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Tema 5. Valoración integral del adulto mayor

Como se mencionó anteriormente, no todos los seres humanos envejecen de igual


manera y para brindar asistencia integral y cuidado de calidad al adulto mayor es
necesario partir de la identificación de sus necesidades específicas en los componentes
biopicosocial, cultural, espiritual y funcional; es por ello que los profesionales de la salud
deben prepararse en áreas como la geriatría y la gerontología, para dar respuesta a las
necesidades de este grupo poblacional.

Los principales aspectos que deben incluirse en la valoración del adulto mayor son: la
anamnesis y la exploración física; así como, la aplicación y análisis objetivo de una serie
de instrumentos denominados “escalas de valoración”. Estas escalas facilitan la detección
y seguimiento de problemas, así como la comunicación entre los diferentes profesionales
de equipo interdisciplinario que atiende a este grupo poblacional, con el fin de planificar
las intervenciones pertinentes y oportunas.

Los principales problemas presentes en el adulto mayor son:

 Riesgo de lesión relacionado con déficit auditivo, sensorial y visual

 Pérdida de la memoria asociada con posibles trastornos demenciales y depresión

 Presencia de enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT)

 Disminución o pérdida de la autonomía, con la consecuente dificultad para la


realización de las AVD

Es importante tener presente que, por las condiciones de los adultos mayores se debe
disponer de tiempo suficiente para la anamnesis; es posible que se requieran varias
sesiones para reunir la información completa sobre su estado de salud y condiciones
sociofamiliares. En este proceso se deben esclarecer los antecedentes patológicos y el
diagnóstico actual, datos farmacológicos y nutricionales, capacidad funcional (actividades
básicas, instrumentadas y avanzadas), datos psicológicos, cognitivos, emocionales y
datos sociales (capacidad social, sistemas de apoyo). Es por esas mismas condiciones
que los adultos mayores requieren un modelo de atención centrado más en el cuidado
que en la curación, orientado a conservar la salud, controlar factores de riesgo, promover
su autonomía, su independencia funcional y su inserción en la familia y en la comunidad
(7), (9), (20), (21).
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Recomendaciones generales para la valoración del adulto mayor

 Velar en todo momento por el respeto de la dignidad humana, [envejecer no es


sinónimo de enfermar]

 Referirse al paciente por su nombre y establecer contacto visual con él

 Evitar la infantilización del adulto mayor o el anciano

 Evitar gritarle dando por hecho que no oye

 Utilizar un lenguaje claro y acorde a la condición cultural y cognitiva del adulto


mayor, su familia o cuidador, hablar pausadamente

 La valoración debe centrarse en la persona, reconociendo su individualidad y la


heterogeneidad de éste grupo poblacional

 Tener presente las necesidades y posibilidades de cada adulto mayor para la


aplicación de diferentes instrumentos o escalas de valoración funcional

 Disponer del tiempo que sea necesario para la valoración, es posible que se
requiera más de una sesión para no cansar física ni psicológicamente al paciente
(21).

 Lo ideal es que el anciano sea la fuente primaria de información cuando se evalúa


su estado de salud, de no ser posible se debe aceptar la información aportada por
sus familiares o cuidadores

 La evaluación debe ir seguida de las medidas adecuadas para mantener y


potenciar las capacidades y para mejorar o compensar las incapacidades

 Algunos métodos de evaluación pueden tener más aplicabilidad que otros, según
las circunstancias: cuidados de urgencias o cuidados prolongados, etc.

 Es importante comprender el significado y las consecuencias del estado de salud


desde el punto de vista del anciano

 La evaluación de los ancianos tiene limitaciones cognitivas, puede ser necesario


fraccionar la tarea o descomponerla en pequeñas tareas (2)
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Historia Clínica

La elaboración de la historia clínica en el adulto mayor es dispendiosa, requiere de


paciencia y gran capacidad de escucha con objetividad y sentido de precisión, pues en la
mayoría de los casos el adulto mayor tiene la necesidad de ser escuchado, pero tiene
dificultad para diferenciar entre lo urgente y lo crónico.

