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Obra “CONSTRUYENDO EL FUTURO”, Maestro Mario Ayerbe Gonzáles

PROPUESTA
DE PAZ
Solución Práctica al Conflicto
Armado de Colombia

FERNANDO BERMÚDEZ ARDILA

CENTRO DE ESTUDIOS POLÍTICOS E INVESTIGACIONES HISTÓRICAS


BOGOTÁ, COLOMBIA
Titulo original:
PROPUESTA DE PAZ
Solución Práctica al Conflicto Armado de Colombia
Edición:
CENTRO DE ESTUDIOS POLÍTICOS E INVESTIGACIONES HISTÓRICAS
Fernando Bermúdez Ardila
Impresión:
Dígitos y Diseños
www.digitosydisenos.com.co
© 2008
CENTRO DE ESTUDIOS POLÍTICOS E INVESTIGACIONES HISTÓRICAS
© 2008: Fernando Bermúdez Ardila
Segunda edición: febrero 2007, 10.000 ejemplares
Primera edición: abril 2006, 10.000 ejemplares

D.R. por la presente edición


CENTRO DE ESTUDIOS POLÍTICOS E INVESTIGACIONES HISTÓRICAS
Teléfono: 256 8296
propaz21@yahoo.es - www.propuestadepazcolombia.com
Bogotá, Colombia

Reservados todos los derechos.


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sin permiso del autor.
Ref: / ISBN 978-958-44-0249-3
Impreso en Colombia.
A mis viejos Jesús María Bermúdez y Bermúdez (q.e.p.d.)
y Nancy Ardila Castro.

A mi querida esposa Pili, toda amor y ternura.

A mis hijos, Rafa, Sofi y Juandas la fuerza de mi vida.

A mis futuros nietos una Colombia en Paz para ellos……


para todos.
Contenido
Prólogo 11
Capítulo I
Caminando Hacia el Presente 15
• Colombia, un país de confrontaciones 17
• Los procesos de paz 17
• Influencia de la Revolución Cubana 19
• La insurgencia en Colombia 20
• Primeros diálogos de paz 22
• Resultados de los procesos de paz 24
• La incidencia del narcotráfico 27
• Alianza entre el narcotráfico y la guerrilla 30
• El paramilitarismo 31
• El desplazamiento forzado 32
• La indiferencia y la corrupción agravan 34
el conflicto armado
• 2006, otro año de violencia contra los más 35
inocentes: la población civil
• Descomposición de la sociedad 36
Capítulo II
Una Paz Minada 41
• La Patria Boba en el nuevo milenio 43
• Panorama actual de violencia en Colombia 43
• Incidencia del narcotráfico 45
• La narcoguerrilla en el 2007 50

7
Propuesta de Paz

• Las FARC se adueñan de más tierras para 52


el narcotráfico
• Migración de campesinos y otras víctimas 53
del conflicto a países vecinos
• Caso Ecuador 54
• Caso Venezuela 55
• Caso Panamá 57
• Inversión del Plan Patriota y de las FARC en 58
los últimos ataques
• Resultados oficiales (hasta enero de 2008) 59
• Justicia, Paz y Reparación 60
• Las posibles consecuencias de la 63
desmovilización
• Consecuencias a mediano plazo 66
• La vigencia del narcotráfico revive los grupos 68
desmovilizados
• Los perdedores indirectos 69
• Consecuencias a largo plazo 69
• La guerrilla lejos de llegar al poder 70
• Todo conflicto tiene límites 71
• ¿Cómo se percibe el futuro de los colombianos? 72
• La paz se hace con todos 73
• Con voluntad de paz las soluciones se hacen 74
realidad
• Las potencias del mundo ven un país rico lleno 75
de posibilidades
• Oportunidad del próximo presidente para hacer 76
la paz en 4 años
• Principios de la paz 77
• Por qué pensar en una Propuesta Práctica de 79
Paz para Colombia
• El Estado, garante de derechos 81

8
• Qué se requiere para hacer realidad 82
La Propuesta

Capítulo III
Solución Práctica Al Conflicto Armado 83
• Los pobres más pobres 85
• La riqueza de Colombia sin aprovechar 86
• Proyecto de vida para los ex combatientes, 87
desplazados y desmovilizados
• Tratamiento judicial 88
• Conformación de 25 colonias, “Laboratorios 89
de Paz”
• Construyendo un proyecto de vida propio 90
• El costo de La Propuesta 92
• Segunda fase de La Propuesta 94
• Cultivos de palma africana y caña de azúcar 95
para generar riqueza al país
• Creación de 25 complejos de producción de 95
aceite de palma africana
• Cultivos de caña de azúcar 97
• Diseñar un programa de educación ambiental 98
• La seguridad de las 25 colonias 100
• Alternativas para los jefes y cúpulas armadas 102
ilegales
• Gravamen del 4 por mil financiaría la totalidad 103
de La Propuesta
• Más dinero del Estado, hoy dispuesto para 105
la guerra, que puede contribuir para la paz
• El Plan Colombia 106
• El costo beneficio de la guerra 109
• El narcotráfico 110
• Secuestro 110

9
Propuesta de Paz

• Minas antipersonas 110


• Muertes de miembros de la Fuerza Pública 112
• Costos directos 113
La actualidad de Colombia hoy. 119
Breve reseña histórica
(marzo de 2006-enero de 2008)
Bibliografía y Referencias 127

10
Prólogo

M ás que una obra literaria, el libro es un documen-


to descriptivo y analítico de los procesos y acti-
vidades que en su buena intención de Paz han
desarrollado los últimos gobiernos colombianos, de final
de siglo y de comienzos del nuevo milenio, en medio de
las dificultades adversas generadas al desconocimiento
y violación permanente de la normativa humanitaria por
parte de los grupos armados al margen de la ley.

De igual manera presenta, bajo un contexto nacional, la


evolución e influencia del narcotráfico en las células ar-
madas ilegales, fenómeno que ha contribuido al fracaso
de las negociaciones de paz y se ha aprovechado de las
necesidades socioeconómicas del combatiente común,
el campesinado, desplazados y otros damnificados del
conflicto armado, demostrando que el narcotráfico persis-
tirá, mientras existan quienes cuiden los cultivos ilícitos.

Debido al desequilibrio agudo y progresivo en el aspec-


to socioeconómico de Colombia, donde el potencial de
riqueza natural se destaca entre los primeros lugares
del mundo, en contraste a los altos niveles de marginali-
dad y pobreza de la mayoría de los ciudadanos, resulta
apremiante la puesta en marcha de una reestructuración
total de la sociedad, comenzando por retomar un viraje
personal, desde los intereses y necesidades familiares y

11
Propuesta de Paz

laborales, para llegar a forjar un compromiso serio con el


futuro de nuestra nación.

Propuesta Práctica de Paz

El planteamiento de una solución práctica al conflicto ar-


mado ofrece un proyecto de tal magnitud, que posibilita
una solución de paz para todos los actores y damnifica-
dos del conflicto armado, contando con el dinero que el
Estado recauda sin que se recurra a la imposición de
nuevos impuestos. Igualmente propende por ser justa,
equitativa y realizable económica, política y socialmente.
Necesita primordialmente de la voluntad del gobierno.

Se requiere que el próximo presidente de la República,


quien dirija al país durante el cuatrienio 2006-2010, se
apropie y realice los ajustes, modificaciones, aclaracio-
nes y sustentaciones necesarias para su ejecución.

Resulta de vital importancia la buena voluntad del presi-


dente, del Congreso de la República, de los combatien-
tes y víctimas del conflicto ya sean guerrilleros, parami-
litares, desplazados, narcoagricultores, la sociedad civil,
los representantes del Estado, la Iglesia, la comunidad
nacional e internacional y demás organismos que han
acompañado los procesos de diálogos y negociaciones,
para que sean garantes en el desarrollo y ejecución de
esta propuesta.

Todos los colombianos deben unir sus esfuerzos en pos


de un mejor país para sus hijos. Por ello, convoco a tra-
vés de esta obra, a los honorables dirigentes de la patria,
del sector público y privado, candidatos a la presidencia

12
de la República, jerarcas eclesiásticos y demás represen-
tantes sociales, económicos y académicos del país, con
la exclusiva pretensión de contribuir a la paz que merece
Colombia, como patriota interesado en promover el desa-
rrollo social y económico de mis conciudadanos, sin nin-
guna aspiración ni representación política y protagónica.

Fernando Bermúdez Ardila


Ciudadano Colombiano

13
Capítulo I
Caminando hacia el presente
Capítulo I
CAMINANDO HACIA EL PRESENTE

Colombia, un país de confrontaciones

L os orígenes de la violencia en Colombia son motivo


de diversas posiciones en cuanto a sus causas; sin
embargo, es claro que desde los inicios de vida re-
publicana de nuestro país, hemos vivido largos períodos
de violencia hasta nuestros días.

Los procesos de paz

Desde el cuarto lustro del siglo XIX se generó una con-


frontación entre los partidos de la época, Radical y Re-
publicano, en torno al control del poder, que condujo
posteriormente a gobiernos de facto como los de José
María Obando del Campo, José María Melo Ortiz y To-
más Cipriano de Mosquera, entre otros, luego abatidos
en cortos períodos, causando grandes enfrentamientos
bélicos entre sus seguidores.

Se pudo lograr una estabilización democrática y política


en los años ochenta con el gobierno de Rafael Núñez
Moledo y la Constitución de 1886, que reemplazó las efí-
meras de cada uno de los gobiernos anteriores a este.

Este corto período de paz se vio duramente truncado con


la Guerra partidista de los Mil Días, que no solo costó la
vida de miles de centenares y la pérdida de ilustres líde-
res como Rafael Uribe Uribe, sino que también permitió
que Panamá se segregara de la soberanía en medio del

17
Propuesta de Paz

caos y la confrontación. Esta guerra alcanzó dimensio-


nes muy superiores a sus antecesoras; pues se desarro-
lló en varias regiones del país, llevando muerte y terror a
casi todo el territorio nacional.

Las primeras décadas del siglo XX tuvieron una calma


relativa, lográndose una estabilización política y demo-
crática, junto a un ligero crecimiento económico, que se
vio empañada con un hecho aislado pero significativo
dentro de las luchas sindicales: la huelga y posterior ma-
sacre de trabajadores de las bananeras en el departa-
mento de Magdalena a finales de los años veinte.

El país, instigado por los partidos Liberal y Conservador,


se sumió nuevamente en enfrentamientos bélicos a me-
diados de la década de los cuarenta, bajo el gobierno de
Mariano Ospina Pérez. Durante la época, pueblos ente-
ros fueron destruidos y aniquilados. El período más vio-
lento, donde se vivió una guerra degradante y cruel, tuvo
lugar en la férrea administración del presidente Laureano
Gómez, denominado El Hombre Tempestad, de origen
derechista y conservador. A su régimen puso fin la Junta
Militar encabezada por el General Gustavo Rojas Pinilla,
quien al ser también derrocado, funda en 1962 la Alianza
Nacional Popular (ANAPO), partido político con el que
pierde las elecciones del año 1970 frente a Misael Pas-
trana Borrero, consideradas fraudulentas por el estrecho
margen de ganancia.

Aún se recuerdan historias macabras que tuvieron lugar


en algún pueblo del Tolima, Cundinamarca o Boyacá,
entre otros. Fue más de una década donde los hijos so-
brevivientes de aquellas masacres crecían a la par de

18
sus acciones de venganza, que ejecutaban con lujo de
detalles, dentro de un espiral de violencia y agresividad
social.

Esta guerra condujo a la gestación de guerrillas partidis-


tas emulando lo sucedido un siglo atrás y llevando muer-
te a cualquier rincón, por el simple hecho de no pertene-
cer a un mismo partido político.

Luego de la pacificación del gobierno del general Gustavo


Rojas Pinilla, algunas de estas guerrillas no encontraron
su paz y disolución, sino, por el contrario, se convirtieron
en los primeros grupos al margen de la ley; adoptando
nuevas ideologías que representaran sus intereses par-
ticulares y los de sus seguidores o conformando los pri-
meros grupos rurales de delincuencia común que causa-
ron desplazamientos hacia cascos urbanos y ciudades
capitales.

Influencia de la Revolución Cubana

En la segunda mitad de la década de los cincuenta, se


dio en Cuba la revolución socialista de Fidel Castro, Er-
nesto Che Guevara y otros líderes guerrilleros de izquier-
da, motivando el nacimiento de grupos insurgentes en
varios países de América.

En Colombia fue más fácil la germinación de esta empre-


sa revolucionaria, al encontrarse ya consolidadas peque-
ñas guerrillas que encontraron asidero en la ideología de
izquierda y les ayudó a resarcir sus inconformidades por
la falta de presencia del Estado en los renglones más
pobres de la sociedad.

19
Propuesta de Paz

Ya con una postura ideológica y una ejemplificación de


ella, fue más fácil incorporar nuevos seguidores a sus
movimientos insatisfechos y desdeñados por una ausen-
cia de Estado en varias regiones y estratos de la pobla-
ción colombiana, atrayendo no solo campesinos, sino
citadinos de estratos bajos quienes encontraron repre-
sentación por primera vez.

La insurgencia en Colombia

Durante la presidencia de Alberto Lleras Camargo, el go-


bierno hizo presencia militar, a fin de acabar con estos
grupos insurgentes, mediante dos acciones tendientes
a su debilitamiento: inversión social en municipios que
rechazaran a estos movimientos y el aislamiento e incur-
siones militares sorpresa para quienes siguieran a las
guerrillas.

Esta operación se denominó Marquetalia, haciendo refe-


rencia a la población donde nació el movimiento liderado
por Pedro Antonio Marín, hoy conocido como Manuel Ma-
rulanda Vélez, Tirofijo, máximo jefe de las autodenomi-
nadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-
Ejército del Pueblo (FARC-EP). Sin embargo, los resul-
tados no se alcanzaron, y por el contrario, el país se vio
inmerso nuevamente en una guerra atomizada, llevando
a estos grupos a las montañas y zonas de difícil acceso.

