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Investigación

Aportes para la historia de


las instituciones agrarias de la Argentina (II)
El Consejo Agrario Nacional*
Carlos Alberto León**
Carlos Alberto Rossi ***

En el número 196 de RE se inició la presentación de


esta breve investigación histórica con el análisis del
papel cumplido por la Junta Nacional de Granos. En la
actual segunda parte se desarrolla el caso del Conse-
jo Agrario Nacional (CAN), que fue, con sus disconti-
nuidades, el organismo responsable de la política de
colonización agraria del Estado nacional durante cua-
tro décadas.

* Versión corregida del documento preparado para la sesión “Problemas económicos y sociales de
la evolución del agro pampeano en la segunda mitad del siglo XX” presentado ante el Congreso
Mundial de la Asociación Internacional de Historia Económica realizado en Buenos Aires en ju-
lio de 2002.
** Programa Interdisciplinario de Estudios Agrarios (PIEA).
***Centro de Estudios y Promoción Agraria (CEPA).
96 realidad económica 198

El Consejo Agrario Nacional cinco décadas de crecimiento acele-


como instrumento de una rado, la agricultura pampeana había
agotado las posibilidades de sostener
política de tierras ese ritmo, al menos bajo el mismo es-
Su influencia en la región quema que había originado su expan-
pampeana (1940 -1980) sión
Un conjunto de razones estructura-
les, así como la sucesión de diversas
1. La situación agraria en la circunstancias desfavorables en el
región pampeana y el contexto internacional, detuvieron el
problema de la tierra antes cuerno de la abundancia del “granero
de la creación del Consejo del mundo”. Entre las primeras, debe
Agrario Nacional situarse el agotamiento de la expan-
sión horizontal de la actividad agríco-
la. Una vez incorporadas las tierras de
La incorporación de la región pam-
mayor aptitud, todo aumento de la
peana a la economía mundial se de-
producción debía solventarse combi-
sarrolló con relativa rapidez desde fi-
nando la incorporación de las tierras
nes del siglo XIX. La expansión agrí-
de menor aptitud relativa con el em-
cola, en un ambiente físico dominado
pleo de técnicas que permitieran au-
durante más de dos siglos por la ex-
mentar sostenidamente la productivi-
plotación ganadera extensiva, inclu-
dad de la tierra y del trabajo. Pero ni la
yendo las primitivas vaquerías, la eta-
oferta de medios de producción ni el
pa del saladero y el posterior auge del
desarrollo de técnicas alcanzaba el ni-
lanar, se basó sobre la efectiva dispo-
vel requerido, en parte porque el de-
nibilidad de las tierras de la región,
sarrollo de la industria argentina y la
después de que las fuerzas militares
investigación básica y aplicada en
sometieron a las poblaciones indíge-
agricultura eran aún muy limitados.
nas. Previo a este proceso y durante
Por otra parte, el proceso de repro-
su transición, enormes extensiones
ducción ampliada encontraba una tra-
de tierras, que aún no habían sido in-
ba fundamental en la estructura de
corporadas a patrimonios privados,
propiedad y en el sistema de explota-
fueron rápidamente distribuidas entre
ción de la tierra, basado sobre arrien-
los sectores civiles y militares triunfan-
dos y aparcerías inestables, con una
tes, bajo la forma de grandes fundos.
gran mayoría de agricultores familia-
Esta distribución original de la tierra
res no propietarios de la tierra y con
condicionó el tipo de poblamiento y el
un bajo grado de capitalización.
desempeño de las actividades pro-
ductivas, pero de ningún modo impi- Estas formas de explotación de la
dió el desarrollo del capitalismo en la tierra eran vistas por algunas fraccio-
región pampeana1. Así se conformó nes de la clase dominante como una
una estructura de propiedad, tenencia rémora que resultaba necesario supe-
y uso de la tierra, que daría lugar a rar o, al menos, reducir. La presión de
múltiples consecuencias económicas, los agricultores, en cambio, se centra-
sociales y políticas. Pero en los años ba, sobre todo, en la forma que adop-
’30 del siglo XX, después de más de taba su vínculo con los propietarios y
sus consecuencias sobre el reparto
1
Entre otros autores, véase Viñas (1973), Pucciarelli (1984), Barsky (1994).
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del excedente. En el marco de la cri- guía careciendo de un instrumento de


sis agraria, los conflictos derivados de tales características, a pesar de que
las relaciones entre los dueños de la poseía millones de hectáreas de tie-
tierra y los agricultores fueron recu- rras fiscales en los territorios naciona-
rrentes. Algunos puntos culminantes les. La Federación Agraria Argentina,
de esos enfrentamientos fueron las que representaba los intereses de mi-
huelgas agrarias de 1912 (“El Grito de les de agricultores arrendatarios, no
Alcorta”, que dio nacimiento a la Fe- efectuaba un cuestionamiento frontal
deración Agraria), de 1917 y de 1919, de las relaciones sociales de produc-
entre otros movimientos gremiales de ción. El gremio más bien concentraba
arrendatarios y aparceros. sus demandas en una mayor partici-
Los intentos legislativos dirigidos a pación en el ingreso agrícola y en la
facilitar y democratizar el acceso a las obtención de mejores y más estables
tierras, a través de la subdivisión y el condiciones de arriendo que posibili-
asentamiento de colonos, o por la taran una mayor independencia ope-
transformación de arrendatarios y rativa. (Girbal de Blacha, 1988).
aparceros en agricultores propieta- La figura del arrendamiento no sólo
rios, se vieron frustrados en forma re- siguió al crecimiento de la agricultura
currente, debido a la resistencia de te- en el período 1880 a 1910 (Scobie,
rratenientes y estancieros, amplia- 1968), sino que lo sucedió durante to-
mente representados en las filas par- da la primera mitad del siglo XX. El
lamentarias (Girbal de Blacha, 1988). Censo Nacional Agropecuario realiza-
Durante esas primeras décadas no do en 1914 mostraba la existencia de
pudieron plasmarse instrumentos le- 81.766 explotaciones manejadas por
gales de envergadura, excepto la po- arrendatarios4 en la región pampeana,
co efectiva legislación dirigida a regu- que representaban el 43,2% del total
lar las relaciones contractuales entre (III Censo Nacional, 1917 y 1919). Pe-
arrendatarios y propietarios2 y algu- ro el Censo Nacional Agropecuario
nos proyectos3 de ley que lograron efectuado en 1937 mostró la existen-
traspasar la telaraña que una y otra cia de 157.055 explotaciones con
vez tejían los sectores más conserva- arrendatarios y aparceros, un 92,1%
dores sobre todo intento reformista. más que las existentes en 1914, he-
Recién a mediados de los años ’30 cho que hacía elevar estas formas
aparecieron en escena leyes de colo- contractuales al 58,6% de las explota-
nización en tres de las provincias ciones totales y al 68% de las agríco-
pampeanas, mientras la Nación se- las de la región pampeana. Apenas

2
La ley 11.170 de arrendamientos del 24 de setiembre de 1921 establecía que la duración de los
contratos debía ser de 4 años y para una superficie no mayor de 300 hectáreas. Además, se obli-
gaba al propietario a indemnizar las mejoras introducidas por el arrendatario y le otorgaba liber-
tad para asegurar y comercializar sus cosechas. Los propietarios trataban de arrendar superfi-
cies mayores de 300 ha para evitar caer en los términos de la ley, mientras los jueces de paz
aducían que no podían fallar sobre estas cuestiones porque la ley no había sido reglamentada,
cosa que nunca ocurrió. (Girbal de Blacha, 1988).
3
Por ejemplo la “Ley del Hogar” del 30 de setiembre de 1917 sobre donación de lotes de 20 ha a
200 ha a familias en “tierras vacantes del Estado”, y la Ley 11.380 de cooperativas agrícolas del
30 de setiembre de 1926. (Girbal de Blacha, 1988).
4
El 80,5% correspondía a explotaciones agrícolas y el 19,5% a explotaciones ganaderas.
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un 35,5% se constituía sobre la base de las migraciones del campo a la ciu-


de la propiedad, mientras que el 5,9% dad. En un medio rural todavía alta-
asumía otras formas (Pucciarelli y mente dependiente de la fuerza de
Barsky, 1991). Del total de arrendata- trabajo de los arrendatarios y de im-
rios y aparceros el 50,3% carecía de portantes dotaciones de trabajadores
contrato escrito y de los que contaban rurales, especialmente los tempora-
con contrato el 94,6% tenía una dura- les, detener el flujo migratorio de es-
ción de hasta 5 años, aunque en su ta población era un objetivo deseable
mayor parte el plazo era inferior a los y se atribuía al reparto de tierras a tra-
3 años. vés de la colonización como un me-
Esos datos revelan que el discurso dio idóneo para alcanzarlo. Este era el
sobre la necesidad de transformar la panorama que ofrecía el sector agra-
estructura de propiedad y tenencia de rio pampeano para la época en que se
la tierra, sostenido por gran parte de lanzaron los primeros proyectos con
las fuerzas políticas que gobernaron la finalidad de elaborar una ley de co-
la Argentina a lo largo de todo el pe- lonización nacional.
ríodo, no se tradujo en ninguna medi-
da efectiva. Por lo contrario, a fines de 2. Definición de una política
los años ’30 la agricultura estaba ba- de tierras: la creación del
sada sobre una estructura aún más
Consejo Agrario Nacional
inestable y tanto o más desigual que a
comienzos del siglo. Ni siquiera había
sido eficaz la legislación sobre las re- En 1938, el diputado por Entre Ríos
laciones contractuales en el agro para y miembro de la Comisión de Agricul-
evitar, entre otros efectos, que se tura, Bernardino Horne6, presentó en
afectara el proceso de acumulación el Congreso Nacional un proyecto de
de las unidades productivas. Otra de ley de colonización (Horne, 1942). El
las consecuencias de la crisis agraria, origen primigenio de esta iniciativa
pero también del progresivo creci- habría sido un proyecto del Ministro
miento de las actividades urbanas de Agricultura del gobierno de la
en la industria5, las construcciones y “Concordancia”, Miguel Angel Cárca-
los servicios , era el renovado impulso no7, elevado al Congreso en 1936
(CAN, 1944)
5
El crecimiento del número de obreros ocupados en la industria fue del 30% entre 1935 y 1939,
pero ese ritmo se aceleró: para 1946 se produjo un aumento del 63,8% con respecto a 1939, con
algo más de 938 mil personas (Peña, 1986).
6
Horne expresa con dramatismo la situación “el campo se despuebla…la clase agraria…vive mi-
serablemente y un 70% trabaja en tierra ajena. Eso no puede seguir así”. (Lázzaro, 1999).
7
Cárcano venía abogando desde hacía mucho tiempo por una política de colonización. En 1923
manifiesta que la Argentina “nada hace” en esta materia. Reclama una “constante política colo-
nizadora”. Señala que colonización no significa sólo poblar y trabajar territorios baldíos y fiscales:
“hoy se entiende también por colonizar, aprovechar mejor económicamente un territorio ya po-
blado y trabajado, por la distribución más racional de la propiedad y del capital que debe concu-
rrir con el trabajo”. Más adelante señala: “…, llegan los inmigrantes a nuestros puertos y, frente
a la tierra óptima, no saben qué hacer para vincularse, radicarse y prosperar.” Y concluye “la ac-
ción colonizadora integral sólo el Gobierno Nacional podrá hacerla, no aisladamente, sino bus-
cando la cooperación de todas las fuerzas del país …” (Cárcano, 1923). Para 1937 la situación
no había cambiado. En un artículo señala “es absurdo que millares de hombres aptos para el tra-
bajo agrario hagan vida nómade en las provincias agrícolas, pasando de un campo a otro, sin ho-
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Los puntos centrales que funda- transporte e incluso en los mercados


