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Revista

Tercera Etapa - Año XXI - ISSN: 2539-4584


Diciembre
2021 36

Dar para recibir es Ley Divina

Seamos como el Sol


que todo nos lo da y nada nos pide
El camino hacia ti mismo
Creo en el poder de la Verdad y del Espíritu

Aquel que ha comprendido que el concepto del amor es el rayo de luz espiri-
tual que nos llega de lo infinito, cesa de exigir a la religión que ésta le ofrezca un
conocimiento completo de lo trascendental. Naturalmente que en su fuero íntimo
siguen acosándolo los grandes interrogantes: qué significa el mal en el mundo;
cómo son una sola cosa en Dios, origen del ser, la voluntad de creación y la volun-
tad de amor; en qué relación se encuentran entre sí la vida espiritual y la material
y de qué modo nuestro destino es perecedero y no obstante imperecedero. Pero
le resulta posible dejar de lado por un momento estos problemas, por doloroso
que sea renunciar a resolverlos.
El temor de que el cristianismo, en el momento mismo en que tolere la devo-
ción nacida del pensamiento y la reflexión, caiga en el panteísmo, es un temor
injustificado. Todo cristianismo viviente es panteísta en la medida en que debe
reconocer todo lo que existe como existente en el origen mismo del Ser. Al mismo
tiempo, la devoción ética se encuentra por encima de cualquier mística panteísta,
por el hecho mismo de no reconocer en la naturaleza el Dios de Amor, admitien-
do en cambio solamente que Él nos da muestras de su existencia en nosotros
mismos, por medio de la voluntad de amor.
Albert Schweitzer

Índice
Dar para recibir es Ley Divina................................................................................ 1
La Botánica y la Salud - Páncreas........................................................................ 10
Apio ....................................................................................................................... 11
Fides....................................................................................................................... 12
El porqué de la Vida.............................................................................................. 13
A propósito de la Navidad y el Árbol de Navidad................................................ 15
El Hombre.............................................................................................................. 15
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Rosacruz

Fraternidad Rosacruz Antigua


Personería Jurídica: Resolución No. 023 del 31 de enero de 1996
Oficina de Personas Jurídicas de la Alcaldía Mayor de Santafé de Bogotá, D.C.
Sede: Calle 56 No. 16-53, Bogotá - Colombia

Fundador: Israel Rojas Romero, Raghozini, 1901-1985


Director: Manuel de J. González C.

Tercera Etapa - Año XXI - Diciembre 2021 - No. 36 - ISSN: 2539-4584

Dar para recibir es Ley Divina


Conferencia dictada por el Hno. Jesús González Biassus
Enero 12 de 2003 - Aula Raghozini de Bogotá

H ermanas y Hermanos, damas y caballeros, buenos días. Para todos ustedes,


un saludo cordialísimo en nombre de los Grandes Seres que constituyen la
“Divina Jerarquía Blanca”, inspiradora y rectora espiritual de esta singular
y maravillosa Escuela de la Fraternidad Rosacruz Antigua. Que este año 2003 que
ya empezamos a transitar –como todos los años venideros--, traiga y traigan para
nosotros y para nuestra patria, el divino tesoro de la paz y, con ella, el mejor y
más luminoso sentido de armonía y progreso, en todos los campos de la vida.
El tema que hemos escogido para hoy, “Dar para recibir es Ley Divina”, vamos
a desarrollarlo en el sentido de una charla amable, con profundos toques de espi-
ritualidad, entre amigos del alma, porque eso somos, ¿verdad? Sí, somos amigos,
quizá todos con ansiedades de infinito.
Entonces me parece que para este tema, podemos apoyarnos en un lindo poe-
ma referente al Sol, dejado por nuestro inolvidable y amado Maestro y fundador,
Israel Rojas Romero, por allá entre un sin número de libretas de apuntes --todos
maravillosos--, porque él sabía recoger en sus notas escritas, solamente lo noble,
lo grande, lo luminoso, lo verdadero. Dice así el precioso poema a que aludimos:

Himno al Sol, generoso Dador Universal


Estrella de la mañana, La plenitud del mundo
Luz del amanecer, se alimente en tu Luz,
Divina fontana que en accionar profundo
de todo acontecer. eclosiona en la Cruz.

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Tú nos das alegría Por eso yo te adoro


y nos das tu calor, ¡Oh radiante dador,
Fuente eres de vida, de Luz y de Vida,
de armonía y de amor. en sublime esplendor!

Vamos a inspirarnos pues en este lindo poema y de Oración, a esa Inefable Luz
que nos da la Vida con amor infinito y, como dice, Él es una inspiradora y bella
poesía, “en sublime esplendor”.
Es un bellísimo poema indudablemente, inspira-
do por la magnanimidad de ese Rey Universal del
Amor, de la Generosidad, de la largueza, del Sentido
Divino de Dar y lo hemos traído con el fin de que
aprendamos de Él, a practicar con altruismo y ge-
nerosidad, la acción de dar: dar amor, dar alegría,
dar verdadera sabiduría, dar palabras de aliento, dar
ayuda a quienes la necesitan, sin alardes, sin osten-
taciones, sino con la satisfacción interna de hacer el
bien, por amor al Bien.
Si somos cuidadosos y nos fijamos un poco en
las actitudes humanas, veremos que en cualquier te-
rreno, así sea afectivo, social, político o económico,
se suscitan grandes diferencias y dificultades, debido a que la gran mayoría de
gentes, obran en función de un razonamiento personal y egotista.
Esa es la tónica siempre: cada uno “jala” para su lado, puesto que su norma de
siempre, su regla, su ideal, es acaparar, tomarse lo que no le corresponde. Y se
han ingeniado múltiples formas de “tomar o acaparar”! Si la humanidad estuviera
instruida y orientada por guías conscientes y sabios, que les indicara lo negativo
y pernicioso de esa actitud de tomarse lo indebido, naturalmente evitarían esa
costumbre, que es como una tremenda oscuridad, en la que se suele andar a pa-
sos perdidos, siempre insatisfechos y siempre en actitud de destruirse tanto moral
como físicamente y de paso destruir a los demás.
No estamos exagerando; si echamos una “ojeada” a nuestra sociedad, vemos
que en ella todo está organizado para satisfacer a la naturaleza inferior, con sus
instintos primitivos y salvajes.
Todas las normas, todos los criterios, todo afán de la colectividad humana, es-
tán concebidos en función de esta mentalidad personalista: “barrer para adentro”,
es decir, acaparar, amontonar dentro, sin pensar en la suerte de los demás.
¡Qué tal que nuestro Sol, amontonara dentro de sí todo el poder vital, toda la
luz y todo el calor vivificante que recibe del infinito Cosmos y no lo irradiara al
mundo…! No existiríamos nosotros, ni nuestro mundo, ni nada! No obstante, me
parece que es bueno recordar aquí, que cuando el hombre fue creado según la
imagen de la Divinidad, la Inteligencia Kósmica, sembró en él unas semillas mara-
villosas, destinadas a desarrollarse cual árboles frondosos, cuyos frutos deberían
ser, modos y formas, de las más altas cualidades y virtudes. Precisamente son esas