Estos nuevos hechos se gestaron bajo la nueva tendencia


de izquierda, desarrollada en China por Mao Tse Tung,
creador de la lucha de guerra de guerrillas, que pretendía
lanzar el conflicto bélico hacia muchos frentes, haciendo
inviable la eliminación de los movimientos insurgentes.

20
El segundo mandato del denominado Frente Nacional,
bajo la presidencia de Guillermo León Valencia, tomó una
acción decidida para acabar estos grupos. Atacó militar-
mente por tierra y aire las zonas de concentración gue-
rrillera, dando muerte a varios militantes y capturando
a otros tantos, meses después de haber propuesto una
amnistía a quienes se entregaran y se reinsertaran a la
vida civil. Sin embargo, con la decisión militar de Valen-
cia no se logró el objetivo de acabar con la insurgencia, y
sí causó sensación de desconfianza y traición por parte
del gobierno, ante el cambio radical de paz por guerra.

A finales de los ochenta las FARC se consolidan como


un movimiento guerrillero compacto y fortalecido en los
sectores más abandonados de la nación. Varios miem-
bros de este grupo, pese a compartir las ideas de izquier-
da, decidieron conformar nuevos grupos con tendencias
diferentes como lo fueron el ELN, EPL y el M-19 entre
otros.

El M-19 fue el grupo armado más joven que nació como


rechazo a la presidencia de Misael Pastrana Borrero.
Realizó golpes de opinión para generar posiciones positi-
vas en segmentos como la clase media, donde incorporó
militantes con acervo intelectual. Esto lo distinguio de los
demás grupos al margen de la ley.

En 1974, el M-19 perpetró el robó de la espada de Si-


món Bolívar; en 1979, robó más de 5 mil armas en la
guarnición militar del Cantón Norte de Bogotá, bajo la
presencia de centenares de militares y en 1980 se toma
la Embajada de la República Dominicana. Estos hechos
condujeron a una ola de represión y encarcelamientos

21
Propuesta de Paz

de miembros del M-19, de otros grupos guerrilleros y de


activistas políticos y sociales.

En 1978, el entonces presidente Julio César Turbay


Ayala, conformó la primera comisión de paz con el fin
de lograr una concertación con los grupos armados al
margen de la ley. No obstante, durante este gobierno se
presentaron los hechos más osados, causados hasta la
época por grupo insurgente alguno.

Como resultado de la comisión de paz, se da una amnis-


tía restringida a los desmovilizados y para aquellos que
siguieran en la lucha armada se promulgó el estatuto de
seguridad, criticado y defendido en diversos sectores por
su rigurosidad.

Primeros diálogos de paz

En enero de 1983, las FARC se sientan por primera vez


a hablar de paz, bajo la presidencia de Belisario Betan-
cur Cuartas. Se pacta una tregua armada, minada per-
manentemente por enfrentamientos mutuos, que al final
conllevan a la reactivación de las hostilidades. Así mis-
mo, se presenta en 1985 el hecho más lamentable y re-
presentativo de la lucha armada: la toma del Palacio de
Justicia por el M-19, donde murieron 95 personas y hubo
más de un centenar de desaparecidos.

Los primeros acercamientos serios con el fin de concer-


tar una paz negociada, surgieron a finales de los años
setenta y en el transcurso de la década de los ochenta,
dando finalmente frutos bajo el mandato del Presidente
Virgilio Barco Vargas.

22
El más representativo acto de paz ocurrió en 1989, con
la desmovilización y reinserción a la vida civil del M-19;
pese a situaciones que pusieron en peligro este proceso,
como el asesinato de su líder Carlos Pizarro León Gómez
y del líder de izquierda Bernardo Jaramillo Ossa, quienes
en ese entonces eran candidatos a la Presidencia de la
República. Estos episodios trágicos hicieron que grupos
como el ELN y EPL siguieran el camino del M-19 y conti-
nuaran en la clandestinidad.

Sobre la desmovilización del M-19, si bien sus máximos


líderes se mezclaron en la vida civil y hoy varios de ellos
son reconocidos activistas políticos, muchos de sus
miembros y combatientes migraron hacia otros grupos
ilegales, guerrilleros y delincuencia común.

Como sus antecesores, el entonces presidente César


Gaviria Trujillo estableció diálogos de paz con otros ac-
tores armados como el Quintín Lame, EPL y PRT, entre
otros. Esto condujo al establecimiento de la Asamblea
Nacional Constituyente en 1991, con la idea de ofrecer
espacios políticos.

Por esta época, las FARC mantuvo su distanciamiento


con el Gobierno, siendo objeto de acciones militares que
buscaron su eliminación sin conseguirlo. Con el paso de
los años, tal grupo guerrillero se fortalece al reclutar ex
miembros de grupos desmovilizados.

Con el gobierno de Ernesto Samper Pizano, se reiteró


la intención de paz, pero las FARC mantienen su belige-
rancia, solicitando la renuncia del entonces presidente y
retirándose de las mesas de diálogo.

23
Propuesta de Paz

Durante este gobierno se realizó el primer acuerdo hu-


manitario con las FARC, que permitió la liberación de 60
soldados que habían sido secuestrados en el ataque a la
base militar de Las Delicias el 15 de junio de 1997.

Para las elecciones de 1998, este grupo armado adquirió


un papel protagónico como nunca antes, una posición
política que llevó a la elección de Andrés Pastrana Aran-
go, con una agenda de paz trabajada entre las partes.
Esto culminó con la creación de una zona de despeje en
en los cinco municipios de mayor presencia guerrillera.

Desde el inicio de tal laboratorio de paz, se presenta-


ron hechos que fueron deteriorando el proceso, como
la desconfianza manifiesta del grupo armado, a pesar
de las acciones esforzadas del gobierno y la comunidad
internacional para facilitar la desmovilización.

Pese a los innumerables compromisos comunes, las


FARC incumplen permanentemente los acuerdos, efec-
tuando en 1998 ataques a miembros de la fuerza públi-
ca de la Base Antinarcóticos de Miraflores, en el sur del
país. Asesinaron líderes indigenistas norteamericanos;
tomaron por las armas varios municipios del territorio na-
cional y llevaron a cabo una serie de secuestros masi-
vos, hechos que pusieron de manifiesto su desinterés en
finalizar el conflicto armado.

Resultados de los procesos de paz

El gobierno del presidente Andrés Pastrana Arango in-


sistió en la permanencia de la zona de distensión en el
Caguán, procurando los hechos de paz con el fin de man-

24
tener en la mesa de diálogo a las FARC, que en diversas
ocasiones la suspendieron de manera unilateral.

Finalmente, ocurrió el hecho advertido y temido por toda


la comunidad: la cancelación de la zona de distensión y
el rompimiento de los diálogos.

Esta situación se precipitó debido a amargos sucesos,


como la retención del avión de la aerolínea Aires en el
departamento del Huila, donde resultó secuestrado el se-
nador Jorge Eduardo Gechen Turbay. Simultáneamente,
se produjo en Valledupar, departamento del Cesar, el se-
cuestro de la ex ministra de Estado, Consuelo Araújo No-
guera, La Cacica, quien murió en un operativo de rescate.

No era un secreto que los 44 mil kilómetros cuadrados


entregados como zona de despeje para la mesa de
negociación, de la cual hacían parte los municipios de
Mesetas, Vistahermosa, Granada, La Macarena y San
Vicente del Caguán, se habían convertido, durante los
tres años y medio que duró la zona de despeje, en una
micro-república de estado nacional.

Esta región se transformó en un territorio delincuencial.


Desde allí despegaban aviones cargados de cocaína y
aterrizaban cargados de dólares. Así mismo, se convir-
tió en el centro de concentración de la mayoría de los
secuestrados del país, desde comerciantes y ganaderos
hasta reconocidos parlamentarios.

En esta zona de despeje se planeaba la ejecución de


secuestros en forma masiva, como la toma del edificio
Torres de Miraflores en el centro de Neiva, donde se-

25
Propuesta de Paz

cuestraron once personas,entre ellos la representante


a la Cámara Gloria Polanco de Lozada, esposa del fa-
llecido ex senador de la República y ex gobernador del
departamento del Huila, Jaime Lozada Perdomo ―ase-
sinado en un ataque terrorista de las FARC.

En la misma zona de despeje ejercían autoridad judi-


cial, política y militar los miembros del secretariado de
las FARC, quienes construyeron suntuosas residencias,
haciendas, centros de recreación y se movilizaban en los
más lujosos vehículos que eran robados a sus dueños
en diversas ciudades de Colombia. Aún se observan las
construcciones y maquinarias abandonadas como tes-
tigos silenciosos de la opulencia y el derroche de las
FARC en su época de gobierno en los 44 mil kilómetros
cuadrados que el presidente Andrés Pastrana entregó de
buena fe y en representación de todos los colombianos
que votaron por él, eligiéndolo presidente de la Repúbli-
ca, apostándole a la Paz y a la reconciliación nacional.

Durante los últimos 50 años de lucha interna, sin tener en


cuenta los años de guerra partidista anterior, el país ha
tenido que llorar millones de muertos, campesinos des-
arraigados, desplazados y otras víctimas de la guerra.
Esto, sin hacer inventario de las pérdidas económicas
del período de no desarrollo, pese a los esfuerzos que
se han hecho en los pasados 25 años.

De acuerdo con la Federación Internacional de Derechos


Humanos (FIDH), durante los 40 meses y 17 días que
duró el proceso de diálogo con las FARC, se presentaron
más de mil masacres, más de un millón de desplazados,
con un promedio de veinte muertes diarias por razones

26
políticas; cifras imputables en dos terceras partes al Es-
tado y su proyecto militar. También se produjeron en el
mismo período cerca de diez mil secuestros, atribuidos
más de un 30% a los grupos guerrilleros; además de las
innumerables tomas de pueblos, destrucciones de la in-
fraestructura eléctrica, oleoductos, puentes y vías de co-
municación, entre otros.

La incidencia del narcotráfico

Paralelo al fenómeno de la violencia guerrillera, desde la


segunda mitad de los años setenta se ha desarrollado un
segundo actor de descomposición social: el narcotráfico.

Entre los años sesenta y setenta, se inician las primeras


exportaciones ilícitas de sustancias psicoactivas como la
marihuana y la cocaína a diversos países de Norteamé-
rica y Europa. La siembra de marihuana y coca comien-
za a proliferar en tierras como la Amazonía y el Pie de
Monte Llanero, a cargo de colonos campesinos que se
asentaron en estas zonas buscando una mejor vida.

La concentración de la tenencia de la tierra, su valori-


zación y el acompañamiento de decisiones políticas de
inequitativa distribución, hicieron que los campesinos de
diversos lugares decidieran migrar a regiones vírgenes
como el Darién Antioqueño, el Bajo Cauca, el Macizo
Andino, el Nudo de Paramillo, la Serranía de San Lucas
y el Valle del río Magdalena, la región de Tunebia/Sarare,
la baja vertiente septentrional del río Magdalena, los lla-
nos del Casanare, y la región amazónica, entre otros.

El fin era buscar mejores medios de supervivencia, aún


en regiones alejadas y carentes de infraestructura vial,

27
Propuesta de Paz

comunicaciones y servicios públicos. Inicialmente, los


colonos se dedicaron a explotar la tierra para producir
recursos de autoabastecimiento, que posteriormente, y
luego del equilibrio de sus familias, entraron a comerciali-
zar en las lejanas poblaciones con una baja rentabilidad.

Buscando suplir sus apremiantes carencias, vieron como


única alternativa aceptar los narcocultivos y labores de
recolección de hojas de coca, a cambio de ingresos sus-
tancialmente superiores, que les brindaron la satisfac-
ción de sus necesidades, creando así un mundo ilusorio
de riqueza.

La abundancia generada por el narcotráfico, condujo a


un incremento exagerado de los precios de los artículos
comercializables y, paradójicamente, a lujos en medio
de asentamientos sin infraestructura alguna. Esta ilusión
monetaria vivida durante dos décadas, causó una paula-
tina descomposición en la sociedad, primando el dinero
sobre los valores y las relaciones humanas.

Entre los colonos surgen los primeros pequeños “capos”,


quienes acentúan la causa de la migración y la concen-
tración de tierras en pocas manos. Esta sed de riqueza
permite la organización de carteles, que al elaborar ru-
tas seguras de tráfico de drogas al exterior, reciben altos
ingresos, adquieriendo una posición social y política es-
tratégica. El país observa, tolera y acepta a esta nueva
clase dirigente en sus estamentos sociales, políticos y
económicos; de ahí que en 1982 Pablo Escobar Gaviria
sea elegido como representante suplente a la Cámara
en el Congreso de la República, por el departamento de
Antioquia.

28
Vertiginosamente escalan en la sociedad y entran al to-
rrente económico recursos provenientes de su actividad
ilegal. Todo lo que pueda poner en peligro su rápido as-
censo es enfrentado y eliminado, incluso presentándose
pugnas entre carteles por el dominio de sus negocios.

Ante la aparición de esta nueva violencia el gobierno Be-


tancur decide poner al descubierto el fenómeno. Así, ini-
cia una nueva ola de terror nacional que emprende con
los asesinatos del ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bo-
nilla, y del procurador Carlos Mauro Hoyos, hechos que
demuestran al país la clara intención del narcotráfico de
pasar por encima de la institucionalidad.

Se fortalecen capos como Pablo Escobar, Carlos Ledher,


Gonzalo Rodríguez Gacha, José Santacruz Londoño, los
hermanos Ochoa Vásquez y la familia Rodríguez Orejue-
la. Se rodean de ejércitos y lugartenientes encargados
de su protección y adquieren bienes por sumas exorbi-
tantes, causando un alza en los precios y una ilusión de
abundancia de recursos en el sistema económico.

