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CAPÍTULO III

PRINCIPIO JURISDICCIONAL

En el capítulo anterior, se expusieron los principales criterios seguidos por la legislación en cuanto
a definir qué tipo de enriquecimientos son considerados "renta" a los fines tributarios de cada país.

Para que un enriquecimiento calificado abstractamente como "renta" por una legislación genere el
impuesto correspondiente, no basta con que él encaje en la descripción hipotética de la ley, sino
que además es necesario que tenga algún tipo de conexión o vinculación con el país; que por
alguna circunstancia, el Estado se atribuya jurisdicción, en el sentido de potestad tributaria, para
hacer tributar ese fenómeno a sus arcas.

Esas características que determinan la vinculación de un fenómeno económico con la potestad


tributaria de un estado, han sido denominadas "puntos de conexión" o "momentos de vinculación",
es decir, aspectos especiales del fenómeno que lo ligan o vinculan con un estado. 1

La doctrina discute si la elección entre principios jurisdiccionales basada en determinados puntos


de conexión es una opción política de cada Estado, o si por el contrario existen principios jurídicos
que imponen una cierta solución.2 En general, se entiende que los Estados son libres y soberanos
para establecer su principio jurisdiccional, sin otra limitación que la derivada de las posibilidades
reales de hacer cumplir las disposiciones que dicten (asequibilidad).

Como todo fenómeno económico, los hechos generadores de obligación, tributaria presentan dos
aspectos, uno subjetivo y otro objetivo; bajo el primero, la atención se centra sobre las personas
que realizan el acto o hecho gravado; bajo el segundo, sobre la ubicación especial del hecho en sí.
Esto da lugar a que puedan identificarse puntos de conexión subjetivos u objetivos, susceptibles de
ser clasificados en el siguiente esquema:

1
Dice Jarach (Curso pág. 212), que: “Este momento de vinculación es otro aspecto del mismo hecho
imponible, del mismo supuesto legal, es decir, la vinculación entre el hecho y el sujeto activo, como la
atribución al Sujeto pasillo es una vinculación entre el hecho imponible y los sujetos pasivos de las
obligaciones tributaria.".

Y más adelante: ."los criterios que el legislador adopta para vincular la materia imponible con su poder fiscal,
ocupa, en la sistemática de la relación jurídica tributaria, la posición de nexo o vinculación del hecho
imponible con el sujeto activo..”.
2
Jarach (op. cit. pág. 215) dice que: El poder fiscal no se halla limitado por principios superiores de orden
jurídico, de derecho internacional ni constitucional ni tampoco por principios éticos, sino que,
sustancialmente, el Estado adopta los criterios de imposición para determinar el ámbito de aplicación de los
impuestos; criterios fundados en su interés político económico, sin perjuicio de los ideales de justicia en que
debe inspirarse siempre la actividad legislativa ':
Giuliani Fonrouge (Derecho Financiero T. l. pág. 356), defiende el criterio de fuente, diciendo que: No se
trata, pues, de la preeminencia de una razón utilitaria, de lo que convenga a los países importadores de
capitales, sino de la afirmación de un concepto con fundamentación Jurídico económica incuestionable..."

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Nacionalidad, ciudadanía

P. Físicas
Residencia, domicilio

Subjetivos

Lugar de constitución
Sociedades

Puntos de conexión Sede de dirección efectiva

Objetivo - Ubicación territorial de la fuente

A. Los criterios subjetivos


Se consideran criterios subjetivos, en general, a todos aquellos que, para decidir si un determinado
fenómeno económico es o no gravado en el país, atienden a las circunstancias personales de
quien participa en él. En materia de impuesto a la renta, eso significa que se atiende a la figura del
perceptor de la misma, como piedra de toque para la aplicación del principio jurisdiccional.

Será entonces alguna cualidad personal del perceptor de la renta la que determinará que el
fenómeno genere o no impuesto en cierto estado. Cualidades personales relevantes son, en
materia de personas físicas, la nacionalidad o el domicilio; y en materia de sociedades, el lugar de
constitución o la sede efectiva, como pasa a verse.

1. Personas físicas

Uno de los criterios al respecto, hace de la nacionalidad el quid determinante para decidir la
atribución de potestad tributaria. Se trata como se ve de un criterio basado en elementos de tipo
político. Todas las rentas que perciban los nacionales del estado, constituyen hechos gravados
para ese país. Siguen parcialmente ese criterio las legislaciones estadounidenses, mexicana,
francesa. Una variante muy cercana al criterio de nacionalidad lo es el de la ciudadanía, utilizado
parcialmente en algunos países.

