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Por: Jonatan Castañeda

I Etapa Configuradora
Religiosidad popular y el Diálogo con la Teología

Tema: Bendición de los sacramentales, Artículos Religiosos


Objetivo: Que los fieles puedan entender el verdadero significado del uso de los sacramentales, y
el poder de la bendición empleados en estos especialmente en los artículos religiosos, y los
puedan utilizar no como un amuleto sino como instrumentos de fe que los ayuden a profundizar
en su vida espiritual y acrecentar su intimidad con Cristo.

Desarrollo de la catequesis:
1. Saludos Inicial
Es importante conocer a quienes están presentes en la asamblea, hacer una
breve presentación tanto de los participantes como del expositor de la catequesis,
para que los presentes conozcan quien les habla.

2. Oración e Invocación al Espíritu Santo


La invocación al Espíritu Santo puede ser cantada o recitada

3. Proclamación de la palabra.
Epístola a los Efesios 1, 1-3 "Pablo, apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios,
a los santos y fieles en Cristo Jesús. Gracia a vosotros y paz de parte de Dios, nuestro
Padre, y del Señor Jesucristo. Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo"

4. Catequesis
El uso de los sacramentales es una práctica malinterpretada por muchos católicos. Estos son parte
de la vida de la Iglesia desde los primeros tiempos, pero por lo general son vistos como una
especie de superstición. El motivo está, en gran medida, en el hecho de que muchos católicos a lo
largo de los siglos han empleado los sacramentales de forma supersticiosa, ya que no habían
aprendido a usarlos como es debido. En vez de utilizarlos con fe, algunos católicos los empleaban
como amuletos mágicos más que como instrumentos de gracia. Lo cual es una tristeza, ya que la
función de los sacramentales es enriquecer nuestras vidas espirituales, no menoscabarlas. Han
sido instituidos por la Iglesia para acercarnos a una relación más profunda con Cristo y están
centrados en santificar todos los ámbitos de nuestras vidas. Pero para entender en profundidad
porque se bendicen estos artículos religiosos y cual es su verdadera función es necesario hacer
una breve panorámica en la historia para que se pueda comprender el origen del uso de estos.
En el siglo IV el emperador Constantino el grande tuvo un sueño en el que veía una cruz
que decía “Con este signo vencerás, (In hoc signo Vinces)” él era un pagano y no creía en nada,
pero tenía el sueño presente entonces el cogió la cruz y fue a la batalla y la venció y a raíz de esto
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dio la libertad a los católicos y la cruz empezó a ser símbolo de Victoria para todos los hombres y
es ahí donde empiezan los sacramentales. Por otro lado, la medalla de san Benito que se le tiene
mucha devoción en la piedad popular porque tiene un poder exorcistico contra el demonio ya que
este santo era un excelente exorcista, o la medalla milagrosa, la medalla de San Cristóbal,
tampoco podemos dejar de mencionar el santo rosario que la virgen María entrego a Santo
Domingo de Guzmán para que lo difundiera para la salvación de las almas.
¿por qué se tiene que bendecir los sacramentales?
Entre los sacramentales, las bendiciones ocupan un lugar importante. Comprenden a la vez la
alabanza de Dios por sus obras y sus dones, y la intercesión de la Iglesia para que los hombres
puedan hacer uso de los dones de Dios según el espíritu de los Evangelios (CIC #1678)
Ciertamente el sentido de la bendición no es conferir al objeto una protección mágica, casi de
“superpoderes” Se trata de hacer la oración de bendición pronunciada por el sacerdote en el
momento de la bendición y de pedir a Dios la gracia de aumentar las virtudes en nuestra vida
cotidiana y obtener la protección y la intercesión de la persona representada y evocada en el
objeto.
La Iglesia, prolongando la tradición de Israel, bendijo siempre, desde el principio, hombres, cosas
y lugares. Y, como en tantas otras cuestiones, guiada por el Espíritu de la Verdad, y bendiciendo
en el nombre de la Trinidad, en el nombre de Jesús, fue aprendiendo en Oriente y Occidente a
bendecir, acrecentando así el conocimiento espiritual y teológico de los sacramentales.
Muy pronto se conoce en la Iglesia la diferencia entre las bendiciones simples, las que se dan, por
ejemplo, mutuamente aquellos que se encuentran y saludan en el camino, y aquellas otras
bendiciones rituales, en las que se emplean fórmulas sagradas y frecuentemente el agua bendita
Tertuliano [+220], Los saludos, por ejemplo, que escribe San Pablo al principio y al final de sus
cartas, son bendiciones descendentes, dirigidas a personas: "la gracia y la paz de parte de Dios,
nuestro Padre, y del Señor Jesucristo", etc. (1Cor 1,3). También desde el principio, las
bendiciones solemnes se han reservado en la Iglesia a los ministros sagrados de la gracia divina,
es decir, a los Obispos, sacerdotes y diáconos, sea en la misma liturgia o fuera de ella. En las
venerables Constituciones apostólicas leemos: "nosotros prohibimos a los laicos que usurpen
una función sacerdotal como es el sacrificio, el bautismo, la imposición de manos o una
bendición, menor o mayor”. Sin embargo, como veremos, se ha conocido siempre que los laicos
también a veces están llamados a bendecir: a sus hijos, a los alimentos de su mesa, etc.
San Ambrosio (+397) llama a la bendición sanctificationis et gratiarum votiva collatio: ayuda
divina para la santificación, por la súplica (votiva) de la Iglesia. San Agustín (+430) defiende la
santa eficacia de las bendiciones contra el naturalismo voluntarista de Pelagio, que las
consideraba como algo vano. En los siglos VIII y IX, los sacramentales, a través de múltiples
bendiciones, configuran tanto la vida de los monasterios, que su valoración y su uso se difunden
también en el pueblo cristiano.
Se entiende, pues, que las bendiciones son ritos instituidos por la Iglesia a semejanza de los siete
sacramentos, que se componen de oraciones y de signos -señal de la cruz, aspersión del agua
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bendita, etc.-, y que son celebrados en el nombre de Cristo por los ministros sagrados, a fin de
santificar "ex opere operantis Ecclesiae" las personas y las cosas, protegiéndolos del diablo y del
mundo, y disponen a las personas para mejor recibir los bienes de la Redención, o si son cosas,
las hacen más idóneas para servir a los hombres, sirviendo a Dios.

