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Español de México:

Préstamos del Náhuatl en el Español


La Importancia de Conocer Nuestra Lengua

Luis Ernesto Tapia Lorenzo


 
 
Introducción
 
      Es increíble la ignorancia que a veces nosotros, como hablantes del español,
podemos tener sobre nuestra propia lengua, recuerdo a una compañera en una
clase de evolución histórica de la lengua inglesa, que dijo que la palabra
‘chocolate’ venía del latín, cuando esta proviene del náhuatl ‘xocolatl’. Vagamos
por el mundo sin imaginarnos el origen de cada palabra de nuestro vocabulario e
incluso otros, como yo, pensamos o pensábamos que hay palabras que son o
eran mexicanas, cuando en realidad vienen de otros países o lenguas, jamás
imaginé que palabras como ‘maíz’ o ‘chirimoya’ no provenían del náhuatl, es decir,
el maíz es nativo de México y fue el producto que sentó las bases de la civilización
en esta parte del mundo, sin embargo la palabra no es un nahuatlismo o una
palabra del español de España, sino del taíno ‘mahís’ y se ubica en el Caribe,
mientras que nuestra querida ‘chirimoya’ viene del quechua ‘chirimuya’  que se
habla en el sur del continente americano (ver imagen 1). La pregunta es
¿realmente conocemos nuestro idioma?
 
El origen del español
 
         De acuerdo a
Ferdinand de
Saussure, nosotros
vamos creando o
agregando nuevas palabras a nuestra lengua de acuerdo a nuestras necesidades,
y todos aquellos que fueron creando el idioma español a través del tiempo, vaya
que tuvieron la necesidad de describir su entorno, no es de sorprender que el
nombre de ‘España’ venga del nombre romano que le dieron a la península ibérica
como ‘Hispania’ que a su vez significa ‘tierra de conejos’, o que las lenguas
prerromanas nos hayan heredado palabras como ‘arroyo’, ‘barda’, ‘barro’, ‘charco’,
‘manteca’ o ‘perro’ y del misterioso idioma vasco, palabras como ‘alud’, ‘chaparro’,
‘muñeca’ (ver imagen 2), ‘chamarra’ o ’izquierda’ (que desplazó el termino en latín
‘sinistra’, la cual sigue presente sólo en algunas frases que perduran a nuestros
días, tal y como ‘a diestra y siniestra’).
 
        Los celtas y los galos fueron los siguientes, nos heredaron palabras como
‘alondra’, ‘camisa’, ‘cabaña’, ‘carro’, ‘carpintero’ y una que es adorado por muchos,
la ‘cerveza’. de los visigodos, cuya lengua provenía de la familia de las lenguas
germánicas, tenemos ‘guerra’, ‘guardia’, ‘espía’, ‘riqueza’, ‘robar’, ‘guardar’, ‘botín’,
‘ropa’, ‘brote’, ‘ganso’ o ‘tapa’, incluso la lengua de los visigodos, permeó con una
increíble fuerza al español que nombres como Alfonso (allfuns) Adolfo (adawulf)
Idelfonso (hildfuns) Álvaro (allwars) Fernando (frithnanths) Gonzalo (gundisalvus)
o Rodrigo (hrothriks) provienen de esa lengua.
 
         Los árabes nos dejaron un enorme legado con arabismos cómo ‘azahar’,
‘azucena’, ‘amapola’, ‘albaricoque’  (conocida en México como chabacano)
‘jazmín’, ‘limón’, ‘naranja’, ‘toronja’, ‘arroz’, ‘alfalfa’, ‘azafrán’, ‘zanahoria’, ‘ajonjolí’,
‘algodón’, ‘berenjena’, ‘tambor’, ‘marfil’, el número ‘cero’ , ‘álgebra’, ‘alquimia’,
‘azafata’, ‘aduana’, ‘tarima’, ‘alfombra’, ‘ almohada’, ‘alarife’, ‘adobe’, ‘alcoba’,
‘tabique’, ‘albañil’, ‘azulejo’, ‘alberca’ y la lista podría seguir. otro legado que nos
han dejado los árabes pero es algo ignorado, es sin duda, el predominio de los
arabismos que empiezan con ‘al‘ o ‘a’, esto se debe sin duda a la presencia del
artículo árabe ‘al’, un equivalente al artículo en español ‘el’ o ‘la’ , por ejemplo,
‘almíbar’  es ‘el jarabe’, o azúcar que proviene de ‘al-zucar’.
 