El otro criterio de tipo subjetivo, es el del domicilio o residencia. En derecho privado, ambas
locuciones tienen significados distintos, pero en materia tributaria, es frecuente que se utilicen en
un sentido más o menos equivalente, y en todo caso, con menor relevancia para el elemento
anímico que en derecho privado. Es frecuente que se utilice también el término "residente" como
una fórmula abreviada de los casos en que la imposición se determina por el domicilio, residencia,
u otro criterio de naturaleza análoga.
La adopción del principio de domicilio o residencia lleva. por necesidad lógica, a dar una definición
del instituto adoptado. Generalmente, ella es diferente del concepto homónimo de derecho civil,
intentando fijar con más nitidez las situaciones marginales, a fin de evitar equívocos.

40
En algunos casos la precisión se da mediante límites temporales: la residencia por más de seis
meses en el año, p. ej. hace adquirir status de residente. En otros casos,. se intenta acotar el
criterio por vía conceptual, fijando pautas de hecho. Así, p. ej. el modelo de tratado para evitar la
doble tributación de la OECD, define el carácter de "residente" por la circunstancia de que una
persona está sujeta a la legislación de un estado por razón de su domicilio, residencia, sede de
dirección o cualquier otro criterio análogo. Previendo que una persona física pueda resultar
residente de más de un Estado al mismo tiempo, va dando pautas especificativas: en primer lugar,
donde tenga vivienda permanente a su disposición; si la tiene en dos países, donde "mantenga
relaciones personales y económicas más estrechas (centro de intereses vitales)"; si esto no puede
determinarse, es residente donde viva de manera habitual; si lo hace en más de un lado, como
último criterio, rige el de nacionalidad (Art. 4).

2. Sociedades
Los criterios antes examinados (nacionalidad, ciudadanía, domicilio), son claros respecto de
personas físicas, para quienes han sido elaborados; sólo las personas naturales nacen
biológicamente, sólo ellas tienen filiación, sólo respecto de ellas es posible hablar de un "jus
sanguini", sólo ellas tienen derechos políticos como la ciudadanía, etc.
Únicamente por extensión esos conceptos de personas naturales pueden ser aplicados a otros
entes, y ello, a condición de que previamente se indique que es lo que ha de entenderse por
nacionalidad o por residencia, etc., de una entidad de existencia meramente ideal.
Dicho de otro modo, en materia de personas morales o ideales se vuelve necesario identificar
"puntos de conexión" específicos, para dar contenido concreto a los criterios de tipo personal.3
Estos puntos de conexión, en materia de personas jurídicas, pueden agruparse en dos categorías,
según sean de naturaleza formal o sustantiva.
El criterio de tipo formal más difundido es el que atiende al lugar de constitución de la sociedad.
Son, por ende, nacionales de un estado, las empresas que, siendo sociedades, se han constituido
en él. El criterio, obviamente, no alcanza a cubrir a todas las "empresas", sino sólo a aquellas que
se constituyeron como sociedades, dejando fuera, por ende, las agrupaciones de hecho y las
empresas unipersonales; pero en tal caso el criterio de sujeción o no al gravamen puede venir dado
por algún tipo de circunstancia personal del empresario: su nacionalidad, su domicilio, etc.

Como una variante del anterior, en algunos casos se atiende al "domicilio de constitución" o sea al
domicilio que para la empresa se asigne en el acto de constitución, el que, por supuesto, puede ser
diferente del lugar donde se está constituyendo.

Ambos criterios hall sido objeto de críticas, fundadas en el carácter meramente formal del elemento
que se, considera: el del "domicilio de constitución" genera la crítica adicional de que, bien puede
faltar, en el documento de constitución, indicación del domicilio o haber cambiado las,
circunstancias de hecho desde entonces, etc.4

3
La doctrina de Derecho Internacional Privado siempre ha tenido dificultades para identificar las facetas más
relevantes de una sociedad, no sólo a los efectos tributarios, sino para determinar por cuál ley ha de regirse;
para una exposición detallada de los criterios utilizados, véase Quintín Alfonsin, Curso de Derecho
Internacional Privado, Montevideo 1964, Pág. 638.

