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EXOESQUELETOS NATURALES

Los dermatoesqueletos se componen de diferentes materiales: materiales óseos o cartilaginosos y


la dentina en los peces y las tortugas; la quitina forma el exoesqueleto en los artrópodos y en
algunos hongos y bacterias; el carbonato de calcio constituyen las conchas de los moluscos,
braquiópodos y algunos poliquetos y los corales y otros organismos acuáticos como los briozoários
segregan exosqueletos calcáreos;2 la sílice conforma el exoesqueleto en las diatomeas
microscópicas y radiolarios; en algunos organismos, como ciertos foraminíferos, los
dermatoesqueletos se aglutinan pegando granos de arena y concha en su exterior.
Contrariamente a una idea común errónea, los equinodermos no poseen exoesqueleto, pues
siempre están contenidos dentro de una capa de tejido vivo.

Los dermatoesqueletos de algunos animales han resultado de procesos evolutivos independientes,


por lo que algunos animales con endoesqueleto poseen también esqueleto dérmico. Así ocurre
con algunos mamíferos, como los armadillos con sus estructuras óseas, el pangolín con el pelo.
Entre los reptiles, las tortugas presentan caparazones óseas y los cocodrilos tienen escudos óseos
y escamas córneas.1

El exoesqueleto de los artrópodos

Es una cubierta externa normalmente dura y resistente producida por la secreción de las células
tegumentarias. El dermatoesqueleto está compuesto por el polisacárido quitina, un polímero
formado por cadenas rectas y simples (no ramificadas) de N-Acetilglucosamina, un monosacárido
que incluye nitrógeno en su composición. En algunos casos el exoesqueleto aparece calcificado,
reforzado por la aposición de carbonato cálcico; es el caso de muchos crustáceos, como los
cangrejos o las langostas. El exoesqueleto sirve también de depósito de productos de excreción,
como la guanina, lo que es a veces causa de colores vivos o brillo metálico, como se observan en
muchos artrópodos (como arañas, etc.)3

El exoesqueleto es realmente «continuo», pero aparece estructurado en zonas engrosadas


(escleritos) que se articulan por líneas o zonas de menor espesor. En artrópodos de vida aérea,
como los insectos o los arácnidos, el exoesqueleto se continúa hacia las cavidades respiratorias
(pulmones o tráqueas) allí donde estas se abren al exterior, tapizándolas. También los extremos
anterior y posterior del aparato digestivo están tapizados por exoesqueleto.

El exoesqueleto favorece la fosilización, especialmente la de formas marinas, como crustáceos o


trilobites, que frecuentemente lo presentan mineralizado.
Muda de una cigarra, Magicicada septendecim.

Ecdisis

Artículo principal: Muda (biología)

El crecimiento de los artrópodos requiere que se desprendan periódicamente de su esqueleto


externo, fenómeno al que nos referimos como muda o ecdisis. Cuando llega el momento el animal
pasa a un estado de quiescencia (reposo), durante el cual se afloja la consistencia de las partes
internas de la cutícula, a la vez que la epidermis, que está debajo, se prepara para la síntesis y
secreción de los componentes de la nueva cutícula. Por un aumento de presión interna, o a veces
por otro mecanismo, se desgarra la vieja cutícula y el animal realiza los esfuerzos necesarios para
desprenderse de ella a la vez que secreta la nueva. Cuando sale se encuentra en un estado de
debilidad y su consistencia es blanda. En un plazo más o menos breve la nueva cubierta se
endurece.

La ecdisis afecta, naturalmente, a los recubrimientos de las cavidades internas, de origen


ectodérmico (los dos extremos del tracto digestivo y, en artrópodos aéreos, las tráqueas o
pulmones).

La ecdisis no atañe solamente a los artrópodos, sino a los otros phylums dotados de cutícula con
los que están emparentados, y que conforman con ellos el clado de los ecdisozoos.

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