mentaban la iniciativa eran el profun- de insumos y de crédito.
do cuestionamiento del arriendo y la Algunos representantes de la bur-
aparcería como formas extendidas de guesía advertían que el arrendamien-
tenencia, la concomitante baja pro- to “clásico” constituía una traba para
porción de agricultores propietarios el desarrollo de las fuerzas producti-
de la tierra, la permanencia del latifun- vas en el agro. La precariedad en las
dio, la especulación constante que se relaciones contractuales, la apropia-
manifestaba en los precios de la tierra ción de la renta de la tierra y muchas
y la errada política impositiva (Lázza- veces de una parte significativa del
ro, 1999). El arrendamiento era consi- beneficio que la mayoría de los agri-
derado una forma de tenencia inesta- cultores podía obtener de su esfuerzo
ble, que no propendía al estableci- personal y el de su familia, desalenta-
miento de las familias, al poblamiento ba o imposibilitaba la acumulación y el
del espacio rural y a la introducción de consiguiente avance en la produc-
mejores técnicas de producción. En ción. También hacían notar la crecien-
este sentido, la burguesía, en particu- te migración campo – ciudad derivada
lar la urbana y sus representantes le- del desaliento que esto significaba y
gislativos, para quienes la propiedad la atracción que, ilusoria o no, consti-
privada constituye su desideratum, tuían las actividades más dinámicas
veía necesario convertir a los arren- que se desenvolvían en el medio ur-
datarios en propietarios8. bano, lo cual debilitaba el numerario
Objetivamente, las condiciones con- de la fuerza laboral del agro. No debe
tractuales que regían en la época pa- olvidarse, que fueron precisamente
ra la mayoría de los arrendatarios y los gobiernos conservadores los que
aparceros no habían mejorado mucho decidieron un drástico cambio en la
respecto de las que estipulaban los orientación de las políticas estatales,
terratenientes desde las etapas inicia- desatando una oleada de intervencio-
les de la expansión agrícola en la re- nes y regulaciones que habría de per-
gión pampeana9, a pesar de las leyes sistir por décadas. Es por ello que es-
dictadas para regular los contratos de taban maduras las condiciones para
arrendamiento y aparcería, y la fuerte la aplicación de una política que inten-
intervención del Estado en regulacio- tara, al menos, desarrollar una política
nes sobre el comercio, el acopio, el de tierras, tibiamente reformista, y es-
gar ni cariño por la tierra que cultivan, ahogando los sentimientos milenarios que encadenan al
hombre a su tierra, mientras el Estado juega al perro del hortelano, cuidando celosamente domi-
nios extensos, ricos, que no pueden dar de sí más de lo que una ocupación precaria permite-
”.…”La tierra fiscal, como instrumento de especulación o lucro ha dejado de ser una preocupa-
ción para el gobierno. Estamos en condiciones, y lo estaremos más todavía, cuando contemos
con la ley de colonización, de convertir en realidad los fines pobladores.” (Cárcano, 1937). Ob-
sérvese que la prédica de Cárcano en un caso se dirigía a las tierras pobladas y en el otro a la
situación de la tierra pública.
8
Señala acertadamente Horacio Giberti (comunicación personal) que no debe pasarse por alto la
sistemática caída de los precios de la tierra durante la década de los ’30, que habían llegado a
niveles mínimos para la época de aprobación de la ley. Los propietarios podían ver con agrado
la presencia de un gran comprador oficial que basara sus tasaciones sobre los precios de los
años anteriores, sobre todo cuando las perspectivas eran desfavorables.
9
Para una descripción muy detallada de la vida de estos agricultores a comienzos de siglo véase
Scobie, 1968.
100 realidad económica 198

tablecer ciertos límites al derecho de Según declaraba en su primer artí-


propiedad, que en forma absolutista culo, la ley se proponía sentar las ba-
se venía ejercitando desde la aproba- ses para dar solución a “los principa-
ción del Código Civil. les problemas agrarios de la Repúbli-
La probable sanción de una ley na- ca Argentina”. Su finalidad general
cional de colonización sucedía a pro- era la de aplicar un plan “destinado a
yectos que se habían concretado al- poblar el interior del país, a racionali-
gunos años antes en tres provincias zar las explotaciones rurales, a subdi-
pampeanas: en 1934 se había consti- vidir la tierra, estabilizar la población
tuido el Consejo Agrario de la Provin- rural sobre la base de la propiedad de
cia de Entre Ríos y en 1936 se crea- la misma y a llevar mayor bienestar a
ron los Institutos Autárquicos de Co- los trabajadores agrarios” (CAN,
lonización de las Provincias de Bue- 1944).
nos Aires y de Santa Fe. Otro antece- Un aspecto jurídico novedoso radi-
dente destacado, con un origen un caba en su artículo 1º, que estaba re-
tanto forzado por ciertas circunstan- ferido al régimen de propiedad de la
cias, fue el papel que jugó el Banco tierra sobre el cual establecía: “la pro-
Hipotecario Nacional. Este banco in- piedad de la tierra queda sujeta a las
tervino activamente formulando pla- limitaciones y restricciones que se de-
nes de colonización a partir de 193610. terminan en esta ley de acuerdo al in-
Después de un largo debate que se terés colectivo”, todo un avance sobre
llevó a cabo entre 1939 y parte de el ya mentado absolutismo del dere-
1940, el texto definitivo de la ley de cho de propiedad.
colonización se aprobó el 21 de agos- Los objetivos explícitos de la ley
to de 1940. Dicha ley, bajo el número eran aumentar el número agricultores
12.636, fue promulgada el 2 de se- propietarios, dividiendo los campos
tiembre de ese año por el nuevo pre- en unidades económicas (familiares),
sidente de la Nación Ramón S. Casti- solucionar una serie de problemas
llo11. técnico económicos de la agricultura,
aumentar la población rural, mejoran-
10
La ley orgánica 8.172 de 1919, que regía la actividad del banco, había establecido la facultad de
otorgar préstamos de hasta el 80% del precio de compra de fracciones que no excedieran las 200
hectáreas de campos “propios para colonización” con destino a agricultores familiares. En reali-
dad, se trataba de una medida orientada a facilitar subdivisiones de tierras realizadas en forma
privada. Por ese mecanismo “del 80%”, se acordaron hasta 1929 más de 100 millones de pesos
sobre 6.319 lotes. Sin embargo, el banco debió afrontar graves pérdidas por dichos préstamos y
quedarse con una gran cantidad de los campos que, supuestamente, se iban a colonizar, por que
las deudas no fueron pagadas. A fin de recuperar una parte de sus acreencias el banco se con-
virtió en un organismo colonizador directo, tarea que quedó a cargo de su Departamento de
Asuntos Rurales. Hacia 1936, después de terminados los estudios indispensables, el banco dis-
puso la creación de 19 colonias con un total de 57.425 hectáreas y 493 lotes (11 de ellas fueron
creadas en Buenos Aires y Entre Ríos, con una superficie de 38.882 hectáreas y 314 lotes) (BHN,
1942)
11
Castillo era vicepresidente y asumió en junio de 1940 en lugar del renunciante Roberto Ortiz. Am-
bos pertenecían al gobierno de la “Concordancia”, una alianza entre los radicales antipersonalis-
tas y el partido Demócrata Nacional. Castillo fue derrocado por el golpe militar del 4 de junio de
1943. Desde ese día se sucedieron en la presidencia los generales Arturo Rawson, Pedro P. Ra-
mírez y Edelmiro Farrell. Este último asumió el 25 de febrero de 1944 y entregó el poder a Juan
Domingo Perón el 4 de junio de 1946.
El Consejo Agrario Nacional 101

do las condiciones sociales y afian- tructura agraria que no era, precisa-


zando la familia. Se creó, como orga- mente, el objetivo primigenio de la ley.
nismo de aplicación de la ley, el Con- Molinari propuso que el CAN, como
sejo Agrario Nacional, un ente autár- opción a las adjudicaciones en venta,
quico dirigido por una mayoría de re- otorgara las tierras en concesión vita-
presentantes oficiales. licia y, además, para la adquisición
El Consejo se constituyó formalmen- por compra o expropiación de tierras
te el 31 de julio de 1941, casi un año emitiese títulos cuyos servicios de in-
después de la sanción de la ley y re- tereses y amortizaciones serían aten-
cién en setiembre de 1942 comenzó a didos con el canon pagado por los
recibir los primeros fondos para iniciar concesionarios. La propuesta de
sus tareas de colonización (CAN, arrendamiento vitalicio proviene de la
1944). Sin embargo, prácticamente denominada enmienda Palacios13 diri-
durante los primeros tres años de gida a modificar el art. 63. Esta facul-
existencia careció del presupuesto tad se concretó a través del decreto-
suficiente para llevar a cabo sus fun- ley 10.837 del 22 de abril de 1946, pe-
ciones y cuando dispuso de sus recur- ro no se han dispuesto constancias
sos, la adquisición de tierras debió en- sobre su aplicación efectiva.
frentar dificultades diversas12. El 29 de mayo de 1943, se dictó un
Uno de los críticos de la ley de colo- decreto que suspendió la incorpora-
nización fue un director designado por ción de la Dirección de Tierras al
el gobierno militar, que aseguraba ha- CAN, tal como lo disponía el artículo
ber llegado a ese cargo precisamente 77 de la ley, el cual fue ratificado por
por sus cuestionamientos sobre ella decreto ley 9.658 del 2 de mayo de
(Molinari, 1944a) Las críticas del abo- 194514 Para tener una idea del signifi-
gado Antonio M. Molinari, se dirigían cado de esta decisión sólo hay que
hacia al plazo de amortización, los in- señalar que dicho organismo adminis-
tereses subsidiados, la magnitud de traba alrededor de 76,7 millones de
los fondos necesarios para adquirir hectáreas de tierras públicas, de las
las tierras y el consecuente impacto cuales 18,6 millones de hectáreas es-
sobre sus precios que provocaría un taban arrendadas (CAN, 1977).
comprador como el CAN. (Molinari, Esa decisión hirió de muerte buena
1944b). Por cierto, las críticas no eran parte de posibilidades de desarrollo
sólo instrumentales, sino que traslu- de las actividades del CAN, no sólo
cían una postura política proclive a por que se sustraía de su posible do-
una transformación radical de la es- minio una porción enorme del territo-