¿Qué pasa si se utilizó un artículo religioso bendecido de forma incorrecta?


Recordemos que cuando utilizamos o recibimos los sacramentales, lo que estamos haciendo es
acogernos a la misericordia de Dios y poniéndonos bajo su protección. Debemos de tratarlos con
mucho respeto y estar conscientes de lo que significan. Si estamos en gracia y hacemos las cosas
bien, sin duda alguna veremos la gracia se derramará sobre nosotros y nos ayudaran a crecer en
santidad.
Si el articulo religiosos se utiliza fuera de su objetivo (la santidad) pierde su valor, el objeto en si
no tiene el poder, el poder solo lo tiene Dios y no hay objeto que tenga el poder en si mismo, si el
objeto esta bendecido, el rosario, escapulario, medalla el llevarlas en cima están hechas e
inspiradas para utilizarlas y que nos protejan ante el maligno.
Por último, hemos de decir que: Todo objeto bendecido puede perder automáticamente su
bendición, porque se cae en el pecado llamado simonía. «Simonía» deriva del pecado de Simón el
Mago, de Samaría, quien trató de comprar a Pedro el poder para conferir el Espíritu. Pedro
reprendió al mago porque consideró tal propuesta un pecado grave, por su deliberado intento de
igualar lo espiritual y lo temporal, es decir, de comerciar con las cosas sagradas (He 8,9-24).
Utilizar objetos bendecidos para la brujería o santería acarrea un pecado grave para quien lo hace,
porque profana algo sagrado, lo hace cuando muestra desprecio por aquello dedicado por Dios a
dispensar su Gracia y prefiere entregarlo a las manos de Satanás. Es decirle a Dios no me fio de
ti, sino que prefiero confiarme en el demonio, por ello equivale a un acto de apartarse de Dios y
dejar de confiar en su Providencia Divina, de su resguardo y Amor. Profanar tumbas cae en esta
misma categoría de sacrilegio porque “Con las exequias eclesiásticas, la Iglesia obtiene para los
difuntos la ayuda espiritual divina, consuela a sus deudos y honra los cuerpos como ‘templos’
terrenales del espíritu humano y, por la verdadera fe, templos del Espíritu Santo de Dios”.

