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Presenta
Alarcón Baez Jeremy Adrián
Grupo 2256
Ciclo 2021-1
Marzo 1, 2021
Visión
En el sistema visual, la luz entra al ojo a través de la córnea (membrana
transparente y protectora que cubre la parte frontal del ojo), para después pasar a
la pupila (pequeña abertura en el iris por la que entra la luz del ojo). Ante la luz muy
brillante, los músculos del iris (parte coloreada del ojo) se contraen para reducir el
tamaño de la pupila, lo que protege al ojo, y nos ayuda a ver en la presencia de luz
brillante. Cuando la luz es tenue, los músculos se relajan para abrir la pupila y
permitir que entre tanta luz como sea posible.
Dentro de la pupila, la luz pasa a través del cristalino (parte transparente del
ojo dentro de la pupila que enfoca la luz en la retina), que la enfoca en la retina
(revestimiento del ojo que contiene las células receptoras que son sensibles a la
luz). El cristalino cambia de forma para enfocarse en objetos que estén cercanos o
lejanos; normalmente éste está enfocado a una distancia media. Para enfocar un
objeto que está muy cerca de los ojos, diminutos músculos alrededor del cristalino
se contraen para hacerlo redondeado, mientras que para enfocar un objeto lejano,
los músculos trabajan para aplanar el cristalino. Sobre la retina, directamente detrás
del cristalino, se encuentra la fóvea (área de la retina que es el centro del campo
visual), en la que las imágenes se enfocan de manera más nítida.
La retina contiene dos tipos de células receptoras, los bastones
(responsables de la visión nocturna, la percepción de la brillantez, responden a
diversos grados o intensidades de luz y oscuridad, pero no a los colores) y los conos
(nos permiten ver colores, así como luz y oscuridad). Los conos son menos
sensibles a la luz que los bastones. La retina de cada ojo contiene alrededor de 120
millones de bastones y 8 millones de conos.
Tanto los bastones como los conos se conectan con neuronas especializadas
llamadas células bipolares (solamente tiene un axón y una dendrita). En la fóvea los
conos por lo general se conectan con una sola célula bipolar, mientras que en otros
lugares varios bastones y/o conos por lo regular comparten una sola célula bipolar.
Las células receptoras fuera de la fóvea comparten información, lo que
incrementa la sensibilidad a la luz pero reduce los detalles finos en la señal que va
al encéfalo. La conexión uno a uno entre los conos y las células bipolares en la
fóvea permite una máxima agudeza visual, que se define como la capacidad para
distinguir visualmente los detalles finos.
Se le llama posimagen a la experiencia sensorial que ocurre después de que
se retira un estímulo visual.
Referencia
Morris, C.G. & Maisto, A.A. (2011). Introducción a la Psicología. Madrid: Pearson.
Págs.: 95-105