritual, no
son tomados en cuenta por el derecho, y por ende su producción no traerá consecuencias en el ordenamiento
jurídico.
Los hechos jurídicos, en cambio, son todos aquellos sucesos, ya sean de orden natural o consecuencia de
la actividad humana, cuya producción trae consigo consecuencias de derecho, como por ejemplo el
nacimiento de una persona (genera derechos y obligaciones). Acto jurídico: Couture lo define como el hecho
humano voluntario, lícito, al cual el ordenamiento positivo atribuye el efecto de crear, modificar o extinguir
derechos.
Negocio jurídico: Manifestación intencional de voluntad para una finalidad sancionada por el derecho.
La relevancia jurídica de la voluntad sobreviene cuando se exterioriza, para esto se requiere que asuma
una forma, mediante una declaración o manifestación.
La forma es el medio por el cual se hace posible la comprobación del querer del sujeto social y jurídicamente
relevante. La forma tiene que tener un contenido y una finalidad.
El sujeto emite una declaración de voluntad con un específico querer (contenido) para alcanzar un fin.
Se requiere entonces de la forma, el contenido y la finalidad para que se configure el negocio jurídico.
El negocio jurídico está dirigido a procurar la satisfacción de intereses individuales, que bien pueden ser
económicos o de otra naturaleza.
NEGOCIO DISPOSITIVO (en sentido amplio) modifica siempre la situación jurídica preexistente.
a. Negocios dispositivos en sentido estricto (capaz de producir efecto real).
- Dispositivo traslativo, la transferencia de la propiedad
- Negocios dispositivos constitutivos, la constitución de un derecho real menor.
b. Negocio obligacional, determina el surgimiento de una relación obligacional con efecto personal
(los contratos).
La propiedad se transmite en el momento que tiene lugar la tradición, que es la que produce el efecto real,
pero la tradición tiene que estar acompañada por un título idóneo, un contrato que sea título hábil para
transferir el dominio.
Los contratos que no son títulos hábiles para transferir el dominio son:
1. Mandato
2. Arrendamiento de cosas y servicios
3. Anticresis
4. Depósito
5. Comodato
6. Prenda
En algunos de estos casos se hace entrega de la cosa, pero sólo se traspasa la mera tenencia, no la
propiedad. Se llama mera tenencia a la del arrendatario, secuestre, comodatario, acreedor prendatario y a
aquellos que tienen una cosa en lugar y a nombre de otro.
En algunos casos la entrega de la cosa implica la transferencia de la propiedad y en otros sólo la mera
tenencia, ya que los negocios tienen diversa función.
La compraventa es un contrato de cambio y está destinado a producir un traspaso definitivo de los bienes,
contrario a este, el arrendamiento es el uso o goce temporario de la cosa arrendada, la entrega de la cosa se
hace para que la cosa sea custodiada.
Son títulos hábiles para constituir un derecho real de garantía: la prenda, la hipoteca, la promesa de
enajenación de inmuebles a plazos. Este derecho real se produce cuando el contrato se inscribe en el
registro.
El contrato puede ser titulo habil no sólo para transferir la propiedad sino para transferir un
derecho real menor o para constituir un derecho real de goce
2. Tradición
A hace tradición a B, es un negocio constitutivo, nace el derecho real de usufructo
4. Tradición
B hace tradición a C, es un negocio traslativo y finalmente se transfiere el derecho real de usufructo.
Estos contratos se oponen a los otros, que agotan sus posibilidades en el campo meramente obligacional,
sin que puedan servir de título para la producción de efecto real.
Concepto de enajenación
Nuestro Código Civil se refiere múltiples veces a la enajenación pero no existe una definición legal.
En la doctrina la noción de enajenación se circunscribe a los negocios dispositivos traslativos y constitutivos,
con exclusión a los extintivos. En ambos casos se produce una adquisición derivada, el sujeto adquiere un
derecho como consecuencia del acto de disposición que realiza el otro sujeto.
Noción de gravamen
En nuestro derecho, el concepto de gravamen es utilizado en dos o más sentidos diferentes que
pertenecen a distintos planos. Se utiliza en diversos sentidos:
a. gravamen como significado de derecho real menor, que es innecesario ya que se duplica la
terminología respecto de un mismo concepto jurídico y crea confusión.
b. Gravamen para aludir al sacrificio, desventaja o carga que padece un sujeto, en un sentido
económico, como pérdida de patrimonio. como equivalente a “modo”.
La esencia de la noción de gravamen es la idea de sacrificio o desventaja (se puede ver en el art. 1249)
El concepto de gravamen al ser un concepto económico, va más allá de las relaciones que sólo generan un
vínculo obligacional.
Por ejemplo en la prestación constitutiva en los contratos reales, hay un gravamen para el sujeto que la
realiza, pero no obligación, porque esta entrega perfecciona el contrato, o sea no corresponde a la zona del
cumplimiento de las obligaciones.
El negocio dispositivo no produce su efecto real si el sujeto no está legitimado para realizar la tradición, ya
que no está transfiriendo el dominio, aunque puede producir otros efectos.
La legitimación funciona como requisito de eficacia del negocio dispositivo, no afecta a la validez, sino a
la eficacia, puede ser hacerse la legitimación superveniente y opera la transferencia del dominio
automática y retroactivamente.
La publicidad registral interesa primordialmente sobre los derechos reales y los bienes inmuebles y en
menor grado a los derechos personales y a los muebles (identificables).
Según el principio de legitimación y de la fe pública registral, en caso de oposición entre la realidad y los
asientos registrales, prima la realidad, ya que la inscripción tiene un valor meramente informativo.
La inscripción de un contrato en el registro no convalida los actos o negocios jurídicos nulos o anulables ni
subsana los vicios o defectos que pudiese tener.
Si A vende a B y este no inscribe, y al mismo tiempo A vende a C y este sí consulta e inscribe, B no podrá
reclamar la propiedad a C, ya que su adquisición no es oponible a C, no puede hacerse valer contra el que
inscribió antes. Se extingue el derecho de propiedad del primer comprador (B) que no inscribió, porque la
inscripción de C lo convierte en dueño.
La segunda función de la publicidad registral es la de dirimir conflictos entre diversos derechos subjetivos
que son incompatibles entre sí, haciendo prevalecer el que se inscribió primero (principio de prioridad de la
inscripción).
Además de aplicarse en la doble enajenación, también se aplica a los arrendamientos, si el
arrendamiento está inscripto el nuevo propietario deberá respetarlo.
Objeto de la publicidad
El registro tiene por cometido posibilitar el conocimiento de los terceros respecto de esa mutación del
dominio.
La ausencia de publicidad no tiene que ver con los vicios que puedan aquejar al negocio, la publicidad es
externa al acto por lo tanto no puede invalidarlo, sino que puede ser inoponible o ineficaz.
En la publicidad declarativa, se exige esta para su eficacia, pero el derecho surge antes de la publicidad.
Los derechos nacen con el contrato independientemente de la inscripción en el registro, pero la inscripción
incide en la eficacia de los derechos ya surgidos, extendiendo su zona de influencia respecto de terceros.
En la publicidad constitutiva no puede nacer el derecho sin la publicidad, el derecho real no existe antes
de la publicidad, sino que surge con esta, como por ejemplo el derecho real de hipoteca.
En la clasificación formal como unilateral o bilateral, el contrato resulta bilateral por el solo hecho de que
cada parte contratante se obliga respecto de la otra. En el sentido sustancial, se tiene en cuenta que entre
las obligaciones debe existir una relación de interdependencia.
La obligación de dar una cosa y la de pagar un precio son obligaciones interdependientes. Son obligaciones
principales ligadas entre sí por un nexo bilateral, tienen la misma jerarquía.
Si un contrato genera obligaciones para ambas partes pero éstas no son recíprocas o
interdependientes, estamos frente a un contrato unilateral.
Cuando la carga impuesta al donatario no equivale al valor del objeto donado se habla de donación, por ende
de contrato gratuito. Siendo los gravámenes desiguales (gratuidad), las obligaciones no son
interdependientes, ya que no tienen la misma jerarquía. Si los gravámenes fueran equivalentes el contrato
sería oneroso y las relaciones resultan interdependientes.
EL CONTRATO PLURILATERAL
Es un contrato en el que dos o más personas estipulan poner algo en común con la mira de repartirse
entre sí los beneficios que de ello provenga. (art. 1875)
Las obligaciones son convergentes, su cumplimiento tiende a realizar una finalidad común.
La doctrina destaca que en estos contratos existe una comunidad de fin, existen pluralidad de partes y éstas
estipulan poner algo en común con la mira de repartirse los beneficios que de ellos provengan.
En los contratos de sociedad las partes unen y asocian sus prestaciones para la obtención de un fin social
(repartirse los beneficios), en vez de que cada parte adquiere la prestación del otro contratante como trueque
de la suya (contratos de cambio).
En la sociedad de prestaciones, la utilidad o provecho está destinado a ser utilizado en común. La función del
contrato plurilateral no termina cuando se ejecutan las obligaciones de las partes, sino con la realización de
las obligaciones.
Los contratos plurilaterales son contratos de ejecución continuada, son contratos abiertos, luego de
concluido el contrato pueden entrar a formar parte de este otros sujetos.
No tiene un contenido típico constante como en los demás contratos, los aportes de los socios pueden
ser de valores distintos. La equivalencia existe entre lo que el socio aporta y el reparto de beneficios, su
enriquecimiento es proporcional a su aporte (art. 1888).
GRATUITOS Y ONEROSOS
La división entre gratuitos y onerosos está construida desde un punto de vista económico.
El contrato es gratuito cuando sólo tiene por objeto la utilidad de una de las dos partes, sufriendo la otra el
gravamen (art. 1248) El contrato es oneroso cuando tiene por objeto la utilidad de ambos contratantes
gravandose cada uno a beneficio del otro (art. 1249)
La noción de utilidad refiere al beneficio, ventaja o provecho que le procura a la otra parte.
Los contratos onerosos pueden ser bilaterales como unilaterales, pero los contratos bilaterales siempre son
onerosos, porque la interdependencia de las obligaciones produce equivalencia de gravámenes.
La noción de equivalencia
La noción de contrato gratuito se vuelve falsa e inadecuada al momento de hablar de contrato gratuito a
pesar de que ambas partes se encuentran gravadas.
En la donación modal ambas partes resultan gravadas, la imposición del modo genera una obligación y
un gravamen para el donatario.
Los contratos onerosos pueden dividirse en conmutativos y aleatorios. El contrato conmutativo es cuando
cada una de las partes se obliga a dar o hacer una cosa equivalente a lo que la otra debe dar o hacer a su
vez. El contrato aleatorio es si el equivalente consiste en una contingencia incierta de ganancia o pérdida.
En base a esto podemos clasificar a la donación modal como gratuita, ya que como requisito tiene que el
modo o gravamen no sea equivalente al valor del objeto donado, ya que si fuera equivalente sería un
contrato oneroso.
En la doctrina, predomina el concepto subjetivo de equivalencia, que dice que las prestaciones son
equivalentes cuando las partes contratantes así lo consideran.
En el contrato aleatorio hay equivalencia que consiste en una contingencia incierta de ganancia o pérdida.
Como se trata de un acontecimiento incierto es imposible determinar en el momento en que el contrato se
forma, cuál será el resultado económico del mismo (contratar con una aseguradora por ej).
El acontecimiento es objetivamente incierto para las dos partes, la equivalencia de las prestaciones consiste
en que no se sabe en el momento del perfeccionamiento, cual de las dos partes resultará beneficiada.
Hay una equivalencia en las respectivas posibilidades de ganancia o pérdida. Las prestaciones son
económicamente inciertas.
Forma solemne
Cuando la ley establece una forma especial y prescribe que en su ausencia el contrato es nulo
o no válido, esta es una forma solemne. También hablamos de solemnidad cuando la ley exige la
observancia de la forma para el perfeccionamiento o conclusión del contrato.
Función de la solemnidad. Solemnidad y publicidad.
Nuestra ley establece como solemnes a los contratos que son títulos hábiles para la transferencia
del dominio cuando recaen sobre bienes inmuebles y reglamentó como consensuales o reales a los
que no están dirigidos a transferir la propiedad. Este criterio es en base a la trascendencia jurídica y
económica del negocio, ya que el bien pasa de un patrimonio a otro en forma definitiva.
La inscripción en el registro no desempeña una función de solemnidad, ya que no está dirigido a las partes
contratantes, sino que tiene por cometido informar a los terceros. Este no es requisito de formal, como lo es
en los contratos reales, que sin la inscripción no nace el derecho real. En materia de hipoteca, el requisito de
solemnidad está previsto para el título contrato de hipoteca) y consiste en la escritura pública, en tanto que el
requisito de publicidad se refiere a la constitución del derecho real.
El contrato real
En los contratos reales la entrega de la cosa tiene la característica de ser un elemento constitutivo o
de perfeccionamiento del contrato.
a. Sólo se considera perfecto después de la entrega de la cosa
b. En tanto la entrega no se haya realizado cualquiera de las partes puede dejar sin efecto el contrato
(el contrato todavía no llegó a existir).
c. Hay dos momentos, uno llamado consensual (acuerdo de voluntades) y un momento llamado
real (entrega de la cosa).
El contrato real en el código civil uruguayo
El contrato se llama real cuando la obligación principal que nace de él supone necesariamente la tradición de
la cosa (art. 1252). La entrega es ubicada por la ley en el período de ejecución o cumplimiento del contrato.
La entrega de la cosa a veces transfiere la propiedad (mutuo o préstamo de consumo art. 2198) en otros
casos la mera tenencia (comodato, depósito, prenda art. 653, 2218, 2243, 2292) donde el comodatario y
depositario no se vuelven propietarios de la cosa.
Además de estos la ley incluye la anticresis (art. 2349) y la renta vitalicia (art. 2183) que no se perfeccionará
sino por la entrega del precio.
EL CONTRATO PRELIMINAR
El contrato preliminar se caracteriza por su función, las partes se obligan a celebrar entre sí un contrato futuro
(el contrato definitivo). Existe un vínculo que une al contrato preliminar con el definitivo, que es obligar a
realizar un contrato futuro, determinar el surgimiento de otro contrato (definitivo).
Cada contrato conserva su autonomía, su estructura y su función propia. Existen dos contratos. El preliminar
se encuentra en relación de dependencia funcional respecto del definitivo, ya que establece una relación
jurídica provisoria destinada a generar el segundo negocio (contrato definitivo)-El contrato preliminar es
llamado contrato de promesa o promesa de contratar.
El contrato preliminar es un contrato preparatorio, siempre genera obligaciones de hacer, crea una situación
inicial y provisoria con efectos jurídicos preliminares, no es un fin en sí mismo, sino un medio.
El cumplimiento del contrato preliminar se produce cuando las partes hacen la segunda manifestación de
voluntad (cuando consienten el contrato definitivo) y nace (se perfecciona) el contrato definitivo. El contrato
preliminar actúa contemporáneamente como extintivo y como constitutivo.
El contrato definitivo en nuestro derecho es siempre un negocio obligacional y puede ser un título hábil
para producir un efecto real.
El contrato preliminar sólo determina la formación del contrato definitivo, es una función preparatoria. Es
genérico, no debe su individualidad a un contenido particular. El definitivo tendrá su propia función según
el tipo contractual que se trate.
Comúnmente se recurre al contrato preliminar cuando la cosa que es objeto del derecho no resulta disponible
de inmediato, no se conocen los datos específicos, o cuando se compra para revender y así evitar los gastos
de una doble transferencia.
También la promesa de compraventa en instrumento privado, cuando no hay un escribano cerca de los
contratantes, y éstos celebran una promesa de compraventa.
En la compraventa de establecimientos comerciales el contrato preliminar es muy usado, ya que existen
muchos elementos a resolver antes de la venta y los plazos suelen ser muy largos, así que teniendo en
cuenta el interés de los contratantes es más práctico un contrato preliminar mientras se resuelven todos los
asuntos.
No hay una forma especial para el contrato preliminar ya que el contrato preliminar es consensual.
Efectos
El contrato preliminar determina el surgimiento de una relación obligacional integrada por obligaciones
de hacer.
El contrato preliminar no tiene aptitud para producir un efecto real.
El contrato preliminar obliga a las partes como la ley misma, no existe libertad para no cumplir.Si el obligado
no quiere cumplir su voluntad no es tomada en cuenta y en ese caso el Juez puede sustituirla.
En caso que el prometiente enajenante se resista a hacer la tradición, lo hará el Juez. Aquí vemos la
fungibilidad del consentimiento.
CONTRATO DE OPCIÓN
Todo contrato necesita de una propuesta y una aceptación para formar el consentimiento. El contrato de
opción consiste en que la oferta inicial en realidad contiene dos propuestas:
1. El contrato de opción
2. La que corresponde a un segundo contrato
El contrato de opción se forma con la propuesta + aceptación y cuyo efecto principal es el de volver irrevocable
la propuesta de A por cierto plazo.
Si B acepta la oferta, se forma el segundo contrato, naciendo la compraventa.
El contrato de opción es un negocio jurídico bilateral, clasificado en atención al número de partes que
intervienen en su formación. El oferente emite una oferta de contratar, que deviene irrevocable por el acuerdo
de voluntades (aceptación de la opción) y el optante obtiene el derecho (potestativo) de aceptar o no la
propuesta de contratar (por ej. la compraventa) en un plazo determinado.
En la primer etapa se forma el contrato de opción, que es actual y produce todos sus efectos, sin embargo no
agota por sí solo todos los efectos de la situación jurídica, ya que está previsto para dar lugar a un segundo
contrato.
Cuando surge el contrato de opción surge ya uno de los elementos del segundo contrato, ya que contiene
una propuesta u oferta a contratar que el concedente hace al optante, y este aceptará o no.
El optante tiene el derecho potestativo de aceptarlas o no dentro de un plazo, por ende este segundo
contrato resulta eventual, ya que depende del optante que podrá dar lugar a su perfeccionamiento si
acepta el contrato de opción o el negocio no se formará nunca si no lo acepta.
Andrea Valenzuela – 2016 38
El contrato de opción es un contrato preparatorio, consiste en preparar o facilitar el surgimiento de un
segundo contrato mediante el procedimiento de volver irrevocable una propuesta u oferta de contratar.
La opción prepara la formación de un segundo contrato mediante una propuesta u oferta de contratar, en el
contrato preliminar la formación del segundo contrato (definitivo) está predispuesta mediante la asunción
de una obligación de hacer (emitir el consentimiento para que el contrato futuro se perfeccione).
Cuando la opción se pacta existe el consentimiento de una de las partes (concedente) para perfeccionar el
contrato de opción y para la formación del segundo contrato, pero para completarse necesita de la
aceptación para formar el consentimiento, y el optante puede aceptar o no.
El concedente manifiesta su voluntad al momento de la opción, bastando ésta para crear los dos contratos,
pero el optante debe expresar su voluntad en dos oportunidades, para perfeccionar el contrato de opción, y
finalmente consintiendo y perfeccionando el segundo contrato.
En el contrato preliminar se requiere de una segunda manifestación del prometiente para perfeccionar el
contrato definitivo, en el caso del contrato de opción esto no es necesario.
art. 1265 El concedente no puede revocar la oferta, esta irrevocabilidad deriva del acuerdo de voluntades que
forma el contrato de opción. El contrato de opción puede preparar tanto el surgimiento de un contrato
preliminar como de un contrato definitivo.
La opción es una propuesta irrevocable por acuerdo de partes ¿Es la opción un contrato? La
irrevocabilidad es un efecto del contrato de opción y surge de los arts 1291 y 1294.
La eficacia del vínculo subsiste no obstante la muerte o incapacidad superviniente del concedente, ya que el
optante conserva el poder de aceptar dentro del plazo estipulado. Esta irrevocabilidad surge como
consecuencia de la obligación negativa de no revocar que tiene el concedente una vez hecha la oferta. En
base a esto podemos decir que es un contrato.
Forma
Si el contrato previsto por la opción (la oferta) es un contrato solemne, es necesario que el contrato de opción
observe las formas exigidas por el legislador como requisito de solemnidad. El consentimiento de las parte no
será válido si no se exterioriza a través de las formas necesarias como requisito de solemnidad y por eso el
concedente deberá tener en cuenta la forma solemne al momento de hacer la oferta, cuando formula el
contrato de opción.
Efectos entre partes y respecto terceros. Inscripción del contrato de opción.
Los efectos de la opción son los mismos que los de la propuesta irrevocable. Efecto inmediato y directo de la
irrevocabilidad de la propuesta contractual durante el plazo fijado.
El concedente tiene la obligación de no revocar su oferta (el optante puede aceptar la oferta y se forma sólo
por su parte, ya que el concedente ya había expresado su voluntad) y si la revoca, incurriría en
responsabilidad (daños y perjuicios).
El contrato de opción no es registrable en el derecho positivo uruguayo, salvo en el caso del crédito de
uso.
En el segundo período, de ejecución, atiende al comportamiento del deudor, que tiene por finalidad satisfacer
el interés del acreedor. El período de ejecución está centrado en el comportamiento del deudor asuma en
observancia del mandato generado por el contrato y una vez que ajusta su conducta al precepto que emana
del contrato se produce la ejecución de este, extinguiendo la obligación emergente del contrato.
Los contratos de cumplimiento continuado o contratos de duración son aquellos que se prolongan
necesariamente en el tiempo, por ejemplo el arrendamiento de cosas donde el inquilino no puede usar y gozar
del inmueble en un solo acto o momento, sino que necesita que se prolongue en el tiempo.
En este contrato se puede reiterar periódicamente prestaciones idénticas (pago de pensiones, renta vitalicia)
o extiende continuadamente la actividad del deudor, manteniendo una situación jurídica en beneficio del
acreedor (goce y uso de la cosa arrendada o dada en comodato, custodia de una cosa, depósito, etc), esto
es una prestación ininterrumpida, no plural.
Entonces, a los contratos de duración se los divide en contratos de ejecución continuada y en contratos de
ejecución periódica o reiterada.
El cumplimiento debe durar necesariamente en el tiempo porque este comportamiento del deudor (que se
repite periódicamente o en forma continuada) es la única forma posible de satisfacer un interés del
acreedor que no se agota en un momento único, sino que también dura en el tiempo.
El contrato no cumple su función económica si la ejecución no se prolonga en el tiempo. La satisfacción
de un interés duradero mediante la repetición de la prestación representa una función objetiva del
negocio.
Los contratos de ejecución inmediata o diferida tienen en cuenta CUÁNDO deben cumplirse las obligaciones.
Los contratos de ejecución continuada o periódica tienen en cuenta, una vez llegado el momento del
cumplimiento, si éste debe extenderse en el tiempo (durar) para satisfacer el interés o es posible hacerlo
en un solo acto.
Los contratos en serie o en masa son consecuencia de la producción en serie, que obliga a uniformizar
las operaciones. La contratación se facilita para la empresa y todos los contratos referente a un
determinado servicio se ajustan con las mismas condiciones.
Se agilizan los negocios, suprimiendo todo el período de tratativas.
La estandarización de la producción lleva al contrato en masa, que implica la presencia de la predisposición
unilateral (no surge de la tratativa entre partes) y la adhesión (el cliente acepta el contrato o no contrata).
El contratante más fuerte dicta la ley, es una imposición contractual del más fuerte y se produce tanto en la
relación masificada como en la contratación personalizada.
Naturaleza jurídica
La autonomía de la voluntad permite que el contenido del contrato sea confeccionado íntegramente por una
de las partes, siempre que la otra lo acepte, La predeterminación de las cláusulas generales tiene relevancia
precisamente en sede del consentimiento (deberá examinarse si existió una aceptación efectiva del módulo
preestablecido) o de interpretación (las cláusulas ambiguas se interpretarán contra la parte que las formuló.
Art. 1304).
En materia de interpretación, existe una norma expresa aplicable al contrato de adhesión, el art 1304, inciso
2:
”Pero las cláusulas ambiguas que hayan sido extendidas o dictadas por una de las partes, sea acreedora o deudora, se interpretarán
contra ella, siempre que la ambigüedad provenga de su falta de explicación”.
Este amparo es muy menguado ya que requiere que previamente no haya sido posible desentrañar la común
intención de las partes a través de las reglas subjetivas de interpretación.
El contrato típico
El código civil contiene una parte referente a los contratos nominados o típicos, dotados de un nombre y
regulación específica, estos son los contratos típicos.
Teniendo en cuenta su función y estructura se definen a los contratos y se forman las figuras de permuta
(intercambio de cosa por cosa), la compraventa (cosa por precio), el arrendamiento de las cosas (goce por
alquiler) o la donación y el comodato (transferencia de la propiedad o el uso sin contraprestación).
Estos modelos contractuales provienen de una tipología social anterior a la del código civil. Estos
contratos son los más frecuentes en la vida económica y social y por eso tienen una regulación
minuciosa.
El contrato atípico
La ley no puede prever y regular todas las figuras contractuales por anticipado, ya que las necesidades
de la vida económica y social se renuevan constantemente.
Existen tres teorías respecto a cuál es el tratamiento que les corresponde a los contratos mixtos:
a. Teoría de la absorción: persigue la individualización de un elemento preponderante en el contrato
para fijar toda la disciplina del mismo, mediante absorción de los elementos secundarios. Es inaceptable ya
que es posible que no exista un elemento principal y además desligaría a la especie del contrato mixto y lo
ubicaría dentro del contrato típico.
b. La teoría de la combinación, desintegra las distintas prestaciones que forman el contrato mixto,
haciéndolas regir por la disciplina prevista para cada una de ellas por el legislador, cuando las considera como
parte de un contrato típico, así la prestación de trabajo en el contrato de portería resultaría regulada por las
normas de arrendamiento de servicios (contrato de trabajo) y respecto al alojamiento se aplicarían las reglas
del arrendamiento de las cosas.
c. La teoría de la extensión analógica, aplica a los contratos mixtos la solución preconizada para
los atípicos (pues forma parte de esta categoría), primero rigen los principios generales, pero como estos
no comprenden todas las situaciones debe acudirse a la parte especial, respecto de las cuales el contrato
atípico en cuestión presente analogía.
La categoría se vincula con las obligaciones de hacer que son infungibles. Las consecuencias de esta
tipificación son:
1. El error sobre la persona causa nulidad del contrato
2. La muerte opera la extinción de las obligaciones, se excepciona el principio general de la transmisión del
vínculo obligacional a los herederos
3. Cuando la prestación proviene de un contrato intuitus personae se puede aplicar el 1452 para
rechazar el cumplimiento por parte de un tercero
4. Generalmente se menciona la incedibilidad de la deuda, pero el subcontrato está admitido como principio
general, aunque hay casos que el cumplimiento por un tercero y la posibilidad de un subcontrato no puede
plantearse, pero el acreedor puede aceptar el pago de un tercero si lo cree conveniente, sino media la
prohibición y la reserva de que la prestación sea ejecutada por el deudor mismo.
Las tratativas se distinguen de la propuesta ya que todavía no existen intenciones de obligarse. Está
caracterizado por la incertidumbre ya que los individuos se relacionan con la intención de considerar la
posibilidad de llegar a un acuerdo pero todavía sin intención de contratar.
Es la primera etapa del proceso de formación del contrato y la más alejada del perfeccionamiento. Son
una antesala a la propuesta, donde la voluntad se orienta hacia el vínculo obligacional.
Las tratativas
Fase preliminar de estudio y discusión que busca hacer coincidir los intereses opuestos, estableciendo una
relación de equivalencia entre las distintas prestaciones, respecto al precio, la compraventa, alquiler, etc.
Buscan la convergencia de voluntades para la elaboración de las cláusulas contractuales.
En las tratativas hay voluntad de discutir o de tratar, pero no voluntad de contratar. Son un mero esbozo
del contrato en la que falta la voluntad de contratar. Existe una voluntad “en movimiento”, que todavía no
se ha decidido. Las tratativas son un período anterior a la propuesta, que tienen por cometido
prepararla.
La minuta
La minuta es el extracto o borrador que se hace de algún contrato, anotando las cláusulas o partes esenciales
para copiar después y extenderlo con todas las formalidades necesarias para su perfección.
Son puntos que recogen el resultado de las discusiones que obtuvieron las partes en el período de tratativas,
tiene el propósito de fijar por escrito el resultado de las tratativas y establecer un proyecto o esquema para el
futuro contrato. Es un documento provisorio destinado a ser reemplazado por el documento final.
Contratos preparatorios
Las partes concuerdan definitivamente sobre ciertas cláusulas del contrato futuro pero sin abarcar su
totalidad. Un segmento del contrato se forma anticipadamente, quedando fuera de las tratativas.
Si el contrato final se perfecciona, la materia sobre la que ya acordaron pasa a integrarlo
automáticamente, sin necesidad de una nueva manifestación de la voluntad. Tiene eficacia negocial, ya
que obliga, al contrario de la minuta, que carece de ella.
LA RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL
Es la responsabilidad en el período de tratativas, cuando el contrato se forma, rigen los principios
generales sobre incumplimiento.
La conducta ilícita del sujeto se prolonga desde que inicia el proceso de tratativas y se prolonga hasta el
perfeccionamiento del contrato.
Por ejemplo, la conducta contraria a la buena fe verificada durante las tratativas no desaparece por más que
el contrato sea nulo o no llegue a perfeccionarse, y también puede haber responsabilidad sobre los contratos
válidamente formados.
Esta disposición existe en la etapa de la ejecución, pero respecto a la formación del contrato la ley guarda
silencio, por eso existe jurisprudencia que afirma que la obligación de actuar de buena fe rige también en el
periodo precontractual anterior a la celebración del contrato.
Noción de buena fe
Para la responsabilidad precontractual nos interesa la buena fe objetiva, consiste en una norma de conducta,
que impone la obligación de comportarse lealmente.
La obligación de dar aviso también aparece respecto de las cargas o servidumbres no aparentes en
el art. 1717.
Aparece la obligación de dar aviso en los vicios ocultos en el art 1721, 1804, 2078. 2204. 2236. El mandatario
que contrata excediendo los límites del poder tiene obligación de hacer conocer este hecho al tercero (art.
2075)
Hay responsabilidad extracontractual siempre que el hecho humano que la provoca no consista en el
incumplimiento de una obligación, porque sino sería responsabilidad contractual.
La responsabilidad surge de la falta de razón justificante de la interrupción y del daño causado por el retardo
de comunicar y el perjuicio resarcible es el generado desde que surgió la justa causa hasta el momento en
que el dañado recibe la noticia.
La relación puede cortarse sin incurrir en responsabilidad siempre que el estado de confianza no se haya
formado, ya que las partes tienen el derecho al receso, mientras puedan invocar un motivo justificado.
Razonable confianza en la formación del contrato
Si existe dolo, negligencia grave o mala fe, por ejemplo quien inicia las tratativas sin intención alguna de
concluir el negocio o con el fin de evitar que la contraparte contrate con un competidor suyo, no es
necesario indagar sobre la confianza y rige el art 1319.
Se exige que exista una confianza razonable, un convencimiento fundado en el criterio de razonabilidad.
Se tiene en cuenta el estado alcanzado en las tratativas, cuanto más avanzado sea este, más confianza. La
existencia de una minuta puede indicar que las tratativas han llegado a un punto de estabilidad.
Cuando ya se da posesión del bien al futuro comprador o se anticipa el pago del precio, el estado de
confianza se ha formado.
Daño resarcible
Interés negativo e interés positivo
El interés positivo son los daños que se podrían haber evitado y las ventajas que se hubieran obtenido de la
ejecución del contrato, el interés positivo presupone la validez.
El interés negativo presupone la nulidad del contrato y los daños reparables son aquellos que surgen por la
conclusión del contrato. El interés negativo es el interés a no participar en tratativas inútiles, no estipular
contratos nulos, no sufrir engaños o coacciones.
En la responsabilidad precontractual el daño resarcible está compuesto por todas las
consecuencias perjudiciales que haya sufrido la contraparte.
Si el aceptante no discute las cláusulas esenciales pero plantea una cuestión sobre los elementos
accidentales que el oferente no mencionó. no habrá contrato formado, sino una nueva propuesta
formulada por el destinatario.
Forma
La forma se vincula al consentimiento, y el consentimiento se integra con la propuesta más la aceptación y
estas quedan sometidas a la forma requerida por la ley (solemnidad).
1. En el contrato solemne la voluntad no es válida si no se exterioriza a través de la forma
especialmente requerida por la ley.
2. En el contrato entre ausentes cada parte emite su declaración por separado y para que la
propuesta y la aceptación valgan como tal deben ser hechas en escritura pública.
3. La donación de inmuebles es un contrato solemne y requiere escritura pública.
La propuesta no es más que un elemento de la voluntad del proponente, el cual vive en tanto que vive la
voluntad de la cual proviene. El fallecimiento o la incapacidad del proponente hacen caducar la propuesta.
El proponente puede revocar libremente la manifestación de voluntad que emitió, no existe obligación hasta
que el contrato no se perfeccione. Sólo cuando el contrato se perfecciona es que cesa el poder de revocar,
ya que se formó el consentimiento.
LA ACEPTACIÓN
Es el acto unilateral con el cual el destinatario de la propuesta manifiesta su voluntad de concluir el
contrato y cierra el ciclo de la actividad en el procedimiento de formación.
El destinatario puede asumir distintas actitudes frente la propuesta, puede rechazarla y se extingue por falta
de aceptación, puede no contestar nada que sería lo mismo que rechazarla, puede adoptar una posición
intermedia, modificando la propuesta, esto extingue la propuesta y genera una nueva propuesta, y por último,
puede aceptarla.
Para la aceptación tardía hay que tener en cuenta si el proponente establece un plazo o si la propuesta es
sin plazo.
En la propuesta con plazo, si el proponente no recibe aceptación dentro del plazo establecido, la propuesta
se extingue, sin necesidad de manifestación alguna por parte del proponente.
En la propuesta sin plazo, la ley prevé ciertos plazos: l
1. La oferta verbal entre presentes debe aceptarse inmediatamente, sino fuera así se extingue.
2. La oferta entre ausentes está reglada en el art. 1266:
a. Si las partes viven en la misma ciudad se considera tardía la respuesta que sea dada después
de las 24 horas.
b. Cuando no viven en la misma ciudad, el plazo es el que se requiere para comunicar la propuesta,
el que requiere para comunicar la aceptación más 30 días.
En el caso de la propuesta sin plazo, la aceptación tardía es eficaz. Vencido el plazo legal la propuesta no
se extingue sino que se mantiene vigente con aptitud para perfeccionar el contrato si a ella se le une la
aceptación. El proponente mantiene la propuesta hasta tanto no exteriorice una voluntad contraria.
Naturaleza recepticia
La aceptación es de naturaleza recepticia ya que como consecuencia de esta declaración se perfecciona el
contrato, por eso la aceptación debe ser recibida por el proponente, ya que resultará vinculado por el
contrato que se crea.
“El contrato se perfecciona en el lugar y en el acto en que la respuesta del que aceptó llega al proponente”.
art. 1265
A veces la aceptación no es una declaración recepticia, por ejemplo cuando el sujeto ejecuta el encargo
recibido, haciendo una aceptación tácita, comenzando con la ejecución del mandato y no cuando es
comunicada al proponente.
En los contratos entre ausentes se dan diversas etapas que suceden en el tiempo (aceptación, emisión de la
aceptación, recepción por parte del proponente, conocimiento del proponente).
Existen 4 sistemas:
1. De la declaración (aceptación): Toma en cuenta el momento en el que el destinatario acepta la propuesta,
la declaración de voluntad cuenta en sí misma sólo por el hecho de haber sido exteriorizada, sin que el
proponente tenga comunicación de esto. El proponente resultaría obligado sin saber cuándo se formó el
contrato.
4. Del conocimiento: Requiere que el proponente tenga conocimiento efectivo de ella. No basta con que la
respuesta llegue, sino que este debe tener conocimiento real, para que el contrato se perfeccione. Este es un
hecho subjetivo y no es práctico.
El retiro en sentido propio existe cuando el proponente emite una manifestación unilateral de voluntad
contraria a la propuesta (una contradeclaración) que impide la producción de los efectos de la
manifestación precedente. Se diferencia de la revocación ya que debe llegar antes de que el destinatario
reciba la propuesta, sino sería revocación.
Forma
En el contrato, tanto la propuesta como la aceptación deben observar el requisito de forma exigido por la ley,
ya que estas manifestaciones de voluntad integran el consentimiento, pero la revocación puede hacerse sin
sujeción a formalidad alguna.
Fundamento
La potestad de revocar la propuesta y la aceptación se vincula al principio que exige la perseverancia
in voluntate de ambas partes. La excepción a esto es la propuesta irrevocable que demuestra que el
contrato se puede formar aunque el proponente se haya arrepentido (art. 1265).
PROPUESTA IRREVOCABLE
Posibilidad de la propuesta irrevocable
El art. 1265 inc. 2 admite expresamente la posibilidad de una propuesta irrevocable.
El art. 1265 establece dos clases de propuestas, la simple que es revocable, y la firme o también
llamada irrevocable.
El principio general de la revocabilidad puede sufrir excepción por voluntad del proponente.
Fundamento
Hay negocios que por su complejidad necesitan de un estudio previo y minucioso, un cálculo de los
gastos que pueden requerir etc. El destinatario, aceptando una propuesta irrevocable, tiene la seguridad
de que la propuesta se mantiene en pie.
Naturaleza jurídica
El proponente renuncia a la facultad de revocar. su estructura corresponde a la de un negocio dispositivo
extintivo. El proponente tiene el derecho de revocar su propuesta, pero la ley le permite formular una
propuesta irrevocable. La propuesta firma es el abandono de la facultad de revocar la propuesta. El titular de
un derecho abdica del mismo, mediante un acto unilateral formulado por el renunciante.
Si el proponente muere o se incapacita, después de emitir la propuesta pero sin saber que esta fue aceptada,
la propuesta caduca y el contrato no se forma, aunque el destinatario hubiera dirigido su aceptación al
proponente.
Esto se explica porque la voluntad de las partes debe persistir hasta el momento en que el contrato se
perfecciona. Esta regla existe por la revocabilidad de la oferta y de la aceptación.
Son relevantes la muerte o la incapacidad del proponente cuando se producen desde el momento
inmediatamente posterior a la propuesta hasta el momento en que el contrato se perfecciona. La
importancia es porque la propuesta se extingue o caduca.
Los elementos accidentales son todos aquellos que no son necesarios para la existencia de un determinado
negocio, sino que están agregados por la voluntad de las partes, como por ejemplo las condiciones, el plazo,
el modo y todas las cláusulas especiales que las partes introducen en los negocios jurídicos.
Los elementos naturales como los accidentales son contingentes. La diferencia está en que los naturales
integran el contrato aunque las partes nada digan y los accidentales sólo integran cuando las partes lo
establecen expresamente.
La ausencia de los elementos esenciales producen la nulidad absoluta del contrato, lo cual no sucede con los
elementos accidentales, cuya ausencia no tiene incidencia sobre la existencia del negocio, sino con la
validez.
Los elementos esenciales para el nacimiento del contrato también son requisitos de validez.
La ausencia de cualquiera de estos requisitos esenciales, que están numerados en el art. 1261, da lugar a un
tipo especial de invalidez, que es la nulidad absoluta.
El contrato que adolece de nulidad absoluta no produce obligaciones.
La invalidez (nulidad) también tiene lugar cuando alguno de los elementos esenciales, por más que esté
presente, está afectado por algún vicio del consentimiento o de la incapacidad relativa.
Una vez exteriorizada la voluntad, sea expresa o tácita, esta va a tener la misma trascendencia y valor y
estará sujeta a los mismos principios en cuanto a su eficacia.
Existe voluntad expresa cuando la intención del declarante se deduce directamente del
comportamiento que asume.
Existe voluntad tácita cuando la intención se deduce directamente del comportamiento mediante un
razonamiento lógico.
La conducta concluyente
La manifestación tácita presupone la exteriorización de hechos, que se llaman concluyentes, porque de
ellos se argumenta inequívocamente la existencia de una voluntad.
Declaración presunta
La voluntad presunta y la conducta calificada legalmente son dos zonas muy vecinas a la manifestación
de voluntad tácita pero se distingue de estas.
La declaración presunta es cuando la ley presume una determinada voluntad y establece si la presunción es
relativa o no. Al ser voluntad presumida, esta puede admitir prueba en contrario.
Es la consecuencia que deriva del ordenamiento jurídico, cuando existen uno o más hechos, mientras que la
declaración tácita es el resultado de una argumentación que se hace en base a las particulares
circunstancias del caso concreto.
Cargas de iniciativa
Es la situación en la que se le impone a un sujeto la carga de asumir una iniciativa que consiste en manifestar
una voluntad, y a veces se atribuye a la inactividad del sujeto los efectos que serían propios del negocio,
siendo los mismos efectos que si hubiera habido aceptación.
EL SILENCIO
Silencio relevante por voluntad de la ley o de las partes
Cuando la ley confiere relevancia al silencio es imposible cuestionarla y lo mismo cuando el silencio
encuentra fundamento en las disposiciones que han adoptado los contratantes.
Las normas legales que atribuyen eficacia al silencio no se pueden extender más allá de los casos
previstos, ya que son normas excepcionales.
Si entre los motivos determinantes incide el falso conocimiento, espontáneo (error) o provocado (dolo) o el
temor (violencia), el proceso de formación de la voluntad deja de ser regular.
La voluntad viciada no es válida y eso causa la nulidad del contrato.
Se debe distinguir entre entre la falta de voluntad, cuya consecuencia es que el contrato no se perfeccione y
la nulidad es absoluta de aquella voluntad que está presente pero está viciada, que el contrato se
perfecciona pero está afectado por una nulidad relativa.
ERROR
Error es toda divergencia entre la realidad y la representación que de la misma se ha formado el agente o,
en otros términos, todo defecto de conocimiento de la realidad por parte del agente.