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mismas virtudes que despliega nuestro


Padre Sol, con tanto amor y sentido de
servicio a nuestra vida y a la vida del
mundo en el cual transitamos.
En verdad, algunas de estas cualida-
des las vemos manifestarse de vez en
cuando en algunos seres excepciona-
les, pero en relación con las grandes
masas de seres humanos en evolución,
es absolutamente ínfimo el porcentaje.
En cambio vemos, por todas partes,
cómo la personalidad egotista desplie-
ga sus destructoras hazañas; no cesa
en su labor desarmonizante, hostil y
contraproducente; sabe desenvolverse
dentro de ese círculo nefasto y crea
conflictos que desarmonizan a la humanidad y al mundo. Esa es nuestra situación
actual.
Todos vosotros sabéis, que en la personalidad encarnan todos los deseos ego-
tistas y mundanos y que en ese sentido no tiene ninguna moderación, ninguna
piedad. La personalidad exige tenerlo todo, absorberlo todo; es insaciable. Es un
pozo sin fondo. Y precisamente, esa ansiedad de tener y tener, sin dar absoluta-
mente nada, es la que desarrolla en los seres humanos todo tipo de tendencias
perniciosas y negativas, tales como la indolencia, la envidia, los celos, la rebeldía,
la crueldad, la venganza, los crímenes y todas las tragedias del mundo. Todas es-
tas son secuelas del egotismo y del personalismo.
La Individualidad en cambio, es “el Interno Sentido de la Unidad de la Vida”,
que es lo que nos conduce a la verdadera espiritualidad. La Individualidad es
altruista por excelencia; sólo sabe dar y por este virtuosismo bien puede ser
comparada con el Sol, puesto que Él todo lo da y nada pide. Alcanzar esa magni-
ficencia, es la finalidad del hombre a través de la evolución. Es nuestro trabajo y
debemos empezarlo desde ya! Y para esto nos dice el Maestro: el trabajo consiste
en convertir el “plomo” de la personalidad, en el “oro” de la Individualidad. Esto
es, convertir nuestro egotismo en Divino Altruismo.
Ahora, consideremos lo siguiente, para que aclaremos algo nuestra situación.
Nuestro cuerpo físico, tiene necesidad de muy pocas y muy simples cosas: cer-
ca de dos litros de agua por día bastan para su subsistencia. En cambio nuestro
“cuerpo de deseos”, el que ha creado la necesidad de alimentos y de bebidas
variadas y embriagantes, las exige cada vez más refinadas y complicadas, porque
los “deseos”, los apetitos, son insaciables e infinitos.
Desde luego no podemos decir que esto sea malo en sí, porque en cuanto a
los alimentos, tenemos que las culturas y las civilizaciones, son el resultado de
esa necesidad de saborear alimentos más elaborados; y, por otra parte, del deseo
de poseer objetos cada vez más estéticos, fabricados con materias más refinadas
y preciosas.

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Vivir en cavernas, vestir-


se con pieles de animales,
alimentarse con raíces, con
frutos primitivos y con car-
ne cruda, beber agua de los
ríos y desplazarse a pie, tal
fue la existencia de nuestros
antepasados; y no es lógico
considerar el hecho, de que
deberíamos habernos conten-
tado con esa clase de vida.
Pero desde luego que to-
dos los deseos que surgen en
nosotros los seres humanos,
y que han estado creciendo,
dijéramos, así desde el origen
de las civilizaciones, si no son dirigidos, purificados e iluminados por una sensibi-
lidad y una consciencia bien evolucionadas, pueden ser la causa de nuestra ruina
física y moral. Es que nuestro cuerpo de deseos o cuerpo astral, es el centro de la
personalidad y de ahí vienen todas las codicias, todas las ambiciones. De modo
que nuestro cuerpo de deseos es la potencia por decirlo así, que da el impulso;
en tanto que nuestro cuerpo mental bosqueja los planes para darle satisfacción
a los deseos.
Así que son nuestros deseos los que dictan nuestro comportamiento y aunque
nuestra inteligencia tenga la suficiente capacidad de imponerse a los deseos, la
mayoría de las veces se pone a su servicio, porque la fuerza de los deseos supera
aún nuestra capacidad intelectiva.
En la actualidad, Hermanas y Hermanos, Señoras y Señores, el mundo ente-
ro ha puesto su inteligencia al servicio de sus apetitos, de sus codicias, de sus
pasiones.
Todos los conocimientos y toda la riqueza cultural que el hombre posee, los
emplea sin dilación para satisfacer sus deseos, los cuales suelen fundamentarse
en algo oscuro, venido de no se sabe qué abismo, proveniente de lo más profun-
do de su ser.
Esto es muy preocupante, porque hasta los hombres que consideramos más
cultos e ilustrados, los más desarrollados intelectivamente, están generalmente
al servicio de la fuerza de los deseos y de los impulsos equivocados, innobles e
improcedentes. Si revisáramos esta cuestión tan importante, llegaríamos a la con-
clusión de que en la mayoría de las veces, actuamos con el fin de satisfacer a la
personalidad y a dar gusto a sus instintos y a sus codicias y, para esto, utilizamos
todos los medios que la Vida Divina ha puesto a nuestra disposición, es decir, to-
das nuestras facultades físicas, psíquicas e intelectivas, todas las fuerzas naturales
que poseemos.
En esta forma, estamos utilizando los medios divinos, para realizar unos fines
egotistas y ruines y satisfacer así la fuerte y personal presión de nuestros deseos.

