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EL TESTAFERRO

Su prueba en el Derecho
y la Política

Lluis Muñoz Sabaté


EL TESTAFERRO
Su prueba en el Derecho
y la Política

Lluis Muñoz Sabaté


CONSEJO DE REDACCIÓN

Pedro GONZÁLEZ-TREVIJANO (Presidente)


José María ASENCIO MELLADO
Julio BANACLOCHE PALAO
Pilar BLANCO-MORALES LIMONES
Antonio CAYÓN GALIARDO
Guillermo GUERRA MARTÍN
Eugenio LLAMAS POMBO
MANUEL LÓPEZ PARDIÑAS
Blanca LOZANO CUTANDA
José Luis MARTÍNEZ LÓPEZ-MUÑIZ
Francisco PÉREZ DE LOS COBOS ORIHUEL
Jesús-María SILVA SÁNCHEZ
Enrique ARNALDO ALCUBILLA (Secretario)
EL TESTAFERRO
SU PRUEBA EN EL DERECHO
Y LA POLÍTICA(*)

Lluis Muñoz Sabaté

(*) Este trabajo se enmarca en el proyecto de I+D del Ministerio de Economía y Competitividad
La prueba civil a examen: estudio de sus problemas y propuestas de mejora (DER
2013-43636-P), dirigido por el profesor Joan Picó i Junoy, y del que soy Investigador Activo.
© Lluis Muñoz Sabaté, 2015
© Wolters Kluwer España, S.A., 2015
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28231 – Las Rozas (Madrid)
Tel.: 902 42 00 10 – Fax: 902 42 00 12
http://www.laley.es

1.ª edición: mayo 2015

ISBN: 978-84-9020-413-9
Depósito Legal: M-11509-2015

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Printed in Spain
PRESENTACIÓN DE LA COLECCIÓN
«PROBÁTICA Y DERECHO PROBATORIO»
Con el trabajo del profesor Lluis MUÑOZ SABATÉ sobre la prueba del testa-
ferro se inicia una Colección de estudios dedicados a la probática y al dere-
cho probatorio en la editorial LA LEY.
La «Asociación de Probática y Derecho Probatorio», constituida el pre-
sente año en Barcelona por diversos profesionales preocupados por la prueba
judicial, tiene, como uno de sus objetivos básicos, la divulgación de trabajos
especializados en materia probatoria. Y es de agradecer que la editorial LA
LEY haya apostado por facilitar el acceso a dicho objetivo.
Es un verdadero honor y privilegio comenzar la Colección con el libro
del profesor MUÑOZ SABATÉ —uno de los probatoristas con mayor producción
científica y prestigio intelectual reconocido no sólo en España sino también,
especialmente, en Latinoamérica—. Esta producción científica en materia
probatoria se inicia con su famosa Técnica Probatoria de 1967, continúa con
el insuperable libro sobre La prueba de la simulación de 1972, y se consolida
con centenares de estudios dispersos en diversas revistas que, afortunada-
mente, han sido reproducidos en dos grandes recopilaciones de ensayos
(Técnica Procesal. 25 años de estudios forenses, Barcelona, 2012; y Estudios
de práctica procesal, Barcelona, 1987); y todo ello sin olvidar —entre otras
muchas obras— el clásico Tratado de Probática Judicial (en cinco volúmenes,
Barcelona, 1992 a 1996), el «best seller» Summa de probática civil (Madrid,
2008), y el reciente Diccionario enciclopédico de probática y derecho pro-
batorio (Madrid, 2014).
El tema probatorio elegido por el profesor MUÑOZ SABATÉ como objeto de
estudio en esta obra es uno de los más complejos, pues la prueba directa
suele ser muy escasa (dado el carácter fraudulento de la actividad realizada
y la intención manifiesta de su autor de esconder los hechos reales), por lo
que deviene imprescindible el uso de las presunciones o prueba indiciaria.