La ignorancia se diferencia del error en cuanto el sujeto que ignora no conoce la realidad, no tiene juicio
erróneo o equivocado, sino que carece de opinión.
El error y la ignorancia se equiparan en cuanto a sus efectos, no se distinguen en la práctica.
El error produce una divergencia entre lo que el sujeto cree y la realidad de las cosas. En la violencia el
elemento que vicia la voluntad es el temor, que es el autor de la violencia infunde en el sujeto pasivo de la
misma, para inducirlo a celebrar el contrato.
El dolo y la violencia suponen el comportamiento ilícito de un sujeto ajeno al declarante, o sea un factor
externo, que influye en la voluntad del declarante introduciendo un motivo, que aparte la voluntad del proceso
normal de su formación.
El error solo atiende a la voluntad del declarante, ya que el error se produce en lo interno de la declaración,
por incidencia de factores imputables a este.
Al errante se le concede una acción de nulidad destinada a aniquilar el contrato formado sobre bases
erróneas, porque el error lo determinó a contratar.
El error sobre cualquier otra calidad de la cosa no vicia el contrato (art. 1271). Hace referencia a las
cualidades secundarias o accidentales del objeto, que no determinan la voluntad. cualidad esencial = móvil
determinante para contratar
cualidad secundaria = móvil no determinante para contratar
ERROR OBSTÁCULO
Los dos primeros numerales no son casos de error-vicio sino que se refieren a situaciones donde falta el
acuerdo de voluntades.
En estos dos primeros casos el consentimiento no ha podido formarse porque para que exista se requiere
que las voluntades concuerden, y cuando se produce desacuerdo acerca de la identidad del objeto o la
naturaleza del contrato, las dos voluntades carecen de congruencia.
ERROR - VICIO. EL ERROR EN LA SUSTANCIA
a. El concepto de sustancia en el código civil
Nuestra ley habla de sustancia y de calidad esencial. La sustancia se identifica como materia que forma el
objeto, pero la referencia a las cualidades esenciales permite incluir también dentro del error sobre la
sustancia al error acerca de ciertas cualidades de la cosa, como su antigüedad y origen.
El error que recae sobre las cualidades secundarias no es error sobre sustancia.
Sistema del Código Civil uruguayo: el numeral 3 aplica la doctrina objetiva; el inciso final consagra un
criterio subjetivo
Art. 1271. inc. 3.
Cuando la substancia o calidad esencial del objeto sobre que versa el contrato es distinta de la que se cree, como si por
alguna de las partes se supone que el objeto es una barra de plata y realmente es una barra de algún otro metal
semejante. (Artículo 771 y 72).
El error de cualquier otra calidad de la cosa no vicia el contrato sino cuando esa calidad es el principal
motivo de los contrayentes para contratar.
Para las cualidades esenciales la voluntad de las partes no se toma en cuenta, es un criterio objetivo
(sustancia o calidad esencial del objeto). La calidad secundaria pasa a ser esencial cuando fue
considerada por la parte como principal y por tanto en ese ámbito la ley tiene en cuenta la voluntad de las
partes y se rige por la doctrina subjetiva.
a. Error relevante cuando recae sobre una cualidad esencial que por ser tal, es el motivo determinante del
consentimiento. La apreciación es objetiva y ambas partes deben saber que esa es la cualidad que lleva a
celebrar el contrato.
b. Error irrelevante cuando recae sobre una cualidad secundaria o ignora que la cualidad secundaria pasó a
ser el motivo principal de contratación
c. Es relevante cuando la otra parte sabe que la cualidad secundaria pasó a ser principal.
ERROR INEXCUSABLE
Es el que podría haber sido evitado con una conducta diligente de la víctima, la cual cae en error por
pereza, distracción o porque omite información.
ERROR IRRELEVANTE
Los motivos pueden ser infinitos. La regla general es la irrelevancia del motivo, excepto cuando una norma le
otorga trascendencia.
El motivo determinante
El error que debe tenerse en cuenta es el que recae sobre el motivo determinante.
Motivo y error
El error sobre los motivos (error irrelevante) queda circunscrita a los motivos que no se refieren a las
cualidades de la cosa.
ERROR DE DERECHO
“La ignorancia de la ley o el error de derecho en ningún caso impedirán los efectos legales del contrato”.
Se ignora la ley cuando el sujeto no conoce la misma. Hay error de derecho cuando la norma es entendida
en un sentido que no le corresponde (interpretación equivocada). Cualquiera de las dos carecen de aptitud
para viciar la voluntad.
En algún caso el error de derecho puede incidir sobre el contrato pero no como vicio del
consentimiento sino en tanto que error obstativo, impidiendo el acuerdo de voluntades.
La violencia está disciplinada como un elemento anómalo, que incide en el proceso de formación de
la voluntad, viciandola o alterandola.
La violencia es provocada por otro sujeto (un factor que es externo al declarante), se origina en la coacción
que el autor de la violencia pone el juego con el fin de determinar el consentimiento del sujeto que padece la
violencia.
Se diferencia en violencia física y violencia moral en el art. 1272, pero sólo la violencia moral es vicio del
consentimiento, ya que la física que hace desaparecer la voluntad de la víctima no tiene que ver con el
consentimiento, se da la nulidad absoluta por falta de consentimiento.
Cuando hablamos de violencia moral, es aquella que se ejercita a través de medios de presión psicológicos
(amenazas) que influyen sobre la voluntad de la víctima. En el código se habla de temor fundado, esa es la
referencia que hace a las amenazas, que es la manera en la que se exterioriza la violencia.
Se amenaza a la víctima con la producción de un mal grave e inminente, para determinar su voluntad
(presión psicológica) obligandola a celebrar el contrato (finalidad o propósito de la violencia). El estado de
temor induce a estipular el contrato.
Requisitos de la violencia
El mal
“Un mal inminente y grave”. Y el mal debe ser injusto.
GRAVE: La violencia produce vicio siempre que produzca una fuerte impresión en el ánimo de la víctima.
Si el autor de la violencia no amenaza con un mal que pueda reputarse grave, aunque el sujeto pasivo de la
intimidación sufra una fuerte impresión, no hay vicio del consentimiento.
INMINENTE. MAL PROBABLE. MAL INEVITABLE: El temor de la víctima debe ser presente, pero el mal es
siempre y necesariamente futuro.
Si el mal es lejano no puede suscitar un temor fundado, la lejanía del mal es capaz de restar a éste aptitud
para determinar el consentimiento en cuanto esa distancia del tiempo puede apareja la incidencia de los
factores que impidan la producción del daño.
MAL INJUSTO: Si el derecho se usa correctamente, la coacción que pueda producir es inidónea para viciar el
consentimiento. Lo que puede haber es abuso de derecho, o valorarse el fin ilícito o injusto aunque el medio
sea justo.
El temor
La razón de invalidez es la violencia en cuanto produce temor.
TEMOR FUNDADO: El temor es un estado de ánimo de la víctima de la violencia, pero se exige que este
sea fundado, no sólo hay que atender al estado psicológico de la víctima sino que se debe examinar la
causa que provoca este temor, la amenaza.
Los Sujetos
A. El Sujeto activo
Sólo el hombre puede ser auto de violencia, ya que supone una actividad exterior al declarante, dirigida a
provocar el temor de la víctima para lograr su consentimiento.
La violencia vicia el consentimiento aunque provenga de un tercero (art. 1274).
El Sujeto pasivo
El sujeto pasivo es aquel que se determina por la amenaza. Debe tratarse de un contratante, ya que para que
se considere vicio del consentimiento debe ejercerse sobre una de las partes (art. 1272).
También se puede dar la hipótesis de que el mal se realice directamente sobre otras personas, distintas al
violentado, pero este las sufre ya que está ligado a ellas por vínculos de afección.
DOLO
La actividad dolosa consiste en una maquinación insidiosa o artificio que el autor del dolo realiza con la
finalidad de producir el engaño de la otra parte, determinandola a celebrar un contrato, que de no mediar
el dolo, no hubiera concluido (dolo determinante).
El efecto del dolo-vicio del consentimiento es la nulidad del contrato, pero la victima también tiene derecho a
promover una acción indemnizatoria, según los principios de la responsabilidad civil.
La consecuencia del dolo es el error, pero no se trata de un error espontáneo, sino de un error provocado
por el otro contratante. El autor del dolo emplea la maquinación o artificio con la finalidad de inducir al otro a
celebrar el contrato.
C. Relación causal entre el artificio y el consentimiento. La maniobra dolosa provoca el error y este
error hace que la víctima celebre el contrato.
Clases de dolo
Se puede dividir en principal o determinante y en dolo incidente o accesorio.
El DOLO PRINCIPAL o determinante es aquel que ha dado causa al contrato, produce la nulidad
relativa del negocio.
El DOLO INCIDENTE o accesorio es aquel que no determina a contratar a la víctima, solo altera las
modalidades del contrato, la persona igual hubiera contratado pero en otras condiciones. Tiene como
efecto la acción indemnizatoria destinada a reparar los perjuicios.
El error que provoca el dolo siempre es relevante, sea como causa de nulidad (dolo principal) o como fuente
de la obligación de reparar los daños y perjuicios (dolo incidente).
El error solo vicia el consentimiento en los casos previstos por la ley.
Dolo y violencia
La violencia es conocida por la víctima pero el dolo no, ya que actúa mediante el engaño y la víctima ignora
que si consentimiento está determinado por la maniobra dolosa.
La violencia actua directamente sobre la voluntad, el dolo actua sobre el intelecto e
indirectamente sobre la voluntad.
El dolo debe provenir de otro contratante, la violencia de un tercero invalida el contrato (art.1274). El plazo
corre en la violencia desde el día que hubiere cesado y el dolo desde el día del contrato (art. 1568).
3. Finalidad del artificio: el engaño. La ilicitud del medio: Los medios dolosos se emplean para inducir
a un sujeto a celebrar un contrato, que, de no mediar el engaño, no hubiera estipulado. El comportamiento
del autor es ilícito, ya que esta actividad consiste en falsear la realidad para obtener la determinación de la
voluntad ajena. El medio empleado es contrario al derecho.
4. Idoneidad del medio doloso. Entidad o gravedad del dolo: En un plano subjetivo se toma en cuenta
las condiciones personales de la víctima, su nivel cultural, etc, ya que el dolo debe ser apreciado en concreto.
También se tiene en cuenta la relación entre los contratantes.
En el punto de vista objetivo se dice que cuando el artificio sea excesivamente grosero, no podrá
considerarse doloso. Este punto está vinculado con el plano subjetivo.
El elemento subjetivo
1. La intención de engañar: Se pone en movimiento una actividad o maquinación insidiosa para
engañar al otro. Del medio empleado se deduce la intención de engañar, que traduce esa actividad en el
proposito.
2. Dolo y culpa: La intención de engañar es incompatible con la culpa. La nota de intencionalidad que
figura en el dolo, y no en la culpa, es la que separa estas nociones.
3. El dolo no requiere la intención de engañar ni el perjuicio: El daño no es requisito indispensable
para que la acción de dolo pueda ser promovida, lo que importa es la existencia de un consentimiento
viciado, que la voluntad no se haya manifestado libremente y esto autoriza a reclamar la nulidad del
contrato. El daño es requisito indispensable cuando se acciona por dolo incidente.
Reticencia
Significa callar.
El silencio por si solo no basta para configurar reticencia, sino que habrá reticencia en los casos donde la ley
impone a una persona la obligación de hablar, sino fuera de ello el silencio está permitido.
Conclusiones
1. La reticencia, considerada como dolo negativo, se refiere a la omisión o silencio del sujeto
(comportamiento pasivo o de abstención).
2. Para que esta se pueda incluir dentro del dolo, la omisión debe ser intencional.
3. Es un silencio intencional calificado porque el sujeto que calla tiene la obligación de hablar.
Los casos en que una serie de circunstancias han llevado a error a la contraparte, y que a pesar de ser
advertido por la contraria ésta calla (reticencia) no configuran una hipótesis de dolo pasivo porque:
a. si esas circunstancias han sido creadas por el contrayente silente, estamos ante un caso de dolo
comisivo
b. si lo fueron por un tercero o por el azar o por la propia ignorancia del errante, la disciplina del error
es suficiente para obtener la nulidad del contrato
c. No quiere decir que la reticencia se irrelevante, el desarrollo que ha tenido la aplicación del
principio de buena fe lleva a sancionar la conducta omisiva intencional, pero aqui estamos fuera del
ámbito del dolo vicio de consentimiento.
Existe la posición que dice que no puede declararse la existencia del dolo, cuando antes de consumarse
el contrato la víctima pudo tomar las precauciones necesarias para conocer la existencia del engaño o
artificio.
Pero es preferible la doctrina opuesta, que prescinde del comportamiento culpable de la victima cuando el
error ha sido causado por el dolo. La nulidad no deriva aquí del error de la victima, sino de la actividad ilícita
de la otra parte que produce ese error.
El comportamiento negligente no quita que el consentimiento se haya formado a consecuencia del dolo. La
relación causal entre el artificio y el error no desaparece en caso de negligencia de la víctima.
Efectos
Los efectos del dolo que vicia el consentimiento se polarizan fundamentalmente en dos planos:
1. EL dolo determinante produce la nulidad relativa del contrato
2. El dolo incidente, no afecta la validez del negocio pero obliga a reparar los daños y perjuicios causados.
El efecto principal del dolo es la nulidad. Solo el dolo determinante y no el incidente, produce la nulidad.
La nulidad es relativa (1560) y solo puede ser alegada por la víctima del dolo (sus herederos o cesionarios) y
el vicio es subsanable por confirmación o por el transcurso de un plazo de 4 años que corre desde el
perfeccionamiento del contrato (arts. 1562 y 1568).
La acción indemnizatoria
En conjunto con la acción de nulidad, el sujeto pasivo del dolo es titular de una acción
indemnizatoria, cuando el acto ilícito le produce perjuicios.
La acción indemnizatoria puede concederse sin que tenga lugar la nulidad del contrato. Esto pasa en dolo
incidente, la ley no otorga la acción de nulidad y sólo confiere a la víctima del dolo una acción (indemnizatoria)
que tiene por finalidad reparar los perjuicios.
Pero si la victima del dolo sufrió perjuicios, puede acumular la acción de nulidad que le corresponde
en caso de dolo determinante, una acción indemnizatoria, que tiene su fundamento en el hecho ilícito
que el dolo origina.
El dolo precontractual
La actividad dolosa aquí viola la obligación de comportarse según el principio de la buena fe durante el
periodo de las tratativas y formación del contrato y esto genera responsabilidad precontractual del autor
del dolo.
Si bien el dolo incidente se ubica en la responsabilidad precontractual, la figura del dolo precontractual es más
amplia que la del dolo incidente. Puede haber dolo precontractual incluso en caso en los cuales el contrato no
se perfecciona, donde es imposible incluir la noción del dolo incidente, ya que este presupone un contrato
válido.
EXÁMEN COMPARATIVO
1. Toda persona tiene capacidad jurídica 1. No todas las personas tienen capacidad de obrar
2. La capacidad jurídica refiere a la persona 2. La capacidad de obrar refiere al estado psíquico
3. La capacidad jurídica es uniforme, sin grados 3. La capacidad de obrar admite graduaciones
4. La ausencia de la capacidad jurídica no se puede 4. La ausencia de la capacidad de obrar puede ser
remediar subsanada mediante la representación y la asistencia
5. Es un concepto uniforme, de carácter permanente, 5. La capacidad de obrar está subordinada a
se adquiere con el nacimiento y se termina con la situaciones de hecho, se modifica y puede cesar
muerte durante la vida del sujeto
Clasificación de capacidad
1. Capacidad general y capacidad especiales
2. Capacidad atenuada
3. Capacidad plena y capacidad limitada
4. Quienes son capaces e incapaces para contratar
La capacidad es general cuando el sujeto está habilitado para realizar todos los actos jurídicos. Es especial
cuando refiere a actos jurídicos determinados, aún en ausencia de capacidad general.
La capacidad general se obtiene con la mayoría de edad, a los 18 años, pero antes de esta edad, el sujeto
incapaz general, puede ser capaz de realizar algún acto determinado (capacidad especial).
2. Capacidad atenuada
Cuando el sujeto interviene en un acto jurídico por si mismo pero su sola voluntad no basta para que este
sea válido. Por ejemplo los menores púberes, que son incapaces para contratar, se necesita la intervención
de las personas cuyo consentimiento necesita el menor para contraer matrimonio.
El sujeto incapaz interviene expresando su voluntad, pero esa voluntad no es suficiente para producir efectos
jurídicos, así que se requiere la intervención de otras voluntades que concurren con la del menor para
completar el consentimiento.
La capacidad para contratar es a partir de los 18, con las excepciones de demencia y sordomudo que no
puede darse a entender, además del menor habilitado en los casos que el art. 310 no lo permite.
La capacidad para disponer o enajenar no existe, se trata de legitimación. El que no es propietario y vende
no es incapaz de hacerlo, ya que es capaz para contratar, y se compromete a titulo personal.
LAS INCAPACIDADES
A. Incapacidad de derecho
1. Incapacidad jurídica especial
No es posible una incapacidad jurídica general, ya que como la capacidad jurídica coincide con la persona,
no puede faltar en modo absoluto.
Los individuos con incapacidades pueden obrar a través de sus representantes (padres, tutores, curadores),
y en estos casos hablamos de incapacidad jurídica especial.
2. Incapacidad por causa de pena
Es la incapacidad que posee el condenado a pena de penitenciaría.
El incapaz puede ser rehabilitado por sentencia, pero también se requiere cancelar la inscripción de la
interdicción para la validez.
D. INCAPACIDAD NATURAL
Consiste en la efectiva, real, atiende a una situación de hecho de la naturaleza. El ordenamiento jurídico no
reconoce esta figura.
En la representación legal, la ley fija los alcances del poder del representado, buscando proteger al incapaz e
incluso al propio representante.
EFECTOS DE LA INCAPACIDAD
1. Siendo la capacidad un requisito de validez de los contratos, la incapacidad produce la nulidad del
contrato.
2. Los actos realizados por absolutamente incapaces no producen obligaciones naturales ni admiten
subsanción. Los actos de los relativamente incapaces producen obligaciones mientras la nulidad no se
declare, incluso si esto ocurre, el vicio queda eliminado definitivamente.
LEGITIMACIÓN
La capacidad es una aptitud intrínseca en la persona, la legitimación es una posición del sujeto respecto del
objeto o de otro sujetos.
El concepto de legitimación se explica mediante el concepto de autonomía privada y de legitimidad. Cada
individuo es competente para autorregular sus propios intereses, pero no puede regular los intereses ajenos.
Por lo tanto, es el titular del derecho, el que está legitimado a realizar negocios dispositivos (el no titular
podrá tener capacidad pero carece de legitimación) y lafalta de legitimación no es nulidad, sino ineficacia.
La relevancia de la causa
La causa resulta negativamente relevante cuando no es lícita, los objetivos que persigue con el contrato son
desaprobados por el orden jurídico. Y cuando es falsa, en este caso estaríamos en la ausencia de causa
(lícita) y esto conlleva a la nulidad absoluta del negocio.
1. Causa ilícita
La causa es ilícita cuando es prohibida por la ley o contraria a las buenas costumbres o al orden público.
4. Ausencia de causa
El fin que se persigue no corresponde a un efecto jurídico, por ejemplo la compraventa de la cosa propia.
OBJETO
El objeto del contrato es el objeto de las obligaciones contraídas. El objeto debe ser lícito, posible y estar
determinado o ser determinable, si falta alguno de estos requisitos, el contrato será nulo.
Si la prestación es imposible, el contrato carece de objeto. Los casos de objeto imposible comprenden
también todos aquellos donde falta la cosa o está fuera del comercio.
La posibilidad como requisito del objeto refiere a la posibilidad originaria, que tenga lugar a la conclusión del
contrato. Si es superviviente (posterior a la conclusión del contrato), será valido, debiendo resolverse la
cuestión correspondiente por riesgos e incumplimiento.
Caracteres de la imposibilidad
La imposibilidad da lugar a la nulidad del contrato, que será absoluta. Esta debe darse de tal forma que la
prestación no podría haberse efectuado de ninguna forma. La imposibilidad debe ser permanente, ya que si
es temporal, la obligación es válida.
Clases de imposibilidad
a. Imposibilidad moral: objeto ilícito.
b. Imposibilidad física: por ej. realizar un pozo de agua, resultando que la napa existente es insuficiente.
c. Imposibilidad jurídica: La prestación resulta afectada por una norma, por ejemplo vender una cosa que
está fuera del comercio o exportar mercadería que está prohibida sacar del país.
La determinación debe ser bilateral, el objeto es uno de los elementos esenciales del contrato y sólo puede
ser fijado de común acuerdo por los contratantes.
NULIDADES
1) Noción preliminar
Para situar al lector más fácilmente en el concepto de NULIDAD, voy a comenzar por una noción sumaria. Un
conjunto muy numeroso de normas jurídicas establece prescripciones que los particulares deberán observar
necesariamente. En materia de CONTRATOS el art. 1261 fija los REQUISITOS ESENCIALES. Así por
ejemplo para que la compraventa de inmuebles se considere perfecta, la ley exige que sea extendida en
escritura pública. Si se celebra verbalmente o por instrumento privado, comprobamos una discordancia o
disconformidad con lo dispuesto por la ley. A esta imperfección se llama NULIDAD.
Esta falta de ajuste entre el negocio tal cual es disciplinado por el legislador y el contrato concreto pactado
en la realidad, proviene de una circunstancia denominada VICIO. Existe un imperfección en el supuesto
de hecho concreto porque la forma empleada no corresponde a la que el legislador prescribe.
La discordancia de los hechos y la ley juzga negativamente a la situación, prescribiendo la ineficacia del
supuesto.
Cuando el negocio celebrado no concibe con el modelo, está afectado de una anormalidad
o patología que explica que está viciado. La nulidad está constituida por una anomalía del supuesto de
hecho.
La nulidad es una calificación realizada por el legislador que se aplica a los actos o negocios no
ajustados al modelo preestablecido por la ley.
Caracteres de la imperfección que provoca la nulidad del acto o contrato. Vicio estructural; originario.
Hay nulidad para la doctrina dominante cuando falta un elemento esencial, que se requiere necesariamente
para la formación del contrato y también cuando el elemento existe pero no reúne las calidades exigidas (es
ilícito o está indeterminado).
Los elementos estructurales son necesarios para que el contrato pueda llegar a formarse, son requisitos de
validez y de perfeccionamiento todos aquellos mencionados en el art.
1261:
1º. Consentimiento de partes.
3º. Un objeto lícito y suficientemente determinado que sirva de materia de la obligación. 4º. Que sea
Si uno de estos elementos esenciales está presente al momento del perfeccionamiento del contrato pero
falta luego, no invalida el contrato, sino que es un problema de riesgos, pero no de nulidad.
El consentimiento es requisito de perfeccionamiento, no existe el consentimiento obligatorio cuando la
propuesta carece de aceptación.
La falta de solemnidad impide el perfeccionamiento del contrato (por ej. la falta de la escritura pública).
El contrato es nulo cuando falta el objeto al momento del perfeccionamiento, si falta después del
perfeccionamiento, es un tema de riesgos.
Nuestro código implanta un sistema general de nulidad fijando los requisitos esenciales para la validez de los
contratos y estableciendo que la contrariedad a las normas prohibitivas producen nulidad.
El principio general en materia de nulidades sólo puede referirse a los requisitos constitutivos. en el
resto de los casos solo habrá nulidad en tanto exista una norma específica que así lo disponga.
La validez conlleva a la eficacia el contrato produce sus obligaciones). El negocio inválido (nulo) no produce
efectos (nulidad absoluta) o produce efectos provisorios (interinos) que pueden llegar a desaparecer (nulidad
relativa). Existe concordancia entre nulidad absoluta e ineficacia.
Cuando nuestro código dice que el contrato está o se considera “perfecto” no atiende a los vicios del acto o
contrato, sino al momento de su formación. Para la ley uruguaya un contrato no perfeccionado es un
contrato nulo.
El contrato nulo es aquel sin vicios. El contrato perfecto aquel que nace. Y existen dos grados de nulidad.
Esto permite la existencia de un contrato perfecto pero nulo, esto sucede en los casos de nulidad relativa, por
ejemplo por error vicio de consentimiento se produce la nulidad relativa y el contrato es inválido por tener
vicios, pero el contrato se perfecciona ya que tiene todos su elementos constitutivos.
Cuando falta alguno de los elementos constitutivos repercute en los dos campos, el contrato es nulo y no se
perfecciona, ya que la nulidad absoluta no produce ningún efecto.
NULIDAD E INEFICACIA
La ineficacia que resulta de un negocio nulo es el natural reflejo del vicio, de la deficiencia estructural del
negocio.
Pueden distinguirse dos tipos de ineficacia:
Con sentido amplio la ineficacia comprende todas las especies.
En sentido estricto se limita a los casos en que los efectos faltan originariamente o se extinguen luego,
como consecuencia de una circunstancia extrínseca.
Andrea Valenzuela – 2016 71
La ineficacia según la causa que la provoca
causa intrínseca -> nulidad (defecto en la estructura) causa extrínseca ->
contenido válido, condición, plazo, etc.
Clases de ineficacia
Atendiendo a la ineficacia en sí misma considerada, es posible distinguir diversas especies.
1. La ineficacia originaria es la que comprende los casos en que el efecto jurídico no se produce
desde el comienzo (nulidad absoluta, condición o plazo suspensivo).
2. La ineficacia sucesiva, originariamente eficaz, puede perderlos luego (nulidad relativa,
condición resolutoria).
Correspondencia Absoluta
Inoponibilidad
Cuando el contrato es inoponible a terceros significa que no puede obligar a quienes no fueron parte del
mismo. El contrato siempre es ineficaz respecto del tercero porque el vínculo obligacional vincula
exclusivamente a las partes contratantes (debido al principio de autonomía privada).
Existe otro enfoque de la inoponibilidad, que es que el tercero no puede desconocer y debe respetar la
situación jurídica generada por el contrato, absteniéndose de cualquier acto que pudiere afectar su función
económica.
Impugnabilidad
La impugnabilidad puede ubicarse en la categoría más amplia de la ineficacia, ya que extingue los efectos
que el negocio produce. La variedad de las causas que provocan la ineficacia, como las distintas
modalidades que presenta, le confieren a esta categoría un aspecto residual.
La impugnación comienza con una petición de parte, que es presupuesto necesario para que el juez dicte
sentencia privando de efectos a un negocio válido.
Se puede pedir la impugnación por incumplimiento de un contratante, fraude pauliano del deudor, donación
que excede la parte de libre disposición, etc.
Los requisitos de eficacia se distinguen de los de validez porque tienen relevancia exclusivamente en el plazo
de los efectos, se trata de circunstancias extrínsecas que no atañen a los elementos constitutivos del contrato
y presuponen un negocio válido.
La ausencia de un requisito de validez da lugar a una ineficacia permanente y definitiva (nulidad absoluta)
o a una ineficacia sucesiva (nulidad relativa).
La ineficacia que deriva de la falta de un requisito de eficacia no es definitiva, los efectos se producen si la
condición pendiente se cumple, si se adquiere la legitimación que faltaba o ratifica el propietario, o se inscribe
en el registro. Se da la eficacia superviniente, posterior al momento de formación del negocio.
Nulidad e inexistencia
La distinción entre inexistencia y nulidad es inadmisible en derecho positivo porque el código califica de nulos
típicos casos de inexistencia. Al fijar el concepto de inexistencia se establece la noción de nulidad absoluta.
La nulidad absoluta equivale a la inexistencia del contrato.
NULIDAD ABSOLUTA
Bases para la distinción entre nulidad absoluta y relativa
Las categorías se construyen teniendo en cuenta la gravedad de la imperfección. La nulidad absoluta
corresponde a la irregularidad máxima, puesto que el acto absolutamente nulo es aquel que carece de alguno
de los requisitos constitutivos exigidos por la ley.
Se tiene por referencia el modelo legal del supuesto jurídico contrato, que está tipificado en el art. 1261.
La nulidad relativa existe y produce efectos porque el vicio que lo aqueja no tiene entidad suficiente como
para impedir la formación del negocio. El contrato puede llegar a formarse cuando el consentimiento existe
pero adolece de error por ejemplo.
Existen otros casos de nulidad absoluta, por ejemplo la condición ilícita o imposible (art. 1408).
La omisión de requisito o formalidad que las leyes prescriben para ciertos contratos (art. 1560).
Además de ser completa, la ineficacia originaria del negocio nulo es perpetua, definitiva. El contrato además
de carecer de efectos desde el inicio, nunca podrá producirlos porque la deficiencia es insubsanable.
El contrato absolutamente nulo está desprovisto de todo efecto, originaria y definitivamente. La ineficacia de
la nulidad absoluta en el código uruguayo
El art. 1560 y 1288 dicen que la causa ilícita y la incapacidad absoluta producen nulidad de
tipo absoluto. También dice lo mismo respecto al requisito de solemnidad, si este falta, el contrato no
produce ningún efecto civil.
La ineficacia de la nulidad absoluta señala que si alguna modificación de la situación jurídica tuvo lugar en
cumplimiento del negocio nulo, esta debe cancelarse volviendo las cosas al estado anterior, ya que no está
justificado jurídicamente.
Andrea Valenzuela – 2016 73
Eso está fijado en el art. 1565, las partes deben ser repuestas al mismo estado en que se hallarían, si no
hubiese existido el acto o contrato nulo.
En caso de controversia acerca de si existe nulidad absoluta o no, se requiere una decisión judicial para
dirimirla. La declaración de nulidad también puede reclamarse como medio preventivo a fin de evitar futuras
molestias, cuando alguno pretende ejercitar un derecho invocando el acto.
Pero la sentencia no crea la nulidad, la nulidad es preexistente, la sentencia sólo reconoce que el contrato
era nulo. En la nulidad absoluta, las sentencias son meramente declarativas y en la nulidad relativa las
sentencias son constitutivas.
Alegable por todo interesado
La nulidad absoluta puede alegarse por todo aquel que tenga interés en ello (art. 1561). La nulidad relativa
solo puede solicitarse por aquellos en cuyo beneficio lo han establecido las leyes (art. 1562).
Están legitimados para peticionar la nulidad de declaración absoluta al juez tanto los sujetos que celebraron el
contrato nulo, como terceros, mientras estos tengan un interés en la misma. Un tercero totalmente ajeno al
negocio y sin relación alguna con las partes no podrá solicitar su nulidad, ya que le es indiferente la situación.
Si no se pudiera declarar nulo de oficio, las partes se podrían poner de acuerdo y reclamar su cumplimiento
para que el contrato nulo resultara eficaz.
La declaración de nulidad puede pedirse por el Ministerio Público
Tiene legitimación para solicitar al juez que declare la nulidad en el interés de la moral y la ley (art. 1562).
Esto se justifica porque le compete la vigilancia y protección del interés público que está en juego en una
serie de casos de nulidad absoluta.
INSANABLE
No se subsana por la voluntad de las partes
La nulidad absoluta no se subsana por confirmación, en cambio la nulidad relativa si se subsana por
confirmación.
El vicio en el acto absolutamente nulo impide que la deficiencia pueda cancelarse. La confirmación es
inidónea en este ámbito, ya que la eficacia depende exclusivamente del cumplimiento de las exigencias
legales y si la confirmación fuera admisible el requisito quedaría librado a la voluntad del particular.
Un contrato nulo por falta de objeto no puede confirmarse, ya que no se perfecciona sin este requisito, por
más que haya voluntad de hacerlo (consentimiento) de los sujetos.
Frente a un acto absolutamente nulo, solo cabe la renovación, esto significa hacer un nuevo y distinto negocio
que producirá efectos a partir del momento de su perfeccionamiento.
NULIDAD RELATIVA
Noción
En la nulidad relativa no es tan grave la imperfección que afecta al acto o contrato. El acto penetra al mundo
jurídico, aunque afectado por el vicio que causa la invalidez.
Por ejemplo, cuando el consentimiento existe pero viciado, el contrato se forma y el acto es relativamente
inválido. La imperfección que provoca la nulidad relativa tiene menor importancia.
Caracteres
En la nulidad relativa el negocio existe pero está viciado. No impide que el negocio produzca
originariamente todos sus efectos de la misma manera que fuera valido, pero:
a. La nulidad es subsanable por el transcurso de un plazo de 4 años o por confirmación (ratificación de las
partes)
b. La ley también permite impugnar judicialmente el acto relativamente nulo, se extinguen
retroactivamente como si no hubiera existido.
1. Los efectos originarios pueden volverse definitivamente estables (negocio válido definitivamente) si el
sujeto legitimado no reclama la nulidad o confirma el acto inválido, o por el transcurso del plazo de 4
años.
2. Los efectos puede aniquilarse con efecto retroactivo cuando la nulidad es reclamada y el juez la declara.
Naturaleza
En la nulidad relativa el estado de nulidad (invalidez) también preexiste a la sentencia, porque es la
consecuencia de la patología estructural que afecta al negocio, aunque no tiene los mismos caracteres,
ya que no impide la producción de los efectos.
La sentencia judicial que declara la nulidad relativa altera la situación jurídica preexistente, puesto que
extingue el negocio y sus efectos, pero no crea la nulidad sino que transforma ese estado de nulidad previo
en nulidad absoluta.
Respecto a los herederos, se toma en cuenta el tiempo que hubiera transcurrido en vida del causante, en los
herederos mayores de edad. En el heredero menor de edad no empieza a correr el plazo (el cuatrienio íntegro
o su residuo) hasta que no sea mayor de edad, pero se fija un límite temporal (30 años desde la celebración
del contrato) y después de esta no se podrá reclamar la nulidad.
Confirmación
La confirmación es un negocio jurídico, ya que el confirmante emite una manifestación de voluntad (sea
expresa o tácita) destinada a subsanar la nulidad (art. 1570). Es unilateral, basta la voluntad de un sujeto
para formarlo, emanado del sujeto que es titular del derecho de impugnación. Se requiere que el vicio haya
dejado de obrar, sino la confirmación sería inválida.
Sólo quien celebró el acto o contrato nulo está legitimado para confirmar y debe ser el incapaz o la
víctima del vicio del consentimiento (art. 1562).
Ratificación y confirmación
La ratificación atañe a un acto válido y emana de un tercero, el ratificante es siempre un sujeto que no
celebró el negocio que ratifica, que aprueba lo actuado por otro y con ello hace suyos (retroactivamente)
los efectos del negocio.
La ratificación se emplea en casos de gestión sin poder donde el gestor actúa en nombre ajeno por
ejemplo. La venta de cosa ajena, ratificada después por el dueño, confiere al comprador los derechos
desde la fecha de la venta.
Formas de confirmación
Puede ser tanto expresa como tácita, lo que importa es que exista una voluntad dirigida a confirmar. El
confirmante debe expresar que decidió subsanar el vicio que afecta al contrato y que renuncia a reclamar la
nulidad o simplemente confirma el acto que adolece de nulidad relativa por tal o cual causa.
La confirmación expresa debe hacerse con las solemnidades a que por la ley está sujeto el acto o contrato
que se ratifica.
EFECTOS DE LA ANULACIÓN
La anulación unifica el régimen ya que el negocio relativamente nulo pasa a considerarse como si no
hubiera existido, adquiere los mismos caracteres que la nulidad absoluta.
En caso de ejecución o de cumplimiento del contrato nulo, las cosas deben reponerse al mismo estado en
que se hallarían si no hubiese existido el acto o contrato nulo (restituciones mutuas).
Se debe tener en cuenta la obligación de inmdemnizar los deterioros de la cosa de acuerdo con los principios
de buena fe y de mala fe se deberán restituir todos los frutos incluso los que dejó de percibir por su culpa,
también es responsable por todos los deterioros que por su culpa haya sufrido la cosa.
Por buena fe se deben restituir los frutos percibidos después de la contestación a la demanda y no es
responsable de los deterioros sino en cuanto se hubiere aprovechado de ellos. El poseedor también tiene
derecho a que se le pague el costo de la producción de los frutos que restituye, se abonen las mejoras según
la clase que se trate.
Requisitos de eficacia
Cuando el contrato produce sus efectos se dice que es eficaz. La eficacia puede verse por distintas causas.
Puede suceder que por el interés de las partes se modifique la producción de efectos por la fijación de un
plazo o por condicionarla con un hecho externo (condición suspensiva).
La ineficacia también puede derivar de la nulidad absoluta del negocio, como reflejo de la falta de un
requisito esencial de validez que afecta la propia vida del contrato.
Antes de contratar los sujetos están en libertad de querer o no, y de querer en tales y cuales condiciones o
modalidades, pero luego de estipulado el contrato esa libertad desaparece y es sustituida por un estado de
sujección.
De esto se deriva el principio de la irrevocabilidad del contrato por voluntad unilateral: ninguna de las partes
puede desligarse individualmente de sus compromisos. En la etapa posterior al perfeccionamiento del
contrato, la norma es la irrevocabilidad. El mutuo disenso requiere de un nuevo acuerdo de las mismas partes
y la revocación procede únicamente en los casos previstos por la ley.
MUTUO DISENSO
Noción
El mutuo disenso está regulado en el art. 1294: Las partes pueden por mutuo consentimiento, extinguir las
obligaciones creadas por los contratos y retirar los derechos reales que se hubiere transferido.
Nos encontramos frente a dos negocios conexos o vinculados, la conexión es funcional, ya que el mutuo
disenso tiene por finalidad destruir los efectos del primer contrato. Es un negocio jurídico bilateral, se
perfecciona por el acuerdo de voluntades de las mismas partes que estipulan el contrato anterior.
El mutuo disenso puede crear obligaciones cuando el contrato precedente se haya ejecutado y sea necesario
proceder una retrocesión de los derechos transferidos (retirar los derechos reales que se hubieran
transferido).
Fundamento
Se fundamenta en el art. 1294, si los contratantes tenían el poder de crear la situación jurídica, también puede
destruirla, es una aplicación general de la autonomía de la voluntad. El art. 1294 no excepciona el principio de
fuerza vinculante sino que es por el contrario, una consecuencia del art. 1291.
Desistimiento unilateral
Concepto
El desistimiento unilateral del contrato es el ejercicio del derecho de receso, atribuido a uno o ambos sujetos
de la relación, para que por su sola voluntad determinen la cesación del vínculo obligacional en forma
extrajudicial.
Es un derecho potestativo atribuido por la ley, basta su ejercicio para que la relación jurídica se extinga sin que
sea necesaria la aceptación ni la resistencia del sujeto pasivo. No requiere ni la participación ni la declaración
judicial para que el efecto extintivo se opere.
La declaración unilateral provoca por sí sola la extinción de la relación nacida del contrato, afectando la
espera de las otras partes contratantes.
Efectos
Tiene efectos hacia el futuro, los efectos del desistimiento son irretroactivos. Esto determina que el
desistimiento unilateral no afecte los derechos que los terceros hayan adquirido durante la vigencia del
contrato.
La ineficacia respecto a terceros está consagrada en el art. 1293, los contratos no pueden oponerse a
terceros ni invocarse por ellos, solo en los casos de los art. 1254 a 1256.
Partes y terceros
Parte contractual
Las partes en un contrato son los sujetos que forman el negocio con su acuerdo de voluntades. Son
los sujetos que le dan forma y contenido al negocio jurídico llamado contrato.
Sucesores
Los efectos de los contratos se extienden activa y pasivamente a los herederos y demás sucesores de las
partes. Estos sujetos no intervinieron en la formación del contrato pero devienen parte como consecuencia
de un hecho superveniente.
ESTIPULACIÓN PARA OTRO
La estipulación para otro se forma entre dos partes, estipulante y prometiente y a consecuencia de este
contrato el promitente resulta obligado respecto de un tercero (el beneficiario) que adquiere un derecho
inmediato y directo contra él, por el solo hecho de haberse pactado en contrato (sin que haya manifestado
voluntad alguna y sin su conocimiento).
El negocio no crea tan solo derechos y obligaciones entre las partes sino que genera un derecho en favor de
un tercero, de un sujeto que no has ido parte en el contrato. Es bilateral en su formación pero triangular en
sus efectos.
REPRESENTANTE ESTIPULANTE
REPRESENTADO BENEFICIARIO
No constituye una excepción al principio de la relatividad del contrato, desde que sus efectos
repercuten en la esfera jurídica de quienes lo pactan sin alcanzar al tercero.
Efectos
Cuando el tercero ratifica el prometiente queda liberado, en caso contrario la garantía se concreta en la
obligación de indemnizar.
Una vez obtenida la ratificación, el prometiente ya no garantiza más, el tercero pasa a ser el obligado y en
caso de incumplimiento de su parte el promisario no puede dirigirse contra el prometiente pues este
garantizaba la asunción de la obligación, no de su cumplimiento.
REPRESENTACIÓN
La necesidad de la representación es evidente para aquel que está jurídicamente imposibilitado de
actuar por sí mismo (como sucede en los incapaces) y también es necesaria la representación en
casos de imposibilidad física.
También puede ser por necesidad, porque es útil emplear un representante que sea más hábil por ejemplo.
El poder
Para que los efectos vayan a radicarse al patrimonio del representado, sin pasar previamente por el
patrimonio del representante se requiere de un segundo presupuesto, el poder.
Definición
a. concepción amplia: toda vez que alguien actúa por cuenta y en el interés ajeno.
En la representación directa el cooperador actúa en interés y nombre del interesado, con la consecuencia de
la eficacia directa del acto.
En la representación indirecta, el cooperador actúa en interés ajeno pero en nombre propio, produciendo
eficacia directa y efectos del primer negocio deben ser transferido por un segundo negocio al interesado.
De existir solo el mandato, el mandatario deberá celebrar el negocio a nombre propio con el tercero y luego
trasladar los efectos del mismo mandante por un segundo negocio.