Por lo general, la historia clínica del paciente geriátrico conserva los lineamientos
utilizados en pacientes de edades diferentes, aunque se incluyen ciertos elementos
complementarios para hacerla más completa y objetiva. En la medicina geriátrica y en
gerontología, se pretende un abordaje integral que abarque los componentes
biopsicosocial, cultural, espiritual y funcional para identificar una serie de situaciones y
problemas con la finalidad de hacer un enfoque interdisciplinario dirigido mejorar la
calidad de vida del paciente geronte, más que a establecer un manejo farmacológico; por
eso en la historia clínica geriátrica es importante determinar primero los antecedentes
personales y sociofamiliares, para descartar situaciones o sentimientos que puedan influir
en la revisión por sistemas. Es decir, determinar las características de su núcleo
habitacional, si vive solo o en familia y cuánto tiempo permanece solo en el día. También
es muy importante tratar de determinar el ingreso económico del paciente y su cobertura
médica, realizar un amplio interrogatorio de sus hábitos de vida (alimentación, movilidad,
sueño, automedicación, etc.), ya que éstos pueden influir en su enfermedad actual o
poner en riesgo su recuperación. Hay situaciones en las que el paciente anciano está al
cuidado de algún vecino o amigo sin parentesco directo, aunque tenga familiares, en esos
casos se debe buscar un contacto eficiente con estas personas, porque de ello depende
el cumplimiento y control de las conductas terapéuticas prescriptas (medicamentos,
controles, cuidados, autocuidados, etc.) (2), (9), (17), (22), (23), (24), (25).

Cabe recordar que el diligenciamiento de la historia clínica en Colombia está


reglamentado principalmente por la Ley 23 de 1981 (Ley de ética médica) y las
Resoluciones del Ministerio de Salud 1995 de 1999 (Normas para el diligenciamiento de la
historia clínica) y 1715 de 2005 (Modifica parcialmente la R. 1995). Así mismo conviene
tener presente que el diligenciamiento de los registros clínicos debe cumplir con los
siguientes objetivos básicos:

 Organizar y registrar los hallazgos durante la valoración (signos y síntomas) del


paciente, los cuales son la base para establecer el diagnóstico y plan terapéutico
 Proporcionar al equipo interdisciplinario una descripción completa y comprensible
del estado de salud del paciente
 Servir de registro de las intervenciones realizadas en cumplimiento del plan
terapéutico
 Servir de medio probatorio respecto de la atención y cuidados brindados al
paciente
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Anamnesis

La anamnesis consiste en la toma de información pertinente sobre las condiciones del


paciente, a través del interrogatorio, para establecer una hipótesis diagnóstica y
determinar el plan terapéutico. Se sugiere realizar el interrogatorio en el siguiente orden:

 Motivo de consulta
 Enfermedad actual
 Antecedentes personales, médicos, traumáticos, quirúrgicos, hospitalarios,
ginecológicos (mujer), sexuales y tóxicos
 Anamnesis nutricional
 Anamnesis farmacológica
 Antecedentes ocupacionales
 Ocupación del tiempo libre
 Antecedentes familiares y sociales (amigos, grupos de la tercera edad, etc.) (22),

Revisión por sistemas

 Autopercepción de la salud: preguntar al paciente sobre su percepción del estado


de salud en los últimos seis meses: excelente, muy buena, buena, regular o mala.
Es un indicador pronóstico para el desarrollo de complicaciones médicas,
disminución de la capacidad funcional e incluso de fatalidad

 Aspectos psicosociales (ansiedad, depresión, problemas familiares, etc.): pueden


ocultar o modificar algunas características de la enfermedad, de igual manera son
indispensables para proponer procedimientos diagnósticos adicionales o
intervenciones terapéuticas

 Indagar sobre la presencia/ocurrencia de incontinencia urinaria o fecal, caídas y


alteraciones de la memoria

 Es importante resaltar que la revisión por sistemas en el paciente geriátrico debe


limitarse a las quejas que tanto el médico o el profesional que atiende como el
paciente o su familiar consideren relevantes en los últimos tres a seis meses, y
que no tengan relación directa con la enfermedad actual

 Se debe evitar inducir respuestas positivas a la presencia de un signo o síntoma


(22), (24)
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Examen físico

En términos generales, el examen físico del anciano sigue los mismos lineamientos de
cualquier historia clínica, solo que se incluyen algunos aspectos adicionales relacionados
con la funcionalidad, la marcha y la función cognitiva, entre otras (22). Esos aspectos se
valoran mediante la aplicación de las escalas de valoración funcional del adulto y la
funcionalidad familiar; tales instrumentos permiten: (7)

