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EL IDEALISMO ALEMÁN DEL SIQLO XIX

Objetivos
Conocer qué se entiende por Idealismo alemán y el contexto en que surge.
Conocer el pensamiento de los más importantes filósofos que se agrupan bajo el concepto Idealismo alemán.
Distinguir las propuestas progresistas de las tesis filosóficas expuestas.
Interpretar científicamente las teorías filosóficas del Idealismo alemán.

Introducción
La respuesta del absolutismo llega, por un lado, junto con la vuelta al sentimiento, y por otro, con la vuelta a una razón que quiere
independizarse del yugo de la experiencia que le había impuesto los ilustrados. El conjunto de pensadores que conforman el denominado
Idealismo alemán será reflejo de esos momentos.
Immanuel Kant es el punto de partida de estos pensadores. El "yo trascendental" alojado en la mente del que nos habló el filósofo de
Kóenigsberg cada vez se hará "más real" hasta convertirse en un Dios creador del mundo. Aquel proceso fue provocado en la medida en que los
filósofos que trataremos en este capítulo tendrán una profunda formación religiosa, propia de un país —Alemania— que aún no había superado
formaciones económicas de muchos siglos atrás.
Pero el Idealismo alemán de finales del XVII y principios del XIX también se aparta del mecanicismo imperante en la Ilustración. Al final,
Hegel señalará que el mundo es un devenir constante, un discurrir en que las cosas en realidad no son "cosas" sino "procesos". También es el
momento en que la modernidad impone una "dictadura de la razón", tesis que será continuada o cuestionada por otras corrientes del
pensamiento.

CONTEXTO

ECONÓMICO Y SOCIAL

Los sucesos económicos y sociales promovidos por la burguesía (como es el caso de la Revolución industrial y las revoluciones ocurridas entre
1789 y 1794) influyeron fuertemente en la trayectoria de las sociedades europeas.
A pesar de que su gobierno promovía cierta investigación científica (como lo habíamos manifestado en el capítulo anterior), a fines del siglo
XVIII y principios del XIX, Alemania seguía siendo un país atrasado económica y políticamente, en el que aún se manifestaban relaciones
feudales de producción.
Alemania, denominada oficialmente Sacro Imperio Romano Germánico, era en aquel entontes un conglomerado de aproximadamente 300
pequeños Estados independientes que constituían un gran patrimonio feudal cuyo retraso se debía, entre otras cosas, a su situación geográfica
desfavorable (alejados del océano Atlántico, convertido en aquel tiempo en la ruta principal del comercio mundial).
Con ello, el desarrollo de la industria necesaria para el progreso de Alemania se hacía lento. Más aún cuando surge la respuesta absolutista para
frenar el avance de la burguesía que se estaba dando con el imperio napoleónico. Para mantener su situación, sectores burgueses van a estar a
favor de los gobiernos monárquicos absolutos a la vez que proclamaban el surgimiento de la nación germana. Esta situación se mantendrá hasta
las revoluciones de la tercera década del siglo XIX, donde finalmente la burguesía en Europa alcanzará la consolidación que estaba buscando y
el feudalismo llegará a su final anunciado siglos atrás.

CARACTERÍSTICAS GENERALES
La historia de la filosofía engloba con la expresión Idealismo alemán a una serie de filosofías surgidas en las postrimerías del siglo XVIII e
inicios del XIX, y que, de una u otra forma, se consideran continuadoras del pensamiento de Immanuel Kant. Por consiguiente, cuando se hace
referencia a este Idealismo, habitualmente se considera al filósofo de Kóenigsberg el iniciador de aquella corriente.
Sobre los filósofos que conoceremos en este capítulo —muchos de ellos contemporáneos e incluso con lazos de compañerismo y amistad—,
podemos afirmar que sus intereses a favor de la burguesía alemana les llevó a defender la unidad de su nación; y, en gran medida, se muestran
continuadores de la racionalidad (excepto Schelling, corno veremos), pero mezclado con pensamientos religiosos característicos de sociedades
que no habían desarrollado aún una fuerte industria.
Los principales filósofos que conoceremos en este capítulo, Fichte, Schelling y Hegel, provenían de familias religiosas y desde su juventud
estudiaron teología. Si bien todos estos pensadores concebían el universo de forma dinámica —contrariamente al mecanicismo de los filósofos
ilustrados— y muchos de ellos con perspectivas dialécticas (como Hegel y, en menor medida, Fichte), el fuerte arraigo religioso hizo que
sostengan que todo ello era debido a algún Dios creador, ordenador o desarrollador, sujeto activo que forma todo. De ahí que se esmeraron en
elaborar grandes teorías con una complejidad que permita unir la racionalidad (que había sido impulsada por Kant) con los dogmas religiosos.
Para estos pensadores no existe ninguna "substancia" o "númeno", lo único real es Dios, llámese Yo, Naturaleza, Absoluto o Idea.
A pesar de ello, su perspectiva de clase les obliga a aceptar el sistema de gobierno imperante en su época: el absolutismo, a la vez que pretendían
defender aquel régimen político como garante de los ideales ilustrados que habían venido a menos con las guerras de la época (de ahí que serán
críticos de la Ilustración, pero no de las propuestas ilustradas tales como los valores de igualdad, dignidad y libertad). Por esa razón,
generalmente estos filósofos idealistas van a continuar con el proyecto moderno de razón y libertad, pero con un fuerte sentimiento nacionalista.