Lado interno: PODER. Relación entre el poderdante otorgándole poder al apoderado. Lado externo:
CONTEMPLATIO DOMINIO. Relación entre el representante y el tercero, negoción de gestión.
Los arts. 2051 y 1833 sólo conciben un mandato con eficacia representativa y por otro, el art. 2068 admite
la posibilidad del mandato sin eficacia representativa.
En el plano práctico las diferencias son casi nulas, ya que frente al mandato sin poder el contrato será
tipificado, ya como mandato (en la tesis que no exige el poder) ya como innominado (en la que lo exige),
pero como a este último se le aplicaría por analogía la regulación que corresponde al mandato, el régimen
jurídico que regirá la situación será el mismo cualquiera se la tesis que se acepte.
Se deduce que un incapaz puede ser designado representante, ya que esta incapacidad del representante no
afecta la validez del negocio de gestión.
Si bien la incapacidad del representante carece de trascendencia en la relación de negocio de gestión, en la
zona del mandato, ha de tener capacidad para contratar ya que estipula un contrato. El contrato de mandato
entonces está afectado por nulidad relativa que produce la contratación con un menor púber.
Legitimación
La legitimación pasiva debe apreciarse en la persona del representado. Cuando la ley prohíbe el contrato,
no puede recurrirse a la representación para hacerlo (la compraventa entre cónyuges será nula
absolutamente)
La legitimación para disponer también debe apreciarse en el representado. El acto del representante no
puede producir respecto del representado, efectos contractuales superiores de aquellos que produciría el
acto del representado mismo.
El representante comunica al tercero con quien contrata, que su declaración de voluntad se emite como
declaración de otro, se manifiesta que el verdadero contratante es el representado. El representante no
contrae deudas ni adquiere derechos, sino el representado.
Es unilateral, basta para formar la voluntad del representado (poderdante). No se requiere que el
representante acepte, basta con que comparezca exclusivamente el poderdante.
Tiene por finalidad conferir el poder de representación a otro sujeto. El apoderado resulta investido del poder
de representación que le confiere el representado (poderdante) en ese mismo acto se fijan también los
límites y el contenido del poder.
2. Poder tácito
Para saber si estamos frente a un poder tácito debemos examinar el comportamiento del representado y
determinar si del mismo puede deducirse la voluntad de conferir un poder.
3. Capacidad
El poderdante debe tener la capacidad que se necesita para estipular el negocio de gestión o representativo,
y que la capacidad del apoderado no es tomada en cuenta en el negocio de apoderamiento.
2. Poder especialísimo
Dentro del poder especial, a veces la ley requiere una especificación mayor. Por ejemplo no basta un poder
especial para transar, sino que es menester además que se especifique la materia litigiosa.
4. Instrucciones
La distinción entre límites e instrucciones no es pues absoluta: cuando las instrucciones figuran en el poder
o éste se refiere a ellas, pasan a formar parte de los límites. La instrucción forma parte del contenido del
poder siempre que se incluya en el mismo o éste haga referencia a ella.
Extinción
Con frecuencia la extinción del poder coincide con la extinción de la relación causal, pero puede darse una
disolución independiente del apoderamiento.
Andrea Valenzuela – 2016 86
A. La extinción del poder que se da por un plazo determinado o sometido a condición resolutoria, fija
que la causal de cumplimiento del encargo rige para los poderes especiales y para los generales que se
otorgan para un determinado fin transitorio.
B. La muerte o incapacidad ya sea del poderdante o del apoderado, ya que el apoderamiento
es una relación de confianza, intuitu personae.
C. La incapacidad del apoderado extingue el poder porque se requiere que el representante tenga
una voluntad idónea, en cuanto a la incapacidad del poderdante, se justifica con la creación de una
representación legal que sustituye a la voluntaria.
D. La renuncia por parte del apoderado, ya que no se lo puede obligar a la representación
contra su voluntad.
E. La revocación, el poderdante puede impedir que el apoderado pueda continuar actuando con
eficacia representativa. La revocación deberá inscribirse.
F. La quiebra, al igual que la insolvencia. El apoderado puede seguir actuando si ignora la causa de
extinción o porque aún persiste en obrar a nombre ajeno, siempre que el tercero sea de buena fe, o sea que
ignore la extinción producida.
El sujeto que obra en nombre ajeno carece de poder de representación. Esta situación puede darse ya sea
cuando el falso representante nunca tuvo poder para actuar por el representado, pero también cuando el
poder existió pero se extinguió, o si el representante con poder en forma obra fuera de los límites de poder.
La declaración del pseudo representante es ineficaz porque la falta de poder le impide que los efectos del
contrato se dirijan al patrimonio del representado. Esta ineficacia no es permanente, sino que está
suspendida a la ratificación del dominus, que confiere eficacia retroactivo al negocio permitiendo que los
efectos alcancen su esfera.
La tesis del negocio incompleto (Gamarra) no estamos ante un caso de nulidad absoluta, sino frente a un
contrato al que le falta un elemento esencial para perfeccionarse y cuando ese elemento esencial se agrega
a los que ya están presentes, el negocio de gestión se forma.
La representación aparente
A la ausencia de poder se sobrepone una apariencia creada por índices objetivos así como engañosos que
hace aparecer como existente el poder inexistente. La consecuencia es que el negocio es eficaz frente al
representado y lo vincula de la misma forma que si el representante hubiera tenido el poder suficiente.
El principio de la apariencia se funda en el de la confianza y el de la autorresponsabilidad. Se requiere que el
seudo representado haya dado lugar a que la apariencia fuera eficaz, si no hay culpa del dominus, la
apariencia es irrelevante. El representado con hechos positivos u omisiones graves tiene que haber dado lugar
a la apariencia.
ABUSO DE PODER
El representante debe actuar en el interés del representado y cuando así no lo hace incurre en abuso de
poder:
a. cuando actúa en conflicto de intereses con su representado
b. cuando descuida o lesiona el interés del representado
c. cuando incumple las instrucciones debidas
La doctrina identifica a la primera hipótesis como conflicto de intereses y las otras dos como exceso de poder.
El conflicto de intereses
Se configura cuando el interés del representante resulta incompatible con el interés del representado.
El conflicto de intereses abarca un campo más amplio que el que considera el derecho positivo uruguayo, que
solo tienen en cuenta el conflicto de intereses que afecta a la esfera del representado y representante.
El contrato consigo mismo está permitido cuando no plantea un conflicto de interés, ya sea porque el
mandante ha aprobado expresamente el negocio (art. 2070), ya porque el contenido del contrato está
predeterminado de tal forma que excluye el conflicto (art. 2071).
Cesión de créditos
Los créditos y las deudas que provienen de un contrato bilateral, son de regla disociables y es posible
transferir los primeros sin las segundas.
La cesión de créditos produce un cambio en el sujeto activo de la relación obligacional singular (el acreedor
sustituido por un tercero) y puede estipularse con prescindencia de la voluntad del deudor, puesto que en
nada lo perjudica.
La cesión de créditos es un negocio jurídico bilateral que se perfecciona con el acuerdo de las voluntades del
cedente (acreedor originario) y cesionario (tercero que sucede al acreedor en la posición activa de un vinculo
obligacional que permanece incambiado)
La cesión de crédito no modifica las partes en el contrato (lo que si sucede en la cesión de contrato), el
vínculo contractual subsiste incambiado, no se alteran objetivamente las originarias obligaciones.
Cuando el vendedor A vende a un tercero C su crédito por el precio, el comprador B deberá pagar al
cesionario C, pero la obligación del vendedor respecto del comprador no se altera.
Cesión de deudas
La deuda puede transmitirse de un sujeto a otro, siempre que el acreedor otorgue su consentimiento.
Cuando el contrato ya se ejecutó por completo la cesión no es posible, pero puede cabe la cesión singular
del crédito o de la deuda que no se hubieren extinguido.
SUBCONTRATO
La subcontratación presupone necesariamente la coexistencia de dos contratos, aunque en el fenómeno
participen solo tres sujetos.
El subcontrato deriva de un contrato anterior, llamado contrato base. La participación exclusiva de tres
sujetos está impuesta porque uno de ellos (el intermediario) es parte en los dos negocios (en el contrato
base y en el subcontrato).
El nuevo contrato (subcontrato) tiene el mismo contenido económico y la misma naturaleza que el contrato
base, porque el intermediario invierte su posición jurídica.
Por ejemplo en un contrato base de arrendamiento trabado entre A (arrendador) y B (arrendatario), B
puede celebrar otro contrato de la misma naturaleza con un tercero, confiriéndole el derecho de usar y
gozar de la cosa arrendada. Este segundo contrato no modifica el contrato base, las partes son B y C y
este último es un tercero respecto del contrato base, que es el que asume la calidad de arrendatario y
resulta titular del sub derecho.
En el contrato base son parte A y B, en el subcontrato las partes son B y C. El sujeto que actúa como
intermediario es B, siendo parte de los dos contratos, tiene relaciones obligacionales con dos sujetos
distintos: por un lado con A (contrato base) y por otro con C (en el subcontrato).
Si en el contrato base existe la prohibición de subcontratar, se produce un imcumplimiento del contrato que
legítima a su resolución, pero el subcontrato, a pesar de la prohibición es válido y eficaz entre las partes
contratantes hasta que no acontezca la extinción del contrato base.
SIMULACIÓN
Simular significa hacer aparecer lo que no es, mostrar una cosa que realmente no existe. La simulación es
caracterizada frecuentemente como procedimiento, como un complejo de actos que actúa por grados, el
primero de los cuales está constituido por el acuerdo o entendimiento entre los simulantes para producir un
acto aparente, ficticio, no real, de forma que aparezca que el inmueble es propiedad de X en vez de A. Este
es un acuerdo simulatorio.
La segunda etapa tiene lugar cuando los simulantes celebran el negocio simulado (la compraventa) a través
del cual generan la apariencia perseguida (el bien ya no es de A sino de X) con el propósito de engañar a los
terceros (acreedores de A).
Andrea Valenzuela – 2016 90
Es un negocio no querido en su contenido sustancial, ya que A no le quiere vender a X ni este comprarle,
su único fin consiste en crear la apariencia para engañar a los terceros.
En la simulación relativa, a diferencia de la absoluta, donde debajo del negocio simulado (compraventa) no
hay nada, solo se quiere la mera apariencia, en la relativa, debajo del negocio simulado (compraventa)
existe otro negocio (donación) que es real y querida por las partes (negocio disimulado).
El acuerdo simulatorio consiste en el acuerdo entre los simulantes para producir un acto aparente no real
(negocio simulado), con el fin de engañar a los terceros.
En el acuerdo simulatorio las partes convienen que el contrato simulado no tiene valor, porque no quieren
sus efectos y convienen cuales son los efectos realmente queridos. Esta es la zona oculta de la
simulación que las partes mantienen en secreto y los terceros no pueden conocer.
El negocio simulado es el que concretan las partes para crear la situación aparente, tiene una apariencia
contraria a la realidad o porque no existe en absoluto (simulación absoluta) o porque es distinto de como
aparece (simulación relativa). Esta es la zona visible de la simulación, la única que ven los terceros.
Entre las partes rige el acuerdo simulatorio, prevalece la realidad que solo conocen las partes
simulantes. En las relaciones externas prima la valoración objetiva (la que aparece como real a los ojos
de los terceros) y estos tienen derecho a atenerse al negocio simulado como si fuera válido, el acuerdo
simulatorio les es inoponible.
2. El negocio simulado
Es el negocio insincero, no querido por las partes, cuya formalización sólo tiene por objeto crear una
apariencia que pueda engañar a los terceros.
b. La causa simulandi
Es el motivo o la razón de ser de la simulación. Es un elemento externo así que no forma parte de la
estructura de la simulación.
SIMULACIÓN ABSOLUTA
Hay simulación absoluta cuando los simulantes se proponen únicamente crear la apariencia de un contrato (el
negocio simulado) pero no tienen ninguna intención de contratar, por debajo de la apariencia no existe nada.
En el acuerdo simulatorio se prevé que en lugar de la relación que deriva del contrato simulado, no se
constituye ninguna relación contractual entre las partes. La situación jurídica de los simulantes no sufre
realmente ninguna modificación.
La simulación absoluta solo puede servir para perjudicar los derechos de los terceros, pero la relativa es
utilizada para evitar el pago de impuestos o burlar ciertas prohibiciones legales.
SIMULACIÓN RELATIVA
En la simulación relativa el negocio simulado sirve para ocultar otro negocio, que es real y querido por las
partes (negocio disimulado).
Se tienen dos negocios, uno aparente y vacío, el negocio simulado, y otro, oculto, pero querido y
verdadero: el negocio disimulado.
El negocio simulado tiene exactamente el mismo valor, sea simulación absoluta o relativa, está sometido al
mismo régimen jurídico, en ambos casos son negocios absolutamente nulo por falta de requisitos esenciales
(arts. 1291 y 1560).
En la simulación absoluta se debe quitar de en medio el negocio simulado y la tarea finaliza allí, pero en la
relativa también se debe quitar el negocio disimulado, entonces se debe determinar qué régimen jurídico se
aplica.
EFECTOS DE LA SIMULACIÓN
Partes y terceros
Las partes son los simulantes, los sujetos que se ponen de acuerdo para dar vida al proceso simulatorio,
que celebran el acuerdo simulatorio y estipulan el negocio simulado.
El art. 1580 incluye a los contrayentes (partes) y a sus herederos, o sea que los sucesores a título
universal que continúan la persona del causante y ocupan la misma posición jurídica que tenía este.
Son terceros todos aquellos que no son partes. Tienen calidad de terceros en la simulación los
causahabientes a título particular y los acreedores de los simulantes. Los sucesores por título singular son las
personas que no han participado en la simulación pero adquieren derechos fundados en el acto aparente.
En la simulación relativa existe otro negocio debajo del simulado, que es querido por las partes (el
disimulado). Además de que se admita la nulidad del negocio simulado, se requiere identificar el negocio
disimulado y controlar si cumple los requisitos de fondo y forma de todo contrato.
El negocio simulado está afectado por nulidad absoluta, la acción de simulación es una acción ordinaria
de nulidad.
Prueba de la simulación
Es distinta la situación según se trate de una acción que involucre exclusivamente a las parte simulantes
o de un juicio promovido por un tercero.
El art. 1596 dispone que “no será admisible a las partes la prueba de testigos para acreditar una cosa
diferente del contenido de los instrumentos…” como el negocio simulado de regla se redacta por escrito, las
partes necesitan el contradocumento para probar la simulación y no pueden recurrir a la prueba testimonial.
Pero el art. 1605 admite la prueba por presunciones cuando el acto sea atacado por causa de fraude o dolo, y
en tanto que la simulación es un procedimiento que tiene la finalidad de engañar a terceros, las partes
estarían habilitadas a recurrir a la prueba presuncional.
En cuanto a los terceros, hay acuerdo en que pueden recurrir a cualquier medio de prueba sin limitaciones
de especie alguna.
El presupuesto del negocio fiduciario es entonces la atribución de la propiedad que un sujeto, llamado
fiduciante, realiza en provecho de otro sujeto, el fiduciario, pero los efectos reales del contrato están
limitados o neutralizados por un vínculo obligacional (el llamado pacto fiduciario). El fiduciario está obligado
a usar la cosa de acuerdo con la finalidad del negocio. El negocio fiduciario se presenta como un negocio
complejo que tiene doble efecto: real y personal.
En la fiducia con fines de garantía el deudor transfiere la propiedad al acreedor (efecto real) pero éste no
puede enajenar la cosa antes del vencimiento del crédito (efecto obligacional), es propietario pero está
obligado a no vender. Si el deudor cumple, el acreedor debe retransferirle el bien, en caso contrario el
acreedor (fiduciario) enajene el bien a un tercero y con el precio recibido se cobra su crédito, y el remanente
si existe, debe entregarse al deudor.
La otra clase de fiducia se pacta en interés del fiduciante (y no del fiduciario como en el caso anterior). El
fiduciario recibe la propiedad del bien con la obligación de usar esta propiedad con un fin concreto (custodiar
o administrar los bienes del fiduciante, o hacerlos llegar patrimonio de un tercero), es titular a nombre propio
pero actúa en interés ajeno.
EL NEGOCIO INDIRECTO
En el negocio indirecto las partes realizan un negocio jurídico pero además de querer el fin que es típico y
normal del negocio adoptado, persiguen la obtención de fines ulteriores que son ajenos y extraños a este
negocio.
Para obtener el fin las partes siguen una vía indirecta, ya que el fin ulterior, que es distinto al del negocio
utilizado, puede lograrse normalmente por otro camino.
El negocio es un mero presupuesto que se utiliza para alcanzar el fin ulterior, desempeña por tanto una
función instrumental y puede calificarse como negocio medio.
Causa y motivo
Por un lado está la causa del negocio medio adoptado por las partes, que es su fin típico, y por otra el fin
ulterior, que técnicamente se ubica en la categoría de los motivos.
El negocio medio es un negocio verdadero, realmente querido por las partes, por eso su causa existe y es
operante jurídicamente, pero junto a esa causa se agrega el fin ulterior que también es querido como móvil
decisivo para la estipulación del negocio.
Este motivo coexiste con la causa, la causa sirve de soporte o plataforma para que las partes puedan
lograr ese fin ulterior extraño a ella.
En cambio desde la perspectiva de la causa concreta, el resultado indirecto que persiguen las partes no se
concibe como motivo sino que queda integrado al analizar la compleja operación económica.
También pasa que a veces el esquema negocial ya existe pero se recurre al negocio indirecto porque
los contratantes no desean adoptar el esquema negocial.
Se puede emplear también como medio de obtener un resultado prohibido por la ley, esto ingresa en la zona
de los negocios en fraude a la ley.
La calificación jurídica depende de la interpretación, los efectos que el ordenamiento asigna a la manifestación
de la voluntad, una vez interpretado el contrato, el juez lo califica y esa subsunción en el tipo contractual indica
los preceptos que lo rigen.
2. Si con los criterios anteriores no puede llegar a develarse cual fue la común intención, la ley
proporciona las reglas de interpretación objetiva (art. 1304). Son objetivas porque no buscan individualizar
la voluntad concreta, sino fijar el significado del contrato cuando es dudosa la común intención. Por
ejemplo, se establece que las cláusulas dudosas deben interpretarse en favor del deudor o contra el
sujeto que las redactó.
1. CONDICIÓN
Concepto. finalidad y función.
El interés interno es adquirir la cosa (comprador) y recibir el precio (vendedor). Estos intereses internos del
contrato, son su objeto típico, sin estos el contrato no existiría, por eso son constantes, objetivos y conocidos
por la contraparte.
El interés externo se identifica con los motivos, las razones subjetivas, variables de regla desconocidas por
la otra parte y por eso en principio, el derecho los juzga como irrelevantes. Pero una de las partes puede
prever que uno de los motivos (interés externo) por los cuales contrata es incierto y en consecuencia este
sea relevante.
El motivo subjetivo puede volverse relevante en la medida que sea deducido como objeto de una
condición, haciendo depender los efectos del contrato si acontece la condición fijada.
Los caracteres del evento deducido como condición deben ser extrínsecos inciertos y a futuro.
La condición es el suceso futuro e incierto, del cual se hace depender la fuerza jurídica de una obligación”.
art. 1407.
La relación de derecho debe poder existir sin la condición (extrínseco). Cuando se pauta que en caso de
incumplimiento el contrato se resolverá automáticamente, no se trata de una condición sino de una cláusula
resolutoria expresa.
El hecho debe ser incierto porque el fin de la condición es el poder introducir el acaecimiento de un evento que
al momento del perfeccionamiento no se sabe si se producirá o no.
Debe ser futuro, pero puede sujetarse la obligación a la verificación de un hecho presente o pasado que sea
desconocido por las partes. El carácter futuro debe vincularse con el requisito de la incerteza.
La cláusula condicional tiene la función de garantizar la actualidad de la realización de los interés que son
objeto del contrato (comprar y vender). Se tienen en cuenta eventos todavía inciertos al momento de
concluirse el contrato pero que son relevantes para los intereses que son objetos del mismo.
CLASES DE CONDICIÓN
Suspensiva y resolutoria
La condición suspensiva es tal ya que hasta que no se produzca el evento condicional, el contrato no
producirá sus efectos (obligaciones), estos quedarán suspendidos hasta que se cumpla con el
condicionante y las obligaciones no son exigibles hasta que se cumpla este hecho, y cuando se cumpla se
desplegarán automáticamente todos los efectos y las partes estarán obligadas a cumplir con sus
respectivas obligaciones.
Cuando la condición es resolutoria el contrato despliega sus efectos normalmente y las obligaciones tienen
que cumplirse como si la condición no existiera. Si el evento se verifica, la compraventa se resuelve y las
partes deberán restituirse recíprocamente las prestaciones cumplidas (art. 1427).
Cuando se trata de una condición suspensiva el contrato es ineficaz hasta tanto no se verifique el evento
condicional, mientras que si la donación es resolutoria el contrato produce sus efectos inmediatamente peor
estos cesarán si la condición se cumple.
En la condición casual los contrayentes no pueden incidir en absoluto sobre la fecha del evento.
En la condición potestativa depende de la mera voluntad de las partes. Al momento de obligarse no existe
una seria intención de obligarse y la resolución debe depender de un hecho que puede ejecutar o no el
deudor.
En la condición mixta se da una combinación del azar o del hecho tercero y de la voluntad de las partes. Se
da una combinación de factores objetivos y subjetivos.
El receso unilateral adjudica a las partes el derecho potestativo de desligarse del contrato por su sola
voluntad. El ejercicio del derecho de receder el contrato debe estar vinculado a una causa justificada.
El receso inmotivado se acepta solamente en los contratos de duración sin plazo o con plazo
indeterminado, debido al principio de libertad jurídica
Condición ilícita
Ilícita es aquella condición contraria a la ley, al orden público o a las buenas costumbres y su consecuencia
es la nulidad, no solo de la obligación condicional sino de todo el contrato.
La ilicitud de la condición no depende del evento en sí considerado sino que debe relacionarselo
con la intención de las partes y su influencia respecto de su conducta.
EL TIEMPO DE PENDENCIA
El tiempo de pendencia de la condición es el que corre entre el acuerdo de voluntades y la verificación o
no del acaecimiento de la condición; se trata de un período dominado por la incerteza.
En la condición suspensiva
El contrato está perfecto pero sus efectos se encuentran suspendidos, pero por haber surgido a la vida jurídica
produce una serie de efectos mientras esté pendiente de cumplimiento la condición, sin poder exigir la entrega
de la cosa ni el pago del precio.
Como los derechos y obligaciones emergentes del contrato están suspendidos, las partes conservan los
derechos comprometidos en el contrato.
Se mantiene la titularidad, pero ahora de un derecho precario.
El contrato puede resolverse si se verifica el evento condicional, el comprador no tiene un derecho perfecto
sino un derecho precario sobre la cosa, mientras que el vendedor está con relación al dominio en una
posición de expectativa, ya que puede recuperarlo si se verifica el evento.
El derecho condicional de reasumir la propiedad del vendedor tiene una existencia concreta y puede
cederlo, en caso de fallecimiento se transmite a sus herederos.
EL CUMPLIMIENTO DE LA CONDICIÓN
Respeto de la voluntad de las partes
La condición debe cumplirse de la manera en que los contrayentes han querido que fuese (art. 1414). Se
debe extraer de las cláusulas del contrato la común intención de las partes.
Modalidades de su realización
Nuestro código regula la influencia del tiempo respecto del cumplimiento teniendo en cuenta:
a) si la condición es positiva o negativa
b) si las partes han establecido o no un plazo determinado dentro del cual debe verificarse el evento
condicional.
Si se pacta un contrato con condición positiva y con plazo determinado, si pasa el plazo y el evento
condicional no se verifica, la condición caduca. Si era una condición resolutoria adquiere eficacia definitiva y si
era suspensiva el contrato resulta definitivamente ineficaz.
Si la condición es negativa, vencido el plazo de la condición, se considera cumplida. Si era suspensiva el
contrato desplegará sus efectos y si era resolutoria se extinguirá.
Cuando las partes no pactaron ningún plazo la condición positiva puede cumplirse en cualquier tiempo, si es
negativa se considera cumplida cuando viene a hacerse evidente que el suceso no puede realizarse.
La regulación y la naturaleza de la condición exige que la situación de incerteza de resuelva en un tiempo
razonable, a lo que debe agregarse la vigencia del principio general de que nadie puede obligarse de por
vida.
Retroactividad de la condición
El cumplimiento de la condición tiene efecto retroactivo. Se reputa cumplida desde el mismo día en que se
perfeccionó el contrato.
En la condición suspensiva implica que el contrato se tiene por celebrado pura y simplemente, como eficaz
desde el mismo día de su perfeccionamiento, mientras que en la resolutoria se considera que el contrato
nunca existió y las partes deberán restituirse las prestaciones ejecutadas.
La frustración tiene el mismo efecto retroactivo, ya que en la suspensiva se consideran como nunca
nacidos y en la resolutoria se reputan adquiridos desde la fecha de conclusión del contrato.
Resolutorio
Este plazo sólo es aplicable respecto de los contratos de ejecución continuada, El contrato debe
ejecutarse como está previsto, una vez vencido finaliza (se extingue) la relación contractual y las partes
quedan libres de sus respectivas obligaciones.
Si el plazo está pactado en beneficio de ambas partes, solo se puede renunciar si es mediante un acuerdo de
voluntades.
ACCIÓN PAULIANA
El acreedor tiene el derecho de agredir los bienes que integran el patrimonio del deudor, pero sólo cuando
se ha configurado su incumplimiento. La finalidad de la acción pauliana es evitar que a través de la
insolvencia, el deudor impide al acreedor hacer efectiva la garantía, por no encontrar bienes en su
patrimonio, ya que el deudor vació su patrimonio antes de que el acreedor pueda exigir los bienes.
La acción pauliana busca asegurar, preservar el patrimonio del deudor como garantía para sus acreedores.
El fundamento de la acción pauliana radica en la tutela del derecho de crédito, impidiendo la lesión
fraudulenta a la garantía genérica que constituye el deudor conforme al art. 2372.
Los bienes que forman parte de la garantía son aquellos que formaban parte del patrimonio del deudor al
momento en que nació la relación crédito - deuda.
El crédito de que es titular el acreedor debe ser anterior al acto impugnado.
Pero puede ser que el monto del crédito supere el valor del inmueble hipotecado, entonces por el saldo no
cubierto será acreedor común y para satisfacer esto deberá recurrir a la acción pauliana para esta suma.
Sujeto pasivo
Es el deudor enajenante. Pero no basta con demandar al deudor, ya que si eventualmente se diera una
enajenación, el adquirente del bien también deberá ser traído a juicio.
El actor deberá demandar y emplazar a todos quienes fueron parte del negocio de enajenación, ya que si no
lo hace este no resultara alcanzado.
REQUISITOS
El daño
Se exige que la enajenación haya sido realizada con fraude y en perjuicio de los acreedores (art.
1296) para poder iniciar la acción pauliana.
El daño es el mal directamente causado o la pérdida que ha sufrido (daño emergente) y el lucro de que se le
ha privado o pérdida de ganancia (lucro cesante).
La finalidad de la pauliana no es reparar o indemnizar daños sufridos por el acreedor, sino neutralizar la
lesión a su garantía genérica provocada por la enajenación que se ataca.
Mientras que existan bienes suficientes en el patrimonio para satisfacer el crédito de sus acreedores, por
más que se realicen enajenaciones, la garantía genérica será suficiente y no se configurará el elemento
daño para ejecutar la acción pauliana.
Habrá daño cuando a consecuencia de la enajenación realizada el pasivo supere al activo, cuando se
encuentre en estado de insolvencia.
El daño pauliano se entiende configurado no solo cuando el negocio de enajenación crea la insolvencia,
sino también cuando la aumenta.
Cuando el contrato es a título gratuito, el actor sólo debe probar el fraude respecto, del deudor. Cuando el
contrato es a título oneroso hay que probar también el fraude del tercero adquirente. Es suficiente que ambos
conozcan que el resultado de esa enajenación es la insolvencia del vendedor.
La ley permite que sean apreciados por medio de presunciones judiciales. El actor deberá probar una
serie de hechos que si bien no prueban directamente, apuntan hacia el hecho desconocido (fraude
pauliano del adquirente).
El indicio más común es la relación de parentesco entre enajenante y adquirente.
ACTOS IMPUGNABLES
Acto válido
Debe tratarse de un acto (enajenación) válido y no nulo. Ya que si fuese nulo no puede producir ningún
efecto y le bien enajenado no habrá abandonado el patrimonio del deudor, así que no se configura el daño.
EFECTOS
El negocio no se anula
Debe tratarse de un negocio válido, que haya producido la transferencia del bien del patrimonio del deudor al
del comprador. El bien está en el patrimonio del adquirente y allí permanecerá ya que no existe ninguna
causa que permita invocar la nulidad de la enajenación.
La inoponibilidad
Es una acción conservatoria que busca mantener la garantía genérica del acreedor o evitar que se lesiona la
misma. El efecto de la sentencia estimatoria será el de mantener el bien objeto de la enajenación integrando
la garantía genérica.
La transferencia es válida y eficaz por lo que el bien ingresó en el patrimonio del comprado y allí permanecerá.
Para el acreedor que accionó paulianamente el bien objeto de la enajenación, si bien se encuentra en un
patrimonio ajeno al deudor, igualmente sigue integrando su garantía genérica y en caso de aquello sea
necesario podrá ejecutarlo para satisfacer su crédito.
Si el tercero subadquirente está de buena fe, estará a salvo. La buena fe no se sostiene si el que inició la
acción pauliana la inscribió en el registro antes de que el subadquirente adquiera. El subadquirente tiene la
carga de consultar el Registro antes de concretar el negocio.
EXTINCIÓN
Expira en un año desde que el acreedor o acreedores supieran la enajenación. Es un plazo de caducidad y
no de prescripción.
El plazo de un año se cuenta a partir de la fecha de la inscripción.
ACCIÓN SUBROGATORIA
Los sujetos no suelen omitir ejercer sus derechos y acciones de naturaleza patrimonial, pero si el titular de
esos derechos se enfrenta a una situación de alto endeudamiento que determinará que su ejercicio será
absorbido por sus propios acreedores, es posible que pierda interés y se abstenga a ejercerlos.
La acción subrogatoria tiene por fin vencer la inercia del deudor: los acreedores podrán ejercer todos los
derechos y acciones de este y hacer que su producido ingrese en su patrimonio para evitar su extinción o
pérdida para posteriormente efectivizar su responsabilidad patrimonial sobre ellos.
Se trata de una sustitución en el cumplimiento de los actos y no en la titularidad del crédito. Los efectos de la
acción se agotan entonces en la esfera patrimonial del deudor, mientras que el acreedor sólo obtiene una
utilidad mediata: la mayor probabilidad de suceso de una acción ejecutiva, a razí del incremento del
patrimonio de su deudor.
El acreedor sustituye al deudor en el ejercicio de sus derecho y obtiene el ingreso de un bien a su patrimonio.
Frente al interés del acreedor de conservar su garantía patrimonial se encuentra también el de su deudor al
libre ejercicio de su autonomía negocial, por lo que el juez deberá proceder sin confrontar esos interese, de
forma que no se cause al deudor subrogado un perjuicio ilegítimo.
Condiciones de ejercicio
Condiciones relativas al acreedor
Se aplican las mismas consideraciones que en la acción pauliana respecto a plazo, condicionales
etc.
El requisito de la certeza no implica el rechazo en bloque de los crédito futuro (por inciertos) sino de los
que pueden calificarse de eventuales.
No es de recibo en cambio el requisito de la exigibilidad y liquidez del crédito, desde que su configuración sólo
se requiere para promover la acción ejecutiva, mientras que la subrogatoria solo tiene por finalidad asegurar
que existan bienes suficientes en el patrimonio del deudor ante una eventual ejecución.
A diferencia de lo que corre en la acción pauliana, en la subrogatoria on es necesario que el crédito sea
anterior al derecho que se pretende ejercitar en subrogación.
Interés de accionar
El demandante debe tener interés en la acción que promueve, el juicio debe deparar alguna utilidad. En el
caso concreto de la acción subrogatoria ese interés reside en la conservación de la garantía patrimonial de su
deudor.
El acreedor estará legitimado cuando pueda demostrar que llegado el momento de una eventual ejecución
forzada, es probable que el patrimonio del deudor no sea suficiente para hacer frente a su responsabilidad
patrimonial.
Andrea Valenzuela – 2016 102
Es provisoria, ya que si desaparece el peligro de insuficiencia también desaparece la legitimación
del accionante.
ÁMBITO DE APLICACIÓN
Derechos y acciones de su deudor
Los acreedores pueden ejercer todos los derechos y acciones de su deudor que por su naturaleza
puedan integrar su garantía patrimonial (art. 2372)
Derechos excluidos
El art 1295 excluye de la subrogatoria el ejercicio de los derechos:
a. que no presenten un interés pecuniario actual
a. que solo pueden ser ejercidos por el deudor o al menos con su consentimiento
Se excluye también la posibilidad de ejercer en subrogatoria las facultades que implican una elección entre
dos o más posibilidades.
El acreedor solo puede ejercer los derechos y acciones de que sea titular el deudor, de forma tal que si el
derecho se extinguió por no ser actuado tempestivamente la solicitud del ejercicio por parte del acreedor no
podrá revivir el mismo.
Se asemeja al contrato ya que en el inicio de la situación existe un hecho voluntario de un sujeto que
produce el nacimiento de obligaciones, pero se distancia de este ya que no existe un acuerdo de
voluntades.
Existe otro elemento común entre los tres cuasicontratos y es que la consecuencia de todos ellos está
constituida por el nacimiento de una obligación restitutoria.
Hecho lícito
Todo hecho lícito del hombre (art. 1308). El hecho lícito debe haber provocado un provecho al otro sujeto.
El hecho lícito es aquel que no es contrario a la ley, la moral y las buenas costumbres.
El enriquecimiento
El concepto de enriquecimiento se aproxima a su sentido vulgar comprendiendo todo provecho o
beneficio que, de cualquier manera o forma, reciba un sujeto.
Dentro del concepto de enriquecimiento se incluyen no sólo los casos donde el patrimonio se ve incrementado
por un aumento del activo, sino también cuando se provoca un ahorro de gastos o se evita este, con sacrificio
personal del actor, se considera enriquecimiento no sólo al aporte, sino también al ahorro de gastos o el evitar
al otro, con el esfuerzo personal, una pérdida.
Visto así, existe enriquecimiento del concubino cuando su pareja se dedica a las tareas del hogar,
especialmente cuando existen hijos comunes que requieren diversos cuidados porque tal tarea se traduce en
un ahorro de gastos, extremo que también está comprendido en el enriquecimiento.
El enriquecimiento impuesto se da cuando se produce un beneficio contra o sin la voluntad del enriquecido.
El principio de que nadie puede enriquecerse a costa de otro entra en conflicto con la tutela de la libertad
individual, una de cuyas expresiones es la de que nadie puede verse gravado con una obligación si no ha
expresado su voluntad en ese sentido.
Perdurabilidad del enriquecimiento
En nuestro país, Peirano y Gamarra, sostienen que basta con que haya existido este enriquecimiento y
Andrea Valenzuela – 2016 104
empobrecimiento, aunque en el momento de iniciarse la demanda no existan, para que proceda la
acción.
El empobrecimiento
Debe ser entendido en un sentido amplio, no es necesario que el patrimonio haya sufrido una disminución
del valor. La falta de remuneración de un servicio prestado ha sido considerada como suficiente para
fundamentar una acción de enriquecimiento injusto.
Toda pérdida que pueda ser estimada en dinero constituye empobrecimiento.
La relación causal
No basta con que un sujeto se enriquezca o se empobrezca, sino que el enriquecimiento del uno debe estar
producido o determinado por el empobrecimiento del otro, el enriquecimiento existe en dependencia del
correlativo empobrecimiento.
La ausencia de causa
Se trata de analizar si existe una causa jurídica que justifique todo el fenómeno enriquecimiento
empobrecimiento.
Ausencia de causa significa que no exista una relación patrimonial de naturaleza voluntaria o de naturaleza
legal, que justifique el enriquecimiento-empobrecimiento.
La causa es el título jurídico que habilita al enriquecido para conservar el provecho adquirido a expensas de
otro, no es más que la legitimación de esa ganancia por el orden jurídico.
Efectos
La obligación restitutoria
La reunión de los requisitos exigidos en el art. 1308 produce el nacimiento de la obligación restitutoria en
cabeza del enriquecido.
Es una acción que se funda en la necesidad de reparar un desequilibrio que se ha manifestado sin adecuado
fundamento de justicia, la restitución queda limitada al menor de los dos valores (del enriquecimiento o del
empobrecimiento).
Subsidiariedad
Esta acción tiene carácter subsidiario, esto es que solo puede promoverse en defecto de toda otra causa,
entendida como fundamento o título de la reclamación.
El carácter subsidiario de esta acción se afilia directamente con el requisito de la ausencia de causa: si la
situación final es resultado de alguna causa legítima o bien el empobrecido tendrá otra acción y a ella deberá
recurrir o bien esa causa estaría justificando el empobrecimiento por lo que no se darían los requisitos.
PAGO DE LO INDEBIDO
Todo pago supone una deuda, lo que se ha pagado sin ser debido está sujeto a repetición (art. 1235 del
código francés).
La razón del instituto radica a que estamos frente a un pago que no tiene causa que lo justifique, porque no
existía la deuda que con él se creía o pretendía extinguir y por ello el que pagó puede repetirlo contra el que
lo recibió.
Quien paga en ausencia de título satisface una deuda inexistente por lo tanto tiene derecho a que se le
restituya lo que ha pagado según las reglas fijadas.
Nuestro código no solo reclama que el pago sea indebido, sino que exige que haya sido hecho por error.
El que por error ha hecho un pago tiene derecho a repetir lo pagado si prueba que no lo debía (art. 1312).
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Los requisitos entonces son:
a. existencia de un pago
b. hecho por error
c. ausencia de deuda
Requisitos
El pago. Concepto
El pago es un negocio jurídico consistente en el cumplimiento de una prestación efectuada con la finalidad de
extinguir una obligación preexistente.
La ausencia de una causa que justifique el desplazamiento patrimonial es un elemento común con el
enriquecimiento indebido, para diferenciarlos es necesario tener presente que para que se configure la
conditio indebiti debe existir por parte del solvens un intento de cumplimiento, esto es que la prestación debe
ser cumplida causa solvendi, con la finalidad de extinguir una obligación preexistente.
Si la actividad no está destinada a la función solutoria (pago), no resulta aplicable la regulación del pago de lo
indebido sino el enriquecimiento sin causa.
Estas hipótesis se pueden clasificar en dos categorías que se hace teniendo en cuenta el punto de vista del
acreedor:
a. En el debido objetivo el sujeto que percibe el pago no tiene ningún derecho a recibir la prestación, ya
porque la deuda no existe en absoluto o porque recibe más de lo que se le debe, o porque por más que la
deuda exista, él no es el acreedor.
b. En el debido subjetivo, quien percibe la prestación es su acreedor aunque la recibe en manos de un
sujeto que no es su deudor.
Esta afirmación es válida en los casos de indebido objetivo, pero no para el indebido subjetivo.
El sujeto que recibe la prestación es realmente acreedor de la deuda pero quien paga no es el obligado sino
un tercero. Esta hipótesis está admitida ya que la paga puede hacerse válidamente por un tercero no
interesado.
Cuando el tercero paga una deuda ajena sin estar obligado pero tiene la voluntad de extinguir la deuda, el
pago es irrepetible.
Pero cuando el solvens paga creyendo erróneamente que está obligado a hacerlo, en la convicción de que
está cumpliendo el débito propio, falta el elemento caracterizante, que es la causa que justifica el
desplazamiento patrimonial operado.
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En los casos de indebido subjetivo se exige que el solvens pruebe que cumplió por error para poder
reclamar la aplicación del art. 1312.
Cuando el tercero pague por error una deuda ajena, no tendrá derecho a repetir lo pagado si el acreedor ha
suprimido o cancelado de buena fe un título necesario para el cobro de su crédito. La cancelación es un
elemento impeditivo y como tal debe ser probado por el demandado.
Efectos
Regulación legal
El efecto principal del pago de lo indebido es el nacimiento de la obligación restitutoria en cabeza del
accipiens.
El Código regula esta obligación teniendo en cuenta la naturaleza de la cosa entrega (una cantidad o una cosa
cierta y determinada) y la buena o mala fe de quien la recibe (art. 1316- 1317). Por buena fe se entiende la
ignorancia por parte del accipiens de la inexistencia de débito y por mala fe se entiende su conocimiento. Se
regula también la situación del tercero que adquirió la cosa objeto del pago indebido.
Respecto a la restitución de sumas de dinero el art. 1316 impone restituir otro tanto, sin pago de intereses si
el accipiens está de buena fe, pero si le son impuestos si está de mala fe.
Pero si el solvens se ve obligado a promover el reclamado en sede judicial, a la suma entregada se le deberá
sumar el reajuste estipulado por la ley 14500 y el interés legal desde la fecha de la demanda.
Objeto y sujetos
El acto de gestión
Habrá gestión de negocios no solo cuando un sujeto se encarga de un negocio jurídico ajeno, sino también
cuando detiene un caballo desbocado, o persigue con su auto a los ladrones que robaron otro vehículo, con
el fin de recuperarlo y devolverlo al propietario etc.
Presupuestos de la gestión
Utilidad inicial de la gestión
El acto de la gestión debe ser útil y necesario. Se debe apreciar su utilidad respecto del interesado, esta
intervención debe resultar útil o ventajosa al momento en que el acto es ejecutado.