 Mejorar la exactitud diagnóstica y descubrir problemas ocultos


 Mejorar la toma de decisiones respecto a nivel de atención requerido por el
anciano
 Disminuir la cantidad de medicamentos prescritos
 Disminuir las posibilidades de hospitalizaciones
 Disminuir los días de estancia institucional del adulto mayor, fomentando el uso de
los servicios domiciliarios
 Mejorar el estado funcional del adulto mayor
 Mejorar la situación afectiva y cognoscitiva del anciano, su familia o cuidador
 Fomentar la autonomía y la independencia del anciano
 Fomentar la unidad familiar
 Disminuir costos de la atención sanitaria
 Aumentar la supervivencia del anciano, y
 Mejorar la calidad de vida del adulto mayor

Capacidad funcional del adulto mayor

En sentido general, la capacidad funcional se entiende como “la capacidad para funcionar
en la vida diaria”, la cual está determinada por las normas, la cultura y las costumbres del
grupo al cual se pertenece, por tanto es un proceso dinámico que va más allá de aspecto
fisiológico (22).

Pero de manera más específica, es definida como “el conjunto de habilidades físicas,
mentales y sociales que permiten al sujeto la realización de las actividades que exige su
medio y/o entorno”, está determinada principalmente por: 1, la habilidad psicomotora,
entendida como la ejecución de habilidades práxicas que requieren la actividad
coordinada muscular y 2, un proceso cognitivo de intencionalidad.

Por consiguiente, la capacidad funcionalidad está relacionada con la capacidad del sujeto
para movilizarse en su entorno, realizar tareas físicas para su autocuidado, conductas y
actividades para mantener su independencia y relaciones sociales. De igual manera está
influenciada por la evolución de patologías múltiples superpuestas, procedimientos
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diagnósticos y terapéuticos, la polifarmacia, la automedicación, la presencia de afecciones


crónicas e invalidantes y factores sociales y psicológicos. (26)

El concepto de funcionalidad en geriatría involucra aspectos físicos, mentales, cognitivos,


afectivos, económicos, sociofamiliares, medioambientales y espirituales; estos aspectos
permiten conocer la funcionalidad, la discapacidad, el desacondicionamiento y determinar
el grado de incapacidad del adulto mayor, así como detectar los problemas que le aquejan
para brindarle una atención integral; busca conservar al máximo la autonomía física,
mental, social y económica del anciano (27). “La función también depende de aspectos
relacionados con el paciente y su enfermedad, la gravedad de esta, su impacto sobre el
estado físico, la cognición o el ánimo, la motivación por mejorar y las expectativas
personales.” (26).

La valoración de la capacidad funcional está incluida en la Evaluación Geriátrica


Multidimensional (EGM), el cual es un procedimiento diagnóstico que va más allá de
evaluar la función del anciano, su propósito es determinar las capacidades y cuantificar
los problemas funcionales, médicos, psicológicos, socioeconómicos y medioambientales
del anciano frágil, para establecer el plan terapéutico, los cuidados y el seguimiento a
largo plazo. Las áreas y componentes básicos de la EGM se describen en la tabla 1: (22)

Tabla 1. Áreas y Componentes de la Evaluación Geriátrica Multidimensional – EGM–


Área Componentes
- Diagnósticos y condiciones presentes
- Indicadores de severidad de la enfermedad
Salud física
- Cuantificación de la utilización de servicios médicos
- Autopercepción de la salud o la discapacidad
- ABC físico
- ABC instrumental
Capacidad funcional - Medidas de Evaluación Basada en la Ejecución
- Niveles de actividad física
- Funcionamiento social
- Función cognoscitiva (estado mental)
Salud psicológica
- Función afectiva (depresión específicamente)
- Actividades sociales
Parámetros sociales y
- Necesidades y recursos de soporte social
medioambientales
- Seguridad y adecuación del medio ambiente
Adaptado de: Semiología geriátrica anamnesis y examen físico del anciano, p. 94
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Para establecer el diagnóstico y determinar el plan terapéutico y los cuidados pertinentes


se puede requerir de un equipo multidisciplinar compuesto por: médico internista,
psiquiatra, neurólogo, psicólogo, nutricionista, trabajador social, y siempre el profesional
de enfermería; en ocasiones puede ser de gran ayuda un orientador espiritual, de acuerdo
con el credo del anciano y su familia. En todo momento es relevante tener presente el
aspecto bioético, puesto que existe la posibilidad de tener que declarar a un sujeto como
“incompetente físico o mental”; en este sentido, el objetivo de la bioética es conservar al
máximo la autonomía del individuo, tanto física como mental, respetando la toma de
decisiones por parte del propio individuo.

