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ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
BIBLIOGRAFÍA
INTRODUCCIÓN
Desde los inicios de las expresiones instrumentales, el ser humano ha transmitido y compartido
sus conocimientos y experiencias. En el caso de los instrumentos de tecla, la evolución de la
enseñanza quedó plasmada en las obras teóricas y musicales que se conservaron a partir del siglo
XV gracias a la invención de la imprenta. De épocas anteriores también se pueden apreciar
posturas técnicas de las prácticas instrumentales en los grabados, pinturas y expresiones artísticas
de esta índole.
Los tratados de los siglos XVI y XVII fueron escritos por humanistas y la mayoría de ellos son
eminentemente teóricos: abordan la nomenclatura, signos, tabulaturas, y algunas indicaciones
generales de digitación y posición de las manos al instrumento de teclado (casi sin hacer distinción
entre el órgano y los tipos de claves). En esta época constituyen una excepción los tratados de
Santamaría en España y Diruta en Italia.
A fines del siglo XVII y comienzos del siglo XVIII, empezaron a aparecer tratados y métodos escritos
por compositores que incluían la manera de enseñar a tocar el clave (instrumento por excelencia
del barroco), especificaciones sobre la postura, digitaciones, ejercicios y recopilaciones de piezas
en orden progresivo de dificultad (J. Denis, Couperin, etc.). El estudio comparativo de la evolución
de las distintas escuelas y sistemas pedagógicos que se produjeron en los instrumentos
antecesores al piano (órgano, clavecín y clavicordio) conduce a los comienzos de la técnica del
pianoforte, ya que constituyó la base sobre la cual se forjó la misma.
En el siglo XVIII, y a medida que la construcción del pianoforte fue mejorando, los instrumentistas
se dieron cuenta que debían modificar y adaptar esta técnica al nuevo instrumento, debido a la
diferencia en el sistema de producción del sonido. Así, el ataque percusivo del martillo sobre las
cuerdas cada vez más fuertemente tensadas, con un mecanismo que otorgaba más resistencia,
producía mayor rango de diferencias dinámicas, y que podía ligar los sonidos, hizo cambiar
paulatina y radicalmente el tipo de toque.
Llegados a este punto, los compositores de finales del siglo de las luces, vieron con encanto que el
nuevo instrumento respondía a las necesidades de la estética de la época y le dieron al piano la
hegemonía sobre los demás instrumentos. Nació una enorme literatura destinada exclusivamente
al disfrute y también a la enseñanza sistematizada del piano en la creciente burguesía del siglo XIX.
Las primeras décadas del siglo XIX fueron las más importantes en el desarrollo de las escuelas y
sistemas pedagógicos. Estas se dividieron en dos: aquellas que mantenían la tradicional manera de
ejecución fortepianística y aquellas que siguieron la búsqueda de nuevas expresiones y que
forjaron la técnica moderna del piano.
Hoy en día, es deber de todo el profesorado de piano conocer y dar a conocer la historia de la
transmisión de la práctica pianística, así como los distintos métodos y técnicas existentes, con el
fin de formar al alumno de manera completa y heterogénea, de modo que sepa adaptar su tipo de
toque al estilo de las épocas y los compositores, incluso del instrumento al cual fueron
originalmente escritos.
Las primeras fuentes que nos permiten conocer la práctica de los instrumentos de tecla
antecesores al piano las encontramos en la iconografía y las esculturas de la época medieval. Se
encuentran entre ellas (quizás las únicas más antiguas conservadas) tres representaciones
similares de ángeles tocando un órgano: el claustro de Santa María de Ripoll (finales del siglo XIII),
el retablo de la Catedral de Gante en Ginebra pintado por Jan Van Eyck (principios de siglo XV) y
frescos pintados en la catedral de Valencia por Francesco Pagano (finales del siglo XV). Las
características técnicas que se aprecian son en base a la postura que adopta el ángel para tocar: la
muñeca baja, la ejecución a cargo de las falanges de los dedos, el pulgar fuera del teclado (o
colocado en sólo una de las extremidades) y la mano colgada del instrumento. Esta postura es muy
importante ya que los instrumentos de tecla heredarán esta manera de colocarse.
A partir del siglo XV, los clérigos legaron por escrito sus composiciones o conceptos teóricos de la
estética musical de la época y conocimientos adquiridos. En Alemania, el órgano era el
instrumento por excelencia y las primeras piezas pedagógicas escritas dedicadas a éste las dejó
escritas Konrad Paumann (1410-1473). Después de éste, la primera obra teórica conocida hasta el
momento es de Hans Buchner, Fundamentum organisandi, de 1520, y en él, además, hace
referencia a los instrumentos de tecla organizando la digitación en función de los intervalos y
aclarando que el pulgar sólo se usa para las octavas.