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Lo bueno sería que de ahora en adelante, hiciése-


mos todo lo contrario: utilizar los medios divinos,
para que todos los impulsos de nuestros deseos
y de nuestra naturaleza inferior, sirvan solamente
para alcanzar el Mundo Sublime de la Luz, de la
Bondad, del Altruismo. Esta sería, dijéramos, “la
Nueva Enseñanza”.
Entonces preguntaríais vosotros: ¿cuál sería la
vieja enseñanza y cuál la nueva enseñanza? La
respuesta la dio a mediados del pasado siglo, un
Maestro de altísima sabiduría y de grata y profun-
da recordación para nosotros: ¡“la vieja enseñanza
nos muestra cómo tomar, cómo adquirir, cómo re-
cibir, cómo acumular; y, la nueva enseñanza nos
enseña a dar, dar, siempre dar...!
La respuesta es breve, clara y contundente, aunque es preciso desde luego
añadir algunas explicaciones, para llegar a una comprensión verdadera de lo que
significa dar en todos los aspectos de nuestra existencia. Dar limosna, no es dar
algunos mendrugos de pan o regalar algunos vestidos viejos que ya no nos sirven.
Hay tantas formas de dar verdaderamente! Todo lo que hacemos es una acción de
dar y, si lo hacemos con amor y para beneficio de todos nuestros hermanos en
la evolución, si lo hacemos con altruismo y con un sentido generoso y caritativo,
si nos mostramos más libres y más comprensivos y desinteresados en nuestras
relaciones con los demás, estaremos realizando una labor sublime y divina.
La bondad, la generosidad, el altruismo, la abnegación, la comprensión, todas
estas cualidades están contenidas en la palabra dar. En tanto que el egotismo, los
celos, la envidia, la intolerancia, están contenidos en la palabra recibir, “tomar
para sí”.
Tomar para sí, es lo que hace la personalidad, que está continuamente alerta,
en su afán de acaparar y de imponerse; y si encuentra obstáculos para la realiza-
ción de sus deseos, moviliza todos sus recursos intelectuales, afectivos y volunta-
rios, hasta lograr sus fines.
La Individualidad, al contrario, no cesa de dar, de proyectar, de irradiar; quiere
iluminar, colorear, ayudar, sostener. No trata de retener lo que posee, porque sabe
que todos son “Dones Divinos” para la supervivencia armoniosa de todos los se-
res; por eso es feliz al ver que gracias a ella, al sentido altruista, todo se alimenta,
se calma, se ilumina.
La cualidad fundamental del Hombre Impersonal, es la de brillar, la de irradiar
como el Sol, que todo nos lo da y no nos exige nada; y respecto a esto, debemos
comprender que en realidad “todas las virtudes no son otra cosa que una irradia-
ción”, una proyección de luz del centro a la periferia, es decir, de la interioridad
del ser, hacia todos los seres.
De manera que el Hombre Impersonal es el hombre altruista, el hombre que
transita los caminos del mundo irradiando la luz del amor a la vida que el hombre
debe cultivar dentro de sí para luego irradiarlo al mundo con amorosa nobleza,