Para tomar la decisión de limitar o no la autonomía del adulto mayor, el equipo


gerontológico se vale de la evaluación de la capacidad funcional, tratando al máximo de
prevenir con ello un mayor deterioro funcional (27).

Escalas para la valoración funcional, cognoscitiva, afectiva y social

A continuación se describen algunas de las escalas más utilizadas para la valoración


funcional y cognitiva del adulto mayor en nuestro medio. Los instrumentos respectivos se
elaboraron y adaptaron con base diferentes instrumentos disponibles en la literatura
general (7), (9), (20), (21), (26), (27), (28), (29); y en especial a partir de los instrumentos
de valoración adaptados y adoptados por el equipo docente del área del Cuidado al
Adulto Mayor de la Facultad de Enfermería de la Universidad Pontificia Bolivariana,
Medellín 2013.

Ficha gerontológica. Es un instrumento de recolección de información que puede


aplicarse en los hogares de larga estancia, en cual se resume la condición del anciano en
cuanto a: datos biográficos y sociales, persona responsable o de contacto, canal de
ingreso a la institución y motivo, vivienda anterior, composición familiar, hábitos, actitud,
antecedentes personales, herodofamiliares, farmacológicos y hospitalizaciones. Se
propone una integración con el examen físico para facilitar la recolección de la
información.

Valoración funcional

Índice de Barthel. Es uno de los instrumentos de mayor uso para valorar las AVD;
también es conocido como “Índice de Discapacidad de Maryland”. Es el instrumento más
utilizado para el ingreso de adultos mayores a residencias asistidas en nuestro medio. La
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información se puede recolectar por observación directa y/o entrevista al paciente, su


familiar o cuidador principal. Para su aplicación se asigna a cada usuario una puntuación
en función de su dependencia para realizar algunas actividades básicas (comer, aseo
personal, vestirse, etc.), para cada actividad se asigna un puntaje de: 0, 5, 10 o 15 puntos.
El resultado se interpreta por rangos así:

0 – 20: Dependencia total


21 – 60: Dependencia severa
61 – 90: Dependencia moderada
91 – 99: Dependencia escasa o leve
100 : Independiente

Índice de Katz. Fue diseñado inicialmente en 1953 por un equipo multidisciplinar


conformado por médicos, enfermeras, asistentes sociales fisioterapeutas y terapeutas
ocupacionales del The Benjamin Rose Hospital de Cleveland, Ohio, con el objetivo de
evaluar la funcionalidad de pacientes con fractura de cadera. Por su simplicidad se
popularizó a nivel internacional como un instrumento fundamental de valoración en
instituciones geriátricas y para la valoración domiciliaria de pacientes crónicos.

El índice de Katz, es una escala sencilla que evalúa la conducta en seis funciones
sociobiológicas: bañarse, vestirse, uso del sanitario (retrete), traslado cama-silla
continencia y alimentación. En cuanto la interpretación del resultado, hay dos formas de
calificación:

 Asignando un puntaje para la realización de cada actividad que va de 1:


independiente, 2: requiere asistencia mínima, a 3: requiere mayor asistencia.

 Por agrupación en categorías de independencia/dependencia que van desde la A


hasta la H

Para efectos prácticos se utilizará la calificación numérica, cuyo resultado final permite
clasificar al paciente de la siguiente manera:

0 – 6: Autónomo
7 – 16: Autónomo parcial
Mayor a 16: Dependiente total
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Escala de Lawton Brody. Permite valorar la capacidad de la persona para realizar las
AIVD para vivir de manera independiente en la comunidad como hacer la comprar,
preparar la comida, manejar dinero, usar el teléfono, tomar medicamentos, etc.). Se
califica de 0 a 8, donde 0 corresponde dependencia total y 8 a autonomía total. Para su
interpretación se establecen los siguientes rangos:

0 – 1: Dependencia total
2 – 3: Dependencia severa
4 – 5: Dependencia moderada
6 – 7: Dependencia leve
8 : Autónomo

Escala de incapacidad física y mental de la Cruz Roja. Creada por el equipo del
Servicio de Geriatría de Cruz Roja de Madrid en 1972. Permite obtener una impresión
rápida y cuantificada del grado de incapacidad, tanto en el aspecto físico como
psicológico. Ambas categorías se califican de 0: independiente o normal hasta a 5 que
corresponde al paciente dependiente total o encamado.

