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EJERCICIOS DE REFERENTES

Ejercicio 1
Las siguientes oraciones están mal cohesionadas desde el punto de vista de sus
procedimientos referenciales. Para cada una de ellas, escriba la versión correcta. En
caso de vacío o ambigüedad, complete la información con los datos que considere
necesarios.

A. Mario Vargas Llosa llegará este martes a Lima para presentar la última novela del
autor de La ciudad y los perros.

B. Los fastidiados primos buscaron al inquilino para cobrarle su cuota. No dieron con el
inquilino, pero fueron recibidos por su esposa, quien esperaba nerviosa a los fastidiados
primos.

C. A la hora de comer, el niño y su padre siempre eligen lo que más les gusta. Este elige
carne; aquel elige papas fritas.

Ejercicio 2
Mejore la cohesión del siguiente texto:

Había una vez una niña muy caprichosa que lloraba a cada rato. Nadie sabía cómo
complacer a la niña. Lluvia (así se llamaba la niña) no se conformaba con nada. La
madre de Lluvia, Naturaleza, llegó a encontrarle utilidad. Naturaleza juntaba las
lágrimas de Lluvia y con ellas regaba las plantas, bañaba a los hermanitos de Lluvia y
preparaba la comida, aunque a Naturaleza le molestaba tener que estar secando el patio,
de tan inundado que lo dejaba Lluvia. Finalmente, Naturaleza decidió poner a Lluvia en
el jardín. Pero en el jardín los gritos de Lluvia se escuchaban demasiado cerca.
Naturaleza cambió de lugar varias veces a Lluvia, pues con sus lágrimas y sollozos
Lluvia no dejaba dormir a nadie. Naturaleza ya no sabía qué hacer con Lluvia.
Entonces, Naturaleza le pidió consejo a Dios. “Pon a Lluvia en el cielo”, recomendó
Dios a Naturaleza. Naturaleza pensó que poner a Lluvia en el cielo era una buena idea, y
así fue como un día Lluvia subió (sin dejar de llorar) por una escalera que parecía
infinita hacia el cielo. En el cielo se quedó. Y todavía Naturaleza sigue aprovechando
las ventajas de tener una hija tan llorona.

Ejercicio 3
Identifique a qué se refieren los elementos de referencia subrayados en los siguientes
textos.
A. Una vez que Celestina se ha despedido de Melibea, sale a la calle hablando para sí
misma como si fuera una desquiciada, hasta que al fin llega a su casa donde se
encuentra a Sempronio que hacía buen rato la esperaba. Salen juntos, y conversando se
dirigen rumbo a la casa de Calixto; Parmenio que desde la morada los ve llegar
conversando entre cuchicheos, comunica a Calixto sus observaciones. Pero el joven,
ansioso por recibir noticias, no le presta ninguna atención y le ordena que, sin
dilaciones, abra la puerta y conduzca de inmediato a su presencia a la mujer por la que
espera llegar a tocar el cielo. [De: La celestina, de Fernando de Rojas]

B. El pequeño comerciante francés está tan identificado con su negocio que, cuando
sale de él, pierde su personalidad. Cuántas veces me cruzo en mi barrio con hombres y
mujeres que me son conocidos, pero no podría afirmar si son el carnicero, el charcutero,
la verdulera o la mercera. Solo cuando los veo dentro de su marco habitual,
descuartizando una res, despachando patatas, o sirviendo vino, logro reconocerlos.
Diríase que ellos solo existen en función de los objetos que manipulan y dentro del
contexto de una actividad determinada. Esta actividad los individualiza, los dota de ser.
Fuera de ella se vuelven entes impersonales, anónimos, sujetos de una oración
incompleta a la que no sabemos qué complemento ponerle. [Texto 41 de Prosas
apátridas de Julio Ramón Ribeyro]

C. Juan Gaviota pasó el resto de sus días solo, pero voló más allá de los Lejanos
Acantilados. Su único pesar no era su soledad, sino que las otras gaviotas se negasen a
creer en la gloria que les esperaba al volar; que se negasen a abrir sus ojos y a ver. Lo
que antes había esperado para toda la bandada, lo obtuvo ahora para sí mismo; aprendió
a volar y no se arrepintió del precio que había pagado. Juan Gaviota descubrió que el
aburrimiento y el miedo y la ira son las razones por las que la vida de una gaviota es tan
corta, y al desaparecer aquellas de su pensamiento, tuvo por cierto una vida larga y
buena.
Vinieron entonces al anochecer y encontraron a Juan planeando pacífico y solitario en
su querido cielo. Las dos gaviotas que aparecieron junto a sus alas eran puras como luz
de estrellas, y su resplandor era suave y amistoso en el alto cielo nocturno. Pero lo más
hermoso de todo era la habilidad con la que volaban; los extremos de sus alas
avanzando a un preciso y constante centímetro de las suyas. [De: Juan salvador
Gaviota de Richard Bach]

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