Espontaneidad de la intervención
La intervención en el negocio ajeno debe ser espontánea, el gestor no debe estar obligado a ese
comportamiento por una disposición contractual o legal.
Efectos
Nacimiento de las obligaciones
Tanto como para el gesto como para el interesado.
Si en cambio se niega a reconocer la gestión y no ratifica, el agente oficioso deberá recurrir a la justicia y de
probarse que se han cumplido los requisitos, el dueño estará obligado a indemnizar las obligaciones que
haya tomado sobre sí por causa de dicha agencia.
La extinción es la etapa final de la relación obligatoria, en general se producirá por el pago o cumplimiento,
que es el modo normal, y sino excepcionalmente por otras formas de extinción.
EL PAGO
Concepto
El pago es la realización de la prestación debida de una relación obligacional.
El Código Civil lo define en el art. 1448: “La paga es el cumplimiento por parte del deudor de la dación o
hecho que fue objeto de la obligación”.
El pago es el fin natural de la obligación, el medio habitual por el cual el acreedor obtiene la satisfacción
de su interés, es el modo más normal de extinción de obligaciones.
El pago es el modo de extinción de la obligación por excelencia, consiste en la realización del derecho del
acreedor, esto es la satisfacción de su interés por medio de la actuación del contenido de la obligación por
parte del deudor. En sentido estricto se habla de pago cuando es el deudor quien cumple la prestación.
Cuando no es el deudor sino un tercero, aunque el acreedor sea satisfecho en su interés la obligación
puede extinguirse o no, según las circunstancias y condiciones en que haya sido hecho el pago.
Naturaleza jurídica
a. Se la puede considerar un hecho jurídico, caracterizado objetivamente como la exclusiva
ejecución material de la prestación
b. Un acto jurídico, en sus diferentes variantes (acto real, acto debido, acto jurídico estricto)
c. Negocio jurídico, algunos lo consideran negocio bilateral y otros negocio unilateral
Gamarra y Berdaguer entienden que es un negocio jurídico unilateral, del deudor dirigido al acreedor. La
única voluntad jurídica relevante es la del deudor, sólo es relevante para perfeccionarlo la capacidad del
deudor.
Como es un negocio jurídico se aplican los presupuestos y elementos señalados por la doctrina, la
capacidad jurídica y el poder normativo negocial.
El pago con subrogación se inscribe en una categoría más amplia, como lo es el cumplimiento de obligación
ajena, comprendiendo dentro de dicha expresión, no sólo los casos en que quien paga es un verdadero
tercero, sino también las situaciones de que quien paga es por ejemplo el fiador.
El acreedor es satisfecho efectivamente, pues la prestación resulta realizada por un tercero por cuenta del
deudor, así que su crédito queda extinguido.
El deudor no se libera, pues el tercero sustituye al acreedor en la relación obligaciones, dicho deudor queda
obligación hacia ese tercero, que pasa a ocupar el lugar del acreedor en la relación obligatoria.
Clases de subrogación
La subrogación tiene lugar convencionalmente o por disposición de la ley (art. 1469).
Existen dos tipos de subrogación: la legal, que tiene lugar con dependencia de la voluntad del acreedor a
favor de un tercero, y la voluntaria, que a su vez puede provenir de un acuerdo con el acreedor que recibe el
pago de un tercero le transmite expresamente sus derechos respecto de la deuda (art. 1470) o de un acuerdo
con el deudor en la denominada subrogación por empréstito (1471).
Subrogación voluntaria
Tiene dos variantes:
1. Por voluntad del acreedor:
Está regulado por el art. 1470 y exige tres requisitos:
1.a. que el acreedor reciba el pago de manos de un tercero no interesado
1.b. una declaración del acreedor (que no exige solemnidad) pero que de surgir en forma inequívoca
(debe expresarse claramente que se ceden los derechos) y su voluntad de subrogar al deudor, lo cual debe
hacerse simultáneamente que la paga
1.c. tiene lugar con independencia de la voluntad del deudor.
Se exigen requisitos:
A. Requisito de solemnidad: el préstamo y la carta de pago documentados en escritura pública,
asegurando el derecho del tercero contra cualquier maniobra del deudor.
B. Dos declaraciones de voluntad: la primera en el préstamo donde el deudor debe declarar que el
préstamo se solicita para pagar determinada deuda y manifestando que subroga al prestamista en los
derechos del acreedor originario, y en la carta de pago debe declararse por parte del acreedor que el pago se
ha efectuado con dinero del nuevo acreedor.
Subrogación legal
Este tipo de subrogación se produce de pleno derecho, por el hecho de configurarse alguna de las hipótesis
legalmente previstas sin que sea necesaria declaración de voluntad alguna.
Efectos de la subrogación
Los efectos están establecidos en el art. 1473. El principal efecto es que se produce (por el pago con
subrogación) una sucesión en el lado activo (acreedor) de la relación obligacional, de modo que el acreedor
originario (satisfecho con el pago) es sustituido por el solvens en la misma relación que permanece en todo lo
demás incambiada.
Tiene por lo tanto el subrogado los mismo derechos y posición que tenía el acreedor originario. No podrá tener
más derechos que el originario.
Limitaciones
a. El subrogado sólo puede ejercer los derechos y acciones del acreedor originario hasta la
concurrencia de la suma que él ha desembolsado.
b. En la subrogación convencional las partes pueden convenir determinadas limitaciones
c. En la relación interna de los conjuntamente obligados, el límite de la subrogación es la medida de
contribución de cada obligado.
CONCLUSIONES
1. El pago con subrogación se inscribe en una categoría más vasta como loas el cumplimiento de
obligación ajena. La obligación realizada por el tercer permanece vigente no siendo un modo de
extinción de obligaciones.
2. En la subrogación ese pago realizado por un tercero tiene como efecto el desplazamiento del
primitivo acreedor de la relación obligatoria y la ocupación de su lugar por el solvens, quien lo sucede. Se
produce en la relación obligatoria una mutación subjetiva en el lado activo, en lo demás la misma
permanece incambiada-
4. El pago con subrogación no constituye un ficción sino un fenómeno normal similar a la transmisión
hereditaria.
El principio de identidad
Se refiere a la identidad cualitativa, que es la identidad entre la sustancia del pago y el objeto de la
obligación. El principio de identidad surge del art. 1458.
Se fundamenta en la naturaleza bilateral de la relación obligatoria.
El principio de integridad
Se alude al aspecto cuantitativo, pues el acreedor tiene derecho no solo a que el deudor realice la misma
prestación debida (principio de identidad) sino también a que la efectúe en su totalidad (principio de
integridad).
El principio de integridad surge de varias disposiciones del Código Civil pero la más importante es lo que
establece el art. 1459: “El deudor no puede obligar al acreedor a recibir por partes el pago de una deuda
aunque sea divisible”.
El principio de integridad se funda en la naturaleza bilateral de la relación obligatoria y tiene tres aspectos
fundamentales:
1. Integridad propiamente dicha. El acreedor puede rechazar legítimamente un pago parcial.
2. Principio de indivisibilidad
3. La prestación principal va acompañada de los accesorios: gastos de cumplimientos, intereses,
frutos, etc. que se han pactado sean entregados juntos la prestación principal.
Si el deudor no cumple con su obligación por incurrir en culpa, se aparta de la debida diligencia del buen padre
de familia, lo que conlleva a la existencia de responsabilidad contractual.
El deudor al pagar su deuda está realizando un negocio jurídico de cumplimiento, está actuando su
voluntad (ejecutando la prestación) en consideración a la deuda preexistente (causa) con ánimo de cumplir
la obligación (animus solvendi) lo cual produce el efecto jurídico extintivo (extinción de obligaciones).
El art. 1595 establece que la prueba testimonial deberá consignarse por escrito público o privado, toda
obligación que tenga por objeto una cosa o cantidad cuyo valor exceda las 100 UR.
LA COMPENSACIÓN
Concepto
Cuando dos personas son deudoras una de otra se opera entre ellas una compensación que extingue
ambas deudas, del modo y en los casos que van a expresarse (art. 1497).
La compensación es un modo de extinción de las obligaciones que se da cuando dos personas tienen relación
de crédito y de deuda en situación inversa, una es acreedora de la otra y al mismo tiempo deudora.
La deuda de cada uno se reduce en proporción de su crédito y viceversa. Las respectivas deudas valen la una
como pago de la otra y los créditos se extinguen en consecuencia.
Importancia práctica
Es un medio ágil de extinción de obligaciones. Es más económico, ya que es inútil realizar dos pagos
recíprocos cuando estos pueden ser evitados.
La compensación permite garantizar el cobro del crédito del acreedor ante la eventual insolvencia del
deudor.
Finalmente también sirve para evitar las posibles contiendas judiciales que sería necesaria llevar adelante
si no operarse la compensación en los casos de obligaciones recíprocas incumplidas.
Clases de compensación
Las formas de compensación son: legal, facultativa o voluntaria y la judicial.
Compensación legal
Es la forma más típica. La compensación opera por ley, sin que sea menester la intervención de las partes.
Está definida en el art. 1498 “se verifica ipso jure por el solo ministerio de la ley, aun sin noticia de los
deudores, así deudas se extinguen recíprocamente en el instante en que existen a la vez, hasta la suma
concurrente de sus cantidades respectivas”.
Requisitos para que opere la compensación legal
a. reciprocidad, las partes deben reunir la calidad de acreedora y deudora una de la otra, y debe ser
de carácter personal.
b. homogeneidad, el objeto de ambas deudas deben ser del mismo género y la
compensación sólo procede entre deudas de dinero o cosas fungibles.
Noción de cumplimiento
Los derechos de obligación se caracterizan por su temporalidad, se constituyen con determinada finalidad
(la satisfacción del interés del acreedor) y tiene por objeto la realización de cierta prestación (dar, hacer o no
hacer alguna cosa) destinada a ejecutarse en cierto período de tiempo.
A través del pago o CUMPLIMIENTO se consuman o integran los dos elementos esenciales de la obligación:
el objeto y la finalidad.
El pago realiza el objeto de la obligación, pues el pago o cumplimiento consiste en la realización
voluntaria por el deudor, de la prestación debida.
La finalidad de la obligación, para que exista cumplimiento, necesita que el deudor actúe el contenido de la
obligación y que logre cierto resultado práctico: el interés del acreedor.
La finalidad de la obligación es la satisfacción del interés del acreedor, aquella es útil en la medida en que
constituya un mecanismo hábil para el logro de la satisfaccion del interes del acreedor.
El negocio jurídico cumplimiento consiste en una manifestación unilateral de voluntad del deudor que se
exterioriza o es acompañada por un comportamiento mediante el cual se actúa el contenido de la obligación y
que es dirigida al acreedor y efectuada con la intención de dar cumplimiento a una obligación.
Esta manifestación unilateral de voluntad del deudor se exterioriza por medio de una declaración o
comportamiento, refiere a un objeto (contenido) y se realiza para cumplir con determinado fin.
También tiene un presupuesto inmediato que es la capacidad de obrar del deudor. Son aplicables también los
presupuestos externos del negocio jurídico: capacidad jurídica, poder normativo negocial.
Todo cumplimiento presupone una deuda, la deuda constituye la causa del cumplimiento, así que si la deuda
fuera inexistente, el pago realizado sería absolutamente nulo por falta de causa, correspondiendo la repetición
de lo pagado indebidamente.
En lo referido a vicios de la declaración de la voluntad (error, violencia, dolo), el pago es susceptible de
anulación (nulidad relativa) por error del solvens, por pago obtenido por medios ilícitos. También puede
ser nulo el pago por el vicio de su objeto.
Una de las consecuencias de la liberación del deudor está constituida por el derecho que tiene este de que
el acreedor le otorgue un recibo que pruebe la prestación realizada.
Este no se encuentra consagrado en el Código pero emerge del principio de buena fe y de la obligación del
acreedor de cooperar con el deudor para hacer posible el cumplimiento.
Es inaceptable que cualquiera de las partes actuando unilateralmente pretenda dejar sin efecto un pago ya
realizado, pero ambas partes de común acuerdo podrán dejar sin efecto la extinción de la obligación ya
operada, mientras no afecte a los derechos de terceros.
El pago consiste en la realización del derecho del acreedor (satisfacción de su interés) por medio de la
actuación del contenido de la obligación por el deudor. En sentido estricto solo se habla de pago cuándo es
el deudor el que cumple la prestación.
Cuando el pago es efectuado por un tercero, aunque el acreedor quede satisfecho en su interés, la
obligación puede extinguirse o no, según las circunstancias y las condiciones en que se haya hecho el pago.
El pago con subrogación consiste en que un tercero paga una obligación ajena y sustituye al acreedor en la
relación jurídica. Esta modalidad de pago constituye una garantía para el nuevo acreedor, de que se le va a
reintegrar la totalidad de lo pagado. Existen tres clases de subrogación, la convencional, la legal y la judicial.
El pago con subrogación traspasa al nuevo acreedor todo el derecho y privilegios de la antigua obligación.
1468. La subrogación es una ficción jurídica por la cual una obligación extinguida por el pago hecho por un tercero, se juzga que
continúa a favor de éste, como si formase una misma persona con el acreedor.
Naturaleza jurídica
Sucesión a título singular fundada en el pago
El verdadero pago es sólo del deudor, la actividad satisfactiva del interés del acreedor (cuando no lo
efectua el deudor) no determina de por sí la extinción de la obligación. Cuando el pago es efectuado por
un tercero, dicho pago constituye el presupuesto del efecto sucesorio. Producido el pago (fundamento)
el crédito se transmite (sucesión) al solvens por efecto de la ley, la cual establece dos posibles
presupuestos:
a. La subrogación legal (cuando el pago lo realizan los codeudores, fiadores o terceros interesados.
b. La subrogación voluntaria, que además del pago, la ley exige que en forma simultánea a este el
acreedor (art. 1470) y el deudor (art. 1471) efectúen una declaración de voluntad.
Andrea Valenzuela – 2016 118
En la cesión de crédito, el crédito es considerado más un bien que un derecho, el crédito es el objeto del
negocio y el fenómeno sucesorio adviene por efecto de un doble negocio (cesión-tradición), siendo estos
declaraciones de voluntad.
Pero en la subrogación, el fenómeno sucesorio adviene por ley, presentando analogía con la sucesión por
mortis causa. En este caso, la ley toma un hecho material que es el fallecimiento como fundamento de
sucesión hereditaria, en la sucesión que deriva de la subrogación, la ley toma el negocio jurídico pago que
es efectuado por un tercero como fundamento del fenómeno sucesorio y establece en ciertos casos la
sucesión de pleno derecho por el solo hecho del pago (subrogación legal) y en otros además del pago
existe una especial declaración de voluntad del acreedor al deudor expresando el ánimo de subrogar.
En los dos casos es el pago el que fundamenta el hecho sucesorio, por más que en la voluntaria debe ir
acompañado de la declaración de voluntad.
La subrogación voluntaria
Subrogación por voluntad del acreedor
También llamado subrogación por pago, se encuentra regulado en el art. 1470 y exige tres requisitos:
1) Que el acreedor reciba el pago de manos de un tercero no interesado. Porque si ese fuera el caso sería
subrogación ipso iure, sin necesidad de una declaración de voluntad del acreedor.
Requisitos
La ley exige ciertos requisitos a efectos de proteger los derechos de terceros.
1. Requisito de solemnidad, el préstamo y la carta de pago sean documentados en escritura
pública. Ya que el documento tiene fecha cierta e impide que el deudor reviva un crédito ya extinguido
para perjudicar a los acreedores subsiguientes.
2. Dos declaraciones de voluntad, una en el préstamo, que se debe aclarar que el préstamo se solicita
para pagar determinada deuda y que subroga al prestamista en los derechos del acreedor originario y en la
carta de pago, que debe aclararse por el acreedor que el pago se ha efectuado con dinero del nuevo
acreedor.
La subrogación legal
Es la que se produce de pleno derecho, solo por configurarse alguna de las hipótesis legalmente previstas,
sin que sea necesario que se realice una declaración de voluntad al respecto.
Las principales hipótesis previstas se encuentran en el art. 1472 del Código Civil. Se agrupan tres tipos de
situaciones: a) la de aquellos que junto con el deudor, están obligados a pagar, b) la de aquellos terceros que
pagan la deuda ajena con consentimiento del deudor y c) la de aquellos que sin estar obligados a pagar,
tienen un interés especial en el cumplimiento (terceros interesados).
Terceros interesados
Son aquellos que sin ser deudores, por estar vinculados jurídicamente con algunos de los sujetos de la
obligación o con el objeto de ella, pueden resultar perjudicados si la obligación no es cumplida.
a. El que siendo acreedor paga a otro acreedor de preferencia en razón de su privilegio o hipoteca.
b. En favor del que habiendo adquirido un inmueble es obligado a pagar a los acreedores a quienes
el inmueble está hipotecado.
c. En favor del heredero beneficiario que paga con su propio dinero la deuda de la herencia.
Efectos de la subrogación
Por efecto del pago con subrogación, se produce una sucesión en el lado activo (acreedor) de la relación
obligatoria, de modo tal que el acreedor originario (satisfecho con el pago) es sustituido por el solvens en la
misma relación que permanece incambiada.
El solvens queda colocado en la misma posición que tenía el acreedor originario. No puede pretender más
derechos que los que tenía el acreedor primitivo. No estará en condiciones de reclamar eventuales gastos,
daños o perjuicios, sufrirá el plazo de prescripción que haya corrido y si no venció el plazo deberá esperar su
vencimiento para exigir el pago.
El subrogado a su vez es colocado en la misma posición que tenía el acreedor originario en todos su
derechos, acciones y garantías, tanto contra el deudor principal como de sus fiadores (art. 1473).
El solvens sucede al acreedor en todas sus garantías, prendas, hipotecas, fianzas, anticresis. Lo mismo
ocurre con los eventuales privilegios del crédito originario, ya que la subrogación no modifica su
naturaleza.
El deudor puede oponer contra el solvens todas las excepciones referentes al crédito transmitido en sí
mismo (excepciones reales) como prescripción, nulidad, vicios.
En lo que respecta a las excepciones personales del acreedor originario estás solo pueden serles opuestas
al solvens si son anteriores al pago, luego del pago el solvens deviene acreedor y por lo tanto el deudor ya
no puede oponerle por ejemplo una ulterior compensación que luego del pago hubiera surgido entre el
deudor y el acreedor originario.
Limitaciones
El subrogado sólo puede ejercer los derechos y acciones del acreedor originario hasta la concurrencia de la
suma que él ha desembolsado realmente para la liberación del deudor. Se produce únicamente hasta el
monto pagado. El pago es el fundamento de la subrogación, el solvens sucede al acreedor originario porque
ha pagado la deuda ajena y en la medida de ese pago.
La subrogación convencional las partes pueden convenir limitaciones, por ejemplo, el acreedor puede
reservarse determinada garantía.
En la subrogación legal producida por el pago de aquellos que están obligados con otros, en la relación
interna de los coobligados, el limite de la subrogación es la medida de contribucion de cada obligado.
En el derecho uruguayo el art. 1474 regula parcialmente esta cuestión en lo referente a privilegios y garantías.
En lo que refiere a éstas, otorga una preferencia al acreedor primitivo (contra el solvens) por el saldo impago.
Pero nada dice acerca del principio general, es decir, de lo que ocurre en caso de pago parcial, con el
crédito en sí mismo. Ante el silencio del legislador, rigen los principios generales. El crédito principal se
prorratea (según la parte pagada) entre el acreedor y el solvens, como ocurre en el Sistema Italiano.
Conclusión
El pago con subrogación se incluye dentro de la categoría del denominado “cumplimiento de obligación ajena”.
La obligación cumplida por el tercero permanece vigente, pero no constituye un modo de extinción de
obligaciones. Consiste en la realización de un pago por un tercero, en ciertas condiciones, que tiene por efecto
el desplazamiento del primitivo acreedor de la relación obligatoria y la ocupación de su puesto por el solvens,
quien lo sucede por el monto efectivamente pagado, en el lado del activo de la referida relación jurídica, que
permanece incambiada y en todos sus accesorios, privilegios y garantías.
Es un tipo de sucesión a título singular dispuesta por ley y fundada en el pago.
En la subrogación el fenómeno sucesorio adviene por ley, la cual toma como fundamento el pago efectuado
en determinadas condiciones o con determinados requisitos, y la propia ley dispone el fenómeno sucesorio
en forma análoga a lo que acontece en la transmisión hereditaria.
Tiene su diferencia con la cesión de créditos que la cual al ser un contrato, se apoya en la voluntad, siendo
esta y no la ley la que otorga la fuerza propulsora de la transmisión.
OBLACIÓN Y CONSIGNACIÓN
Procedimientos de liberación coactiva
Los presupuestos esenciales para iniciar válidamente el procedimiento de liberación coactiva son la
“existencia de una obligación exigible”y la “mora del acreedor”.
El deudor no puede iniciar el procedimiento de liberación coactiva si la obligación aún no es exigible. El art.
1482 exige que el plazo haya vencido y que se haya realizado la condición-
El segundo presupuesto es el rehusamiento o negativa del acreedor a recibir la paga ofrecida. La previa
constitución del acreedor en mora en vía extrajudicial no es un requisito de carácter indispensable. El deudor
puede acudir directamente a la vía judicial iniciando el trámite de oblación, sin tener que haber acreditado
haber constituido mora ante el acreedor, ya que la oblación es un medio legítimo para constituir en mora al
acreedor si éste no ha caído previamente en mora por vía extrajudicial.
La oblación y la consignación son un tipo esencial de ejecución forzada específica del derecho del deudor a
liberarse. Es al deudor a quien interesa hacer caer al acreedor en mora lo antes posible, evitando que ello
ocurra recién en el momento de la oblación, pero la oblación constituye un mecanismo de intimación que
reúne todos los requisitos necesarios para constituir en mora al acreedor si el deudor no lo había hecho caer
antes.
Objeto
La oblación y consignación para ser válidas, deben efectuarse dando cumplimiento a los principios que
gobiernan el pago, es decir, de conformidad con los principios de identidad e integridad que gobiernan la
denominada exactitud del cumplimiento.
El procedimiento a seguir resulta de los arts. 1482, 1483, 1488 y 1489 del Código Civil.
En el procedimiento de obligaciones de dar una suma de dinero existen dos etapas necesarias que
son la oblación (art. 1482) y la consignación (1483).
Se funda en la naturaleza del objeto de la obligación (el dinero) el cual, para que la ejecución de la prestación
se consume, no alcanza con la intimación del acreedor (poniendo a su disposición el bien) sino que exige
además efectuar el depósito de la suma adeudada (intereses etc) en la Institución Oficial competente.
En el escrito inicial el deudor solicita al Juez que intime al acreedor a que reciba la suma adeudada.
Seguidamente el Juez intima al acreedor en los términos solicitados y lo cita a una audiencia.
Si el dia de la audiencia el acreedor comparece, el deudor debe pagar en el mismo acto y el trámite queda
concluido. Si el acreedor no comparece, el Juez levante un acta dejando constancia de ello y dispone que el
deudor deposite la suma oblada en la Institución Oficial que corresponda. El Juez deberá comunicar al
acreedor todo lo actuado y comunicarle que la suma se encuentra a su disposición.
El efecto esencial del trámite de oblación y consignación ante el Juzgado de Paz es el de marcar el momento
en el que el deudor se ha desprendido de la suma a entregar o a puesto la cosa cierta o genérica a
disposición del acreedor.
Al finalizar dicho trámite, el deudor habrá realizado todo lo que estaba a su alcance para cumplir la
obligación. La falta de cooperación del acreedor habrá sido suplida por la cooperación del Juez de Paz.
Por más que la ejecución de la prestación logra consumarse no se puede hablar técnicamente de pago o
cumplimiento, ya que no es una ejecución voluntaria y no produce en consecuencia la satisfacción del
interés del acreedor.
2. La figura del acreedor, además de tener el derecho a obtener la satisfacción de su interés, existe
también una obligación secundaria de cooperar con el deudor a efectos de hacer posible el cumplimiento.
4. Frente al derecho del deudor a liberarse, la situación pasiva del acreedor no es de sumisión ni de
carga, sino de obligado a cooperar con el deudor para hacer posible el cumplimiento, es una obligación de
hacer, susceptible de ejecución forzada a través de la Oblación y Consignación.
5. La mora del acreedor constituye una etapa preliminar dentro del mecanismo legal de protección del
interés del deudor. Su función no es extinguir el vínculo obligacional sino intimar al acreedor a que reciba la
prestación, constatar la falta de cooperación del acreedor y trasladar al acreedor las consecuencias
Andrea Valenzuela – 2016 122
económicas desfavorables derivadas de dicha falta de cooperación.
Las consecuencias son:
- La situación de mora en la que cae el acreedor configura una hipótesis de causa extraña (art. 1342) que
elimina la imputabilidad del incumplimiento del deudor.
- Cesan de correr los moratorios.
- Cesa la eventual obligación de conservación productiva de la cosa.
- Traslada al acreedor todos los gastos causados, a condición de que el deudor cumpla con todos los
procedimientos del art. 1481 y que la consignación sea declarada bien hecha.
6. La mora del acreedor no extingue el vínculo obligatorio. Para que esto ocurra el deudor deberá
promover los procedimientos de liberación coactiva.
7. La finalidad del trámite ante el Juzgado de Paz es la de constatar el ofrecimiento por el deudor de la
suma o cosa adeudada, la negativa del acreedor de recibirla y el depósito de la suma de dinero o la puesta a
disposición de la cosa cierta o genérica. Al finalizar este trámite, el deudor habrá realizado todo lo que estaba
a su alcance para cumplir la obligación.
8. La finalidad del procedimiento declarativo posterior ante el Juez competente (art. 1484) es la obtención
por el deudor (en juicio contradictorio con el acreedor) de una sentencia judicial que declare que la ejecución
de la prestación efectuada se adecua exactamente al objeto de la obligación contraída. Es una sentencia
declarativa, refiere a una prestación ya realizada preexistente al fallo y tiene un efecto retroactivo al momento
de la consignación.
9. Cuando se trata de una obligación de cosa cierta o genérica, las situaciones posibles son dos:
Si la obligación del deudor sólo consiste entregar o restituir la cosa, sin que ello incluya la tradición de la
misma, existen dos posibilidades:
- El deudor deposita la cosa en manos de un tercero, configurando un caso de contrato en favor de tercero
(art. 1256) al que le resultan aplicables las consideraciones formuladas en la obligación de suma de dinero
con ciertas particularidades. A partir de que el acreedor retire lo depositado o acepte el depósito se producen
los siguientes efectos: la obligación del deudor se extingue retroactivamente al día de la notificación de la
intimación judicial, caduca el derecho del deudor a revocar el depósito.
- Si el deudor asume el mismo la calidad de depositario, la cosa depositada continuará en su poder, pero
este asume desde la notificación de la intimación judicial las obligaciones de un depositario. Cuando el
acreedor retire, se extinguen las obligaciones del deudor con efecto retroactivo a la fecha de la notificación
de la intimación judicial.
Los derechos de obligaciones se caracterizan por su temporalidad, se constituye con determinada finalidad
(satisfacción del interés del acreedor) y tienen por objeto la realización de una prestación (dar, hacer o no
hacer alguna cosa) que debe cumplirse dentro de cierto período de tiempo, tras lo cual llegan a su destino
final que no es otro que la extinción.
El cumplimiento es el principal modo de extinción de la obligación ya que a través de él se concretan e
integran los dos elementos esenciales de la obligación: el objeto y la finalidad. El pago realiza el objeto de la
obligación porque el cumplimiento consiste en la realización voluntaria por el deudor de la prestación debida y
el pago realiza también la finalidad esencial de la obligación.
Para que exista el pago es necesario que el deudor actúe el contenido de la obligación y que además la
actuación del deudor logre la satisfacción del interés del acreedor.
COMPENSACIÓN
La compensación está regulada en nuestro ordenamiento como un modo de extinción de las obligaciones,
siendo dos sujetos a la vez deudores y acreedores recíprocos (el uno del otro) la compensación extingue
las obligaciones respectivas que cada uno tiene contra el otro (neutralizandose ambas entre sí) hasta el
monto concurrente de la menor de las dos.
REMISIÓN
La remisión es una subespecie de renuncia, siendo la ejemplificación más típica de la renuncia. Se define
como aquella especie de renuncia cuyo objeto es un derecho de crédito y cuyo sujeto (aquel que la realiza)
es el acreedor del referido crédito.
La renuncia
La renuncia no tiene por objeto deberes: es un acto por el cual el sujeto abandona un derecho que le
pertenece. No se discute que se puede renunciar a los derechos subjetivos (derechos, reales, derechos
personales). No sólo puede disponerse de los derecho sino también de las ventajas.
También puede renunciarse a las facultades, el titular de un derecho subjetivo puede renunciar no sólo a la
totalidad del derecho que es titular sino también a algunas facultad que emergen de este. Un acreedor puede
renunciar a la facultad de solicitar la ejecución forzada específica de su obligación en caso de incumplimiento,
manteniendo la facultad de reclamar la ejecución por equivalente.
Se puede hacer renuncia de los derechos potestativos, por ejemplo la purga de la mora, la cual implica la
renuncia de reclamar los perjuicios de la mora y la opción de optar por la resolución del contrato.
Por último, también se puede renunciar a derechos futuros, por ejemplo respecto a la facultad de la
legitimación para disponer del enajenante el art. 1681 determina que la futura legitimación superveniente en
el caso de que el enajenante adquiriera el bien ya vendido. Nada obstaría a que dicho derecho futuro y
eventual fuera renunciado por el actual comprador de la cosa ajena.
En la remisión se produce la extinción de la obligación y la liberación del deudor sin que se produzca la
satisfacción del interés del acreedor, ya que formula unilateralmente una declaración de voluntad recepticia
dirigida al deudor por la cual le comunica que la obligación está extinguida (arts. 1515 y 1517)
Existen otros modos de extinción no satisfactivos como la imposibilidad de pago, que consiste en la extinción
de la obligación cuando la prestación deviene imposible por caso fortuito o fuerza mayor sin culpa del deudor
(arts. 1549 y ss).
La liberación coactiva del deudor, en virtud de la cual ante la negativa o dificultad del deudor para proceder el
cumplimiento voluntario, se promueven los procedimientos de liberación de su obligación (mora del acreedor,
oblación y consignación, juicio declarativo posterior, arts. 1481 y ss) y se libera judicialmente de su obligación
siendo por completo indiferente que el acreedor luego retire la suma o la cosa depositada. La extinción se
produce igual si el magistrado declara bien hecha la consignación antes realizada.
Y por último la prescripción liberatoria, que regula la situación en la cual tras dejar pasar (el acreedor, por su
omisión) los plazos legales que le otorga el ordenamiento jurídico para exigir judicialmente el cumplimiento de
su obligación, pretende luego de vencidos los mismos, promover igualmente su demanda. El deudor tiene el
derecho potestativo de oponer la excepción de prescripción y si el juez tras verificar el cumplimiento de los
términos y la inexisten de interrupciones, sentencia que declara la prescripción liberatoria, y solo subiste en
adelante una obligación natural.
Fundamento de la remisión
El derecho subjetivo es el poder atribuido y garantizado (protegido) por el ordenamiento jurídico y atribuido al
sujeto, a fin de que se valga de él para satisfacer su interés.
La pertenencia del derecho subjetivo al sujeto se denomina titularidad. Se dice que solo el sujeto titular del
referido derecho está legitimado para poder disponer del mismo.
Los derechos patrimoniales son en general disponibles por sus titulares, ya que se hallan destinados a
satisfacer intereses económicos y por ello son todos transferibles, prescriptibles y renunciables.
El derecho subjetivo de crédito consiste en el reconocimiento de la relevancia de una voluntad. Es lógico que
tal derecho cese y la relación obligatoria se extinga cuando el sujeto renuncia a ese poder que solo ha sido
creado en su exclusivo interés).
Efectos de la remisión
El efecto de la remisión es la extinción del crédito y de la deuda, o sea, la extinción de la obligación y
la liberación del deudor.
La remisión es una declaración unilateral de voluntad del acreedor de carácter recepticio, por lo cual los
efectos extintivos se producen en el momento en que dicha declaración de voluntad llega al destinatario, o se
al deudor.
A partir de ese momento los efectos se tornan irrevocables, el crédito queda extinguido y no depende de
que el deudor acepte o no.
En algunos casos se exige la inscripción en los Registros Públicos respectivos, sobre todo en los casos que
la remisión afecta a un derecho que integra un acto o negocio que está inscripto.
Por ejemplo si refiere a un vehículo automotor, se deberá registrar en el Registro de Propiedad de
Automotores.
En sede de solidaridad activa cada acreedor tiene la potestad absoluta de disposición sobre todo el crédito,
incluido el poder de remitirlo. En consecuencia, si por un acto unilateral y recepticio el acreedor remite el
crédito y en virtud de ello el crédito se extingue, dicha extinción no opera solo con respecto al acreedor
remitente, sino que también respecto de los demás coacreedores. El deudor queda liberado de su deuda
respecto de todos los acreedores.
Solidaridad pasiva
Rige al respecto el art. 1521 el cual establece que la remisión total del crédito hecha en favor de uno de los
codeudores solidarios libera a todos los demás, a no ser que el acreedor se haya reservado expresamente
su derecho contra estos. Verificada la remisión con esa reserva, es aplicable lo dispuesto por el art. 1400.
La remisión total del crédito hecha por el acreedor a favor de uno solo de los deudores solidarios no solo lo
libra a éste sino que libera a todos los demás excepto que hubiera hecho reserva expresa contra los demás.
NOVACIÓN
El art. 1525 del CC define la novación como la sustitución de una nueva obligación a la antigua que queda
extinguida.
La sustitución jurídica es esencial en la noción de novación. La obligación nueva sustituye a la antigua. Existe
un ligamen que vincula la extinción de la obligación primitiva con el simultáneo nacimiento de la nueva: la
obligación primitiva nunca se hubiera extinguido si no hubiera nacido la nueva para ocupar su lugar, por la
misma razón la obligación nueva jamás habría nacido si no hubiera existido antes una obligación primitiva
válida a la cual la nueva tuvo como función extinguir definitivamente.
La novación no puede calificarse como un modo de extinción satisfactivo, pues tal calificativo presupondria
poner el énfasis solo en la generación de la obligación nueva y creer erróneamente que la extinción de la
obligación primitiva solo sería un simple reflejo de la creación de la obligación nueva.
Por el contrario la novación es su integralidad es el efecto de la voluntad de las partes que se consideran
esencial la realización del fenómeno novativo. La extinción no es un mero efecto accesorio de la generación
de la obligación nueva, sino que es el interés común de ambas partes, que quieren ambas cosas a la vez, es
decir la sustitución del vínculo originario por el nuevo, el efecto extinción creación es interdependiente e
indisociable porque deriva de una causa única.
Al tratarse de un contrato, se exige que ambas partes tengan capacidad para contratar. Quien renuncia a la
obligación anterior debe tener poder de disposición sobre la misma (ser su titular) puesto que la novación,
además de la creación de una obligación nueva, incluye una subespecie de renuncia respecto de la
obligación anterior.
No se exigen formalidades del consentimiento ni solemnidad alguna en la forma (a no ser que el objeto
modificado sea de carácter solemne).
Su objeto debe ser determinado, lícito y posible. El objeto específico de la novación es doble:
a. la creación de una nueva obligación (diferente a la anterior en cuanto a objeto, causa o sujetos).
b. extinción de la obligación preexiste con carácter definitivo.
La falta de ejercicio del derecho por su titular en el transcurso del tiempo tiende a consolidar una situación de
hecho que se traducirá finalmente en una situación de derecho que se concretará con la imposibilidad
definitiva del titular de ejercer coactivamente el referido derecho.
Una vez transcurrido el término legal, si el titular del derecho prescripto reaccionara tardíamente y pretendiera
luego accionar contra su deudor, reclamando judicialmente el pago, dicho acreedor no obtendría la tutela del
ordenamiento a efecto de ejecutar forzadamente su crédito.
El transcurso del tiempo y la inercia del titular del derecho son los dos elementos fundamentales que
caracterizan a la prescripción cuyo efecto en términos generales se concretará al cumplirse el plazo de
prescripción en la imposibilidad de su titular de obtener la tutela jurisdiccional de su derecho lo cual le
impedirá ejecutarlo forzadamente.
El transcurso del término de prescripción en realidad no extingue el crédito del acreedor, sino que sólo tiene
por efecto el surgimiento del derecho potestativo de paralizar mediante la excepción de prescripción, la
ejecución forzada de la obligación en el caso que el acreedor la promoviera tardíamente.
No es suficiente el transcurso del tiempo y la inactividad del acreedor, sino que también es necesario que el
deudor, ante la promoción tardía de la demanda por su acreedor, cumpla con la carga de oponer
expresamente la excepción de prescripción.
Interrupción de la prescripción
La interrupción de la prescripción consiste en el acaecimiento de un hecho o acto que impide que la
prescripción siga corriendo y que tiene por efecto que el término deba comenzar a contarse nuevamente,
prolongando de este modo, la vigencia del derecho.
El acto interruptivo rompe el silencio en que se hallaba la relación jurídica en vías de prescribir e impide que
la prescripción se consume.
No es la prescripción en sí misma lo que se interrumpe, sino que se interrumpe el decurso del plazo, por la
desaparición del silencio sea que ello se produzca por lado del acreedor o el deudor, en virtud de alguno de
los siguientes hechos:
●en la prescripción adquisitiva, se interrumpe la posesión de quien pretende usucapir
●en la prescripción extintiva porque estando en curso el término de prescripción, éste se interrumpe porque
cesa la inacción del titular de derecho, quien procede entonces a ejercer su derecho, demandando al deudor
en las condiciones previstas por los arts. 1235- 1237 o porque quien rompe el silencio es el propio deudor al
realizar un acto de reconocimiento que impide que la prescripción se consume.
El deudor es responsable por el incumplimiento, así que deberá reparar el daño causado. Para esto responde
con su patrimonio, así que el acreedor de esa obligación indemnizatoria está facultado para dirigirse contra
los bienes del deudor incumplidor y cobrar su crédito con el producto de su venta judicial.
Se debe distinguir:
a. La obligación originaria incumplida
b. La obligación resarcitoria que genera el incumplimiento de esa obligación
c. De qué manera el acreedor satisface su pretensión indemnizatoria, cuando el deudor, que
fue condenado a reparar el daño, no lo hace
Para esto está prevista la responsabilidad patrimonial del incumplidor, que es actuada en fase procesal y
se llama ejecución forzada, porque en ella el acreedor pasa a ser asistido por los órganos judiciales que
realizan la pretensión crediticia sin y contra la voluntad del deudor.
La responsabilidad patrimonial (ejecución por equivalente) y la otra forma de ejecución forzada llamada
específica, así como la sanción que significa la obligación indemnizatoria, presionan psicológicamente al
deudor para que cumpla en la etapa anterior al incumplimiento.
La obligación indemnizatoria es siempre una deuda de dinero con un monto determinado o determinable en
el momento de incumplimiento.
No es la pretensión que tiene por objeto la cosa originariamente debida la que el acreedor deduce cuando
inicia la ejecución forzada por equivalente, sino una pretensión distinta, que es una cantidad de dinero.
Con la ejecución forzada se realiza un equivalente del daño, la suma de dinero que recibe el acreedor no
corresponde a la valoración de la prestación incumplida, sino a la valoración del daño.
Ante el incumplimiento de una obligación no ligada con otra por una relación sinalagmática, es decir, fuera
del ámbito del contrato bilateral, el acreedor tiene una opción entre reclamar
a. el incumplimiento
b. la indemnización de los perjuicios que este incumplimiento le causa
La acción por el cumplimiento de la obligación está prevista por el Código en el art. 1441 (la obligación civil da
derecho para exigir en juicio el cumplimiento). La acción indemnizatoria figura consagrada por la norma
madre de la responsabilidad contractual (art. 1342).
Las acciones de cumplimiento y de reparación del daño en principio no son acumulables, se pide el
cumplimiento o la indemnización del daño, pero puede darse un incumplimiento temporal, donde la acción por
el cumplimiento concurre también con la pretensión resarcitoria. No puede pedirse que además del
cumplimiento forzado que satisface el interés, el deudor indemnice.
Si el incumplimiento es definitivo, el acreedor no podrá obtener lo que el deudor había prometido realizar,
entonces su derecho se concentra en la reparación del daño, entonces la pretensión del acreedor siempre
será una pretensión resarcitoria.
En el caso de incumplimiento definitivo, el resarcimiento del daño será de todos los perjuicios, así
que será moratorio y compensatorio.
El acreedor de un contrato bilateral puede pedir el cumplimiento y los daños moratorios, pero también puede
optar por la resolución del contrato, en este caso solo quedará en pie la obligación resarcitoria nacida del
incumplimiento.
En caso que opte por el mantenimiento del negocio, acción de cumplimiento, estará en la esfera de la
ejecución forzada específica. El contrato se mantiene y se deberán cumplir las obligaciones correlativas o
recíprocas. El incumplimiento debe ser temporal y poder cumplirse tardíamente.
En caso de resolución, el acreedor no tiene derecho a obtener todo el daño causado por la falta de
contraprestación, ya que no pagó por ella, se dice que el daño consiste en la diferencia de valor entre las
distintas prestaciones.
● El incumplimiento de una obligación permite al acreedor elegir demandar judicialmente (ejecución forzada)
Andrea Valenzuela – 2016 130
con el cumplimiento o la indemnización de los daños y perjuicios. Cuando la obligación proviene de un
contrato bilateral se aplica el art. 1431 y se suma la tutela adicional de la resolución.
● La acción resarcitoria entra en el ámbito de la ejecución por equivalente, que lo satisface con la reparación
del daño causado por el incumplimiento (todo el daño, no sólo el moratorio). En lugar de la prestación debida
se recibe una suma de dinero.