Valoración cognoscitiva

El deterioro cognitivo, además de su alta prevalencia, tiene asociación con trastornos


conductuales y mayor utilización de recursos sociosanitarios. Además se relaciona con el
desarrollo de los principales síndromes geriátricos (inmovilidad, incontinencia, caídas,
impactación fecal, úlceras por presión), afectación directa sobre las esferas funcional y
social, y por un mal pronóstico para la rehabilitación. Conocer el grado de deterioro
cognitivo nos permite: estimar la calidad de la información que aporta el paciente sobre sí
mismo y su enfermedad, valorar su capacidad para comprender la información que recibe,
detectar los cambios en el nivel cognitivo a lo largo del tiempo, lo cual es determinante
para tomar decisiones diagnósticas, terapéuticas y de cuidado. Para valorar objetivamente
la esfera cognitiva, debemos interrogar acerca de: (29)

 Nivel de escolarización, profesión


 Presencia de factores de riesgo cardiovascular (hipertensión, diabetes,
fibrilación auricular)
 Historia familiar de demencia
 Antecedentes psiquiátricos
 Consumo de fármacos y tóxicos
 Motivo de consulta, forma de inicio y evolución de los síntomas
 Orientación
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 Quejas de deterioro de memoria


 Problemas en reconocimiento de familiares y amigos
 Lenguaje
 Capacidad de abstracción y juicio
 Trastornos de conducta: delirios, agitación psicomotriz, alucinaciones, ritmo
vigilia-sueño, hipersexualidad, vagabundeo, auto/hetero agresividad física y/o
verbal

Cuestionario cognitivo de Pfeiffer (Short Portable Mental Status Questionnaire -


SPMSQ). Es un test sencillo que explora orientación témporo-espacial, memoria reciente
y remota, información sobre hechos recientes, capacidad de concentración y de cálculo.
Se puntúan los errores y se interpreta así:

De 0 a 2 errores: sin deterioro intelectual


De 3 a 4 errores: deterioro intelectual leve
De 5 a 7 errores: deterioro intelectual moderado
De 8 a 10 errores: deterioro intelectual grave

Test Mini-Mental de Folstein (Mini-Mental State Examination - MMSE). Es un


cuestionario que valora un rango más amplio de funciones que el SPMSQ. Es útil en la
detección del deterioro cognitivo moderado. Consta de una serie de preguntas que
evalúan aspectos relevantes de la función intelectual en cuanto a: orientación témporo-
espacial, memoria reciente y de fijación, atención, cálculo, capacidad de abstracción,
lenguaje y praxis (denominación, repetición, lectura, orden, grafismo y copia). Una
puntuación menor o igual a 23 indica la necesidad de una evaluación posterior más
detallada para descartar trastorno orgánico (7). El resultado se interpreta así:

24 – 30: Normal 17 – 23: Trastorno cognitivo Menor de 17: Demencia senil

Escala del síndrome confusional agudo (CAM). El síndrome confusional agudo (SCA)
o delirium es uno de los trastornos cognitivos más importantes en el anciano, tanto por su
prevalencia como por su pronóstico. Por lo general se asocia con el desarrollo de
patologías graves; también puede asociarse al tratamiento farmacológico utilizado. El
desarrollo de un SCA tiene importancia desde el punto de vista económico y social, ya
que los enfermos requieren cuidados especiales del personal sanitario, tienen mayor
riesgo de caídas, estancias hospitalarias más prolongadas y mayor institucionalización.

La CAM es un instrumento muy útil de valoración y detección rápida de la sospecha de


delírium, la versión corta evalúa 4 criterios: el inicio agudo y curso fluctuante, la
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desatención, el pensamiento desorganizado y la disminución del nivel de conciencia. Para


establecer el diagnóstico de delirium se requiere la presencia de alteración en los dos
primeros criterios y uno de los otros dos. Sin embargo, para establecer el diagnóstico
definitivo debe valorarse el contexto clínico del paciente y los criterios de DSM IV de
delírium (29).

