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EN LA TRADICIÓN ANDALUZA
FUNDACIÓN MACHADO
1999
EL ROMANCERO TRADICIONAL DE ANDALUCÍA.
LA- RECOLECCIÓN HISTÓRICA Y LAS ENCUESTAS
DE M. MANRIQUE DE LARA
(CÓRDOBA, SEVILLA, CÁDIZ; 1916)
Fernán Caballero possede dans ce genre des archives non moins riches; a tout ce
que son pere, l'érudit passionné, Don Juan Nicolás Bahl de Faber, avait amassé
pendant sa vie, il a ajouté ses propres trouvailles, et il n'épargne rien pour les
augmenter. S'il entend un aveugle chanter dans la rue quelque romance qu'il ne
3 Ese mismo conocimiento directo parece reflejarse en las observaciones que añade Durán a los
otros textos de Estébanez: "Este romanCe [. ..] da una idea de otros muchos que con iguales
circunstancias se cantan tradicionalmente en la Serranía de Ronda, por los jóvenes aldeanos y
campesinos" (1, 54); "Este romance, que aún se conserva y pasa de boca en boca en Andalucía "
(1,327); "Este romance, como casi todos los que en Andalucía se conservan por tradición "
(1, 372).
4 Sobre el largo lapso de tiempo que podía mediar entre la redacción y la publicación de las
obras de Cecilia Bahl de Faber, cf C. Pitollet, "Les premiers essais littéraires de Fernán
Caballero. Documents inédits", BHi, IX (907), 67-86, 286-302; BHi, X (1908), 286-305, 378-
396; J. F. Montesinos, Fernán Caballero. Ensayo de Justificación (México: El Colegio de México
/ Berkeley: Univ. of California Press / London: Cambridge Univ., 1961); J. Herrero, Fernán Ca-
ballero: Un nuevo planteamiento (Madrid: Gredas, 1963).
5 F. Wolf, Beitrage zur spanischen Volkspoesie aus den Werken Fernán Caballero's (Wien: Akad.
der Wissenschaften, 1959); antes en Sitzungsberichten der phil.-hist. Classe der Akademie der
Wiss., XXXI (1859), 133-218. J. F. Montesinos alude con cierta crueldad a este trabajo: "La ri-
queza folklórica de las obras de doña Cecilia es uno de sus aspectos mejor conocidos. Erudito
hubo -con ese seguro instinto de destrucción que poseen a veces los eruditos- que se solazó en
antologizar aparte todos estos elementos intercalados en las novelas de Fernán", Fernán Caba-
llero. Ensayo de Justificación, ed. cit., p. 62. Muy cierto, si se trata de analizar la creatividad
literaria, pero ello no quita nada a la utilidad que el trabajo surgido del "instinto de destrucción"
de Wolf(y que para él era más bien un homenaje a la autora) nos presta para nuestros propósitos.
6 Publicada en el Jahrbuch für englische und romanische Literatur, III (1861), pp. 209-237.
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connaisse pas, il' l'arrete aussitot, et tout ce qu'il recueille ainsi a tout vent se
classe dans sa mémoire pour se retrouver, a l'occasion, sous sa plume 7 •
Este precioso romance, de que Schiller o Burger habrían hecho una de sus 'más
hermosas baladas, ha sido recogido en un pueblecito pequeño de la Sierra, y es,
al decir de las gentes de allí, sumamente antiguo. Creemos que así lo manifies-
ta el lenguaje.
10 Sobre las razones del fracaso de Machado y Álvarez, y a propósito del caso de Asturias, algo
queda indicado en un trabajo anterior. Cf. J. A. Cid, "Clarín us. Juan Menéndez Pidal, y la
polémica del 'Folklore' (1885-1985)", en Symbolae Ludouico Mitxelena Septuagenario Oblatae.
Vitoria, Univ. del País Vasco, 1985, n, pp. 1.423-1.435.
11 J. Leite de Vasconcellos reimprime, sin embargo, en El Folk-Lore andaluz su versión de Me
casó mi madre, tomada de los Cantos populares españoles. Sorprende que Rodríguez Marín
no publicase por sí mismo su colección de romances y es muy probable que reuniese otras
versiones además de las comunicadas a Menéndez Pelayo y las publicadas ocasionalmente en
alguna de sus obras. En el Archivo Menéndez Pidal se conserva algún original suelto, pero
desconozco el paradero del conjunto de la colección del gran folclorista y erudito de Osuna.
En' la Biblioteca central del CSIC se conservaba, en estado lamentable de abandono (según
pude comprobar hacia 1988), la biblioteca folclorística de Rodríguez Marín, incluyendo ma-
nuscritos valiosos.
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[1] Rodriguillo venga a su padre (á-o) [CGR, 0002]: Rodríguez Marín; verso
compuesta: Osuna y La Alameda.
[2] Roldán y Urgel (ú-a) + El prisionero (ó / ó-e) [CGR, 0122] + [CGR,
0078]: Estébanez Calderón.
[3] Por la calle de su dama (á-a) [CGR, 0091]: Estébanez Calderón.
[4] Gerineldo (í-o) [CGR, 0023]. 6 versiones: Gallardo (Marchena);
Estébanez Calderón;. Durán; Rodríguez Marín (Osuna); Micrófilo
(Guadaicanal); Mas y Prat (s.!.)
[5] La dama y el pastor (estróf.) [CGR, 0191]: Fernán Caballero.
[6] Hilo de oro (é) [CGR, 0224]. 3 versiones: L. Palomo y Ruiz (Sevilla);
Machado y Álvarez (¿Sevilla?); Anón. (Huelva).
[7] La aparición de la enamorada (í) [CGR, 0168]. 2 versiones: Rodríguez
Marín (Osuna); A. Guichot (s. 1. 14 ).
[8] El prisionero (ó) [CGR, 0168]. Cf. supra, Roldán y Urge l.
[9] Me casó mi madre (hexas. í-a) [CGR, 0221]: Rodríguez Marín.
[10] Albaniña (ó) [CGR, 0234]. 3 versiones: Fernán Caballero; Rodríguez
Marín (¿Osuna?); Micrófilo (Guadalcanál).
[11] Tamar (á) [CGR, 0140]: Rodríguez Marín (Osuna).
12Se reimprime el texto en RTLH, V, pp. 223-224. CE Ibid., sobre la curiosa incidencia que
esta versión ha tenido en la tradición oral no andaluza del romance.