Efectos de los sacramentales


 Concesión de la gracia actual, es decir las promesas hechas se cumplirán al que
utilice el objeto con fe y en gracia.
 El perdón del pecado Venial
 La represión del Demonio, los sacramentales nos ayudan a alejar al demonio,
impiden al demonio que se acerque.
 se obtienen gracias temporales, si son convenientes para nuestra santificación.
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5. Canto
animación

6. Oraciones
Se puede invitar a la asamblea hacer oraciones de petición o agradecimiento.

7. Rezar padre nuestro

8. Saludo Final – despedida

9. Anexo, tipo de bendiciones

BENDICIÓN DE TODAS LAS COSAS


I
C. Oremos. Oh Dios, que con tu palabra todo lo santificas, bendice este objeto, y por la
invocación de tu Santísimo Nombre concede la salud del cuerpo y la protección del alma, a
cuantos usen de él, con ánimo agradecido, conforme a tus mandamientos y a tu Voluntad. Por
Cristo Nuestro Señor.
R. Amén.
C. La bendición de Dios Omnipotente, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, descienda sobre
vosotros y permanezca para siempre.
R. Amén.

BENDICIÓN DEL AGUA


I
C. Señor, Dios Todopoderoso, que eres la fuente y el principio de la vida del cuerpo y del
espíritu, dígnate bendecir + esta agua que vamos a utilizar con fe para implorar el perdón de
nuestros pecados y para alcanzar la protección de tu gracia contra todas las enfermedades y
asechanzas del enemigo. Concédenos, Señor, por medio de tu misericordia, que el agua viva nos
sirva siempre de salvación, para que podamos acercarnos a Ti con un corazón limpio y evitemos
todo mal del alma y del cuerpo. Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.
II
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Señor, Padre Santo, Dirige tu mirada sobre nosotros, que redimidos por tu Hijo, hemos nacido de
nuevo del agua y del Espíritu Santo en la fuente bautismal; concédenos, te pedimos, que todos los
que reciban la aspersión de esta agua queden renovados en el cuerpo y en el alma y te sirvan con
limpieza de vida. Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.

BENDICIÓN DE UNA IMAGEN


I
C. Dios todopoderoso y eterno, Tu permites esculpir o pintar imágenes de tus Santos, a fin de
que, al contemplarlas, meditemos y tratemos de imitar sus obras y sus virtudes. Por eso te
pedimos que bendigas + y santifiques esta imagen, hecha en honor y recuerdo de... (Ntro.. Señor
Jesucristo, La Sma. Virgen María, San...).
Te rogamos que a quienes procuren, delante de esta imagen, tributar culto y honrar a ... , por sus
méritos e intersección les concedas tu gracia en este mundo y la gloria eterna en la vida futura.
Por Cristo nuestro Señor.
R. Amén.
II
De Jesucristo:
C. Oh Dios, tú habitas en una luz inaccesible y nos has amado tanto que, siendo invisible, te nos
has hecho visible en Cristo; mira con bondad a estos hijos tuyos, que han dado forma a esta
imagen de tu Hijo, y haz que al venerarla, se vayan transformando en la realidad que esta imagen
representa. Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén
III
De la Virgen
C. Oh Dios, que en la Santísima Virgen has dado a tu Iglesia una imagen de la gloria futura a la
que esperan llegar tus fieles, que han elaborado esta imagen de la Santa María, alcen
confiadamente sus ojos hacia ella que resplandece como modelo de virtudes para todo el pueblo
de tus elegidos. Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.
IV
De los Santos
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C. Oh Dios, fuente de toda gracia y santidad, míranos con bondad a nosotros tus servidores, que
hemos dispuesto esta imagen de San N. , y haz que experimentemos la intersección de este santo,
el cual convertido en amigo y coheredero de Cristo, resplandece como testigo de vida evangélica
y como egregio intercesor ante ti. Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.

BENDICIÓN DE OBJETOS DE PIEDAD Y ROSARIOS.


C. El Señor, con su bendición +, se digne aumentar y fortalecer tus sentimientos de piedad y
devoción, para que transcurras sin tropiezo tu vida presente y alcances felizmente la eterna. Por
Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.

Rosario:
C. En memoria de los misterios de la vida, muerte y resurrección de nuestro Señor, para honra de
la Virgen María, Madre de Cristo y de la Iglesia, sea bendecida la persona que ore devotamente
con este rosario: en el nombre del Padre + y del Hijo y del Espíritu Santo.
R. Amén.