Para Santamaría,
“las 8 condiciones que así adornan la música son: 1) Tañer a compás, 2) Del poner bien las manos, 3) Del herir
bien las teclas, 4) De tañer con limpieza y distinción, 5) Del correr las manos ala parte superior y a la parte
inferior, 6) Del herir las teclas con los dedos convenientes, 7) Tañer con buen aire, 8) Hacer buenos redobles y
quiebros”.
Postura: manos engarabatadas, como manos de gato, no debe haber cueva entre esta y no pegar las manos,
los dedos deben correr uno a otro. Colocar el dedo pulgar muy caído y el quinto doblado hacia adentro; los
dedos 2º, 3º y 4º deben estar sobre las teclas. No tocar con las uñas, pero sí con la yema de los dedos y no
levantar las palmas sino sólo los dedos. Sólo en las escalas se puede alejar los codos (no se debe alejar los
brazos del cuerpo, excepto en las escalas).
Cómo tocar: los dedos tocar como flechas desde más altos que la mano (herir con mayor espíritu para que
suenen las voces más recias), hundir la tecla hasta el fondo (hasta tocar el paño que está debajo de ellas);
después de herir las teclas, dejarlos en las teclas sin apretarlos ni levantarlos. Para lograr igualdad de tonos no
aflojarlos hasta el punto que se hieran otras teclas, y cuando tocan las dos manos deben hacer con igualdad en
las voces.
Diruta presenta un método completo, muy didáctico y práctico ya que, a través del diálogo,
introduce los conceptos teóricos, recomendaciones de posición del mecanismo técnico y normas
de digitación, indicaciones de cómo tocar el órgano y los instrumentos de púa, seguido de
ejemplos de ejercicios y piezas escogidas en orden de dificultad progresiva.
En cuanto a la digitación, distingue los dedos buenos de los malos para tocar las notas fuertes de las débiles.
Así los buenos son 2 y 4, y los malos son 1,3 y 5. Este sistema respeta la articulación en pequeños grupos de
dos motivos propia del gusto de la época y que continuará en el barroco.
Respecto a la posición escribe: “enarcar los dedos” (no hundir los nudillos),“que la mano esté a la par con todo
el resto” (alinear la mano con el brazo), colocar la mano ligera y suave, y que el brazo guie la mano o de lo
contrario se produce fatiga (introduce la comodidad).
Por último y lo más destacado desde mi punto de vista, referido al tipo de ataque explica la diferencia de
presionar la tecla (hace que la armonía esté unida) y batirla (provoca silencios, como suspiros), atacar la tecla
“como acariciando a un niño y no como darle un cachetazo”, y tocar con vivacidad, pero ligeramente y con
pulcritud.
El tratado del constructor de claves y organista Jean Denis, apareció durante un período
de transición de los escritos teóricos franceses y fue uno de los precursores de la nueva
era. En el capítulo cuatro, trata de la práctica interpretativa del clavecín, siendo el
precursor francés en dedicarse exclusivamente a ello. DENIS --------RAMEAU:
F. Couperin, El arte de tocar el clavecín
Es el primer método de un profesor que no aborda el tema teórico y directamente escribe
recomendaciones sobre la enseñanza del clave o clavicordio. Organiza su plan con
indicaciones que hacen referencia específica a la formación de la mano en edad temprana.
Posición del cuerpo: Sentado a la altura correcta donde quede la parte inferior del codo, muñeca y
dedos en un solo nivel (los niños igual); elegir la silla correcta para cumplir esta observación.
Además, ubicado el centro del teclado con el centro del cuerpo, aunque el cuerpo inclinado un poco
a la derecha cuando se toca. Las rodillas y los pies separados de lado a lado, pero el pie derecho un
poco hacia afuera. Los niños deben tener los pies apoyados, no colgados, y si no alcanzan se ha de
colocar algo para cuidar esto. La distancia entre el teclado y la persona debe ser de 9 pulgadas
medidas desde la cintura; la misma relación para los niños.
Actitud: no hacer muecas ni movimientos; esto se corrige poniendo un espejo en el atril. Si el
estudiante no alinea la muñeca aconseja colocar un palo para mantener en línea la muñeca hasta
que lo corrija. No marcar el tempo con la cabeza ni con los pies. Se ha de tener un aire de facilidad.
No se ha de desviar la atención en otras cosas.