13El inventario que sigue no está, en modo alguno, cerrado. Es probable que puedan agregarse
algunas otras versiones andaluzas recogidas en el siglo XIX que han escapado a nuestra
atención. Además de las ya aludidas de Rodríguez Marín, consta, por ejemplo, que J. Ama-
dor de los Ríos, andaluz, disponía de algunas versiones de su tierra, además de su extensa
colección de romances asturianos y de otros de Aragón y Navarra. Prescindo, en cambio, de
una pequeña colección de Granada que lleva la fecha de 1860, con textos facilitados por la
madre y el "ama seca" de don Manuel Gómez Moreno, porque ese año no corresponde a la
fecha de recogida sino a la del presumible aprendizaje de las versiones. -
14 En rigor, no es enteramente segur!? que se trate de una versión andaluza.
LAS ENCUESTAS DE MANRIQUE DE LARA. ANDALUcíA, 1916 29
15La aportación mayor son las versiones de Granada remitidas por Manuel Gómez Moreno
en 1908 (Don Gato, Las tres cautivas, La infanticida, Santa Catalina, El castillo de la Vir-·
gen, El retrato, etc.), a las que se suman dos de Ronda (La monja por fuerza, La muerte del
galán), facilitadas por F. del Río en 1907, y otras de Málaga, recogidas en Madrid, 1901 por
R. Menéndez Pidal y M. Goyri (Las tres cautivas, Delgadina La infanticida, Las hijas del
merino). Los textos más valiosos son una versión de El cautivo del renegado fundido con La
hermana cautiva, recogida por R. Farías en Gádor, y las dos de Granada que, al parecer
facilitó Manrique de Lara ya hacia 1906 de Gerineldo y La condesita.
16Las nueve versiones de Sanz Arizmendi fueron, en realidad, recogidas en fecha anterior (c.
1905), aunque remitidas sólo hacia 1910 ó 1911.
17 Las colecciones de Sanz Arizmendi, la de Pozoblanco, y la del presbítero Sáez se conservan
en el Archivo Menéndez Pidal. De 1916 es el artículo de A. M. Espinosa, "Traditional Ballads
from Andalucía", en The Flügel Memorial Volume, Stanford, Univ., 1916, pp. 93--107; se pu-
blican 13 versiones de Sevilla, aャiINセイ■。L etc.
LAS ENCUESTAS DE MANRIQUE DE LARA. ANDALUCíA, 1916 31
18 La carrera militar de M. Manrique de Lara puede seguirse con absoluta precisión crono,.
lógica mediante su extensa "Hoja de servicios", que manejo gracias a una reproducción obte-
nida por Luis Suárez Ávila, a cuya amistad y amabilidad debo una copia. De ella tomo los
datos que anteceden.
19 Sobre la labor de M. Manrique de Lara como compositor cf los datos, no constrastados, que
aporta 1. J. Katz en Judeo-Spanish Traditional Ballads from Jerusalem, N. York, Institute of
Mediaeval Music, 1972, p. 31, y, en especial, los discursos del propio Manrique y de J. Tragó y
Arana en la recepción pública del primero en la Academia de Bellas Artes.
32 JESÚS ANTONIO CID
20 Sorprende que Manrique equiparase con todo un Richard Strauss a von Schillings, un músico
hoy casi del todo olvidado y ya en su tiempo más relevante como gestor de teatros de ópera, o
como conspicuo antisemita, que como compositor.
21 Toda,la informaciónque extractamos sobre Manrique como músico procede de la única fuente
"autobiográfica" conocida, es decir los mencionados Discursos leídos ante la Real Academia de
Bellas Artes de San Fernando en la recepción de D. Manuel Manrique de Lara y Berry, Madrid,
Ministerio de Marina, 1917. El discurso de Manrique de Lara, dedicado a los "Orígenes litera-
LAS ENCUESTAS DE MANRIQUE DE LARA. ANDALUcíA, 1916 33
rios de la Trilogía wagneriana", está precedido por una introducción menos protocolaria de lo
acostumbrado y es en ella donde se alude a Menéndez Pelayo y a Chapí. El discurso de contes-
tación, a cargo de José Tragó y Arana, que hubo de reemplazar a última hora a Don Marcelino,
tiene escaso interés y aporta pocos datos a lo que Manrique de Lara dice ya sobre sí mismo.
22 Algunos de esos artículos, en enumeración muy incompleta y sólo hasta 1900, se citan en J.
Simón Díaz, et al., Veinticuatro Diarios, Madrid, CSIC, 1979. Entre ellos: "La música de La
Bruja" (Imparcial, 31-XII-1887), "Música española" (Imparcial, 6-II-1889, y 16-1-1899), "Mozart"
(Imparcial, 9-XII-1889), "Parsifal" (Heraldo, 19 y 20-VIII-189l), ''Un concierto wagneriano" (Épo-
ca, 26-III-1895), "Música olvidada" (Heraldo, 26-III-1897), "El público y los conciertos" (Impar-
cial, 29-III-1897). Añádanse, al menos, "Tomás Bretón" y "La vuelta de Gayarre" (Los Madriles,
núms. 20 y 23, 1889).
23El Tratado ocuparía los volúmenes XI y XII de la Antología de poetas líricos, publicados en
1903 y 1906. Consta por su Hoja de servicios que Manrique de Lara se hallaba en situación
de "excedente forzoso" desde octubre de 1899 hasta 1908, año en que fue nombrado ayudan-
te personal del Ministro de Marina. En toda esta etapa residió en Madrid, aunque obtuvo
autorización "para viajar por la Península y el Extranjero" en 1899 y 1900. Las tertulias a
que alude Menéndez Pidal hubieron de tener lugar hacia 1904-1905.
24 R. Menéndez Pidal, Cómo vivió y cómo vive el Romancero, Valencia, La Enciclopedia His-
pánica, s. a. [1945]), pp. 71-75. Reed. en Estudios sobre el Romancero, cit., pp. 432-435. El
relato sobre la excursión a Las Navas del Marqués se reproduce en el Romancero Tradicio-
34 JESÚS ANTONIO CID
cación de Manrique de Lara a los trabajos del Romancero fue constante a partir
de entonces y se reveló, en efecto, como una "adquisición inestimable", y ello no
sólo en lo que atañe a las melodías.
Aunque la mayor celebridad de las encuestas de Manrique suele ir refe-
rida a sus trabajos entre los sefardíes de Oriente (1911) y de Marruecos (1915-
1916)25, no son de importancia inferior sus campañas de recolección de textos
y melodías de romances en la Península. Ya en 1906 contribuyó con versiones
de Murcia, Albacete y Badajoz; de 1908 es una colección leonesa, y en años pos-
teriores aportaría una de las contribuciones individuales más valiosas que se
conservan en el Archivo Menéndez Pidal, con cientos de versiones de Castilla
la Vieja, Cantabria, Aragón y Andalucía, sobre todo, aunque hay pocas provin-
cias españolas en las que Manrique no recogiera algún romance.
nal de las Lenguas Hispánicas, Madrid, Cátedra Seminario Menéndez Pidal, 1975, VII, pp.