12
Las únicas tierras que pudo incorporar en 1940 fueron unas 12.000 hectáreas transferidas en lo-
tes dispersos provenientes de la erradicación de viñedos dispuesta por la ley de Vinos.
13
Presentada por el senador socialista Alfredo L. Palacios.
14
Prácticamente, todas estas tierras correspondían a los territorios nacionales todavía no provincia-
lizados. El argumento que utilizaron los promotores del decreto (que además propiciaba la refor-
ma del texto legal), fue que la ley aludía a que el CAN debía colonizar “las tierras fiscales aptas”
y que “sólo había 1,5 millones de hectáreas” en esas condiciones, y por lo tanto resultaba inne-
cesario traspasar la totalidad de la Dirección de Tierras. En todo caso, se proponía que el CAN
señalara qué tierras reunían los requisitos para ser colonizadas y la Dirección se las traspasaría.
15
Aunque quedaban excluidas la mayor parte de las tierras de la región pampeana, ya que el Es-
tado nacional sólo poseía tierras en el territorio de La Pampa, pero casi no tenía en los ricos dis-
102 realidad económica 198

rio nacional15, sino que esto también portante, es que esto ocurrió como
afectaba la obtención de una parte consecuencia de las decisiones políti-
sustancial de sus recursos financie- cas que se adoptaron a partir del
ros, ya que la ley preveía que los in- golpe militar de 1943 y en los prime-
gresos de la Dirección transferida al ros años del gobierno peronista. La
CAN formarían parte de su presu- etapa del BNA acompañó toda la ges-
puesto. Pero este no sería el único tión del gobierno, el cual había puesto
traspié del nuevo organismo. El 2 de buena parte de sus expectativas ini-
mayo de 1945 el CAN fue intervenido ciales en la transformación de la es-
y pasó a depender de la Secretaría de tructura agraria. Esta postura evolu-
Trabajo y Previsión, por entonces a cionó desde la “revolución agraria”
cargo del ascendente coronel Perón, propuesta por Perón en su campaña
quien aspiraba a utilizar al CAN como electoral, hasta la “reforma agraria
uno de los instrumentos fundamenta- tranquila” que propondría poco tiempo
les de su política agraria. después, cuando ya estaba en la pre-
Tampoco duró mucho esa situación, sidencia. (Blanco, 1999).
ya que el 24 de mayo de 1946 las fun- El BNA creó el Fondo Especial de
ciones del CAN fueron transferidas a Colonización en 1947 el cual se nutrió
la Gerencia de Crédito Agrario del con redescuentos del Banco Central,
Banco de la Nación Argentina (BNA), según el decreto 6.341, una fuente no
donde se mantuvieron hasta 1958. prevista en la Ley de Colonización y
Ello significa que el CAN tuvo, en su que permitió ampliar las disponibilida-
primera época de actuación institucio- des originalmente establecidas. El
nal, menos de seis años de vigencia. BNA mantuvo sus funciones hasta
Fue, no obstante, uno de los períodos 1958 cuando el CAN fue recreado
más relevantes en la historia de este nuevamente, conservando su vigen-
organismo por los debates que se cia, excepto por un brevísimo período
suscitaron sobre sus alcances y atri- en el que pasó a denominarse Institu-
buciones, y por la influencia política to de Colonización y Régimen de la
que generó su sola presencia. Tierra, hasta su liquidación definitiva
La actuación del BNA durante el pe- en 1980.
ríodo en el que estuvo a su cargo la
aplicación de la ley de colonización 3. Desempeño de la política
resultó prolífica, dicho esto en cuanto de colonización del CAN
atañe a la dinámica de incorporación hasta su disolución en
de tierras y la formación de colonias. 1980.
En buena medida, esto tuvo que ver
con la disponibilidad de fondos por
parte del Banco, diversos de los que
a. Primera etapa:
estaban previstos en la ley 12.636, ya 1940 – mediados de 1946
que, sin dudas, la única vía abierta Se han señalado las particulares cir-
para que pudiera desarrollarse la polí- cunstancias que atravesaba el país
tica de colonización era disponer de cuando se estaba tratando de poner
recursos financieros para afrontar la en marcha la actividad específica del
compra de tierras. Pero aún más im- CAN. Primero, la ley había sido elabo-

tritos de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, en los cuales las tierras fiscales esta-
ban bajo el dominio de las respectivas jurisdicciones.
El Consejo Agrario Nacional 103

rada, votada y sancionada por legisla- os devolverá una roca’. La tierra no


dores conservadores en un gobierno debe ser un bien de renta, sino un ins-
de igual signo político. Las demoras trumento de producción y de trabajo.
en su constitución formal, sumadas al La tierra debe ser del que la trabaja, y
retraso en el otorgamiento de los fon- no del que vive consumiendo sin pro-
dos establecidos por la ley16, hicieron ducir a expensas del que la labora.”
que la puesta en marcha coincidiera (citado por Lattuada, 1986).
temporalmente con el golpe militar de Señala Lattuada que “Con el fin de
1943. elaborar una efectiva estrategia elec-
En ese contexto, el CAN fue visto toral…, Perón requirió la colaboración
por Perón como el instrumento ideal a dos conocedores de la problemática
para desarrollar y aplicar una activa agraria del momento, el ingeniero
política para el sector agrario. Siendo agrónomo Mauricio Birabent y el abo-
un funcionario de nivel inferior, logró gado Antonio Molinari. El plan de ac-
que el organismo pasara a depender ción…consistía en poner en marcha
de la Secretaría de Trabajo y Previ- reivindicaciones concretas para esos
sión, la cual había sido creada a ins- sectores (se refiere a los arrendata-
tancias suyas, desde donde lo utiliza- rios y aparceros, y sus familiares.
ría como instrumento de su política N.A.), y la segunda, la más importan-
agraria. te, realizar una amplia campaña pro-
Perón dio impulso inicialmente al pagandística sobre las acciones reali-
CAN mostrando una postura antilati- zadas y mostrar lo que sería una futu-
fundista y proclive a la puesta en mar- ra acción de gobierno de Perón”. Para
cha de una “reforma agraria con ribe- lo primero se utilizaría el CAN mien-
tes revolucionarios”. “Hacia 1944, de- tras que para la difusión de las reali-
nunciaba la explotación de que estaba zaciones y los principios de la “revolu-
siendo víctima el trabajador rural y ad- ción agraria” se crearon diarios, revis-
vertía a los propietarios acerca de la tas, espacios radiales y se organiza-
forma en que el estado procuraría dar ron recorridas en el interior del país
una solución a esa problemática…” para dictar conferencias sobre el pro-
Perón prometía “…que, encarado y blema agrario.” (Lattuada, 1986).
resuelto el problema de la tierra, no Perón veía el objetivo de reparto de
habrá un solo argentino que no tenga la tierra como una tarea que debía ser
derecho a ser propietario en su propia desempeñada por el CAN. “Encarare-
tierra.” (citado por Blanco, 1999). Po- mos el problema en forma fundamen-
co días después, en otro discurso, Pe- tal, haciendo del Consejo Agrario Na-
rón señaló “El problema de la tierra cional un organismo que dé tierra a to-
debe ser encarado en serio, pues la do aquel que quiera trabajarla, a fin
ley 12.636 es una irrisión y un escar- que ningún hijo de chacarero se vea
nio más del pobre chacarero. El pro- obligado a desertar del campo…La
blema argentino está en la tierra: ‘dad tierra que proporcione la Revolución
al chacarero una roca en propiedad y debe ser tierra barata, esto es, ajusta-
él os devolverá un jardín; dad al cha- da a su valor actual de producción y
carero un jardín en arrendamiento y él no inflado éste por la especulación…”
16
La ley disponía que para llevar adelante sus tareas el CAN debía recibir hasta 30 millones de pe-
sos inicialmente y hasta 10 millones de pesos anuales, durante un período de diez años. Sin em-
bargo, 6 años después de su creación sólo había recibido 30 millones de pesos (CFI, 1963)
104 realidad económica 198