PRINCIPALES REPRESENTANTES
Para referirnos a los principales representantes del Idealismo alemán del siglo XIX, tenemos que remontarnos a uno de los antecedentes
inmediatos de aquellos filósofos: el romanticismo alemán, corriente cultural que surge en la segunda mitad del siglo XVIII como respuesta al
progresismo racional de la Ilustración. Esta tendencia filosófica, literaria y artística tuvo como una de sus primeras expresiones a un movimiento
denominado Tempestad e ímpetu (Sturm und Drang en alemán, llamado así por el título de cierta obra de teatro escrita en 1776 por Friedrich
Klinger; de ahí que los miembros de aquel movimiento fueron llamados los Sturmer). En esta organización destacó Johann Wolfgang von
Goethe (1749-1832), escritor de obras conocidas como Werther y Fausto, y crítico del materialismo mecanicista y de la ciencia de Newton, por
lo que se inclina a concebir el mundo de una forma panteísta. Otro miembro de los Sturmer fue Friedrich Schiller (1759-1805), quien afirmó que
el único medio educativo no es la ciencia sino el arte, pues esta disciplina no sólo proporciona un placer estético sino principalmente una
formación moral. Por último, también mencionamos aquí al no menos importante Johann Gottfried Herder (1744- 1803), intelectual que
combina sus intereses por la historia con sus creencias religiosas. En ese sentido, Herder concibe el progreso como algo que concierne no
solamente a los ámbitos humanos sino a toda la realidad, proceso en el que cada sociedad posee su propia cultura (o "espíritu"): el espíritu del
pueblo. Así, una comprensión correcta de cualquier suceso histórico, afirma Herder, se da únicamente en tanto haya el reconocimiento interno de
las vivencias de nuestro objeto, una empatía, o, como podemos decir nosotros, un "sentir lo mismo que el otro".
A partir de las propuestas expuestas en el párrafo anterior, podemos darnos cuenta de que el rasgo principal del romanticismo alemán es la
preeminencia del sentimiento —o todo impulso irracional—, frente a la razón, como impulso del progreso. Desde este carácter fundamental,
podemos afirmar también que los pensadores románticos poseían un interés por la magia, la fantasía, la mística o la fe, considerando estos
aspectos como medios para aprehender entidades divinas (que llamaban Dios, Infinito o Absoluto). Asimismo, estos intelectuales mostraban una
tendencia por la libre creación del hombre sin someterse a algún parámetro o categoría racional. De ahí que revaloraban el arte y la poesía por
encima de la rigurosa ciencia natural y la exacta matemática.
Fuera de los Sfurmer, otro romántico destacado fue Friedrich von Schlegel (1772-1829), quien junto con su hermano Wilhelm publicaron la
revista "Athenaeum", portavoz del movimiento romántico. Autor de Lecciones sobre la filosofía de la vida (en 1828), sostuvo que el arte es obra
divina, por lo tanto el artista, especialmente el poeta, no tiene que someterse a las leyes que se supone rigen el mundo. En rigor, afirma este
pensador, el poeta crea mundos y con ello expresa la libertad máxima.
Friedrich Holderlin (1770-1843) fue un pensador que escribió Hiperián y La muerte de Empédocles, entre otros textos. Gran conocedor de la
cultura griega antigua, este filósofo sostuvo que la razón no puede unificar al individuo limitado con la totalidad divina. Solo la experiencia
estética, en particular la poesía, puede aprehender la realidad de manera absoluta. A partir de aquella aprehensión, la filosofía recién puede
comprenderla con el fin de elaborar nuevas experiencias artísticas. Por ello, a decir de Holderlin, la poesía es el principio y el fin de toda
filo¬sofía.
Novalis (1772-1801) fue el seudónimo de Georg von Hardenberg, otro pensador destacado del Romanticismo alemán. Sostuvo el llamado
Idealismo mágico, según el cual la magia permite la relación entre el sujeto humano finito y lo infinito; esta última entidad es captada mediante
la poesía, expresión de sentimiento que además, según Novalis, permite comprender verdaderamente la realidad.
Friedrich Schleiermacher (1768-1834) escribió en 1799 Discurso sobre la religión a las personas cultas y a las que la desdeñan y La fe cristiana
en 1821. De una profunda formación religiosa, es considerado el fundador de la hermenéutica, la actividad de interpretación. Presenta una teoría
sobre el proceso de interpretación de textos, sosteniendo así que en todo discurso se articula una doble dimensión: lo individual de la persona que
habla y lo social del contexto de la lengua. De esta manera, Schleiermacher sostiene que cada intérprete debe confrontar la dimensión social e
individual del texto; esta confrontación hace que los discursos posean múltiples interpretaciones. Por otro lado, Schleiermacher rechaza la
teología, la considera labor imposible, lo único que recomienda es hacer filosofía de la religión. Por eso reflexiona no sobre Dios sino sobre la
religión. La religión no se funda en el conocimiento o en la voluntad, ni siquiera en la convicción moral; ya que sólo puede fundarse en el
sentimiento. Así, definió la religión como el sentimiento e intuición del universo, y entendía el cristianismo como el sentimiento y la
dependencia de Dios. Por lo tanto, la religión no es racional, luego no puede ser abordada correctamente por la filosofía de la Ilustración ni por
los dogmas eclesiásticos, sino mediante la experiencia mística del creyente.
La importancia del Romanticismo radica sobre todo en su respuesta al mecanicismo imperante en la Ilustración. Pese a su fuerte carga
mitológica, los pensadores románticos ya concebían el universo como un gran ser vivo, un incesante dinamismo. Por eso que incluso se
considera a los pensadores que veremos a continuación como otros representantes que continuaron con el Romanticismo. Pero los que
estudiaremos no se alejarán de la racionalidad, sino todo lo contrario: la razón será elevada hasta con Hegel, quien dirá que esta es Dios. El
revalorar el arte y el mito es otro aspecto a tornar en cuenta de los románticos, siempre y cuando eso no signifique renunciar al papel de la
ciencia y la razón.