El Estado se vale de la extradición como mecanismo de


castigo a los miembros de estas organizaciones delicti-
vas. Es así como Carlos Ledher, pedido por los Estados
Unidos, resulta enviado por delitos relacionados con el
narcotráfico.

La radicalización del conflicto conlleva finalmente al


asesinato del candidato presidencial Luis Carlos Galán
Sarmiento, fuerte detractor del narcotráfico e inminente
sucesor presidencial de Virgilio Barco Vargas. Tal hecho
conduce al gobierno a enfilar sus esfuerzos en la perse-

29
Propuesta de Paz

cución del narcotráfico, arrastrando al país a un período


de terrorismo sin cuartel. Los narcotraficantes persegui-
dos atacan indiscriminadamente las concentraciones de
personas, mediante atentados que dejan centenares de
muertos y heridos. Atentan contra la institucionalidad,
ejemplo de ello es el ataque contra las instalaciones
del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS)
en 1992. También atacan a la policía y a las fuerzas del
orden, poniendo como precio tres millones de pesos,
aproximadamente 1.250 dólares, por la muerte de cada
uno de sus miembros.

Con el fin de evitar su persecución y captura, los narco-


traficantes proponen el pago de la deuda externa colom-
biana a cambio del perdón de sus culpas. Esta propuesta
no fue aceptada por el gobierno, pues su planteamiento
excluye la posibilidad de la cesación de sus actividades
ilícitas. Luego de una década, son capturados o muertos
los más representativos capos: Pablo Escobar, Carlos
Ledher, Gonzalo Rodríguez Gacha, José Santacruz Lon-
doño, Iván Urdinola, los hermanos Ochoa Vásquez y la
familia Rodríguez Orejuela, entre otros.

Pese al desmantelamiento de los carteles de Cali y Me-


dellín, famosos en el mundo por comercializar más del
70% de la cocaína, los negocios se atomizaron en car-
teles más pequeños y de menor perfil como el del Norte
del Valle y de la Costa, que prosiguieron con las activida-
des de sus antecesores.

Alianza entre el narcotráfico y la guerrilla

Esta nueva alianza surge a finales del siglo pasado,

30
cuando los grupos alzados en armas proveen de vigilan-
cia a los carteles de la droga y terminan apropiándose
de sus negocios, generando en el país el fenómeno de
la narcoguerrilla.

Gracias a esta modalidad, los grupos armados al margen


de la ley se nutren de recursos económicos para finan-
ciar sus actividades insurgentes, permitiéndose adquirir
sofisticado armamento y recibir capacitación de recono-
cidos grupos y terroristas internacionales.

Si bien el estado colombiano ha enfrentado de manera


directa el narcotráfico, que ha costado la vida de millares
de colombianos inocentes abatidos a consecuencia de
atentados con bombas y explosivos de toda clase; hoy, el
fenómeno sigue latente en manos de otras organizacio-
nes ilegales más fortalecidas, que mantienen la actividad
del narcotráfico como su principal fuente de financiación.

Actualmente, los grupos ilegales reciben recursos en


grandes cantidades, gracias al narcotráfico, la extorsión
y el pago de rescates por secuestros. Estas actividades
ilícitas los han conducido a cambiar su razón de ser: de
una organización idealista con un discurso político a una
organización terrorista y lucrativa, que no busca el bene-
ficio de la sociedad, sino el de una minoría constituida por
los mismos jefes de los grupos armados ilegalmente.

El paramilitarismo

A mediados de los años ochenta surge un movimiento


que pretende el asesinato de secuestradores como con-
trapeso a la guerrilla, Muerte a Secuestradores (MAS).

31
Propuesta de Paz

Estos grupos, denominados de autodefensa, reúnen en


sus inicios militantes afectados por acciones guerrilleras,
que victimaron a más de 14 mil colombianos desde 1998
hasta el 2003, de acuerdo con la investigación realizada
por el Banco de datos del Centro de Investigación y Edu-
cación Popular (CINEP).

El paramilitarismo comenzó con 850 hombres y hoy es el


segundo grupo armado al margen de la ley, después de
las FARC. Recibieron apoyo económico de terratenien-
tes y ganaderos, entre otros; víctimas de extorsiones y
asesinatos en sus familias, quienes entregaban fuertes
sumas de dinero a cambio de protección.

Así como la guerrilla se fortaleció en los noventa, los gru-


pos paramilitares también crecieron, hasta casi alcanzar
en número a los militantes de la subversión en menor
tiempo que estos.

Para la conformación y financiación de tales grupos ha


sido importante la participación de sectores del narcotrá-
fico, esmeralderos, terratenientes, comerciantes e indus-
triales, los cuales han actuado de común acuerdo con
algunos miembros de la Fuerza Pública en cuanto a la
dotación de armamento, entrenamiento y acciones enca-
minadas a ejercer control en determinadas zonas.

El desplazamiento forzado

Este tercer factor de conflicto contribuyó a generalizar


fenómenos de desplazamiento y masacres por todo el
territorio nacional, concentrando en pocas manos las tie-
rras abandonadas por los campesinos presos del pánico
y la violencia.

32
Al igual que la guerrilla, los grupos paramilitares también
recibieron financiación de narcotraficantes, quienes com-
praban protección para sus actividades ilícitas.

Treinta años atrás, los campesinos tuvieron que migrar a


las grandes urbes ante la carencia de tierras en la fron-
tera agrícola, proliferando así los cinturones de miseria y
asentamientos ilegales. Cada uno de estos campesinos
lleva consigo sus necesidades y resentimientos, como
nueva expresión de violencia.

Los desplazados de fines del siglo XX e inicios del XXI


no solo han sido víctimas de la violencia de grupos ar-
mados ilegales como la guerrilla, el narcotráfico o para-
militares; sino también del Estado, que los ha marginado
y los sigue privando del acceso a la educación, salud,
empleo y vivienda digna.

De acuerdo con lo publicado por la Subdirección de Aten-


ción a la Población Desplazada de la Agencia Presiden-
cial para la Acción Social y la Cooperación Internacional
(Acción Social): “Para el año 2007, alrededor de 184.343
personas, que integran 45.644 hogares, fueron despla-
zadas de sus sitios habituales de vivienda o trabajo por
hechos de violencia o inseguridad asociados al escala-
miento del conflicto armado interno, lo que significa el
decremento del 19,3% respecto al año anterior.”

Ante la nueva realidad del conflicto armado, se requiere


una acción decidida de la sociedad de sensibilización y
rechazo a toda forma de violencia. Todos los colombia-
nos son parte de la sociedad, desde el más humilde de
los indigentes hasta el primer mandatario de la República.

33
Propuesta de Paz

La indiferencia y la corrupción
agravan el conflicto armado

Por pertenecer a esta sociedad, de una u otra forma,


todos hacemos parte del conflicto armado por acción u
omisión.

Por acción, son las personas que hoy están al margen de la


ley y pertenecen a grupos ilegales; por omisión, las perso-
nas que pasivamente se conforman viendo cómo la socie-
dad, nuestro núcleo familiar y las instituciones del Estado
han sido penetradas por el conflicto armado y la corrupción.

Políticos corruptos y otros dentro del negocio del nar-


cotráfico, miembros de los grupos ilegales y de la de-
lincuencia común, se han infiltrado en las instituciones
más prestigiosas, desde las mismas dependencias de la
Casa de Nariño, el Congreso de la República, los dife-
rentes ministerios, la Fiscalía General de la Nación, la
Procuraduría General de la República, y el DAS, hasta
las Fuerzas Militares de Colombia. De igual manera, al-
caldes, gobernadores, concejales y diputados de las di-
ferentes regiones del país han sido destituidos por nexos
con grupos de delincuencia común o grupos armados al
margen de la ley.

La organización Transparency International, publicó en


su edición 2005 el Índice de Percepciones de la Corrup-
ción, que mide el grado de este fenómeno en 159 países
del mundo. Colombia, según el informe, ocupa el puesto
número 14 entre los países más corruptos.

Por su parte, el ciudadano común, indolente y tolerante,

34
cree que el conflicto armado no le afecta, permitiendo
con su tolerancia que este continúe y nada hace por de-
fender sus derechos fundamentales consagrados en la
Constitución Nacional.

Pero quienes más confunden y le hacen daño al país,


son los que utilizan el conflicto armado como instrumento
de popularidad y engaño, con fines netamente individua-
les, electoreros o lucrativos, aprovechando los aportes
de los sectores nacionales e internacionales interesados
en el desarrollo social.

Es esta sintomatología social la que aprovechan los te-


rroristas amantes del negocio del narcotráfico para des-
estabilizar la sociedad, perjudicando a los más desprote-
gidos, como son los campesinos, los pobres, los que tie-
nen pocas posibilidades laborales y beneficios sociales.

Se pueden identificar claramente los entes activos del


conflicto, mientras resulta difícil señalarnos a nosotros
mismos como parte de un conflicto violento. Se detectan
con facilidad los sangrientos hechos cotidianos, mientras
que desconocemos con gran ignorancia nuestra indolen-
te actitud.

2006, otro año de violencia contra


los más inocentes: la población civil

Pese a los esfuerzos de paz de los últimos diez años,


donde se han invertido grandes recursos económicos, so-
ciales, políticos y militares en “diálogos” con las FARC, el
ELN y las “desmovilizaciones” de grupos paramilitares, el
año 2006 comienza con la misma violencia inmisericorde.

35
Propuesta de Paz

Los ejemplos de esta violencia son cotidianos: el ataque


a un microbús de transporte público donde resultaron
nueve personas muertas y once más heridas, entre ellas
una menor de edad; al siguiente día, una masacre contra
nueve concejales en Rivera, Huila. Tales hechos fueron
precedidos por otras agresiones en diferentes zonas del
país, las cuales desataron otra nueva ola de violencia,
afectando a más de cinco departamentos: la voladura de
dos torres de energía en 48 horas y la incineración de
diez vehículos de transporte público en el departamento
del Caquetá, en el mismo día. Posteriormente, el 23 de
febrero, fueron quemados otros cinco vehículos pertene-
cientes a ECOPETROL, en los departamentos de Arau-
ca y Norte de Santander.

Por lo menos dos decenas más de Colombianos han re-


sultado heridos y el número de desplazados, especial-
mente en La Macarena (Meta) y municipios vecinos, lle-
ga a las 2.000 personas, según datos de las autoridades
departamentales.

Miles de personas siguen siendo desplazadas dentro del


territorio nacional u obligadas a buscar refugio en otros
países; mientras las bajas de la Fuerza Pública alcanzan
el medio centenar en los dos primeros meses de este año,
en medio de la guerra sin cuartel que padece Colombia.

Descomposición de la sociedad

Los actores principales del conflicto armado son: el nar-


coparamilitarismo, la narcoguerrilla y la delincuencia co-
mún dedicada al narcotráfico; lo que convierte al país en
una narcosociedad.

36
Es cómplice del narcotráfico la persona que sabiendo los
orígenes ilícitos del dinero, vende sus propiedades a un
narcotraficante.

Los grandes terratenientes y latifundistas fueron due-


ños de las tierras hasta que el narcotráfico las adquirió
por exageradas sumas. Estos mismos terratenientes se
lucraron indirectamente del narcotráfico; entre ellos, re-
conocidas familias que hoy se escandalizan cuando se
habla de droga, narcoparamilitarismo y narcoguerrilla.

Son precisamente estas familias las que se pavonean


en lujosos clubes de las capitales, sintiéndose con de-
recho a señalar y juzgar, cuando fueron ellos o sus an-
tepasados quienes arrinconaron y obligaron al pequeño
campesino a abandonar sus parcelas haciéndolos parte
del conflicto. De esta manera, tratan de engañar a la so-
ciedad, olvidando que son tan responsables del conflicto
actual como los mismos grupos alzados en armas.

Otro fenómeno usual, es el del campesino que se ve obli-


gado a vender su parcela; ya sea porque encuentra un
buen precio con dinero ilícito o por el temor de ser vícti-
ma de las represalias de los grupos ilegales.

El narcotráfico nace de una sociedad pobre, que cultiva


la mata de coca en las regiones abandonadas por el Es-
tado, transformando este ilícito en un gran imperio. No
es un secreto que los grandes ejércitos de los paramili-
tares y de los grupos guerrilleros son financiados por el
narcotráfico. De acuerdo con la Fiscalía de los Estados
Unidos, las FARC han exportado más de 25 mil millones
de dólares en un período de casi diez años.

37
Propuesta de Paz

Estas tierras estaban en manos de campesinos humil-


des, pequeños propietarios y grandes terratenientes,
quienes pagaron con dinero que circulaba en el país y en
el exterior. Los antiguos propietarios de las tierras apro-
vecharon un momento de las décadas ochenta y noven-
ta, donde no podían tener mejor lucro por ellas. Hasta
este momento Colombia no había sufrido una crisis eco-
nómica como la que se dio en 1998.

Esta sobrevalorización de tierras y bienes encareció el


costo de vida; pues los narcotraficantes adquirían estos
terrenos al precio que tuvieran que pagar. Así, la socie-
dad se fue envolviendo en un manto de corrupción al ser
complaciente con el narcotráfico y recibir pagos de este.

En sentido general, las tierras adquiridas eran explota-


das en cultivos ilícitos o pasaban a ser improductivas y
dedicadas al esparcimiento de los capos del narcotráfi-
co, quienes hacían grandes derroches de dinero, cons-
truyendo bienes para lucir y alardear con su desbordada
riqueza. Además, empezaron a involucrarse en todas las
capas sociales, llenándolas de recursos ilícitos. Es así
como la sociedad no pudo escapar ante los alcances de
las actividades ilegales.

Una vez más, el campesino de ruana y alpargatas dejó


de ser dueño de las tierras, ahora en manos del narco-
tráfico. El conflicto en Colombia comenzó hace 50 años
y se agudizó ante la incapacidad de producción del cam-
pesino, que no poseía un pedazo de tierra donde hacer
uso de su azadón. De esta manera, los diversos grupos
alzados en armas encontraban con facilidad a campesi-

38
nos desprotegidos por el Estado y la sociedad para que
en lugar de un azadón empuñaran un fusil.