El valor objetivo de la prestación o precio no puede ser tomado en cuenta como único factor, puesto que el
perjuicio debe apreciarse en concreto, ya que se trata del causado a cierto acreedor particular, y juega el
elemento subjetivo. La estimación del daño no debe vincularse a la cosa, sino a la pérdida de la utilidad.
Hay que atender al valor de la prestación no realizada visto desde el aspecto negativo en la esfera del
acreedor. El valor de la cosa es un dato a tomar en cuenta en la estimación del daño, pero además del valor
de la cosa, se agregan los daños y perjuicios.
Para que proceda la ejecución forzada específica tiene que mantenerse la posibilidad de que la prestación
originaria pueda realizarse, obtener el mismo bien debido, la misma utilidad que buscaba obtener por el
vínculo obligacional, mediante procedimiento judicial. El acreedor satisface su interés específico, el mismo
que hubiera satisfecho la observancia del comportamiento debido por el deudor.
Es una forma de tutela perteneciente a los remedios específicos, que se contraponen a los de carácter
resarcitorio.
El juez manda a desapoderar de la cosa al obligado y entregarla al actor, a cuyo efecto utilizará el auxilio
de la fuerza pública. En las obligaciones de hacer, si la prestación es fungible se procederá a hacer
ejecutar la obligación por un tercero.
El fundamento de la ejecución específica es el principio del exacto cumplimiento, ya que el deudor en via
primaria debe el cumplimiento, y solo en via secundaria el resarcimiento del daño.
La ejecución específica está fuera de la responsabilidad patrimonial, que es actuada, en cambio, en la
ejecución por equivalente, porque no agrede otros bienes que no sean el bien debido, ni este es vendido
como consecuencia de la acción ejecutiva.
Se puede exigir al ejecutado los daños moratorios por el retardo del cumplimiento y los gastos en que
incurra el acreedor.
Si la prestación es posible, aunque esta sea tardía, el deudor tiene derecho a realizar la prestación y el
acreedor no puede rechazarla.
La desaparición del interés del acreedor no causa por sí sola incumplimiento definitivo, si la prestación sigue
siendo posible. El incumplimiento definitivo requiere primero la constitución en mora del deudor, y este
todavía está en condiciones de cumplir contra la voluntad del acreedor. Constituida la mora el acreedor debe
promover la demanda de resolución judicial, a partir de la cual el deudor pierde la facultad de realizar la
prestación si no cuenta con la conformidad del acreedor.
No hay incumplimiento definitivo siempre que el deudor esté en condiciones de realizar la prestación. Sólo
adquiere la calificación de definitivo cuando exista sentencia ejecutoriada que opere la extinción de la
obligación.
Como la mora equivale a incumplimiento temporal o provisorio, es obvio que el Código le asigne una
regulación normativa con consecuencias distintas a las que tiene el incumplimiento definitivo.
Además de la condena de resarcir daños y perjuicios (art. 1342) existen otros efectos aplicables debido a la
persistencia en el tiempo de la situación, como la no liberación del deudor si la cosa perece fortuitamente
durante la mora (art. 1551) y los intereses moratorios (art. 1348) causado por el atraso del cumplimiento.
En la mora por interpelación transcurre un tiempo desde la exigibilidad de la obligación hasta que el
acreedor interpela.
Existen dos posiciones, la primera que sostiene que el incumplimiento puede ser concebido desde que
se da la exigibilidad, mientras que la segunda posición sostiene que el incumplimiento temporal (fuera
de la mora automática y el plazo esencial) requiere de la interpelación y comienza con ella, ya que la
etapa anterior corresponde al plazo de tolerancia o prórroga tácita de plazo, que carece de
consecuencias sancionatorias.
Incumplimiento definitivo y temporal en la resolución del contrato por incumplimiento (art. 1431).
Daños y perjuicios moratorios y compensatorios. Incumplimiento definitivo; demanda de resolución y
plazo esencial.
Para que se produzcan los efectos del incumplimiento definitivo (y entre ellos el derecho de reclamar la
resolución del contrato bilateral por incumplimiento art. 1431) no se necesita ninguna interpelación del
acreedor al deudor reclamando el cumplimiento. La mora es ajena al incumplimiento definitivo, ya que sin
mora no hay incumplimiento temporal.
La resolución del contrato tiene como punto de partida tanto un incumplimiento definitivo como un
incumplimiento temporal, ya que el presupuesto de la resolución es el incumplimiento, y este puede ser
temporal o definitivo.
Debe existir interpelación para que haya incumplimiento temporal. En cambio el incumplimiento definitivo está
fuera de la mora y por ello no se requiere la interpelación. Los daños son consecuencia o efecto del
incumplimiento, y es la naturaleza de éste que determina la necesidad o no de que el deudor sea interpelado
para constituirse en mora.
La demanda resolutoria del art. 1431 impide que el deudor pueda cumplir luego de la misa, aunque la
ejecución de la prestación sea posible, porque el efecto preclusivo de la demanda obsta a la actuación tardía
de la obligación.
No obstante la promoción de la demanda resolutoria, la prestación puede seguir siendo realizable, por lo
menos en algunos casos, si se otorga plazo de gracia, que tiene por fin darle al deudor una nueva
oportunidad para realizar el cumplimiento.
Aunque el cumplimiento temporal y definitivo son dos categorías excluyentes, una situación que comienza
como incumplimiento temporal puede transformarse en definitivo. Las dos clases de incumplimiento pueden
coincidir respecto de un mismo deudor pero de forma sucesiva.
● Todo incumplimiento genera responsabilidad del deudor, que está obligado a reparar los daños y perjuicios
causados por la inobservancia de la obligación (art. 1342).
● El incumplimiento se divide en dos especies: la falta de cumplimiento de la obligación puede ser
incumplimiento definitivo o incumplimiento temporal.
● La mora existe en caso de exigibilidad no seguida de cumplimiento únicamente si se estipula la mora
automática.
● Si hay mora automática el deudor ingresa al estado de mora, desde que la obligación es exigible y
aquí coincide temporalmente el incumplimiento con la exigibilidad.
● La mora carece de función porque es un estado de incumplimiento al igual que el incumplimiento definitivo.
En cambio la interpelación tiene por finalidad acabar con el plazo de tolerancia y constituir el incumplimiento.
● El deudor moroso debe reparar daños y perjuicios si la cosa perece fortuitamente.
El retardo
(tomo xvii)
El instituto de la mora forma parte del denominado retardo (demora o retraso) en el cumplimiento de la
prestación y por tanto será necesario ante todo, ubicar cronológicamente a la mora con relación al mismo.
La mora siempre es una hipótesis particular del incumplimiento, es una fase del incumplimiento
temporal (por retardo).
La etapa del retardo se inicia cuando la obligación deviene exigible. Es a partir de ese momento que el
acreedor puede reclamar la prestación del deudor.
Para que exista retardo no basta con que venza el plazo, sino que requiere que el deudor no realice la
prestación.
Esta duración temporal de la situación jurídica por la cual atraviesa la obligación, llamada retardo, está
caracterizada por la posibilidad de que se verifique un cumplimiento tardío.
La no realización de la prestación al tiempo convenido no afecta la vigencia de la obligación ni impide que el
deudor cumpla y el acreedor debe aceptar el cumplimiento tardío.
Sólo puede haber mora cuando la prestación sea todavía susceptible de cumplimiento (aunque con
atraso). Estamos fuera de la mora cuando sea seguro que la prestación no podrá tener lugar (el deudor
destruye el objeto que se obligó a entregar por ejemplo).
Para que cese el retardo en sentido estricto y la relación obligacional entre en situación de mora es necesario
que el deudor sea constituido en mora. Esto puede suceder por dos vías:
a. mediante una interpelación que el acreedor le dirige reclamandole el cumplimiento de la
prestación (mora ex persona)
b. sólo por el vencimiento del plazo, sin necesidad de interpelación (mora ex re). Para que el
retardo pase a tipificarse como mora se requiere alguna de las formas de constituir en mora al deudor.
La obligación de reparar los daños y perjuicios en nuestro derecho existe a partir que el deudor cayó en
mora (art. 1431).
“Los daños y perjuicios solo se deben cuando el deudor ha caído en mora” pierde parcialmente vigencia
ya que según la ley hay daños y perjuicios que se generan en un período anterior a la mora. Los
perjuicios que sufre el acreedor como consecuencia del poder adquisitivo de la moneda recaen sobre el
deudor aunque éste no se encuentre en mora.
El acreedor puede también el perjuicio provocado por la desvalorización del dinero.
Definición de Mora
Antes de la ley 14.500, en el régimen del Código Civil, la mora podría definirse como el retardo ilícito. A
partir de la ley todo retardo es ilícito.
La mora es actualmente un retardo calificado, formal y sustancialmente: a la mora se ingresa
únicamente por las vías previstas por el art. 1336.
Para el Código Civil la mora era el incumplimiento temporal. Pero a partir de la ley 14.500 la mora pasa a ser
una fase de incumplimiento temporal: retardo calificado, ya que el incumplimiento temporal comienza antes
de la mora.
PRESUPUESTOS DE LA MORA
El presupuesto de la constitución en mora es la existencia de un crédito líquido y exigible. La doctrina lo
descompone en tres: certeza, exigibilidad y liquidez, pero también se habla de culpa y de imputabilidad de
incumplimiento.
Crédito cierto
Certeza referido a existencia del crédito. La discusión sobre el crédito en caso de cuestionamiento
será decidida por el juez.
Crédito exigible
La obligación es exigible cuando el acreedor tiene derecho a reclamar el cumplimiento. A veces se habla de
vencimiento para decir que es exigible la obligación que ha vencido, en realidad lo que vence es el plazo.
Crédito líquido
El crédito es ilíquido cuando se sabe que el deudor debe, pero se ignora cuánto debe. Es desconocida la
entidad cuantitativa de crédito.
El deudor aunque quiera cumplir no está en condiciones de hacerlo por la indeterminación del contenido de
la pretensión crediticia.
El acreedor tiene medios de poner fin a la situación mediante la liquidación judicial.
El juez puede contemplar los esfuerzos y la buena fe de un deudor que tiene el proposito de ucmplir pero no
está en condiciones de hacerlo por ejemplo la situación económica del país en ese momento.
El juez carece de potestades para otorgar el plazo cuando se reúnen todos los presupuestos de la resolución
y el deudor por su comportamiento no merece contemplación alguna.
Dado que en este caso el cumplimiento puntual es esencial, el cumplimiento tardío queda clausurado, pasa
a ser incumplimiento definitivo. Por eso el acreedor tolerará el atrasado cuando no le causa perjuicios. Esta
situación difiere completamente con la que se da en el plazo esencial, donde la obligación ha de cumplirse
si o si dentro de ese plazo. El cumplimiento tardío en este caso no tiene utilidad para el acreedor.
2. Fundamento.
a) Equidad y justicia: Se ha señalado por nuestra corte suprema que el fundamento es claramente la
interpretación que hace la ley de que cada parte al contratar y obligarse, lo ha hecho bajo la condición de que
la otra parte a su vez cumpla también con su obligación.
b) Conveniencia, por falta de causa: Se señala que si una de las partes no cumple su obligación, la
prestación u obligación de la otra parte carecería de causa. Se argumenta en contra de esta tesis, que de
carecer de causa, la obligación adolece de nulidad y por tanto sólo podría pedirse la rescisión del contrato y
no su cumplimiento, como es en efecto.
Ley 17.250
Artículo 33.- El incumplimiento del proveedor, de cualquier obligación a su cargo, salvo que mediare causa extraña no imputable,
faculta al consumidor, a su libre elección, a:
A) Exigir el cumplimiento forzado de la obligación siempre que ello fuera posible.
C) Resolver el contrato con derecho a la restitución de lo pagado, monetariamente actualizado o rescindir el mismo, según
corresponda.
En cualquiera de las opciones el consumidor tendrá derecho al resarcimiento de los daños y perjuicios compensatorios o
moratorios, según corresponda.
EFECTOS DE LA MORA
Cuando el deudor prueba que el perecimiento fortuito hubiera sobrevenido igualmente estando la cosa
en poder del acreedor en tal caso sólo se deben los daños y perjuicios moratorios.
El riesgo a cargo del deudor no se aplica en caso de hurto, el ladrón responde siempre en los casos que
habrían producido la destrucción o pérdida de la cosa en poder del acreedor.
La imposibilidad tiene un doble efecto, no sólo exonera de responsabilidad, sino que también extingue la
obligación. La obligación se extingue sin responsabilidad de daños y perjuicios cuando la prestación es
imposible (art. 1549)
Puede suceder que el acreedor no obtenga la satisfacción de su interés y a pesar de ello, el deudor no incurre
en responsabilidad, ya que el incumplimiento no le es imputable.
El incumplimiento no es imputable cuando el deudor cede a la fuerza mayor o el caso fortuito (art.
1343).
No basta con probar la ausencia de culpa (diligencia de buen padre de familia, art 1344) para exonerarse, sino
que es necesario que justifique el hecho de la víctima, de un tercero o cualquier otra eximente incluida en el
concepto genérico de causa extraña (incluyendo caso fortuito o fuerza mayor).
Cuando la imposibilidad de la prestación se debe a culpa del deudor, el incumplimiento (aún fortuito) le es
imputable, porque entonces es el propio deudor quien causa el incumplimiento y no el fortuito.
El deudor debe emplear toda la diligencia del buen padre de familia para satisfacer al acreedor y debe
también emplear la diligencia del buen padre de familia para evitar la imposibilidad de la prestación.
Andrea Valenzuela – 2016 140
CASO FORTUITO Y FUERZA MAYOR. IMPOSIBILIDAD DE LA PRESTACIÓN.
El caso fortuito y la fuerza mayor son circunstancias que exoneran de responsabilidad (art. 1343). Estas son
dos especies de causa extraña.
Cuando se habla de acontecimientos de caso fortuito y fuerza mayor generalmente son hechos de la
naturaleza (granizo, terremoto, inundación) o del hombre (guerras, huelgas) y fait du prince (expropiación,
prohibición de exportar).
Ninguno de estos acontecimientos son fuerza mayor por sí mismos, pero todos estos acontecimientos son
de caracter extraordinario, se imponen al hombre con una fuerza que no puede resistir. Para que un hecho
sea de fuerza mayor debe ser imprevisible e irresistible. Por lo general se requiere imprevisibilidad,
irresistibilidad y exterioridad.
Se requiere la imprevisibilidad porque si el deudor lo puede prever está en condiciones de evitarlo.
Se debe acreditar la causa específica que provocó la imposibilidad. El caso fortuito puede probarse por
elementos presuntivos como la conducta diligente y la ausencia de culpa.
Es al acreedor a quien incumbe la carga de la prueba, cuando el deudor pruebe la imposibilidad
absoluta y objetiva, al acreedor corresponde demostrar que la misma se originó en un hecho imputable
al deudor.
Aunque el deudor emplee una diligencia superior a la media, sigue siendo responsable si no hay imposibilidad
objetiva y absoluta de la prestación.
● Hay que decidir sobre qué sujeto (acreedor o deudor) deberán recaer las consecuencias económicas
causadas por la omisión o resistencia del acreedor por la falta de cooperación que impida el cumplimiento
● El derecho del deudor de liberarse definitivamente del vínculo obligacional Mediante la oblación y la
consignación el deudor puede lograr la extinción de la obligación con prescindencia del concurso de la
voluntad del acreedor (procedimiento coactivo de liberación del deudor).
El acreedor tiene una carga y el deudor tiene un derecho potestativo de liberarse, esto está reconocido en los
arts. 1481 y ss.
No basta con que el acreedor no preste su cooperación para que exista mora credendi, sino que se necesita
que el deudor solicite esa colaboración, un requerimiento oficial de justicia, asociado de Escribano público o
por Juez de Paz y testigos.
El cumplimiento de la obligación de resultado tiene por finalidad la satisfacción de un interés primario del
acreedor. En las obligaciones de medios el deudor no se obliga a conseguir el interés primario, sino que se
compromete a realizar una serie de actos intermedios que están dirigidos hacia el logro de un interés que
está fuera de la obligación (es ajeno a la obligación de medios). De igual manera, no debe creerse que la
previa actividad instrumental que el deudor despliegue en la obligación de medios no produzca por sí sola un
beneficio o utilidad al acreedor, que corresponde al llamado interés secundario.
Por ejemplo, el pasajero que es transportado de un lugar a otro alcanza el interés primario que perseguía.
La aleatoriedad debe ser entendida como probabilidad mayor o menor de alcanzar el resultado, en
ciertos casos, porque falta por completo esa probabilidad, el deudor únicamente puede prometer en el
marco de la obligación de medios.
No se debe entender que la utilidad que el comportamiento del obligado aporta al acreedor sólo se verifica
en las obligaciones de resultado y no en las de medios, en ambas encontramos un resultado útil para el
acreedor. La actividad del deudor en la obligación de medios satisface un interés de segundo grado, aunque
no el principal, el cual permanece ajeno al vínculo. La obligación de resultado también incluye una actividad
del deudor (el transportador suministra un vehículo y el conductor que se encarga de realizar la tarea).
La responsabilidad es objetiva en la obligación de resultado porque la ausencia de culpa no libera, sí libera la
causa extraña y esto no sucede en el contrato de seguro ni garantía.
No se trata de pretender que la obligación de resultado y el seguro sean la misma cosa, sino que el deudor
debe conseguir el resultado y si no lo logra es responsable aunque su comportamiento haya sido
plenamente diligente.
La seguridad es completa cuando el deudor toma sobre sí el riesgo del caso fortuito (art. 1552) pero
entonces estamos fuera de la obligación de resultado y dentro de la garantía (que también pertenece el
seguro).
En la obligación de medios el acreedor tiene la carga de demostrar la culpa del deudor, en las de resultado
basta con acreditar el hecho objetivo de a falta de resultado, esto es el incumplimiento material u objetivo.
Se identifica el incumplimiento de la obligación de medios con el comportamiento culposo del deudor (o por lo
menos sostener una condición o un presupuesto esencial del incumplimiento).
Cuando el resultado final se consigue no obstante la culpa del deudor, el acreedor carece de interés para
reclamar ya que logró el bien debido mediante la ejecución del obligado.
Cuando la prestación se vuelve imposible por la incidencia de factores externos que están fuera de control
del obligado (accidente, embotellamiento, no puede llegar a tiempo) técnicamente no existe incumplimiento
porque no se trata de una inejecución ta que opera una causa extraña que excluye el incumplimiento.
En materia de incumplimiento, lo que cuenta es el resultado y no la mera diligencia del obligado (que en las
obligaciones de medios basta para que el cumplimiento se verifique). En este tipo de obligación únicamente
hay cumplimiento cuando el resultado es conseguido, sin examinar la conducta del deudor.
La responsabilidad es por falta de resultado y no por falta de debida diligencia, no es necesario probar
la culpa.
Pero si se puede probar la culpa fácilmente, el acreedor se fundara en ella para obtener la condena, pero
sea cual sea el comportamiento (diligente o culposo) la ausencia del resultado es incumplimiento.
Se entiende como resultado a lo que satisface el interés primario o final, por oposición al interés secundario
(que se consuma con la sola actividad del deudor en las obligaciones de medios).
Es un resultado final, la situación queda clausurada después de colmado el interés primario, no hay un interés
del acreedor que continúe insatisfecho.
El acreedor de una obligación de resultado tiene la facilidad de comprobar un hecho preciso que buscar la
culpa. La carga de la prueba la tiene el deudor que únicamente puede liberarse con la justificación de la
causa extraña y no en la ausencia de culpa, ya que la culpa no es necesaria para que se configure el
incumplimiento.
En el caso de obligación de medios por ejemplo la que asume el médico, ya que no se compromete a lograr
el resultado (sanar al enfermo) ya que está más allá de sus posibilidades, puesto que depende de factores
aleatorios, inciertos, como la salud del paciente. La prestación del médico consiste en realizar un esfuerzo
para lograr un fin, que es externo a la relación obligacional.
El carácter aleatorio proviene de circunstancias o fuerzas que escapan del poder del hombre y existen
siempre, ya sea en mayor o menor proporción.
En la obligación de medios pasa a primer plato el accionar diligente del deudor en contraposición
del resultado.
El resultado prometido además tiene que depender exclusivamente del comportamiento del obligado, que no
haya incertidumbre, y esto no sucede en los actos médicos.
Existe la obligación de seguridad, que está limitada a proteger al paciente de enfermedades y/o accidentes
que no tengan por causa la atención médica brindada. Se entiende por ejemplo la infección contraída y por
accidentes, como la caída de la cama de un sujeto recién operado. A esto se debe agregar el no utilizar cosas
(instrumentos, medicinas) con vicios o defectos que causen perjuicios al paciente.
En la actualidad se eliminó la obligación de seguridad medios.
En el caso de la asistencia médica, el médico tiene la obligación de la tutela de la salud y vida del paciente, se
puede afirmar el incumplimiento por obligación principal del médico viola siempre un derecho de la
personalidad del enfermo, protegido con independencia de la existencia de relaciones obligacionales.
Es preferible hablar de concurso cuando se permite al damnificado que elija entre uno y otro sistema. En
cambio el cúmulo permite intentar tanto una como la otra, conjunta o sucesivamente, en el mismo proceso o
en procesos sucesivos.
El cúmulo prohibido
Hay una hipótesis de cúmulo entre responsabilidad contractual y extracontractual que está prohibida. Se
caracteriza por tres aspectos:
a. Es necesario que exista una unidad de hecho dañoso (un hecho único) y de su autor (comportamiento de
un solo sujeto). Un único comportamiento referente a un mismo autor y por consiguiente un evento dañoso
único.
Andrea Valenzuela – 2016 144
b. El comportamiento dañoso debe lesionar al mismo tiempo un derecho de crédito y un derecho absoluto del
damnificado. El derecho del acreedor es violado por el incumplimiento del deudor (art. 1342), los derechos
absolutos lo son por infracción del deber genérico (art. 1319).
c. Es necesario que entre dañante y dañado exista un vínculo obligacional, esto es que el deudor sea el
causante del daño y el acreedor el damnificado. El perjudicado por la doble infracción (contractual y
extracontractual) debe ser la misma persona, el acreedor contractual, y la doble infracción debe haber sido
cometida por la misma persona, el deudor contractual.
● Se requiere que el sujeto dañado sea uno solo y no varios, se individualiza al acreedor como la única
persona en la cual va a reunirse la doble titularidad de las pretensiones indemnizatorias contractual y
aquiliana. Las cuales en otros casos se dan por separado en distintos sujetos.
Para que el cúmulo esté prohibido es necesaria la unidad de un comportamiento dañoso y su autor, que
cause contemporáneamente una lesión de un derecho de crédito y de un derecho absoluto, entre sujetos
que están vinculados de antemano por una relación obligacional (entre las partes contratantes) y el dañado
es uno solo y no varios.
El principio general es el concurso o cúmulo de las responsabilidades contractual y aquiliana. Con el límite de
respetar la voluntad de los contratantes. Admisibilidad del cúmulo en materia de prescripción.
Si las partes estipularon una cláusula limitativa de la responsabilidad o la reducción del plazo
prescripcional, lo pactado no puede quedar expuesto a ser derogado por la penetración de las reglas
extracontractuales.
Una prescripción contractual abreviada no podría ser modificada por el plazo de la aquiliana.
La norma de la prescripción contractual rige para la responsabilidad contractual y la aquiliana regula la
hipótesis de la responsabilidad extracontractual, por lo tanto a un sujeto víctima de un ilícito aquiliano nada
le impide invocar ese plazo, porque es el que regula su situación jurídica de naturaleza extracontractual, que
existe con el mismo derecho que la responsabilidad por incumplimiento de obligaciones, con la cual convive.
No hay una razón por la cual se tenga que preferir la norma contractual porque no se contradice con la
voluntad de los contratantes y cada especie tiene vocación para regir dentro de su propio ámbito. La
víctima extracontractual no modifica la prescripción contractual, puesto que invoca el plazo que
corresponde a su relación de naturaleza aquiliana. De la misma manera el acreedor contractual podrá
ampararse en el plazo más extenso si expiró el extracontractual.
La prescripción contractual conserva su vigencia en ese ámbito, pero son ajenas al campo aquiliano, ya que
las normas de la responsabilidad extracontractual deben regular una especie que les pertenece.
Elementos fundamentales
●Negocio jurídico, pactado entre acreedor y deudor
●Negocio jurídico de garantía, tiene por finalidad asegurar el cumplimiento de la obligación
●Función punitiva, impone al deudor una pena en caso de que no cumpla
La cláusula penal es una típica medida que refuerza el crédito, porque el deudor se verá estimulado a
cumplir ante la amenaza de sufrir una pena. El acreedor exige una tutela suplementaria de su crédito,
independiente de la obligación de daños y perjuicios que el incunmplimiento pueda causar y crea una
segunda obligación que coexiste con ella y tiene como punto de mira el incumplimiento. No se requiere que
se haya causado daño, basta con el incumplimiento.
El deudor puede liberarse cumpliendo con la obligación principal y al acreedor no le es posible rechazar
este derecho y reclamar la pena, ni el deudor puede ofrecer la pena en lugar de la prestación principal, ya
que no es una obligación facultativa
La distinción entre la función indemnizatoria y la punitiva es que mientras el resarcimiento repara el perjuicio
sufrido por el acreedor pero no puede ir más lejos, la imposición de una pena no se calcula en función al
perjuicio, sino que se busca sobrepasarlo para presionar psicológicamente al deudor induciendole el
cumplimiento bajo amenaza de padecer un mal mayor que reparar el daño.
El inc 3º del art. 1367 le confiere al acreedor el derecho de variar la elección originaria y cambiarla por la
pena cuando la elección por el cumplimiento se presenta infructuosa.
Incumplimiento debido a justas causas. La cláusula penal como asunción de riesgos por parte del deudor
La cláusula penal se debe incluso cuando hay causas justas de incumplimiento según el art. 1369.
El deudor no puede eximirse alegando la ausencia de culpa ni tampoco por caso fortuito o fuerza mayor,
diferencia esencial con la liquidación de los daños y perjuicios, puesto que estos se deben únicamente
cuando el incumplimiento es imputable.
La cláusula penal no se trata de resarcimiento de daños y perjuicios, tampoco sólo una pena, sino que trata
de asegurar de todos modos al acreedor para el caso que un evento futuro, el cumplimiento de la obligación,
no se verifique, independientemente de las causas que determinan el incumplimiento.
Mora
Es necesaria la previa constitución en mora del deudor para que pueda reclamarse la cláusula penal. La
mora a que se refieren estas normas atañen a la obligación principal.
ARRAS CONFIRMATORIAS
Es un negocio jurídico real accesorio a la compraventa, siendo la entrega el elemento constitutivo o
esencial, que no puede concebirse su existencia sin una entrega de dinero o cosa fungible.
Es un negocio accesorio y no una cláusula del contrato, presupone la existencia del contrato.
Las arras confirmatorias son un medio de prueba y refuerzo del vínculo. Es un cumplimiento parcial del
contrato en forma anticipada, una indemnización anticipada por eventual incumplimiento. Las arras son
entregas en signo de ratificación del contrato.
Las arras penitenciales confiere un derecho de receso (desistimiento) unilateral, de origen convencional, es
decir el derecho de desligarse por la sola voluntad del contrato, sin incurrir en responsabilidad y esta función
es opuesta a las arras confirmatorias que se dan estando el contrato ya perfecto y para darle mayor firmeza,
así que no deben convertirse en instrumentos para su rescisión.
Las arras cumplen una función de garantía, pero la entrega no se hace con la finalidad de cumplir con la
prestación. Cuando el contrato se cumple, lo entregado se imputa al precio, pero ello no significa que la
entrega se identifique con el cumplimiento anticipado, porque si así fuera las arras no tendrían individualidad
propia.
También tiene carácter punitivo, porque el que recibió las arras puede apropiarse de ellas en caso de
incumplimiento.
La entrega constituye una suma pagada de antemano al acreedor, para el caso de incumplimiento del
deudor, que aquél puede confiscar (apropiarse) si no prefiere pedir la resolución o el cumplimiento del
contrato con los daños y perjuicios.
Efectos
●Lo entregado debe imputarse al precio
●No faculta para desistir perdiendo las arras
Frente al incumplimiento del que entregó las arras, el acreedor tiene derecho a reclamar la resolución con los
daños y perjuicios, sin que su monto se vea limitado por las arras, pero la liquidación del perjuicio debe tener
en cuenta las arras entregadas. Si opta por el cumplimiento, las arras se imputan al precio.
También puede elegir contentarse con las arras recibidas y apropiarse de estas. La persona confisca y queda
libre de contratar con quien quiera.
Diferencias
Andrea Valenzuela – 2016 147
Las arras son un negocio real, a diferencia de la cláusula penal, donde se promete pagar algo. Las arras
tienen una función coercitiva más enérgica.
Las arras y la prenda tienen naturaleza real, pero el acreedor prendario no deviene propietario de las cosas
que se le entregan respecto de las cuales adquiere un derecho real menor.
La multa penitencial
Otorga al deudor un derecho potestativo de liberarse de la obligación abonando la suma pactada, se trata
de una forma de un receso unilateral de origen convencional donde la multa es la prestación que paga el
deudor por el ejercicio de esa facultad.
A diferencia de las arras penitenciales, no está legislada expresamente, pero se justifica en el principio de la
autonomía de la voluntad.
LA ASTREINTE CONMINATORIA
La astreinte tiene por finalidad obtener el cumplimiento de una obligación presionando psicológicamente al
deudor de la misma con una condena pecuniaria que impone el juez y se aplica por cada día que dure la
resistencia del obligado. Su monto es desproporcionado, es una suma muy superior al perjuicio sufrido por
el acreedor para influir sobre la voluntad del deudor y que este ejecute la prestación bajo amenaza de recibir
un mal mayor. La pena aumenta con el transcurso del tiempo.
La palabra astreinte proviene de astringere, emplear una medida compulsiva, de presión.
Las astreintes son sanciones civiles, ya que son multas pecuniarias impuestas en beneficio del acreedor, que
presentan los caracteres de penas privadas, elementos que la separan de las sanciones civiles que tienen
naturaleza indemnizatoria.
●Es siempre conminatoria, lo intimidad o coacciona con la amenaza de una multa para inducirlo a cumplir
●El mal amenazado debe sopesar el que padeceria el deudor incumplidor. Debe ser excesiva y
desproporcionada
●Es provisoria, puede aumentarse luego si se revela insuficiente y por ultimo puede reducirse o suprimirse
si se logra el objetivo, o sea cuando el deudor cumple.
La astreinte tiene natuaraleza punitiva. Son penas privadas que no tienen exclusivamente un fin represivo,
ya que persiguen el cumplimiento de la obligación.
Es ilegal la implantación de astreintes en Uruguay
Es sin dudas una ley de defensa del consumidor y su ratio apunta al amparo de la parte más débil de las
relaciones mentadas por ella.
Su aplicación supone la existencia de una relación de consumo, tal relación sólo se configura si se traba entre
personas físicas o jurídicas, que tienen roles contrapuestos (el proveedor y el consumidor).
La razón de ser es la de evitar abusos generados por la disparidad del poder negociar, pues, sea por razones
económicas o de conocimiento, el proveedor tiene una posición dominante que perfila una relación no
paritaria. Es una ley que actúa con un objetivo claro de justicia distributiva en aplicación del principio de
igualdad, que se traduce en tratar de manera diferente a quienes están en posiciones jurídico-económicas
distintas, con miras a restablecer el equilibrio fracturado por esa situación.
Concepto de consumidor
“Consumidor es toda persona física o jurídica que adquiere o utiliza productos o servicios como destinatario
final en una relación de consumo o en función de ella. No se considera consumidor o usuario a aquel que, sin
constituirse en destinatario final, adquiere, almacena, utiliza o consume productos o servicios con el fin de
integrarlos en procesos de producción transformación o comercialización”.
El consumidor y el proveedor son de gran importancia ya que al vincularse establecen una relación de
consumo, objeto de regulación de la norma de orden público y quienes podrán ejercer las acciones
previstas en la ley, ya que son los que están legitimados para ello. La legitimación refiere a la posición de
un sujeto frente a otro, o de aquel frente a un objeto determinado.
La noción de consumidor según la ciencia económica es el último estadio de proceso económico,
que se diferencia del de producción y distribución.
Ley uruguaya
Consumidor toda persona física o jurídica que utiliza productos o servicios como destinatario final en una
relación de consumo o en función della.
No se considera consumidor quien sin constituirse en destinatario final:
- Adquiere
- Almacena
- Utiliza
- Consume productos y servicios con el fin de integrarlos en procesos de:
* Producción
* Transformación
* Comercialización
Las reclamaciones entre proveedores no se regirán por esta ley. Por ejemplo quien adquiere la materia prima
para transformarla no es consumidor y si estas tuvieran algún vicio, deberá reclamar por el derecho común.
Si el que reclama es el consumidor del producto final (hecho con esas materias primas), podrá reclamar
contra el proveedor (fabricante o importador) mediante la presente ley.
La norma además de habilitar para reclamar a los que adquieren, también habilita a quien utiliza el
producto, no sólo al contratante.
No se considera consumidor al comerciante que adquiere para revender. La ley permite considerar
consumidor a quien utiliza un producto para integrarlo a la prestación de un SERVICIO a terceros.
Cuando una persona jurídica adquiere bienes que utiliza para fabricar o comercializar pero no forman parte
de la fabricación como integrantes del todo debe ser considerada como consumidora.
Es consumidor tanto la persona física como la jurídica. Se analiza la debilidad frente al proveedor que
actúa frente a un consumidor ya sea pobre o rico, persona jurídica o física.
En resumen, consumidor es la persona, física o jurídica que a través de una relación de consumo onerosa,
adquiere o utiliza como destinatario final, productos o servicios, esto es, no los integra a procesos productivos,
de distribución o comercialización. Destinatario final implica, que lo que adquiere no sale de su esfera de
utilización. Dado que la relación de consumo, es necesaria para que pueda hablarse de consumidor, y esta se
traba con un proveedor, corresponde terminar dicho concepto.
Es por ello que si la relación se traba con alguien que vende en forma no profesional no habrá relación de
consumo, quedando dicha situación fuera de la ley. A vía de ejemplo, si un sujeto que no se dedica a la
venta, vende su automóvil de manera ocasional y no profesional, el vínculo contractual se regirá por la
normativa del Código Civil.
Concepto de proveedor
“Proveedor es toda persona física o jurídica, nacional o extranjera, privada o pública, y en este último caso
estatal o no estatal, que desarrolle de manera profesional actividades de producción, creación, construcción,
transformación, montaje, importación distribución y comercialización de productos o servicios en una relación
de consumo”.
Se trata de apuntar al concepto de profesional a aquel que desarrolla una actividad habitualmente y con
conocimiento específico de la misma. Se excluye a la provisión ocasional o aislada de productos o servicios.
2) Creación: Esta actividad fue agregada a la producción, aunque podría quedar implícita de la misma.
Puede sostenerse que en esta aceptación integran la calidad de proveedores quienes en forma profesional
desarrollen actividad de creación intelectual y científica para hacerla ingresar al mercado, generando
relaciones de consumo.
4) Transformación: Existen sujetos en la cadena de producción que en lugar de crear un producto, toman
uno existente y lo transforman o modifican. La transformación implica hacer cambiar de forma a una persona o
cosa, dar a una cosa distinto uso o función, cambiar el modo de comportarse o las costumbres de una
persona.
5) Montaje: Conjunto de operaciones que se efectúan para unir de forma estable las piezas que constituyen
un objeto compuesto cualquiera.
6) Importación: El importador al traer al mercado nacional un producto o servicio genera el riesgo que
de su consumo pueda derivarse.
Quien asume las ganancias de la intermediación debe asumir también las obligaciones para el cumplimiento
de los requisitos y exigencias legales.
El importador tiene la responsabilidad de seleccionar adecuadamente los productos o servicios que lanzará al
mercado de consumo ya que es el único sujeto accesible para hacer reclamos legales.
7) Distribución: La actividad distributiva facilita la circulación de bienes y servicios pero como en toda
actividad lucrativa deben existir obligaciones de origen legal que la regulen y cuyo incumplimiento genera
responsabilidad.
Es un proveedor porque ejerce de manera profesional la actividad de distribución, integra la cadena de
comercialización de productos o servicios, y la finalidad de toda ley es abarcar a todos los integrantes de
la misma con independencia de su vinculación contractual con el consumidor.
9) Titular de una marca: Puede considerarse como integrante de la cadena de comercialización ya que los
productos o servicios se comercializan en función de la misma y como tal es un proveedor que comercializa a
través de un bien incorporal denominado marca.
La relación de consumo es una relación jurídica, por lo tanto, norma jurídica que vincula a dos sujetos en
calidad de acreedor-deudor, a través del denominado vínculo jurídico. El vínculo jurídico surge de la norma.
La creación del vínculo nos lleva al concepto de obligación que se descompone en dos elementos, deuda-
responsabilidad.
Es una relación contractual y también es la relación nacida de una obligación legal para el proveedor. Este
tendrá que cumplir con cada uno de los preceptos establecidos en la ley, y si no lo hiciera incurriría en
responsabilidad.
La norma otorga el carácter de relación de consumo sólo a los vínculos onerosos y las gratuitas salvo que
tenga por fin una eventual relación de consumo onerosa (la entrega de muestras gratis por ejemplo).
Concepto de onerosidad
Habrá onerosidad toda vez que cada una de las partes de la relación de consumo obtenga una utilidad
proporcionada por la contraria y que considere equivalente a la que brinda a su vez.
El proveedor recibe una prestación económica equivalente al valor del producto o servicio que entrega a
cambio de la misma. La utilidad se obtiene como consecuencia del gravamen que significa la prestación a
cargo de la otra parte de la relación. Cada gravamen beneficia al contrario.
La noción de gravamen debe tomarse en sentido amplio, entendiendo como toda desventaja o sacrificio,
concepto que evade el de obligación.
Para que estemos ante una relación onerosa alcanza con la configuración de un supuesto en el que se den
utilidades equivalentes entre las atribuciones patrimoniales aunque una sola de las partes resulte obligada.
Blengio considera que la abusividad no puede darse en ningún tipo contractual, sea negociado o adhesivo, de
consumo o civil. Extra la fundamentación de la aplicación del principio constitucional de igualdad aplicable
directamente de acuerdo con lo dispuesto por el art. 332 de la C.
Gamarra dice que la doctrina reclama la aplicación del principio de la buena fe, que se revelará en aquellos
casos en que las cláusulas se impriman con caracteres muy pequeños, al dorso del documento, con una
enumeración desordenada que dificulte su lectura.
Estas consideraciones se tienen en cuenta para regular la forma de pactar las cláusulas y se han establecido
cláusulas prohibidas por ser abusivas, pero solo a título enunciativo.
La nulidad absoluta y la inexistencia tienen efectos idénticos, opera de pleno derecho y se considera que
el negocio no tuvo lugar. Es innecesaria la sentencia judicial para declarar invalidez, siendo esta
meramente declarativa.
En los supuestos de cláusulas abusivas parece lógico que se consagre la nulidad absoluta, aunque
parcial, de las cláusulas contrarias a la ley del consumidor que tiene siempre la característica de ser de
orden público.
Cláusulas cerradas
Estas son las cláusulas específicas en las que se prohíbe un modelo concreto de cláusula que impide un
pacto sobre determinado punto concreto.
La lesión
El Código Civil descartó la lesión como vicio de consentimiento (art. 1277).
El abuso debe combatirse pero la relación precio-bien debe dejarse libre al pacto de las partes, salvo que se
utilicen medios de coacción que invaliden el negocio.
a) Responsabilidad
Se pretende que el proveedor no pueda limitar atenuar o excluir la responsabilidad, o sea evitar la traslación
del daño del patrimonio del consumidor al del proveedor a través de una cláusula contractual. La reparación
es un derecho básico e irrenunciable del consumidor.
b) Renuncia
De nada sirve consagrar derechos al consumidor dejando que el proveedor le imponga una renuncia que
pretenda hacer figurar como negociada o voluntaria. Cuando la renuncia se halla dentro de un contrato de
adhesión es impuesta.
c) Modificación contractual
En el sistema del Código Civil (art. 1253) se establece que el cumplimiento del contrato no puede quedar al
arbitrio de una sola de las partes. Esta norma debe considerarse prohibitiva y todo contrato que lo
contravenga será nulo.
El vínculo contractual pierde seriedad cuando una de las partes puede modificar por su sola voluntad lo
pactado. El consumidor tiene derecho a saber el contenido negocial y el alcance de sus obligaciones y si se
prevén cambios deben quedar establecidos de forma concreta.
d) Acción resolutoria
Es una autolimitación de la voluntad negocial cuya actuación provoca la resolución de un contrato con la
consiguiente cesación de sus efectos. En la cláusula resolutoria al igual que en el pacto comisorio, las partes
prevén el incumplimiento del deudor y en los contratos bilaterales tenemos dos deudores recíprocos,
provocará la resolución de contrato en forma simultánea automática e ipso-iure.
e) Carga de la prueba
La legislación procesal y civil pretenden distribuir entre las partes y de forma equitativa la carga de probar una
relación jurídica. De no haberse previsto esta situación, la cláusula será ineficaz si contraviene las normas
consagradas en el C.C y en el CGP.
f) Representación
Hay negociaciones que requieren de manifestaciones de voluntad posteriores a la celebración del contrato, y
para eso los proveedores le exigen al consumidor que se les autorice por cláusula contractual, a designar un
representante.
Consecuencias jurídicas
La nulidad
La falta de ajuste entre el negocio tal cual está disciplinado por el legislador y el contrato concreto pactado
en la realidad, adolece de un vicio.
