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DOCENTE
EQUIPO 2
ALUMNOS
AÑO DE CURSADA
2022
CONSIGNAS
Hay dos autores, filósofos y pensadores alemanes de la modernidad tardía que Gianni
Vattimo toma para dar cuenta de que esta noción en contra de la idea positiva de la
historia ya estaba presente en la modernidad: Martin Heidegger y Friedrich Nietzsche,
dos autores que podrían pensarse dentro de la corriente filosófica de pensamiento con
el nombre de “Nihilismo” (una doctrina filosófica que considera que al final todo se
reduce a nada, y por lo tanto nada tiene sentido, por lo que rechaza todos los principios
posibles y existentes, es la negación de toda creencia o todo principio moral, religioso,
político o social, niega la existencia y el valor de todas las cosas). Heidegger y
Nietzsche tomaban en consideración la herencia de pensamiento europeo, que se
encontraba dominada por la idea de la historia del pensamiento como una progresiva
“iluminación” con una base en la apropiación y reapropiación de los “fundamentos”, los
cuales se conciben como “orígenes”. La idea de “superación” concibe el curso del
pensamiento como un desarrollo progresivo en el cual lo nuevo se identifica con lo
valioso en virtud de la mediación de la recuperación y la apropiación del fundamento-
origen.
La destrucción de la ontología
Desde el punto de vista de Friedrich Nietzsche, el Nihilismo tiene que ver con la muerte
de Dios y la desvalorización de los valores supremos. El Nihilismo, según Nietzsche, se
produce cuando se da la situación de que el hombre abandona el centro para dirigirse
hacia la “X” y allí hay una relación/similitud con el Nihilismo definido por Martin
Heidegger, cuyo significado tiene que ver con que el ser se aniquila en cuanto se
transforma completamente en valor. El Nihilismo, según Heidegger, es el proceso en el
cual, al final del ser como tal “ya no queda nada”. Es decir, que el hombre abandone el
centro para dirigirse hacia la “X” es posible únicamente porque “del ser como tal ya no
queda nada”. En sentido heideggeriano, el Nihilismo, remite a que el ser subsista de
manera autónoma, independiente y propia, y no esté en poder del sujeto. El Nihilista
consumado o cabal, es aquel que comprendió que el Nihilismo se presenta como su
única chance o salida. El Nihilismo involucra ante todo al ser mismo. Para Nietzsche,
todo el proceso del Nihilismo puede resumirse en la muerte de Dios o también en la
desvalorización de los valores supremos, y para Heidegger, el ser se aniquila en cuanto
se transforma completamente en valor. Parece difícil ver la coincidencia entre estos dos
filósofos alemanes, en relación al concepto del Nihilismo, mientras no se insista en el
hecho de que para Heidegger, la reducción del ser a valor pone al ser en poder del
sujeto que reconoce los valores.
Por otro lado, para entender la definición Heideggeriana del Nihilismo y ver la relación
que tiene con la de Nietzsche, debemos atribuir al termino “Valor”, que reduce el ser a
valor, la acepción de valor de cambio. De manera que el Nihilismo, es así la reducción
del ser a valor de cambio. Si seguimos el hilo conductor del nexo nihilismo-valores en la
acepción nietzscheanoheideggeriana, el Nihilismo es la transformación del valor de uso
en valor de cambio. Es decir, no se trata de que el Nihilismo sea que el ser esté en
poder del sujeto, sino que el ser se haya disuelto completamente en el discurrir del
valor. Para el Nihilista consumado, ni siquiera la liquidación de los valores supremos es
el establecimiento o el restablecimiento de una situación de “valor”.
Por otro lado, encontramos, por ejemplo, los valores de las culturas marginales, los
valores de las culturas populares, opuestos a los valores de las culturas dominantes.
