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Un nuevo paradigma
1. La mirada del Papa Francisco
Las causas son un modo de entender la vida y la acción humana que erige a
la metodología y los objetivos de la tecnociencia como principios
condicionantes de la vida de las personas y el funcionamiento de la sociedad
(LS 101 y 107). Estamos regidos por un paradigma tecnocrático.
2. ¿Qué es un paradigma?
El término proviene del griego y en la lengua castellana lo recibimos a través
del latín tardío.
Es un término polisémico, su uso fue pasando de la filosofía a las ciencias
físico matemáticas y naturales a las sociales y al uso cotidiano con contenidos
distintos.
En el ámbito científico se puso “de moda” a partir de un libro publicado en
1962 por el norteamericano Thomas S. Kuhn: La estructura de las
revoluciones científicas. Para Kuhn es algo así como un conjunto de valores y
conocimientos, creencias aceptadas en una ciencia (una especie de
cosmovisión o ideología), que por lo menos hasta que son refutadas o
reemplazadas por otro aportan un esquema de comprensión e indican
caminos para avanzar en el conocimiento. En éste sentido, la noción de
paradigma es casi sinónimo de teoría.
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En el lenguaje usual y la vida cotidiana con la palabra paradigma en general
se hace referencia a un conjunto de ideas, creencias, formas de pensar… que
se asumen como verdades o falsedades sin preguntarse el origen y,
generalmente, sin medir las consecuencias. Son verdaderas ideologías que
determinan comportamientos, formas de actuar (“tal cuestión es
paradigmática, ejemplar; y por tanto determina visiones y conductas” –en
sentido positivo o negativo-).
En el campo de la ciencia y la técnica los paradigmas o teorías son de mucha
utilidad. Pero cuando la concepción científico-tecnológica se convierte en
racionalidad dominante y excluyente en el campo de la acción política, la
economía y la manera cotidiana de pensar y juzgar y se utiliza sin ningún
sentido crítico, las consecuencias son gravísimas, como lo vienen señalando
las enseñanzas de la Iglesia y lo estamos constatando en el mundo actual.
3. Enseñanzas de la Iglesia
San Pablo VI
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dominante del dinamismo humano, como modo invasor de existir, como
lenguaje mismo, sin que la cuestión de su sentido se plantee realmente”.
San Juan Pablo II dice en la Carta encíclica Fides et Ratio (1998), n° 88 “La
mentalidad cientificista ha conseguido que muchos acepten la idea según la cual lo
que es técnicamente realizable llega a ser por ello moralmente admisible”.
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por su propia razón. Eso lo vuelve todopoderoso y con posibilidades ilimitadas
(y continuas) de progresar: es la “diosa razón” (entronizada en Notre Dame) o
la razón que nos vuelve dioses.
“La economía asume todo desarrollo tecnológico en función del rédito, sin
prestar atención a eventuales consecuencias negativas para el ser humano.
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Las finanzas ahogan a la economía real. No se aprendieron las lecciones de
la crisis financiera mundial y con mucha lentitud se aprenden las lecciones
del deterioro ambiental. En algunos círculos se sostiene que la economía
actual y la tecnología resolverán todos los problemas ambientales, del mismo
modo que se afirma, con lenguajes no académicos, que los problemas del
hambre y la miseria en el mundo simplemente se resolverán con el
crecimiento del mercado. No es una cuestión de teorías económicas, que
quizás nadie se atreve hoy a defender, sino de su instalación en el desarrollo
fáctico de la economía. Quienes no lo afirman con palabras lo sostienen con
los hechos” (LS 109).
¿Dónde buscar los elementos para un nuevo paradigma? Francisco destaca dos
grandes canteras: la religión y la ciencia en un diálogo sincero, abierto, sin
preconceptos, productivo para ambas (LS n°62):
La fe nos ofrece luz. La Creación encierra un mensaje que hay que saber ver,
una noticia (Evangelio) que es necesario escrutar y escuchar. El Papa dedica
un capítulo de Laudato, el segundo, a señalar la luz, la sabiduría y los
impulsos que surgen de la fe.
Sanar todas las relaciones básicas del ser humano (LS n° 119): con los
semejantes (cuestión a la cual Francisco dedica su 3ra. Encíclica, FT); con la
Creación, con el Creador y con la historia (solamente abriéndonos a la historia
podemos hacernos cargo del pasado, del presente y asumir nuestra
responsabilidad sobre el futuro y las nuevas generaciones). De otra manera,
el reclamo por sanear la naturaleza se convierte en un individualismo
romántico disfrazado de belleza ecológica y encerrado en una inmanencia
que lo asfixia.
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Asumir las responsabilidades que caben a cada uno, cambiar el corazón,
convertirnos personal y comunitariamente transformándonos en cuidadores
tiernos y agradecidos de la obra de Dios (LS 217-220) y en motivadores del
cambio (LS 216).
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Después de algún tiempo, cuando un mono iba a subir la escalera, los otros lo
agarraban a palos.
Los científicos quedaron, entonces, con un grupo de cinco monos que, aun
cuando nunca recibieron un baño de agua fría, continuaban golpeando a aquel
que intentase llegar a las bananas.