        Del francés y el provenzal tenemos palabras como ‘mesón’, ‘manjar’,
‘homenaje’, ‘mensaje’, ‘coraje’, ‘jamón’ e incluso la palabra ‘español’ (recordemos
que los habitantes de la península ibérica del siglo IX se consideraban
pertenecientes a sus propios reinos como catalanes, aragoneses o castellanos) ya
que los extranjeros veían a todos los de la península ibérica como ‘hispanioles’.
 
La cultura popular mexicana
 
       El contacto con el nuevo continente dio la necesidad de nombrar a los nuevos
objetos y aquello que se encontraba en el entorno, nuestro país es uno de los 17
países megadiversos y eso también se puede hacer notar en nuestro vocabulario,
el contacto con nuevas culturas influyó en el español, especialmente del náhuatl,
la cual podemos notar cómo ha permeado en la cultura mexicana y también
podemos observar la creatividad de un pueblo novohispano que fue la mezcla de
varias culturas, palabras como: ‘mariachi’ (Que se dice que viene del francés
‘mariage’ pero en realidad viene del nombre de una tarima), ‘tololoche’ (que solía
usarse para hablar del contrabando pero ahora lo usan para hablar del contrabajo)
y ‘tocayo’  (préstamo del náhuatl que significa ‘el que tiene nombre’).
 
        Incluso a un nivel más regional (en mi caso) por ejemplo, ¿De dónde vienen
palabras de algunos barrios de Puebla como el barrio de la ‘Acocota’ o
‘Xanenetla? Es fácil saber que ‘Xanenetla’ viene de la piedra del ‘xalnene’, que
solía trabajarse a las faldas del cerro de Loreto y Guadalupe y se usaba para
fabricar materiales de construcción en la fundación de Puebla y ‘-tla’ que es el
sufijo para denotar un ‘lugar’, pero lo más extraño es Acocota, ya que nadie sabe
su origen con certeza, y muchos pueden creer erróneamente que su origen yace
del femenino del acocote o la historia de las ‘coquettes’ que muchos podemos
oír.Según Hugo Leicht, el termino se originó a partir de la palabra Cocotl que
significa ‘garganta’ y que cuando lleva ‘coo’ es para referirse a un apodo, el cual
significaría ‘tragón’ o ‘comilón’, y para 1773 habían dos calles llamadas de ‘el
cocote’ y esto se debe a los solares de una ‘doña’ de apellido Felipe y de apodo la
Cocota que se ubicaban en esas calles, si bien cocote es comilón, la cocota era la
esposa del cocote, con el tiempo se empezó a desfigurar la palabra y se le agregó
una ‘a-’ debido a una ultracorreción a los documentos de ese tiempo al rededor del
1800.
 
           La contribución de nuestro país hacia la lengua española es muy notable,
especialmente del náhuatl, pues tenemos palabras para artículos domésticos
como ‘acocote’, ‘cajete’, ’comal’, ‘chiquihuite’, ‘itacate’, ‘jacal’, ‘jicara’, ‘malacate’,
‘metate’, ‘molcajete’, ’ocote’, ‘petaca’, ‘petate’, ‘tlacuil’, ‘meclapil’, 'copal'.

La palabra 'petatearse' hacia alución a que antes, a los muertos no se les ponia
adentro de ataudes, sino se les envolvía en un petate.
 
            Para alimentos y bebidas ‘atole’, ‘chocolate’, 'champurrado', ‘chilaquil’,
’cocol’, 'guacamole', ’memela’, ’mezcal’, ‘mole’, ‘nixtamal’ (la cual mi familia suele
pronunciar como mixtamal), ‘pinole’, ‘pulque’, ‘pozole’, ‘tamal’, ‘tepache’, ’tequila’,
‘tlacoyo’, ’totopo’, entre otros.
 
           Para la flora ‘achiote’, ‘aguacate’ (cuyo significado es ‘testículo’),
 ‘cacahuate’, ‘cacao’, ‘camote’, ‘capulín’, ‘cempasúchil’, ‘chayote’, ‘chicle’, ‘chile’,
'chichicastle', ‘elote’ (así conocían al maíz aquí), ‘ejote’, ‘epazote’, ‘guaje’, ’jícama’,
‘jilote’, ’tejocote’, ‘tomate’, ’milpa’, ‘nopal’, ‘olote’, ‘peyote’, ‘popote’, 'papalo',
‘quelite’, ‘jitomate’, ‘zacate’ y ‘zapote’ entre otros.