Cuando las columnas guerrilleras comenzaron a aumen-


tar, volviéndose una amenaza para los narcoterratenien-
tes, surgieron los primeros grupos paramilitares con el fin
de defenderse del nuevo peligro. Estos aprovecharon el
mismo caldo de cultivo que había encontrado la guerrilla
en los campesinos sin tierra.

Frente a esta situación, el agro cae; al tiempo que au-


menta el desplazamiento forzado de campesinos con la
disputa de tierras entre guerrilla y paramilitares, quienes
también encontraron en el narcotráfico un gran negocio
para financiar su guerra.

Al final, luego de la guerra del Estado contra el narco-


tráfico, este, lejos de desaparecer, pasó a concentrarse
en nuevos dueños: la narcoguerrilla y el narcoparamilita-
rismo, que antes se hallaban en conflicto por el dominio
de regiones y ahora por el negocio de la cocaína y la
heroína.

39
Capítulo II
Una Paz Minada
Capítulo II
UNA PAZ MINADA

La Patria Boba en el nuevo milenio

L os distintos dirigentes políticos, con sus constantes


disputas en procura del manejo del país, no se han
interesado por mantener las relaciones democráti-
cas entre los colombianos, como la manera sana y lógica
para lograr su desarrollo. Se han sumido en rencillas, sin
darle solución frontal a los verdaderos problemas de Co-
lombia en cuanto a la representatividad política, la equi-
dad económica, los alzados en armas, los secuestrados,
las masacres, la corrupción y el narcotráfico, entre otros.

Lo anterior, ha llevado a revisar y, desde luego, plantear


una y otra vez, esta hipótesis: Colombia ha perdido el
siglo XX, ha vivido otra Patria Boba con la misma sin-
tomatología de cuando el país, siendo parte de la Gran
Colombia, no pudo encontrar la conciliación política para
acabar con la guerra fraticida.

La época de la independencia ―después de 1819― es


recordada por la falta de un proyecto político único, que
impidió a los patriotas lograr la unidad económica y política
de los territorios integrados en La Gran Colombia. Mues-
tra fehaciente es la división y nacimiento de las hoy Repú-
blicas de Venezuela, Colombia, Perú, Bolivia y Ecuador.

Panorama actual de violencia en Colombia

Pese a los esfuerzos de los dos últimos gobiernos, de

43
Propuesta de Paz

organismos nacionales e internacionales, gubernamen-


tales y no gubernamentales en pro de alcanzar la paz,
las cifras de violencia en Colombia no dejan de sumar.

El Ministerio de Defensa declaró que en el año 2007 el


homicidio se redujo en 1,4% y las desapariciones forzo-
sas en 29,3%, debido principalmente a las amenazas de
muerte y enfrentamientos.

El CICR manifestó que tuvo conocimiento de más de


1.200 violaciones al Derecho Internacional Humanitario
(DIH), las cuales incluyeron, además, 390 desaparicio-
nes forzosas, 274 ejecuciones sumarias, 122 tomas de
rehenes y múltiples casos de amenazas. Las cifras de
secuestro han bajado; pero la diferencia es significativa,
pues se debe tener en cuenta que esta misma actividad
la ejercieron las desmovilizadas Autodefensas Unidas de
Colombia (AUC).

En el 2007, fueron asesinados o desaparecidos 30 de-


fensores de los derechos humanos, el índice más alto
de los últimos ocho años, según reporte el Observato-
rio para la Protección de los Defensores de Derechos
Humanos, programa conjunto de la Federación Interna-
cional de Derechos Humanos (FIDH) y la Organización
Mundial contra la Tortura, en su último informe. La misión
considera que la situación de los defensores de los dere-
chos humanos en Colombia continúa siendo de especial
gravedad. Los defensores son sujetos pasivos de serias
violaciones a los derechos humanos y al derecho inter-
nacional humanitario: asesinatos, desapariciones forza-
das, ejecuciones extrajudiciales, agresiones sexuales,

44
torturas, amenazas, desplazamientos forzados, señala-
mientos, detenciones y judicializaciones.

De acuerdo con el Alto Comisionado de Naciones Unidas


(ACNUR), un promedio diario de 23 familias se desplazan
de su lugar de origen, cifra que no es muy coherente con el
dato registrado por el gobierno colombiano en Acción So-
cial, que registra más de 120 familias diarias desplazadas.

Desde 1985 y hasta 2003, en Colombia han sido despla-


zadas más de 3 millones 100 mil personas. Tal número
refleja el impacto de despoblamiento de los campos pro-
ductivos en el país, en medianas y pequeñas extensio-
nes de tierra, ocasionando que cada día sean menos los
campesinos que alimentan al país y más los que van a
parar a los cinturones de miseria de las grandes ciuda-
des. Todo conlleva a una disminución en la productividad
y el aumento de la pobreza en los últimos 18 años.

Otro de los factores de desplazamiento forzado aplica


cuando en una familia hay un miembro dentro de la gue-
rrilla o el paramilitarismo, más si sus familiares residen
en una región con incidencia de la contraparte, pues los
obligan a abandonar sus predios y llegan a las ciuda-
des para invadir las esquinas afrontando el fenómeno de
la mendicidad. Este panorama demuestra que aún los
gobiernos y dirigentes no han desarrollado un proyecto
que ofrezca una solución real a los graves flagelos que
afronta el país.

Incidencia del narcotráfico

Ante la misma incapacidad del Estado para impartir la


ley y hacer presencia en los cordones de miseria de las

45
Propuesta de Paz

regiones apartadas del país, el narcotráfico se fortalece


en la sociedad.

Paradójicamente, en los ochenta, los grandes capos del


narcotráfico ―criminales para el mundo― eran líderes
populares en sus tierras, admirados y respetados por
hacer presencia activa al solucionar las necesidades
básicas de las clases menos favorecidas, que no tenían
acceso a servicios públicos elementales como salud,
agua y luz. Estos narcotraficantes eran vistos como ver-
daderos “Robbin Hood” de la época, ante la ausencia del
Estado.

Los jefes del narcotráfico se convierten en un botín elec-


toral importante para muchos reconocidos políticos del
país; tanto así, que el mismo Pablo Escobar logró ser re-
presentante al Congreso de la República y financió cam-
pañas de candidatos reconocidos, puesto que resultaba
económicamente atractivo hacer alianzas con ellos.

Carlos Ledher fundó, a comienzos de los años ochenta,


el Movimiento Latino Nacional en la ciudad de Armenia.
Organización que hizo amplia presencia y difusión en el
país y posteriormente se adhirió al grupo guerrillero M-19.

En ese entonces las leyes eran insuficientes para tomar


medidas sobre el nuevo fenómeno de enriquecimiento ilí-
cito y lavado de activos; pero por circunstancias morales
y con el transcurrir de algunos años de zozobra, el país
toma conciencia y decide frenar la situación.

No es un secreto que el cartel de Cali jugó un papel muy


importante en la Asamblea Nacional Constituyente de

46
1991, influyendo en la decisión de negar la extradición
de colombianos al exterior.

La Constitución de 1991 crea la Fiscalía General de la


Nación y le otorga herramientas para actuar frente al fla-
gelo del narcotráfico. Algunas de sus directrices fueron
acertadas y otras completamente erróneas; ya que inició
una cacería de brujas en todos los estamentos públicos
y privados del país, tratando de capturar a los posibles
narcotraficantes.

En la época, la justicia y sus estamentos le dieron mucha


atención al enriquecimiento ilícito, al lavado de activos
y al manejo de fortunas de dudosa procedencia. Algo
muy diferente al interés que las autoridades ponen ac-
tualmente en una lucha contundente contra el narcopara-
militarismo, el narcoterrorismo y las narcoguerrillas para
frenar el narcotráfico.

Se puede afirmar con toda seguridad que mientras exis-


tan cultivos ilícitos, habrá conflicto armado en Colombia;
pues la raíz del conflicto radica en el inmenso poder eco-
nómico que está detrás de estos grupos ilegales, quienes
han hecho alianzas con miembros importantes del sector
político, gubernamental y ejecutivo. Si se desmovilizan
40 mil o 50 mil miembros de la guerrilla o de las autode-
fensas y no se busca una solución integral al conflicto,
estos grupos seguirán enriqueciéndose y reclutando más
gente para que el negocio del narcotráfico continúe.

El narcotráfico sigue penetrando todos los estamentos,


desde policías locales que permiten el paso de suminis-
tros y productos químicos hacia las lejanas zonas donde

47
Propuesta de Paz

se cultiva la mata de coca y se construyen los laborato-


rios para el procesamiento de la droga, hasta jueces y
fiscales que se dejan seducir por el poder económico de
estos grupos armados y delincuenciales.

También los políticos regionales son influenciados, des-


de el concejal del pueblo hasta reconocidos integrantes
del parlamento nacional. Así lo dijo Salvatore Mancuso,
asegurando, a través de los medios de comunicación,
que ellos eran poseedores del 35% de los escaños en el
Congreso de la República.

Lo anterior, indica que la forma de exterminar el narco-


tráfico y acabar con el conflicto armado en Colombia,
es erradicando los cultivos ilícitos y desarrollando una
propuesta práctica de solución a los combatientes rasos
de los grupos ilegales al margen de la ley. Una propuesta
que tenga en cuenta a los campesinos sin tierra y des-
plazados, ofreciéndoles una alternativa de vida frente a
la única opción que tienen en este momento: seguir al
servicio de estos grupos armados, cuidando los cultivos
ilícitos.

El conflicto no se combate únicamente generando una


lucha armada en contra de quienes cuidan los grandes
cultivos de hoja de coca; pues ellos no son más que
campesinos al servicio de las organizaciones delictivas,
sea guerrilla o paramilitar. Se trata de desarrollar una es-
trategia ideológica, para que abandonen la vida ilegal,
haciendo inversión social en su beneficio.

La mayoría de las personas que trabajan para estas or-


ganizaciones delictivas solo perciben un salario mínimo

48
y están sometidas a seguir en esa economía, por falta de
oportunidades laborales que realmente suplan sus nece-
sidades básicas.

Mientras en los años ochenta y noventa solo existían tres


o cuatro carteles del narcotráfico, actualmente hay múlti-
ples minicarteles, que han aprendido la lección del no de-
rroche ni la fantochería. Estos pequeños capos, algunos
más ricos que los antiguos jefes de los carteles, están
inmersos en la sociedad y es muy difícil su de detección.
Ellos son quienes comercializan la droga, hacen el lobby
a nivel nacional e internacional, promueven el conflicto
armado y ejercen de intermediarios entre los grandes
productores y el comercio internacional. No son lo que
cuidan los cultivos ni los que están procesando la droga;
no incursionan en las montañas o selvas de Colombia,
que hoy son de dominio exclusivo de las guerrillas y los
grupos paramilitares.

El Estado no ha podido evitar que algunos de sus miem-


bros hagan parte o tengan vínculos con la guerrilla, los
paras o el narcotráfico. Las cúpulas de estos grupos ile-
gales también son incapaces de controlar a los jefes de
cuadrilla, a pesar de mostrarse al mundo como organiza-
ciones con jerarquías y estructuras sólidas.

La realidad es otra, cada jefe de cuadrilla es autoridad


dentro de su territorio. Cuando se rompieron los diálogos
de paz entre el presidente Andrés Pastrana Arango y la
cúpula de las FARC, tuvo lugar el asesinato de la ex mi-
nistra María Consuelo Araújo Noguera, La Cacica, hecho
hasta ese momento desconocido por el Secretariado de
las FARC, y el secuestro del senador Jorge Eduardo Ge-

49
Propuesta de Paz

chen Turbay, que demostró las rivalidades entre los grupos


y los jefes por el dominio de sus territorios ―cada cual en
defensa de intereses particulares creados en la guerra.

La narcoguerrilla en el 2007

En el reporte anual sobre Derechos Humanos del 2007,


el Departamento de Estado de los Estados Unidos culpa
a las FARC y al ELN de realizar asesinatos políticos, des-
apariciones forzadas, secuestros, ejecuciones de miem-
bros de la Fuerza Pública que se encontraban fuera de
servicio, asesinatos de funcionarios locales, desplaza-
mientos masivos, hostigamiento e intimidación a jueces
o testigos, irrespeto a los derechos de propiedad de los
ciudadanos, restricciones a la libertad de movimiento,
reclutamiento de menores, ataques contra activistas de
derechos humanos, crímenes de profesores, de líderes
comunales y, finalmente, el reclutamiento de mujeres
para su explotación sexual.

Durante el período de junio de 2006 a junio de 2007 la


guerrilla cometió 448 actos terroristas; lo cual representa
una caída del 35,3% respecto del mismo período para
el año anterior. El Ministerio de Defensa reportó 244 se-
cuestros extorsivos y cuatro secuestros en retenes le-
gales; sin embargo, el gobierno realizo también 150 res-
cates durante el mismo período de tiempo. Lo anterior
valida el hecho que los grupos ilegales alzados en armas
aún financian sus actividades por medio de secuestros y
trafico de estupefacientes.

El Departamento de Estado americano, asegura que las

50
FARC continúa realizando tomas de rehenes; así como
el ELN mantiene secuestrados desde hace ya varios
años a 56 políticos y militares, para presionar la realiza-
ción de un intercambio humanitario. Expone con claridad
que tanto paramilitares como guerrilleros violan sistemá-
ticamente los derechos de propiedad y privacidad de la
población civil, violentando la propiedad privada e inter-
ceptando sus comunicaciones para mantener un control
social excesivo sobre estas.

