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Principio de probidad

31 de mayo de 2019 Publicado por Hilda

Este principio, aplicable a los


funcionarios públicos les exige que sean honestos y leales al
desempeñar sus funciones. Es un postulado, que se considera obvio,
pero en la práctica es muy difícil de verificar su cumplimiento,
viéndose a diario ejemplos de lo contrario, proliferando los
funcionarios corruptos.

Si bien alude a la ética de los funcionarios y a su deber moral,


incluidos en el Código de Ética, también da lugar a sanciones
administrativas y penales (enriquecimiento ilícito, exacciones
ilegales, peculado, malversación de caudales públicos, etcétera) en
caso de incumplimiento. Exige la transparencia en la función, la
publicidad de sus actos, la exclusión de los beneficios personales y la
rendición de cuentas. Los funcionarios públicos no deben
aprovecharse de su función para su beneficio o para el de terceros,
sino ejercerla para el bien común.

El 26 de octubre de 1999 fue promulgada en Argentina la Ley de Ética


de la Función Pública, número 25.188, que impone deberes,
prohibiciones y también incompatibilidades a quienes desempeñen la
función pública en cualquier nivel y jerarquía, de modo permanente o
transitorio, ya sea por elección del pueblo, por designación directa, por
concurso o de cualquier otra manera legal.

El 10 de diciembre de 1999, se creó por ley nacional, la Oficina


Anticorrupción, siendo su principal figura el Fiscal de Control
Administrativo, que depende del Ministerio de Justicia, que recibe
denuncias tanto de particulares como de agentes públicos, realiza
investigaciones preliminares para luego denunciar ante la justicia los
supuestos delitos de corrupción, una vez que las sospechas se hayan
medianamente confirmado tras la investigación; siendo parte
querellante en aquellos delitos donde esté comprometido el patrimonio
estatal. Establece un registro y seguimiento de las declaraciones
juradas que deben presentar los funcionarios, para verificar que no
exista enriquecimiento ilícito. Realiza campañas de prevención y
asesoramiento para evitar la corrupción, que, no obstante sigue
creciendo, aunque muchos funcionarios están siendo juzgados,
esperando que estos ejemplos, desalienten a otros a olvidar este
principio rector.

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