El modelo abstracto con el hecho concreto debe coincidir. La discordancia adolece de nulidad. La nulidad
puede ser tanto expresa como implícita. Siendo la nulidad la solución menos querida, debe aplicarse cuando
no exista solución diferente. Se prevé en la ley del consumidor que la nulidad parcial y la integración de las
cláusulas eliminadas, para así aplicar el principio de conservación de los contratos.
La nulidad puede considerarse como sanción a un comportamiento contrario a una prohibición o como una
carga ya que el concepto de pena está ligado a la responsabilidad personal, y esta no rige en materia de
nulidad. Las leyes de consumo habilitan a la reclamación por daños y perjuicios.
Nulidad e ineficacia
La ineficacia que se genera en el negocio nulo es la natural consecuencia de una imperfección o vicio del
negocio.
La ineficacia es la no producción de efectos, sea como consecuencia de la nulidad o de la existencia de
un elemento extrínseco.
Nulidad e ilicitud
El acto nulo es ineficaz mientras que el ilícito es sancionado con la obligación reparatoria. El acto es lícito
cuando el sujeto actúa dentro del marco de lo permitido, e ilícito cuando se viola un mandato o prohibición.
Si el acto es ilícito, violatorio de una norma, existe además una sanción.
Nulidad parcial
Generalmente en el caso de las cláusulas abusivas la consecuencia es la nulidad parcial, sin descartar la
nulidad total.
El problema de la nulidad parcial es determinar si la invalidez de una parte permite subsistir el negocio y en
tal caso cual es la consecuencia jurídica relativa a la cláusula o parte anulada. Las cláusulas prohibidas
tienen como consecuencia la nulidad absoluta.
Integración
La nulidad parcial de una cláusula deriva muchas veces en la necesidad de sustituirla por otra para que el
contrato tenga vigencia.
Frente al vacío el juez debe integrar el contrato recurriendo al tipo contractual que se describe por los
elementos estructurales del mismo.
El juez en base a un criterio de razonabilidad y equilibrio, deberá hacer desaparecer la desnaturalización
de las obligaciones, aplicar criterios de buena fe y equidad, amparando al consumidor en los derechos que
la normativa le confiere.
En los casos de nulidad total, la integración carece de objeto, se declara la nulidad del contrato, o sea la
inexistencia del vínculo jurídico. Se permite la nulidad del contrato, que implica la restitución de las cosas al
estado en que se hallaban antes del contrato.
Si una vez eliminadas las cláusulas nulas y con la integración lógica de las mismas, el contrato no puede
subsistir por falta de causa objetiva o función económica, el magistrado debe declarar la nulidad total del
vínculo.
Art.17 - La oferta de productos debe brindar información clara y fácilmente legible sobre sus características,
naturaleza, cantidad, calidad -en los términos y oportunidades que correspondan-, composición, garantía,
origen del producto, el precio de acuerdo a lo establecido en el artículo 15, los datos necesarios para la
correcta conservación y utilización del producto y, según corresponda, el plazo de validez y los riesgos que
presente para la salud y seguridad de los consumidores. La información consignada en este artículo se
brindará conforme lo establezca la reglamentación respectiva. En lo que respecta al etiquetado-rotulado de
productos, así como en relación a la necesidad de acompañar manuales de los productos y el contenido de
éstos, se estará a lo que disponga la reglamentación.
Art.20 - En la oferta de servicios el proveedor deberá informar los rubros que se indican en el presente
artículo, salvo que por la naturaleza del servicio no corresponda la referencia a alguno de ellos. La información
deberá ser clara y veraz y, cuando se brinde por escrito, será proporcionada con caracteres fácilmente
legibles:
A) Nombre y domicilio del proveedor del servicio.
B) La descripción del servicio a prestar.
C) Una descripción de los materiales, implementos, tecnología a emplear y el plazo o plazos del
cumplimiento de la prestación.
D) El precio, incluidos los impuestos, su composición cuando corresponda, y la forma de pago. Será
aplicable en lo pertinente lo dispuesto en el artículo 15 de la presente ley.
E) Los riesgos que el servicio pueda ocasionar para la salud o seguridad, cuando se diera esta
circunstancia.
F) El alcance y duración de la garantía, cuando ésta se otorgue
G) Solamente podrá informarse la calidad de conformidad a lo previsto en el artículo 17 de la presente ley.
La reglamentación podrá prever situaciones en que, junto con la oferta, deba brindarse un presupuesto al
consumidor, estableciendo su contenido y eficacia.
Obligación de informar
Art.32 - La violación por parte del proveedor de la obligación de actuar de buena fe o la transgresión del deber
de informar en la etapa precontractual, de perfeccionamiento o de ejecución del contrato, da derecho al
consumidor a optar por la reparación, la resolución o el cumplimiento del contrato, en todos los casos más los
daños y perjuicios que correspondan.
Se consagra la responsabilidad del incumplidor. Son obligaciones de origen legal, coercibles y reclamables en
juicio.
Nacen cuando el proveedor realiza una oferta al público, la que es vinculante y permanecen hasta su
extinción mediante el cumplimiento voluntario.
La finalidad de la información es prevenir los daños que podrían causarle al consumidor y evitar la reparación.
Modalidades de información
La información debe ser clara, exteriorizada de forma manifiesta y transparente para que cualquier
persona pueda comprenderla.
Se debe proveer la información adecuando la normativa legal y dejando de lado el sistema publicitario
que tiende a disuadir.
Función de la información
La responsabilidad en la actualidad tiene más que nada a la prevención del daño que a su reparación. La
obligación de informar debe revalorizarse como de gran transcendencia en las etapas; precontractual, de
formación de contrato y de ejecución, ya que se pueden evitar daños a los consumidores.
La obligación de informar, de origen legal, que se funda en el principio general de buena fe tiene por
cometido o función el equilibrio de los contratantes y la prevención de daños a los consumidores.
Ámbito de aplicación
La ley establece la obligación de informar para todos los proveedores, incluidos los profesionales liberales. En
caso de duda se hará la interpretación más favorable al consumidor.
Cuando se viola la obligación preexistente de origen legal de informar, contrariando la buena fe en la etapa
previa al contrato, se generará responsabilidad precontractual. Esta es relevante cuando el vínculo no se crea
por la detección de este incumplimiento, pero se generaron perjuicios.
Opciones
El consumidor, una vez constatado el incumplimiento puede elegir entre reclamar la ejecución en natura o la
resolución del contrato, más los daños y perjuicios.
En la etapa precontractual la única opción válida es la de reparación por perjuicios, puede decidir en no
contratar y reclamar la reparación.
Responsabilidad como sanción por el hecho ilícito. La doctrina tradicional solo requiere identificar al
autor del hecho ilícito para individualizar quien debe resarcir. En este caso, tomado como sanción, sólo
puede hablarse de responsabilidad en caso de culpa o sea que haya un culpable.
Crítica de la posición que concibe a la responsabilidad como sanción por el hecho ilícito.
El Código se inspira claramente en la concepción de la responsabilidad con culpa, sin embargo el trabajo
hermenéutico de doctrina y jurisprudencia, así como la legislación posterior han abierto la puerta a la
responsabilidad objetiva
Por ejemplo, la unánime aceptación de la naturaleza objetiva de la responsabilidad POR HECHO AJENO. Si
en ocasión del reparto de mercaderías el empleado de la empresa embiste a un peatón, el patrón será
responsable independientemente de cualquier análisis de su conducta. La culpa es claramente del
empleado pero la responsabilidad SIN CULPA es del patrón. Responsabilidad INDIRECTA o POR HECHO
AJENO, descarta toda identificación entre el autor del hecho y responsable, y al mismo tiempo la propia
concepción sancionatoria de la responsabilidad, porque no se justifica una sanción aplicada a un sujeto que
no ha cometido hecho ilícito.
Ejemplos 1) Daño causado por animal feroz (será siempre imputable a quien lo tenga, por art.1329) 2) El
daño producido por una cosa que cae o se arroja desde lo alto de un edificio (art.1330). En la esfera de leyes
especiales 3) La Ley de Accidentes de Trabajo del 28 de febrero de 1941, también 4) El Código
Aeronáutico /art.166 basta probar que la cosa caída o arrojada provienen de una aeronave en vuelo.
También 5) La Ley 17.250 que regula relaciones de consumo, incorporó la responsabilidad objetiva en la
zona de los daños causados al consumidor por productos o servicios defectuosos.
La doctrina acompañó este cambio, aportando interpretaciones a textos nuevas.
A comienzos del siglo XX reinaba en Uruguay, la doctrina tradicional, representada en la figura de
Amézaga. Un segundo momento, podríamos decir de transición, queda señalado por la obra de Peirano
Facio donde se advierte la incorporación de ideas que llevarían a consagrar la responsabilidad objetiva,
aunque sigue manteniendo a la culpa como fundamento exclusivo de responsabilidad.
Los casos en que se responde sin culpa (arts.1324, 1327 en la nueva interpretación que les atribuyó) son
incluidos por este profesora en la noción de “garantía” y no de responsabilidad.
Riesgo provecho. La idea de riesgo-provecho o riesgo-beneficio, como criterio objetivo de atribución del
daño, es una concepción fundamentalmente de carácter económico, estrechamente vinculada con la
revolución industrial y la aparición de las empresas.
Grandes empresas, multinacionales, fábricas, transportes, etc. que son altamente beneficiosas para la
sociedad, al mismo tiempo, también son fuente inevitable de daños para los obreros, los transportados, los
terceros en general. Resulta socialmente justificado vincular el riesgo que crean (el perjuicio que pueden
causar) con los beneficios extraídos de la misma actividad que lo origina y obligar a las empresas a reparar
el daño que causan (aún sin culpa de su parte), como contrapartida del provecho que la actividad dañosa les
procura. El responsable es quien se beneficia con la actividad dañosa (como dice Larenz) es también quien
conoce y puede dominar la fuente de riesgo.
El riesgo forma parte del PASIVO de la empresa y es por ello que debe ser asumido por el empresario
como parte de los costos de producción, para cubrir un valor destruido, en el cual figuran las energías
laborales de los trabajadores, el desgaste del material empleado y (esto es lo importante para nosotros) los
daños que causan a los terceros u obreros.
La empresa de transporte provocará accidentes de tránsitos. Las industrias asumirán defectos de
fabricación y los perjuicios derivados. Pueden calcularse por anticipado a través de la estadística,
precaverse contra la indemnización, o bien incluyendo los monos en el precio del servicio o producto o bien
recurriendo al seguro. De no admitirse esta concepción podría darse el caso de empresas activas desde el
punto de vista del empresario, pero pasivas desde el punto de vista social ya que destruyen un valor mayor
del que producen.
La culpa como criterio de imputación del daño: reprobación por haber actuado culposamente.
LA CULPA, en el campo de la responsabilidad extracontractual radica en que CONFIGURA UN CRITERIO
Culpa y previsión. El código penal art.18 incluye la previsión dentro del concepto de culpa. Sin embargo
se discute si la PREVISIÓN es o no un elemento de la culpa, también el concepto de imprevisión fue
objeto de críticas. Todo esto tiene menos resonancia en la culpa civil, donde no aparece expresamente
consagrada. De todos modos NO HAY DUDAS CUANDO EL EVENTO DAÑOSO NO ERA PREVISIBLE
NO HAY CULPA.
Culpa por violación de las leyes y reglamentos. No es materia de un vivo cuestionamiento doctrinario,
está prevista en el art.18 del código penal, integra también el de culpa civil. Numerosos fallos resuelven
por este criterio la existencia concreta de la culpa. INDIVIDUALIZAN LA VIOLACIÓN DEL REGLAMENTO
Andrea Valenzuela – 2016 166
(normalmente la Ordenanza General de Tránsito) y DE ELLA PASAN A DEDUCIR LA CULPA.
1) Hay que precisar que NO TODA VIOLACIÓN SIGNIFICA QUE EL AUTOR ES CULPABLE, la especie
exclusivamente de las “NORMAS PRECAUCIONALES”, por ejemplo conducir sin tener paga la patente es
una violación pero no implica la culpa por un accidente, al no tratarse de una NORMA PRECAUCIONAL. Es
como si la ley detalla lo que considera el comportamiento de un BUEN PADRE DE FAMILIA, por ejemplo
manejar a velocidad moderada, por su mano, aminorar en los cruces, llevar las luces encendidas, respetar
las preferencias, no conducir en estado de ebriedad, etc.
La norma reduce así, con estas especificaciones el campo de INDETERMINACIÓN DE LA NORMA
GENERAL (DILIGENCIA DE BUEN PADRE DE FAMILIA) y con ella el
ÁMBITO DE DISCRECIONALIDAD DEL JUEZ. La amenaza de sanción (multa, retiro de libreta de
conductor, etc) trata de evitar actos nocivos.
En esos casos tampoco resultan afectados los principios de la diligencia subjetiva, tanto el sordo como el
anciano deben TOMAR LAS CAUTELAS ACORDES CON SU ESTADO DE DISCAPACIDAD O
INFERIORIDAD, ya que esa es la conducta que un buen padre de familia hubiera adoptado.
EXISTE UNA GRIETA EN EL SISTEMA GENERAL DE LA CULPA Este régimen de
apreciación en ABSTRACTO en cierta medida crea, en cierta medida, una zona de RESPONSABILIDAD
OBJETIVA, digo en cierta medida porque hay matices, podría preconizarse que los sujetos con dotes
deficitarias se abstengan de ciertas actividades, que en nuestro derecho están atemperadas art. 1320
Andrea Valenzuela – 2016 167
(“no son capaces del delito o cuasidelito los menores de diez años ni los dementes…”) en mérito al cual en
Uruguay no se puede prescindir por completo de las circunstancias “internas”.
La ley requiere el empleo de “toda” la diligencia. Apreciación según las circunstancias del caso. Influencia
de la importancia del daño y del peligro sobre el deber de diligencia. Es importante subrayar que los textos
legales no se limitan a exigir el empleo de la diligencia de BUEN PADRE DE FAMILIA, sino que además
requieren que el sujeto utilice TODA LA DILIGENCIA. No basta el empleo de cautelas y precauciones que
están a su alcance, sino TODAS.
La ley uruguaya exige una diligencia ESPECIALMENTE CALIFICADA, imponiendo al sujeto que AGOTE
LOS MEDIOS QUE ESTÁN A SU ALCANCE a fin de evitar el daño. Es un criterio DEONTOLÓGICO, que
no considera lo que el HOMBRE MEDIO habitualmente hace, sino LO QUE DEBE HACER. Además el
comportamiento debe ser apreciado teniendo en cuenta EL LUGAR Y EL TIEMPO. Analizar la conducta EN
ESE MOMENTO en que resolvió la acción a adoptar. Por ejemplo el exceso de velocidad es un elemento
relativo, habrá que considerar el dominio del vehículo, ancho del camino, densidad del tránsito, estado de la
calzada, condiciones del tiempo, etc. La oscuridad y las circunstancias que dificultan la visibilidad, son
frecuentemente consideradas para exigir una mayor diligencia.
También la diligencia debe medirse en PROPORCIÓN AL PELIGRO DE DAÑO que la actividad crea y en
particular en atención a la MAGNITUD DEL DAÑO que puede causar.
Dolo y culpa.
La distinción entre dolo y culpa es la base que sirve para clasificar los actos ilícitos en delitos y cuasidelitos,
según el inc.2º del art. 1319 “hay delito cuando el hecho ilícito se ha cumplido con dolo o sea CON
INTENCIÓN DE DAÑAR”, el mismo inciso el “elemento negativo” o sea la falta de intención de dañar, define
el cuasidelito (hecho ilícito culposo). La importancia de esta división (que aparece en el Derecho Romano)
está en crisis hoy en día, ya que en ambos casos se trata de actos ilícitos.
Tanto delitos como cuasidelitos están sometidos a la misma regulación, salvo excepciones, como el art.1331
y la ley nº 16.074 sobre ACCIDENTES DE TRABAJO, en su art.7º otorga al obrero o sus derecho habientes,
además del régimen de indemnización especial que consagra la ley, todas las acciones del derecho común,
siempre que el accidente sea causado por DOLO DEL PATRONO. El caso del art. 1331 del código civil, está
ligado al acto ilícito doloso cometido por una PLURALIDAD DE SUJETOS (“DOS O MÁS PERSONAS”), en
este caso la ley consagra una RESPONSABILIDAD SOLIDARIA de los autores, mientras que en caso de
cuasidelito responderán proporcionalmente.
Los dos actos son voluntarios, tanto el culposo como el doloso, la diferencia radica que en el caso de DOLO
la voluntad del sujeto está dirigida no sólo al acto sino también al daño que quiere ocasionar.
El incendio del taller textil, en el que mueren las trabajadoras por falta de salida de emergencia y medidas
preventivas, anti incendios, es culposo. El incendio voluntario del taller textil con las trabajadoras dentro para
romper una huelga, es doloso
Imputabilidad y culpa. Ahora estamos en situación de responder a la interrogante formulada ¿Por qué el
incapaz no responde? No responde porque no puede incurrir en culpa. Sólo el imputable tiene aptitud
para ser culpable. La violación de una regla de comportamiento puede ser imputada SÓLO a un sujeto
CAPAZ, que esté en condiciones de observarla. Esto permite precisar EL ÁMBITO DEL REQUISITO DE LA
IMPUTABILIDAD. En todos aquellos casos en que la ley haga responsable a alguien prescindiendo de la
valoración de su comportamiento, la imputabilidad sicológica carece de relevancia.
EL RESPONSABLE INDIRECTO LO SERÁ CON PRESCINDENCIA DEL ELEMENTO IMPUTABILIDAD.
SE PUEDE SER RESPONSABLE SIN SER IMPUTABLE (por ej. el demente que explota un negocio será
responsable por el hecho de sus dependientes), la responsabilidad por hecho del dependiente ES
OBJETIVA, no se toma en cuenta la conducta del patrón, ninguna incidencia puede tener la inimputabilidad
que sólo sirve para excluir la culpa.
La imputabilidad en el sistema del derecho positivo uruguayo.
La imputabilidad es ESPECÍFICA, por cuanto sus causas son establecidas por el legislador. De esta manera
el juez tiene un campo restringido, ya que su labor se reduce a establecer si el acto fue cometido por un
menor de 10 años o un demente. Este criterio tiene el inconveniente de suscitar la duda frente a aquellos
casos no previstos, p.ej. provocados por el alcohol, los estupefacientes, que al igual que la minoridad y la
demencia, pueden viciar o aniquilar la voluntad del sujeto. Cuando la ausencia de voluntad proviene del
ABUSO NO CULPABLE del alcohol, estupefacientes, sonambulismo, crisis cardíaca, etc. corresponde
adoptar la misma solución. A esta solución se llega también partiendo del punto de vista de que si la norma
sobre imputabilidad psicológica (art.1320) no se hubiera consagrado legalmente, de todas formas este
requisito tendría que tenerse en cuenta, ya que no se concibe la culpa en un sujeto privado de
discernimiento.
Por qué se habla de 10 años, para responsabilidad cuando todavía no puede contratar, porque se piensa
que la CONCIENCIA MORAL existe desde la más corta edad, mientras la capacidad contractual se vincula
al ámbito intelectual y una actividad desarrollada en la vida económica y social, donde se requiere mayor
madurez para apreciar las consecuencias de los actos, que a veces suponen valoraciones de muy
complejos intereses.
Hecho positivo o negativo. EL HECHO PUEDE SER TANTO POSITIVO COMO NEGATIVO (inc.3º del art.
1319, principio puramente dogmático, fuera de lugar en un código) ES CIERTO QUE EL HECHO
PUEDE CONSISTIR EN UNA ACCIÓN U OMISIÓN. Ej. del derecho penal “omisión de asistencia”.
Primera etapa. La ilicitud vinculada al ofensor. El deber violado. Resulta lógico que la ILICITUD SE
VINCULE EXCLUSIVAMENTE AL HECHO, y por ello el hecho ilícito es aquel que viola un deber impuesto
por el orden jurídico. La cuestión radicaba en determinar ¿“cuáles eran esos deberes”? Además esta
doctrina resulta insuficiente para ya que deja afuera la “responsabilidad objetiva”, al prescindir del
comportamiento del ofensor. Dos características de esta concepción 1º) La TIPICIDAD del ilícito, había que
encontrar una norma que estableciera UN DERECHO DE LA VÍCTIMA y de ahí deducir que había sido
violada y 2º) una ANTIJURIDICIDAD de tipo subjetivo, que permite apreciar si el comportamiento del
ofensor es violatorio de un deber consagrado por el orden jurídico.
La ilicitud sería la invasión de la esfera jurídica ajena, que lesiones derecho, intereses o situaciones
jurídicamente protegidas.
Ilicitud y daño
El elemento que permite distinguir la ilicitud del daño es el evento lesivo o dañoso. En un accidente de
tránsito, la lesión sufrida por la víctima es el evento lesivo mientras que el daño está constituido por la
consecuencias perjudiciales (gastos de curación, lucro cesante) que se derivan de la lesión de la integridad
física.
Para saber si existe ilicitud debe considerarse exclusivamente el evento lesivo, si el interés lesionado cuenta
con la tutela del ordenamiento jurídico habrá ilicitud, en caso contrario no la habrá.
La ilicitud no implica necesariamente la existencia de un daño, puede haber ilicitud sin daño.
Para que se configure la ilicitud basta con la invasión de la esfera jurídica ajena o la lesión de un derecho,
situación o interés protegido, analizado desde el punto de vista jurídico conceptual.
Ilicitud y culpa
CULPA ILICITUD
Dice al sujeto cómo debe comportarse para Dice al sujeto cuáles son los límites de su
no causar daños a terceros obrar
Los remedios
Existe disposición expresa para casos de abuso de derecho como por ejemplo en la competencia desleal,
que pueda dar lugar tanto a una pretensión resarcitoria (por los daños sufridos) como a una inhibitoria (por ej
cese del uso de marca que lleva a confusión).
Andrea Valenzuela – 2016 171
Para los casos que no existe una disposición expresa, queda en manos de los magistrados la determinación
concreta de los casos y del remedio correspondiente, tomando en cuenta las particulares circunstancias del
caso, ya que en el ordenamiento jurídico existe una pluralidad de remedios.
LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD
Concepto
Para que exista responsabilidad civil se requiere un hecho ilícito del hombre que CAUSA a otro un daño (art.
1319).
No habrá responsabilidad sin un nexo de causalidad, un ligamen que vincule el daño al comportamiento
demandado, la conducta (acción u omisión) del uno debe ser la causa (eficiente o productora) del evento
dañoso que sufre el otro, vale decir que el daño es consecuencia o efecto del hecho del ofensor.
El nexo causal tiene carácter material (objetivo, externo), su individualización es básica o imprescindible
para que pueda pronunciarse el juicio de responsabilidad, porque permite atribuir determinado efecto a un
sujeto que debe responder por él.
La relación de causalidad pertenece a la zona del comportamiento del ofensor y del evento dañoso causado al
perjudicado por esa conducta (hecho + evento). Lo cual en el plato del derecho positivo uruguayo está
contemplado por el art. 1319: “Todo hecho ilícito del hombre que causa a otro un daño, impone a aquél por
cuyo dolo, culpa o negligencia ha sucedido…”.
Mientras que en cambio el art. 1323 no atañe a la disciplina de la relación de causalidad (elemento de la
responsabilidad civil), la cual, por lo contrario, presupone ya establecida de antemano. Esta norma contiene
una regla tendiente a limitar el contenido de la obligación de reparar el daño, legisla respecto de las
consecuencias resarcibles del evento dañoso, fija los límites del daño resarcible y no contiene disciplina
alguna referente a la relación de causalidad. El art. 1323 corresponde al ámbito de la reparación del perjuicio.
La causa extraña no imputable es el género que contiene tres especies: el caso fortuito, la fuerza mayor y el
hecho de la víctima o del tercero, cuyo denominador común reside en que el daño sufrido por la víctima no
está causado por la conducta del ofensor sino por otra causa ajena a éste.
La imputabilidad
El art. 1322 dispone que “nadie es responsable del daño que proviene de caso fortuito o que no ha dado
causa” y que tiene su equivalente en materia contractual con el art. 1342: “el deudor es condenado al
resarcimiento de los daños y perjuicios, siempre que no justifique que la falta de cumplimiento proviene de
causa extraña que no le es imputable”.
La imputabilidad física o material es la atribución del evento al ofensor por haberlo causado, por oposición
existe la imputabilidad subjetiva, que está referida a un modo de ser del sujeto.
La imputabilidad física no concierne al sujeto en sí mismo considerado, sino a la relación que media entre
el sujeto y el hecho: el hecho se imputa a su autor material.
Hay imputabilidad material cuando el resultado dañoso proviene del comportamiento del autor.
Causa no imputable
Para que se configure la exoneración de responsabilidad es necesario que el demandado no haya incidido
con su conducta en la causa extraña: “nadie es responsable del daño que proviene de caso fortuito a que no
ha dado causa” (art. 1322) y de igual forma en la responsabilidad contractual se excluye la responsabilidad
cuando la falta de cumplimiento proviene de causa extraña (art. 1342, 1343).
Causa extraña
Para que el demandado pueda exonerarse de la responsabilidad es necesario que la causa que provoca el
daño sea un factor externo, la noción de causa extraña se construye en sentido objetivo de referencia causal
a factores extraños a la esfera de influencia del ofensor, el factor que provoca el daño debe estar fuera del
control del ofensor, por ej, tormentas y perturbaciones atmosféricas.
Para calificar una causa como extraña se atiende al origen de la misma y no al comportamiento
del ofensor.
La jurisprudencia dice que para que haya causa extraña debe existir un evento o fuerza externa,
circunstancias exteriores a la cosa de que se sirve, un hecho extraño o ajeno. Puede existir una conducta
culposa del ofensor (conducir en estado de ebriedad) pero resultar exonerado de responsabilidad por causa
extraña.
Si el ebrio conduce a velocidad reducida y un peatón se lanza bajo el vehiculo habrá culpa pero no
responsabilidad, ya que la causa del daño proviene de un factor extraño no imputable al conductor, no hay
nexo causal entre la culpa y el daño (art. 1319).
Andrea Valenzuela – 2016 173
Caso fortuito o fuerza mayor
Caso fortuito y fuerza mayor son sinónimos, y estas expresiones son las mismas para la responsabilidad
contractual y extracontractual.
Caso fortuito como factor que incide en la relación causal. Evento imprevisible e irresistible.
Podemos decir que caso fortuito o fuerza mayor refiere a las circunstancias externas, imprevisible o
irresistibles, que eliminan o suprimen la relación de causalidad impidiendo que el evento dañoso pueda ser
atribuido al presunto ofensor.
Su consecuencia es la exoneración de responsabilidad del demandado, siempre que la verificación de la
causa extraña no le sea imputable.
Ningún acontecimiento es caso fortuito por sí mismo, son las circunstancias del caso concreto las que
determinarán si el mismo reúne los caracteres de eximente de responsabilidad.
Se trata de un acontecimiento anormal, excepcional y extraordinario, dotado de gran magnitud o
violencia de proporciones.
Si el acontecimiento es previsible el ofensor está obligado a emplear los medios adecuados para evitarlo.
En la responsabilidad objetiva la culpa es intrascendente como criterio de imputación del evento, pero debe
analizarse el comportamiento del ofensor para determinar si la causa extraña le es imputable. Puede el
ofensor probar que actuó con la diligencia de buen padre de familia, pero si no prueba el caso fortuito, no se
libera.
El hecho de la víctima
Fundamento de la eximente: la víctima causa el daño
Cuando el comportamiento de la víctima participa en la producción del daño el ofensor queda exonerado de
responsabilidad, totalmente (si el hecho de la víctima es la única causa del daño) o parcialmente (si en la
producción del evento dañoso concurren, participando por igual o en diversas proporciones, tanto el hecho del
ofensor como el de la víctima).
El hecho de la víctima debe ser causa del daño, estar en relación de causalidad con el evento dañoso, es
necesario que el daño haya sido causado por la propia víctima ya sea todo o en parte.
Se justifica con el art. 1319, ya que al participar la víctima en la causación del daño, el ofensor no tiene
responsabilidad alguna, sino sólo en la porción del daño que fue consecuencia de su acto, quedando
obligado a repararlo, en la parte que no lo causó su responsabilidad no nace.
La culpa
Se requiere que el hecho de la víctima sea culposo, excepto cuando es la única causa del daño, porque en
este caso el supuesto ofensor será exonerado por no haber causado el daño independientemente de si la
conducta de la víctima fue o no culposa.
La culpa de A se le imputa a B debido a cierta relación existente entre A y B (padre e hijo por ejemplo), B
debe hacerse cargo de la culpa de A aunque no haya intervenido en el hecho dañoso, ni haya hecho nada
para facilitar o promoverlo y aunque haya hecho todo lo posible para prevenirlo. C, la víctima de A, tiene
acción indemnizatoria contra B, fundada en la culpa de A.
La finalidad de la responsabilidad vicaria es asegurar la reparación del daño sufrido por la víctima, facilitando
el cobro de esta manera. Cuando los sujetos que causan el daño son personas que dificilmente pueden
hacerse cargo de la reparación, la responsabilidad sería ilusoria, frente a la insolvencia o escasa superficie
patrimonial del autor del hecho ilícito dañoso. Por eso es que la ley con el art. 1324 agrega una segunda
responsabilidad a parte de los dispuesto al 1319.
Es responsable directo o por hecho propio el que causó el acto ilícito dañoso. Es responsable indirecto o por
hecho ajeno el que tiene la obligación de reparar el daño que causó otra persona, en este caso el sujeto no
realizó la acción dañosa y su comportamiento no transgredió deber alguno.
La división de la responsabilidad civil en directa e indirecta está basada en la autoría del acto dañoso.
Siendo una culpa un calificante del comportamiento del sujeto que es autor del acto dañoso, la responsabilidad
por hecho ajeno o indirecta es necesariamente objetiva, porque la autoría recae exclusivamente en el
responsable directo, cuya culpa es necesaria para que nazca la responsabilidad indirecta.
La víctima puede elegir a cualquiera de los dos sujetos indistintamente para obtener el resarcimiento del
perjuicio sufrido: el titular de la acción común a título de culpa (art. 1319) y por otro lado tiene una acción
contra el responsable indirecto a título de garantía.
Los padres, tutores curadores etc. no son responsables por el hecho ajeno sino que responden por el
hecho propio de haber elegido mal o vigilado inadecuadamente al autor del daño, responden por culpa in
vigilando o in eligendo (Amezaga, Sanchez Fontans).
Contra esta doctrina Peirano Facio dice que si los padres, tutores, etc responden por hecho propio, en su
patrimonio debe quedar radicado el daño, pero en el art. 1326 se les otorga acción de regreso contra las
personas que de ellos dependen.
Según el criterio de Peirano Facio la responsabilidad es indirecta y toda la norma pertenece al campo de la
garantía (responsabilidad objetiva o sin culpa), pero el inciso final del 1324 consagra una presunción simple
de culpa respecto de los sujetos mencionados como responsable por el hecho ajeno, y la culpa y la
responsabilidad indirecta no pueden coincidir.
En conclusión:
Los daños causados por menores de 10 años, dementes y por la intervención de una cosa, responden
directamente por hecho propio a título de culpa sus representantes legales y el guardián de la cosa. Estos
sujetos se encuentran gravados con la presunción de la culpa y dado el carácter directo de su
responsabilidad, carecen de acción de regreso.
Cuando el daño es causado por un menor mayor de 10 años o por un dependiente, estos son responsables
directos por hecho propio a título de culpa, mientras que sus representantes legales (padres y tutores) y el
empleador, está obligado a responder por el hecho ajeno a título de garantía (responsabilidad objetiva).
No es aplicable la presunción de culpa del inciso final del art. 1324 y dado que al indemnizar a la víctima
están pagando deuda ajena (la del responsable directo), están amparados por el art. 1326 con la acción de
regreso.
Si el responsable directo, que es el que tiene la culpa, es solvente, la responsabilidad indirecta no tendría
razón de ser, ya que se podría demandar la reparación directamente al culpable. Pero si no está en
condiciones económicas que le permitan hacerse cargo de la obligación resarcitoria, existe un segundo
deudor (responsable indirecto o por hecho ajeno), para asegurar la reparación, siendo la responsabilidad
suplementaria o adicional, un sujeto económico que soporta el peso de la obligación resarcitoria.
El responsable indirecto en su calidad de garante, pasa a responder automáticamente cuando tiene lugar el
evento dañoso causado por la culpabilidad de su dependiente, pero no es responsable porque haya violado
algún deber.
Se trata de una responsabilidad por hecho propio o directa, puesto que el incapaz no es
imputable, y solo es autor material o físico del daño, al no poder ser responsabilizado el
menor, queda excluida la responsabilidad por hecho ajeno del guardián, que lo hace
directamente o por hecho propio. La responsabilidad en cuestión tiene por fundamento la
culpa.
El art. 1320 es la norma general, que establece el principio de la responsabilidad del vigilante
del incapaz, y lo hace regir por las reglas del derecho común, de la culpa a probarse por la
víctima.
Por el contrario, el art. 1324 es la norma especial, ya que contempla sólo a los representantes
legales e incluye la presunción de la culpa, y condiciona su aplicación a determinados requisitos
y limitan la esfera de aplicación de la regla.
El art. 1320 incluye a todo guardián o cuidador de un incapaz, con la excepción de aquellos que
concretamente están incluidos en el art. 1324.
Todos quienes tiene bajo su vigilancia a Padres, tutores y curadores que cumplan las
un incapaz condiciones del artículo
El art. 1324
En el inciso final establece una presunción de culpa respecto de los sujetos enumerados (padres, tutores
y curadores).
A su vez el 1326 otorga acción de regreso a aquellos sujetos del 1324 que indemnizaron a la víctima por el
daño causado por las personas que de ellos dependen, la repetición solo se concibe en los casos de
responsabilidad por hecho ajeno
Como ambas normas refieren a los mismos sujetos, deben existir entre ellos responsables por hecho propio
(a quienes se aplica la presunción de culpa) y por hecho ajeno (que serán titulares de la acción de regreso).
Si el autor material del daño es un menor de 10 años, incapaz, la responsabilidad del padre o tutor será por
hecho propio, ya que no existe un responsable directo imputable que pueda fundar una responsabilidad por
hecho ajeno. El padre/tutor estará gravado con la presunción de culpa y carecerán de acción de regreso
contra el menor.
La culpa de menor no es un elemento constitutivo, ya que la ley presume la culpa del padre o tutor, que
puede destruir si acredita que actuó con la diligencia del buen padre de familia para prevenir el daño.
Cuando el menor ha alcanzado los 10 años, el 1320 dispone que es un sujeto capaz y será responsable
directo del daño causado, pero el art. 1324 adiciona otro responsable, que sólo responde por tener la calidad
de padre o tutor, con independencia de su comportamiento, así que no se concibe la presunción de culpa a
su respecto y las fórmulas de culpa son inaplicables. En este caso padres/tutores son responsables por
hecho ajeno.
Cohabitación
Además de requerir que el daño sea ocasionado por menores que estén bajo patria potestad, se exige que
vivan en compañía de los padres. Si el menor no vive con los padres cuando realiza el evento dañoso, no se
configura una responsabilidad de aquellos por el régimen del art. 1324.
En cambio cuando el menor es capaz no es suficiente un daño causado por el menor, es necesario además
que sea causado por culpa, y los padres no podrán exonerarse alegando que su comportamiento fue el
adecuado, ya que la responsabilidad de los padres consagra la garantía, responden por hecho ajeno y a título
de culpa.
Tutores y curadores
Los tutores y curadores responden porque tienen a su cuidado a incapaces (menores de 10 años y
dementes) o menores que si bien son imputables (mayores de 10 años) todavía no alcanzaron la mayoría de
edad.
El curador responde por hecho propio ya que el incapaz (demente) que está a su cargo nunca es
responsable. La responsabilidad del tutor coincide con la de los padres. Puede configurarse tanto por hecho
propio como por hecho ajeno, según que el menor bajo tutela sea incapaz o capaz.
La responsabilidad por el hecho de las cosas es una especie (subtipo) de la responsabilidad del hecho propio,
ya que no puede tratarse de una responsabilidad de hecho ajeno, ya que las cosas no incurren en hechos
ilícitos.
La responsabilidad es siempre por el hecho del hombre o hecho personal. La responsabilidad por el hecho de
las cosas es directa o por el hecho propio, singularizada por la intervención de una cosa en el evento dañoso
y presume la culpa (art. 1324 inc. Final).
Las cosas, aunque gozando de existencia objetiva autónoma, se encuentran siempre en relación con la
persona que las mueve, dirige o gobierna, la actividad de las cosas no puede separarse de la actividad de la
persona que tiene el dominio, posesión o custodia.
La responsabilidad por el hecho de las cosas es una responsabilidad subjetiva, fundada en la culpa.
Respecto a la guarda material: el guardián de la cosa es aquel que tiene un poder efectivo de control y
dirección de la cosa, independientemente del vínculo jurídico que lo liga a la misma.
Guardián es el sujeto que tiene la cosa a su cuidado, o se sirve de ella, y por tanto el responsable del
daño que con ella se produzca.
Andrea Valenzuela – 2016 179
EL HECHO DE LA COSA
Responsabilidad por hecho propio
En la responsabilidad civil el hecho no puede ser sino personal, en cuanto es siempre el resultado del obrar
de una persona. Hablar de hecho personal supone postural que además de éste, existe un hecho de la cosa.
Si no es posible el hecho de la cosa, el único hecho que puede concebirse dentro de un sistema de
responsabilidad civil, es el del hombre, ya que el hecho de las fuerzas naturales es ajeno a la responsabilidad
civil.
El hecho de las cosas no es más que una especie de la responsabilidad por el hecho propio. Es parte de la
responsabilidad directa aunque configura una especie dentro de ella, caracterizada por la intervención de
una cosa en el evento dañoso.
Presunción de culpa
La víctima no está obligada a probar ni la culpa ni la relación de causalidad. Podemos probar la culpa
derivada de la conducta del guardián, si este fue negligente ya que no vigiló el objeto como hubiera debido
para evitar el daño, la culpa será del guardián.
La responsabilidad cesará cuando el guardián pruebe que empleó toda la diligencia del buen padre de
familia para prevenir el daño.
La culpa
La presunción de la culpa en el art. 1324
La presunción de la culpa surge del inciso final, cuando previene que la responsabilidad cesará en caso de
probarse la diligencia del buen padre de familia. La prueba de la diligencia del buen padre de familia coincide
con la prueba de la ausencia de culpa, ya que es la falta de debido cuidado o diligencia y esta diligencia
exigida es la de un buen padre de familia.
La solución legal trata de proteger a la víctima, liberándola de las dificultades probatorias de la culpa.
Poder - deber
La noción de deber figura en el inc. 6° del art. 1324, mientras que el poder está incorporado en el inc. 1°
porque son situaciones de poder las que menciona el precepto (mando, señorío, gobierno), quien se sirve de
la cosa o la tiene a su cuidado goza de un poder sobre la cosa.
Hay una sola guarda (ni jurídica, ni material), porque guardián es el que detenta el poder, y éste puede ser
tanto de hecho como de derecho, para ser guardián no es requisito indispensable tener un poder proveniente
de un derecho, basta que sea un poder aunque no sea emanado de una situación jurídica legítima.
La regla se funda en la necesidad de que el responsable tenga libertad, pues no hay responsabilidad
sin libertad.
El dependiente no es guardián
El dependiente carece de un poder autónomo ya que se encuentra sometido a la autoridad de su empleador
y esta subordinación le impide ejercer el control y dirección que caracterizan al guardián.
La simple relación o contacto físico resulta insuficiente, ya que la guarda subsiste aunque el sujeto pierda
contacto material con la cosa y la necesidad del poder autónomo surge en la lección de manejo de automóvil
por ejemplo, donde el aprendiz no es guardián a pesar de ser el aprehensor físico de la cosa y materialmente
quien la gobierna.
La independencia es un elemento necesario porque los poderes que caracterizan la guarda no forman un
bloque indivisible ni se transmite a veces completamente por lo que es posible encontrar dos sujetos que los
ejercen simultáneamente sobre la misma cosa, como sucede con el comodato cuando el dueño impone
restricciones y en la cesión de volante en la cual otro pasajero asume transitoriamente la conducción del
rodado, el propietario no le transfiere la guarda sino una parte de los poderes que la caracterizan.
El conductor ocasional adquiere un poder en sentido material, para ser guardián le falta la dirección o poder
en sentido intelectual.
Cuando el patrón le entrega el vehículo al dependiente le transfiere una serie de poderes sobre el mismo,
pero no todos, por tanto hay dos sujetos que tienen parte de los poderes que identifican al guardián, pero uno
solo puede ostentar esa calidad y en ese sentido debe elegirse al patrón ya que siendo él el guardián original,
no se desprende de la guarda hasta que no la transfiere íntegramente al otro sujeto.
La protección de la víctima
En caso de considerarse guardián al dependiente, éste resultará gravado con la presunción de culpa del
inciso final del 1324 y por ende la víctima resultará favorecida ya que podrá alcanzar la responsabilidad de la
empresa sin necesidad de probar la culpa del dependiente. Pero si nos ubicamos en la responsabilidad por el
hecho de las cosas, la víctima sale perjudicada porque el responsable será el dependiente y no la empresa.
Fabricante o productor
La producción en masa origina la venta en cadena, donde entre el fabricante y el adquirente final se
interponen los intermediarios.
El productor entonces tiene la responsabilidad por la circulación de mercaderías defectuosas que puedan
dañar a los adquirentes o terceros, debe decidirse qué sujeto es el responsable de los perjuicios, si el
productor o el intermediario.