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colaborando con la Obra bendita del Logos Solar, que todo lo sostiene con su luz,
con su amor y con su infinita generosidad de dar.
Y ¿nosotros…? Quizá de vez en cuando nos quejamos. ¡Oh..., hace años que
estoy implicado en la vida espiritual..., hace años que hago esfuerzos para transi-
tar el camino de la interna evolución pero siento que no progreso nada! Esto su-
cede simplemente, porque todavía no hemos comprendido lo que es el verdadero
desinterés del altruismo; lo que hacemos, lo hacemos siempre para nosotros, con
un sentido absolutamente personal.
Por ejemplo, trabajamos para quienes nos ocupan, pero solamente por el inte-
rés del salario; ni siquiera por amor a la labor que desarrollamos y mucho menos
por amor a aquellos que se van a servir del producto de nuestro trabajo; solamen-
te para satisfacer nuestra personalidad, la cual, así se va convirtiendo ineludible-
mente, en el más grande obstáculo para nuestro progreso evolutivo.
Pero no es que estas cosas las estemos diciendo exclusivamente aquí en la
Escuela de los Rosacruces; recordemos que hace unos 2000 años, el amante Señor
de Nazaret, también trató este aspecto de las dos naturalezas, la individualidad y
la personalidad, cuando el joven rico le dice: “Maestro, ¿qué debo hacer para po-
seer la vida eterna? Debes observar los mandamientos, le responde Jesús. ¿Cuáles?
No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falsos testimonios;
honrarás a tu padre y a tu madre y amarás a tu prójimo como a ti mismo. El
joven rico le dijo: --He observado todas esas cosas, ¿qué falta aún? Jesús le dice:
--Si quieres ser perfecto, anda y vende todo lo que posees; dáselo a los pobres y
tendrás un tesoro en el cielo; después ven y sígueme. Una vez oídas estas pala-
bras, el joven se fue muy triste, porque sus bienes eran cuantiosísimos. Una vez
más triunfó la personalidad, el egotismo, el deseo de tener.
Luego, después el gran sabio Jesús, les dijo a sus discípulos: “En verdad os
digo, que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico
entre en el reino de Dios”. 
Tenía razón el amante y dulce señor de Nazaret, porque la avidez, la codicia,
la tacañería, la avaricia y la mezquindad, son manifestaciones de nuestro cuerpo
de deseos, de nuestro cuerpo astral; y si no lo educamos y lo dirigimos hacia la
generosidad, hacia el desinterés o, en otras palabras, hacia el sentido noble y al-
truista, entonces se “hincha” cada vez más y se vuelve como un tumor monstruoso
que nos destruye, tanto física como moralmente.
Este es el caso de todos aquellos que con su insaciable deseo de acumular cada
vez más cosas que no necesitan, acaban por tener un cuerpo de “deseos material”,
tan gigantesco, que le impide pasar por la puerta del Reino de los Cielos, que es
el Reino de las Divinas Energías de la Vida, el Reino de las Armonías Celestes.
Debemos saber que este Reino es de difícil acceso; y que sólo podemos en-
trar en él, por una puerta muy estrecha, de la cual también nos habla el divino
Nazareno, en otro pasaje de las Sagradas Escrituras. Dice: “Entrad por la puerta
estrecha, que es la puerta de los justos, de los que dan en beneficio de los nece-
sitados; porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición;
en verdad os digo, que la gran mayoría transita por él”.

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¡Así es! Porque en el reino de


los justos, en el Reino de la divina
Armonía, solo se aceptan seres que
hayan aprendido a dar.
Claro está que no se puede dar
lo que uno quiere dar, si no lo po-
see; y no se puede poseer algo, si
no se ha recibido ese algo, ¿verdad?
La cuestión está en saber de dónde,
cómo y de quién recibimos. Porque
desafortunadamente, en el estado
actual de nuestra evolución, hay una
gran mayoría de seres humanos que
explotan a los demás; y en esta for-
ma les arrebatan poco a poco lo que
poseen: su dinero, sus posesiones, sus fuerzas, sus ideas, sus sentimientos y, en
fin, sus haberes; esta es una manera insana de adquirir. Por lo tanto, las dádivas
provenientes de aquí son negativas.
Nosotros debemos aprender a ser como el Sol. Cuando el Sol sale por la ma-
ñana, tenemos la manifestación más sublime del sentido de ¡dar! Esa irradiación,
esa generosa entrega de dar de sí, luz a raudales, calor vital, armonía para todos
los seres y los mundos, sin esperar nada de nosotros, eso es divino altruismo. Es
el Padre Sol, indudablemente, el Rey Universal del Altruismo y nuestra finalidad
en la evolución, es llegar a ser como Él.
Tenemos que empezar a comprender y sentir lo que es ese momento divino
que suele manifestarse a la salida del Astro Rey y entonces tendremos la dicha de
sentir el poder, la luminosidad y la grandeza de ese acto sublime de dar solamen-
te por amor y sin esperar recompensa alguna.
Seguramente que la comprensión y sentido cósmico de este acto singular de dar,
nos incitará a cambiarlo todo dentro de nosotros; muy seguramente seremos muy
felices de lograrlo y conseguirlo cada día mejor, pues el que da recibe con creces.
Con su esplendidez, cada mañana el Sol nos dice: ¡abandona tus pensamientos
y tus sentimientos egotistas y aprended de mí, a abrirte, a irradiar, a iluminar y
a darle vida a todas las criaturas! ¡Qué llamado más encantador! Es un llamado a
la prodigalidad y al altruismo, que son las virtudes que marcan el progreso en lo
físico y en lo espiritual, porque según la Ley, la Ley Kósmica, la Ley Divina, entre
más demos más recibimos.
Esta es una Ley Universal, que opera en todos los planos de la vida y si lo que
damos es luminoso, radiante, altruista y benéfico, por Ley de Causalidad reci-
biremos indudablemente y en proporción multiplicada, elementos de la misma
calidad, de la misma quintaesencia, luminosa y radiante.
El Sol es inagotable, porque su deseo de dar, lo mantiene siempre inagotable;
nos envía su luz y su vida, pero al mismo tiempo no cesa de recibir de la infinitud
Cósmica, nuevas energías sublimes, divinas, maravillosas.

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Mientras el Sol irradia perma-