BENDICIÓN E IMPOSICIÓN DEL ESCAPULARIO.


C. Oremos: Señor nuestro Jesucristo, Salvador del género humano, santifica + este hábito que tu
siervo/a ha resuelto llevar por amor a Tí y a tu Santísima Madre, la Virgen María del Monte
Carmelo. Que por la intercesión de esta misma Señora sea defendido de los ataques del enemigo
y persevere en tu gracia hasta la muerte. Tú que vives y reina por los siglos de los siglos.
R. Amén.
Y asperge el hábito con agua bendita.
Padre nuestro.
Lo impone a cada persona diciendo:
-Recibe este hábito bendito, suplicándole a la Santísima Virgen que, por sus méritos, puedas
llevarlo sin mancha, te defienda de toda adversidad y te conduzca a la vida eterna.
R. Amén.
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Luego continúa en general:


-Yo con el poder que me ha sido concedido, te hago partícipe de todos los bienes espirituales que,
con la cooperación de la misericordia de Jesucristo nuestro Señor, propagan los religiosos del
monte Carmelo. En el nombre del Padre +, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R. Amén.
- Dios todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, te bendiga +, ya que se ha dignado agregarte
a la confraternidad de la Santísima Virgen del Monte Carmelo. Y a ella le pedimos que, en la
hora de tu muerte, aplaste la cabeza de la serpiente infernal, y que logres al fin conseguir la palma
y corona de la herencia sempiterna. Por nuestro Señor Jesucristo.
R. Amén.

BENDICIÓN DE LAS VELAS


(en el día de S. Blas - 3 de febrero)

- El Señor esté con vosotros.


R. Y con tu espíritu.
- Dios que en todas partes manifiesta su poder y su bondad, encomienda a la Iglesia la bendición
de determinados elementos, para que todos los que los usen piadosamente se sientan atraídos
hacia los bienes invisibles y bendigan a Dios, que es también admirable en sus santos.
- Oremos: Dios todopoderoso, que creaste la diversidad de las cosas del mundo, y quisiste que tu
mismo Hijo se encarnara para la Redención. Tú que eres grande e inmenso, digno de toda
alabanza, haces cosas admirables. Para confesar su fe en ti el glorioso Obispo y mártir S. Blas, no
temiendo los tormentos, consiguió felizmente la palma del martirio. Entre otras gracias tú le diste
esta prerrogativa: que por tu poder curara el mal de la garganta.
Te rogamos humildemente que no mires nuestras culpas, y por los ruegos y méritos de S. Blas,
bendice + y santifica por tu admirable piedad estas candelas infundiéndoles tu gracia, a fin de que
todos aquellos a quienes les fueren aplicadas en la garganta, se vean libres de cualquier mal de la
misma, y alegres y sanos te rindan en la Iglesia acciones de gracias y alaben tu glorioso nombre
que es bendito por los siglos. Por Jesucristo nuestro Señor.

R. Amén
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Y rocía las velas con agua bendita.

Luego las aplica (sin encenderlas) a la garganta de cada uno de los fieles mientras dice:

Por la intercesión de S. Blas, obispo y mártir, te libre de todo mal de la garganta y de cualquier
otro mal.
R. Amén.

Conclusión del rito:


- El Señor tenga en cuenta vuestra devoción y os conceda su ayuda en cada momento de la vida.
R. Amén.
- Que con su amor os guíe y proteja aquí en la tierra y os haga llegar felizmente a la gloria
celestial.
R. Amén.
-Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros y
permanezca para siempre.
R. Amén.

BENDICIÓN DE LOS ANILLOS EN LA PROMESA MATRIMONIAL.


-Oremos: Señor, Creador y conservador del género humano, que das la gracia sobrenatural y la
eterna salvación, haz descender tu bendición + sobre estos anillos para que quienes los lleven en
sus manos como signo de mutua fidelidad, adelanten todos los días en el camino de su salvación,
defendidos con tu celestial protección. Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.

BENDICIÓN DE UNA FAMILIA EN SU CASA.


