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Contexto histórico El siglo XIX es una época de grandes tensiones sociales, de gran agitación
política y de grandes transformaciones en todos los ámbitos: o La Revolución francesa (1789)
provocó una profunda crisis y marcó el fin del Antiguo Régimen y el inicio de la Edad
Contemporánea o Surge la industrialización y el capitalismo, provocando una gran expansión
demográfica a las ciudades o Se constituyen dos clases sociales diferenciadas: la burguesía y el
proletariado o Tensión entre absolutistas (nobleza) y liberales (burguesía) o Nace el liberalismo
que propone la libertad de pensamiento, expresión, asociación, reunión y comercio. Defienden el
sufragio universal y soberanía popular. Durante la primera mitad de siglo se suceden en España:
la Guerra Independencia, el reinado de Fernando VII, la lucha entre carlistas e isabelinos y la
subida al trono de Isabel II, que reinará desde 1833 hasta la Revolución del 68.
El Romanticismo es un amplio movimiento que abarcó los más diversos sectores de la cultura y
de la vida europea. Se inició en Alemania e Inglaterra a finales del siglo XVIII, pero no llegaría a
España hasta bien entrado el siglo XIX. Las circunstancias políticas e históricas que atraviesa
España durante el primer tercio del s. XIX explican su tardío desarrollo. Serán los exiliados
durante el reinado de Fernando VII quienes traerán a España las nuevas ideas románticas en la
década de los 30, al regresar tras la muerte del monarca. El Romanticismo será un fenómeno
breve en España, ya que en la década de los 50 será desplazado por el Realismo, aunque será
cultivado unos años más por Bécquer y Rosalía de Castro; de ello su consideración de
posrománticos. El Romanticismo no fue sólo una renovación en el campo literario, sino toda una
forma nueva de entender la vida, el mundo, la política y el arte en general. Fue el resultado de la
profunda crisis de un mundo en acelerado cambio y una protesta contra el mundo burgués. El
hombre romántico es un hombre disconforme en medio de un mundo con graves problemas
políticos, sociales y metafísicos. Se siente perdido y angustiado en una sociedad que no le
satisface.
INDIVIDUALISMO. El hombre romántico tiene conciencia de ser distinto de los demás, y afirma
su yo, frente a lo que le rodea, lo que le conduce a la exaltación de los sentimientos y a
abandonarse en las emociones. El escritor, al explorar en su interior, encuentra un hondo
sentimiento de vacío y soledad que le lleva al desasosiego interior, al pesimismo, a la frustración y
a la insatisfacción continúa. Influye en esta concepción la filosofía idealista de Hegel, que
propugna “la exaltación del yo”, convirtiéndose en el centro del mundo.
IRRACIONALISMO. Se niega que la razón explique por completo la realidad, como ocurría en la
Ilustración. Se valoran aspectos irracionales: las pasiones, las emociones, la fantasía, los
sueños… REBELDÍA Y EVASIÓN. El escritor romántico busca una felicidad imposible, por lo que
choca con la realidad y se rebela contra lo establecido. La huida se hace necesaria, así que opta
por huir de esa realidad inmediata que no le satisface. Esta evasión se produce en el tiempo,
hacia el pasado legendario de la Edad Media; en el espacio, hacia países exóticos (Oriente); así
como la huida de la realidad mediante el refugio en sí mismo (su yo interior).
LA MUERTE La muerte es considerada, muchas veces, como una liberación de la vida, como la
única salida al desengaño y al pesimismo de su existencia (El estudiante de Salamanca). En esta
época hubo una oleada de suicidios. La muerte va unida a una escenografía característica:
cementerios, cipreses, tumbas…
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