nentemente Luz y Vida hacia los
Planetas que giran a su alrededor,
recibe al mismo tiempo las poten-
cias energéticas de la Divinidad
infinita y eterna. No tiene por qué
preocuparse, ni se preocupa de
cómo volver a proveerse; le basta
con dar... y sabe que entre más dé,
más recibe. Es pues nuestro ilumi-
nador, nuestro inspirador, nuestro
maestro y nuestro ejemplo.
Si comprendemos estas cosas di-
vinas, estas cosas maravillosas de
la vida, seguramente empezaremos a mirar el Sol “con los ojos del alma” y enton-
ces se producirán grandes cambios en la interioridad de nuestro ser. Todo depen-
de de la comprensión y de la manera de ver y de sentir las cosas.
Gracias a una comprensión profunda y sentida de las cosas, podemos empezar
a dirigir sabia y conscientemente las corrientes celestiales, las corrientes divinas
dentro de nosotros y entonces nos transformaremos; empezaremos a dar cariño-
samente y descubrir que nunca nos habíamos sentido tan ricos, tan lúcidos y tan
felices. Quiero advertiros, que cuando esta realidad interna se realice en nosotros,
nos sentiremos protegidos de todas las “formas de miedo” que suelen asaltarnos.
El miedo es proverbial, en “la personalidad mundana”; esa personalidad es la que
tiene miedo, porque se siente pobre, indefensa y expuesta a todos los peligros.
Por eso solo se ocupa de tomar, de acumular para sí, con el fin de avalar su sub-
sistencia y su egotista estadía.
La verdad es que, cuando tenemos miedo no podemos actuar generosamente,
no podemos realizar ningún acto altruista y ni siquiera podemos ser sinceros y
honestos; nos volvemos falsos, nos volvemos hipócritas y tratamos de explotar
cualquier situación, así sea en detrimento de los demás. Sí, ¡el sentido de persona-
lidad, la personalidad, “tiene miedo”! y, por eso precisamente, es capaz de todas
las ignominias.
Volvámonos pues como el Sol, que es divinamente altruista; demos amor, de-
mos bondad, demos aliento de vida a través de una sonrisa o de una palabra
amable y consoladora; démonos en servicio noble a quien lo necesite; hagamos
del “Sentido de dar”, el Ideal de nuestras vidas, con la seguridad de que no hay
ideal más alto y más noble.
Procuremos alimentar siempre este noble ideal, para que seamos verdaderos
discípulos de nuestro “Padre Sol”, de nuestro Logos Divino y logremos “encen-
der” e iluminar todo nuestro ser; estad seguros, de que únicamente este alto ideal
puede hacer germinar todo lo grande y divino que palpita en nuestras almas y en
nuestros corazones.
Y oídme una cosa: ¡la máxima virtud que debemos buscar es la divina armonía
del Sol espiritual, del Sol Cristico! Que en cuanto empiece a fulgurar en nosotros,

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hace surgir todas nuestras buenas cualidades tal como


nuestro Sol hace florecer la vida en toda la naturaleza.
Como ya hemos visto en el curso de este “coloquio”
entre amigos del alma, el Sol es el Símbolo Real y
Viviente de la generosidad y del altruismo universal y
por lo tanto debemos tomarlo como modelo para nues-
tras vidas. ¿Por qué no?, si ¡Él manifiesta cualidades di-
vinas, muy grandes y muy superiores a las nuestras!.
Consideremos por un momento --y ojalá para siem-
pre--, que ¡Él es un Ego de una evolución extraordi-
nariamente grande! Y si vamos hacia Él con el fin
de “tomar algo de su esencia divina, indudablemente
habremos de crecer junto a Él, de mejorar nuestra in-
teligencia, de ser más nobles y sencillos y de curar
nuestras enfermedades tanto físicas como espirituales.
¿Por qué no hemos de imitarlo, si Él es tan luminoso, tan noble y tan dadivoso?
En alguna ocasión el gran Cristificado de Nazaret dijo muy sabiamente: ¡“En
verdad de verdad os digo, que los justos brillarán como el Sol”! Pues bien: sus
pensamientos, sus sentimientos y sus actos, se conducen conforme a la Voluntad
Divina; es la que expresa siempre nuestro Padre Sol: dar para recibir permanen-
temente. ¡Dar, dar, siempre dar! Así es como el Sol es nuestro servidor de siempre.
Si queremos convertirnos en soles, debemos ser servidores por excelencia. Dar,
es la característica esencial de un servidor… Claro que cuando no comprendemos
el significado profundo de esta palabra no quisiéramos ser servidores de nadie,
porque pensamos que esta es una situación que nos hace sentir humillados, infe-
riores a los demás y entonces no queremos ser servidores.
Acaso, Hermanos y Hermanas, Señoras y Señores, ¿pensamos que el Sol se
siente humillado de ser nuestro obsecuente y permanente servidor? “Que el más
grande de vosotros sea el que más sirve”, dijo Jesús a sus discípulos. Y esto ¿por
qué? Porque para ser un servidor en el sentido esotérico de la palabra, hay que
poseer cualidades excepcionales; hay que ser como el Sol, es decir, hay que traba-
jar intensamente para poder servir en el sentido de ¡Dar amor, dar bondad, dar
luz, dar calor y vida. Esto es lo que no debemos olvidar!
Debemos acostumbrarnos a analizar nuestros pensamientos, nuestros senti-
mientos y nuestros actos; examinarlos cuidadosamente hasta encontrar el interés
que se esconde detrás de aquello. Claro que el desinterés absoluto no existe en
ninguna parte; aunque eso sí, algunos grados más o menos “espirituales” de in-
terés. Por ejemplo, cuando nos disponemos a trabajar porque los seres humanos
sean más felices, más autoconscientes de sí mismos, más irradiantes del sentido
divino del amor, más amantes de la vida, más comprensivos y más vibrantes, es-
tamos trabajando por un “interés espiritual”, pero de todas maneras un interés: el
interés de que a través de nuestro trabajo de dar ciertos conocimientos, podamos
llegar a ser como el Sol.
Así, Hermanas y Hermanos, Señoras y Señores: Dar para recibir es Ley Divina.
¡Seamos como el Sol que todo nos lo da y nada nos pide!