REPRESENTANTES

 JOHANN GOTTLIEB FICHTE


 FRIEDRICH WILHEM VON SCHELLING
 FRIEDRICH HEGEL

JOHANN GOTTLIEB FICHTE

Filósofo alemán, segunda figura en el tiempo –después de Kant– del idealismo alemán clásico. Profesor de las Universidades de Jena (de la que
fue despedido por acusación de ateísmo) y de Berlín. Fichte criticaba los privilegios estamentales, era partidario de la unificación de Alemania y
de poner fin a la fragmentación feudal. Subrayó el significado de la filosofía «práctica» de las cuestiones relacionadas con la fundamentación de
la moral y de la estructura jurídica del Estado, pero redujo la «práctica» a la actividad de la mera conciencia moral. Consideraba como premisa
de la filosofía «práctica» un sistema teórico científicamente elaborado, una ciencia sobre la ciencia o «teoría» de la ciencia». En la base de la
«Teoría de la ciencia» de Fichte (1794) se encuentra la concepción del idealismo subjetivo. Fichte desechó la teoría de Kant sobre la «cosa en sí»
e intentó inferir de un solo principio idealista subjetivo toda la diversidad de las formas del conocimiento. Este principio consiste en que el
filósofo presupone la existencia de cierto sujeto absoluto al que atribuye actividad sin fin y al que considera creador del mundo. El «Yo» inicial
fichteano no sólo no es un «Yo» individual ni una substancia análoga a la substancia de Spinoza, sino la actividad moral de la conciencia. De
este «Yo» místico inicial, infiere Fichte el «Yo» singular, por el que entiende no un sujeto absoluto, sino tan sólo un sujeto humano limitado o
«Yo» empírico, al que se contrapone la naturaleza, también empírica. De ello saca Fichte en conclusión que la filosofía teórica, después de
admitir el «Yo» y el «no-Yo» los contrapone necesariamente uno al otro en el marco del mismo «Yo» absoluto como resultado de su limitación
o división. Siguiendo este original método de «admisión» «contraposición» y «síntesis», Fichte desarrolló un sistema de categorías del ser y del
pensar tanto teóricas como prácticas. El método de Fichte, en el que están desarrollados algunos rasgos de la dialéctica idealista, se denomina
«antitético», pues no deduce propiamente la antítesis de la tesis, sino que la coloca al lado de ella como su opuesto. Fichte tomaba como órgano
del conocimiento racional la contemplación mental inmediata de la verdad, es decir, la «intuición intelectual». En la filosofía de Fichte, al lado
de su doctrina fundamental: el idealismo subjetivo, se encuentran vacilaciones hacia el idealismo objetivo, que se acentuaron en los últimos años
de su vida. En ética, el problema capital, para Fichte, fue el de la libertad, problema que despertaba un interés creciente en virtud de los
acontecimientos de la Revolución Francesa. De modo análogo a Spinoza, [175] Fichte no ve en la libertad un acto sin causa, sino una acción
basada en el conocimiento de la necesidad ineludible. Sin embargo, a diferencia de Spinoza, Fichte no hace depender de la sabiduría individual