Escala de isquemia cerebral de Hachinsky. Este instrumento permite diferenciar la


demencia vascular tipo multiinfarto de la demencia degenerativa tipo Alzheimer. La
demencia vascular se reconoce clínicamente por un curso parecido al del ictus, presencia
de hipertensión y de arteriosclerosis generalizada y signos de lesiones cerebrales focales.
El resultado se interpreta así:

0 - 3: Probable demencia degenerativa tipo Alzheimer


4 – 6: Probable demencia mixta (situación intermedia)
7 o más: Probable demencia vascular (tipo multiinafrto)

Valoración afectiva

La depresión es el trastorno psiquiátrico más frecuente en los ancianos; más frecuente en


las mujeres. Tiene repercusión sobre la calidad de vida y la situación funcional y cognitiva
del adulto mayor. Da lugar a estancias hospitalarias prolongadas, consultas frecuentes,
múltiples ingresos y tratamientos.

El diagnóstico de depresión es eminentemente clínico; se puede realizar a través de la


entrevista, insistiendo en acontecimientos vitales desencadenantes, y la observación de
detalles, como la forma de caminar, actitud, aspecto, aseo y tono de voz del anciano. En
los ancianos se puede manifestar por síntomas somáticos como: pérdida de peso,
irritabilidad, ansiedad o deterioro en la capacidad funcional en lugar de tristeza y astenia,
agravando el cuadro depresivo y molestias físicas. Para explorar objetivamente la esfera
afectiva, se debe interrogar acerca de: (20)

 Estado anímico
 Labilidad emocional
 Anergia/hipoergia
 Anhedonia/hipohedonia
 Trastorno del apetito
 Trastorno del sueño
 Signos de ansiedad
 Ideación de muerte
 Ideación o tentativas autolíticas
 Quejas somáticas
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Escala de Yesavage para Depresión geriátrica. Fue diseñada por Brink y Yesavage en
1982 específicamente para el anciano. Compuesta en principio de 30 ítems. La versión
reducida incluye 15 preguntas; ésta se focaliza en la semiología depresiva y la calidad de
vida del anciano, más que en los síntomas somáticos. El resultado se interpreta así:

0 - 5: Normal (no hay depresión)


6 – 9: Depresión leve
10 o más: Depresión establecida

Autoestima de Rosemberg. La autoestima es entendida como los sentimientos de valía


personal y de respeto por sí mismo. Es el reflejo de la autoimagen real y la autoimagen
ideal. Evalúa la satisfacción del sujeto consigo mismo. Hay que tener presente que una
baja autoestima puede ser el inicio de una depresión. Consiste en un cuestionario de diez
preguntas, y se puntúa así:

Las primeras cinco preguntas se califican como +1 si la respuesta es afirmativa, o -1 si la


respuesta es negativa; las preguntas seis a diez se califican con -1 si respuesta es
afirmativa y como +1 si la respuesta es negativa. Para establecer el resultado se hace la
sumatoria correspondiente y se interpreta así:

Menos de 0 puntos: Autoestima muy baja (autoconcepto desfavorable)


Entre 0 – 5 puntos : Normal (autoconcepto correcto)
Más de 5 puntos : Autoconcepto alto

Valoración familiar y social. La valoración social exhaustiva es función del trabajador


social, pero el médico y el profesional de enfermería deben conocer y registrar en la
historia clínica todos los datos que puedan ser de interés y tengan repercusión presente o
futura en las condiciones del anciano. La valoración sociofamiliar permite conocer la
relación entre el anciano y su entorno. De igual manera, los aspectos relacionados con el
hogar, apoyo familiar y social de un aciano son relevantes para determinar el nivel
asistencial adecuado, establecer el plan terapéutico y de cuidados del mismo; así como
tramitar los recursos sociales necesarios para su asistencia integral.

Para valorar objetivamente la situación familiar y social del anciano se debe interrogar
sobre:

 Estado civil
 Si tiene hijos o no, en caso afirmativo ¿cuántos, y si viven en la misma ciudad?
 Personas con quien vive
 Personas con quien mantiene contacto frecuente: familiares, vecinos, amigos
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 Condiciones de la vivienda: servicios públicos, escaleras, ascensor, otros


 Necesidad de ayuda para su autocuidado
 Uso de dispositivos de ayuda para la marcha o traslación
 Quien es el cuidador, y si éste tiene algún problema de salud
 Recursos económicos o ayudas con que cuenta: pensión, subsidio, aportes
voluntarios de terceros, etc.