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La Botánica y la Salud
Páncreas
entran los alimentos que son ricos
en hierro.
La diabetes, es debida simple-
mente a una alimentación pobre
en hierro, pero abundantísima en
farináceas y dulces preparados de
todo género.
El trabajo del páncreas es sim-
plemente el de un mediador entre
el trabajo del hígado, la función lin-
fática y la sanguínea.
No se puede decir estrictamen-
Esta glándula o más bien tejido te que el páncreas se desequilibre
glandular, porque tal es su contex- o enferme, sino que al no recibir
tura, está colocada transversalmen- hierro suficiente para su labor no
te en la zona situada entre el híga- puede cumplir su cometido.
do y el bazo. Su función principal
es la de metabolizar las sales orgá- Hablando informalmente con un
nicas, especialmente el hierro. Sin hermano, me quedé pensando y
el metabolismo del hierro, la san- observando el extraordinario traba-
gre no puede ser debidamente nu- jo del Páncreas y me di cuenta de
trida y entonces se producen enfer- que esa enfermedad, tan tremenda
medades funestas, como la anemia, que la afecta y que asedia a la ma-
la diabetes, hidropesía, gota y otras yor parte de los varones que pasan
menos graves, según la constitu- de los 60 años y no les permite asi-
ción y género de vida del paciente. milar el azúcar, es carencia de vita-
lidad, es carencia de fuego.
A pesar de la importante función
del páncreas, hay que advertir tam- Se ha gastado la Energía en la eta-
bién que su trabajo es secundario, pa juvenil y ahora, ya no se posee
pues si bien es verdad que él me- en esta etapa posterior. Entonces,
taboliza el hierro, no puede cum- esta glándula estropeada por in-
plir su función si el hígado no se consciencia, que es de una trascen-
lo suministra, y entonces el hígado dencia incalculable, necesita que
no puede transferírselo si no se le le proporcionemos mayor cantidad
a suministrado el hierro suficiente de Calor, de Fuego, de Vida y para
en la alimentación habitual. Esta es ello tendríamos el ajo, el ají y la pi-
la difícil situación del hígado y del mienta, como verdaderos elemen-
páncreas en los actuales tiempos, tos para revitalizar tan maravillosa
cuando en la higiene dietética no glándula

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Apio
(Apium graveolens)

El apio común es la mejor medi-


cina para la curación de las enfer-
medades del estómago por debili-
dad del mismo, es decir, por falta
de tono suficiente para digerir los
alimentos.
Los campesinos son mucho más
gráficos, para decir sus cosas, que
los técnicos de universidad. El cam-
pesino para hablar de incapacidad
digestiva no usa ningún término
que termine en itis, los cuales gene-
ralmente dicen muy poco o nada a
la mentalidad común. El campesino
gráficamente, dice: el estómago no
tiene cocimiento; cualquier menta-
lidad entiende inmediatamente la Los egipcios veneraban el apio,
situación, no hay asimilación y eli- considerándolo medicina por exce-
minación correctas por falta de ca- lencia, pues llegaban a decir que lo
lorías. Pues bien, para este estado que el apio no cura, nada lo cura.
de la digestión nada absolutamente
puede superar a una buena taza de Se cuenta que un hombre que
infusión de apio, tomada sobre las fumaba mucho le diagnosticaron
comidas hasta obtener la cura. La cáncer en el estómago y una se-
infusión de apio debiera ser la be- ñora que trabajaba para él, le dijo:
bida predilecta de los débiles del -Doctor: cada vez que vaya a fumar
estómago. cómase una porción de los pecío-
los de apio que yo le picaré y le
Además del apio común, existe echaré en sus bolsillos cada maña-
el apio de huerta, similar a la cebo- na. El hombre siguió el consejo de
lla en su contextura, legumbre que la señora y a los seis meses el cán-
debiera ser usada para beneficio cer había desaparecido.
general de la humanidad.
Comiendo apio crudo, en en-
El apio alcaliniza, neutralizando salada y rociado con sal, es mag-
los ácidos, disminuyendo por lo nífica su acción en la salud y en
tanto la hiperclorhidria, curando la nutrición. Coma usted apio y
el reumatismo, la diabetes ácida, la regenérese.
anemia y otras afecciones degene-
rativas de la humanidad. Israel Rojas Romero

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Revista
Rosacruz

Fides
Amado Nervo

No te resignes antes de perder


definitiva, irrevocablemente, la batalla
que libras. Lucha erguido y sin contar
las enemigas huestes.

Mientras veas resquicios de


esperanza, ¡no te rindas! La suerte
gusta de acumular los imposibles
para vencerlos en conjunto, siempre,
con el fatal y misterioso golpe de la
maza de Hércules...

¿Sabes tú si el instante
en que ya fatigado, desesperes,
es justo aquel que a la definitiva
realización de tu ideal precede?

Quien alienta una fe tenaz,


al hado más torvo compromete
en su favor. El sino a la fe sólo es
vulnerable y resistir no puede.

La fe otorga el divino privilegio de Diosa Fides


la casualidad a quien la tiene en
grado heroico. Cuando las tinieblas
y los espectros y los trasgos lleguen Búrlate, pues, de cuanto en el camino
a inspirarte pavor, cierra los ojos, tu altivo impulso detener pretende.
embraza tu fe toda y arremete! ¡No cedas ni a los hombres ni a los
ángeles! (Con un ángel luchó Jacob,
¡Verás cómo los monstruos más inerme, por el espacio entero de
horribles, al embestirlos tú, se una noche, y el ángel le bendijo,
desvanecen! Cuanto se opone a los complaciéndose en la suprema
designios puros del hombre, es irreal; audacia del mancebo, a quien llamó
tan sólo tiene la imaginaria vida Israel, porque era fuerte contra
que le dan nuestro miedo y nuestra Dios...)
fiebre.
¡Ama mucho, que el que ama embota
Dios quiso en su bondad que los hasta los aguijones de la muerte!
obstáculos para aguzar las armas nos
sirviesen; quiso que el imposible Que tu fe trace un círculo de fuego
estuviera no más para vencerle, entre tu alma y los monstruos que la
como está la barrera en los cerquen, y si es mucho el horror de
hipódromos, a fin de que la los fantasmas que ves, cierra
salten los corceles. los ojos y arremete!