Según Heidegger, el Ge-Stell (el describir lo que hay detrás o debajo de la tecnología
moderna) se efectúa solo como transapropiación, en un vertiginoso movimiento circular
en el que el hombre y el ser pierden todo carácter metafísico. La transapropiación en la
que se realiza el Ereignis (el evento) del ser es, la disolución del ser en el valor de
cambio, ante todo en el lenguaje, en la tradición como transmisión e interpretación de
mensajes. Para la general reificación, la reducción de todo valor de cambio es el
mundo convertido en fabula. La resolución del ser en valor de cambio, la
transformación en la fábula del mundo verdadero es también nihilismo por cuanto
supone un debilitamiento de fuerza terminante de la “realidad”. Una vez reconocido el
carácter de fábula al mundo verdadero, se atribuye luego a la fábula la antigua dignidad
metafísica del mundo verdadero. La experiencia que se ofrece al nihilista consumado
no es en cambio una experiencia de plenitud, de gloria, de onto on, sino que se trata de
una experiencia desligada de los presuntos valores últimos y referida de manera
emancipada en cambio a los valores que la tradición metafísica siempre consideró
bejos e innobles, y que de este modo quedan rescatados y vueltos a su verdadera
dignidad. En el mundo del valor de cambio generalizado todo está dado como
narración, como relato/fabula, por ejemplo: de los medios de comunicación de masas y
de los medios de difusión de masas, etc.
Por otro lado, lo que ocurría, en la conciencia filosófica, en el darse del ser, en el
acontecimiento mundial del Ge-Stell (el describir lo que hay detrás o debajo de la
tecnología moderna) Heideggeriano, era que el Nihilismo llegaba a la fase de su plena
realización y se extremaba al resolver el ser en valor. Y es este acontecimiento lo que
hace en última instancia posible, pensar que el nihilismo es nuestra única chance o
salida. Por último, el Nihilismo nos llama a vivir una experiencia fabulizada de la
realidad, una experiencia que es también nuestra única posibilidad de libertad.
Resistencias al Nihilismo
A estas corrientes, sin embargo, se le suma una que parte de Wittgenstein y la cultura
vienesa de la época de Tractatus, que pone el acento sobre “lo místico”
wittgensteiniano como una zona aislada a defender cuya base es el propio valor de
uso. La diferencia es que Wittgenstein, más que enfatizar la defensa de una zona de
valor de uso, marca como fundamental la defensa de una zona de “silencio”,
acercándose a la postura de Nietzsche y Heidegger del nihilismo en su plena
realización y de la resolución del ser en valor. Así, Gianni Vattimo concluye que la
cultura del siglo XX asistió a la extinción de todo proyecto de “reapropiación”, ya en la
forma de defensa de una zona libre de valor de cambio, ya en la forma más ambiciosa
de dar un nuevo fundamento a la existencia dentro de un horizonte sustraído del valor
de cambio y centrado en el valor de uso. Dicha “reapropiación” entra en deterioro dado
a que pierde su norma de valor ideal. Sí Dios ha muerto, es porque el hombre debe
matarlo en nombre del propio imperativo de verdad que siempre se presentó como su
ley, y así pierde sentido el propio imperativo de verdad.
CONCLUSIÓN
El libro de Gianni Vattimo propone entonces, a partir de los conceptos tomados de los
pensamientos de Heidegger y Nietzsche, hacer una apología del Nihilismo entendiendo
ese nihilismo acabado, que comprende que el ser se ha reducido a valor y no intenta
una reapropiación, sino que se despide de aquellas categorías caducas y avanza hacia
esa experiencia que propone la Ge-Stell, que, no obstante, en ningún momento implica
la entrega completa a la técnica y sus leyes. Más bien, Heidegger insiste que la esencia
de la técnica no es algo técnico, y que es a esa esencia a la que debemos prestar
atención. Tal técnica es una fábula, una saga, un mensaje transmitido a través de las
generaciones, y pertenece a ese mundo fabulizado al que debemos adaptar nuestra
experiencia en nombre de la posibilidad de vivir en libertad.
BIBLIOGRAFÍA