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Las trovas de El Montielero

Rubén I. Bourlot

Una necrológica publicada en la primera página del periódico El Tribuno de Paraná el 8 de abril de
1911 da cuenta del fallecimiento de “El Montielero” seudónimo poético de Eduardo Cadioti. La
crónica informa que “el querido bardo popular, ha muerto anoche a las 10 y media en su vivienda
de Villa Sarmiento (de Paraná).”
Hoy muy pocos recordarán a este juglar que cantó las hazañas del general Urquiza en unas
décimas que dejó plasmadas en folletos de existencia efímera de los cuales algún ejemplar quedó
al resguardo de una biblioteca.
Seguramente que sus versos no formarán parte de ninguna antología de la poesía regional pero
constituyen una vívida fuente para la historia de Entre Ríos y en particular del general Urquiza. Es
“uno de esos cantores sin metro ni rima –relata la crónica citada-, que en la rusticidad de un
lenguaje trasuntan el alma del trovero criollo, de esos que ya no quedan sino en la lejanías
apartadas a donde la guitarra tradicional todavía no ha sido reemplazada por el acordeón del
inmigrante.”
Se dice que Urquiza solía escuchar los recitados del Montielero en los momentos de reposo que le
dejaban las campañas militares y las tareas de gobierno. Y la crónica continúa con un testimonio
del propio Candioti que, con cierta nostalgia, rememora: “Si Urquiza no hubiera caído tan pronto
no solamente la patria hubiera ganado, sino que yo también, porque hubiera llegado a dónde
merecía.”
Otra vocación también había atrapado al Montielero. En su casa de ese antiguo barrio paranaense
había instalado una escuelita a la que concurría un puñado de alumnos de los alrededores
“ansiosos de aprender de los labios del poeta el A B C y algún poco de Historia de Entre Ríos”.

Papeles amarillos
Hurgando en las bibliotecas, desempolvando papeles sepia, Luis Alberto Salvarezza dio con el
folleto en cuestión titulado “Historia del capitán general Don Justo J. de Urquiza, en versos, escrita
por un soldado” que incluye una carta a Benjamín Victorica y Luis María Campos, fechada en 1893,
a quienes les dedica el trabajo. El folleto lleva el pie de imprenta de Tipografía, Litografía y
Encuadernación “La Velocidad” fechado en Paraná en 1894. Precisamente en el Museo Histórico
Martiniano Leguizamón de Paraná se puede consultar uno de esos ejemplares.
En una compilación realizada por Olga Fernández Latour (Cantares Históricos de la tradición
argentina, 1960) se menciona al poeta, sin aludir a su seudónimo, y sostiene que “el estudio de la
folletería es generalmente ingrato. Literatura que carece del brillo de la ilustración y de la
espontaneidad del folklore, resulta más placentero ignorarla que hurgar en sus motivaciones y su
destino. Sin embargo la proliferación de esta folletería que tanto alarmaba a Navarro Viola se
debía a que ella trataba de llenar el enorme hueco cultural que iban dejando las tradiciones
decadentes.”
Y se pregunta “¿Qué resabios, habrán quedado de este movimiento en la tradición oral? ¿Habrá
pasado todo aquello como una moda fugaz? ¿Habrá dejado alguna raíz en la cultura del pueblo?”
Una dedicatoria
En la carta dirigida por el Montielero a Victorica y Campos expresa que les dedica “mi muy
humilde y sin ningún valor versificación histórica, que en honor a la memoria de la ilustre víctima,
Capitán General D. Justo José de Urquiza, acabo de hacer imprimir a fin de que las generaciones de
esos valientes soldados, cuyas glorias compartieron con el General Urquiza, conozcan los hechos
históricos de sus antepasados; los sacrificios hechos en bien de la Patria; las victorias obtenidas y
el alcance que ellas han tenido, bajo la dirección y órdenes de tan ínclito General.
“La reconocida ilustración de ustedes, sabrá darle su mérito, no como poesía, por cuanto nada
vale en este sentido, pero sí en el sentido que, el nombre del General Urquiza y sus glorias, no se
borren de la memoria de ese soldado rudo pero valiente, de ese pueblo .poco instruido que más
que nadie tiene derecho a conocer, conservar, cantar, en malos o buenos versos, los hechos, las
glorias de sus antepasados, y aun las adquiridas por ellos mismos. Ellos las cantan con orgullo y las
trasmiten de generación en generación; cantando sus glorias retemplan su patriotismo, encarnan
en sus hijos el amor a la Patria, y conservan en su memoria el respeto y la veneración a nuestros
grandes hombres.”

Retazos de un folleto
Ponemos a consideración del lector unos fragmentos de los poemas.
A uno lo titula Memorable pasaje del río Paraná (a nado):
“Es preciso conocer / lo que es el río Paraná, / la anchura y profundidad / que se tiene que vencer.
“Es más fácil perecer / que salir de él victorioso, / si hay un hombre valeroso / que a nado quiera
pasar / la vida ha de peligrar / en su oleaje borrascoso.
“A este caudaloso río / su bravura le humillaron, / porque a nado lo pasaron / los soldados de
Entre Ríos.
“Las divisiones pasaban / llevando cada soldado / el caballo a su costado / y en esta forma
nadaban.
“Los jefes de divisiones / también a nado pasaban, / ellos el ejemplo daban
al frente de sus legiones.
“Urquiza quiso hacer ver / que en un momento oportuno / no había obstáculo ninguno
que no pudiera vencer.”
Otro de los poemas lleva por título Marcha y batalla de Caseros:
“Cuando el caudillo entrerriano / el pasaje concluyó, / a Buenos Aires marchó
donde se hallaba el tirano.
“Allí Rosas de antemano / el terreno había elegido / con su ejército reunido
fuerte y bien parapetado / creía el triunfo asegurado / y no creía ser vencido.”
Valga esta reseña como recuerdo de uno de los tantos casi anónimos personajes que fueron
testigos del devenir histórico comarcano, portador de un apellido que identifica a protagonistas
del pasado regional.

Para seguir leyendo


Olga Fernández Latour (1960). Cantares Históricos de la tradición argentina, disponible en
https://www.letras.edu.ar/BID/bid121_OlgaFernandezLatourdeBotas_Cantares-historicos-de-la-
tradicion-argentina.pdf
Más temas sobre nuestra región en la revista digital Ramos Generales, disponible en
http://lasolapaentrerriana.blogspot.com/

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