El informe denuncia a las FARC de múltiples delitos: el


reclutamiento de un gran número de mujeres, prohibién-
doles quedar en estado de embarazo (existen evidencias
contundentes demostrando que muchas al quedar em-
barazadas han sido ejecutadas). Establece que el mayor
número de crímenes realizados por las FARC están re-
lacionados con el negocio del narcotráfico; aunque tiene
importante incidencia el ajusticiamiento de presuntos co-
laboradores de los grupos paramilitares o de las autorida-
des gubernamentales, con el fin de despejar rutas para
el tráfico de narcóticos. Así mismo, realizan bloqueos y
paros armados para mantener el dominio sobre la po-
blación en sus zonas de influencia y minan los campos
como método de control territorial.

El Observatorio de Derechos Humanos del gobierno co-


lombiano asegura que los grupos armados ilegales han
vulnerado derechos políticos y democráticos, cometien-
do crímenes contra políticos y dirigentes. Durante el 2007
fueron asesinados ocho sindicalistas, un ex alcalde, 14
concejales, 38 indígenas, 22 maestros y un periodista.

51
Propuesta de Paz

Se presentan reducciones porcentuales del 80% en el


número de ejecuciones de alcaldes y concejales. Adicio-
nalmente, muchos alcaldes tuvieron que renunciar a sus
cargos debido a amenazas proferidas contra sus vidas.

L as FARC se adueñan de más


tierras para el narcotráfico

Los grupos guerrilleros continúan con la expropiación de


tierras y la intimidación a las comunidades rurales, con
el fin de seguir sembrando la mata de coca y perseguir
a los cultivadores de palma y de otros cultivos lícitos, co-
brando vacunas por la producción. Al mismo tiempo, los
campesinos reciben presiones del gobierno para firmar
acuerdos colectivos que permitan mantener los cultivos
lícitos, como es el caso de 289 familias de nueve veredas
del corregimiento de Pachelly en Tibú.

Las FARC persisten en su presión a los campesinos y


promoviendo paros armados en diferentes zonas del te-
rritorio nacional; bloquean el comercio y el transporte que
va hacia las ciudades, queman automotores en las prin-
cipales carreteras, entre otros actos terroristas, aunque
con menor incidencia que en años anteriores. Mantienen
su propósito de desequilibrar la democracia, excusándo-
se en la persecución al proceso de desmovilización con
los grupos paramilitares.

La guerrilla aprovecha la ausencia paramilitar, copando


algunos territorios que antes dominaban estos grupos.
Incluso en algunas regiones de explotación petrolera han
vuelto a ejercer influencia política y militar. Ante tales fe-
nómenos de violencia, la Fuerza Pública hace caravanas

52
escoltadas por el Ejército y la Policía Nacional y aún así
los civiles, sus vehículos, sus mercancías y pertenencias,
son atacados.

Migración de campesinos y otras víctimas


del conflicto a países vecinos

Un hecho preocupante que no se tiene en cuenta a la


hora de sumar desplazados, es la migración de colom-
bianos que han llegado hasta el límite de las fronteras
y les ha tocado pedir asilo político en países vecinos y
otros más alejados.

También hay que sumar a los desplazados transitorios


por los continuos choques entre el Ejército y la guerrilla,
quienes se ven obligados a abandonar sus tierras mien-
tras estos enfrentamientos pasan sin reportarse, por lo
que no hacen parte de las estadísticas.

De acuerdo con la Consultoría para los Derechos Hu-


manos y el Desplazamiento (CODHES), en el 2007 unos
60.000 colombianos estaban asilados en otros países.
Sin embargo, son muchos más los nacionales que han
pedido asilo en algun lugar del mundo y gran parte de
ellos pasan años esperando una respuesta a su solicitud.
son muchísimos más los que ni siquiera han solicitado
protección internacional, pero podrian necesitarla.

Casi todos estos colombianos han salido del país huyen-


do del conflicto armado interno, exactamente igual que
los dos millones de desplazados internos que el gobierno
ha registrado en la última decada. Las ONG calculan que
podrían ser hasta cerca de cuatro millones en los pasa-

53
Propuesta de Paz

dos 20 años. Unos y otros son las victimas olvidadas del


conflicto.

En Ecuador, se calcula que hay medio millon de colom-


bianos, de los cuales unos 250.000 están en condición
de refugiados; aunque solo unos 15.000 solicitaron asilo
formalmente, por que muchos tienen miedo o descono-
cen el sistema de ACNUR.

En Venezuela se habla de 200.000 colombianos refugia-


dos. También hay varios miles en Panama y Costa Rica.
En Brasil, es un fenomeno nuevo, que comenzo a finales
del 2006.

Según ACNUR, Colombia es el país americano con el


mayor número de refugiados internos y externos, y ocu-
pa el segundo lugar a nivel mundial despues de Sudán.

Los países vecinos van poco a poco cerrando posibilida-


des y endureciendo sus políticas frente a esta situación,
e incluso, las relaciones bilaterales se han visto afecta-
das por el comportamiento de los desplazados.

Caso Ecuador

Las relaciones con Ecuador se han visto afectadas y ten-


sas; ya que este país vecino no quiere que las fumiga-
ciones con glifosato lleguen a su territorio y temen que
se incrementen los hostigamientos entre la guerrilla y el
ejército colombiano cerca de su frontera. El gobierno del
Ecuador ha denunciado la violación de su espacio aéreo
por parte de nuestras fuerzas armadas en el operativo
antinarcótico de “El Nevado”.

54
Colombia, a su vez, ha denunciado que los cabecillas
guerrilleros y sus cuadrillas buscan refugio en este país,
para evitar ser capturados por las Fuerzas Militares o
embestir desde el otro lado de la frontera. Cabe recor-
dar el ataque en la población de San Miguel, donde la
guerrilla utilizó cilindros de gas provenientes de Ecuador,
resultando 12 civiles muertos. Hay quejas por parte de
habitantes ecuatorianos que han recibido amenazas de
grupos paramilitares de Colombia.

Por su parte, Ecuador ha manifestado serias intenciones


de responder a esto, incrementando sus fuerzas militares
en la frontera, con el traslado de unos 11.500 efectivos
―ya se han instalado puestos de control. De la misma ma-
nera, ha manifestado que tal decisión se debe más a un
asunto de seguridad nacional que a un acto humanitario.

Caso Venezuela

En la frontera con Venezuela la situación también es crí-


tica; ya que la guerrilla se ha tomado muchos kilómetros
de los 408 de la frontera fluvial, incrementado el negocio
del narcotráfico. De acuerdo con un informe de la revista
Semana, la guerrilla se asienta en las poblaciones del
Amparo, región localizada frente a la capital de Arauca y
en La Victoria, población ubicada frente a Arauquita; así
como en todo el río Nula, localizado en las selvas de San
Camilo.

En el departamento de Arauca, tan sólo en dos munici-


pios se contaron 270 homicidios en lo que va trascurrido
del 2006: 160 personas en Tame y 110 en Arauca. Los
constantes ataques a la infraestructura eléctrica, petrole-

55
Propuesta de Paz

ra y vial han hecho que sus calles y campos permanez-


can desolados. El temor a la guerra se ha apoderado de
todos sus habitantes; incluso las amenazas ya no son
denunciadas por la población, que padece arremetidas
por parte de todos los grupos armados, haciendo que
se desconozcan las verdaderas cifras de violaciones de
derechos humanos.

En los últimos años, las denuncias y altas tensiones con


Venezuela han sido innumerables, debido a los conti-
nuos ataques de la guerrilla, que aprovecha la frontera
para lanzar sus balas y pipetas de gas hacia Colombia,
refugiándose nuevamente en el vecino país y evitando la
persecución de las Fuerzas Militares del estado colom-
biano.

Muchos combates se producen en esta zona donde el


control territorial es confuso; puesto que hay miembros
de las FARC, ELN, AUC y el Ejército colombiano: todos
tratando de recuperar terreno. El gobierno ha utilizado
muchos recursos para controlar la zona y ha sido infruc-
tuoso; incluso el pago de informantes para realizar cap-
turas masivas, pues la mayoría de los casos no son efec-
tivos y los señalados resultan ser inocentes, producto de
la cacería de brujas del Estado.

En Guasdualito, Venezuela, se han reunido mandatarios


seccionales para tratar los diversos temas de integración
fronteriza, a fin de buscar estrategias encaminadas a la
seguridad con los países vecinos.

Este gobierno, al igual que el ecuatoriano, ha aumentado


su presencia militar. Se calcula en 15.000 el número de

56
efectivos militares venezolanos presentes en el estado
fronterizo, lo que significa un militar por cada 16 civiles.
Se estima una cifra de 4.500 guerrilleros y 600 paramili-
tares en la zona.

El gobierno colombiano pretende llenar el área con más


Fuerza Militar, cubriendo los espacios dejados por los
paramilitares desmovilizados y así ofrecer mayor seguri-
dad a la frontera. ¿Será esta decisión la más efectiva?

Caso Panamá

Panamá se ha ofrecido como mediador del conflicto en


un posible proceso de paz. La situación de los refugiados
en este país es contradictoria. Algunas informaciones in-
dican que se presentan discriminaciones a la hora de la
movilidad en el vecino país y otras aseguran que la situa-
ción ha mejorado en sus relaciones con la policía pana-
meña y la sociedad en general. En la actualidad, todavía
se encuentran refugiados sin sus respectivas credencia-
les, recibiendo el estatus de ilegales.

Los indígenas residentes en la zona de frontera son los


afectados. En varias oportunidades han denunciado la
ilegalidad con que se les ha expropiado de tierras, al ser
denominados campesinos y productores foráneos.

El informe de CODHES, indica que se presentan varias


anomalías en cuanto a la explotación de maderas; pues
se expiden permisos ilegales, lo que supone la posible
“relación entre explotación ilegal de recursos naturales
en Chocó por parte de grupos paramilitares y grupos
económicos en la región fronteriza de Panamá” ―caso

57
Propuesta de Paz

denunciado el 21 de octubre de 2005 en el periódico El


Siglo: “Descubren exportación ilegal de madera”.

Inversión del Plan Patriota y de las


FARC en los últimos ataques

De acuerdo con lo expresado por miembros de la Fuerza


Pública, el Plan Patriota desde su concepción se consi-
deró como la operación militar más ambiciosa de la his-
toria de Colombia patrocinada por los Estados Unidos.
Se desplegaron 18.000 hombres para el cumplimiento de
una sola misión: el desmantelamiento total de los campa-
mentos guerrilleros y la persecución en las selvas de los
cabecillas de estas organizaciones delictivas, atacando
directamente a sus tropas.

El Plan Patriota nace del Plan Colombia, iniciado hace


cinco años con el fin de acabar con la producción de
cocaína, heroína y golpear a la guerrilla. Según cálculos
modestos, cuesta unos 300 millones de dólares anua-
les. Por su parte, Estados Unidos aporta 100 millones
en entrenamiento, armas, repuestos, inteligencia, trans-
porte y sofisticados equipos de comunicación; además,
ha enviado 800 de sus más experimentados soldados y
avezados contratistas, quienes tienen un papel clave en
la planificación y soporte de los operativos.

Hasta el 2007, serían 43.800 millones de dólares inver-


tidos en un plan que a pesar de los logros presentados
oficialmente por la Fuerza Pública, algunos sectores po-
líticos han puesto en entredicho. Las Fuerzas Militares y
la guerrilla se disputan las victorias parciales; mientras
que algunos parlamentarios y editorialistas se lanzan en

58
ristre por la destrucción de bienes civiles y víctimas ino-
centes. El presidente Uribe tiene presupuestado invertir
otros 9.000 millones de dólares, con los cuales Colombia
aspira poner fin al conflicto armado del país.

El gobierno, por su parte, capotea a quienes lo señalan


de comulgar con el avance militar a lo largo y ancho del
país, que para muchos es ineficaz y costoso, tanto en
dinero como en vidas.

Resultados oficiales (hasta enero de 2008)

NÚMERO DE HOMBRES
Fuerzas Militares: 254.000 efectivos en el Ejército.

800 militares de los Estados Unidos que apoyan


en labores de entrenamiento y logística; 600
contratistas de ese mismo país, que apoyan labores
de fumigación y reparación de aeronaves.

FARC: 12.499 milicianos.

NÚMERO DE MUERTOS Y HERIDOS


471 militares muertos: 19 oficiales, 33 suboficiales y
301 soldados.

1.924 militares heridos: 62 oficiales, 123


suboficiales y 783 soldados.

2.067 guerrilleros muertos.

59
Propuesta de Paz

INCAUTACIONES
64.027 armas de largo y corto alcance, y de apoyo,
morteros y lanzagranadas

120 aeronaves y 12.728 vehículos

92.169 equipos de comunicaciones

223 millones de pesos; 1.06 mil dólares

COMBATES
Se han registrado 629, un promedio de dos diarios

Incautación de infraestructura equivalente a 350 mil


millones de pesos. Se recuperó territorio bajo influencia de
las Farc (Miraflores, La Tunia, Peñas Coloradas, Calamar)
y se desvertebró su estructura logística y financiera en esa
región. Además, se han detectado 246 campos minados
y 13 casasbomba. Se han visto afectados 182 civiles en
campos minados y 693 soldados.

Se han erradicado 152 hectáreas de coca y destruido más


de 200 campos minados.

Justicia, Paz y Reparación

El proceso de Justicia, Paz y Reparación que actual-


mente adelanta el gobierno del presidente Álvaro Uribe

60
Vélez con las Autodefensas Unidas de Colombia, otros
grupos paramilitares y grupos al margen de la ley, se vis-
lumbra como una solución transitoria al conflicto, que no
garantiza una terminación definitiva.

Desde el año 2002 y hasta el 2007, se han efectuado


14.456 actos de desmovilización individual, de los cuales
8.378 eran miembros de las FARC. Gracias a la infor-
mación dada por los desmovilizados, fueron rescatados
31 secuestrados en el año 2007 e incautados 2.785 fu-
siles, 72.879 kilos de explosivos, 1.100 kilos de clorhidra-
to de cocaína y 4.498 kilos de base de coca. Adiciona-
lmente, se judicializaron 3.493 guerrilleros rasos y 448
cabecillas.