4
El convenio para evitar la doble tributación, aprobado por decisión 40 del Pacto Andino, dispone que:

"d) Una persona física será considerada domiciliada en el país miembro en que tenga su residencia habitual.
41
Sin embargo, debe reconocerse que el primero de ellos presenta la ventaja de su claridad y nitidez
disipando todo tipo de situaciones dudosas. En términos generales, es el criterio predominante en
América Latina así como en los Estados Unidos. 5

Los criterios de tipo sustantivo. en cambio, se despreocupan del lugar de constitución de la,
sociedad y atienden a otros elementos de tipo más sustancial, intentando descubrir en qué ámbito
geográfico se radica efectivamente el poder económico de la empresa.

En tal línea, se ubican los criterios de "sede social real", "principal establecimiento" y "sede de
dirección efectiva", que son de amplio predominio en Europa.6

Estos criterios tienen la ventaja de que atienden mucho más a la realidad de las cosas; pero como
contrapartida, pueden presentar menos nitidez y generar mayores dudas, en casos marginales, o
cuando se produce alteración de las circunstancias de hecho (p. ej., sucursal que se vuelve más
importante que la matriz; traslado de la dirección de un país a otro, etc.).7
Por último, debe indicarse que los criterios señalados son los más importantes tratándose de
efectos fiscales fundamentalmente. Ello no quita que, a otros efectos, las legislaciones puedan
asignar carácter nacional o extranjero a las empresas atendiendo otras pautas, como sucede en las
leyes reguladoras de inversiones extranjeras en varios países, o, en épocas de guerra, a efectos de
confiscación de bienes del enemigo, etc.8

Se entiende que una empresa está domiciliada en el país que señala instrumento de constitución. Si no
existe instrumento de constitución o éste no señala domicilio, la empresa se considerada domiciliada en el
lugar donde se encuentre su administración efectiva”.
5
Tratado de Montevideo de 1940, art. 8; Código Bustamante, art. 252; Legislación de Argentina. Uruguay,
etc.
6
El art. 58 del tratado de Roma atiende a que las sociedades tengan "su sede social, la administración
central o el centro de actividad principal en el interior de la Comunidad". La ley alemana de 1925, a que "la
sede social o el lugar de residencia de la dirección se halle en el interno, del Reich ".

El art. 4 del Modelo OECD para evitar la doble tributación, atiende a la sede de dirección o cualquier otro
criterio de naturaleza análoga",agregando que cuando en virtud de las disposiciones del par. .1, "una persona
que no sea una persona física sea residente de ambos Estados contratantes, se considerará residente del
Estado contratante en que se encuentre su sede de dirección efectiva". Este articulo cuenta con la reserva de
los Estados Unidos, donde se expresa que como allí "es tradicional la sujección por nacionalidad (o por el
lugar de constitución. cuando se trata de sociedades) este país se reserva el derecho de aplicar este criterio
en los convenios que concluya con otros países miembros de la OECD".
El criterio de Gran Bretaña es el del "lugar de dirección central y real control"; ver reporte nacional al
Congreso de IFA, México, 1974, Cabiers, pág. 11/206.
7
La jurisprudencia inglesa ha aceptado expresamente que una sociedad, al igual que una persona física,
puede tener pluralidad de domicilios (V. reporte nacional a IFA, citado en nota anterior).

8
Debe destacarse que los conceptos de "nacionalidad de la empresa" (o del capital) y "nacionalidad de la
sociedad", que muchas veces, por comodidad de lenguaje, se utilizan como sinónimos, son en definitiva
diferentes; la sociedad puede ser formalmente nacional, por haberse constituido en el país, y pertenecer a
una empresa extranjera a su vez, una empresa de cierta nacionalidad puede operar a través de sociedades
constituidas en diferentes países, etc. En general, puede decirse que las disposiciones de los regímenes de
regulación de inversiones extranjeras en Latinoamérica atienden más a la nacionalidad del capital o empresa,
que a la de la sociedad. Véase al respecto, enfatizando la distinción entre empresa y sociedad, Eduardo
White, "Naturaleza Jurídica de las empresas multinacionales" en Derecho, Pontificia Universidad de Perú,
1973.
42
Dos características deben ser destacadas, respecto de todos los criterios subjetivos, tanto para
personas físicas como jurídicas:

En primer lugar, que ningún país los aplica en forma exclusiva, es decir, haciendo de ellos el único
criterio jurisdiccional, Todos los estados utilizan el criterio objetivo de la fuente, que se verá más
abajo, para todas las rentas que pueden ser consideradas como teniendo fuente en su economía, y
además, se atribuyen potestad para gravar otros fenómenos económicos, no a título de lente, sino
en virtud de la nacionalidad o domicilio del perceptor.