Bendito seas, Dios, Padre nuestro, por esta casa, destinada por tu bondad a que viva en ella esta
familia. Haz que sus habitantes reciban los dones de tu Espíritu y que el don de tu bendición + se
haga presente en ellos por su caridad, de manera que todos los que frecuenten esta casa
encuentren siempre en ella aquel amor y aquella paz que sólo tú puedes dar. Por Jesucristo
nuestro Señor.
R. Amén.
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BENDICIÓN DE UNA CASA


I
- A Ti, Dios, Padre Omnipotente, humildemente dirigimos nuestras súplicas en favor de esta casa,
de todos los que en ella moran y de todo cuanto hay en ella. Dígnate bendecirla +, santificarla y
enriquecerla con toda clase de bienes. Concede a sus moradores una copiosa bendición celestial;
que de la riqueza de la tierra puedan sacar su subsistencia, y por tu misericordia les permitas
llegar a la satisfacción de sus legítimos deseos.

Señor, com ni entrada a esta casa, haz que entren juntamente la bendición y la santificación,
como bendijiste las casas de Abraham, Isaac y Jacob. Los Angeles que te asistieron en los
esplendores de tu gloria habiten aquí y protejan a todos sus moradores y visitantes. Por Cristo
nuestro Señor.
R. Amén

II
Nueva Casa
Asiste Señor a esos servidores tuyos, que al inaugurar (hoy) esta vivienda imploran
humildemente tu bendición, para que cuando vivan en ella sientan tu presencia protectora, cuando
salgan gocen de tu compañía, cuando regresen experimenten la alegría de tenerte como huésped,
hasta que lleguen felizmente a la estancia preparada para ellos en la casa de tu Padre. Tú que
vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén.
Rocía con agua bendita
Que Dios colme vuestra fe de alegría y de paz. Que la paz de Cristo actúe de arbitro en vuestro
corazón. Que el Espíritu Santo derrame en vosotros sus dones.
R. Amén.

BENDICIÓN DE LOCALES Y LUGARES DE TRABAJO


- Oremos: Oh Dios, de quien procede la plenitud de la bendición, y hacia quien sube la oración
del que te bendice, bendice + este lugar/local, destinado a ... Protege con amor a tus siervos, que
confiadamente presentan ante Ti su trabajo. Concédeles que con espíritu de oración y actividad
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infatigable colaboren en el perfeccionamiento de la creación, ganen su sustento y el de los suyos,
ayuden al progreso de la sociedad humana y alaben sin cesar la gloria de tu Nombre. Por
Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.

BENDICIÓN DE UN BUSTO O PLACA


- Oremos: Dios todopoderoso, te rogamos que bendigas + esta placa (este busto), que recuerda a
N., y concédenos la gracia de tener siempre presente que nuestro deber primordial como
argentinos es servir gozosa y valerosamente al bien común de nuestra familia argentina, y, así de
este modo, sirviendo a los altos intereses de la patria en esta tierra, logremos llegar a la felicidad
eterna del cielo que tú prometiste a tus fieles servidores. Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.

BENDICIÓN DE UNA BANDERA


I
Oremos: Oh Dios, que con la sangre preciosa de tu hijo, consagraste el estandarte santo de la cruz
y quisiste que el árbol santo fuera para los fieles el signo de salvación: bendice + esta bandera
que hoy te presentan tus hijos, y concede a cuantos confiesan a Jesucristo como su Dios y Señor,
avanzar, guiados por esta bandera, por las sendas del Evangelio y para sus hermanos ejemplo de
justicia, de fraternidad y de amor. Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.

II
Oremos: Oh Dios, que has hecho de todas las naciones un solo pueblo consagrado a ti; bendice +
esta bandera que hoy te presentan tus hijos y haz que, bajo tu protección, obtengan con
abundancia el bien de su patria y progresen también en el amor a todos los hombres. Por
Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén

BENDICIÓN DE UNA ESCUELA


- Señor nuestro Jesucristo, que mandaste a tus apóstoles implorar la Paz sobre las casas donde
entrasen; te pedimos que bendigas + por nuestro ministerio, este lugar destinado a la educación
de los niños (jóvenes); derrama sobre él la abundancia de tu bendición y de tu paz, llegue a él la
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salvación como llegó a la casa de Zaqueo cuando entraste en ella. Manda a tus ángeles que lo
custodien y alejen de él todo poder del demonio.
Llena a sus maestros con el espíritu de ciencia, de sabiduría y de tu santo temor. Infunde a los
alumnos tu gracia celestial para que reciban en su inteligencia, conserven en su corazón y pongan
por obra cuanto para su bien se les enseña. Haz que todos los que vengan te agraden con el
ejemplo de todas las virtudes, para que merezcan ser recibidos un día en la morada eterna de tu
gloria. Te lo pedimos, Padre, por Jesucristo salvador del mundo, que siendo Dios vive y reina por
los siglos de los siglos.
R. Amén.