Todo indica que la infiltración entre los desmovilizados se


presenta en las cúpulas de los delincuentes, quienes ven
la oportunidad de sanar sus delitos. El campesino del
común como tal no se beneficia en nada de este proceso
al hacerse pasar por paramilitar y quedar señalado de
por vida ante la sociedad, teniendo que refugiarse en un
albergue recibiendo un pequeño subsidio del Estado. El
campesino huye del conflicto antes de ser reclutado por
cualquiera de los actores armados, incluyendo el Ejército
nacional.

Pese a la culminación del proceso, se escuchan denun-


cias por parte de los mismos jefes desmovilizados y de
la ONU, alegando que los “ex combatientes” están reto-
mando las armas en diferentes actividades ilícitas.

La Alta Comisionada de las Naciones Unidas, Louise Ar-


bour, en uno de sus pronunciamientos manifestó que:

61
Propuesta de Paz

A pesar de que la ley de Justicia y Paz hace referen-


cia a los derechos, la verdad, la justicia y la repara-
ción, las perspectivas de las víctimas son inciertas: En
primer lugar, la Ley no exige la contribución efectiva
de los desmovilizados para el esclarecimiento de los
hechos. En segundo lugar, los plazos son demasiado
cortos para realizar las investigaciones. En tercer lu-
gar, no existen mecanismos adecuados para obligar
la entrega de bienes que deberían servir para reparar
a las víctimas. Debido a las debilidades del sistema
judicial, muchas personas que serán procesadas bajo
la Ley de Justicia y Paz por haber cometido crímenes
graves (no susceptibles de indulto), podrán ser bene-
ficiadas por la ley 782 de 2002, que permite conceder
indultos.

Al finalizar el año 2005 se desconocía el número de


menores de edad y de bienes entregados por los des-
movilizados, tampoco se tenía claridad sobre el para-
dero de las personas secuestradas y desaparecidas
por estos grupos.

La Organización de los Estados Americanos (OEA), aun-


que ha mostrado mayor aceptación al desarrollo de las
negociaciones, también ha cuestionado públicamente su
preocupación, porque aún no se han destruido las armas
entregadas por los grupos desmovilizados, entre otras
anomalías que ponen en riesgo la efectividad del proceso.

El organismo dio a conocer los resultados de una verifi-


cación en 16 regiones y subregiones donde se ha hecho
la desmovilización, manifestando su inquietud sobre tres
situaciones que calificaron de grave violación al proceso:

62
1. Encontraron reagrupamientos de desmovilizados en
bandas delincuenciales que ejercen control sobre comu-
nidades específicas y en economías ilícitas en los muni-
cipios del Palmito (Sucre), Monte Líbano (Córdoba), en el
corregimiento La Cristalina en Puerto Gaitán (Meta), en
zona rural de Palmira y Florida (Valle), en Tumaco (Nariño).

2. Detectaron grupos que no han entrado a la desmovi-


lización en los departamentos de Córdoba, Meta, Sucre
y Bolívar.

3. Constataron la creación de nuevos grupos armados


y otros fortalecidos de los ya existentes: las Autodefen-
sas Unidas del Valle y Rondas Campesinas Populares,
vinculados al narcotráfico del norte del Valle en el de-
partamento del Valle del Cauca y en Buenaventura, en
el barrio La Cristalina. También en otras ciudades como
Sincelejo, Tulúa y Pasto, y en los municipios de San José
del Palmar e Istmina en el departamento del Chocó. En
Nariño, detectaron la presencia de un grupo denominado
Águilas Negras, en los municipios de Leiva, El Rosario
y Taminango. De igual manera, grupos surgidos en los
departamentos de Norte de Santander, Antioquia y Cun-
dinamarca.

Las posibles consecuencias de la desmovilización

Las innumerables quejas sobre las insuficiencias de las


ayudas humanitarias pactadas en el proceso de desmo-
vilización, predicen que el Estado será incapaz de garan-
tizar que estos ex combatientes no vuelvan a conformar
grupos armados. Es una solución a medias, ligera y no
una solución definitiva.

63
Propuesta de Paz

El subsidio económico de 358 mil pesos, unos 159 dó-


lares, frente a las exigencias económicas de la ciudad y
oportunidades mínimas de trabajo; sumándose a ello la
falta de preparación para un oficio, donde el carnet de
reinsertado cierra puertas laborales y académicas, pro-
bablemente obligará a muchos ex combatientes a retor-
nar a la ilegalidad, esta vez en las urbes. Para ellos re-
sulta fácil formar pequeñas bandas de dos, tres o hasta
cinco personas dedicadas al robo, extorsión, secuestro,
sicariato, situación que agudiza el conflicto y lo incre-
menta en las ciudades.

A diario se dan a conocer las condiciones actuales de los


desmovilizados: unos, aguantando hambre; otros, con di-
ficultades para acceder al Sisben. Los que ya tienen sub-
sidio, afirman que no les alcanza para el sustento, pues
no les rinde igual que cuando estaban en las filas, donde
mandaban la totalidad de los dineros recibidos para sus
familias.

El Estado no ha tenido en cuenta que la solución debe


corresponder a un plan integral de bienestar para el ex
combatiente y sus familias, que apunte efectivamente a
mejorar la calidad de vida. Rediseñar programas que per-
mitan una reconstrucción moral y psicológica, donde se
promueva la vigencia cotidiana de derechos fundamen-
tales, como el acceso a la salud, a la educación, al tra-
bajo, a un ambiente sano y sin mendicidad por acceder a
ellos. Propendiendo porque ellos construyan un proyecto
de vida realizable y útil para sus familias y la sociedad.

De otra parte, el gobierno tampoco ha ejercido control


sobre la procedencia de los desmovilizados y si eran

64
realmente combatientes. Probablemente hay muchos
infiltrados que no hacían parte del conflicto armado,
sino simples delincuentes comunes. Así mismo, las
autoridades no han dado cuenta del dinero, las fortunas
ocultas, encaletadas o escondidas, dispuestas para
continuar la guerra y el negocio del narcotráfico en
cualquier momento.

No existe forma de comprobar que muchos narcotrafi-


cantes o delincuentes comunes compran la comandancia
de grupos armados o paramilitares para acceder, ellos y
sus lugartenientes, al beneficio que les brinda la Ley de
justicia, paz y reparación. Sin embargo, las denuncias no
se hacen esperar.

Les corresponde a los administradores del Estado, orga-


nismos de justicia y fiscalizadores, hacer un estudio sobre
la real procedencia de las personas que se presentaron
como combatientes, desde que se inició el proceso de
desmovilización y se les ofreció a sus jefes paramilitares
los beneficios pactados.

Puede que la Ley de Justicia, Paz y Reparación en su


haber, no se haya quedado corta en este proceso; pero
la solución al conflicto no se vislumbra, pues no ofrece
garantías para acabar con el problema de raíz.

Lo que se ha planteado en muchas oportunidades, y se


debe tener en cuenta, es presentarle al campesino que
empuñó el arma una verdadera opción de vida, llevando
a cabo una propuesta de esperanza, crecimiento y for-
mación para el ex combatiente, brindandole posibilidades
reales de mejoramiento social para él y su familia.

65
Propuesta de Paz

Hay que mostrarles otra opción de vida; no la de: “desmo-


vilícense y no vuelvan a delinquir.” ¿Quién garantiza eso?
Se debe comprometer a esa persona desde el primer
momento con la sociedad colombiana, con la civilidad y
con el desarrollo del país; proponiendo un proyecto de
vida que incluya beneficios para el y su familia, exaltando
la vigencia de sus derechos fundamentales.

Consecuencias a mediano plazo

Una posibilidad de riesgo en el proceso de desmoviliza-


ción, es que puede tener consecuencias tan desastrosas
como que los 28 mil desmovilizados regresen al campo
a seguir cuidando o sembrando cultivos ilícitos o se dedi-
quen a la delincuencia común.

La segunda opción es que, si la guerrilla vuelve a hacer


presencia en zonas donde anteriormente se encontraban
los paramilitares desmovilizados, de nuevo se armarán y
tomarán la justicia por sus propias manos, prolongando
el conflicto inevitablemente.

La tercera opción de supervivencia es la de desplazar-


se a las ciudades y conformar bandas delictivas, don-
de hallarán a los grandes capos dispuestos a reclutar
cualquier ex combatiente para incrementar el negocio del
narcotráfico, la extorsión y demás actividades ilícitas sin
importar que sean paramilitares o guerrilleros.

Esto quiere decir que no hay cabida para ellos dentro de


un Estado democráticamente legítimo; porque la misma
sociedad establecida que ha visto el conflicto, lo ha vi-
vido y ha sido víctima de él, los rechaza desde todos los

66
ángulos vistos. A estas personas, les quedan pocas op-
ciones; la más fácil es retornar a donde nació el conflicto,
regresar a la ilegalidad, ya sea individual o masivamente.
Lo que significa que el gobierno está perdiendo los re-
cursos, invirtiendo de manera errónea el dinero de los
contribuyentes.

No obstante, hay que resaltar la voluntad del gobierno


del presidente Álvaro Uribe Vélez para la solución al con-
flicto, que se corrobora en el proceso de desmovilización
emprendido en su administración.

Pero de acuerdo con lo sustentado en el desarrollo de


este documento, esa voluntad está mal encaminada;
porque si efectivamente se logra la desmovilización de
más de 28 mil combatientes, cómo se explica que de 28
mil solamente se entregaron alrededor de 16 mil armas.
Todos los que hemos vivido la guerra directa o indirecta-
mente, saben que no se recluta un combatiente para que
le tire piedras al Ejército o a la guerrilla. Entonces, dónde
están las otras de 12 mil armas.

Esta situación conlleva a varias suposiciones: una de


ellas es que se infiltraron más de 12 mil personas que no
hacían parte de esos grupos armados; otra, que los gru-
pos reinsertados guardaron 12 mil fusiles para un posible
renacimiento frente a una situación que les incomode y
entonces van a tener 28 mil campesinos desmovilizados
que están atentos a un nuevo llamado para seguir deven-
gando lo que les venían pagando los paramilitares.

Por otra parte, la desmovilización de más de 28 mil ex


combatientes no asegura que el paramilitarismo y otros

67
Propuesta de Paz

grupos ilegales se acabaron en Colombia; pues esta


fuerza ilegal permanecerá mientras exista una fuente de
financiamiento. El conflicto puede recrudecer en la me-
dida que el Estado no elimine definitivamente la raíz del
problema social.

En el proceso, el paramilitarismo en sí no se ha debilita-


do. Al parecer tiene más vigencia; puesto que estos gru-
pos nacieron por la necesidad de los narcoterratenientes
y los terratenientes de cuidar sus familias, tierras y gana-
do, ante la amenaza de la guerrilla.

En su mayoría, estos grupos nacieron en alianza con el


narcotráfico y, pese a la desmovilización realizada, es-
tán más vigentes que en el momento de su origen; pues
al contrario de la guerrilla, los colombianos los ven con
mejores ojos, porque “cuidan” las tierras y han cometido
menos actos atroces, comparados con los actos de bar-
barie realizados por la guerrilla.

La vigencia del narcotráfico revive


los grupos desmovilizados

Este accionar terrorista permite que los grupos desmovi-


lizados se animen a conformar de nuevo grupos parami-
litares. Fue el mismo Rodrigo Escobar, alias Jorge Cua-
renta, líder de las AUC, quien en su discurso de desmo-
vilización manifestó que mientras subsistan los cultivos
ilícitos van a existir los grupos al margen de la ley.De este
pronunciamiento se deduce acertadamente que, aunque
llegue a existir buena voluntad por parte de los grupos
paramilitares, de los grupos guerrilleros y del gobierno,
sin amputarse la raíz que alimenta el problema ―el nar-

68
cotráfico―, el conflicto armado continuará y, por ende, el
paramilitarismo y la guerrilla no se van a extinguir.

La vigencia del narcotráfico da vida a una organización


criminal con estructura piramidal, ya sea de la guerrilla o
de los paramilitares, que comienza con la producción de la
hoja de coca, su procesamiento y comercialización. Una
organización criminal que se hace valer en las alejadas
selvas de Colombia o en las grandes ciudades capitales
y que al planear el secuestro o eliminación de una per-
sona, tiene más de 40 individuos dispuestos para tal fin.

Los perdedores indirectos

Los grandes perdedores del conflicto armado han sido


los combatientes que no tienen un futuro ni un presente
para ellos o su familia, viviendo de un sueldo al servi-
cio de actividades ilegales, esperando que en cualquier
momento caigan abatidos por las fuerzas armadas del
Estado. Otros grandes perdedores son los miembros de
la administración del gobierno, que actúan de buena fe,
tratando de combatir el conflicto. Los damnificados más
importantes son los jóvenes y niños, quienes no tienen
un futuro claro en su país.

Los narcotraficantes han ganado terreno y se han forta-


lecido en este proceso de desmovilización y el Estado ha
sido incapaz de controlarlo; no por falta de voluntad, sino
porque es muy difícil dispararle a un fantasma.

Consecuencias a largo plazo

El narcotráfico, la guerrilla y el paramilitarismo seguirán,

69
Propuesta de Paz

mientras existan quienes cuiden los cultivos ilícitos. Los


primeros candidatos a ser llamados son los combatientes
desmovilizados; porque mientras existan cultivos de
coca, amapola, laboratorios ilícitos y mientras haya quien
les suministre el producto que ellos comercializan en el
interior y exterior del país, van a tener vigencia y van a
ser ellos quienes alimenten la guerra.

Al igual que el narcotráfico y el paramilitarismo, la guerri-


lla agudizará sus actos terroristas y atacará a la población
civil indiscriminadamente, con grandes probablilidades
de que se repitan escenarios dantescos como el atenta-
do contra el Club El Nogal, donde murieron 36 inocentes
y 200 más resultaron heridos. De nuevo se presentarán
las bicicletas bomba, los retenes ilegales, el secuestro
indiscriminado, las minas antipersonas; así como miles
de kilómetros cuadrados invadidos de cultivos ilícitos y
millares de desplazados.