(citado por Lattuada, 1986). de los dirigentes de la Federación


En 1945 Molinari fue designado in- Agraria que acusaron al gobierno de
terventor del CAN, cargo que ocupó querer transformar al Estado en el
hasta su disolución pocos días antes principal terrateniente. A esto se agre-
de la asunción del gobierno peronista gó el malestar causado en los círculos
en 1946, cuando fueron traspasadas del gobierno por un fogoso discurso
sus funciones al BNA. Durante ese de Molinari, pronunciado en Pergami-
período se desarrollaron los aconteci- no, abundando en detalles sobre la
mientos más radicalizados en los que revolución agraria. A la semana se co-
el CAN tendría una intensa participa- noció el decreto 14.959 que redujo al
ción. Si bien el recurso de las expro- CAN a una simple dependencia del
piaciones de campos fue blandido BNA. Esta decisión determinó la re-
más como un medio propagandístico nuncia del interventor Molinari, cinco
que como un instrumento de transfor- días antes de la asunción de Perón a
mación agraria, las repercusiones de la Presidencia 17. (Lattuada, 1986).
estos acontecimientos fueron muy En el Quinto Congreso Agrario Coo-
significativas. De hecho, muchos perativo, en agosto de 1946, después
grandes propietarios se apresuraron a de señalar que la causa de la forma-
subdividir sus campos, a transferirlos ción de grandes latifundios había sido
a nombre de otras personas y a cons- la ley de Enfiteusis de Rivadavia, Pe-
tituir sociedades anónimas, todo ello rón señaló que “La ley 12.636, de
con el fin de eludir la posibilidad de creación del Consejo Agrario Nacio-
una expropiación. nal, he debido abandonarla18 porque
Después de una acción llevada a ca- no puede ser una solución. Y no sien-
bo en diciembre de 1945 sobre tierras do una solución para el que aspira a
de Patrón Costas en Jujuy, en la pri- tener la tierra, tampoco puede serlo
mera mitad de 1946 se expropiaron para el gobierno que está leal y since-
campos de familias tradicionales de la ramente empeñado en resolver el pro-
burguesía terrateniente, uno en Entre blema. Hay que buscar, por lo tanto,
Ríos (“El Potrero”) y otro en Salto, otra forma de financiación para la ob-
Buenos Aires. En medio de estas ac- tención de la tierra y trabajar en otra
ciones se dictó la ya mencionada re- dirección para que vuelva a su valor
forma del artículo 63 de la ley 12.636, real.” (citado por Lattuada, 1986)
estableciendo la facultad del CAN de Así, apenas iniciado su gobierno,
entregar tierras en arrendamiento vi- Perón descalificó la eficacia del CAN,
talicio con opción de compra. Esta inclusive desconociendo su directa
disposición desató una airada crítica responsabilidad con respecto del or-
17
“En esas semanas previas a la asunción, también se conoció el nombramiento del ministro de
Agricultura del nuevo gabinete presidido por Perón. El nombramiento había recaído en Juan Car-
los Picazo Elordy, miembro de la Sociedad Rural Argentina, frustrando las aspiraciones de Mau-
ricio Birabent, el otro estrecho colaborador de la estrategia electoral para el sector rural, a ocupar
esa cartera, quien también terminó alejándose.” (Lattuada, 1986). Se concretaba, de esta mane-
ra, una constante histórica desde la fundación de la SRA, cual era que la mayoría de los minis-
tros de agricultura, cualquiera fuese el color político del gobierno de turno, civil o militar, surgía
de las filas de sus asociados.
18
Perón se refería, seguramente, a que había decidido eliminar al CAN como organismo coloniza-
dor y traspasar esa función al BNA, ya que la ley siguió en vigencia hasta que fue reemplazada
por la ley 14.392 en 1955, que el peronismo no llegó a aplicar.
El Consejo Agrario Nacional 105

Cuadro Nº 1. Consejo Agrario Nacional y BNA. Adquisición de las tierras pa-


ra colonización y cantidad de lotes. Por forma de adquisición y por organis-
mo en el período 1940-1975

1/ Tierras transferidas por otros organismos del estado


Fuente: Consejo Agrario Nacional (1977)

ganismo, al que había hecho depen- realizar después de adquiridos los


der directamente de él en la Secreta- campos (toma de posesión, mensu-
ría de Trabajo y Previsión. En setiem- ras, amojonamiento, introducción de
bre de 1948 Perón cargó de nuevo mejoras20, concurso y selección de
contra el CAN, “Hasta 1946 y durante adjudicatarios, etc.), antes de la en-
toda la existencia del Consejo Agra- trega de los lotes resultantes de la
rio, sólo se habían entregado – y eso subdivisión, una parte de esas tierras
siempre a los agricultores que la tra- no estaban colonizadas al momento
bajaban – 53.000 hectáreas de tierra. de disolverse el CAN, pero estaban
Durante los años 1947 y 1948 noso- en proceso de hacerlo. Además, co-
tros hemos entregado ya 200.000 mo ya se dijo, las posibilidades del or-
hectáreas.” (citado por Blanco, 1999) ganismo fueron severamente recorta-
Hay que señalar, sin embargo, que das cuando se decidió no transferirle
hasta 1945 el CAN había adquirido un las tierras fiscales que se encontra-
total de 19 campos para colonizar, se- ban bajo la administración de la Di-
gún el siguiente detalle: por compra, rección de Tierras y por el retraso en
141.738 hectáreas, por expropiación, entregarle los fondos dispuestos por
71.423 hectáreas, y por transferencia la ley.
de otros organismos, 13.858 hectá- Los campos adquiridos por el CAN
reas, esto es, un total de 226.659 en esta primera etapa de su existen-
hectáreas19 (CAN 1977). Seguramen- cia, a través de los distintos procedi-
te, dadas las tareas que se imponía mientos que se han mencionado, fue-
19
Ello sin contar las adquisiciones de la primera mitad de 1946, antes de la primera disolución del
CAN, ya que la información disponible no ha permitido identificar cuántas de las 57.084 hectá-
reas adquiridas en 1946 lo fueron por el CAN y cuántas por el BNA.
20
“En cada lote el Consejo construye una casa – habitación, económica, pero que permitirá a la
familia agricultora vivir en forma decorosa e higiénica.” (CAN, 1944)
106 realidad económica 198

ron 23, representando el 17,9% del to- 1947-52 y 1953-57, el segundo inte-
tal adquirido a lo largo de la vigencia rrumpido por la sucesión de cruentos
de las leyes de colonización 12.636 y golpes militares acaecidos en 1955.
14.292, los cuales dieron lugar a la di- Durante la primera, desplegó la ma-
visión de 2.685 lotes los cuales, a su yor parte de su acción colonizadora,
vez, representaron el 34,2% del total echando mano a todas las formas de
(CAN, 1977) (cuadro Nº 1). adquisición de tierras que permitía la
Una crítica severa de esa etapa es ley. La mayor actividad se verificó
el costo de la colonización del CAN, a hasta 1948, para ir declinando des-
la que se califica como “de lujo” (SRA, pués, cuando el país ingresó en un
1945). A este resultado se contrapo- período de crisis económica que tuvo
nía que en el período 1936 a 1944, el su mayor profundidad en 1952. Fue la
BNA, a través de la aplicación de la etapa durante la cual el gobierno pe-
Ley de Crédito Agrario, había finan- ronista mantuvo, aunque atemperado,
ciado a 10.216 colonos para la com- un discurso que prometía grandes
pra de tierras, más de la mitad de transformaciones en el sector agrario,
ellos ex arrendatarios, con un costo bajo su consigna “la tierra para el que
de entre un cuarto y un quinto del que la trabaja”.
debía erogar el CAN por unidad de En la segunda etapa, el cambio en la
superficie (Molinari, 1944). orientación de las políticas del gobier-
no y las restricciones que se habían
b. Segunda etapa: mediados
impuesto para la adquisición de tie-
de 1946 a 1958 rras, y especialmente para las expro-
El período de actuación del BNA en piaciones, determinaron un brusco
materia de colonización comenzó a descenso en la actividad de coloniza-
mediados de 1946 y se prolongó por ción. El mayor acento, entonces, se
casi 12 años; durante su mayor parte puso en tratar de aumentar la produc-
estuvo regida por la ley 12.636. En ción agropecuaria, con lo cual cambió
ese lapso adquirió un total de 67 in- el eje de las políticas de tierras. Los
muebles, casi el 56% del total de cam- grandes propietarios dejaron de ser
pos que se destinaron a colonización rentistas ociosos para pasar a ser em-
bajo el régimen de la ley 12.636 y su presarios que era necesario incentivar
continuadora, la ley 14.392 (CAN, para que incrementaran la produc-
1977) (cuadro Nº 1) ción, por el medio que fuera, mientras
El BNA atravesó al menos dos eta- que el gran latifundista resultaba el
pas, coincidentes con los períodos de propio Estado, un sofisma que fue uti-
vigencia de los planes quinquenales lizado por décadas por las clases do-
impulsados por el gobierno peronista, minantes y sus adláteres políticos
con sus inmensas propiedades fisca-
21
La Dirección Nacional de Tierras fue intervenida en 1946, “…para iniciar una etapa más ejecuti-
va entregando todas las tierras que en derecho y honradamente correspondan a los hombres
que son poseedores y que han llenado los requisitos fundamentales que impone la ley. En ese
sentido han salido ya en varias direcciones numerosas comisiones que se encargarán de entre-
gar personalmente los títulos previa inspección ocular de los predios” (del mensaje sobre el Plan
de Gobierno). Sin embargo, recién en 1950 se dictó una ley sobre tierras fiscales, pero hacia
1953 no se habían realizado acciones significativas (Lattuada, 1986). A medida que se fueron
provincializando los territorios nacionales las tierras fueron transferidas a las respectivas juris-
dicciones, por lo que la Dirección de Tierras fue perdiendo interés para los sucesivos ministros
de agricultura.
El Consejo Agrario Nacional 107

Cuadro Nº 2. Consejo Agrario Nacional y BNA. Adquisición de tierras para


colonización. Por forma de adquisición y por quinquenios en el período
1940-1974

1/Tierras transferidas por otros organismos del estado


Fuente: Consejo Agrario Nacional (1977)
les21. de la región pampeana (la única ex-
Cabe señalar que las acciones de cepción fue la de un campo en la pro-
todo este período deben verse en el vincia de Corrientes). A pesar de su
marco general de la política dirigida a vigencia legal, nunca más se volvería
convertir arrendatarios y aparceros en a utilizar este mecanismo para adqui-
propietarios, puesto que durante bue- rir tierras destinadas a colonización
na parte del período se agilizó el otor- en el ámbito nacional.
gamiento de créditos para la compra La activa política de tierras, tanto de
de tierras, especialmente a través del colonización como de conversión de
BNA y, en menor medida, del BHN22. arrendatarios y aparceros en propie-
El BNA adquirió 553.393 hectáreas, tarios, tuvo su período de auge entre
el 43,7% del total de tierras sujetas a los años 1943 y 1948, y más especial-
colonización, con un total de 4.539 lo- mente desde 1946 hasta este último
tes, esto es el 57,9% del total. De esa año. El 58,4% de las tierras fueron ad-
superficie el 65,2% fue adquirido por quiridas en ese lapso, las que dieron
compra y el 34,8% por expropiación. lugar a casi el 90% de los lotes que
Del total de expropiaciones realizadas serían colonizados. (CAN, 1977). Ha-
en la historia de la ley 12.636, única cia 1948 se habían formado expecta-
bajo la cual se utilizó este recurso le- tivas de profundización de estos pro-
gal, el 73% se hizo efectivo durante la cesos, las cuales se vieron reforzadas
gestión colonizadora del BNA, y el por la sanción de la ley general de Ex-
17% restante durante la primera eta- propiaciones 13.264, que otorgaba
pa del CAN. Casi todas las expropia- grandes poderes al Estado. Pero en
ciones efectuadas en el marco de es- ese mismo año se dictó el decreto
ta ley se realizaron en las provincias 33.425 que estableció fuertes restric-
22
Entre 1946 y 1955 se otorgaron 14.488 préstamos para adquisición de inmuebles rurales y la in-
troducción de mejoras (art. 21, inc. b) decreto 14.959/46 – ley 12.962), 1.891 préstamos especia-
les de fomento a los arrendatarios de inmuebles para la adquisición de los predios que ocupan
(ley 12.842) y 1.887 préstamos hipotecarios para la explotación agropecuaria y construcciones
rurales destinadas a la misma (art. 20 de la reglamentación de la Carta Orgánica). (Lattuada,
1986)
108 realidad económica 198