110-115, junto con la versión de Gerineldo allí recogida y las transcripciones musicales de
Manrique de Lara; el mismo relato, con alguna adición, figura en R. Menéndez Pidal, Roman-
cero Hispánico, Il, ed. cit., pp. 295-298.
25 Sobre las encuestas de romances sefardíes de Manrique de Lara, cf. S. G. Armistead, El
Romancero judeo-español en el Archivo Menéndez Pidal, Madrid, CSMP, 1978, 1, pp. 18-21; Y
descripción de todos los materiales obtenidos (evaluados en cerca de 2.000 textos) en el vol. lII.
26Anotada a tinta en folios sueltos, escritos en sentido horizontal, con numeració,n seguida
que alcanza, al menos, hasta el f. 15.
27 La colección, de la que se conservan los originales de la colectora en el Archivo Menéndez
textos sueltos, como alguno de Écija y otros que habrán de ser objeto de cata-
logación cuando se acometa la deseable elaboración rigurosa de un índice biblio-
gráfico del Romancero andaluz.
Nuestro objetivo, más modesto, se limita ahora a describir la encuesta
más importante en la etapa "histórica" de exploraciones del Romancero de
Andalucía, es decir la realizada por Manrique de Lara en 1916.
En 1915 había realizado Manrique de Lara su primera gran exploración
del Romancero sefardí de Marruecos, centrada en Tánger y Tetuán. Pese a la
extraordinaria riqueza de los resultados obtenidos, Manrique debió de conside-
rar que restaba mucho por recoger en Marruecos, y el año siguiente decidió
prolongar la encuesta en Tetuán y extenderla a las comunidades judeo-españo-
las de Larache y Alcazarquivir. Sin embargo, tanto en el viaje de ida como
después de cruzar el estrecho a su regreso, Manrique de Lara aprovechó la
ocasión para recoger romances en las principales ciudades andaluzas de su
itinerario. Aunque la parte de la encuesta dedicada a Andalucía fuese un pró-
logo o consecuencia de su investigación entre los sefardíes, deber tenerse en
cuenta que para el colector toda la encuesta de 1916 constituía un todo unita-
rio· y que, en consecuencia, se numeran en forma seguida todas las versiones
reunidas desde que inicia en Córdoba su exploración hasta que regresa de
África29 • En realidad, Manrique cruzó en ese año dos veces el estrecho; la pri-
mera para encuestar en Larache y Alcazarquivir; la segunda para proseguir en
Tetuán las exploraciones del año anterior. Para Andalucía tiene incidencia sólo,
hasta donde sabemos, el primer viaje.
Lo primero que cabe destacar de la encuesta andaluza de Manrique de
Lara es su carácter de exploración de un Romancero netamente urbano. Son
sólo tres grandes capitales (Córdoba, Sevilla, Cádiz) y otra ciudad de elevada
población (Algeciras) las que proporcionan la totalidad de los materiales; ya
hemos visto, por otra parte, que el resto de versiones andaluzas aportadas por
Manrique en otros años procede también de núcleos urbanos (Granada, Jerez,
Ronda, Écija). Esa forma de actuar variará sustancialmente en las encuestas
que 1V{anrique lleva a cabo en años posteriores en Castilla y Aragón, en las que
predominan los pueblos pequeños y aldeas. En el caso andaluz la elección de
grandes ciudades en 1916 hubo de ser motivada por razones circunstanciales
de su itinerario en el viaje a Marruecos, por la experiencia positiva adquirida
entre los sefardíes, cuyas comunidades eran también urbanas, y, sobre todo,
porque no hay duda de que a principios de siglo el Romancero era todavía un
fenómeno muy vivo en el ámbito de la ciudad, como siguió siéndolo todavía en
fechas posteriores.
30 Cf. D. Buchan, The Ballad and the Folk, London-Boston, Routledge & Kegan Paul, 1972,
capítulos 7-9 (sobre A. Brown), y 18 (sobre Bell Robertson). Para más información, cf. J. A.
Cid, "La tradición moderna y la edición del Romancero hispánico. Encuestas promovidas por
Ramón Menéndez Pidal en Asturias (1911-1920)", RDTP, XLVII (1992), pp. 127-154.
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artificioso. Todo ello sorprende en una joven de 21 años y revela, junto a una
capacidad de retentiva nada frecuente, la inmersión en un medio familiar o
vecinal en el que confluían con naturalidad. muy distintos estratos cronológicos
y estilísticos del Romancero y de la canción narrativa.
La singularidad de Encamación Rodríguez como transmisora reside tam-
bién en que a partir de cierto momento se convierte en anotadora de sus pro-
pias versiones e, incluso, en colaboradora de Manrique de Lara al remitir tex-
tos recogidos de otras personas. Es fácil suponer que esta actividad de encues-
tadora, y autoencuestadora, se debió a que Manrique no pudo agotar el reper-
torio de Encarnación y le solicitó que ella misma apuntara lo que fuera recor-
dando para enviárselo. A esa colaboración se deben cinco remesas de textos
anotados por la muchacha sevillana. Al final de la primera (PI. 1, en la descrip-
ción que damos más adelante) Encamación Rodríguez daba una lista de "coplas"
que aún se le quedaban en el tintero y que en su mayor parte incluirá en los
otros envíos. En su ortografía que respetamos, indicaba:
nación anota las dos versiones distintas que conocía de un romance burlesco
erótico ("Estando de guardia un día"31) seguido de un motivo cancioneril anti-
guo, "No me entierren en sagrado"). Antes ele escribir la segunda versión, la
recitaáora anota un comentario que la revela como una transmisora no simple-
mente pasiva: "Tanbi[eln la se de esta manera, pero esta me parece mas mo-
derna. El estribillo es el mismo". Al final de esta segunda remesa, la joven
repite sus disculpas: "Perdone Ud. la molestia que le causo leyendo esta multitu
de renglone mala mente escrito y la falta de octografía". Al final del siguiente
envío de textos escritos (PI. 3) Encarnación revela que actuaba ya como colec-
tora para Manrique: "La muchacha que 110 le dije que me estaba diciendo las
canciones que sabe que son muy bonita se a ido fuera a pasar una tenporada
con su familia cuando buelba sea cuando sea le prometo mandarsela". Es po-
sible que de esa recolección procedan algunos textos de las últimas remesas (PI.
4 Y PI. 5), aunque en ellas hay alguno que sin duda pertenecía al acerbo de la
propia Encarnación.
Señalábamos antes que el repertorio romancístico de Encarnación Rodrí-
guez no destacaba por representar temas o "baIlad types" nuevos o antes no
documentados. Hay; con todo excepciones; así el único vestigio del romance de
La muerte del príncipe don Juan que se ha recogido en Andalucía, y en todo el
Sur de España, se le debe a ella; y algunos textos documentan las primeras
versiones andaluzas de otros romances.