La guerrilla lejos de llegar al poder

La guerrilla se está perfilando para continuar con el te-


rrorismo, con los ataques indiscriminados a la población
civil, para realizar más secuestros aislados, expandir
los cultivos ilícitos y reclutar más campesinos que en-
grosen sus filas. Ese parece ser el panorama que se
vislumbra.

La estrategia de la guerrilla es atacar y huir; pues no tie-


ne la capacidad militar de establecer una guerra frontal
contra las fuerzas del Estado. Para ellos, llegar al poder
resulta casi imposible; puesto que no cuentan con el apo-
yo del pueblo. Pero ningún grupo insurgente en el mundo

70
ha depuesto las armas sin haber sido vencido, para pos-
teriormente ser llevado a prisión.

Todo conflicto tiene límites

Cuando Antanas Mockus fue alcalde de Bogotá, promo-


vió, a través de simbologías, una cultura de respeto por
los bienes de servicio común, para decirle a los alzados
en armas que la guerra tiene límites. Instaló avisos en
sitios públicos y de infraestructura, para crear conciencia
ciudadana sobre su exclusión del conflicto.

El Derecho Internacional Humanitario busca justamente


que la población civil y los bienes comunes no sean afec-
tados por el conflicto, y que los recursos naturales sean
respetados, para que los mismos actores armados man-
tengan una estrategia militar frente a una ética establecida.

Colombia hace parte de la Corte Penal Internacional


desde el 1º de octubre de 2002, haciendo un voto de
salvedad de siete años para que esta ley entre en una
etapa de transición; lo que quiere decir que los delitos
cometidos en ese período no serán de conocimiento de
esta Corte. Aquí cuentan los secuestros, las masacres y
todas las violaciones a los derechos humanos. Una vez
termine esta salvedad, todos los delitos de lesa humani-
dad entrarán a ser de juicio de la Corte.

Actualmente, es la Corte Internacional de los Derechos


Humanos la entidad que rige en Colombia; pero solo vi-
gila a los actores del conflicto: paramilitares, guerrilla y
fuerzas del Estado. No ofrece atención a la población
civil y aunque son parámetros muy justos, estas reglas

71
Propuesta de Paz

no funcionan e incluso los mismos alzados en armas


piensan que es muy difícil que los casos de lesa huma-
nidad sean procesados por una corte penal y exista una
condena.

Los delitos atroces que se cometan ahora, pueden ser


investigados y condenados por la Corte Interamericana
de Derechos Humanos con sede en Costa Rica, y sus
sanciones tienen alcance como grupo guerrillero o para-
militar, o como Estado colombiano; sin embargo, la res-
ponsabilidad de cada uno de sus miembros no se juzga.

Enfocados hacia lo que es el Derecho Internacional Hu-


manitario, como una luz que pone límites a la guerra que
ha vivido Colombia, a lo que pierden todas las víctimas
del conflicto que han padecido durante largos años, real-
mente son normas que llegan muy tarde y han hecho
poco o nada para contribuir a la solución del conflicto.

¿Cómo se percibe el futuro de los colombianos?

Hoy, los colombianos son los parias del mundo, aislados


y rechazados por la comunidad internacional. La realidad
muestra que la mayoría de países exigen visa ―República
Dominicana, Nicaragua, Ecuador, Venezuela―, incluso
los que hasta muy pocos años no la exigían. Ante los ojos
del mundo, ser colombiano es nacer con una condena,
con una sindicación, un estigma, un rechazo que debe
acabar.

Los colombianos son tan señalados como en una época


lo fueron los judíos, siendo expulsados y deportados por
el simple hecho de haber nacido en ese pueblo.

72
La situación interna del país es poco alentadora y se pro-
nostica un futuro igual; pues sus desplazados, secuestra-
dos, huérfanos y viudas vivirán una pobreza mayor a la
que hoy padecen. El desarrollo económico y social, serán
nulo; porque los recursos de educación, salud y e infra-
estructura serán desviados a una guerra que no tiene fin.

La paz se hace con todos

Si realizáramos una encuesta entre todos los colombia-


nos, preguntando si quieren la paz para el país, con se-
guridad, la respuesta sería afirmativa.

Entonces, ¿por qué no apostarle a una solución práctica


donde participen todos y exista un planteamiento social
que conlleve a una reubicación de las víctimas del con-
flicto en la sociedad? Esta sería la solución para Colom-
bia y especialmente para los campesinos obligados a ser
combatientes, narcoagricultores, desplazados y demás
damnificados.

El punto de partida apropiado para alcanzar la paz sería a


través de un reencuentro nacional, donde los 44 millones
de colombianos hablen el lenguaje de la reconci-liación,
la justicia, el perdón y el amor de hermanos por haber
nacido o crecido en la misma nación. Donde se propi-
cien escenarios para diseñar propuestas de cambios en
el proyecto de vida de combatientes; desplazados; niños
afectados por el conflicto; viudas y campesinos margi-
nados; industriales; trabajadores y desempleados; indi-
gentes y enfermos; para construir el país soñado.

Las propuestas de paz no tienen dueño. Se plantean

73
Propuesta de Paz

para que los demás se apropien y reflejen sus anhelos


en ellas, para que cada uno asuma el reto de hacerlas
realidad. Los líderes reales de las propuestas de paz son
los que se prestan para el servicio de quienes la necesi-
tan, no para obtener beneficios egoístas. Si se presenta
una propuesta seria y se toman las medidas para llevarla
a cabo, acompañada por una verdadera voluntad por
parte de los administradores del Estado y de la justicia,
de los grupos de combatientes y de la sociedad civil, con
seguridad se emprendería el camino de la reconciliación
y la paz nacional.

Con voluntad de paz las soluciones


se hacen realidad

En alguna oportunidad el presidente Álvaro Uribe Vélez


dijo en los medios de comunicación que combatir rápi-
damente el narcotráfico era muy sencillo en Colombia:
comprándole la droga a quienes la producen. Algo así
como “Déme el marrano y tome la plata”. Esta solución
parecería práctica; pero además de inapropiada, no hace
parte de la legalidad nacional.

La propuesta que presenta este documento es igual de


práctica; pero a diferencia del planteamiento presiden-
cial, se enmarca dentro de un contexto legal, ante los
ojos de la nación y del mundo. No se ofrece la compra
de hoja de coca; mejor, se propone a los combatientes,
a los campesinos y agricultores marginados y damnifi-
cados del conflicto, lo siguiente: “Le pagamos por sus
servicios, no para que esté al margen de la ley y cultive
la mata de coca, sino para que produzca en la legalidad
riqueza para usted, su familia y el país. Desmovilícese y

74
el Estado le dará la oportunidad de construir un proyecto
de vida digno.”

Si existe voluntad por parte de los administradores del


Estado, lograr la paz sería fácil. Para ello se debe te-
ner en cuenta cuáles son las necesidades, los intereses
y aspiraciones desde el más raso de los combatientes,
hasta los máximos jefes de los grupos ilegales.

En Francia se realizan grandes movilizaciones en pro de


la liberación de Ingrid Betancur y otros secuestrados en
Colombia; mientras que en nuestro país las marchas no
logran dimensiones importantes por la actitud indiferente
de la sociedad, que hace que los grupos al margen de
la ley mantengan retenidas a estas personas y se con-
viertan en actores mudos del conflicto, evadiendo toda
responsabilidad del derecho nacional e internacional.

Ninguna propuesta resulta útil si no se cuenta con vo-


luntad de paz, si no impera el diálogo y la concertación;
porque sin diálogo, no hay entendimiento, y sin entendi-
miento, no hay camino que conduzca a parte alguna. No
existe la posibilidad de hacer la paz, ni siquiera se puede
gestar un acercamiento para al menos liberar uno de los
secuestrados, si no se accede antes a dialogar.

L as potencias del mundo ven un


país rico lleno de posibilidades

A pesar de esta situación, otros países se interesan en


invertir y comercializar en Colombia. Así lo demuestran
acuerdos de comercio y política internacional como el
Tratado de Libre Comercio (TLC), la inmersión de China

75
Propuesta de Paz

y Oriente en el mercado colombiano, el interés de po-


derosos grupos económicos internacionales en hacer
presencia y adquirir prestigiosas empresas de nuestra
nación, como la inversión en la Cervecería BAVARIA, la
compra de la aerolínea AVIANCA, la inmersión del gru-
po PRISSA, la intención del empresario mexicano Car-
los Slim en adquirir la empresa de telecomunicaciones
de Colombia TELECOM, la compra de COLTABACO por
parte de la multinacional Phillips Morris, la compra de
Bellsouth, antes CELUMOVIL, por parte de la compañía
española TELEFONICA, entre otros negocios realizados
en los últimos años, que sería extenso enumerar.

El interés internacional por invertir en Colombia demues-


tra que somos un país potencialmente rico; cuyo patrimo-
nio no ha podido ser explotado por el conflicto y los altos
costos de la guerra. Colombia mantiene una economía
estable, cumple con el pago de sus obligaciones internas
y externas, hace inversión social y no ha tenido crisis
trascendentales como Ecuador, Argentina y Brasil.

Oportunidad del próximo presidente


para hacer la paz en 4 años

El presidente del próximo cuatrienio tendrá la oportuni-


dad de brindar al país un proyecto de tal magnitud que
posibilita una solución de paz para todos los actores y
damnificados del conflicto armado.

El ex presidente Andrés Pastrana Arango y el actual pre-


sidente de Colombia demostraron buena voluntad en sus
procesos de paz, cada cual con una posición opuesta.
Andrés Pastrana Arango con su lema “Una salida nego-

76
ciada al conflicto”; diálogo y concertación con la partici-
pación de los actores armados y la sociedad civil; y Álva-
ro Uribe Vélez “Mano dura, corazón grande”; mano dura
para los que se burlaron de las buenas intenciones del
gobierno anterior y corazón grande para todos aquellos
que depusieran las armas.

Consecuencia de lo sucedido en los últimos años, se po-


dría concluir que las situaciones del conflicto armado en
su momento, lo desatado por las guerrillas de las FARC,
ataques indiscriminados, secuestro de soldados y de ci-
viles, así como la burla de la paz negociada, convirtieron
a la guerrilla y a los paramilitares en los jefes de debate
de cada campaña, llevando masivamente los electores a
la urnas, para aprobar en su tiempo cada una de las dos
propuestas.

La realidad de este documento depende de la buena


voluntad del presidente del Estado, del Congreso de la
República, de los combatientes y víctimas del conflicto
ya sean guerrilleros, paramilitares, desplazados, nar-
coagricultores, la sociedad civil, los representantes del
Estado, la Iglesia, la comunidad nacional e internacional
y demás organismos que han acompañado los procesos
de diálogos y negociaciones, para que sean garantes en
el desarrollo y ejecución de esta propuesta. Se trata que
todos como colombianos unan los esfuerzos y así forjar
un mejor país para sus hijos.

Principios de la paz

La carencia de valores en la sociedad actual ha permitido


desarrollar malestares que atentan contra el la integridad

77
Propuesta de Paz

del ser humano. El constante flagelo de violencia, nutrido


desde las mismas épocas de la emancipación española,
ha contribuido a que los colombianos convivan compla-
cientes con el delito, la corrupción impregnada en todos
sus estamentos, la decadencia de la familia y de todas
las buenas costumbres en este nuevo milenio.

La conciencia de la sociedad colombiana hoy se consume


entre la indiferencia y la impunidad. Se tiene conocimien-
to del delito, vemos pero no actuamos; cuando cotidiana-
mente presenciamos el atraco a mano armada, el hurto
en flagrancia, la desaparición o secuestro de vecinos,
amigos y hasta familiares, así como el comercio aterrador
en que se debate la indigencia, inundando las esquinas
de niños y niñas alquilados y participando en la econo-
mía informal de productos falsificados y adulterados, todo
ello para que el ciudadano se conmueva de su miseria.

El colombiano es permisivo con la juventud, tolerante con


su degeneración, contribuyendo a que se culturicen con
la indolencia. Los jóvenes crecen a través de la violen-
cia televisiva con imaginarios donde todo está permitido:
destrucción de pueblos, amedrantamientos, ataques de
uniformados de una misma nación y un sinnúmero de
muertos. No se les enseña a respetar la ley y mucho
menos a creer ni a temer a Dios.

El problema elemental de nuestra sociedad es la falta de


solidaridad entre unos y otros; la falta de amor hacia lo
propio. Es la pérdida de valores y carencia de dignidad lo
que mantiene inerme al pueblo colombiano ante los re-
chazos y desagravios de la sociedad internacional, como
cuando el cantante argentino de rock en español Charlie

78
García, al bajarse de un avión en Bogotá saluda diciendo:
“Estoy feliz de estar en COCALOMBIA”, como si llegase
al paraíso de la droga y la perdición, sin que absoluta-
mente nadie dijera nada para defender nuestra dignidad
de patria como miembros de la sociedad colombiana.

Por qué pensar en una propuesta


práctica de paz para Colombia

La propuesta que presenta este libro tiene como objeti-


vo demostrar la solidaridad entre colombianos, recuperar
los valores y la dignidad nacional, para enseñarle al mun-
do la capacidad de solucionar nuestro conflicto a través
de una iniciativa propia de paz.

El desequilibrio agudo en el aspecto socioeconómico del


país, refleja que es imperante la puesta en marcha de
una reestructuración total de la sociedad; comenzando
por retomar un viraje personal, desde los intereses y ne-
cesidades familiares y laborales para llegar a forjar un
compromiso serio con el futuro de Colombia. El conflicto
armado atañe a todos y el cambio debe comenzar por
derrotar la indiferencia.