ciones a los préstamos bancarios, a la mo que designe el Poder Ejecutivo


disponibilidad de fondos para com- Nacional” las funciones de coloniza-
pras de tierras y suspendió las expro- ción que se encontraban a cargo del
piaciones de tierras y otros inmuebles Banco de la Nación Argentina. Recién
(Lattuada, 1986). Estas medidas hi- en marzo de 1958 se sancionó el de-
cieron que entre 1950 y 1954 apenas creto 2.964, modificando la ley 14.392
se adquirieran 40.589 hectáreas y restituyendo al Consejo Agrario Na-
(10.334 hectáreas por compra y cional las funciones de colonización.
30.255 hectáreas por expropiación) El CAN reanudó su acción con el pa-
más que nada porque se trataba de trimonio recibido del BNA, aunque és-
operaciones que estaban en marcha te demoró mucho tiempo en transferir-
con antelación, llegándose al final del lo. Además, transcurrieron nueve
gobierno peronista con una actividad años sin que se produjeran adquisi-
nula en la materia. ciones de tierras (salvo la transferen-
Señala Lattuada que “El bloqueo de cia de un inmueble en 1962) (CAN,
la política de asentamientos, respon- 1977). En 1959 se incorporó al CAN la
dió más a una cuestión política.” “…el Dirección Nacional de Tierras que se
gobierno tenía dos opciones para el encontraba en la órbita de la Secreta-
sector agropecuario, al cual se debía ría de Estado de Agricultura y Gana-
exigir una creciente producción: o se dería de la Nación, aunque ya vacia-
profundizaba la política de asenta- da de las enormes posesiones que
mientos, a través de programas direc- había dispuesto hasta la década ante-
tos, o se brindaban estímulos econó- rior.
micos a los empresarios rurales para Recién en 1961 se reglamentó, a
aumentar la producción, a la vez que través del decreto 2.211, la nueva ley
se aseguraban las medidas necesa- de colonización, modificada por el de-
rias para evitar o eliminar conflictos creto 2.964. No obstante, el CAN si-
entre los sectores sociales rurales guió mostrando una presencia signifi-
productivos o entre éstos y el gobier- cativa en todos los proyectos que alu-
no…” A principios de 1949 Perón re- dían al sector agrario. El 14 de junio
conoció que la reforma rural había de 1966, durante el gobierno de Artu-
quedado postergada23 (Lattuada, ro Illia, se dictó una nueva ley de
1986). arrendamientos y prórrogas de con-
tratos, la 16.883, que en su articulado
c. Tercera etapa: 1959 a ordenaba al CAN el otorgamiento de
tierras a productores arrendatarios
1966
(art. 34), “la formulación, en el término
A partir de 1955 la actividad coloni- de un año, de un plan de reforma
zadora nacional cayó en un letargo agraria” (art. 47) y la realización de un
profundo a pesar de que ese año se “censo nacional de la propiedad rural
sancionó la ley 14.392. En 1957 el go- improductiva, en todo el territorio de la
bierno militar de la autodenominada República” (art. 97), imponiendo la
“Revolución Libertadora” dictó el de- obligación a los titulares de las tierras
creto 13.129 transfiriendo “al organis- declaradas improductivas, de presen-
23
“Comenta Martínez de Hoz (José Alfredo, presidente de la SRA) que él habló muchas veces con
Perón, ‘porque cualquier presidente de la Sociedad Rural va cada quince días a la casa de go-
bierno…’ ‘Yo convencí a Perón –dice de que expropiar estancias es un error y que el minifundio
es más peligroso’” (Lattuada, 1986, citando un reportaje realizado por Hugo Gambini)
El Consejo Agrario Nacional 109

Cuadro Nº 3. Consejo AgrarioNacional. Superficie y número de lotes adjudi-


cados en el período 1959/75. Superficie en hectáreas

s/d: sin datos


Fuente: Consejo Agrario Nacional (1977)

tar un plan de explotación o, en su de- El año 1967 fue clave para la insti-
fecto, de subdivisión del campo, en un tución del arrendamiento. Como se ha
plazo perentorio, entre otras disposi- dicho, ese año se dictó el decreto-ley
ciones (art. 99 y siguientes). El golpe 17.253 que dio por finalizadas las pró-
militar que derrocó al gobierno consti- rrogas de los contratos que venían
tucional se produjo dos semanas des- produciéndose, por distintos mecanis-
pués del dictado de la ley. Poco tiem- mos legales, desde 1942. Pero a la
po después, en abril de 1967, se san- par de ello ordenó al CAN la formula-
cionó el decreto ley 17.253 que dio ción de planes de colonización dirigi-
por finalizados los contratos prorroga- dos a facilitar la adquisición de lotes a
dos y derogó la ley 16.883. los arrendatarios que no pudieran al-
A pesar de que no se adquirieron tie- canzar acuerdos de compra con los
rras por muchos años, el Consejo propietarios de los campos que labo-
mantuvo su actividad destinada a rea- raban. También se estableció que los
lizar concursos y adjudicaciones de organismos públicos que poseyeran
las propiedades que se encontraban tierras debían transferirlas al CAN.
en su patrimonio. Entre 1960 y 1966 De este modo comenzó un período
el CAN adjudicó 815 lotes en sus dis- de mayor actividad, entre 1967 y
tintas colonias, en su mayor parte en 1969, en el cual el CAN adquirió 24
la región pampeana. (cuadro Nº 3). campos con un total de 172.424 hec-
táreas, de las que 90.542 hectáreas
d. Cuarta etapa (y final): fueron compradas y 81.882 hectáreas
fueron recibidas por transferencias de
1967 -1980
organismos del Estado24. Estas tierras
24
En realidad, fueron transferidos más de 70 campos con un total de 291.349 hectáreas, pero ha-
cia 1976 sólo 17 de ellos habían sido convertidos en colonias, asentando a 283 colonos y sus
110 realidad económica 198

permitieron constituir 489 lotes, una fue disuelto, de modo que, segura-
cantidad mínima si se toma en cuenta mente, una parte de esas unidades
que la cantidad de contratos vencidos fue finalmente adjudicada25.
superaba en mucho esa disponibili- Otra actividad realizada por el CAN,
dad. Sin embargo, el CAN seguía dis- que cobró cierta importancia a partir
poniendo de tierras, de modo que las de 1967, fue la celebración de conve-
adjudicaciones en ese período alcan- nios para asistir a las provincias en
zaron a 784 unidades económicas. sus planes de colonización o para
(cuadroNº 3). realizar tareas conjuntas. Entre ese
En la última etapa de adquisiciones, año y 1975 se firmaron 127 conve-
entre 1971 y 1974, el CAN incorporó 5 nios, la mayoría de los cuales tuvieron
campos con 312.838 hectáreas, de como objeto realizar obras de infraes-
las cuales 304.165 hectáreas fueron tructura.
compradas y 8.673 hectáreas fueron Para 1973 aún quedaba una tarea al
recibidas por transferencia. Como de- Consejo vinculada con el permanente
talle singular, debe mencionarse que problema de los arrendamientos. A
la superficie que se cita como com- pesar de la ley de 1967 que terminó
prada en este período, corresponde a con el congelamiento de los alquile-
dos campos ubicados en la provincia res, había muchos conflictos pendien-
de Santa Cruz (“Las Vegas” y “Fuen- tes. Por ese motivo el nuevo gobierno
tes del Coyle”) que dieron lugar a la peronista aprobó la ley 20.543, llama-
formación de 23 lotes con una super- da de Fomento Agrario, dirigida a be-
ficie superior a las 13.000 hectáreas neficiar con créditos de bancos oficia-
promedio por unidad. les y privados, de hasta el 80% del
El último período para la cual se dis- precio, a arrendatarios y aparceros (y
puso de información, entre 1970 y también a profesionales y técnicos
1975, señala que se adjudicaron 614 agrarios) que adquirieran un predio
lotes. A fines de 1975 el CAN aún dis- rural que constituyese, como mínimo,
ponía de 556 lotes sin adjudicar y una unidad económica y que no supe-
105.145 hectáreas en campos aún no rara dos. El CAN debía verificar el
colonizados (CAN, 1977). Si bien pa- cumplimiento de los requisitos previs-
ra este trabajo no pudo disponerse de tos en la ley, efectuando las determi-
la información precisa sobre el desti- naciones técnicas y verificando el
no de esas tierras, cabe consignar cumplimiento de las condiciones que
que se realizaron subdivisiones de los compradores debían cumplir an-
campos, y concursos y adjudicacio- tes y después de la adquisición.
nes en el período que transcurrió en- El Plan Sectorial Agropecuario
tre 1976 y 1980, año en que el CAN 1974-77 del gobierno peronista reser-
familias, y 6 se encontraban en proceso de colonización. Otros 28 campos, cuya factibilidad de
colonización era muy dudosa o nula, fueron devueltos a los organismos que los habían transferi-
do. Del resto, hacia 1977, 15 se encontraban en proceso de venta por remate público y otros con
restitución en estudio. (CAN, 1977).
25
Al producirse la liquidación del CAN, los lotes que aún no habían sido adjudicados pasaron a las
provincias y los campos que no llegaron a colonizarse volvieron a los organismos que los habían
transferido o bien fueron entregados a las provincias, entre otros destinos que sería del caso in-
vestigar con mayor detalle. Puede suponerse, no obstante, que aquellos lotes que estaban en
condiciones de ser entregados fueron adjudicados en los años siguientes por las provincias que
los recibieron con ese destino.
El Consejo Agrario Nacional 111