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Revista
Rosacruz

El porqué de la Vida
Muchos se preguntan por qué nacimos o por qué morimos. De dónde venimos
y a dónde vamos. Los menos se preocupan del por qué vivimos. No saben que al
resolver este asunto quedan contestados los otros dos.
En una obra de Ibsen, un hijo increpa a su madre: “¿Por qué me diste la vida?
Yo no te la pedí”. A todos nos pasa como a ese hijo, que nacemos sin querer y
morimos sin saber cuándo.
Solamente los hombres que resuelven personalmente este problema esencial
del porqué de la vida, pueden vivirla como es debido, conscientemente y sin te-
mores ni zozobras.
La ignorancia sobre el porqué de la vida y del más allá, ha dado lugar a la for-
mación de lo que llamamos religiones. Las religiones generalmente descansan so-
bre dos pilares: el miedo y el egoísmo. Los paganos ofrecían en sacrificio los frutos
del campo y hasta sus propios lujos por temor a la ira de los dioses; los cristianos
hacen ese sacrificio con el equivalente: con dinero para conquistarse el cielo.
Hoy se reza para que llueva y otras veces para que deje de llover y así, los
campesinos puedan levantar sus cosechas. Por asuntos de sol o de lluvia se trata
de servir a los amos cosechando.
El temor y la preocupación de los pobres es mayor porque tienen mayores ne-
cesidades; generalmente los ricos no tienen ninguna o pocas preocupaciones en
ese sentido. Pero en todos hay una especie de zozobra, de intranquilidad, sienten
la necesidad de resolver los problemas de la vida y del más allá y entonces, tratan
de aturdir, de acallar esa voz que les llama desde su interior, por medio de ritos
más o menos irrazonados a base de dinero.
Hay otros y son más felices: los que se dedican al arte, a la lectura, a la políti-
ca, etc. Las mayorías se enrolan en alguna religión o confesión donde pasan una
vida de rutina. Para todos existe una vida que abarca únicamente entre el nacer
y el morir y entonces, les sucede lo que a aquel que estaba metido dentro de un
bosque creyendo que era lo único que existía.
A este respecto vaya un hecho histórico que pasó en el Brasil: Un empleado
de ferrocarril fue pensionado después de 30 años de servicio, sin haber pedido
jamás una licencia. Al preguntarle cuál había sido su obligación, dijo: --todas las
noches me levantaba al paso del tren expreso de Buenos Aires y con un martillo
de mango largo daba tres golpes a cada rueda. Nunca, seguía diciendo, he dejado
de levantarme a hacer ese trabajo y por eso me consideran empleado modelo.
Y ¿para qué hacía usted eso?, le preguntaron; y él respondió: “no sé”, yo lo he
visto hacer a un compañero en años anteriores y lo hice igual. Él no sabía que el
objeto era probar si alguna rueda estaba quebrada e ignoraba siempre el peligro
que precisamente debía evitar.
Ese rutinario bárbaro obró con inconsciencia, pero por suerte no hubo jamás
un descarrilamiento en esa línea. Así como ese hombre, hay muchos otros que

13
Revista
Rosacruz

viven sin saber el objeto de la


vida; creen en las cosas filosó-
ficas y religiosas porque otros
anteriormente las han creído.
La legión de esos hombres
rutinarios que golpean con
martillos sin saber el porqué,
es enorme en el mundo. Pero
nosotros los Rosacruces, sabe-
mos no solo que tenemos una
vida sino muchas vidas sucesi-
vas y que es un privilegio ve-
nir de un plano superior a este
mundo, que no es más que
una escuela a donde llegamos
a prepararnos para luego re-
gresar, después de la muerte, en mejores condiciones al plano de donde hemos
venido a seguir la verdadera vida.
Recuerdo haber estado en la cima del Monserrat desde donde se divisa allá, a
lo lejos, estaciones, trenes, así como riachuelos, casas y bosques.
¡Qué pequeño aparece el mundo visto desde esa altura! Esa es la posición que
debemos conquistar y a donde debemos subir para ver el panorama de nuestras
vidas.
Entonces se verá que las preocupaciones y temores, son pequeñeces sin im-
portancia, risibles enteramente; por eso subir, ascender espiritualmente, es un
efectivo y positivo logro.
Allí, desde la altura, se divisan las ciudades y los caminos, las entradas y salidas
de los diferentes pueblos. A todos, el momento de la muerte nos lleva al camino
de una nueva ciudad, a un plano diferente. Pobre de aquel que llegue a una nue-
va ciudad sin conocer sus calles, las costumbres de los habitantes; y, afortunado
aquel cuya situación es envidiable porque ya los conoce por experiencia.
Torpe y sin razón se porta aquel que sabiendo que tiene que ir a una ciudad a
vivir para siempre, no se informa primero de las condiciones que reinan allí, no
prepara sus maletas para llevar lo necesario. Pues eso hacen los Rosacruces: estu-
dian la ciudad a donde irán después de la muerte, colocándose de antemano en un
estado superior para ver sus vidas y estudiar el más allá, es decir el plano astral.
Lector querido, pregúntate a ti mismo: ¿estoy preparado? ¿sé lo que es la vida
y la muerte?
No seas el hombre que inconscientemente golpea con el martillo. No tengas
temor, nada te pasa, como te han querido hacer creer las religiones. El Cielo y el
Infierno, tales como te los relatan, no son más que invenciones humanas. Las tales
condiciones existen, sí, pero dentro de nosotros, según como vivamos la vida.
Huiracocha

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Revista
Rosacruz

A propósito de la Navidad
y el Árbol de Navidad
(Tomado de la Revista “Símbolos”)