Cómo enseñar: un pequeño estudiante debe comenzar a tocar una espineta o teclado simple de
clave ya que al principio la habilidad de la ejecución depende mucho más de la flexibilidad y mayor
libertad de los dedos que la fuerza. Se debe observar la práctica del niño y no permitirles tocar solos
ya que pueden estropear la posición (él cerraba con llave los instrumentos para no dejarles tocar en
su ausencia). Las lecciones deben ser de ¾ de hora. La edad apropiada para comenzar a tocar el clave
es entre los 6 y los 7 años con el fin de moldear y formar la mano ya que mientras más temprano
mejor. Se debe primero enseñar a los niños la tablatura y la notación musical antes que las piezas
porque de lo contrario no pueden prestar atención a la posición correcta y manera de mover los
dedos.
Aspectos técnicos: la gente que empieza tarde si tiene malos hábitos o los tendones se le han vuelto
duros deben desarrollar sus dedos flexibles antes de sentarse al teclado (recomienda estiramientos
fuera de la práctica). Las manos de la mujer son mejores que las del hombre porque no son rudas,
por eso la mano izquierda del hombre es mejor porque es menos usada para los trabajos duros. La
flexibilidad de los tendones contribuye mucho más a la buena ejecución que la fuerza.
a. Escuela alemana: C. Ph. E. Bach, LÖHLEIN, TÜRK, MÜLLER Y DÚSSEK (rep. Checa)
C. P. E. BACH
G. S. LÖHLEIN
El teórico, profesor y compositor alemán G.S. LÖHLEIN escribió un método muy importante para la
enseñanza de teclado, que gozó de mucho éxito ya que aparecieron varias ediciones durante casi
un siglo y luego fue reeditado y continuado en su línea por Müller. Es una reelaboración del
material del Ensayo de C. P. E. Bach en un orden calificado de dificultad y más práctico, ya que
introduce piezas (danzas de la época), partes de melodía con acompañamiento, y de cuerdas con
acompañamiento. En el capítulo de la teoría abarca: compases, claves, figuras, tonalidades,
articulaciones (non legato es nada escrito, ligadura de legato y picado), resolución de adornos,
digitaciones (con el paso del pulgar en las escalas: 1,2,3,4,1,2,3,1,2,3,4,5). Luego presenta piezas
breves de escritura de melodía acompañada en contrapunto como las del libro de Anna
Magdalena Bach (menuet, gigas, polonesas, preludio, arietta con variaciones). En el siguiente
capitulo trata la armonía, cadencia, intervalos, escalas cromáticas y menores, acordes tríadas,
reglas de contrapunto y composición (es muy extenso y va introduciendo las inversiones de los
acordes). Presenta ejemplos de melodía con el acompañamiento del teclado (3 pentagramas) y de
un trio de cuerdas con voz y cembalo. La mano derecha está escrita en clave de do en primera.
ÍNDICE
TOQUES
MAYOR COMPLEJIDAD DE ESCRITURA
MÜLLER/LÖHLEIN
62 Estudios para piano (1897), de Aloys Schmitt. Presenta un breve prólogo y luego expone los
estudios, que son como pequeñas piezas con indicaciones de signos de expresión y dinámicas,
muy variados y de buen gusto (en el sentido de que no son ejercicios mecánicos de dedos).
El pianista virtuoso (1873), 60 ejercicios, de Charles-Louis Hanon. En el prólogo inicial, explica que
estos ejercicios son para desarrollar habilidad y rapidez en los dedos y se pueden tocar en una
hora, incluso en distintos pianos para adaptarse a cada uno de ellos. Permite el movimiento ágil de
los dedos y la movilidad de la muñeca en las octavas, arpegios, trémolos, etc. Son mecánicos y no
tienen signos de ningún tipo; están escritos en todas las tonalidades.
Método completo de piano op. 100 (y Pequeño método elemental de piano) de Henry Herz.
Incluye un prefacio y dos partes: teórica y práctica. En la parte teórica presenta: explicación de los
elementos de la música, la edad para comenzar a tocar, la elección del piano, descripción del
piano, posición de las manos, notación, digitación en general, el trémolo y otros diseños, los
pedales, modificaciones de intensidad y movimiento, de la manera de estudiar, la manera de
frasear y expresar, consejos de elección de repertorio y a los jóvenes que improvisan y componen.
En la parte práctica presenta: ejercicios de 5 dedos sin cambiar la posición de la mano y para
estudiar con el Dactylion, para la independencia de los dedos (con notas tenidas), para aprender a
percutir sin pasar el pulgar y también con el pase del pulgar acrecentando la dificultad. Luego
expone escalas, notas repetidas, etc. Llama la atención las escalas glissando en notas simples y
dobles¡. Alcanza un grado dificultad enorme en los ejercicios de notas dobles, octavas,
cruzamientos de manos, adornos, etc.
BIBLIOGRAFÍA
La interpretación de los instrumentos de teclado del siglo XIV al XIX. Howard Ferguson. Alianza
Música, 2003, Madrid (Oxford University express, 1975)