vaba un papel importante al CAN en fue virulenta, y se sumó a la de distin-


su propuesta de política de tierras. tos sectores del gobierno. Esto debili-
Pero cuando llegó el tiempo de formu- tó en poco tiempo las posibilidades,
larla afloraron las enormes contradic- no sólo de su dudosa aprobación sino
ciones que existían en el seno de ese también de que llegara, tan siquiera, a
gobierno. A mediados de 1974, tras- ser tratado en el Congreso. Además,
cendió que la Secretaría de Agricultu- las organizaciones que inicialmente
ra de la Nación se encontraba elabo- se habían manifestado a favor, como
rando un anteproyecto de Ley Agraria la Federación Agraria Argentina, las
dirigida a establecer una política inte- Ligas Agrarias y la CGT, retiraron o
gral, tanto para la tierra cuanto para la negaron su apoyo. El fracaso de esta
producción. Los ejes principales del iniciativa originó la renuncia del secre-
anteproyecto se apoyaban en la incor- tario de Agricultura, el desplazamien-
poración de nuevas tierras y un con- to de cientos de técnicos de dicha car-
junto diverso pero interrelacionado de tera, y la postergación sine die del
medidas dirigidas a las tierras ubica- proyecto de impuesto a la renta nor-
das en las áreas en plena explotación. mal potencial.
Estas medidas eran las más amplias Desde el punto de vista institucional,
concebidas orientadas a lograr que el CAN pocas veces pudo funcionar
las tierras subutilizadas, abandona- en las condiciones previstas por la
das, deficientemente trabajadas o las ley. La inestabilidad que primó en el
erosionadas o agotadas, pudieran ser país después del derrocamiento de
destinadas a planes de colonización, gobierno constitucional en 1955, se
recuperación y puesta en plena pro- tradujo en intervenciones, interinatos
ducción o bien en reserva. También e intentos de cambiar el status del or-
estaban previstos programas de con- ganismo. Cuando el peronismo volvió
centración parcelaria para encarar el al gobierno, en 1973, en poco tiempo
problema del minifundio y el desarro- el CAN fue nuevamente intervenido,
llo de cooperativas de trabajo y pro- situación que perduró hasta que se
ducción sobre tierras adjudicadas es- produjo el golpe militar de 1976. Allí
pecíficamente para ese fin. La ley se fue otra vez intervenido, pero en esta
complementaba con la aplicación del ocasión fue nombrado un general de
impuesto a la renta normal potencial, división como interventor y un coronel
de modo de coordinar los instrumen- en la función de coordinador general
tos que se estimaban aptos para de- de la institución; ambos permanecie-
satar un proceso de transformación ron en dichos cargos hasta el cierre
de gran envergadura. El CA Nacional del organismo.
sería el organismo encargado de apli-
car las disposiciones de la Ley Agra- La liquidación del CAN fue decidida
ria, contando con todas las formas de por el ministro de Economía de la dic-
adquisición posibles, con el agregado tadura, José Alfredo Martínez de Hoz.
de que se proponía utilizar la emisión El argumento fue que ya no era nece-
de Bonos Agrarios para afrontar el pa- saria la intervención del Estado nacio-
go de las expropiaciones. nal porque la colonización era tarea
de las provincias. El recuerdo de la
La oposición de los sectores rurales frustrada Ley Agraria estaba dema-
tradicionales a este anteproyecto, al siado fresco como para no vincular
que tildaban de “colectivizante”, entre esta decisión con el intento de evitar
otras calificaciones aún más duras, una “peligrosa vuelta al pasado”.
112 realidad económica 198

El recurso legal empleado para de- bién para la burguesía urbana que
rogar la ley de colonización y decidir disfrutó de décadas de opulencia-.
la disolución del CAN, fue incluir un Dicho de otro modo, la forma de
artículo en el decreto-ley 22.202 de apropiación y la distribución de la tie-
presupuesto de 1980. La decisión mo- rra no constituyeron obstáculos seve-
tivó escasas resistencias instituciona- ros para la rápida, extendida y profun-
les, incluso de la Federación Agraria da expansión del capital y la creación
Argentina, entidad que había estado de una agricultura relativamente
estrechamente ligada con el Consejo avanzada para la época. Seguramen-
en los últimos años de gobierno cons- te, y sobre esto sólo cabe efectuar es-
titucional. peculaciones, otra forma de apropia-
ción y distribución, por ejemplo la de
4. Auge y decadencia de la la “vía democrática” de reparto de la
colonización nacional en tierra, hubiese determinado un curso
la región pampeana. diverso del desarrollo capitalista de la
Algunos elementos para el agricultura, una estructura distinta de
las clases sociales y, probablemente,
análisis y el debate.
una conformación social y política de
diversa pluralidad.
El desarrollo del capitalismo en el
agro pampeano necesitó nada más En este contexto, la colonización de
que la protección sobre la propiedad la región pampeana, entendida como
privada que brindó el Código Civil de el proceso de apropiación, poblamien-
1869, la incorporación masiva de po- to y valorización de tierras vírgenes,
blación foránea, en las épocas de cri- conquistadas por la fuerza de sus an-
sis profundas disponer del poder del tiguos poseedores nativos, para desa-
Estado para sostener la apropiación rrollar la explotación de su multimile-
de renta y beneficios, incluso a costa naria fertilidad, se ejecutó en la forma
de las fracciones subalternas del pro- que los terratenientes y el Estado dis-
pio capital y, por cierto, de una clase pusieron, sin que los colonos, esto es,
obrera rural sin agremiación ni peso los nuevos pobladores, tuvieran forma
social o político. Se trata, claro, de alguna de participar o establecer las
una simplificación brutal, que sólo in- reglas del reparto de la tierra.
tenta poner el acento en los factores La distribución y apropiación de
que se consideran cardinales de tal grandes extensiones de tierra entre
proceso. un reducido número de propietarios,
El poblamiento del campo no fue se combinaron con la formación de
mayor del que efectivamente se pro- colonias desarrolladas mayoritaria-
dujo, por la forma de apropiación del mente por empresas privadas (in-
territorio durante el siglo XIX, pero, cluyendo las ferroviarias), sobre la ba-
vistos los resultados, es difícil afirmar se de tierras cedidas por el Estado. Lo
que haya sido insuficiente para produ- primero dio origen a la formación de
cir los beneficios -en términos de ren- una poderosa clase terrateniente, y lo
ta, acumulación y valorización de tie- segundo a una masa campesina más
rras y capitales esperados por terra- o menos heterogénea, que ocupó una
tenientes y dueños de grandes y me- parte menor del espacio rural, que
dianos capitales en el campo, y tam- ejerció un importante efecto demos-
tración de la potencialidad de la agri-
El Consejo Agrario Nacional 113

cultura sobre los grandes propieta- ción de chacras experimentales y es-


rios, mayoritariamente orientados a taciones zootécnicas.
las actividades pastoriles, pero tam- Sin embargo, como suele ocurrir con
bién contribuyó de manera extraordi- muchos proyectos legislativos que fi-
naria a la valorización de sus propie- nalmente se convierten en ley, no po-
dades. Muchos de estos colonos ac- día faltar que, para éste, se abrieran
cedieron a la propiedad de las tierras expectativas desmesuradas, que na-
que ocuparon, pero una cantidad mu- da tenían que ver con el contenido y
cho mayor, jamás pudo hacerlo. El se- el alcance posible de sus disposicio-
gundo paso del poblamiento fue la nes fundamentales, por más avanza-
“colonización”, más o menos transito- das y progresistas que parecieran.
ria o duradera, según quiera verse, Una cosa resultaba el articulado defi-
que impulsaron los terratenientes con nitivo de la ley, trabajosamente acor-
fines exclusivamente crematísticos, a dado en un ambiente legislativo domi-
través del arriendo y la aparcería de nado por las ideas conservadoras
sus propiedades. Entre medio de es- (aun entre los representantes socialis-
tos procesos debe incluirse la gran tas) y otra muy distinta eran las aspi-
masa de trabajadores que casi no tu- raciones y expectativas de sus más
vieron chances de convertirse en co- fervientes defensores, que veían en el
lonos. instrumento legal un medio para
Las leyes integrales de colonización avanzar en transformaciones es-
llegaron muy tarde porque a esa altu- tructurales profundas las cuales, co-
ra las tierras de la región pampeana mo la realidad probaría, estaban muy
estaban totalmente apropiadas y, lo lejos de poder concretarse a través de
que es peor para sus promotores, él.
fuertemente valorizadas. Sin em- No se puede dejar de reconocer, sin
bargo, la “cuestión agraria” tenía una embargo, que la ley resultaba un logro
enorme vigencia y el nuevo Estado in- muy significativo para la época. Ob-
tervencionista debía actuar. En ese sérvese cómo lo expresaba el redac-
contexto, la ley nacional de coloniza- tor anónimo de un folleto del CAN:
ción 12.636, y su creación, el Conse- “Esta ley ha sido como la cristaliza-
jo Agrario Nacional, tuvo la gran virtud ción de un anhelo general, que se re-
de construir, dentro del marco del sis- monta a la segunda mitad del siglo
tema, un cuerpo completo de normas pasado y que dio lugar a numerosos
que intentaba dar racionalidad y, tam- proyectos e iniciativas.” (CAN, 1944).
bién, cierta equidad26, tanto al uso co- Esta breve frase refleja las dificul-
mo a la propiedad de la tierra, promo- tades que debieron enfrentar esos
viendo, al mismo tiempo, un pobla- “numerosos proyectos e iniciativas” y
miento más equilibrado del espacio la total frustración de las aspiraciones
rural. La ley también reconocía el re- e ideales de los individuos que las
traso técnico y educativo existente en impulsaron. Es que prácticamente
el campo, para lo cual proponía la desde la ley Avellaneda de 1876, de
creación de escuelas primarias y de Inmigración y Colonización, aspecto
formación técnica, así como la instala- este último sobre el cual dicha norma

