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LA ECONOMIA EN LA IGLESIA
No somos dueños, ni siquiera administradores absoluto de los bienes del reino, por lo tanto,
debemos definir algunas reglas básicas para la economía de Dios sea próspera y sus ministros
íntegros delante del Señor y también delante de los hombres.
Principio uno: Los diezmos y las ofrendas no son para “el ministro”, sino para que en la casa
del Señor no “haya necesidad, para todos los que trabajan en el Señor.
Principio cuatro: En cuanto al uso de “FONDOS CONSIGNADOS “, o sea dona-dos o levantados
para un fin determinado, empleo; para campamentos, equipo, pro-templo, vehículos etc.., no
se podrá usar para otro fin que el destinado a no ser que:
El comité que maneje esos fondos actuará de acuerdo a la política previamente trazada
para tal fin. A veces existen fondos fijos que al crearse no se pueden tocar hasta que vaya
a su destino final.
Toda decisión administrativa que altere normas, pautas o comprometa deudas, préstamos
etc., deberá ser considerado en junto o consejo incluso a veces debe llevarse a asamblea.
EL PRESUPUESTO
El presupuesto es un promedio de dinero disponible cada mes para cubrir una serie de
necesidades dentro de la obra. El trabajar con presupuesto nos ayuda a evitar muchos
problemas como, por ejemplo:
Por lo tanto, las iglesias que deseen trabajar con planes especifico y mantener una solidez
económica a medida que crece, deberían trabajar en base a un presupuesto y que el mismo
sea elaborado en prioridades, para hacer los ajustes necesarios en casos de problema
deficitarios. Un modelo ideal de clasificación sería el que describo a continuación, pero claro,
se puede variar según la necesidad de cada lugar.
MODELO DE PRESUPUESTO.
B) Mantenimiento: Todos los gastos del mantenimiento del lugar de culto, agua, luz, teléfono,
aseo, mejoras, seguros, etc.
C) Oficina: Son los gastos en papelería, sellos, publicidad, y demás actos relacionados con los
trabajos pastorales de oficinas se debe, cuando se pueda, tener un fondo discrecional dentro
de esta partida para otras necesidades relacionadas con decisiones pastorales.
D) Ayuda social: Este es un fondo especial que además de ser parte del presupuesto general,
se puede nutrir de otras entradas en especies, para ayudar las necesidades específicas de los
hermanos más pobres de la iglesia. (En un capítulo aparte expondremos algunas reglas para
evitar abusos en esta área).
E) Misiones: Toda iglesia debe desarrollar la visión misionera, para ello debe comenzar a
establecer desde su inicio un fondo dentro del presupuesto. Debe haber una
partida que puede ser desde un 10% del total del presupuesto o más, según estime
conveniente la junta administrativa de la Iglesia.
Tanto a nivel personal, como a nivel administrativo, a la hora de elaborar los gastos, debemos
considerar la proporción que vamos a emplear para cada aspecto de la vida. Por lo general, en
lo personal, gastamos un promedio del 40 al 50% de lo que ganamos (vivienda, luz, agua). Otro
30% lo empleamos en alimentos, un 15% en ropa y, quizás, entre un 10 a un 15% en otros
menesteres superfluos.