El Árbol de Navidad, costum-


bre que ha ido extendiéndose
progresivamente por todo el
mundo y del cual creemos que
se trata de un símbolo cristia-
no, pero no es así. El Jardín de
Freya con sus manzanas de oro y
el Toisón de oro de la Mitología
Griega y, sobre todo, ese árbol
que ponían sobre sus altares los antiguos Mayas, nos prueban que el Arbolito
de Navidad es algo precristiano. Es el Árbol del Bien y del Mal del Génesis; es el
Árbol de la Kábalah y es, en fin, algo muy antiguo que el cristianismo se apropió
por sincretismo.
Sin embargo, se nos viene una pregunta: ¿Por qué ha de ser precisamente un
Pino y no una Palmera de donde se cuelgan las lucecitas con globitos de vidrio,
recordando las manzanas mitológicas? En las Saturnalias de Roma, se prendían lu-
ces en los árboles y en los bosques germanos se coloca fuego al pie. Se decía que
el Sol permanecía demasiado tiempo escondido y mientras tanto no alumbrara de
nuevo, le sustituía esa luz o ese fuego que era su producto.
Sigue todavía abierta la pregunta del por qué es pino y algunos responden que
es la única planta que se mantiene verde en los países fríos durante el invierno.
No señor, no es verdad. Hay muchas plantas, la yedra que todos conocen y tam-
bién permanece verde durante todo el año. La clave está, en que el pino tiene la
Runa Hombre y, por lo tanto, utilizaron siempre ese árbol por Navidad.

El Hombre
“Tan grande como magnificente es el Hombre, a pesar
del sombrío estancamiento en su proceso evolutivo, a tra-
vés del tiempo y del espacio, que el Gran Arquitecto del
Universo, potencialmente lo dotó y colmó de todas las
riquezas y maravillas jamás imaginadas…”
“Lo colocó en el Horizonte abierto y ensoñador del
Universo, formando y sosteniendo en su propia naturale-
za, un Sistema de Mundos en cuyo centro brilla y fulgura
un Sol maravilloso, de cuya esencialidad fluye Luz, Calor
y Vida con extraordinaria manifestación, infinita y eterna,
de divino Amor Crístico Universal…”
Anónimo

15
Revista
Rosacruz

Libros recomendados
Si el lector desea superar las condiciones actuales de su evolución y ennoblecer su vida,
lea y estudie los libros que recomendamos en esta sección. Tenga presente que quien estu-
dia, aprende; quien aprende, sabe; y, quien sabe, puede. Adquiera el hábito de leer, porque
ilustrarse es progresar.
Israel Rojas (Raghozini) Annie Bessant
- Viva Sano - Bhagavad Gita
- La Salud de la Mujer - La Sabiduría Antigua
- Manual Rosacrucista - El Sendero de Iniciación
- Cultura Íntima Infantil - El Poder del Pensamiento
- Cultura Íntima del Joven - Las Leyes de la Vida Superior
- El Sentido Ideal de la Vida - Los tres Senderos de Perfección
- El secreto de la Salud y la
Clave de la Juventud

Max Heindel O. S. Marden


- Cristianismo Rosacruz - Abrirse Paso
- Cartas a los Estudiantes - Ideales de Dicha
- Enseñanzas de un Iniciado - La Vida Optimista
- El Concepto Rosacruz - La Alegría del Vivir
del Cosmos
- Filosofía Rosacruz en Preguntas
y Respuestas
- Principios Ocultos de la Salud
y Curación

William W. Atkinson Franz Hartmann


- El Poder Creador - En el Pórtico del Templo
- El Poder Subconsciente de la Sabiduría
- El Poder de la Voluntad - Rosacruces y Alquimistas
- Una Aventura en la
mansión de los Adeptos

R. W. Trine Arnoldo Krumm-Heller


- Vida Nueva - Rosa Esotérica
- Mi Filosofía y mi Religión - Rosacruz (Novela)
- Las Facultades Superiores - La Iglesia Gnóstica
- En Armonía con el Infinito - Logos Mantram Magia
- Tratado de Quirología Médica

16
Aulas Rosacruz en Colombia y Venezuela

BOGOTÁ: Aula Raghozini


Calle 56 No. 16-53 - Teléfono: 547 91 81
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Reuniones Públicas: Todos los sábados: 4:00 a 5:15 pm.


Cursos de introducción a la filosofía Rosacruz. Entrada libre.

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Temas de interés esotérico general para su aplicación en la vida diaria.
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CALI - Reuniones Públicas: NEIVA - Reuniones Públicas:


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La Revista Rosacruz se publica gracias a las cooperaciones voluntarias y se distribuye gra-


tuitamente. Si Usted, querido lector, estima que el contenido de la Revista es valioso para
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Asociación Fraternidad Rosacruz Antigua. Con su aporte, Usted apoya no solo la publica-
ción de la Revista sino que contribuye a la liberación de la consciencia humana. Mil gracias.
El Amor Universal
La única y verdadera religión

Cualquiera que sea su religión, todos los que se aferran a unas creencias
y a unos ritos que se apartan de estas realidades esenciales que son la Luz,
el Calor y la Vida, son causa de grandes desgracias. ¡Que se dirijan hacia
el Sol para aprender la lección! El Sol, dice: “Miradme: nunca he dejado de
repartiros mis riquezas; así pues, haced como Yo”.

Pero los humanos preferirán masacrarse hasta el final para imponer su


concepción de un Dios que ninguno de ellos jamás ha visto. Y en efecto
nadie ha visto jamás a Dios, pero el Sol nos ofrece su mejor imagen.

Es el Sol quien mejor expresa la Perfección Divina. Distribuye a todos la


Luz, el Calor y la Vida sin ocuparse en saber quién es ortodoxo, católico,
protestante, judío, musulmán, budista… Para el Sol, todos son hijos de Dios.
Tarde o temprano los humanos no podrán ignorar más esta realidad y en-
contrarán la verdadera, la única religión, que es la del Amor Universal.
Entonces, incluso los cristianos comprenderán que Cristo no es más que el
Espíritu del Sol; sentirán que, a través del Sol, es el Señor mismo quien está
ahí, lleno de Luz, de Vida y Amor…!
Omraam Mikhael Aivanhov

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