el grado de libertad al que pueden acceder los hombres, sino de la época histórica a que el individuo pertenece. No encontrando fuerzas para
superar las ilusiones engendradas por el atraso de la Alemania de su tiempo, Fichte elaboró un proyecto utópico para organizar la sociedad
burguesa alemana en forma de «Estado comercial cerrado». Expresando las peculiaridades del desarrollo burgués de Alemania, dicho proyecto
se distingue por una serie de caracteres reaccionarios, entre ellos el de la excepcionalidad de la nación alemana. Los clásicos del marxismo-
leninismo han valorado profundamente las partes progresivas y los aspectos reaccionarios de la doctrina de Fichte. Engels citó a Fichte entre los
filósofos de quienes los comunistas alemanes tienen a orgullo descender.

GEORG WILHELM FRIEDRICH HEGEL


(Stuttgart, 27 de agosto de 1770 – Berlín, 14 de noviembre de 1831) fue un filósofo alemán. Recibió su formación en el Tübinger Stift
(seminario de la Iglesia Protestante en Wurtemberg), donde trabó amistad con el futuro filósofo Friedrich Schelling y el poeta Friedrich
Hölderlin. Le fascinaron las obras de Platón, Aristóteles, Descartes, Spinoza, Kant, Rousseau, así como la Revolución Francesa, la cual acabó
rechazando cuando esta cayó en manos del terror jacobino. Murió víctima de una epidemia de cólera, que hizo estragos durante el verano y el
otoño de 1831.

Considerado por la historia clásica de la filosofía como el representante de «la cumbre del movimiento decimonónico alemán del idealismo
filosófico» y como un revolucionario de la dialéctica, habría de tener un impacto profundo en el materialismo histórico de Karl Marx. La
relación intelectual entre Marx y Hegel ha sido una gran fuente de interés por la obra de Hegel. Hegel es célebre como un filósofo muy oscuro,
pero muy original, trascendente para la historia de la filosofía y que sorprende a cada nueva generación[cita requerida]. La prueba está en que la
profundidad de su pensamiento generó una serie de reacciones y revoluciones que inauguraron toda una nueva visión de hacer filosofía[cita
requerida]; que van desde la explicación del materialismo Marxista, el pre-existencialismo de Søren Kierkegaard, el escape de la Metafísica de
Friedrich Nietzsche, la crítica a la Ontología de Martin Heidegger, el pensamiento de Jean-Paul Sartre, la filosofía nietzscheana de Georges
Bataille, la dialéctica negativa de Theodor W. Adorno y la teoría de la deconstrucción de Jacques Derrida, entre otros. Desde sus principios hasta
nuestros días, sus escritos siguen teniendo gran repercusión, en parte debido a las múltiples interpretaciones posibles que tienen sus textos.

Actividades domiciliarias
1. Elabore el subrayado de las ideas principales de la separata.
2. Confeccione un Mapa Conceptual del tema.
3. Realice dibujos correspondientes al tema desarrollado.
4. Redacte un vocabulario de 10 palabras y su significado.

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