A todas estas razones que bastarían para conceder a Encarnación Rodrí-
guez un lugar de honor en la hipotética galería de grandes romancistas, falta
por añadir una más: a ella se le debe con toda probabilidad el que Manrique
de Lara entrase en contacto plenamente con los depositarios del Romancero de
los gitanos. Veamos por qué. Toda la segunda sesión de recogida, después de la
encuesta en las fábricas de aceites y tabaco, la ocupan versiones dictadas por
Encarnación Rodríguez (textos XLVII a LIX). El tercer día de encuestas se abre
también con una larga tirada de versiones suyas (textos LX a LXXXVI), a la
que siguen otras versiones (LXXXVII a XCV) en las que Encarnación se alter-
na con otras jóvenes de edad similar a la suya (Rosario Martín, 21 años; Jua-
na Neira, de 18; Dolores Lozano, de 26), de quienes la última es Joaquina
Lérida, de 23 años, a la que Manrique identifica claramente como gitana, y que
recita un espléndido texto de El moro que reta a Valencia. Aunque tenemos a
continuación dos huecos (textos XCVI y XCIX), que posiblemente coinciden con
el inicio de una nueva sesión o día de encuestas, al reanudarse la serie la
primera versión anotada es el fragmento de Jimena pide justicia (texto C),
dictado por Joaquín Bermúdez, de 41 años, "gitano de Triana". A ese texto
siguen inmediatamente tres nuevas versiones de Encarnación Rodríguez (tex-
tos CI a CIl!), y muy poco después entra en escena Juan José Niño y López,
a quien pertenece toda la sección final de la encuesta sevillana (textos CVIl a
CXIIl, y CXVII a CXXVII!), y cuya serie se interrumpe sólo para intercalar tres
textos, uno de los cuales pertenece, de nuevo, a Joaquina Lérida. Puede suponer-
se que Encarnación, localizada inicialmente en la Fábrica de tabacos, encami-
nó después a Manrique de Lara a su propio barrio y domicilio, y que fue allí
o en las inmediaciones (en la calle Pureza, 27) donde el gran colector encontró,
junto a otros gitanos, a uno de los más extraordinarios romancistas de la tra-
dición moderna. Luis Suárez Ávila conjetura que en esa casa de la calle Pure-
za vivían, en forma de corrala, varias familias gitanas y que la propia Encar-
nación Rodríguez pertenecía a una de ellas. Lo cierto es que su repertorio es
plenamente "payo" y que Manrique no consignó que su gran recitadora y cola-
boradora fuese gitana, como lo hizo con Joaquina Lérida y Joaquín Bermúdez.
Pero, sorprendentemente, tampoco de Juan José Niño dice Manrique que fue-
se gitano, aunque no cabe la menor duda de ello.
Sobre la importancia de Juan José Niño como transmisor más destacado
de toda una subtradición romancística no hemos de extendernos aquí. A él se
han referido en varias ocasiones Diego Catalán y Luis Suárez Ávila, entre otros,
40 JESÚS ANTONIO CID
32T. Catarella, El Romancero gitano-andaluz de Juan José Niño, Sevilla, Fundación Macha-
do, 1993. En la edición de Catarella falta únicamente un texto: la versión de Por la calle de
su dama (+ Mira, Zaide, que te aviso). La omisión no es responsabilidad de la editora; el ro-
mance se hallaba archivado en un fondo de Romancero Nuevo organizado por María Goyri
para sus estudios sobre Lope 、・セvァ。L y sólo recientemente ha sido localizado.
LAS ENCUESTAS DE MANRIQUE DE LARA. ANDALUcíA, 1916 41
INVENTARIO. ÍNDICE
Manrique de Lara realizó sus viajes romancísticos desde 1911 por comi-
sión del Centro de Estudios Históricos 33 , en conexión directa con el proyecto del
((Romancero General Español" que dirigía R. Menéndez Pida!' Esa obra, el fu-
turo Romancero Tradicional de las Lenguas Hispánicas, se organizaba en la for-
ma de grandes corpora temáticos, lo que implicaba que los materiales aporta-
dos por cada colaborador se desmembrasen y archivasen en conjunto, y no se
conservaran como colecciones unitarias. En consecuencia, reconstruir cada co-
lección individual presenta dificultades difíciles de salvar, empezando por la
necesidad de examinar todos los textos de un Archivo que cuenta con varios
miles de versiones. En el caso de Manrique de Lara, la numeración seguida
(doble numeración casi siempre) que utilizaba en sus originales facilita la ta-
rea de reconstruir la secuencia cronológica de sus encuestas, pero no la locali-
zación material de las versiones. En el inventario que sigue se apreciarán la-
gunas, que corresponden a unas cuantas versiones que no me ha sido posible
localizar; lo más probable es que se trate de textos no romancísticos que Menén-
dez Pidal y María Goyri no incorporaron a su Archivo. Especialmente laborio-
sa, y sin completo éxito, ha resultado la localización e identificación de los textos
remitidos por Encarnación Rodríguez a Manrique de Lara. Para su encuesta
propiamente dicha Manrique utilizó en 1916 tres cuadernos: en el primero, él
mismo numera las hojas en el margen superior izquierdo; el segundo incluía
una numeración impresa en el margen derecho. Se conserva la primera pági-
na de este segundo cuaderno, con el resumen del contenido: "Il / Romances /
recogidos de la tradición oral/en / Sevilla CXIV a CXXVIlI (739 v.) / Cádiz
CXXIX a CXLIX (769 v.) / Larache CL a CCXXV (2776 versos) / Alcazarquivir
CCXVI a CCLXXX (2652 versos) / Algeciras CCLXXXI a CCXC (386 versos)".
En el tercero Manrique empezó a recopiar las versiones facilitadas por Encar-
nación Rodríguez, pero desiste de hacerlo después de copiar sólo un texto (CCXC
bis); continuaban después las restantes versiones recogidas en Algeciras (CCXCI
a CCXCVI), y seguidamente, las de Tetuán.
En las listas que a continuación se publican, se indica, en primer lugar,
la ordenación de versiones (números romanos) en la presumible secuencia tem-
poral en que tuvo lugar la encuesta, y las páginas (números árabes) que ocu-
pan los textos en los cuadernos o, en algún caso, hojas sueltas en que se ano-
taron. Se indica a continuación si la melodía fue registrada (M) o falta (#).
Siguen las indicaciones de lugar de recolección, recitador, y título de romance,
que siempre que es posible damos de acuerdo con los títulos utilizados en el
Catálogo General del Romancero y en diversas publicaciones del Seminario
Menéndez Pida!' Incluimos las versiones extremeñas de Villa del Campo, reci-
33 Según puede observarse en su " Hoja de servicios", entre 1911 y 1918 Manrique de Lara
estuvo varias veces en la situación de excedente forzoso o supernumerario, o bien adscrito
como ayudante personal del Ministro de Marina, lo que le permitió la movilidad suficiente
para realizar sus viajes de encuesta. En 1918, cuando lleva a cabo su gran encuesta en el
Norte de España, consta que "se le autorizó para que desempeñe en la Península una comi-
sión que le fue conferida por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes".