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PRESENTACIÓN DE LA COLECCIÓN

Y además —desgraciadamente— es de rabiosa actualidad: así, en el último


barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas, elaborado en marzo
de 2015, la corrupción y el fraude aparecen como la segunda preocupación
de los ciudadanos (con un 50,8 por ciento de los encuestados —solo ade-
lantado por el grave problema del desempleo, con el 80,3 por ciento, pero
muy por delante de otros problemas, como la crisis económica, la situación
de la justicia o de la sanidad—).
Por último, quiero destacar que si bien es importante el inicio de la
Colección, lo es más su continuidad, que ya está garantizada con el siguiente
estudio del querido magistrado y compañero Dr. Xavier ABEL LLUCH, que ha
efectuado un excelente trabajo sobre las reglas de la sana crítica.

Barcelona, 23 de abril de 2015


JOAN PICÓ I JUNOY
Catedrático de Derecho Procesal
Director de la Colección

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El testaferro

tamo, y reconoce que quien pagaba realmente los préstamos hipotecarios era
don Jacobo. Por si lo anterior no fuera suficiente, consta que inmediatamente
después del otorgamiento de la escritura pública los demandados otorgaron
poder a favor del demandante que le permitía realizar cualquier acto de dis-
posición sobre las fincas (TS 29 diciembre 2011).
A favor de esta línea positiva de la interposición de persona hallaremos
en el Código Civil los arts. 626 al tratar de las donaciones, el 755 en las
disposiciones testamentarias y el 1459 en la compraventa.

4. EL TESTAFERRO EN EL CRIMEN ORGANIZADO Y EN LA POLÍTICA


En el crimen organizado la presencia de testaferros forma parte de su
estructura. La mafia italiana en los Estados Unidos es un claro ejemplo de
cómo la figura del testaferro ha sido utilizada de forma habitual en negocios
marginales, mientras los verdaderos responsables gozaban de excelente
reputación e impunidad por sus delitos (40). La aparición del comercio en
Internet y la difusión de las transacciones electrónicas en el llamado «cibe-
respacio» propicia la ocultación y el disfraz global. Un supuesto frecuente
de interposiciones es el que se produce mediante la utilización de Sociedades
vinculadas, es decir, aquellas que se hallan bajo el dominio directo o indi-
recto de la persona o sociedad que quiere beneficiarse de su intervención.
Cierto que a una distancia más o menos galáctica forzosamente se encon-
trarán en este ciberespacio una o unas personas físicas, que también pueden
ser testaferros de otras, y cuya identificación solo será o sería posible si el
derecho arbitrara más ágiles y contundentes mecanismos de prueba, que
lamentablemente el propio establishment ya se encarga de cercenar, cuando
no prohibir (41). Pero la dificultad de investigar no evita lo inexcusable: al final
siempre habrá un hombre o una mujer.
En la política el testaferro desempeña un papel imprescindible, desde su
descarado manejo por los lobbys que pululan en número de miles por las
(40) Claro está, no sin la colaboración muchas veces de la policía.
(41) Como escribe Nelson SÁNCHEZ STEWART, «en el caso de las personas jurídicas, siempre debe
determinarse la titularidad real a través de una posible cadena de sociedades o instrumentos
jurídicos que continúan bajo su control asegurando así su futuro hasta el último benefi-
ciario, que siempre debe ser una persona física» (Abogados y prevención del blanqueo de
capitales, ed. Ley 57, Málaga, 2014). Con todo la persona jurídica siempre presenta un
mayor atractivo para accionar como testaferro, ya que da pie a una doble titularidad indi-
recta, lo que dificulta la investigación (FAVIER DUBOIS, «La actuación de testaferros en el
derecho de sociedades. El socio aparente y el socio oculto», www.favie dubois@spag-
nolo.com).

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Lluis Muñoz Sabaté

esferas de Bruselas y Washington, hasta los llamados «financistas electora-


les», que hacen su labor detrás de un candidato. Un sector muy abonado al
uso de testaferros es el de los medios de comunicación, muchos de ellos
simples voceros de políticos ocultos y que no dudan en transmitir mentiras
diarias en un relato alejado de la realidad (42). La historia de Rupert Murdoch,
magnate hasta cierto tiempo de la prensa inglesa y partícipe de múltiples
intrigas, constituye un conocido ejemplo de cómo supo rodearse de una
legión de intermediarios.
Se habla del testaferrato político, que es común y de general aceptación.
Consiste en mantener el poder burocrático mediante la artimaña de hacer
creer a la opinión pública que no lo ostenta. Pero en realidad se ejerce
mediante un títere que únicamente actúa a la sombra de quien mueve sus
hilos. Y los contratos y los cargos continúan bajo su control, asegurando así
su futura elección en un cargo de elección popular (43).
Precisamente, una predicción acerca de una futura guerra aniquiladora y
global realizada por Nick TURSE (44) sitúa como instrumentos bélicos los seis
siguientes:

— Operaciones especiales
— Drones
— Juegos de espías
— Soldados civiles
— Testaferros
— Guerra cibernética
El Estado tiene su propia oficina de guerras por testaferros. De todos es
sabido de qué modo los Estados Unidos desplegaron en los años cincuenta
del pasado siglo todo un ejército de testaferros en América Latina consistentes
en fuerzas secretas extraídas de los propios países pero financiadas, fomen-
tadas y protegidas por la gran potencia del Norte.

(42) El caribeño José DE DIEGO, en su poema «El Testaferro», no se oculta de calificar así a ciertos
periodistas ocultos tras un seudónimo.
(43) Pablo E. OBANDO COSTA, «Testaferros políticos», en www.soyperiodista.com/denuncias/
noita-7090-testaferro, 14 febrero 2011, Colombia.
(44) 4 Nick TURSE, en wwwq.rebelión.La nueva doctrina Obama.

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El testaferro

5. TESTAFERRO Y DELITO
Especial atención merece averiguar dónde queda la línea roja que separa
una suplantación lícita de otra delictiva. Esta línea evidentemente existe, pero
en muchos casos suele resultar borrosa.
«La acción del testaferro implica siempre tomar parte en un acto, que
aunque no es en sí mismo delictivo conlleva un ocultamiento que en ocasio-
nes puede aumentar el riesgo de comisión de un delito» (TS 1 febrero 2007).
El profesor RAGUÉS I VALLÉS ha dedicado un interesante estudio sobre esta
materia y del que ocupa mi atención, no tanto la responsabilidad penal del
dominus (la cual, a mi parecer, menos dudas suscita) (45), sino sobre la res-
ponsabilidad penal del testaferro, aparentemente una «ovejita». «Aunque los
testaferros prestan una contribución sensible a la actividad criminal —dirá—
en la práctica no es raro ver como auténticos profesionales de la titularidad
y administración meramente formales de sociedades consiguen, una vez tras
otra, salir indemnes de aquellos procedimientos penales en los que se ven
involucrados. A menudo esta impunidad se explica por la decisión más o
menos meditada de los propios jueces de instrucción, que optan por dejar al
margen de la investigación a los testaferros, cuando advierten su condición
de tales, para concertar sus esfuerzos en los reales propietarios y gestores de
empresas, a quienes consideran los principales culpables de los delitos
cometidos. Una decisión a la que sin duda también contribuye, en el caso
de los testaferros profesionales, el hecho de que la averiguación de su para-
dero resulte a menudo difícil tanto para el juzgado como para la propia poli-
cía, lo que en ocasiones tiene como consecuencia que se acabe renunciando

(45) CORBACHO RÍOS, José Manuel, El administrador de hecho en los delitos societarios (Cádiz
2005); PEREY GARCÍA, «Otra vez sobre la responsabilidad penal del administrador de hecho»,
www.Indret.com, marzo 2006; Silvia FERNÁNDEZ BAUTISTA, El administrador de hecho y de
derecho, 2007; Esteban ASTARLOA, «¿Por fin un concepto unívoco de "administrador de
hecho"» en Derecho Penal y Derecho Societario, Área de Derecho Público, Procesal y
Arbitraje de Uría Menéndez, Madrid, 2011; GARCÍA CRUCES, José Antonio, «Administradores
sociales y administradores de hecho», en Estudios Jurídicos en Homenaje al Prof. Dr. Sán-
chez Andrés; Francisco GARCIMARTÍN, «Sobre los administradores de hecho y subordinación
de créditos ex arts. 9 y 93 Ley Concursal», www.DerechoMercantil, 19 abril 2012; Alberto
DUEÑAS CARDIEL, La responsabilidad de los administradores de las sociedades anónimas en
materia laboral y de seguridad social, Trabajo de Fin de Grado, Universidad de Valladolid,
agosto 2013.