La segunda característica de todos estos regimenes, dice relación con la consecuencia que
involucran, ya que las rentas de sus nacionales o residentes pasan a estar gravadas dondequiera
que hayan sido obtenidas; por esta razón, se les conoce con el nombre de "criterios de renta
mundial",
Como derivación de ello, las responsabilidades de los sujetos pasivos pueden ser diferentes ante al
fisco, según que ellos cumplan con el quid subjetivo elegido por la legislación (nacionalidad,
domicilio), o que simplemente sean deudores de impuestos por obtener rentas de fuente nacional.
Ello da origen a que en tales países se manejen los conceptos de "sujeción limitada" o real
"sujeción ilimitada" o personal; en la primera situación se encuentran quienes, no siendo residentes
(o nacionales) obtienen rentas en el país, y responden entonces limitadamente por el impuesto le
ellas generan; en la segunda, en cambio, quienes deben impuesto por la totalidad de las rentas
obtenidas a lo largo del mundo.

B. El criterio objetivo: territorialidad de la fuente

Este criterio ya no atiende a consideraciones de tipo personal del contribuyente, sino que centra la
atención en circunstancias de tipo económico.

El derecho a exigir tributo se fundamenta básicamente en la "pertenencia" de la actividad o bien


gravado, a la estructura económica de un determinado país.

Por ello, "este concepto territorial tiene su fundamento en las ventajas que derivan de la
pertenencia a un determinado agregado económico, político y social, representadas por los
beneficios que el contribuyente obtiene directamente o indirectamente, a través de los servicios
públicos que mantiene el Estado en su territorio y de las demás ventajas que le proporciona la vida
social ". 9 Son esos elementos Ios que posibilitan el surgimiento de la renta, que la hacen posible, y
de ellos deriva la potestad del Estado en cuyo seno ocurren esos hechos para gravar las rentas
que producen.
En consecuencia, es el país de ubicación del bien o actividad productora de renta quien está
habilitado para gravar esa riqueza o renta, en mérito a que ella tiene su fuente en el circuito
económico de ese Estado. Es un principio de solidaridad, tanto social como económica, el que
justifica que aquel Estado en cuyo seno la riqueza nace, la someta a tributación, pues dicha
obtención fue posible en virtud de un cierto ambiente político, económico social y jurídico cuyo
costo es lógico contribuir a sufragar, sin que interese entonces la nacionalidad o el domicilio o
cualquiera otra condición personal del perceptor.

9
Supervielle, El concepto de Fuente en el Impuesto a la Renta. Rev. Fac. Derecho, Montevideo,
año VHI No. 1, pág. 279.
43
El principio de fuente, por consiguiente, circunscribe la potestad tributaria del país a las rentas que
tengan su fuente en él; las demás rentas, serán de "fuente extranjera", y, aunque percibidas por
nacionales o residentes del país, no causarán gravamen en él.
Tal circunstancia lleva a una delimitación lo más precisa posible del concepto de fuente. En su
enunciación genérica, se suele indicar que son "ganancias de fuente nacional aquellas que
provienen de bienes situados, colocados o utilizados económicamente en la república, de la
realización en el territorio del país de cualquier acto o actividad susceptible. de producir beneficios
o de hechos ocurridos dentro del límite del mismo, sin tener en cuenta la nacionalidad, o el
domicilio o la residencia del titular o de las partes que intervengan en las operaciones, ni el lugar de
celebración de los contratos".
Dicho sintéticamente, partiendo de la base de que las rentas pueden tener por origen, o el capital, o
el trabajo, o la combinación del capital y el trabajo, el principio de fuente lleva a considerar que
deben gravarse las rentas de capitales, donde éste estuviere situado o utilizado económicamente,
las rentas de trabajo, donde éste se lleva a cabo, y las rentas empresarias (combinación de capital
y trabajo) donde se realiza la actividad, ya que la afectación de capital a ella es consustancial en el
fenómeno empresa.