        Para la fauna encontramos palabras como ‘ajolote’, ‘coyote’, ‘chapulín’,


‘chacal’, ‘chachalaca’, ’guachinango’, ‘guajolote’, ‘mapache’, ‘mayate’, ‘tecolote’,
‘ocelote’, ‘quetzal’, 'totol', ‘tlacuache’, ‘zopilote’ entre otros.

Y luego tenemos interesantes vocablos como ‘achichintle’, ’apapachar’,


‘chipote’, ‘chapopote’, 'chamaco', 'cuate’, ‘escuintle’, ’huipil’, ‘hule’, ‘macehual’,
'machincuepa' (rodar como calabaza), ‘matatena’, ’mitote’, ‘papalote’, ‘pepenar’,
‘tianguis’, ‘tiza’, ‘tompiate’, ‘toloache’ y ‘chilpayate’. incluso verbos que solemos
usar como ‘tatemar', ‘pepenar’, ‘chamuscar’, ‘chacualear’ y ‘apapachar’

Y no menos importante, hay palabras que vienen del maya como ‘cenote’ o
‘cigarro’, e incluso palabras hay que se han inventado en México, tal es el caso de
la vainilla que es nativa de México y surgió a partir de que una deformación de la
palabra vaina.
 
    Sin vocabulario, nadie puede decirse conocedor de
una lengua, he hablado con algunos alumnos de la
facultad que no saben que es un vitrolero, o una
piruleta e incluso una tortita de santa clara, para
conocer México, hay que conocer su cultura, su
historia, y sobre todo, su vocabulario, por ejemplo la
palabra ‘chamuscar’ ha dado origen a varias palabras
del folclor mexicano así como la palabra ‘chamuco’.
 
Conclusión
 
        Necesitamos conocer nuestro idioma bien para poder comunicarnos
efectivamente con los demás, es necesario conocer nuestra lengua a fondo, es
parte de nuestra cultura e historia, no es posible que podamos darle nombre a
lugares u objetos y no saber por qué. he visto que los extranjeros se interesan
más por nuestra cultura que nosotros mismos, no sé si es porque todo el día
estamos acostumbrados a verlo que nos da igual, pero de ser así, no habrían
investigadores en la materia como Miguel León-Portilla, Luis Fernando Lara o los
difuntos José Moreno De Alba o Francisco Javier Santamaría y fue hoy, domingo 2
de julio que escuche hablar a dos personas, una mujer en náhuatl y un hombre en
totonaco, y la mujer dijo: “que bueno que uses nuestras lenguas, no hay que
perder la costumbre” si bien lo que los unió fue el español, no hay que perder la
bella costumbre de reconocer la importancia de las lenguas que permean nuestro
país, así pues, no deberíamos perder nuestra identidad ante una sociedad que se
va tornando un poco anglosajona.
 
Bibliografía
Chirimioya Chirimoya: Autor: Anónimo. Recuperado: 1 de julio de 2017 de: 
http://www.frutasfajardo.com/productos/chirimoya/
Sin título: Autor: Anónimo. Recuperado: 1 de julio de 2017 de:
http://misslupitamx.blogspot.mx/2012/11/cartoneria-materiales-tradicionales.html
Vitrolero de cristal con tapa: Autor: Anónimo. Recuperado: 1 de julio de 2017 de:
http://surtiloza.mx/producto/vitrolero-de-cristal-con-tapa/

Saussure, Ferdinand de (1916) Curso de lingüística general. Ed. por Charles Balle
y Albert Sechehaye. Suiza
Prieto, Carlos (2006) Cinco mil años de palabras. Fondo de Cultura Económica,
México.
Frazier, Elena García (2006) Préstamos del Náhuatl al Español Mexicano. Anuario
de Filología Hispánica. IX, Universidad de Massachusetts.
Leicht, Hugo (1986) Las Calles de Puebla. Ediciones Puebla.
Kany, Charles Emil (1960) American-Spanish Euphemisms.Prensa de la
Universidad de California. Los Angeles, California.

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