BENDICIÓN DE UN VEHÍCULO
Dios todopoderoso, creador del cielo y la tierra, que, en tu gran sabiduría, encomendaste al
hombre hacer cosas grandes y bellas, te pedimos por los que usen este vehículo: que recorran sus
caminos con precaución y seguridad, eviten toda imprudencia peligrosa para otros, y, tano si
viajan por placer o por necesidad, experimenten siempre la compañía de Cristo, que vive y reina
contigo por los siglos de los siglos.
R. Amén.

Rocía con agua bendita

Y la bendición de Dios todopoderoso Padre +, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R. Amén.

BENDICIÓN DE UNA BIBLIOTECA


- Señor, Dios nuestro, Tú que en distintas ocasiones y de muchas maneras te has revelado a los
hombres y te has dignado entregarnos tu palabra en las Escrituras; atiende ahora nuestras
súplicas. Te pedimos que bendigas + y santifiques esta biblioteca de modo que todos los que
acudan a ésta, para cultivar las ciencias y las artes, se pongan al servicio de la sabiduría que
dimana de tu Palabra Encarnada, y, debidamente instruidos en sana doctrina, trabajen
asiduamente en la edificación de un mundo mas humano. Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.
BENDICIÓN DE UN PUENTE, CALLE O CARRETERA, DE UNA VÍA FÉRREA O DE UN
AEROPUERTO
Por: Jonatan Castañeda
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- Oremos: Oh Dios que estás cerca de todos los que viven entregados a tu servicio y velas con
solicitud de padre por los que confían en Ti, dígnate preceder con tu bendición y acompañar con
Tu presencia a todos los que transiten por (en) ella (él), para que con tu protección superen todas
las dificultades de la vida, vean cumplidos sus deseos y lleguen felizmente al lugar de su destino
Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.

BENDICIÓN DE UN HOSPITAL O CENTRO DE SALUD


- Bendito seas Dios y Padre Nuestro, que por medio de Tu Hijo, encomendaste al pueblo que
camina en una vida nueva el cuidado y la solicitud de los enfermos; bendice y santifica este lugar,
para que sea, por gracia del Espíritu Santo, una casa de bendición y una escuela de caridad; que
bajo el influjo de Tu Gracia los médicos ejerzan sabiamente tu solicitud, que los que cuidan a los
enfermos practiquen este servicio con solicitud, que los fieles vengan aquí para visitar a Cristo en
la persona de sus hermanos, y los enfermos, confortados por el amor de todos, recuperen pronto
la salud, se vean asistidos en su dolor y que puedan dar gracias por los cuidados de su amor. Por
Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.
BENDICIÓN DE UN ENFERMO
I
Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, que con tu bendición levantas y fortaleces
nuestra frágil condición, mira con bondad a este servidor tuyo N.; aparta de él la enfermedad y
devuélvele la salud, para que, agradecido, bendiga tu Santo Nombre. Por Jesucristo nuestro
Señor.
R. Amén.

II
Para un niño enfermo
Señor, Dios nuestro, cuyo Hijo Jesucristo recibió con afecto a los niños y los bendijo, extiende
benigno tu mano protectora sobre este servidor tuyo, enfermo en su temprana edad; así,
recobradas sus fuerzas, y devuelto en perfecta salud a tu Santa Iglesia y a sus padres, pueda darte
gracias de corazón. Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.
III
Por un enfermo en peligro grave
Por: Jonatan Castañeda
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Señor Jesucristo, Redentor de los hombres, que en tu pasión quisiste soportar nuestros
sufrimientos y dolores, te pedimos por este hermano nuestro, que está enfermo; tú que lo has
redimido, aviva en él la esperanza de su salvación y conforta su cuerpo y su alma. Tu que vives y
reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén.