Sin perjuicio de lo anterior, la concreta ubicación territorial de la fuente puede dar lugar a
dificultades en ciertos casos, y en todo caso lleva a la necesidad de dar mayor precisión a Ios
criterios genéricos antes indicados, pero su consideración excedería los límites de este capítulo.10

C. Evaluación de los principios

Un análisis de los fundamentos de cada uno de los posibles principios jurisdiccionales de un país
demuestra que ninguno de ellos está totalmente privado de razón, y que en ellos pesa,
primordialmente, el interés particular de cada país.

10
Los problemas concretos de ubicación territorial de la fuente en casos especiales serán analizados en
ocasión de estudiar la doble tributación internacional.

Existe además una serie de actividades que son internacionales por esencia, es decir, que su propio
desenvolvimiento supone el operar parcialmente en un país y parcialmente en otro. Se encuentran en esta
situación: los transportes internacionales, los seguros internacionales, la actividad de agencias de noticias,
distribuidores o intermediarios de películas y cintas para radio y televisión, placas fotográficas, etc. En tales
casos, las dificultades técnicas que pueden encontrarse dicen relación con un doble aspecto: si existe renta
de fuente nacional, y en caso afirmativo, como debe ella calcularse.
Desde el punto de vista de los países desarrollados, guiados por criterios subjetivos, la gravabilidad surge
como consecuencia de la nacionalidad o residencia de la empresa; pero en el criterio de fuente, las dos
cuestiones señaladas en el párrafo anterior surgen con toda intensidad.
En general ellas son resueltas sobre una base pragmática, tomando en consideración índices externos tales
como los fletes cobrados de y hacia el país, los seguros tomados sobre bienes ubicados en el territorio, o las
sumas pagadas por alquiler de películas y similares, y estableciendo la presunción (absoluta o relativa, según
las legislaciones de que un determinado porcentaje de esas sumas brutas el renta neta de fuente nacional.
44
Los criterios subjetivos, y especialmente el del domicilio, tienen un sustento político y social, porque
su justificación última radica en que se considera razonable que, quien convive en una determinada
organización social o política, contribuya al financiamiento de los servicios que utiliza.
Se lo ha defendido también en base a consideraciones de neutralidad impositiva: si el país de
domicilio sólo gravara las rentas que los residentes obtienen en el país, y no las que obtienen en el
extranjero, se estaría favoreciendo indebidamente la radicación de capitales fuera de frontera,
alterando la neutralidad del sistema (neutralidad de exportación de capitales).

También se presentan argumentos en base al principio de capacidad contributiva: el real poder


económico de una persona, que debe ser la base para su contribución, está dado, en materia de
rentas, por el total de las que reciba independientemente del lugar donde las obtenga; todas ellas
conforman la capacidad contributiva de la persona, y en función del total es que debe gravarse.

Por último -pero no por eso menos importante- debe mencionarse que los criterios subjetivos
favorecen a los países desarrollados, en sus relaciones con los países en vías de desarrollo, ya
que el flujo de capitales y servicios entre ellos es por lo general unidireccional, siendo los
desarrollados amplios proveedores netos de capitales. En tales condiciones el gravar las rentas de
sus residentes por sus inversiones en el exterior les proporciona una importante ampliación en la
base gravable.

En cuanto al criterio de fuente, tiene la fundamentación económica que se ha indicado líneas


arriba: la riqueza que produce una economía debe ser gravada por el poder político de la economía
que la genera. 11

11
Es especialmente claro Sorondo (Rev. Fac. Derecbo, Montevideo, año VIII No. 1) al atacar los argumentos
en que se ha pretendido basar la imposición en función de domicilio.

"El contribuyente debe pagar los impuestos no sólo por los beneficios generales que recibe sino por lo que
tiene, como expresión de los conceptos de solidaridad social que justifican el tributo. Pero estos conceptos
de capacidad contributiva ¿deben expresarse con relación a quién? ¿se es solidario con relación a quién?
¿qué conglomerado social o asociación política o país, en suma tiene derecho a exigir esa solidaridad? Se
está en el punto de partida: la fundamentación misma del impuesto exige que la capacidad contributiva del
contribuyente sea expresada con respecto al país de origen de la renta, en relación a lo que gana en dicho
país -y con respecto al país donde gasta esa renta, en relación a los consumos efectuados en el mismo".-

Más adelante indica que si el país de domicilio quiere tener en cuenta la renta extranjera, como índice de
capacidad ,contributiva, podría hacerlo a los efectos de calcular la tasa, aplicable a las rentas nacionales.