Pero el fabricante debe asumir la responsabilidad aunque ignore el vicio ya que asume una garantía (la
obligación de resarcir el daño) por los perjuicios de la cosa viciosa o defectuosa. Su condición de fabricante le
impone la garantía de entregar al mercado productos sin defectos y si estos adolecen vicios es responsable,
más allá de si su comportamiento fue negligente o no.
No tiene sentido sostener que el fabricante asume una garantía por los daños que causan sus productos
defectuosos sólo cuando él los vende directamente al consumidor y no cuando utiliza un intermediario, ya
que la venta en cadena está impuesta en su interés.
Tampoco se puede pretender que solo los compradores gocen de la protección de una responsabilidad
objetiva y no los terceros, ya que cuando el producto circula sólo el azar determinará la incidencia del daño.
La responsabilidad no varía ya que es el fabricante el que lleva el proceso de la confección del producto y
no lo hace en atención a los sujetos que pueden resultar víctimas de sus deficiencias. El fabricante
responde objetivamente ya que asume la paternidad del producto.
No se modifica el art. 1324 sino que un sector de la responsabilidad por el hecho de las cosas que es
sustraído al código civil pasa a ser regulado por la ley, donde el fabricante no responderá como guardián ni
como garante, sino que será el proveedor por el art. 34.
En las relaciones de consumo cuando el daño es causado por el riesgo o vicio de la cosa, quien responde
es el que fabricó el producto en el sentido que se le da a fabricar en el art. 3.
Es necesario que el vicio o peligro provenga de actividades de producción, creación, construcción,
transformación montaje, importación, distribución y comercialización de productos o servicios en una
relación de consumo.
Puede accionar contra el dueño y será suficiente acreditar que éste es el propietario, porque está dispensado
de probar que dicho sujeto era el guardián ya que opera la presunción. El demandado puede librarse
acreditando que había perdido la guarda, voluntaria o involuntariamente.
La víctima puede optar entre accionar contra el propietario o contra el tercero. Si acciona contra el dueño lo
ampara la presunción, que obliga al propietario a demostrar que este perdió la guarda si fuera el caso.
Cuando la situación es demostrativa de que la guarda pertenecía a un tercero, la demanda contra el dueño
no corresponde aunque siempre convendrá demandar a todos los posibles guardianes.
Por excepción puede hablarse de una guarda acumulativa o compartida en la cual varios sujetos asumen
simultáneamente y no sucesivamente, la calidad de guardianes de una misma cosa, para ello es menester
que los poderes sean idénticos, por ejemplo en la copropiedad.
LA RESPONSABILIDAD SOLIDARIA
La responsabilidad del guardián y del sujeto que con la cosa a cuidado de éste causa un daño
En el caso de pérdida o transferencia culpable de la guarda, son responsables tanto el guardián originario que
conserva su condición como tal, como el conductor del vehículo que causó el daño. El guardián originario
responde por el art. 1324 y el segundo por el 1319 por haber dañado ilícita y culposamente a un tercero.
Pero el art. 1331 dispone que cuando dos sujetos son autores de un mismo daño responden
proporcionalmente según la incidencia causal que su conducta haya tenido en la producción del evento
dañoso.
Podemos rechazar la aplicación del art. 1331 ya que se basa en la causalidad materia, en la autoría del daño
y en la pluralidad de sus autores, se requiere de causación múltiple (pluralidad de causas) pero el guardián no
ha cometido el hecho dañoso es un responsable indirecto, ya que es consecuencia del comportamiento de
otro sujeto, el conductor del vehículo.
Los que responden al art. 1331 son los autores del daño causado y el guardián propietario no lo es.
En segundo lugar, si se entendiera que no es posible postular la calidad de responsable indirecto del guardián
ya que la responsabilidad por el hecho de las cosas es de carácter directo, este podría invocar la exoneración
de responsabilidad por hecho de tercero (el conductor del vehículo), pero esta no resulta posible cuando la
pérdida o transferencia del dominio de la cosa hacia el tercero se produjo por culpa del guardián, y en este
caso resulta de aplicación el art. 1322, que dispone que el caso fortuito (en este caso el del hecho del tercero)
exonera de responsabilidad siempre que quien lo invoca no haya dado causa al mismo, y en este caso no
cabe duda que el hecho del tercero tiene origen la culpa del guardián.
La solidaridad
No rige en estos casos el concepto de fuente de solidaridad convencional que se asimila al título de donde
surge la obligación. Se descarta el nacimiento de la obligación por acuerdo de voluntades, estamos ante el
dominio de la solidaridad legal por lo que es necesario determinar la causa de la obligación en la
responsabilidad aquiliana.
En las obligaciones que nacen de fuente extracontractual no podrá hablarse de contraprestación, ya
que no existe un interés unitario de los deudores de favorecer al dañado ni en ser gravados por una
responsabilidad solidaria.
La obligación in solidum
Van Rompaey afirma que es necesario que se den dos requisitos para poder aplicar el art. 1331 de manera
restrictiva: a) la unidad del hecho y b) la identidad de fuente o título de la obligación resarcitoria.
En el caso del guardián (que conserva esa calidad a pesar de que un tercero conduce el vehículo) existen
dos hechos ilícitos y dos títulos distintos de responsabilidad. La fuente o título de responsabilidad del
guardián se ubica en el art. 1324, mientras que la del autor material se encuentra en el art. 1319, por lo que
el art. 1331 resulta inaplicable en la especie
Como la responsabilidad de ambos sujetos tiene una causa o fuente jurìdica diversa no surge una sola
obligación, sino que son dos independiente una de otra, la víctima tiene frente así dos sujetos que
responden por el 100% (in solidum) aunque ambas son conexas o convergentes porque surgen del mismo
evento dañoso.
Van Rompaey adhiere al argumento de Gamarra de que no es posible al guardián invocar el hecho de tercero
como excusa exoneratoria ya que esta eximente requiere que el mismo no sea provocado por el responsable
lo que aquí no sucede, puesto que es la culpa del demandado la que ocasiona el hecho del tercero
Además, la causa título o fuente jurídica de la obligación indemnizatoria que grava al guardián y al
conductor es diversa porque el asiento jurídico de la responsabilidad es diverso para cada no (1324
para el guardián y 1319 para el conductor).
El asiento jurídico de la responsabilidad permite identificar a los sujetos pasivos de la obligación (el guardián
lo será porque así lo dispone el art. 1324 y el conductor por reunirse los requisitos del 1319) pero la causa o
fuente de esa obligación reside en el daño causado a la víctima y si este es único se tratara de una obligación
mancomunada (art. 1338) y no de una pluralidad de obligaciones independientes.
Si antes de que se produzca el daño no existe vinculación entre el guardián y el conductor por un lado y la
víctima por otro, una vez producido este los primeros se volverán deudores del segundo en virtud del
nacimiento de la obligación indemnizatoria, la causa o fuente de ésta no puede ser otra que el hecho del
daño.
El propio 1331 dispone la responsabilidad proporcional de sus autores cuando el daño proviene de
cuasidelito.
Tanto la responsabilidad del guardián como la del conductor es una responsabilidad subjetiva fundada en la
culpa, es más nadie discute la responsabilidad por el hecho de las cosas es un subtipo de la
responsabilidad por hecho propio, ambas se imputan a título de culpa, por lo que el distingo no tiene lugar.
Debemos correlacionar de manera armónica el art. 1324 con los arts 1328 y 1329 (responsabilidad
por el hecho de los animales).
La responsabilidad por el hecho del animal es una aplicación particular del principio general de la
responsabilidad por el hecho de las cosas, así que no se independiza del art. 1324.
La culpa se presume también en el art. 1328 y los animales son cosas también comprendidas en el art.
1324 así que puede aplicarse el régimen particular en tanto no se disponga lo contrario. Pero en la
responsabilidad por el hecho del animal feroz (art. 1329) está asentada en un fundamento que no es la
culpa y se rige por normas probatorias diferentes, así que esto prima por el régimen general.
En el sistema uruguayo se hace una distinción entre el animal feroz (art. 1329) de los que no lo son (art.
1328).
El art. 1328 reitera las reglas generales de la responsabilidad por el hecho de las cosas a tal punto que este
art. podría suprimirse sin que nada se altere. Donde la ley se aparta del fundamento que inspira la
responsabilidad por el hecho de las cosas es en el art. 1329, ya que es una responsabilidad de naturaleza
subjetiva en vez de ser objetiva basada en el riesgo (art. 1324).
La guarda en la responsabilidad por el hecho del animal es la misma que la del art. 1324 inc. 1. La guarda
subsiste aunque el animal se escape o extravíe porque la guarda y tenencia no se identifican, y la pérdida
transitoria de contacto con la cosa no extingue la guarda. El art. 1328 exonera la responsabilidad si la soltura,
extravío o daño no pueda imputarse a culpa del dueño o de sus dependientes, se reitera lo dicho en el art.
1324 que la prueba de la ausencia de culpa libera al guardián. En el caso del animal feroz la responsabilidad
es objetiva y el guardián responde aunque el animal se hubiera soltado sin culpa.
Acción de repetición del guardián no-propietario contra el dueño cuando el daño proviene de un vicio del
animal
Si el daño proviene de un vicio del animal que el dueño debía conocer o prevenir y del que no le dio
conocimiento al que se sirve de la cosa, el guardián que indemnizar al tercero víctima puede repetir contra el
propietario para recuperar lo pagado.
Lo que se dispone respecto del dueño es aplicable al que se sirva de un animal ajeno, el principio es que este
se exonera de culpa cuando el daño no pueda imputarse a su culpa. La hipótesis de acción de regreso está
prevista en el sentido de que al no conocer el vicio, el que se sirve no ha podido interponerlo como defensa y
responda condenado (si lo conoció entre el evento y el juicio lo opondrá y resultará exonerado).
El art. 1329 consagra la teoría del riesgo en cuanto al peligro potencial de daño que entraña la tenencia de
este tipo de cosas. El guardián responde aunque no le hubiese sido posible evitar el daño y aunque el animal
se hubiese soltado sin culpa. Es una responsabilidad objetiva.
Forma parte de la responsabilidad por el hecho de las cosas entonces es el guardián, pero aquí estamos en
una hipótesis que no existe determinación de ese sujeto.
Se da una situación de incertidumbre ya que pueden ser guardianes hipotéticamente todos los que habitan la
misma parte del edificio, o sea la parte superior de donde cae o se arroja la cosa. Se tiene entonces un
responsable no individualizado que forma parte de un grupo determinado.
Entonces se consagra una responsabilidad colectiva porque el daño causado es imputable a todos los que
habitan la misma parte del edificio, responden todos.
Al sujeto le basta probar que el daño fue causado por una cosa que cayó o se arroj´`o de la parte superior de
un edificio y que los demandados habitan ese lugar,
Se ubica en la responsabilidad por el hecho de las cosas, ya que el edificio es una cosa (inmueble).
El art. 1327 es una forma especial de la responsabilidad general prevista en el art. 1324. La regla específica
que es el art. 1327 se limita a la ruina del edificio. Entonces los daños causados por un edificio se regulan por
el art. 1327 en caso de ruina y por el 1324 en todos los demás casos donde no existe ruina.
Por lo referido a la ruina por la omisión de las reparaciones necesarias el guardián es únicamente el
dueño y esta guarda es intransferible.
La guarda que el propietario puede transferir es la prevista en el art. 1324 y aquí el segundo guardián tendrá
los poderes de gobierno, control y vigilancia con excepción de aquellos referentes a las reparaciones
necesarias para evitar su ruina, que continúan siendo de titularidad del dueño.
Esta situación se puede catalogar como de guarda dividida, porque la guarda no es acumulativa, pero
pueden existir dos guardianes simultáneos respecto de un mismo objeto pero sobre porciones distintas de la
cosa.
Cuando se habla de la responsabilidad del arquitecto por la ruina de un edificio en construcción hay que tener
en cuenta que se comprende el vicio del sueño y la mala calidad de los materiales y que por arquitecto se
entiende al empresario constructor o al arquitecto. Si la ruina acontece dentro de los 10 años, a partir del
momento del daño comienza a correr el plazo de prescripción de 4 años previsto por el art. 1332.
EL DAÑO
Concepto
El daño por una parte constituye el presupuesto de todo el procedimiento (sin daño no hay responsabilidad)
y por otra su resarcimiento se pone como fin último de la peripecia aquiliana.
El art. 1319 exige que para que el daño sea resarcible debe provenir de un hecho ilícito, por lo que de
cualquier forma que se entienda la ilicitud no se puede prescindir del derecho lesionado para determinar si el
daño es o no resarcible.
Es la ilicitud la que tiene la función de seleccionar los daños resarcibles, que opera como puerta de
entrada del daño material al siguiente paso del juicio de responsabilidad.
Que el daño resulte ser el efecto de un comportamiento ilícito nos permite concluir que las consecuencias
perjudiciales que se deriven serán resarcibles, pero sin saber aún si lo serán todas o algunas, ya que es el
análisis del daño en el plano del resarcimiento el que definirá cuáles consecuencias deberán ser tenidas en
cuenta y cuál es su monto.
De esto surgen dos ángulos: la ilicitud (si se violó un derecho o interés jurídicamente protegido de la víctima)
y si de ese evento se han derivado consecuencias perjudiciales para la víctima (el daño consecuencia), que
constituirán el daño resarcible (daño emergente y lucro cesante).
EVENTO: fractura de brazo (daño evento)
●ILICITUD: si lesiona derecho jurìdicamente protegido (integridad física)
●DAÑO (daño consecuencia): consecuencias perjudiciales que apareja la fractura del brazo. Daño
emergente y lucro cesante.
El daño resarcible se identifica con las consecuencias perjudiciales que se derivan de la injusta lesión y que
determinan el concreto el contenido de la obligación resarcitoria a cargo del responsable. Cuando hablamos
de daño en relación al resarcimiento asume el significado de daño emergente, lucro cesante, sufrimientos
morales padecidos por la víctima, o sea todo aquel perjuicio valorable en términos económicos como objeto
de reparación o compensación.
En la ilicitud (arts. 1319, 1321, 1322) se trata de definir si el demandado es responsable de los daños
reclamados, y en caso de respuesta afirmativa y de reunirse los demás requisitos, nacerá la obligación
resarcitoria en el demandado. En el daño consecuencia (art. 1323) se debe determinar el contenido de la
obligación, esto es el conjunto de pérdidas económicas producidas por el evento dañoso.
Conclusión
El daño resarcible consiste en el perjuicio patrimonial o moral que deriva de la lesión de un derecho, interés
o situación jurídicamente protegida, esto es, de un hecho ilícito.
El daño es la consecuencia perjudicial que se desprende de la lesión. Solo interesa el daño resarcible, el que
es relevante para el derecho.
Por daño a la persona se entienden todas las consecuencias perjudiciales que se derivan de la lesión a la
vida o la integridad física de todo individuo.
Fuera del daño a la persona está el daño a las cosas, que se configuran cuando ocurre la pérdida o deterioro
de objetos, como sucede con el automóvil que entra en colisión, la ropa de la víctima que se destroza o el
menoscabo de los efectos transportados.
Cuando la lesión produce una situación de enfermedad o proceso patológico en el sujeto agredido (daño a
la persona) que se obliga a realizar gastos médicos, todas estas consecuencias perjudiciales del evento
dañoso son el daño patrimonial. Esa misma lesión puede repecturi en la esfera espiritual de la víctima
donde se indemnizan los sufrimientos padecidos o la afectación de la vida de relación, en este caso
estamos en presencia de un daño moral.
El daño moral puede ser también consecuencia de un daño de las cosas, por ejemplo humedades
provocadas por el predio vecino en el inmueble de la familia, siendo esta suficiente para generar estrés
que perturba emocionalmente, más allá de las molestias e inconvenientes que normalmente producen
estas situaciones.
Una vez determinado el hecho como ilícito deben determinarse todas las consecuencias perjudiciales que de
él se derivan para el ofendido, esto es la repercusión perjudicial del evento, el daño consecuencia. Ahí
ingresamos en el área del daño resarcible, donde juegan las clasificaciones de daño a la persona y a las
cosas, daño patrimonial y moral.
La enfermedad adquirida por las humedades entran en daño a la persona, los gastos de reparación del
inmueble y los que deban realizarse para reparar la enfermedad son daños patrimoniales y la afectación por
estrés se ubica dentro del daño moral.
No se exige una certeza absoluta, sino relativa, razonable y fundada consideración o probabilidad.
Habrá daño cuando su existencia no pueda ser puesta en duda.
El daño cierto es el daño a secas y el daño eventual o hipotético es la ausencia de daño. El daño futuro no
es más que la prolongación en el tiempo de un evento dañoso actual y presente. Se debe determinar si es
probable, de acuerdo a la normalidad o regularidad de los acontecimientos, que el actor sufra en el futuro el
daño reclamado, no siendo suficiente la eventualidad o la mera posibilidad de que esto ocurra.
La pérdida de la chance
La probabilidad que es suprimida por el evento dañoso (participar de la carrera) y la ventaja esperada o
resultado final (ganar la carrera) cuya realización se frustra por el pérdida de la chance.
1. La probabilidad es mayor cuanto más próximo se encuentra el evento dañosos de la situación terminal de
ganancia esperada.
2. Cuanto mayores son las contingencias, menor es el valor de la chance perdida.
DAÑO MORAL
La lesión a los bienes de la personalidad (bienes o intereses no patrimoniales) pueden derivar tanto un
daño patrimonial como extrapatrimonial, ya que no existe una correlación entre la naturaleza del derecho,
bien o interés violado y la naturaleza del daño.
Por evento dañoso se entiende al daño inicial y el daño consecuencia por las repercusiones negativas del
evento sobre la víctima.
No puede sostenerse que el daño moral equivale al sufrimiento ya que el art. 1319 dice que cualquier clase
de daño, sea o no patrimonial recibe el amparo de una tutela resarcitoria.
Legalmente el daño moral es el daño no patrimonial.
Tomando en consideración la naturaleza del daño y a partir de la noción de daño tradicionalmente admitida
como resarcible (la del daño patrimonial), el espacio que deja libre esta especie dentro del daño resarcible en
general (que es la noción madre incluida por el art. 1319) comprende a todo perjuicio que no sea patrimonial.
Por tanto restringir el daño moral al espiritual o subjetivo no concuerda con el texto legal y prescinde de la
dicotomía daño patrimonial - daño no patrimonial, que no admite reducción.
Al mismo tiempo puede ocasionar daños extrapatrimoniales ubicados en la esfera del daño moral, entendida
como la afectación de la normal eficiencia psico-física en actividades laborales y extralaborales. El
menoscabo a la integridad de la persona (la invalidez) causa siempre un daño moral.
El daño moral uruguayo es unitario y absorbe al daño biológico y no cuantifica por separado, sino
que está incluido en la apreciación general y total del perjuicio.
En nuestro país solo existen el daño moral (daño no patrimonial) y el patrimonial.
En estos casos no habría daño moral ya falta dolor o sufrimiento, ya que no todo efecto penoso es daño.
Es requisito que el daño moral tenga una importancia o entidad mínima que no se da en caso de lesiones
graves.
La exclusión del daño moral se basa comúnmente en la ausencia de secuelas, dolores intensos,
tratamientos médicos, internación, cuando las lesiones evolucionan favorable y rápidamente sin asistencia
hospitalaria donde la víctima es dada de alta rápidamente, sin inhabilitación para el trabajo u ocupaciones
normales.
El daño moral requiere de la existencia de situaciones aflictivas muy profundas para que sea resarcible.
Si la situación no altera el equilibrio emocional son perturbaciones tolerables que no son indemnizables,
son padecimientos normales que las personas deben soportar, aunque provengan de comportamientos
ilícitos.
La preocupación creciente y jerarquización correlativa por la modificación del ser existencial individual y
menoscabo de la personalidad.
No importa tanto el dolor sino los hechos que inciden en la condición existencial del perjudicado,
consecuencias aflictivas que signifiquen un menoscabo de la personalidad muy dificil de superar.
La jurisprudencia uruguaya elaboró una definición propia del daño moral: para que exista daño moral la
situación perjudicial debe estar calificada por tales y cuales aspectos, el dolor intenso y la alteración de la
normalidad existencial (vida cotidiana).
Hay daño moral si se prueba un sufrimiento intenso de la víctima, peso a no haber secuelas,pero un
disgusto transitorio, al igual que una lesión leve, no son perjuicios que ingresen dentro del daño moral.
Daño estético
Las lesiones que dejan daños estéticos durables como las cicatrices, deformaciones, mutilaciones,
modificaciones morfológicas o funcionales.
La lesión estética es la que afea a una persona o la muestra como anormal agrediendo desagradablemente
cualquier sentido a terceros y a la propia víctima, no solo a la vista, sino que altera la natural armonía física.
El daño estético es un ejemplo de daño a la vida de relación, la víctima queda en condiciones de
inferioridad por cuanto atañe a las relaciones con el mundo externo, impidiendo la libre expansión de
su personalidad. Los mayores perjuicios son aquellas cicatrices o deformaciones que afectan al
rostro, por más que no produzca fealdad.
Las deformaciones totalmente transitorias que desaparecen al finalizar un breve lapso terapéutico, una
alteración estética por un período determinado no basta por sí sola para hacer viable la indemnización por
daño moral.
El perjuicio sexual
El perjuicio a la vida sexual comprende todo daño que afecte las necesidades fisiológicas y la imposibilidad
de procrear. Se acepta que en estos casos el cónyuge también sufre el daño ya que el perjuicio se refleja en
la vida familiar.
El perjuicio juvenil
Daño propio de la infancia y la juventud, está fundado en la idea de que la pérdida de la integridad corporal
es sentida más vivamente por un joven, estos se ven privados de los juegos propios de su edad, practicar
deportes, concurrir a bailes, etc. El menoscabo de la plenitud de la actividad corporal es lo que se tiene en
cuenta.
Dolor y sufrimiento
Dolor físico y dolor mental; sufrimiento físico y sufrimiento moral
Es costumbre universal distinguir entre dolor físico y moral.
El sufrimiento moral resulta vinculado a las secuelas permanentes y el daño a la vida de relación. En estos
casos el perjuicio no patrimonial existe sin lesiones a la integridad física, pertenecen al sufrimiento moral. El
daño a las cosas con valor de afección y el perjuicio al afecto, causado por la muerte de un familiar son
casos de daño moral donde el dolor físico está ausente.
La jurisprudencia separa los sufrimientos físicos derivados de las lesiones y la disminución física y espiritual
que repercute en la vida de relación. Existe una pérdida de la autonomía del sufrimiento moral (dolor mental)
que desaparece o disminuye en importancia ya que es absorbido por el daño a la vida de relación. La
reparación continúa haciéndose pero no se habla de sufrimiento moral ya que es otorgado a título de daño a
la vida de relación.
Perjuicio al afecto
El perjuicio al afecto en caso de infortunio mortal
Se origina en el dolor, aflicción o tristeza, quebranto espiritual, que la muerte de una persona causa en
ciertos sujetos que estaban ligados a ella por una relación de carácter afectivo.
El perjuicio al afecto tienen un volumen numérico de reclamaciones, tiene gran importancia monetaria de las
condenas y debido al infortunio moral hay pluralidad de sujetos demandantes, por ej. viuda, hijos y
hermanos.
No se pone límite alguno para la reclamación, basta que haya un daño para que la reclamación sea
procedente y el vínculo de parentesco no es requerido como condición para admitir la demanda.
Cuanto más cerca sea el vínculo de parentesco, sumado a la cohabitación menores serán las exigencias
probatorias en cuanto al sufrimiento padecido por la muerte de la víctima. En caso de cohabitación no solo se
presume afecto mutuo entre cónyuges o parientes cercanos. La ausencia de convivencia influye reduciendo
el monto de las indemnizaciones. Otro factor que se toma en cuenta es la edad, tanto del sujeto fallecido
como de los reclamantes. Cuando se trata de personas jóvenes la reparación debe ser mayor. La
indemnización es mejor según el tiempo de vida que le restara a la persona.
El fallecimiento del sujeto accidentado puede ocasionar perjuicios a otras personas, sean herederos o no, los
damnificados por rebote, que recibían asistencia económica y espiritual por parte del difunto, y se ven
privada de ella por el hecho ilícito.
Estos sujetos son titulares de una acción por derecho propio (no transmitida hereditariamente), son también
damnificados como consecuencia del mismo evento dañoso que le cuesta la vida al accidentado.
Los que reclaman por derecho propio deben probar que han sufrido personalmente un perjuicio, ya que no
piden el resarcimiento del daño que se causó al difunto, sino el que a ellos personalmente se les causara. Por
tanto deben probar su propio perjuicio, por más que lo padecen porque el accidentado falleció.
La acción por derecho propio es siempre extracontractual, ya que los damnificados por rebote son
terceros del contrato que pudiera haber pactado el difunto.
Incapacidad. Tipos
Depende de la duración de la inhabilidad, si esta es permanente o transitoria, para fijar los límites
temporales de la pérdida económica que sufre el damnificado que padece un menoscabo en sus ingresos
durante un tiempo limitado o durante toda su vida.
La división en incapacidad parcial o total atañe a la entidad cuantitativa de la incapacidad, que incide en el
monto de empobrecimiento de distinta manera según que el dañado pierda todo su ingreso una porción del
mismo, se construye atendiendo a la disminución de la aptitud laboral causada por la lesión.
La incapacidad puede ser definitiva o temporal, absoluta o parcial. Pero tanto la incapacidad definitiva como la
parcial asumen modalidades de total o parcial, toda incapacidad definitiva será o total o parcial, y lo mismo
con la temporal.
Para determinar la incapacidad definitiva se recurre habitualmente al concepto de consolidación, ya que las
lesiones o enfermedades tienen carácter evolutivo y un proceso dinámico, que pueden desembocar en la cura,
en la muerte o estabilización. Solo en el último caso se puede hablar de incapacidad permanente.
Se llama consolidación a la situación de estabilización, requiere que las perturbaciones sean de carácter
crónico y que haya finalizado la terapéutica activa curativa. Si después de esto subsisten las secuelas
permanentes que no evolucionan más, no siendo posible una mejora futura de carácter total.
En la práctica suelen existir dos periodos, uno en el que existe una incapacidad total transitoria,
seguida de una incapacidad parcial (permanente o transitoria).
Incapacidad parcial
En este caso el lesionado conserva en parte su capacidad de trabajo y por tanto está en condiciones de
continuar su actividad, aunque con una disminución que afecta a su rendimiento. Se debe establecer de qué
manera disminuyen los ingresos, saber cual es la incidencia de la lesión en las ganancias que obtenía, ya
que no hay una pérdida total de los beneficios.
Se suele hacer un cálculo matemático partiendo del porcentaje asignado previamente a la capacidad. Siendo
la incapacidad de un 30% se entiende que el ingreso futuro disminuirá en la misa medida. Se debe estimar el
lucro cesante en la misma proporción.
También hay otra forma de determinar la pérdida de ganancias experimentada por el accidentado durante el
año siguiente al accidente y multiplicar luego ese coeficiente por las unidades que correspondan a la
expectativa de la vida laboral del lesionado.
La primera de las reglas tiene un valor de guia de analizar las indemnizaciones otorgadas en casos
análogos para tener parámetros dentro de los cuales moverse, que no se debe ajustar exactamente dentro
de esos parámetros pero no se podrá alejarse excesivamente de estos. También se debe examinar el
estado de la economía, ya que si las condiciones económicas han variado sustancialmente, la cifra deberá
ajustarse a la nueva realidad económica.
3. Contrato oneroso: utilidad (ventaja o provecho) y gravamen (sacrificio) que el contrato genera. La
onerosidad se funda en la noción de equivalencia entre las utilidades a que el contrato da lugar.
4. Contrato principal: es un contrato que conforme al art. 1251 es independiente, teniendo su propia
estructura.
5. Contrato consensual: el contrato se forma por el simple o mero acuerdo de voluntades, generalmente el
contrato mutual se otorga por escrito.
6. Contrato de adhesión: es la sociedad médica la que dicta unilateralmente las reglas de su contratación
con carácter uniforme y sin posibilidades para el afiliado de controvertir dichas condiciones, bajo la
reglamentación impuesta por la autoridad competente en materia de salud pública (ministerio de salud
pública).
7. Contrato típico nominado: Arrendamiento de servicios: una vez conformado su núcleo mínimo (art.
1261) los elementos naturales vienen por añadidura en forma supletoria, esto es, salvo pacto expreso al
respecto.
NATURALEZA DE LA RESPONSABILIDAD
Contractual o extracontractual. Principio iura novit curia.
Gamarra responde a la pregunta sobre el monismo o dualismo de la responsabilidad civil diciendo
“ni lo uno ni lo otro, sino ambas cosas a la vez”
Los dos órdenes persiguen un mismo fin (desplazar la carga del daño) y desempeñan la misma función.
Tiene lugar el mismo estado de sujeción de una persona, como consecuencia de un comportamiento lesivo
de un precepto, productor de un daño.
No existen diferencias de naturaleza entre los órdenes, así que resulta incuestionable que existen dos
regímenes diversos de responsabilidad.
El juez no está atado en cuanto a los fundamentos de derecho invocados por las partes, tampoco lo habilita a
modificar la demanda (principio de congruencia).
En ciertos casos la modificación del fundamento de derecho implica colocar en una situación
desventajosa a alguna de las partes violando los principios de igualdad y contradicción.
El principio iura novit curia ("el juez conoce el derecho") es de aplicación, pero halla su límite cuando a
través de esa aplicación se crea un estado de indefensión insubsanable para la parte demandada.
El contrato mutual tiene por efectos producir obligaciones que sólo vinculan al deudor y acreedor, así que el
contrato es ineficaz con respecto de terceros. Pero es posible que el incumplimiento del contrato produzca
efectos indirectos dañosos a otros sujetos no intervinientes en la relación o que no sean sucesores
universales de los mismo.
Un paciente sufre daños patrimoniales y morales por la deficiente atención de la mutualista, este tendrá
derecho a accionar por responsabilidad contractual ante el incumplimiento por parte de la mutualista de su
obligación de prestar asistencia. Su cónyuge sufre también perjuicios patrimoniales y morales propios pero
su situación es la de tercero con respecto a la relación obligacional, tendrá como efecto indirecto, el derecho
de accionar por responsabilidad extracontractual. Cada uno obtendrá por la vía correspondiente la
reparación de su daño propio, proveniente del mismo hecho ilícito, violatorio por un lado de la obligación de
fuente contractual y por otro del neminem laedere.
El incumplimiento contractual puede producir daños a tercero que podrán fundar su reclamación en la
responsabilidad extracontractual, acumulable a la contractual que reclame el paciente o sus herederos.
Como la sociedad médica no es quien causó el daño por sí mismo, podrá pretender que el médico negligente
repare el daño sufrido a consecuencia del incumplimiento contractual ocasionado por su actuación
imprudente. Normalmente la sociedad médica demandada citará en garantía al facultativo.
La víctima del daño producido por el actuar negligente del médico dependiente de una mutualista
(desfinanciada) solo puede actuar contra ésta por responsabilidad contractual por hecho ajeno.
La familia puede demandar a la sociedad médica por el daño por rebote (según el art. 1324) y
conjuntamente al facultativo dependiente (que puede ser solvente) por el art. 1319.
La propia obligación de seguridad anteriormente aludida fue una creación jurisprudencial que permitió
enmarcar daños, aparentemente extracontractuales, en la órbita del contrato, siendo su finalidad la
protección de la víctima.
No es admisible configurar de ninguna manera la obligación de seguridad con respecto del tercero auxiliar o
dependiente, la creación de esta figura confirma la tendencia a la protección integral del damnificado.
Existe la posibilidad cierta de acumular (u optar) las acciones de responsabilidad contractual contra la
sociedad médica y extracontractual contra el médico interviniente, causante directo del daño, solución
arreglada por la ley 15.181.
De esta forma se logra cumplir con reparar el daño y prevenir el mismo a través del debido castigo al culpable.
RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL
Responsabilidad por hecho ajeno
En la responsabilidad aquiliana se sostiene que el responsable indirecto responderá por el hecho ajeno y lo
hará en lugar o por el autor directo del daño. La víctima tendrá dos acciones, contra el responsable directo y
contra el indirecto. La primera está fundada en el art. 1319 y la segunda en el 1324. Esto refuerza su
situación y le da mayor posibilidad de obtener la reparación del daño.
Noción de garantía
La idea central es la de la responsabilidad sin deuda propia en la hipótesis de la responsabilidad por hecho
ajeno extracontractual.
Al asumirse una garantía se produce una situación de seguridad que no genera una obligación sino que
producido el evento dañoso, violatorio del deber genérico, el tercero garante debe indemnizar.
El contenido de la garantía recién se apreciará al producirse el evento generador de la
responsabilidad y allí se verá un actuar del garante (pagar).
En la situación del garante en la etapa previa al evento generador de responsabilidad que garantiza no
podemos decir que su situación es equiparable a la de un boligadio ya que no se encuentra obligado
antes de la producción del evento, no hay comportamiento de su parte y debido a la condición
suspensiva, la obligación todavía no existe.
Concepto de dependiente
Hay un sujeto que responde por otro, pero este último debe encontrarse vinculado por relación de
subordinación con el principal.
La noción general apunta a la idea de subordinación “poder de dar órdenes e instrucciones, controlar y
vigilar”. La noción actual es la de la persona subordinada pero además utilizada o empleada por otro.
La responsabilidad indirecta, en sede extracontractual, es objetiva y a título de garantía, lo que nos lleva a una
noción de dependencia que desborda el marco original que se centra en la idea de culpa, en pos de otro
criterios de subordinación como por ejemplo el económico-social.
La sociedad de asistencia médica, a fin de prestar su servicio, está estructurada en forma empresarial y
tiene diversas clases de dependientes pasibles de causar daño extracontractual (con frecuencia por rebote).
Hay empleados que dan órdenes, dirigen y vigilan, que desempeñan funciones no técnicas, mientras que
hay funcionarios calificados por la especialidad de su labor. El médico es utilizado instrumentalmente por la
empresa y pasa a entregar una compleja estructura por la cual resulta absorbido.
En nuestro derecho es totalmente estéril el pretende trasvasar la noción de responsabilidad por hecho
ajeno extracontractual a la zona del derecho de las obligaciones preexistentes, pues allí existe una
regulación propia establecida en el art. 1555.
Si el daño fuera producido por un auxiliar independiente, por ejemplo el paciente ingresa a otro sanatorio por
orden de esa mutualista, si este fallece sus familiares dañados por rebote no tendrán acción contra la
mutualista que el paciente estaba afiliado sino que deberán dirigirse contra el sanatorio al que fue derivado.
Por ejemplo las quemaduras sufridas por un recién nacido debido a la alta temperatura de la incubadora
negligentemente controlada por la encargada o las quemaduras padecidas por un paciente a raíz de un
bisturí eléctrico. En estos casos estamos asumiendo que los que reclaman son familiares que sufrieron un
daño moral propio al ver sufrir a un ser querido (daño por rebote).
Si el hecho dañoso generador de responsabilidad proviene de la cosa o del actuar del médico, pues por
mucho que se considere importante y decisiva la utilización de elementos físicos instrumentales, no puede
subestimarse lo que es fundamental, o sea la actividad desplegada por el cirujano, en función de la técnica
operatoria empleada, de sus conocimiento y de la ética profesional. Cuando la cosa ha sido una extensión
de la mano del hombre como ocurre con el bisturí, la jeringa o la anestesia, no desplaza el actuar humano.
La distinción se encuentra en la determinación del límite entre la normativa del 1319 y del 1324. Debe
poderse apreciar la incidencia de una cosa en la producción del daño para que pueda enmarcarse la
responsabilidad en el inc. 1 del 1324. Por eso cuando la cosa tiene un funcionamiento autónomo al hombre,
no hay duda que en cuanto al tipo de responsabilidad es la presunción de culpa del guardián de la cosa,
admitiendo la ausencia de culpa para exonerarse.
Por ejemplo en el caso de las quemaduras del recién nacido por la incubadora, los reclamantes tienen a su
favor la presunción de culpa del guardián de la cosa (sociedad médica) que es una gran ventaja para la
reparación del daño sufrido, ya que no tendrán que demostrar la negligencia en el cuidado de la cosa por
parte del guardián.
El fundamento de la responsabilidad por hecho de las cosas en nuestro derecho es subjetivo, el criterio de
imputación es la culpa, por lo que siempre pasa a primer plato el comportamiento del guardián de la misma.
Con relación a la responsabilidad aquiliana por el hecho de las cosas debemos distinguir:
● La guarda del comportamiento, que está a cargo de las mutualistas o del médico cuando no es
dependiente, que implica tener un poder de dirección y control autónomo en cuanto a la conservación y
utilización de la cosa. El guardián está a cargo de administrar correctamente el medicamento, prescribirlo
conforme a su posología, controlar que no esté vencido, etc y será este el que responderá en caso de
comportamiento desajustado.
Una parte de la guarda queda en la órbita del sujeto que fabricó la cosa, la guarda de la estructura, que no
pasa a quien va a utilizar y conservar la misma cuando la recibe.
● La guarda de la estructura está vinculada a la responsabilidad directa del fabricante, ya que es el único
que puede conocer los vicios internos de la cosa. El que recibe la cosa no puede asumir la guarda interior y
de su estructura ya que no puede acceder al mismo. Esto permite en algunos casos responsabilizar en
forma directa al fabricante (laboratorio), cuando no hay ningún comportamiento reprimible a la clínica
respecto al uso y conservación del producto.
La víctima extracontractual ante el evento dañoso producido por la estructura del objeto puede
responsabilizar al guardián de la estructura (laboratorio fabricante). Si fuera el guardián de comportamiento y
no el de la estructura, el declarado responsable, el primero tendría acción de repetición contra el segundo,
siempre que no existiera culpa suya. También es válida la acción en concurrencia de culpas esto es defecto
negligente de manipulación y de fabricación, en ese caso la responsabilidad será compartida
proporcionalmente (art. 1331).
En sede extracontractual, los daños por rebote por un hecho del auxiliar de una mutualista, por ejemplo un
instituto especializado del corazón, con quien subcontrató determinados servicios, deben siempre accionar
directamente contra dicho ente independiente.
El problema se traslada enteramente al auxiliar en su calidad de sujeto pasivo autónomo en la acción
instaurada por los damnificados indirectos.
El dependiente no reúne los requisitos indispensables para ser guardián: su poder sobre la cosa, si bien
existe en forma real y efectiva, no es independiente ni autónomo. Existe una innegable subordinación que
hacen que no pueda considerarse ese señorío como absolutamente libre.
Si no se puede probar la culpa del dependiente, es posible en subsidio la condena a la sociedad médica en
su calidad de guardián del objeto causante del daño. En este mismo caso juega en favor de las víctimas, la
presunción de culpa del inc. final del art. 1324.
La sociedad médica que recibe una demanda por hecho de dependiente y por hecho de las cosas
simultáneamente y subsidiariamente, debe tratar de demostrar no sólo la eximente de causa extraña sino
también su propia ausencia de culpa, para aniquilar la presunción.
El responsable indirecto responde como garante, pero en la base existe siempre una responsabilidad por
culpa en el causante directo del daño. La mutualista sólo puede exonerarse de la responsabilidad a través
de la prueba de causa extraña, estando por supuesto que el actor ha probado la culpa del dependiente.
Para la hipótesis de demanda subsidiaria por hecho de las cosas, siendo un supuesto de responsabilidad
directa o hecho propio, existe una presunción de culpa relativa que pesa sobre aquel que ostenta la guarda
de una cosa. Corresponde la prueba de la ausencia de culpa, cuyo contenido busca demostrar que el
comportamiento de la sociedad médica con respecto de las cosas de que se sirve o están a su cuidado
han sido diligentes, referido a su mantenimiento y conservación.
La sociedad médica responderá siempre que un dependiente cause un daño en los siguientes casos:
●Actuación culposa por error inexcusable, en ejercicio de su función en ocasión de la misma
●Actuación dolosa en el ejercicio típico de su función. Sería un abuso o desvío de funciones, pero la relación
de dependencia (responsabilidad indirecta) se mantiene porque frente al tercero damnificado existe
coherencia entre el evento dañoso y la función desempeñada por el dependiente
Andrea Valenzuela – 2016 207
El elemento subjetivo, la intencionalidad del sujeto dependiente, carece por completo de relevancia cuando
ejerce un acto típicamente funcional.
Cuando el subordinado (dentro del criterio de ocasionalidad) actúe en interés de la empresa o pueda
entenderse atribuido a la misma, la relación de dependencia permanece inalterada aunque no estemos frente
a un acto ordinario inherente a la función, sino frente a un acto atìpico y extralimitado, pero que en nada se
vincula con un provecho personal, pues está actuando de esa manera en ocasión a sus funciones.
RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL
En la responsabilidad aquiliana cuando alguien produce un daño a otro, y ese autor se encuentra en relación
de dependencia respecto a una empresa, nace simultáneamente la obligación legal de indemnizar y funciona
la garantía. Ahí aparece el comportamiento posible (pagar).
En materia contractual el deudor de la prestación no puede ser considerado como garante ya que es el único
sujeto obligado principal al cumplimiento de la prestación debida.
De manera que cuando el dependiente o auxiliar del deudor principal causa el incumplimiento del contrato de
asistencia médica, se puede incurrir en incumplimiento contractual los sujetos que se vinculan jurídicamente,
así que quien asume el servicio lo efectúa a través de terceros, auxiliares o dependientes, sirviéndose de
estos para beneficio propio y cumplimiento de la prestación.
La noción de garantía incompatible con la idea de obligación. El contrato de asistencia médica no es intuitu
personae cuando intervienen sociedad médicas, ya que están compuestos por una serie de profesionales de
la salud que funcionan de forma conjunta, así que el cumplimiento de la prestación se hace através de tercero
dependientes o auxiliares, por eso ante el cumplimiento responde el obligado (deudor), siendo los
dependientes o auxiliares, terceros con relación al vínculo, sin perjuicio de la vigencia de la normativa
extracontractual. En la responsabilidad contractual no existe un segundo deudor para reforzar el vínculo, sino
que responderá el único que ha asumido de antemano la realización de un comportamiento.