IV
Por un enfermo agonizante
Padre Misericordioso, Tú que conoces hasta dónde llega la buena voluntad del hombre, Tú que
estás siempre dispuesto a perdonar nuestras culpas, Tú que nunca niegas el perdón a los hijos que
acuden a Ti, compadécete de tu hijo/a que se debate en agonía; te pedimos que, ungido con el
óleo Santo y ayudado por la oración de nuestra fe se vea aliviado en su cuerpo y en su alma,
obtenga el perdón de sus pecados y sienta la fortaleza de tu gracia . Por Jesucristo, tu Hijo, que
venció a la muerte y nos abrió las puertas de la vida y contigo vive y reina por los siglos de los
siglos.
R. Amén.

V
Bendición Papal "In artículo mortis"
Oremos: Señor Padre clementísimo y misericordioso, Dios de todo consuelo. Tú que no quieres
que se pierda ninguno de cuantos creen en ti , conforme a la inmensidad de tu misericordia; mira
propicio a tu siervo/a. Visítalo con tu gracia para que lo salves y concédele benignamente el
perdón de todos sus pecados por los méritos de la Pasión y muerte de tu Hijo Jesucristo. Que
cuando salga su alma de este cuerpo, encuentre en Ti su juez indulgente, y que, purificada de toda
mancha en la Sangre de tu Hijo, merezca alcanzar los gozos eternos.
Y yo, haciendo uso del poder que me otorga la Sede Apostólica, y en nombre de nuestro Santo
Padre el Papa, te concedo indulgencia plenaria y el perdón de todos tus pecados. En el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
R. Amén.

Que Dios todopoderoso y rico en misericordia, por la muerte y resurrección de Cristo te perdone
todas las penas de esta vida, te abra las puertas del Paraíso y te lleve a los gozos eternos.
R. Amén.
Por: Jonatan Castañeda
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BENDICIÓN DE UNA MUJER EMBARAZADA
I
(Antes del parto)
-Señor Dios, creador del género humano, cuyo Hijo, por obra del Espíritu Santo, quiso nacer de
la Virgen María, para redimir y salvar a los hombres, librándolos de la deuda del antiguo pecado,
atiende los deseos de esta hija tuya, que te suplica por el hijo que espera, y concédele un parto
feliz; que su hijo se agregue a la comunidad de los fieles, te sirva en todo y alcance finalmente la
vida eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.

II
(En caso de peligro)
- Dígnate, Señor, visitar esta habitación y aparta de ella y de tu sierva N. Todas las asechanzas del
enemigo. Vengan a mora en ella tus santos ángeles que custodien a tu Sierva y a su hijo, y tu
bendición + permanezca con ellos para siempre. Sálvalos, Dios omnipotente, y concédeles
contemplar un día tu eterna gloria. Por Cristo nuestro Señor.
R. Amén.

III
(Después del parto)
- Oh Dios autor y protector de la vida humana que has concedido a esta hija tuya el gozo de la
maternidad, dígnate aceptar nuestra alabanza y escucha con bondad lo que te pedimos: bendice y
santifica a esta madre y a su hijo/a para que los guardes de todo mal, los acompañes siempre en el
camino de esta vida y que, a su tiempo los acojas en la felicidad de tu reino. Por Jesucristo
nuestro Señor.
R. Amén.

BENDICIÓN DE UN NIÑO RECIÉN NACIDO


- Señor nuestro Jesucristo, Hijo de Dios Vivo, que engendrado antes de todos los siglos, en el
tiempo quisiste ser niño y amas la inocencia propia de la infancia; Tú, Señor, que abrazabas con
amor a los niños que te presentaban, y los bendecías, cuida a este niño con tierna bendición y no
permitas que la malicia pervierta su corazón. Concédele, Señor, que, creciendo en edad, sabiduría
y gracia, siempre te agrade. Tu que siendo Dios vives y reinas con Dios Padre en la unidad del
Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos.
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R. Amén.

BENDICIÓN DE UN ANCIANO
I
Dios omnipotente y eterno, en quien vivimos, nos movemos y existimos, te damos gracias y te
bendecimos por que has dado a este servidor tuyo largos años de vida, junto con la perseverancia
en la fe y en las buenas obras; concédeles ahora, Señor, que, confortado por el afecto de los
hermanos, esté alegre en la salud, no se deprima en la enfermedad, y, reanimado con tu
bendición, emplee en tu alabanza el tiempo de su ancianidad. Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.

II
La bendición + de Dios Todopoderoso, que a nadie abandona y que aún en la vejez y las canas
guarda a sus hijos con solicitud de Padre, descienda sobre ti.
R. Amén

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