Y agrega como argumento menor, las mayores posibilidades de evasión que presenta el sistema de
domicilio.

En cuanto al argumento sobre la neutralidad, que se buscaría mediante el criterio del domicilio, este autor lo
invierte con suma eficacia: si lo que preocupa es que no baya desigualdad, "es evidente que esta
desigualdad sólo puede corregirse por vía de atribuir la capacidad de imposición al país donde debe
cumplirse tal actividad. Este es el único que puede fijar condiciones igualitarias para que la actividad que se
cumple en el ámbito económico que corresponde a su soberanía financiera se desenvuelva en condiciones
de un mercado económico”.

Sobre el concepto de neutralidad impositiva internacional, véase también el análisis de Enrique Piedrabuena
Richard, “Bases para la política latinoamericana sobre tratados tributarios”, VI Jornadas Latinoamericanas de
Derecho Tributario, Punta del Este, 1970.

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Pero además, como contrapartida de lo dicho en relación a los países desarrollados, los países en
vías de desarrollo son receptores netos de inversiones que realizan residentes en otras áreas; la
adopción de principios subjetivos haría que escapara a la imposición buena parte de las riquezas
que país produce, acentuando aún más el crónico déficit de financiamiento de estas economías.
Por tal motivo, los más altos foros técnicos de América Latina han propugnado el principio de
fuente como el más adecuado y conveniente para los países del continente.12

Ello no obstante, algunos países latinoamericanos han introducido en sus legislaciones, de forma o
parcial, principios jurisdiccionales de tipo subjetivo. En buena medida, lo determinante de tal actitud
ha sido la constatación de que esos países se han vuelto también exportadores capitales, por vía
de radicación clandestina de fondos de sus residentes en países desarrollados. disposición de ese
tipo, tiene una eficacia directamente vinculada con la posibilidad concreta que tenga de vigilar el
cumplimiento que se haga de la norma; en principio, y atendiendo al hecho que normalmente la
administración no está en condiciones de controlar la aplicación de la ley fu de las fronteras,
parecería que la afirmación del postulado muchas veces no pasa de una m declaración de
principios, sin acatamiento efectivo.

12
En el ámbito Latinoamericano, las I Jornadas del Instituto Latinoamericano de Derecho Tributario
(Montevideo, 1956), consideraron "que el principio de la fuente como atributivo de exclusiva potestad fiscal
se fundamenta en una adecuada distribución de poderes en el ora internacional, permitiendo a cada Estado
desarrollar su propia política tributaría en armonía con respecto de los demás Estados, afirmando en el
campo que le es propio el principio vasto de la igualdad jurídica de las naciones", en base a lo cual
recomendó la adopción principio de la fuente por oposición al de domicilio o nacionalidad.

Más recientemente, en el seno de la ALALC, ha existido una muy activa elaboración técnica afirmándose el
principio de la fuente como el que debería regir tanto los tratados entre países de la asociación, como con
terceros países. Un esfuerzo adicional ha sido desarrollado sucesivas reuniones de expertos en doble
tributación internacional que ha convocado el o mismo, a fin de ubicar territorialmente la fuente en casos
especialmente discutidos a nivel internacional."

En el pacto Andino, la decisión No, 40, que aprobó Modelos de tratados para evitar lado tributación, tanto
entre .los miembros como con terceros países, ha significado también u muy enfática y ortodoxa aplicación
del principio de fuente.

A su vez, el Concejo Económico y Social de las Naciones Unidas, en su resolución No. 1430, 6 de junio de
1969, ratificó términos de una decisión anterior (del 9 de junio de 1953), el sentido de recomendar que "el
principio del país fuente constituya el principio fundamental de los acuerdos fiscales entre países
desarrollados y países en desarrollo".

Véase "Acuerdos fiscales entre países desarrollados y países en desarrollo, segundo informe, Naciones
Unidas, New York, 1971, S. 71. XVI. 2, pág. 25, anexo l.

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BILIOGRAFIA

Se indican en el capítulo “Aspectos internacionales de la imposición sobre la renta”, contenido en el


apéndice.

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