26
En el capitalismo la propiedad privada de la tierra constituye un monopolio, cualquiera sea la for-
ma en que se encuentre distribuida. Por lo tanto, esta expresión es apenas relativa.
114 realidad económica 198

fracasó estrepitosamente27, y su suce- plendor de la colonización nacional


sora, la ley 4.167 de 1903, todas las regida por las leyes que trata este tra-
iniciativas dirigidas a establecer una bajo, ocurrió entre 1943 y 1950, lapso
legislación sobre la materia, naufraga- coincidente con el fugaz ascenso de
ron una tras otra. las clases populares y de mayor ím-
La conjunción de las demandas de petu de las políticas transformadoras
las capas subalternas que venían bre- del peronismo. La actividad, no obs-
gando por mejorar las condiciones de tante, se mantuvo durante tres déca-
acceso a la tierra, de pagos de rentas das más, período en el cual renacie-
y de acumulación, la sangría que sig- ron impulsos transformadores en va-
nificaban las migraciones del campo a rias ocasiones: 1957, 1966 y 1974, to-
la ciudad, junto con la crisis agraria dos los cuales no pudieron ser pues-
que los dirigentes políticos más lúci- tos en práctica
dos percibían se iba a profundizar, po- Si se analizan aisladamente los re-
dría explicar por qué pudo aprobarse sultados de la acción del Estado na-
una ley de colonización que, a poco cional en materia de colonización, ba-
andar, se convertiría en el posible jo el imperio de las leyes 12.636 y
instrumento de una reforma agraria. 14.392, debe concluirse que éstos
Por cierto, ante tales perspectivas, los fueron en extremo limitados. En los
cuestionamientos a la ley de los sec- casi 40 años de su vigencia, fueron
tores de poder tradicionales no tarda- adquiridas 1.266.358 hectáreas con
ron en llegar. La primera batalla que las cuales se formaron 120 colonias,
ganaron fue la disolución del Consejo con un total de 7.841 lotes y otros tan-
Agrario Nacional y el apartamiento de tos colonos, involucrando un total de
los dirigentes que abogaban por la re- 47.000 personas, según los cálculos
forma agraria28. Apenas unos años oficiales29. (CAN, 1977). A través de
después ganarían la segunda, cuan- estas leyes no se constituyeron colo-
do se dieron por terminadas las ex- nias en las provincias de Catamarca,
propiaciones de campos, no sólo por Formosa, La Rioja, Misiones, Neu-
la restricción del gasto, sino por claras quén, Salta y Tierra del Fuego.
razones políticas, hasta que, final- En las provincias de la región pam-
mente, la colonización oficial quedó peana, se establecieron 90 colonias,
reducida a casi nada. el 75% de las constituidas, con un to-
Sin dudas, el período de mayor es- tal de 645.662 hectáreas, el 51% de la

27
Bajo el imperio de esta ley se entregaron tierras a 225 compañías colonizadoras de las cuales
sólo 14 cumplieron las condiciones contractuales. En su mayor parte las tierras permanecieron
en poder de las empresas que incumplieron sus obligaciones. Después de la campaña de Roca
se repartieron grandes extensiones a unos pocos, pero las subdivisiones posteriores no favore-
cieron a inmigrantes y agricultores, sino a hombres de ciudad, inversores y especuladores con fi-
nes de arrendamiento.
28
Al recordar el episodio del traspaso de la colonización al BNA, Antonio Molinari expresaba: “Le
pedí explicaciones a Perón por la medida y me dijo que se hacía para darle sustentación finan-
ciera al Consejo. Le expliqué que la reforma agraria terminaría siendo capitalista y bancaria y me
fui definitivamente.” (Latuada, 1986, citando a Hugo Gambini).
29
Como se dijo en el punto anterior, si bien la información disponible indica que para fines de 1975
aún restaba entregar una cantidad importante de lotes, una parte se adjudicó hasta 1980 y, pos-
teriormente, las provincias completaron las adjudicaciones, de modo que, razonablemente, po-
drían darse por buenas las cifras señaladas.
El Consejo Agrario Nacional 115

Cuadro Nº 4. Colonias creadas por el Consejo Agrario Nacional y el Banco


de la Nación Argentina 1940-1975. Por provincias de la región pampeana y
total

1/Incluye las creadas por el BNA y el Instituto de Colonización y Régimen de


la Tierra
Fuente: Consejo Agrario Nacional (1977)

superficie colonizada, y 3.980 lotes, el Nacional, las compras realizadas por


50,8% del número total. Ello significó, arrendatarios y aparceros mediante el
aproximadamente, el 1% de la super- uso de créditos de la banca oficial,
ficie agraria de la región y el 1,5% del tanto durante la vigencia de las pró-
total de explotaciones agropecuarias, rrogas de los contratos, como luego
proporciones relativas a los datos del que éstas se dieron por concluidas,
Censo Nacional Agropecuario de las operaciones realizadas bajo el
1969. Buenos Aires encabezó la lista amparo de la ley de Fomento Agrario,
con 38 colonias, 284.426 hectáreas y todo ello sumado a las colonizaciones
2.001 lotes, con una superficie prome- que llevaron a cabo las provincias de
dio de 142 hectáreas. Le siguieron la región pampeana (sólo en la de
luego, tomando en cuenta la superfi- Buenos Aires se estima que fueron
cie colonizada, Córdoba, Entre Ríos, más de 650 mil hectáreas, coinciden-
Santa Fe y La Pampa. En el resto del tes con el período del primer gobierno
país se formaron 30 colonias, el 25% peronista), el impacto de las medidas
del total, con 620.696 hectáreas, el orientadas a transformar la estructura
49% de la superficie y 3.861 lotes, el agraria durante el período de análisis
49,2% del total. (cuadro Nº 4). seguramente ha sido varias veces
Si, en cambio, se toma una perspec- mayor. Si no ha sido hecha aún, resul-
tiva de análisis más amplia, esto es, taría de mucho interés desarrollar una
incluyendo los efectos “indirectos” de investigación para mensurar y carac-
la ley 12.636 (promoviendo subdivi- terizar estos efectos conjuntos.
siones de campos y acuerdos de ven- Más allá de los resultados que po-
ta a arrendatarios y aparceros para dría arrojar un estudio de esas carac-
evitar expropiaciones), la actividad terísticas, actualmente se sobrepone
colonizadora del Banco Hipotecario la realidad de una estructura agraria
116 realidad económica 198

fuertemente transformada respecto madamente, de las unidades produc-


de la vigente en la época en que se tivas que existían en 1947.
discutía la futura ley 12.636. Decenas El mayor peso de esa disminución
de miles de arrendatarios y aparceros recae, fundamentalmente, en las uni-
dejaron de serlo, sin convertirse nun- dades de menor superficie, muy cerca
ca en propietarios de los campos que del límite de las unidades familiares
trabajaron, y varias decenas de miles que se distribuyeron a los colonos a
de trabajadores fueron reemplazadas través de las leyes 12.636 y 14.392, y
por la introducción en el campo de de muchas de los que lograron con-
máquinas de todo tipo. No es que el vertirse en propietarios a través del
arrendamiento haya desaparecido: ha BHN y las diversas líneas de crédito
adoptado nuevas formas y, en su ma- que se otorgaron entre las décadas
yoría, ya no se trata de pequeños o de los ’40 hasta la de los ‘70. Cabe
medianos productores familiares sino preguntarse cuál habrá sido la evolu-
de medianos y grandes capitalistas ción y la permanencia de estos agri-
rurales. cultores, y la de sus herederos.
Ciertamente se han producido pro- También cabe interrogarse sobre la
cesos de desconcentración de la pro- vigencia misma de la idea de coloni-
piedad rural en la región pampeana si zación para el agro pampeano en los
se compara la situación actual con la albores del siglo XXI. Si se advierten
vigente en las últimas dos décadas los problemas que en la actualidad se
del siglo XIX y las primeras del siglo presentan en la estructura agraria
XX. Sin embargo, el peso de la gran pampeana –fuerte concentración de
propiedad territorial sigue siendo ex- la propiedad de la tierra y del capital,
traordinariamente significativo, en es- alta vulnerabilidad de los pequeños y
pecial cuando el análisis computa to- medianos productores, alta depen-
das las formas de propiedad que se dencia del mercado internacional,
articulan en el medio rural (Basualdo y concentración del comercio exterior y
Khavisse, 1993). en la producción y distribución de in-
Ya no debía hacerse antes, pero sumos críticos, entre otros– y el con-
menos aún pueden analizarse ahora texto global socioeconómico del país,
por separado los temas de la propie- especialmente en lo que atañe a la
dad de la tierra y la propiedad del ca- desocupación récord y a la desnutri-
pital. Hay que ligar, por lo tanto, la ción de que sufre un enorme sector de
persistencia de la gran propiedad con la población, la necesidad de recrear
el proceso de concentración del capi- el análisis y la discusión de los proble-
tal agrario que ha ocurrido en las últi- mas de la tierra es aún mayor quizá
mas dos décadas en la región, espe- que la que existió cuando los legisla-
cialmente en la última, uno de cuyos dores de 1940 debatían la vieja ley
indicadores es la reducción del núme- 12.636.
ro de explotaciones agropecuarias.
Según datos aún provisionales del c. La vigencia de las institu-
CNA 2002, desaparecieron más de
ciones liquidadas
103 mil explotaciones con respecto de
las existentes en 1988, esto es, una A partir de la década de los ‘80 del
caída del 24,5%. Además, ello signifi- siglo XIX, se inició la expansión agro-
ca una reducción a la mitad, aproxi- pecuaria en la región pampeana, una
El Consejo Agrario Nacional 117