42 JESÚS ANTONIO CID
tadas por una informante que residía en Algeciras. Reproducimos también las
curiosas estadísticas de número de versos (octosílabos) recogidos en cada sesión
o día de trabajo que Manrique de Lara consignaba en sus encuestas. Tienen la
evidente utilidad de señalar cambios efectivos de escenario o situaciones distin-
tas en la forma de entrevistar a sus informantes34 •
Los mismos títulos de romances, con sus asonancias, figuran en el Índi-
ce temático que publicamos como complemento al Inventario. La clasificación
que se utiliza es adaptación de la que hemos empleado en otros trabajos (el Ca-
tálogo General del Romancero Asturiano y la Bibliografía del Romancero de
Galicia). .
34Combinando dos apuntes distintos de estas estadísticas se llega a las siguientes cifras glo-
bales de los versos recogidos en 1916: «Recogidos hasta el 21-X-1916: 12.152 versos" (se in-
cluyen ahí la encuesta andaluza y la de Larache y Alcazarquivir); "Total de versos recogidos
en Tetuán: 15.754; 11-XI-1916"; "Total [absoluto]: 27.906, 11-XI-1916". Se deduce, pues, como
apuntábamos ya, que la encuesta de Tetuán en 1916 es posterior a la realizada en Larache
y Alcazarquivir, y que para los espectaculares resultados obtenidos en Tetuán bastaron muy
pocos días del mes de noviembre. Es cierto que Manrique contó con dos informantes excep-
cionales que le proporcionaron casi la mitad de todo lo anotado en Tetuán: "Total de versos
recitados por Simi Chocrón y por su madre Lehra Levi: 7.500",
LAS ENCUESTAS DE MANRIQUE DE LARA. ANDALUCíA, 1916 43
Cuaderno 11 [En papel con hojas rayadas, numeradas a imprenta, de tipo "Registro"]
CXVII (Rg. 13-19) Sevilla Juan José Niño y López (57 a.)
Los doce pares de Francia
CXVIII (Rg. 21) # Sevilla Juan José Niño y López (57 a.)
Doña Oliva forzada al pie del rosal
(+ Quejas de Da Urraca)
CXIX (Rg. 23-25) # Sevilla Juan José Niño y López (57 a.)
Gaiferos libera a Melisendra
CXX (Rg. 27-29) # Sevilla Juan José Niño y López (57 a.)
Durandarte envía su corazón a Belerma
CXXI (Rg. 31) # Sevilla Juan José Niño y López (57 a.)
La bastarda y el segador
CXXII (Rg. 33-35) # Sevilla Juan José Niño y López (57 a.)
Bernardo se entrevista con el rey
CXXIII (Rg. 37) # Sevilla Juan José Niño y López (57 a.)
El prisionero (+ Bañando está las prisiones)
CXXIV (Rg. 39-41) Sevilla Juan José Niño y López (57 a.)
Dionisio de Salamanca
CXXV (Rg. 43) # Sevilla Juan José Niño y López (57 a.)
El conde Alarcos
CXXVI (Rg. 45-47) # Sevilla Juan José Niño y López (57 a.)
El conde Grifos Lombardo
CXXVII (Rg. 49-51) # Sevilla Juan José Niño y López (57 a.)
Cautiverio de Guarinos
CXXVIII (Rg. 53-55) # Sevilla Juan José Niño y López (57 a.)
Don Juan Chacón
CXXIX (Rg. 57) # Cádiz Gabriel Monje, "Nene" (89 a.)
El conde Niño (+ El moro que reta a Valencia)
CXXX (Rg. 59) # Cádiz Gabriel Monje, "Nene" (89 a.)
Copla de alboreá
[CXXXI] [(Rg. 61)]
CXXXII [Rg. 63-65] # Cádiz Joaquín Jiménez (70 a.)
El Marqués de Mantua
CXXXIII [Rg. 67-69] # Cádiz Joaquín Jiménez (70 a.)
Garcilaso y el Ave María, 1
CXXXIV [Rg. 71-77] # Cádiz Joaquín Jiménez (70 a.)
Garcilaso y el Ave María, 11
CXXXV [Rg. 79-81] # Cádiz Joaquín Jiménez (70 a.)
El Maestre y Aliatar
CXXXVI [Rg. 83-87] # Cádiz Joaquín Jiménez (70 a.)
Bernardo se entrevista con el rey
CXXXVlI [Rg. 89] # Cádiz Joaquín Jiménez (70 a.)
El pr.isionero
CXXXVlII [Rg. 91] # Cádiz Joaquín Jiménez (70 a.)
Conversión de Albayaldos
CXXXIX [Rg. 93] # Cádiz Joaquín Jiménez (70 a.)
Gazul rejonea un toro
CXL [Rg. 95] Cádiz Joaquín Jiménez (70 a.)
Abenámar
CXLI [Rg. 97] # Cádiz Joaquín Jiménez (70 a.)
Flores y Blancaflor
CXLII [Rg. 99-101] # Cádiz Joaquín Jiménez (70 a.)
Por la calle de su dama
(+Mira, Zaide, que te aviso)
LAS ENCUESTAS DE MANRIQUE DE LARA. ANDALUcíA, 1916 49
CCLXXXI
(Rg. 559-61) M Algeciras Francisca Durán León (52 a.)
El conde Alarcos
CCLXXXII
(Rg. 563-64) M Algeciras Natividad Patricio (14 a.)
Los peregrinos primos
[CCLXXXIII]
[CCLXXXIV]
CCLXXXV (Rg. 571) # Algeciras Natividad Patricio (14 a.)
Las hijas del merino
CCLXXXVI
(Rg. 573-77) M Tarifa Dolores Fernández (14 a.)
La doncella guerrera
[CCLXXXVII] (Rg. 578-81)]
CCLXXXVIII
(Rg. 583) M La Línea Florinda Romero (18 a.)