Cuestionario de Barber para identificar anciano en condición de fragilidad. La


fragilidad es un término complejo con múltiples significados y un origen siempre
multifactorial. Según Fried y cols, la fragilidad es un “estado fisiológico de aumento de la
vulnerabilidad a estresores como resultado de una disminución o disregulación de las
reservas fisiológicas de múltiples sistemas fisiológicos, que origina dificultad para
mantener la homeostasis”. El estado de fragilidad representa un riesgo elevado de
presentar eventos adversos de morbilidad, discapacidad, hospitalización o
institucionalización, incapacidad y muerte.

El cuestionario de Barber consta de nueve ítems, cuya respuesta posible es de tipo


dicotómica (sí - no). Cada respuesta afirmativa vale 1 punto. Se considera a un anciano
frágil cuando presenta una o más respuestas afirmativas (30).

Escala de valoración sociofamiliar de Gijón. “Creada a finales de los años noventa, se


emplea para valorar la situación social y familiar de las personas mayores que viven en
domicilio. Su objetivo es detectar situaciones de riesgo y problemas sociales para la
puesta en marcha de intervenciones sociales. Evalúa cinco áreas de riesgo social:
situación familiar, vivienda, relaciones y contactos sociales, apoyos de la red social y
situación económica. La puntuación oscila entre 0 y 20; entre mayor sea la puntuación
obtenida peor es su situación social” (20).

Escala de Zarit. La escala de Zarit fue desarrollada con la finalidad de medir el grado en
que el cuidador percibía que su trabajo de asistencia al enfermo con demencia alteraba su
propia salud física y emocional, así como su situación económica. Explora el sufrimiento
del cuidador principal (estrés) en áreas de salud física, psíquica, actividad social y
recursos económicos (20).

Consta de 22 ítems que evalúan las repercusiones negativas sobre determinadas áreas
de la vida asociadas a la prestación de cuidados. La puntuación total es el resultado de la
suma de las puntuaciones de los 22 ítems y tiene un rango que va desde 0 a 88. Para
cada ítem se utiliza una escala de cinco valores que oscilan entre 0 (nunca) y 4 (casi
siempre). La puntuación se establece por rangos y su resultado se interpreta así: (28)

0 – 46: No sobrecarga 47 – 55: Sobrecarga leve 56 – 88: Sobrecarga intensa


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Escala del Apgar Familiar. Es un instrumento que evalúa cómo perciben los miembros
de la familia el nivel de funcionamiento de la unidad familiar en forma global. Fue
diseñado en 1978; se basa en la premisa de que cada integrante percibe el
funcionamiento de la familia en un momento determinado y puede manifestar su grado de
satisfacción con la misma.

Contiene una serie de preguntas abiertas que valoran la dinámica familiar en las áreas de
adaptación, participación, crecimiento personal, afecto y recursos (Tabla 2).

Se sugiere que el cuestionario sea diligenciado por cada miembro de la familia en forma
personal; en caso de personas que no sepan leer, el entrevistador debe aplicar el test.
Las respuestas se estructuran así: 0: Nunca, 1: Casi nunca, 2: Algunas veces, 3: Casi
siempre y 4: Siempre.

Se marca una X para la respuesta; el puntaje fluctúa entre 0 a 20, estructurando la


clasificación de la funcionalidad familiar en los siguientes rangos:

≤ 9: Disfunción familiar severa 10 – 13: Disfunción familiar moderada


14 – 17: Disfunción familia leve 18 – 20: Familia completamente funcional

Tabla 2. Áreas de Funcionalidad Familiar


Áreas de
Descripción
funcionalidad
Evalúa la forma en que los miembros de la familia utilizan los recursos
intra y extrafamiliares en los momentos de grandes necesidades y
Adaptación
periodos de crisis, para resolver sus dificultades y adaptarse a
situaciones nuevas.
Mide la satisfacción de cada miembro de la familia, en relación con el
Participación grado de comunicación existente entre ellos, en lo que respecta a
intereses comunes, búsqueda de estrategias y solución de problemas.
Se refiere a la forma en que los miembros de la familia encuentran
Crecimiento satisfacción, en la medida en que su grupo familiar acepte y apoye las
personal acciones emprendidas para impulsar y fortalecer su crecimiento
personal.
Evalúa la satisfacción de cada miembro de la familia en relación a su
Afecto respuesta ante expresiones de amor, afecto, pena o rabia, al interior
de su grupo familiar.
Evalúa la satisfacción de cada miembro de la familia. En relación con
la forma en que cada uno se compromete a dedicar tiempo, espacio y
Recursos
dinero a los demás. Los recursos son elementos esenciales en a
dinámica familiar.
Fuente: Adaptación de Principios básicos de gerontología para el cuidado del adulto mayor, p. 35 – 36
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Otras escalas para valora algunos riesgos. Los instrumentos para la EGM son
numerosos y dependen de los objetivos de cada profesional que interviene en la atención
del adulto mayor. Las condiciones propias del adulto y la presencia de pluripatologías
exponen al anciano a múltiples riesgos como ulceras por decúbito, caídas, etc.

Escala de Braden. Permite establecer el riesgo de desarrollo de úlceras por decúbito, a


partir de la valoración de las siguientes categorías, que se califican en escala cualitativa y
cuantitativa: (7)

 Percepción sensorial: se refiere a la capacidad para reaccionar a molestias


relacionadas con la presión. 1) Completamente limitada; 2) Muy limitada; 3)
ligeramente limitada; 4) Sin limitaciones

 Exposición a humedad: se refiere al grado de exposición cutánea a humedad.


1) Constantemente húmeda; 2) a menudo húmeda; 3) Ocasionalmente húmeda;
4) Raramente húmeda

 Actividad: se refiere al nivel de actividad física que el paciente puede realizar.


1) Encamado/a; 2) En silla; 3) Deambula ocasionalmente;
4) Deambula frecuentemente

 Movilidad: se refiere a la capacidad del paciente para cambiar y controlar la


posición corporal. 1) Completamente inmóvil; 2) Muy limitada; 3) Ligeramente
limitada; 4) Sin limitaciones

 Nutrición: patrón de ingesta alimentaria del paciente. 1) Muy pobre,


2) Probablemente inadecuada, 3) Adecuada; 4) Excelente

 Roce y peligro de lesiones cutáneas: presencia o riesgo de lesiones


relacionadas con la necesidad de ayuda para movilizarse en la cama o en la silla,
bien sea por alteración de fuerza muscular, alteraciones osteomusculares como
contracturas y/o dispositivos de órtosisis o prótesis. 1) Problema presente,
requiere de asistencia máxima para ser movido; 2) Problema potencial, se mueve
con debilidad o requiere asistencia mínima para sus movimientos; 3) No existe
problema, se moviliza en la cama y en la silla con independencia, manteniendo
una buena posición. El resultado se ajusta por edad (<75 años - ≥ 75 años) así:

Sin riesgo: ≥ 16 si es menor de 75 años - ≥ 18 si tiene 75 o más años


Riesgo bajo: 15 – 16 si es menor de 75 años - 15 – 18 si tiene 75 o más años
Riesgo moderado: puntuación total 13 – 14
Riesgo alto: puntuación total < 12
Código:

CURRÍCULO DE ASIGNATURA Versión: 01_Julio 2015

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V.01

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Equilibrio y marcha (Escala de Tinetti). Tanto el equilibrio como la marcha son


regulados por el sistema nervioso central (SNC), mediante una serie de mecanismos
reflejos, alimentados por estímulos visuales, vestibulares y propioceptivos (figura 1), los
cuales interactúan activándose recíprocamente. Las señales percibidas por cualquiera de
los tres sistemas llegan a diferentes partes del SNC, activando una serie de reflejos
somatosensoriales para realizar continuamente pequeños ajustes posturales; esos
reflejos actúan sobre los músculos del cuello, tronco y extremidades, constituyéndose en
la primera línea de defensa contra las caídas. Las alteraciones en la transmisión de los
estímulos y de los reflejos dan origen a la inestabilidad, entendida como “el deterioro de la
capacidad de ajustar desplazamientos del cuerpo en el espacio”, siendo la principal queja
de alteración postural y caídas en los ancianos. (23).

Figura 1. Mantenimiento de la estabilidad corporal

Tomado de: Fisiología del envejecimiento, p. 150 (23)

Formatos propuestos para la Evaluación Geriátrica Multidimensional del adulto


mayor

Ver anexos 1 a 14

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