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Lluis Muñoz Sabaté

a su persecución para evitar dilaciones en el procedimiento» (46). Pero tam-


poco debiera perderse de vista que el testaferro se constituye como un núcleo
o nudo de comunicaciones susceptible del almacenamiento de numerosos
datos. Así que, ya sea como inculpado o como testigo, su testimonio puede
resultar valioso.
Al contratante que conoce la interposición por la contraparte de un tes-
taferro, generalmente le resulta indiferente dicha interposición si tiene ple-
namente garantizado el objeto del contrato. Pero esto, que ha venido en lla-
marse «principio de indiferencia», tampoco debe ser interpretado de un
modo tan pacífico, puesto que en contraposición se ha asumido por nuestros
tribunales la doctrina angloamericana del willful blindness o de la ignorancia
deliberada, de lo cual es un ejemplo la siguiente sentencia:
Este recurrente realiza unas aportaciones necesarias a la realización de los
tipos penales asumiendo una representación legal, realizando una operación
de compraventa de un inmueble de la sociedad que representaba que
supuso, en definitiva, el alzamiento de bienes y la quiebra fraudulenta de la
sociedad. En esa operación, sostiene el recurrente que actuó con total des-
conocimiento, pues carece de estudios y no entendió al Notario, es decir,
entiende que obró sin culpabilidad. En reiterados precedentes hemos decla-
rado que cuando el autor de una conducta ciega voluntariamente sus fuentes
de conocimiento para ignorar la dinámica de los hechos, evitando su posible
responsabilidad, la persona que no quiere conocer voluntariamente el origen
de los efectos sobre los que actúa, equivale a afirmar que conoce ese origen
delictivo, pues con su acto de cegar las fuentes de conocimiento se está
representando la posibilidad de la ilegalidad de su actuación y decide seguir
actuando, máxime en una actuación tan normativizada como la adquisición
y venta de inmuebles (TS 10 noviembre 2006).
En contraposición parece estar esta otra:
Por lo que respecta a X y Y es procedente absolverlos porque no consta
que conocieran las actividades de GGJ; ambos declararon que éste les
pagaba un sueldo a cambio de que ellos firmaran donde les decía o hicieran
las gestiones que les encomendasen. Es verdad que cerraron los ojos y encon-

(46) RAGUÉS I VALLÉS, Ramón, «La responsabilidad penal del testaferro en delitos cometidos a
través de sociedades mercantiles: problemas de imputación subjetiva», InDret,
www.indret.com, Universidad Pompeu Fabra, Barcelona, julio 2008; LATORRE CHINER, El
administrador de hecho en las sociedades de capital, Granada, 2003.

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Al comienzo de la obra, Lluis MUÑOZ SABATÉ hace una sucinta
relación de aquellos casos que, relacionados con la corrupción, han utiliza-
do la figura del testaferro como medio instrumental para la comisión del
delito —así, Filesa, Roldán, Madrid Arena, EREs de Andalucía, Emperador,
Noos, Malaya, Gürtel, Blasco o Campeón—. Tan simple enumeración pone
en evidencia la participación cada vez más frecuente de personas inter-
puestas para la ocultación de la verdadera personalidad que subyace tras
un patrimonio que quiere sustraerse al examen de legalidad.
Con todo, pese a su proliferación en estos últimos tiempos, el tes-
taferro apenas ha recibido atención por parte de la doctrina. Y, sin embar-
go, es innegable que desde el punto de vista del Derecho es una cuestión
que presenta un singular atractivo, máxime en lo relativo a la prueba,
dado que por su propia entidad, tiene su razón de ser en hacer opaca la
estructura bajo la que se esconde el delincuente que pretende burlar los
controles establecidos en las normas.
Es por ello por lo que la monografía goza de matices únicos que
realzan su valor: actualidad, determinación para afrontar el estudio de
un tema escasamente examinado, profundización en el aspecto clave del
problema —su prueba y los medios idóneos para desenmascarar la trama
urdida— y una dilatada exposición de los criterios de la jurisprudencia. En
definitiva, un libro necesario para perseguir los delitos económicos y a sus
verdaderos autores, ocultos tras un testaferro.

ISBN: 978-84-9020-413-9
www.laley.es
3652K25274

9 788490 204139

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