La Samaritana
CCLXXXIX
(Rg. 585-86) M V. del Cpo. Hilaria Felipi (65 a.) res. en Algeciras
(Cáceres), La guirnalda de rosas
CCXC (Rg. 587-88) M V. del Cpo. Hilaria Felipi (65 a.) res. en Algeciras
(Cáceres), La bastarda y el segador
CCXCbis (Rg., 589-91) # Sevilla Encarnación Rodríguez (21 a)
Los peregrinos primos
CCXCI (p. 1) M V. del Cpo. Hilaria Felipi (65 a.) res. en Algeciras
(Cáceres), La loba parda
[CCXCn (pp. 2-3)]
CCXCIII (pp. 4-5) M V. del Cpo. Hilaria Felipi (65 a.) res. en Algeciras
(Cáceres), La capea de los mozos de Monleón
CCXCIV (p. 6) M V. del Cpo. Hilaria Felipi (65 a.) res. en Algeciras
(Cáceres), Los bandidos y los arrieros
CCXCV (pp. 7-8) M V. del Cpo. Hilaria Felipi (65 a.) res. en Algeciras
(Cáceres), La Virgen y el ciego
CCXCVI (pp. 9-10) M V. del Cpo. Hilaria Felipi (65 a.) res. en Algeciras
(Cáceres), La Nochebuena explicar quiero
50 JESÚS ANTONIO CID
PI. 1
1. Los peregrinos primos (pp. 1-2) [Hay copia M. S. A]
2. Los cautivos Melchor y Laurencia (pp. 2-5) [Hay copia ]
3. El robo del sacramento (pp. 5-7). [Hay copia M. S. A.]
PI. 2
1. Jesucristo va de ronda + El monumento de Cristo (p. 1)
2. La lanceta del fraile (pp. 1-2)
3. Vamos a contar mentiras (pp. 2-3)
4. El confitero y la niña (p. 4)
5. Cómo quieres que tenga (pp. 4-5)
6. Marcos. La vida del casado (pp. 5-6)
7. La tortilla del teniente (pp. 6-7)
8. Estando de guardia un día (pp. 7-8)
9. Estando de guardia un día (pp. 8-10)
PI. 3
1. Muerte del príncipe D. Juan + Entierro y boda contrastados (pp. 1-2)
2. Jesucristo y el ateo (pp. 2-3)
3. A Atocha va una niña (pp. [3]-[4])
4. El castigo del sacristán (pp. 4-5)
5. ¿Por qué lloras, bella rosa? (pp. 5-6)
PI. 4
1. La samaritana (pp. 1-2)
2. Cristo y labrador caritativo (pp. 3-4)
ÍNDICE TEMÁTICO
1. Romancero tradicional
[26] El conde Grifos Lombardo (á-o) [CGR, 0118]: Sevilla, CXXVI; Cádiz,
CXLV.
[27] Doña Oliva forzada ál pie del rosal (á) [Fragmento de romance desconoci-
do]: Sevilla, CXVIII. INCa a Quejas de doña Urraca
[28] El conde Niño (á) [CGR, 0049]: Córdoba, III; Sevilla, LII; Cádiz, CXXIX.
[29] El conde Alarcos (í-a) [CGR, 0503]: Sevilla, CXXV; Algeciras, CCLXXXI.
[30] La bastarda y el segador (á-a) [CGR, 0161]: Sevilla, XXXII; Sevilla, CXXI;
resido Algeciras [nato Villa del Campo, Cáceres], CCXC
[31] La doncella guerrera (ó+á) [CGR, 0231]: Sevilla, LXXXIV; Tarifa,
CCLXXXVI.
[32] El marinero raptor (é-a) [CGR, 0231]: Sevilla (LI).
[33] La guirnalda de rosas (á) [CGR, 0433]: resido Algeciras [nato Villa del
Campo, Cáceres], CCLXXIX.
[34] Santa Iria (hexas. í-a) [CGR, 0173]: Córdoba (XX); Sevilla (L).
[35] Ricofranco (é) [CGR, 0133]: Sevilla (ER, PI.5.3).
[36] Los peregrinos primos (7+5, pareados) [CGR, 0142]: Algeciras, CCLXXXII;
Sevilla, CCXC bis, y ER, PI. 1.1.
[41] Me casó mi madre (hexas. í-a) [CGR, 0221]: Córdoba, XXI; Sevilla, XXXI;
Sevilla, (LV).
[42] Albaniña (ó) [CGR, 0234]: Córdoba, V;' Sevilla, LXXXI.
[43] Tamar (á) [CGR, 0140]: Córdoba, I; Sevilla, XXIX; Sevilla, XXX; Sevilla,
LVI.
[44] Silvana (í-a) [CGR, 0005]: Córdoba (XVII).
[45] Delgadina (á-a) [CGR, 0075]: Córdoba, XVI; Sevilla, XXXIV; Sevilla,
LXXIII; Sevilla, CXV.
[46] Blancaflor y Filomena (é-a) [CGR, 0184]: Córdoba, IX; Sevilla, LXVII;
Cádiz, CXLVII.
[47] La mala suegra (á) [CGR, 0153]: Córdoba, XIV; Sevilla, LXVI.
[48] Casada de lejas tierras-(hexas. estróf.) [CGR, 0156]: Sevilla, LIX.
LAS ENCUESTAS DE MANRIQUE DE LARA. ANDALUcíA, 1916 53
DA La familia reconstituida
[59] La Rueda de la Fortuna (é-a) [CGR, 0132]: Córdoba, XVIII. INCa a Los
presagios del labrador.
[60] Soldados forzadores (í-a) [CGR, 0170]: Sevilla, LXIV
[61] El novio asesinado (á-a) [CGR, 0701]: Sevilla, XLII; Sevilla, CI.
[62] La monja por fuerza (é-o) [CGR, 0225]: Córdoba, XXIII; Sevilla, XXXIII;
Sevilla, LXVIII; Sevilla, XCIII.
[63] Muerte del galán (á, cabo roto) [CGR, 0115]: Sevilla, LXV; Sevilla, CIV.
[64] Los bandidos y los arrieros (é-a) [CGR, 0506]: resido Algeciras [nato Villa
del Campo, Cáceres], CCXCIV
[65] La capea de los mozos de Monleón (á-o) [CGR, 0371]: resido Algeciras [nato
Villa del Campo, Cáceres], CCXCIII.
[66] Los presagios del labrador (é-a) [CGR, 0818]: Córdoba, XV-1II.
[67] La infanticida (é-a) [CGR, 0096]: Sevilla, XXXVII; Sevilla, LXXX.
[68] El niño resucitado (í-o) [CGR, 0715]: Sevilla, XLVI.
[69] El robo del sacramento (á-o) [CGR, 0079]: Sevilla, XLIV; Sevilla, ER, PI.
1.3.
[76] Marcos. La vida del casado (é-a): Sevilla, XLV; Sevilla, ER, PI. 2.6.
[77] El galán burlado. Las mozuelas de la alameda (é-a) [CGR, 0750]: Córdo-
ba, XXIV.
[78] La mujer del calderero (á): Sevilla, XCIV Sevilla, ER, PI. 5.4.
[79] El corregidor y la molinera (estróf.) [CGR,. 0218]: Sevilla, XLIII.
[80] La loba parda (á-a) [CGR, 235]: resido Algeciras [nato Villa del Campo,
Cáceres], CCXCI.
[81] Don Gato (á-o) [CGR, 0144]: Sevilla, LXXVII.
[82] Mambrú (á) [CGR, 0178]: Sevilla, LXXI.
