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Traducción: Leif Korsbaek, Alí Ruiz Coronel, Héctor Manuel Díaz Pineda, Mette Marie
Wacher Rodarte, Enoch Cabrera Sierra, Benjamín Muratalla y Carlos Patricio Villalva
Jiménez.
ISBN: 978-607-486-106-8
Impreso y hecho en México
L os nuer del sur de S udán
E. E. Evans-Pritchard
D istribución
1 Esta relación fue publicada en una serie de artículos, en Sudan Notes and
Records, entre 1933 y 1938. La investigación fue llevada a cabo en el transcurso
de cuatro expediciones y financiada principalmente por el gobierno del Sudán
anglo-egipcio y en parte por una beca Leverhulme. En lugar de limitarme
a describir lo que ya he descrito en otra parte, he preferido presentar mi
material en una forma más abstracta de lo que sería permisible si no se
contara ya con un relato descriptivo.
405
406 E. E. Evans-Pritchard
Figura 1
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Esbozo de Nuer.
una gran impresión entre los nuer, quienes les opusieron tan fuerte
resistencia como más tarde le opondrían al gobierno egipcio, el cual
no emprendió grandes operaciones contra ellos. Los nuer, asimismo,
trataron al gobierno británico con abierta falta de respeto hasta que
su oposición fue destrozada al final de una serie de operaciones
militares prolongadas, entre 1928 y 1930, y se les puso bajo una
administración efectiva. Con excepción de este último episodio de
su historia, podemos decir que los nuer habían alcanzado en sus rela
ciones con otras sociedades un estado de equilibrio y de hostilidad
mutua que de vez en cuando se expresaba en conflictos.
Una tribu está dividida en segmentos territoriales que se con-
sideran a sí mismos como comunidades separadas. Nos referimos
a las divisiones de una tribu como secciones primarias, secundarias
y terciarias. Las secciones primarias son segmentos de una tribu,
las secciones secundarias son segmentos de una sección primaria y
las secciones terciarias son segmentos de una sección secundaria.
Una sección terciaria está dividida en aldeas, y las aldeas, en grupos
domésticos. Un miembro de la división terciaria Z2 de la tribu B se
considera miembro de la comunidad Z2 en relación con la comu-
nidad Z1, pero en relación con la comunidad Y1 se ve a sí mismo
como miembro de Y2 y no de Z2. De igual manera, se considera a
sí mismo como miembro de la comunidad Y, y no de Y2, en rela-
ción a la comunidad X. En su relación con la tribu A, se consideraa
sí mismocomo miembro de la tribu B, y no de su sección primaria Y.
Así, en un nivel estructural, siempre existe una contradicción en la
definición de un grupo político, pues un hombre es miembro de éste
en virtud de no ser miembro de otros grupos del mismo tipo, fuera
de los cuales se encuentra; y de la misma manera, no es miembro de
la comunidaden virtud de su pertenencia a un segmento que se en-
cuentra en oposición a sus demás segmentos. Por consiguiente, un
hombre se considera miembro de un grupo político en una situa-
ción, pero en otras situaciones no, es decir, es miembro de una tribu
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Figura 2
A B
X Y
X1 X1
Z1
X2
2
X
Z2
Los nuer del sur de Sudán 419
S istema de linajes
Figura 3
A
B C
D E F G
H I J K
L M N O
distrito. Los jóvenes que hayan sido iniciados durante ciertos años
consecutivos pertenecen a un grupo de edad y hay un intervalo de 4
años entre el último contingente de iniciados de un grupo de edad y
el primer contingente del siguiente grupo, intervalo durante el cual
no se inicia a nadie. El periodo de iniciación queda abierto cerca de
seis años, así que hay alrededor de diez años entre el principio de un
grupo de edad y el del siguiente o del anterior, contandolos cuatro
años del periodo de clausura. Los grupos de edad no tienenuna or-
ganización cíclica.
Entre los nuer, los grupos de edad constituyen una institución
tribal en el sentido de que, por lo menos en las tribus más grandes,to-
das las secciones de una tribu tienen los mismos periodos de apertu
ray de clausura y llaman a los grupos de edad por el mismo nombre.
Son también las instituciones más características de todas las que tie-
nen extensión por todo el país, pues las cicatrices de iniciación son
los signos de su comunión y la insignia de su supremacía. Además,
aunque cada una de las tribus grandes tiene su propiaorganización
de grupos de edad, las tribus colindantes organizan sus grupos de
edad en periodos y nomenclatura, de tal manera que los nuer occi-
dentales, orientales y centrales tienden a dividirse en tres regiones
al respecto. Pero aun si un hombre viaja desde un extremo del país al
otro, siempre puede ubicar con facilidad cuál de los grupos de edad
es el equivalente al suyo en el área. Por consiguiente, el sistema de
grupos de edad, como el sistema de clanes tiene una connotación,
pero no está restringido por líneas de separación política.
Por lo regular, en cada tribu hay un hombre cuyo privilegio es abrir
y cerrar los periodos de iniciación y dar su nombre a cada uno de los
grupos. Este hombre pertenece a uno de los linajes que mantienen
una relación ritual especial con el ganado y que son conocidos como
los “hombres del ganado”; abre y cierra los periodos de iniciación en
su propio distrito, y otros distritos le siguen. Una vez abierto un pe-
riodo, cada aldea y cada distrito son libres de conservar el periodo
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de ambos lados puede dar su opinión acerca del caso. Pero el jefe
no convoca a los acusados, porque no posee ni tribunal ni jurisdic-
ción y, además, tampoco tiene medios para imponer sus decisiones.
Todo lo que puede hacer es acompañar al demandante y a algunos
de los ancianos de su comunidad al hogar del acusado y pedirle a él
y a sus parientes que discutan el caso. Sólo si hay buena disposición
en ambos lados para someterse a un arbitraje se puede arreglar el
asunto.Aunque el jefe, después de consultar con los ancianos, emita
un veredicto, este veredicto se alcanza por acuerdo general, por lo
que en gran medida debe su existencia al reconocimiento, por parte
del demandante o del acusado, de que la otra parte tiene la justicia de
su lado. Es muy raro, sin embargo, que se pida a un jefe actuar como
mediador y nadie más posee autoridad para intervenir en disputas
que, entonces, se resuelven por otros métodos.
En el sentido estricto de la palabra, los nuer no poseen ninguna
ley. Nadie tiene funciones legislativas o jurídicas. Existen pagos con-
vencionales para el que haya sufrido cierto daño –adulterio, fornica-
ción con su hija, robo, daño corporal, etcétera–, pero éstos no llegan
a constituir un sistema jurídico, pues no hay una autoridad constitui-
da e imparcial que tome decisiones acerca de lo justo o lo injusto de
la disputa, y no hay ningún poder externo que imponga estas deci
siones. Si un hombre tiene la razón y por ello consigue el apoyo de sus
parientes, y ellos están dispuestos a valerse de la fuerza, habrá bue-
nas posibilidades de que obtenga lo que se le debe, siempre que las
partes involucradas no vivan demasiado lejos una de la otra. La ma-
nera normal de imponer el derecho es dirigirse al kraal del deudor y
tomar su ganado. Oponer resistencia implica el peligro de ocasionar
un homicidio o un odio inveterado. Tal parece que el que una dis-
puta se resuelva, y cómo, depende en gran medida de la posición re-
lativa de las personas en los sistemas de parentesco y de grupos de
edad, así como de la distancia entre sus comunidades en la estruc-
tura tribal. En teoría, se puede obtener indemnización de cualquier
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R esumen