enorme llanura con características les, en particular las que atañen a la


privilegiadas en escala mundial para agricultura, perduran hasta el presen-
producir grandes volúmenes a bajos te. El liberalismo económico, cuya
costos, como respuesta a un meta- ideología y práctica había predomina-
proceso caracterizado por el impulso do hasta la primera guerra mundial,
de la demanda europea, especial- comenzó a ser cuestionado y cayó en
mente de Gran Bretaña. La necesidad franca derrota con motivo de la crisis
de los países industriales de obtener de 1929. De una parte, se acentuó el
alimentos baratos para disminuir el proteccionismo y se crearon todo tipo
costo de reproducción de su fuerza la- de regulaciones estatales y, de otra,
boral, condujo a la inserción de la Ar- creció la influencia de Estados Uni-
gentina en la división internacional del dos, la cual, finalmente, terminaría
trabajo como país proveedor de gra- con la hegemonía del imperio británi-
nos y carnes, entre otros productos. co. En ese contexto, el Estado argen-
Las circunstancias de cada momen- tino siguió los pasos30 de los países
to y el grado de desarrollo de las fuer- centrales, desarrollando un conjunto
zas productivas en el agro pampeano, de políticas de intervención y regula-
fueron marcando el inicio y el ulterior ción en materia cambiaria, monetaria,
ritmo de crecimiento de la actividad fiscal, comercial y productiva.
agropecuaria, sin la presencia de un La retracción de la demanda mun-
plan preconcebido. Primero la explo- dial y la profunda caída de los precios
tación del ganado para el saladero y agrícolas y ganaderos después del
la obtención de cueros, luego el es- crash de 1929, junto con la intensifica-
plendor del ovino y la lana, más tarde ción de las prácticas oligopsónicas en
la irrupción del cultivo de trigo y otros el comercio exterior de granos y en la
cereales, sumados al refinamiento de industria frigorífica, que afectaba no
las pasturas y el mejoramiento del ga- sólo el ingreso de los productores
nado vacuno, fueron expandiéndose agrarios y ganaderos, sino también la
como respuesta a la demanda forá- renta de los terratenientes31 fueron
nea. Dichas respuestas productivas causas disparadoras de la creación
tuvieron un grado importante de empi- de los organismos reguladores en el
rismo, con una franca ausencia de po- primer quinquenio de los años ’30, los
líticas e instrumentos sectoriales, y de cuales se erigieron asimilando las le-
instituciones capaces de crearlos y gislaciones adoptadas en Estados
gestionarlos. Unidos y Canadá, en el caso de los
La crisis de los años ’30 del siglo XX granos, y de Australia y Nueva Zelan-
dio impulso a cambios significativos da, en el caso del ganado y las car-
en el capitalismo mundial, con varias nes. Sin embargo, buena parte de los
consecuencias, algunas de las cua- sectores de la burguesía y sus repre-

30
En palabras de Bernardino C. Horne, refiriéndose a la intervención estatal, “La Argentina no ha
hecho otra cosa que seguir los pasos de las demás naciones.” (Horne, 1942).
31
En 1931 la SRA presentó una nota al gobierno nacional en la cual solicitaba la creación de una
Comisión Nacional para ejercer el control del comercio de carnes, estudiar la reforma de las le-
yes respectivas y la formación de un censo ganadero permanente. (Horne, 1942). Los dos prime-
ros puntos tuvieron respuesta poco tiempo después: en 1933 se sancionó una nueva Ley de Car-
nes 11.747 y se creó la Junta Nacional respectiva. La ley también ordenaba la instalación de un
Frigorífico Nacional.
118 realidad económica 198

sentantes políticos, consideraba que deros, un sector de la clase dominan-


se trataba de medidas transitorias, te circunstancialmente enfrentado con
que serían revisadas apenas hubiese el capital extranjero que controlaba
un retorno a la “normalidad”32. Esta los frigoríficos, al prohijar la injerencia
convicción dominante hizo que no tu- del Estado en el comercio y la produc-
vieron mayor éxito, hasta mediados ción de ganados y carnes.
de los años ’40, los intentos por con- El Estado se ocupó de los proble-
formar políticas integrales de mediano mas de la estructura agraria recién
y largo plazos; recién con la llegada bastante tiempo después. En 1940,
del peronismo y sus planes quinque- se aprobó la Ley Nacional de Coloni-
nales se hicieron esfuerzos para pla- zación 12.636, que creó el Consejo
nificar el futuro mediato. Agrario Nacional, convirtiéndose en el
En este contexto nace la ley de Gra- primer instrumento legal que definió
nos, creando primero la Comisión de una política integral de colonización
Granos y Elevadores que luego daría de tierras, aunque los legisladores pa-
nacimiento a la Junta Nacional de recían tener la intención de ir más allá
Granos, constituyendo el primer inten- dado que expresaban que la ley se
to destacado de racionalizar aspectos proponía sentar las bases para dar
fundamentales de la producción y el solución a “los principales problemas
comercio de cereales. Por primera agrarios del país”. Su finalidad de apli-
vez, luego de más de medio siglo de car un plan de poblamiento, racionali-
producción granaria, se decidía con- zación de las explotaciones, subdivi-
trolar a todos los agentes intervinien- sión de la tierra, estabilización de la
tes en el comercio interno y externo e población rural sobre la base de la
intervenir activamente en el manejo propiedad, y para dar mayor bienestar
de toda la cadena comercial, inclu- a los trabajadores agrarios, constituía
yendo el almacenaje, el transporte y una exposición bastante clara de cuál
el embarque de granos, y también el era, por oposición a estos fines, el nú-
fomento de la genética. cleo de los problemas de la estructura
Los chacareros pampeanos recla- agraria.
maron muchas veces por el ordena- Como ocurrió con la ley de Granos,
miento y la transparencia de los mer- la de colonización tampoco fue el fru-
cados dominados por las grandes fir- to de una profunda lucha reivindicati-
mas extranjeras, pero fueron incapa- va del campesinado ni de la clase obr-
ces hasta ese entonces de liderar un era rural. Más bien fue el resultado de
proceso que condujera a crear una varias décadas de debate sobre la
institución como la Junta que intervi- cuestión agraria, el cambio en las re-
niera equilibrando el poder de las cor- laciones de fuerza dentro de las cla-
poraciones. En otras palabras, fueron ses dominantes y los nuevos vientos
otras fracciones de la burguesía local que atravesaban la estructura mun-
y sus representantes políticos quie- dial del capitalismo. Además, la pre-
nes dieron el mayor impulso a la inter- sencia de la Unión Soviética y el de-
vención estatal. Un protagonismo mu- sarrollo de otros procesos revolucio-
cho mayor tuvieron los grandes gana- narios constituían una preocupación

32
Así, por ejemplo, al inaugurar el período de sesiones del Congreso, en 1939, el presidente Ortiz
anunció que la política de las Juntas era transitoria. (Horne, 1942).
El Consejo Agrario Nacional 119

para los sectores de poder y, en este gunas tierras pero, sobre todo, como
caso, era necesario descomprimir los medio para impulsar la subdivisión
conflictos derivados de la profunda privada de la tierra. La prohibición de
desigualdad en la distribución de la realizar expropiaciones constituyó el
tierra. segundo golpe sobre las potencialida-
Aunque la ley de Colonización no des de la ley. Jamás se volvería a uti-
constituyó un instrumento jurídico ori- lizar este instrumento en la segunda
entado a producir una reforma agra- mitad del siglo XX.
ria, establecía limitaciones y restric- La elaboración del anteproyecto de
ciones a la propiedad de la tierra, fa- Ley Agraria en 1974, el cual otorgaba
cultando al Consejo Agrario Nacional al CAN amplias facultades para con-
a expropiar tierras abandonadas o no cretar una transformación agraria, da
explotadas o bajo explotación no ra- cuenta de que los problemas estructu-
cional, que se entregarían en propie- rales del agro permanecían vigentes.
dad a colonos en mérito a la constitu- El fuerte ataque que recibió de los
ción de su familia, su residencia y pre- sectores de poder tradicionales y que
paración técnica. La ley establecía logró abortar el intento de legislar so-
mecanismos de asignación de recur- bre esta materia, señala también que
sos a los efectos de una política de se mantenían incólumes las relacio-
colonización, preveía un régimen de nes de fuerza en el agro. Finalmente,
incorporación de las provincias a un en 1980 se dio el golpe final con la de-
sistema federal de colonización, de rogación de la ley de colonización y la
asentamiento de familias de producto- disolución del Consejo Agrario.
res en campos fiscales, etc. Si hubiera que valorar la verdadera
A pesar de que la ley disponía de un incidencia que tuvieron ambos orga-
conjunto de instrumentos avanzados nismos durante su existencia, y el im-
para desarrollar un amplio plan de pacto en el crecimiento y desarrollo
transformación agraria, como bien lo pampeano, debería apelarse a una
interpretaron sus primeros directivos, apreciación más cualitativa que cuan-
e incluso así lo propuso Perón antes titativa. Así por ejemplo, se debería
de asumir la presidencia, su potencia afirmar que el Consejo Agrario Nacio-
en tal sentido fue erosionada desde el nal, fue tan sólo responsable de la
primer momento. La falta inicial de subdivisión de tierras y de la coloniza-
asignación de fondos y la posterior di- ción de una pequeña porción de la su-
solución del Consejo en 1946, con el perficie agrícola pampeana. Podría
traslado de sus funciones al Banco de decirse otro tanto de la Junta Nacional
la Nación, fue el primer golpe que re- de Granos, sosteniendo que su inter-
cibió la política de tierras. No obstan- vención en el mercado de granos, es-
te, se imponía dar respuesta a tantas tuvo primordialmente referida al trigo
expectativas creadas por el dictado y que incluso en este cereal su parti-
de la ley e incluso porque efectiva- cipación en el comercio interno y ex-
mente, para los propios intereses del terno fue poco significativa en relación
sistema, era necesario impulsar un con el peso que tuvieron siempre las
cambio en la estructura agraria, aun- grandes transnacionales de granos, y
que más no fuera limitado. Así se hizo que nunca tuvo la significación de las
hasta comienzos de los ’50, utilizando juntas de Canadá y Australia.
las expropiaciones para colonizar al- La desaparición de ambos organis-
120 realidad económica 198

mos con tan sólo doce años de dife- mas de desarrollo del país, sino que lo
rencia se produjo durante el extenso sumió en una destrucción de la eco-
predominio del período neoliberal que nomía y de las fuerzas productivas
se inició con el gobierno militar de como nunca antes existió.
1976 y que, con algunas interrupcio- La extrema debilidad y vulnerabili-
nes y contradicciones a mediados de dad de los pequeños y medianos pro-
los ´80, recrudeció desde comienzos ductores agropecuarios, y aún más de
de los años ‘90. En este período, des- los trabajadores rurales, así como los
de el punto de vista estructural, el blo- fenómenos de desocupación y desnu-
que de las clases dominantes logró trición de millones de habitantes del
imponer a buena parte de la sociedad, país, conducen a la necesidad de re-
la certidumbre y la confianza en el pensar un nuevo sendero de organi-
neoliberalismo y condujo a creer que zación social y de desarrollo. En esta
la sola presencia de instituciones co- búsqueda, las políticas, instrumentos
mo las estudiadas aquí, encerraba un e instituciones orientadas a intervenir
"peligro potencial" de intervencionis- en los problemas de estructura agra-
mo y regulación. ria y en la regulación de la producción
Está claro, en esta primera década y comercialización de las principales
del siglo, que el modelo económico y actividades, adquirirán nueva validez
social neoliberal no sólo demostró su y trascendencia.
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