[83] A Atocha va una niña (á): Sevilla, ER, PI. 3.3.
[84] La niña discreta (estróf.) [CGR, 0204]: Córdoba, XXV; Sevilla, LX; Sevi-
lla, ER, PI. 4.3.
[85] Estando de guardia un día (á-o): Sevilla, ER, PI. 2.8, PI. 2.9.
[86] La tortilla del teniente (estróf.) [CGR, 0763]: Sevilla, ER, PI. 2.7).
[87] Juan Lezna a caza de gangas (é-a): Cádiz, CXLVI.
[88] Las hijas del merino (estróf.) [CGR, 0826]: Sevilla, XLI; Sevilla, LXI;
Algeciras, CCLXXXV.
[89] La viudita y el conde de Cabra (estróf.): Sevilla, LXXII.
[90] Los cuatro novios. En el palacio del rey hay barandillas (estróf.): Córdo-
ba, XXII.
[100] Los doce pares de Francia. Fierabrás de Alejandría (é-o) [CGR, 5114]:
Sevilla, CXVII.
[101] Dionisio de Salamanca (á-a) [CGR, 0510]: Sevilla, CXXIV.
[102] Don Juan Chacón, campeón de la sultana (á-a) [CGR, 0586]: Sevilla,
CXXVIII. .
[103] Los cautivos Melchor y Laurencia (é-a) [CGR, 0372]: Sevilla, ER, PI. 1.2.
LAS ENCUESTAS DE MANRIQUE DE LARA. ANDALUCíA, 1916 55
[113] Entierro y boda contrastados (estróf.) [CGR, 0128]: Sevilla, ER, PI. 3.l.
[114] El retrato (cuartetas hexas.) [CGR, 0548]: Sevilla, LXXIV
[115] Madre, una madama (hex.-heptas., í): Sevilla, LVII.
[116] El panadero de pan de Aragón (estróf.): Sevilla, XCI.
[117] Dame un besito, amor (coplas): Córdoba, IV
[118] Cómo quieres que tenga (coplas): Sevilla, ER, PI. 2.5.
[119] Santa Bárbara tiene (coplas): Sevilla, cn.
[120] ¿Por qué lloras, bella rosa? (coplas): Sevilla, ER, PI. 3.5.
[121] Pobre de mi capilla ¿Dónde vaya dormir? (coplas): Sevilla, CIII.
[122] Vamos a contar mentiras (estróf.): Sevilla, ER, PI. 2.3.
[123] Dichosa la madre (copla de alboreáJ: Cádiz, CXXX.
56 JESÚS ANTONIO CID
APÉNDICE
[... ] No me refiero a los críticos ajenos a la práctica del arte, sino exclusivamente a
los pintores, únicos capacitados en general para juzgar en achaques propios de su
arte. Sólo ellos, cuando unen al dominio técnico de la pintura el conocimiento histó-
rico de su desarrollo, pueden apreciar pormenores y cualidades que forzosamente
pasan inadvertidas ante quien no ha educado sus ojos para la contemplación artís-
tica del natural, ni ha adiestrado su mano en la disciplina de una escuela deposita-
ria de una tradición. El crítico no pintor sólo aprecia la parte histórica y puramente
filosófica de la pintura, manteniéndose siempre en las generalidades menos preci-
sas y sin penetrar jamás en los secretos de la técnica 36 .
Manrique de Lara aplicó esa idea de la crítica artística a la obra del pintor
que más admiraba. El Marqués de Lema atestigua que Manrique era un excep-
cional conocedor de las obras de Velázquez, "no sólo en calidad de crítico, sino por
haberlas aprendido prácticamente, copiándolas de los originales". En 1921
Manrique publicó un trabajo en la Revue Hispanique, ''Velázquez en el Museo del
Louvre" en el que se muestra bien informado sobre ''la nueva escuela" y "la nueva
crítica" aplicada a la determinación de la autoría de obras pictóricas de atribu-
ción insegura. En el estudio pone a prueba su convicción, casi un axioma, de que
"los ojos familiarizados con el arte de una escuela rara vez podrán engañarse, y
no sólo acertarán a clasificar sus diversas obras, sino a distinguir un cuadro ori-
ginal de la copia". Al enfrentarse a los siete cuadros que el Louvre catalogaba
como obras de Velázquez, Manrique llega tras un examen crítico y razonado de
cada uno de ellos a la conclusión de que cinco eran apócrifos absolutos, y otro una
tela repintada. Lo más sorprendente es que Manrique pudo añadir al único cua-
dro de Velázquez auténtico, a su juicio, del museo de París otra obra (un retrato
masculino) en la que hasta entonces nadie había reparado y que él atribuye sin
vacilar al pintor sevillano fundándose en criterios "de pintor", estrictamente téc-
nicos. De la seguridad con que Manrique de Lara se desenvolvía en este campo
nos da idea una nota que el editor de la Revue Hispanique, un asombrado R. Foulché-
Delbosc, añadió al pie: "Quand ce portrait d'homme se trouvait dans la galerie de
la princesse Mathilde, il était attribué El Velázquez. M. Manuel Manrique de Lara
n'était pas au courant de ce détail en écrivant son étude, et l'attribution qu'il
propose n'en présente que plus d'intéret"37.
Al interés de Manrique por todo lo velazqueño responden también los dos
escritos autógrafos que por puro azar llegaron a mi poder la primavera pasada.
En la librería "Filobiblion" de Madrid se hallaba a la venta un libro procedente
sin duda de la biblioteca de Manrique de Lara, puesto que a él está dedicado. Se
trata de una obra que dista mucho de ser una rareza para bibliófilos: los Estudios
históricos y criticas del ya mencionado Salvador Bermúdez de Castro, Marqués
de Lema (Madrid: F. Beltrán, 1913). Dentro del ejemplar se encuentran dos car-
tas del autor y dos escritos a lápiz en la inconfundible letra de Manrique de Lara.
El primeto lleva el título de "Infante Cardenal" y ocupa sólo un folio doblado con
las cuatro carillas totalmente llenas en letra casi ilegible a veces. El segundo, con
el simple título ''Velázquez'', lo forman siete cuartillas escritas por sólo una cara.
Es fácil entender la razón de que Manrique conservara dentro del libro esas car-
tas y escritos. El Marqués de Lema adquirió un pequeño lienzo que representa la
cabeza de un joven, y que desde antiguo se había atribuido a Velázquez por "per-
37 Ibid., p. 209. La crítica actual no concuerda, sin embargo con el dictamen de Manrique de
Lara. Como muestra véase lo que indica M. Bardi en su excelente Catálogo de Velázquez, Barce-
lona, Rizzoli-Noguer, 1973: El. Busto de hombre del Louvre "queda excluido o silenciado por los
críticos más recientes" (p. 93) Ahora bien, la validez de tales exclusiones o silencios se relativiza
no poco a ojos del simple profano que se limita a cotejar las afirmaciones excesivamente categó-
ricas y con frecuencia contradictorias de los críticos aparentemente más expertos en Velázquez
-pero no pintores, como quería Manrique-. Sobre ello he discurrido en un trabajo antiguo y
publicado, sin cambios sustanciales, en el Homenaje a D. Julio Caro Baroja de la Revista de
Tradiciones Populares, "Velázquez y los secretarios de Estado: Vicisitudes flamencas de unos
retratos del Conde-Duque", RDTP, LI (1996), p. 129-158.