El auxiliar es cualquier tercero cuya cooperación sea necesaria y se sirva de ésta el deudor, a efectos de
obtener cumplimiento de la prestación y satisfacer el interés del acreedor. No interesa que el tercero esté en
relación de subordinación. En la actualidad podemos ver la noción de auxiliar no dependiente, cuando se da
la subcontratación de las sociedades médicas con organismos independientes (sanatorios, clínicas,
laboratorios de análisis, etc) para cumplir con la prestación asumida.
El deudor se sirve de otras personas, físicas o jurídicas, para el mejor cumplimiento de su prestación,
estando habilitado a ello en la medida que no se trate de prestaciones intuito personae.
Cuando se produce el incumplimiento, sea por culpa o hecho del auxiliar conforme al art. 1555, es irrelevante
la sustitución en el cumplimiento de la prestación, producido el incumplimiento, el deudor responderá frente a
su cocontratante.
El art. 1555 cuando se refiere al hecho o culpa del deudor, comprende el hecho o culpa de las personas por
quienes fuere responsable, distingue el hecho del auxiliar de la culpa, esta distinción es para diferenciar el
hecho inculpable de la culpa.
Cuando se refiere a la culpa del deudor, compre la culpa del auxiliar, se está en un supuesto que solo puede
ser calificado como obligación de medios, pues es sólo en ellas que la culpa se encuentra en primer plano.
Al acreedor le corresponde probar la culpa del auxiliar o dependiente, y demostrada ésta queda demostrado
el incumplimiento (obligaciones de medio culpa = incumplimiento) y surge la responsabilidad, obligación de
reparar los daños y perjuicios a cargo del deudor de la prestación asumida.
Con respecto al término “hecho”, se debe considerar al supuesto como obligación de resultado. El hecho
inculpable que genera responsabilidad indirecta del deudor de la prestación no puede ser otro que la no
obtención del resultado prometido, independientemente de cuál haya sido el comportamiento sea este del
deudor o su auxiliar.
En el ámbito de la salud no es común la asunción de obligaciones de resultado, pero pueden existir por
ejemplo en el caso de la obligación de seguridad, en algunos supuesto de cirugía estética o en exámenes o
análisis que se efectúan para obtener un diagnóstico. En estos casos al afiliado le basta con demostrar la no
obtención del resultado prometido, con lo que se configura el incumplimiento contractual y nace la obligación
indemnizatoria (art. 1342).
El abonado tiene acción contractual contra la sociedad médica, en caso de incumplimiento, sea temporal,
inexacto o definitivo.
El auxiliar causante directo del daño es un tercero no alcanzado por la fuerza vinculante del contrato, por lo
cual existe la posibilidad de una acción extracontractual frente al mismo por parte del damnificado.
El ejemplo típico vinculado a la obligación de medios es la prestación del médico que no se compromete a
lograr el resultado (sanar al enfermo), el cual está más allá de sus posibilidades, sino a realizar un esfuerzo,
comportarse con la diligencia del buen padre de familia, para tratar de lograr un fin mediato, la curación del
enfermo.
Las obligaciones de resultado son las que predominan, en la medida que en el campo de las de no hacer y
dar, lo que se asume es la búsqueda de un resultado determinado. En consecuencia, las obligaciones de
medio querían recluidas a las obligaciones de hacer y dentro de estas a las que el fin no está en obligación.
Esto no significa que las obligaciones de medios no persiga también un fin, lo que sucede es que este fin es
medicato pero el contenido de la obligación sigue siendo el comportamiento diligente del deudor, que
predominará con relación a su resultado final. En el campo médico se obrará de manera de hacer todo lo
posible para salvar la vida del paciente, aunque este muere, la prestación del médico estaría culplida si se
comporta así.
Sin embargo, la obligación de resultado no es ajena al ámbito de las obligaciones de hacer, ya que siendo
la prestación una asunción de un comportamiento, el deudor puede asumir voluntariamente la obtención
de un resultado. Un médico puede contraer obligaciones de resultado en circunstancias especiales. El
caso más manejado es la cirugía estética.
La causa extraña que invocará el deudor de la prestación de medios estará indicando que el incumplimiento
(obrar negligente o imprudente) no fue el que produjo el daño, sino que se debe a otros factores ajenos a la
conducta del deudor demandado.
Cirugía estética
La cirugía estética es una rama de la medicina que se origina en el tronco de la cirugía reparadora y que tiene
su auge con posterioridad a las guerras mundiales. Después se comenzó a tratar de mejorar la apariencia de
sujetos con malformaciones congénitas hasta el simple mejoramiento estético a través de la modificación en
el rostro, el estiramiento de la piel a efectos de eliminar arrugas, implantación de prótesis, etc.
En la cirugía estética, cirugía equivale a bisturí, bisturí equivale a herida y herida equivale a cicatriz, aparente
u oculta. Para que la cicatriz o marca sea lo más disimulada posible, la incisión se practica en lugares donde
existen pliegues o surcos naturales. En el proceso de evolución de la herida inciden otros factores como la
edad y el tipo de piel, que pueden influir en el resultado final de la operación.
El cirujano plástico se compromete a mejorar la estética del paciente, pero difícilmente se comprometa a un
resultado determinado y preciso, sino que reconociendo la existencia de factores extraños, asumirá una
obligación cuyo contenido inmediato es de prudencia y diligencia y cuyo fin mediato es la obtención del
resultado de mejoramiento estético que aspira el paciente.
Aún en los supuestos de obligación de resultado, el médico puede exonerarse si ha incidido una causa
extraña que no le es imputable (caso fortuito, fuerza mayor, hecho de tercero y culpa del acreedor o
víctima). El médico tratante podrá invocar el hecho o culpa del acreedor cuando estos no tomen las
precauciones y advertencias del médico, para no incurrir en responsabilidad civil, siempre que se entienda
que la obligación es de resultado. Si se entiende que es una obligación de medios, el cirujano deberá
probar la culpa del paciente.
Obligación de seguridad. Ámbito de aplicación en la responsabilidad médica.
El origen de la obligación de seguridad se vincula siempre a las relaciones obligaciones, en las cuales existe
certeza de que a través de su cumplimiento normal, nunca puede verse afectada ni la vida ni la integridad
física de los contratantes.
Cualquier daño a l integridad física que se produzca durante la etapa de ejecución de un contrato generará
responsabilidad contractual. Esta obligación de seguridad es considerada como de resultado, pero en
algunos casos puede verse como obligación de medios.
Cuando la obligación es de resultado, al perjudicado le basta con probar que existe el contrato y su
incumplimiento y el deudor se exonera exclusivamente a través de la prueba de causa extraña. Si la
obligación de seguridad es de medios, el contratante perjudicado para probar el incumplimiento debe
demostrar que hubo culpa por parte del deudor.
En caso de hospitalización aparece una obligación de seguridad, que es de resultado y en cuya virtud la
institución debe velar por la integridad del paciente y devolverlo indemne de otras enfermedades o
accidentes, exonerandose de responsabilidad solo a través de la causa extraña no imputable.
La regla en el contrato mutual es la asunción de obligaciones de medios, la excepción, entre otras que
pueden asumirse expresamente, es la obligación de seguridad entendida como obligación de resultado.
Habrá obligación de seguridad, paralela a la principal de medios, cuando exista mayor certeza de obtención
del resultado buscado, o sea que exista la posibilidad de que mediante un control adecuado pueda darse
cumplimiento y satisface el interés del acreedor.
Andrea Valenzuela – 2016 211
Se ha advertido con mayor claridad la obligación de seguridad vinculada al contrato hospitalario. En este, la
obligación consiste concretamente en evitar que el paciente sufra un daño a consecuencia de enfermedades
o eventos dañosos por el cual fue internado. Estas circunstancias pueden prevenirse con un alto grado de
certeza.
LA CULPA
Contenido de la prestación y sus límites
La regla en la prestación médica es la asunción de obligaciones de medios. El contenido de la prestación
asumida es la actuación diligente, prudente o perita del deudor.
La responsabilidad comienza donde cesan las discusiones científica. La relación médico-paciente supone
deberes del médico frente al paciente, en la etapa previa al tratamiento, durante el mismo y a posteriori,
aunque con limitaciones. El médico enfrentando al paciente procederá a investigar la dolencia. Efectuará un
interrogatorio respecto de los síntomas, hará exámenes externos para constatar su situación y después dará
un diagnóstico con terapia a seguirse. La cuarta etapa sería la comprobación mediante exámenes clínicos,
que sirvan para efectuar un descarte o llegar a un diagnóstico más acertado.
Si el enfermo no está actuando de buena fe habrá incurrido en culpa lo que amerita la exoneración del médico
(sociedad médica) por la eximente de causa extraña que no le es imputable (culpa de la víctima). Sería un
daño que la víctima se causa a sí misma por ende no es reparable.
Las obligaciones médica son cambiantes conforme a las diversas condiciones del tiempo, lugar y
circunstancias, por lo que se ha afirmado que las mismas tienen carácter eminentemente relativo.
Error de diagnóstico
El diagnóstico y el error son inseparables, el peligro está en creer que un diagnóstico es suficiente y definitivo.
El error en el diagnóstico determinará la culpa del facultativo cuando el mismo sea consecuencia de una
actitud negligente, imperita o imprudente así como violatoria de leyes o reglamentos.
Estaremos frente a error excusable cuando existe una razón admisible para errar, por ejemplo si estamos en
presencia de un caso dudoso, raro. Puede que un paciente presente síntomas típicos de un determinado
cuadro patológico, cuando en realidad el enfermo padece una dolencia diversa de la aparente.
La conducta del médico puede cuestionarse cuando comete un error objetivamente injustificable para un
profesional de su categoría o clase, pero no si el equívoco es de apreciación subjetiva por el carácter
discutible del tema.
El demandado podrá exonerarse por más que haya habido culpa de su parte si esta no ha sido el origen del
perjuicio que sufre el acreedor. Podrá exonerarse de la responsabilidad parcialmente si el daño producido se
debe a la culpa del médico tratante y a la incidencia de otro factor externo.
Caracteres
Las notas típicas de la causa extraña no imputable son la imprevisibilidad, la irresistibilidad y la alteridad.
Lo que realmente caracteriza a la causa extraña es la irresistibilidad. Para que la causa extraña opera como
exoneración de responsabilidad contractual se exige que el acontecimiento sea irresistible debiendo crear
una imposibilidad de cumplimiento y el obstáculo debe ser insuperable debiendo ser apreciado en abstracto
aunque el sentenciante agrega a continuación que el suceso también debe ser imprevisible.
El demandado que alega causa extraña tendrá la carga de demostrar la veracidad de sus afirmaciones. La
víctima se encuentra en una situación privilegiada ya que si el deudor no logra acreditar el origen externo
del daño ocasionado y permanece la causa desconocida, el deudor deberá responder.
Normativa aplicable
Se aplican los arts. 1342, 1343 y 1549 del CC. El art. 1342 refiere a la causa extraña en general, el 1343 a
la fuerza mayor y al caso fortuito y la última indica que la obligación se extingue sin responsabilidad alguna
cuando la prestación deviene imposible.
La exoneración de responsabilidad por causa extraña puede ser total o parcial. Será parcial cuando ha
incidido la culpa del deudor y de la víctima acreedora en la obligación de medios. Si la obligación es de
resultado, la exoneración será parcial en la medida en que la no obtención del fin prometido se debe a causas
desconocidas y en parte al hecho del acreedor.
Se debe manejar con prudencia las verdades absoluta, ya que los diagnósticos pueden cambiar. Para
cualquier terapia o cirugía se requiere la autorización del enfermo o de sus familiares. Para que este
consentimiento sea válido, quien lo da debe haber sido bien informado, la intervención médica necesita para
su legitimidad el consentimiento y el consentimiento requiere para su eficacia de la claridad sobre el
significado de la intervención, que debe darla el medio a través de la información.
La información es un requisito previo para la validez del consentimiento del paciente, para que el paciente
pueda consentir con conocimiento de la causa tiene que ser puesto al corriente del alcance y la naturaleza
del tratamiento.
Receso unilateral
El contrato como todo negocio entre vivos, es esencialmente irrevocable conforme a lo establecido en el art.
1613 aplicable extensivamente a los demás contratos. Sin embargo el art. 1294 admite la revocación del
contrato siempre que sea hecha por mutuo consentimiento o unilateralmente en los casos expresamente
previsto por la ley y el art. 1253 indica que la validez y el cumplimiento de los contratos no puede dejarse al
arbitrio de uno de los contrayentes.
La revocación y el receso son dos institutos distintos pero tienen por finalidad rescindir el contrato. La
revocación opera hacia el pasado destruyendo la vinculación contractual desde su origen, pero el receso
extingue la relación con eficacia solo hacia el futuro, no incide sobre los hechos ya producidos. Ambos pueden
tener origen legal, pero no puede haber revocación de origen convencional. El receso es el mecanismo para
evitar la perpetuación de las relaciones jurídicas sin duración prefijada y con aptitud para extenderse
indefinidamente en el tiempo. El derecho de receso está implícito en cualquier contrato de cumplimiento
continuado, en el que no se haya establecido un plazo final del cual resulte el momento o periodo de tiempo
en el que debe tener lugar la satisfacción del interés prolongado del acreedor.
El paciente tiene derecho a ejercer el derecho unilateral cuando lo crea oportuno, pero la sociedad médica
sólo podrá ejercerlo en casos excepcionales que deben estar contenidos en los estatutos de las respectivas
sociedad o mutualista y que no colidan con la normativa vigente.
Solo cabe el receso unilateral, ya que es el que tiende a la extinción del vínculo hacia el futuro y cuyo único
sujeto activo legitimado es el afiliado.
Actuación en equipo
La asistencia profesional normalmente se efectúa por el médico con colaboración de diferentes personas,
que pueden ser técnicos o no, esto plantea el deslinde de responsabilidades entre los integrantes del
equipo médico.
Esto carece de relevancia frente al acreedor cuando nos hayamos ante la responsabilidad contractual,
ya que siendo el grupo actuante dependientes de la sociedad médica es esta la responsable del
incumplimiento contractual.
Tradicionalmente se formula una división en los establecimientos hospitalarios en tres sectores diversos
en sus competencias y funciones: el servicio quirúrgico médico, el hospitalario y el farmacéutico.
El acto médico colectivo por excelencia es la intervención quirúrgica en la que intervienen por lo menos un
cirujano, anestesista, instrumentista, asistente de cirujano y personas de enfermeria auxiliar. Producido el
daño, la única solución que conduce con certeza a una correcta atribución de responsabilidad es el análisis
de la conducta asumida individualmente por cada uno de los miembros del grupo.
Si el paciente considera más conveniente por un tema de solvencia demandar al causante directo (auxiliar o
dependiente) conforme al cúmulo de las acciones contractual y extracontractual, deberá probar la culpa del
demandado, si se trata de actuación negligente sin intervención de una cosa. Si demanda por el hecho de las
cosas, la culpa se presumirá y el profesional de la salud podrá exonerarse probando ausencia de culpa (art.
1324).
La excepción por contrato no cumplido es la oposición mediante la cual el demandado introduce frente a las
afirmaciones del actor, circunstancias impeditivas o extintivas tendientes a desvirtuar el efecto jurídico
perseguido, es consecuencia fundamental de este tipo de oposición la que incumbe al demandado de la
carga de la prueba respecto de esos nueve datos que incorpora al proceso como motivo de debate. Las
excepciones se subdividen en perentorias y dilatorias.
Son perentorias aquellas oposiciones que excluyen definitivamente el derecho invocado por el actor de
manera tal que la pretensión pierde toda la posibilidad de volver a proponerse eficazmente.
Se llaman dilatorias a las que en caso de ser acogidas excluyen temporalmente un pronunciamiento sobre el
derecho del actor, de manera que solo hacen perder a la pretensión su eficacia actual y no impide que vuelva
a proponerse o a materializarse.
El ámbito de aplicación de la excepción por contrato no cumplido será tanto con relación a la demanda
de cumplimiento como en la demanda de resolución, de un presupuesto material referido a la
fundabilidad de la pretensión.
Conforme a las normas referentes a la causa de los contratos habría ilicitud de este elemento en lo referente
a dicho pacto, existe nulidad parcial del contrato, debiendo tenerse por no puesta la cláusula que consagre el
previo pago de una suma de dinero para atender una emergencia.
Lo mismo en aquellas cláusulas que establecen un orden cronológico de las prestaciones por el cual la
primera en el tiempo es la del pago previo como condición para que se asista un caso de emergencia o
urgencia.
El fundamento jurídico de esto es que existe una obligación de origen legal de que las instituciones de
asistencia médica deben intervenir en la medida de sus posibilidades para la conservación de la vida
humana. La omisión de la asistencia está tipificada como figura delictiva, reglamentando el principio de
protección en el goce del derecho a la vida de origen constitucional.
Tanto sea que se pretenda invocar la excepción de contrato no cumplido (no prestó asistencia si no pagas)
como que se intente introducir un orden determinado en el cumplimiento de las prestaciones (previo pago
se brindará asistencia) hay causa ilícita de la cláusula que así lo establece ante una situación de riesgo.
Caracteres
El daño es de carácter personal, sólo las personas pueden ser titulares de derecho y sufrir daños. El daño
por rebote no es posible, ya que si el tercero ha sufrido un daño, es lesionado en un derecho o interés propio
y en esa medida entonces se trata también de un daño directo.
El daño puede ser presente o futuro. Es admisible la resarcibilidad de los daños presentes o futuros,
siempre que exista certeza relativa respecto de su producción.
Daño patrimonial
Cualquier lesión o agravio debe repararse íntegramente. Se incluye como contenido del daño patrimonial
las nociones de daño emergente y lucro cesante.
En el daño emergente estamos frente a un empobrecimiento del contenido económico actual del sujeto, que
puede generarse por factores diversos ferente a los bienes o cosas existentes al producirse el hecho ilícito
dañoso y también por los gatos que se deriven de este.
El sufrimiento o daño moral que se debe reparar será siempre aquél que se produce como
consecuencia del incumplimiento contractual o del ilícito extracontractual.
En sede de responsabilidad médica, la causación de daños morales comúnmente es porque la prestación
defectuosa o culpable incide en la integridad física ocasionando sufrimientos.
Legitimación activa de los centros asistenciales para accionar contra terceros por el daño causado a sus
afiliados
Se considera la posibilidad de que las instituciones de asistencia médica pueda resarcirse del costo de la
atención de sus afiliado cuando el daño es causado por un tercero. Se sostiene como solución la
subrogación convencional, conforme al art. 1470 del CC, el pacto por el cual el acreedor (en el caso del
afiliado) independiente de la voluntad del deudor (tercero causante del daño) coloca a otro sujeto en su lugar
y lo legitima para reclamar la reparación.
Se descarta la posibilidad de subrogación legal porque no se reunían los presupuestos para que opere esta
según el art. 1472 del CC.
Las mutualistas tienen a su disposición una acción legítima contra los responsable de los daños sufridos
por sus afiliados para que se les reembolsen los gastos devengados por la atención brindada en esas
circunstancias.
El presente replanteo parte del empleo del razonamiento analógico que nos permite aplicar las
conclusiones adoptadas por la doctrina para los casos de lesión al derecho de crédito por un tercero,
cuando el perjuicio no atañe al lado activo del vínculo obligacional, sino a su aspecto pasivo: el debido,
deuda o prestación asumida.
La investigación efectuada se orienta a demostrar la existencia de responsabilidad aquiliana en tales
supuestos a través de la constatación de los cuatro elementos.
La solución propuesta coincide con la adopta por la jurisprudencia, tiende a reparar daños no reparados o
resarcidos, tratando de evitar una solución insatisfactoria que empeore la situación económica de los entes
asistenciales.
Se aplica la responsabilidad civil extracontractual (art. 1319 y ss), que debido a la elasticidad de esta
normativa permite al intérprete hallar una respuesta acorde a los tiempos modernos y su problemática de
manera de alcanzar la justicia sin apartarse del marco legal.
En la base de la prestación profesional existe un vínculo obligacional que corresponde a dos tipos
contractuales: el arrendamiento de servicios o de obra, pudiendo incluso darse alguna especie de contrato
mixto o innominado (conforme a los principios generales art. 1260)
La distinción de estos contratos se efectúa teniendo en cuenta la función económica y la estructura,
teniendo cada uno una regulación específica como una descripción del haz obligacional existente.
En el arrendamiento de obra se promete una prestación única y determinada que es el fin de la negociación,
mientras que en el arrendamiento de servicio el contenido obligacional consiste en la actividad que se ejerce
de forma continuada satisfaciendo un interés durable del acreedor, por lo tanto es un contrato de
cumplimiento continuado, mientras que el arrendamiento de obra es de cumplimiento instantáneo.
El médico asume una obligación de medios sin asegurar resultados por lo cual la demanda de daños supone
la carga de la prueba para el reclamante de los perjuicios, de que se incurrió en culpa por el demandado en
el desempeño de la atención del enfermo, mientras que con respecto a la relación profesional de un
ingeniero está en juego una obligación de resultado, siendo por lo tanto indiferente el comportamiento
diligente del obligado.
Andrea Valenzuela – 2016 217
El actor debe probar el incumplimiento, el demandado sólo se exonera por causa extraña. En los casos en
que se responde por actos culpables del dependiente, debe admitirse la posibilidad de probar que esta culpa
no haya existido.
Una vez probada la culpa el demandado sólo podrá recurrir a la acreditación de un hecho externo que no le
sea imputable. El deudor no responde si el daño no es la exclusiva consecuencia de su obrar imprudente, si
hay culpa la exoneración por causa extraña será parcial.
La causa extraña que invocará el deudor de la prestación de medios estará indicando que el
incumplimiento no fue el que produjo el daño sino que se detrimento se debe a otros factores ajenos.
● La responsabilidad profesional no es una categoría independiente y por ello no debe desgajarse del
tronco común de la responsabilidad civil sin perjuicio de su posible regulación especial, la que no configura
un derecho excepcional y autónomo por carecer de principios propios y diversos al Derecho de las
obligaciones.
● No tiene incidencia práctica una tercera categoría diversa a la culpa y a la causa extraña como eximente
de responsabilidad, en la medida en que la diligencia máxima no es requerida en las obligaciones de medio
y no exonera en las de resultado.
●La pericia
El sentenciante a solicitud de las partes o de oficio recurre a los conocimientos de un técnico o profesional. El
dictaminador no ha observado cómo el testigo los hechos sobre los cuales edifica su toma de posición antes
de comenzar el proceso de una manera más o menos ocasional.
●Testimonio técnico
Se recurren a declaraciones de técnicos que profesan la misma ciencia o arte y pueden conocer los hechos
relevantes de la causa.
La declaración del testigo no es solamente posible sino en muchas ocasiones indispensable para probar por
ese medio un hecho determinado que fue conocido por la observación directas del técnico. Podrá formular
conclusiones tanto respecto a hechos percibidos de forma directa como con relación a extremos fácticos que
haya conocido extraprocesalmente en forma indirecta (historia clínica, información proporcionadas por las
partes o testigos).
La diferencia con el perito es que el conocimiento del testigo es preexiste y el conocimiento del perito se
forma después.
●Prueba testimonial
Por este medio las partes intentarán demostrar mediante el relato que efectúan los declarantes sobre hechos
percibidos en forma directa, la existencia de elementos fácticos determinantes de la responsabilidad o
ausencia de la misma. El aporte testimonial no técnico resulta relevante como forma de acreditar los hechos.
Conclusiones
Existe gran amplitud en cuanto a la admisión de pruebas tendientes a demostrar la culpa del profesional
como también para neutralizar los aportes y aun probada la culpa, el demandado podrá recurrir a todos
los medios probatorios para demostrar que el daño obedece por entero o parcialmente a una causa
extraña que no le es imputable.
En nuestro derecho no existe la prueba tasada, sino que son admisibles todos los medios probatorios,
incluso los no específicamente previstos. Lo fundamental será que los medios utilizados por las partes y
aún de oficio conduzcan a formar la convicción del magistrado que se enuncia en la sentencia.
La prueba por deducción o inducción consiste en reconstruir los hechos mediante deducciones lógica
infiriendo de lo conocido lo desconocido, puede efectuarse también mediante el aporte de tercero que
conocen de la ciencia.
El magistrado que debe decidir no es libre de razonar a voluntad, discrecional o arbitrariamente porque ello
configuraría libre convicción por lo tanto existe una categoría intermedia entre la prueba legal y la libre
convicción, que combina la lógica y la experiencia. Esta se ve alterada cuando atañe a una ciencia que el juez
desconoce, por lo tanto en el razonamiento del magistrado habrá mucha más lógica que le llega a través del
asesoramiento técnico que de la experiencia personal.
En cumplimiento con esto se dictó la ley 18.412 que crea un seguro obligatorio que busca proteger a las
víctimas, siendo insignificante el monto máximo indemnizatorio.
A su vez está consagrado el seguro obligatorio para el transporte colectivo mediante la ley 15.851 en su art.
322 que crea la ley 16.170 que reza: “es obligatoria la contratación del seguro por responsabilidad contractual
y extracontractual emergente del transporte colectivo terrestre de las personas en servicios nacionales,
departamentales y de turismo”.
Funciones de la responsabilidad
La responsabilidad tiene como función la prevención de comportamientos antisociales y su rol normativo
es la intención de evitar conductas socialmente reprochables y a su vez tiene un aspecto consistente de
asegurar el respeto a los derechos.
Para lograr la función preventiva las leyes de tránsito establecen la posible acción directa contra el seguro y la
simplificación de los trámites, a efectos de permitir un resarcimiento rápido por parte del asegurador. El
causante a través del pago de una prima se exime de indemnizar, pero la existencia de un sistema de premios
y castigos en el seguro, abaratando en caso de no ser utilizado y aumentado por reincidencia, permite
mantener la función preventiva que es necesaria para evitar el daño en vez de resarcir.
En Uruguay, el accidente de tránsito pertenece a la responsabilidad por el hecho de las cosas y se rige por la
presunción del inciso final de art. 1324, se presume la culpa del conductor.
El daño ocasionado con un automotor genera la subespecie de responsabilidad por hecho propio con
intervención de las cosas, calificada como riesgos y el conductor debe responder con presunción de culpa.
El dependiente no puede ser guardián y se puede llegar a la responsabilidad del patrón o de quien se sirve de
la cosa para acuular la repsonsabilidad por hecho ajeno y por hecho de las cosas.
Hay infinidad de supuestos que escapan al art. 1324 y pasan a regularse por el 1319 sin la presunción
de culpa, que es tan necesaria cuando los daños se producen con una cosa, en especial una cosa
riesgosa como el automotor.
La responsabilidad puede ser definida como la traslación del daño del patrimonio de la víctima que lo sufre
hacia el patrimonio del sujeto que la ley designa para hacerse cargo del mismo. Se traslada el daño de un
patrimonio al otro. La responsabilidad contractual y extracontractual se diferencian en cuanto a su regulación,
aunque en esencia responden al mismo fenómeno.
En el caso de los damnificados por rebote también se configura un supuesto de responsabilidad en la Ley de
Relaciones de Consumo debido a la equiparación a consumidor que establece la ley a quien resulta dañado,
en función de la relación de consumo ajena. En el caso de los accidentes de tránsito se aplica la ley 17250
(art. 34) que prevé la responsabilidad por vicio o riesgo de servicio, siendo responsabilidad objetiva.
Factor de atribución
El factor de atribución en el contrato de transporte es objetivo. El transportista responderá
independientemente de su culpa y por el solo hecho de no obtener el resultado asumido. El contenido de la
obligación es llevar al pasajero sano y salvo a destino. El comportamiento del proveedor no es considerado a
efectos de determinar el cumplimiento, alcanza con que no se obtenga el resultado.
La regla es la responsabilidad objetiva prevista en el artículo 34 y la excepción son los profesionales liberales,
los que a veces pueden asumir obligaciones de medios.
Daño
El daño atañe al interés de la persona respecto de un bien, sea éste patrimonial o extrapatrimonial. Un
evento puede causar detrimentos o perjuicios modificando de manera desfavorable el patrimonio o la
esfera extrapatrimonial del sujeto.
El contrato de transporte regido por la ley 17250 recoge la tradicional solución de que el incumplimiento de
cualquier obligación a cargo del transportista, aún la transgresión de las obligaciones de origen legal
(informar y actuar de buena fe) habilita la opción de reclamar la resolución o el cumplimiento in natura o
por equivalente (art. 32 y 33) y en todos los supuestos con más los daños y perjuicios moratorios o
compensatorios según corresponda.
Contrato innominado. Normativa aplicable: Código de Comercio, Código Civil o Ley de Relaciones de
Consumo
El contrato de transporte no tiene regulación ni en el Código Civil ni en el Código de Comercio por lo que
resulta un contrato innominado. En el CC no existe normativa referente al contrato de transporte en general y
menos aún al de pasajero, colectivo o individual.
El Código de Comercio regula como contrato nominado el contraste de cosas, durante el transporte corren de
cuenta del cargador, no mediando estipulación contraria, todos los daños que sufrieran los efectos
provenientes de vicio propio, fuerza mayor o caso fortuito y la prueba de estos casos corresponde al
transportador. El transportador está encargado de entregar la carga como la recibió.
Las posiciones que regulan el contrato de transporte por analogía del CC y el Código de Comercio han
perdido vigencia con la Ley de Relaciones de Consumo que regula el contrato de transporte, establece la
eximente de causa extraña no imputable, sin exclusión de ninguna de sus formas. El hecho del tercero está
incluido dentro de la eximente sin que pueda sostenerse lo contrario.
Transporte benévolo
Es el transporte amistoso, de cortesía o desinteresado. El transporte de un amigo o familiar o el de una
persona que hace autostop.
El transporte gratuito se diferencia del transporte onerosos por la ausencia de remuneración pero los demás
aspectos no resultan modificados por el efecto de gratuidad.
El contrato gratuito debe regirse por el CC en base a la responsabilidad contractual y no por la ley 17250 ya
que las relaciones de consumo deben ser onerosas.
Interrupción
El instituto de la interrupción de la prescripción tiene por finalidad impedir que el acreedor pierda su derecho
de crédito si cumple con ciertos actos especialmente establecidos por la ley. Si el plazo prescripción se
interrumpe se comienza a contar a partir de allí.
Se supone una actividad del acreedor indicativa de su voluntad de hacer valer su derecho y de no tolerar más
el incumplimiento.
RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL
La responsabilidad extracontractual se define como la imputación de un hecho dañoso a un sujeto o la
reacción contra el daño injusto. Es la traslación del daño desde la persona que lo sufrió a otra, que es
designada para soportarlo, sea causante directo o indirecto del mismo. Siendo el derecho un instrumento de
regulación social no puede evadir las nuevas realidad, puesto que no es sólo un sistema normativo, un valor,
sino también un hecho, el que gana una significación pragmática valorable en términos de resultados, eficacia
y utilidad.
Elementos
a) Hecho ilícito
El hecho debe ser dañoso y debe consistir en una acción u omisión. El ilícito civil no debe ser típico, sino
sería contractual.
b) Factor de atribución
El derecho debe dar una razón que legitime ese traslado del daño de un patrimonio a otro. Existen razones
que fundamentan la creación de la obligación de reparar a cargo del sujeto. Estas razones son la culpa, o sea
el comportamiento contrario a buen padre de familia, que constituye el factor de atribución subjetivo, o el
riesgo considerado como riesgo-beneficio o riesgo peligro en el que no es relevante el comportamiento del
deudor.
c) Nexo causal
Se trata del ligamen, nexo o relación entre la acción y el daño. La existencia o no de este vínculo será
producto del razonamiento judicial efectuado en forma acorde a un criterio abstracto de normalidad o
adecuación y sobre la base de acreditación directa o indirecta de los extremos de la relación causal. El actor
debe probar la relación causal y una vez acreditada se presume la adecuación.
d) Daño
El daño es la alteración que produce un evento y que modifica desfavorablemente la relación de un sujeto
con un bien. Pueden mencionarse dos tipos de daño: el patrimonial y el extrapatrimonial. Esta clasificación
atiende al bien lesionado, al efecto del daño, según repercuta dentro del patrimonio o fuera de él.
Daño extrapatrimonial
Para hablar del daño que no afecta el patrimonio utilizamos la denominación amplia de daño
extrapatrimonial y no hablamos restringidamente de daño moral.
El daño extrapatrimonial incluye el precio del dolor (daño moral en sentido estricto), el daño biológico,
estético, la integridad física, el proyecto de vida, la vida de relación etc. La posibilidad de resarcir en
especie es imposible, así que la indemnización se otorga en dinero por ser la única medida de valor
constante y universal.
Daño patrimonial
Daño al automotor. Valor del presupuesto.
En materia de accidentes de tránsito son comunes los daños provocados al automotor que entra en colisión
con otro vehículo, Normalmente quien reclama agrega un presupuesto, citando al tallerista que lo realizó a
reconocer dicho recaudo, como forma de probar el daño material y su monto. Los demandados comúnmente
se oponen al monto establecido en el presupuesto agregado por el actor, indicando que resulta demasiado
oneroso. Se debe dar prioridad al presupuesto de la parte actora, la que tiene derecho a efectuar las
reparaciones en un taller de su confianza cuando los montos no sean extralimitados o abusivos.
Lucro cesante
Lucro cesante pasado
Consiste en los ingresos que se dejaron de percibir entre la fecha del siniestro y de la sentencia
RESPONSABILIDAD
Responsabilidad por hecho propio sin cosas
El art. 1324 no distingue y es aplicable a toda clase de cosas así que se aplica para los accidentes de tránsito.
Guardián
Se considera guardián al responsable por hecho de las cosas que la tiene bajo su guarda. Para que se
configure la calidad de guardián es necesaria la existencia de un poder de dirección y control, autónomo e
independiente.
La víctima puede demandar al responsable directo, al indirecto o ambos, en virtud de no tratarse de una
responsabilidad subsidiaria sino solidaria.
Cúmulo entre responsabilidad por hecho de las cosas y responsabilidad por hecho ajeno. Culpa asumida.
Cuando el siniestro tiene por causa un error de conducta en el manejo del vehículo, debe aplicarse al
responsabilidad por hecho de las cosas con relación al causante directo del daño (dependiente) por revestir
este la calidad de guardián del comportamiento, situación que conlleva la presunción de culpa del artículo
1324 contra ambos posibles codemandados.
Cuando se vincula el concepto de guarda con la prevención del daño, la consecuencia es la disociación
de la guarda. Si guardián es aquel que puede prevenir el daño, el guardián de comportamiento, en
cuanto a la estructura no es guardián y viceversa.
Sin perjuicio de la existencia de responsabilidad por hecho ajeno, coexiste la responsabilidad de quien se
sirve de la cosa: la empres transportista en base a una responsabilidad objetiva. Si se trata del dependiente
opera la presunción de culpa, que debe ser destruida por la demandada.
El dependiente es responsable por hecho de las cosas (con presunción de culpa) porque la tiene a su cuidado
aunque no se sirva de ella y el propietario del taxi, cuando lo conduce, se sirve del vehículo y lo tiene a su
cuidado también con presunción de culpa, así que en ambos casos la demanda sería amparada.
Andrea Valenzuela – 2016 226
Ruptura de la relación de dependencia
Cuando se actúa en ejercicio típico de la función no hay ruptura posible de dicha relación, ya que es el
proceder normal y de rutina, existe congruencia objetiva del acto respecto del contenido o fin de la función.
La fractura de la relación de dependencia se puede dar cuando el sujeto actúa en forma dolosa, abusiva y
en interés propio.
Pueden existir dos causas que causen el daño lesivo total, puede que las conductas de carios pueda por sí
sola y en forma independiente ser causa adecuada del daño. Estos supuesto no se suman ambos
comportamientos en la producción del daño, sino cada uno por sí mismo es apto para causar, es lo que la
doctrina francesa denomina responsabilidad in solidum.
Se exige que el vehículo circule con las luces cortas encendidas de forma permanente, que el conductor
y los pasajeros, tanto de los asientos delanteros como traseros usen cinturón de seguridad, así como el
casco en el caso de las motos.
EXIMENTES
Ausencia de culpa
El demandado puede exonerarse acreditando que actuó con toda la diligencia de buen padre de familia
para prevenir el daño. Frente a la culpa probada es imposible demostrar ausencia ya que es una
incongruencia lógica.
Causa extraña
Es el hecho externo que viene a incidir en el nexo causal destruyendolo total o parcialmente, puesto que es
ese evento ajeno que resulta irresistible o insuperable para quien provoca el daño, el que realmente lo
causan. La causa extraña reviste cuatro formas: caso fortuito, fuerza mayor, hecho de la víctima y hecho de
un tercero.
El choque en cadena supone una subespecie del choque de atrás. Es un supuesto en el que participan más
de dos vehículos y la situación más frecuente es la que tiene lugar cuando uno de los dos vehículos que
chocan es desplazado como consecuencia de la colisión y embiste a otros. Se debe tener en cuenta primero
por un lado la colisión de los que chocan primero y por otro el segundo choque, esta vez entre uno de los
vehículos que entraron en colisión y el tercero.
Para el daño que sufre el tercero deberá individualizarse tomando en cuenta los dos que participaron en el
choque inicial, porque el culpable de ese accidente también será responsable del tercer sujeto como
consecuencia de un desplazamiento ulterior.
Fallecimiento del dependiente en vehículo conducido por otro dependiente. Aplicación de la ley de
accidentes de trabajo
Cuando se trata de un accidente normal, presumida y acreditada la culpa del dependiente e patrono
responder por hecho ajeno y en forma objetiva. Hay casos en los que se resuelve que no cabe
responsabilidad alguna porque se trataba de un accidente de trabajo y correspondía aplicar el régimen de
responsabilidad establecido por la ley 16.074, en lugar del CC.
La responsabilidad en materia de accidentes de trabajo es objetiva y tarifada y la unica hipotesis en la cual
responde el empleador es mediando incumplimiento de normas de seguridad y prevención o sea actuando
con dolo o culpa grave (falta del debido cuidado o diligencia grave). Dentro del contrato de trabajo el patrón
está sometido a un deber de previsión que consiste en la obligación de conducirse en la configuración y
ejecución concretas de la relación de trabajo, en cuanto de él dependieran, según la debida consideración a
los interés legítimos del trabajo. La culpa grave implica negligencia, imprudencia, impericia o violación de
leyes o reglamentos en circunstancias extremas y supone no prever lo que todos prevén, omitir los cuidados
elementales.
Definición de accidente
Define accidente como todo hecho del cual resulta un daño personal, lesión o muerte sufrido por un tercero,
determinado en forma cierta. Esta definición resulta aplicable sólo a los efectos de esta ley. El seguro
obligatorio solo cubre accidentes que coincidan con esta definición.
CUASICONTRATOS
3.1.1 Enriquecimiento sin causa...........................................................................104
3.1.2 Pago de lo indebido.....................................................................................105
3.1.3 Gestión de negocios....................................................................................107
RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL
5.1 Ejecución forzada por equivalente................................................................................131
5.2 Ejecución forzada específica.........................................................................................131
5.3 Incumplimiento temporal y definitivo.............................................................................132
5.4 Mora..............................................................................................................................132
5.4.1 Mora y retardo............................................................................................................135
5.4.2 Ley 14500...................................................................................................................136
5.4.3 Plazo gracia................................................................................................................137
5.4.4 Mora automática.........................................................................................................137
5.4.5 Efectos de la mora......................................................................................................139
5.4.6 imputabilidad del incumplimiento................................................................................140
5.4.7 Imposibilidad de la prestación.....................................................................................141
5.4.8 Mora del acreedor......................................................................................................141
5.5 Obligaciones de medios y de resultado.........................................................................142
5.6 Garantías y penas civiles..............................................................................................146
5.6.1 Clausula penal............................................................................................................146
5.6.2 Arras confirmatorias...................................................................................................147
5.6.3 Arras penitenciales.....................................................................................................148
5.6.4 Astreinte Conminatoria...............................................................................................148
RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL
7.1 Evolución de la responsabilidad basada en la culpa......................................................160
7.2 Noción de responsabilidad..............................................................................................162
7.3 Criterio de imputación subjetivo: la culpa........................................................................165
7.4 El supuesto de hecho de la responsabilidad civil............................................................170
7.5 Ilicitud..............................................................................................................................171
7.6 Eximentes de responsabilidad........................................................................................173
7.7 Responsabilidad por hecho ajeno...................................................................................175
7.8 Responsabilidad por hecho del dependiente..................................................................176
7.9 Responsabilidad de los padres, tutores y curadores......................................................178
7.10 Responsabilidad por el hecho de las cosas..................................................................179
7.11 Determinación del guardián..........................................................................................181
7.12 Guarda de la estructura y del comportamiento.............................................................183
7.13 Responsabilidad solidaria.............................................................................................186
7.14 Responsabilidades especiales por hecho de las cosas................................................187
7.14.1 Daños causados por animales...................................................................................187
7.14.2 Cosa que cae o se arroja desde un edificio...............................................................188
7.14.3 Daños causados por la ruina de un edificio...............................................................189
7.15 El daño..........................................................................................................................190
7.15.1 Clasificación del daño................................................................................................191
7.15.2 Elementos del daño....................................................................................................192
7.15.3 Daño moral.................................................................................................................193
7.15.4 Categorias del daño moral........................................................................................194
7.15.5 Avaluación y liquidación del daño..............................................................................196
7.15.6 Daño en caso de muerte............................................................................................197
7.15.7 Daño a la integridad física..........................................................................................197
Responsabilidad médica.......................................................................................................200
Accidentes de tránsito...........................................................................................................220