58 JESÚS ANTONIO CID
38Marqués de Lema, "Un cuadro de Velázquez; el estudio del retrato del c。セ、・ョ。ャ Infante
D. Fernando", RABM, XV (1911), vol. XXIV, 248-266.
39 Para seguir a Manrique en su examen será necesario contar con una reproducción del retrato
que no me es posible proporcionar. Se publica una buena lámina en el mencionado trabajo del
Marqués de Lema (tanto en la Revista de Archivos como en el libro de 1913). Una vez más la
crítica académica sobre Velázquez no coincide con el criterio de Manrique de Lara. Según Bardi,
la autoría de Velázquez "es hoy casi unánimente recusada, en parte por el mal estado", yen el
Catálogo de la última gran exposición en el Museo del Prado, Velázquez, Madrid, Ministerio de
Cultura, 1990, el cuadro de Lema ni siquiera es mencionado al ocuparse del retrato de cuerpo
entero, El cardenal infante don Fernando de Austria, cazador (núm. 44). Los autores aluden a
las opiniones de Beruete y Pantorba, pero ignoran las precisiones muy fundadas de Lema y
Manrique de Lara sobre la evidente relación entre este cuadro y la cabeza que sirvió de modelo
a un retrato en el que el Infante no pudo ser pintado del natural por hallarse fuera de España.
Sobre la "autoridad" de Beruete 'cabría recordar algún gazapo con 」ッョウ・オセ」ゥ。ウ trágicas
para el patrimonio artístico español (Cf. J. A. Cid, "Velázquez y los secretarios de Estado...",
arto cit., p. 130).
LAS ENCUESTAS DE MANRIQUE DE LARA. ANDALUcíA, 1916 59
I
[VER UN CUADRO]
INFANTE CARDENAL
11
VELÁZQUEZ
[Su PRIMER ESTILO, Y ZURBARÁN]
Las cualidades del primer estilo de Velázquez, aparte la rara firmeza del
dibujo, son comunes a todos los pintores españoles contemporáneos y revelan
tendencias características de escuela, más bien que propósitos deliberados de
imitación. Sus procedimientos denotan un estado general de arte, y nada o muy
poco avanzan respecto de los demás en lo que al colorido concierne; sólo el dibujo
en su doble acepción de línea y de forma, es más concreto, característico e
individualizado. Velázquez ha sido un gran artista, no por sus primeras obras que
sólo contienen en promesas el fruto cierto de las que habían de seguirlas, sino por
la evolución realizada más tarde que habría de llevarle al prodigio de las creacio-
nes más avanzadas. Zurbarán, con quien su estilo coincidía en sus primeros años,
apenas varió en su técnica y por ello, con evidente error, se considera cO,mo típica
su manera, atribuyéndole determinada influencia sobre la de Velázquez. En rea-
lidad, lo mismo pudo Zurbarán imitar a Velázquez que éste a Zurbarán. Cuando
se conocieron hacia 1618, según el pintor extremeño decalara cuarenta años más
tarde en el expediente relativo a la merced de hábito de Santiago concedida por
Felipe IV al pintor sevillano, éste tenía ya un estilo formado en las enseñanzas de
Herrera y de Pacheco, sin que el conocimiento de los cuadros que en aquella época
pintase Zurbarán pudiesen ser parte, en modo alguno, a que fuese modificado.
Los cuadros que Velázquez pintó antes de su primer viaje a Italia muestran, sí,
una progresión continua de habilidad y de firmeza en los medios técnicos de que
disponía, mas siempre manteniéndose dentro de un mismo impulso inicial bebido
en la enseñanza de sus maestros.
Mucho más que un principiante desconocido, y cuya técnica fue siempre
algo dura y penosa, como Zurbarán, pudo influir en Velázquez el pincel habilísimo,
la soltura y ligereza de mecanismo, la pompa de colorido, cualidades todas avalo-
radas por un glorioso renombre, con que la figura de Pedro Pablo Rubens se pre-
sentaría a sus ojos en las visitas que hizo a la corte de España. Quien tan indife-
rente se mostró más tarde a la influencia del célebre pintor flamenco, mal iba a
someterse en los comienzos de su arte a un pintor joven como él y cuyos medios de
expresión en ningún instante sobrepasaron los suyos propios. Las coincidencias
de su estilo provinieron sin duda de influencias de escuela a que ambos estuvie-
ron sometidos. Zurbarán se fosilizó en sus procedimientos y apenas cumplió a
través de sus obras otra evolución que la que puede denunciar una continua prác-
tica, proporcionando una mayor destreza.
'Velázquez, por el contrario, se mantuvo en perpetua evolución, persiguien-
do cada vez con mayor ahinco la brillantez del colorido y la resolución del proble-
ma de la luz, a la cual la entonación general del cuadro aparece a cada instante·
más dócilmente sometida. Una cualidad fundamental se perpetúa a través de la
obra entera de Velázquez: la firmeza y evidencia en el dibujo, seguramente totali-
zado. Mas en lo que al color concierne vemos realizarse en su estilo una continua
modificación que pasa desde los tonos calientes y terreros de sus primeras obras
a la entonación brillante y plateada que adquirió después, en que el valor absolu-
to del tono desaparece para no acusar más que el que le corresponde en relación
LAS ENCUESTAS DE MANRIQUE DE LARA. ANDALUCíA, 1916 61
con la luz que lo circunda. Nada de esto puede hallarse en los cuadros de Zurbarán,
cuyo vigor, no exento de dureza, se perpetúa como su mejor cualidad, sin que en
ningún instante logren suavizarlo esos tenues efectos de luz que nos asombran en
Las Hilanderas o en el retrato ecuestre del príncipe Baltasar Carlos. Zurbarán se
mantuvo siempre consecuente consigo mismo, y así sus últimas obras perpetúan
en el arte las cualidades que tuvieron las primeras por él pintadas. En todas
hallamos también las [cualidades] que Velázquez muestra ya en los cuadros de su
época sevillana y que, en lo que al colorido concierne, había de abandonar más
tarde. De aquella persistencia y de esta modificación ha nacido la leyenda, sin
fundamento alguno en la realidad, de que Zurbarán pudo ejercer una influencia
mínima en el primer estilo de Velázquez.