La paz comienza desde lo individual del ser, cuando este


ve realizable sus propios sueños alrededor de sus seres
queridos sin distinción alguna. Surge bajo verdaderos
canales de reconciliación y perdón. Cuando se propen-
de por el respeto y bien de la madre, del padre, y de
los hijos, es cuando se dejan de lado los egoísmos y
se promueve la tolerancia. Una vez recuperada esta paz
individual, comienza la reconstrucción de la familia, eje
indiscutible de la sociedad.

79
Propuesta de Paz

Fomentar el patriotismo es otro valor que debe ser res-


catado para la paz. El respeto por la nación, lo que sig-
nifica haber nacido en un país y la responsabilidad que
se desprende de este hecho. Cultivar los valores cívicos,
respetar y amar la patria garantiza la seguridad y estabi-
lidad que necesita la sociedad para desarrollarse.

Cuando los valores cívicos están bien cimentados, nace


la preocupación por el bienestar del otro y sus derechos.
Se fortalecen los canales democráticos y se propende
porque sus líderes sean representativos de los intereses
populares. El verdadero patriota reconocerá los canales
para quejarse; así como para resolver la queja, obser-
vando activamente las deficiencias del Estado, procuran-
do una solución íntegra.

La recuperación del respeto como valor, eje fundamen-


tal de la vigencia de los derechos que establecen hasta
dónde llegan las posibilidades de hacer y no hacer, dán-
dole espacios a las garantías y diferencias ideológicas,
religiosas, culturales y económicas de los demás. El res-
peto pone en relieve la tolerancia, valor primordial que
invita a una sana convivencia.

La solidaridad es un valor que invita a la sociabilidad,


virtud que inclina al hombre a la cooperación, a sentirse
unido a sus semejantes; promueviendo por el bienestar
de los demás y por participar en iniciativas en pro del de-
sarrollo de la comunidad, lo que hace sentir a cualquier
ser humano su utilidad e importancia en la sociedad.

La responsabilidad es otro valor indispensable para la


nueva Colombia; pues llama al cumplimiento del deber y

80
la convivencia pacífica y equitativa de todos los hombres,
respetando los derechos de los demás y los compromi-
sos con la sociedad. Su nivel más elemental es cumplir
lo que se ha prometido.

El Estado, garante de derechos

La reconstrucción de un país no se logra sin la equidad,


principio fundamental y decisivo para convivir en socie-
dad. Es allí donde el Estado debe velar por los sectores
más vulnerables de la población, para que tengan acce-
so a la justicia y goce efectivo de sus derechos funda-
mentales.

Colombia como Estado Social de Derecho, debe propor-


cionar el principio de respeto por la dignidad humana.
Debe recomponer la credibilidad de las instituciones y
garantizar el cumplimiento y acceso a la ley y la justi-
cia. Debe garantizar a esta nueva sociedad el mínimo
de condiciones materiales necesarias para la existencia
digna, elementos constitutivos de una vida íntegra y pre-
supuesto necesario para la autorrealización individual y
social.

El Estado debe garantizar el principio al trabajo, propor-


cionando el logro de condiciones de vida digna y justa.
Propender por un acceso oportuno y eficaz a la salud
para mantener vigente la integridad física, psíquica y es-
piritual de las personas.

Si el Estado cumple con la vigencia de los derechos fun-


damentales y recupera la credibilidad de sus institucio-
nes, con seguridad despertará en la sociedad los princi-

81
Propuesta de Paz

pios indispensables para la recuperación de la paz y la


ayuda mutua que se deben las personas por compartir la
misma dignidad y habitar en un mismo país.

Qué se requiere para hacer realidad la propuesta

Esta es una propuesta que pretende ser justa, equitati-


va y realizable económica, política y socialmente; pero
necesita con prioridad de la voluntad del gobierno. Se
requiere que el próximo presidente de la República, el
que dirigirá al país durante el próximo cuatrienio, se la
apropie y la realice con los ajustes, modificaciones, acla-
raciones y sustentaciones que el gobierno considere ne-
cesarias para su ejecución.

La Iglesia, deberá ser la autoridad abanderada para el


cumplimiento de este proceso de desmovilización, con
el acompañamiento de los países amigos de Colombia;
para que así, las personas desmovilizadas, tengan la op-
ción de beneficiarse con la recuperación de su familia, su
casa, una tierra para trabajar y defender todo aquello que
dignamente construyan.

82
Capítulo III
Solución Práctica al Conflicto Armado
Capítulo III
SOLUCIÓN PRÁCTICA AL CONFLICTO ARMADO

L a presente propuesta surge de una profunda re-


flexión sobre el sentir de muchos colombianos,
quienes manifiestan que mientras no se combata
la pobreza, será imposible alcanzar la paz y la reconci-
liación nacional.
Los pobres más pobres

Colombia no está dentro de los países más pobres del


mundo, de acuerdo con la ONU. Pese a esto, y según
el Departamento de Planeación Nacional, el 52% de los
colombianos viven en circunstancias de marginalidad. En
los campos, la pobreza pasó en los últimos años del 66%
al 69%.

Colombia requiere cambios en los procesos de paz, así


como nuevos escenarios para la política social, redistri-
butiva y de inclusión social. Por ello, resulta imprecindible
dar oportunidades al campesino abandonado y expropia-
do que tuvo que cambiar su azadón por un arma, y dejar
sus tierras para nutrir los cordones de miseria en las ca-
lles citadinas.

En la actualidad, las tierras abandonadas por los campe-


sinos son ocupadas por los grupos armados ilegales, que
pueden ser paramilitares o guerrilleros. Según cálculos
hechos en el 2007 por la Dirección de Antinarcóticos de
la República de Colombia sobre la narcorreforma agra-
ria, 801.753 hectáreas fueron recuperadas entre el 2002

85
Propuesta de Paz

y 2007. Tan solo en el 2007 fueron asperjadas 152.960


hectáreas y en el presente hay más de 77.870 hectáreas
en las que se cultiva coca en terrenos productivos. Lo
anterior indica que la riqueza agraria se encuentra en
manos de los narcolatifundistas.

L a riqueza de Colombia
sin aprovechar

Colombia es el tercer país más rico en recursos naturales


y uno de los primeros en recursos hídricos. Gran parte
de su riqueza está representada en fauna, flora, recursos
minerales y todo lo relacionado con el entorno natural:
valles, praderas, montañas, sabanas y selvas vírgenes.
Tierras de las cuales, de acuerdo con el Instituto Colom-
biano de Reforma Agraria (INCORA), solo el 52% han
sido explotadas, especialmente en las fincas ubicadas
cerca a las grandes ciudades.

Si se tiene en cuenta que el mayor porcentaje de estos


recursos suele estar en los territorios por donde desfilan
la narcoguerrilla, el narcoparamilitarismo, los grupos de
delincuencia común y en los que no hay presencia es-
tatal; vale la pena preguntarse por qué el gobierno o el
Congreso de la República no han adelantado un proyec-
to de ley que favorezca la productividad y el progreso de
estas regiones.

Dado que Colombia es rica en recursos naturales, el go-


bierno, las administraciones del Estado y los ciudadanos
en general, deben propugnar porque estos terrenos pro-
ductivos se dispongan para hacer la paz.

86
Proyecto de vida para los ex combatientes,
desplazados y desmovilizados

Todo campesino sueña con poseer una pequeña porción


de tierra, para construir una casa, criar una vaca, o po-
der sembrar sus productos como en épocas pasadas. Su
mayor anhelo es forjar un proyecto de vida digno que le
permita a él y a su familia acceder a los servicios bási-
cos: salud, educación y recreación.

El gobierno debe hacer un llamado a los 42.000 comba-


tientes alzados en armas ―número de hombres armados
ilegales, de acuerdo con el informe de consideraciones
sobre conflicto armado en Colombia, 2007―, invitándo-
los a volverse colonizadores de esas tierras, no como lo
hicieron en la antigua Colombia, donde tenían que hacer
las vías a pica y pala y transportar a lomo de mula los
materiales requeridos, sino con la ayuda tecnológica y
financiera del Estado, para que sean ellos los construc-
tores de su propia comunidad.

El gobierno debe convocar a los 12.000 combatientes


de las FARC, los 4 mil del ELN y los 20 mil paramilitares
con sus respectivas familias, en su mayoría desplazadas
forzosamente y obligadas a conformar los cordones de
miseria en las grandes ciudades; así como a los campe-
sinos sometidos por las circunstancias a ser cultivadores
de coca, para que también sean favorecidos y puedan
volver a sus actividades en cultivos lícitos.

Por su parte, la sociedad en general debe manifestarle


a estos nuevos colonizadores, la confianza en que serán

87
Propuesta de Paz

personas productivas, capaces de diseñar un proyecto


de vida digno. La sociedad no debe guardarles rencor,
entendiendo que si estuvieron envueltos en un conflicto
armado, fue porque se vieron obligados a participar de él.

Ningún combatiente se encuentra feliz de ser perseguido


por la Justicia y por las Fuerzas Armadas; de ser despre-
ciado por la sociedad, tildado de terrorista y de vivir aleja-
do de su familia. Además de tener que vivir bajo la incle-
mencia del clima, las enfermedades, las plagas; donde
no existe la posibilidad de recurrir a un centro de salud
cuando se enferma, porque allí pueden ser capturados y
puestos a órdenes de las autoridades.

El Estado debe decir a cada nuevo miembro de la socie-


dad civil: “Comprométase con el país, que nosotros nos
comprometeremos con su futuro y el de su familia.” Debe
garantizar un juego limpio, para que el nuevo colonizador
sea una persona productiva para sí misma, su familia y
su nación.

Tratamiento judicial

Todos los combatientes del común que se desmovilicen


van a ser parte de la solución del conflicto, van a entrar a
ser productivos y a generar riqueza para el país. Por tan-
to, si existe voluntad de paz en todos los combatientes,
debe haber indulto para ellos.

Se propone un perdón general para todos los combatien-


tes, tal como lo ha planteado el presidente Álvaro Uribe
en varias oportunidades. Los que se encuentran en ope-
raciones militares, los que están dentro de las prisiones,

88
incluso los que están en el proceso de la Ley de Justi-
cia, Paz y Reparación, deben ser perdonados. El perdón
debe otorgarse para todos los que demuestren voluntad
de paz, de trabajo y de progreso.

La ley debe beneficiar a todos los que se encuentren


interesados en conseguir la paz y también a los que por
una u otra manera se han visto perjudicados: las familias
desplazadas, los campesinos que han perdido sus cul-
tivos lícitos, los pueblos y sectores rurales, sus líderes,
trabajadores y comerciantes. Ellos también merecen la
verdadera justicia, la paz y la reparación en sus vidas.

Conformación de 25 colonias, “Laboratorios de paz”

Con esta convocatoria se espera que lleguen todos los


damnificados del conflicto armado, alrededor de 250.000
personas, entre 44.000 combatientes y 206.000 despla-
zados y campesinos damnificados con sus respectivas
familias; en promedio cinco personas por cada una, para
un total de 1’250.000 personas que regresarían a la civi-
lidad y a la productividad del país.

La propuesta comienza por construir vías de acceso a


los territorios inexplorados y que presenten gran poten-
cial para el desarrollo del agro y la ganadería. Vías que
se conecten con las principales carreteras de acceso a
las ciudades del país.

Esta población se puede organizar en 25 colonias, cada


una con 10.000 damnificados y sus familias, para un total
de 50.000 personas por colonia.

89
Propuesta de Paz

Dichas colonias no deben ubicarse necesariamente en


un mismo departamento; pueden situarse, según lo dis-
ponga el gobierno nacional, en regiones acordes a la
idiosincrasia de estos colombianos y en departamentos
donde la proyección del desarrollo del campo sea viable.

Los territorios que podrían destinarse para la construc-


ción de estas colonias podrían ser los 4’500.000 hectá-
reas que fueron adquiridas por medio de la violencia o
con recursos del narcotráfico, cifra que presentó el infor-
me de la Contraloría General de la República en el mes
de junio de 2005.

Así mismo, según estimativos del Ministerio de Defensa


Nacional, para el 2007 se recuperaro 801.753 hectáreas
de tierras productivas que se encontraban en manos del
narcotráfico.

Departamentos como el Valle con un 85,7%; Córdo-


ba, 84,6%; Quindío, 75%; Risaralda, 71,4%; Antioquia,
70,9%; Magdalena, 66,6%; Guajira, 66,6%; Tolima, 63%
y Caldas, 56%; poseen tierras ricas en diversos recursos
naturales, que con una explotación eficaz, idónea y téc-
nica llegarían a ser las más productivas del país.

El informe señala que estas cifras equivalen a 4.4 millones


de hectáreas del país, las cuales están siendo dedicadas
al narcotráfico. ¿Por qué no recuperar esas tierras y ad-
judicarlas a las 25 colonias? Así no sólo se desarrollaría
el campo, sino que se erradicarían los cultivos ilícitos.

Construyendo un proyecto de vida propio

El Estado debe entregar a cada uno de ellos una infra-

90
estructura física para que construya una finca productiva
de diez hectáreas de tierra. “Laboratorios de Paz” ó “La-
boratorios de la Esperanza” o “Laboratorios de la Futura
Riqueza de Colombia”, es un excelente nombre para tal
proyecto.

Otras infraestructuras físicas que se deben disponer:


escuelas, guarderías, iglesias, centros de salud, centros
recreacionales, acueductos, redes de fluido eléctrico y
de comunicación, entre otros servicios básicos. En cada
una de estas colonias, debe haber acompañamiento por
parte de un grupo interinstitucional que vele por la trans-
parencia, la equidad y el respeto por los valores necesa-
rios para construir una comunidad íntegra.

Ese grupo podrá estar representado por la Iglesia, la


comunidad internacional, organismos nacionales, tanto
gubernamentales como no gubernamentales y represen-
tantes de la sociedad civil.

La iglesia y sus sacerdotes deben ser uno de los principales


miembros de la sociedad convocados; así como otros
organismos que propenden por la recuperación social
de las personas afectadas por el conflicto armado, para
curar las heridas de los desplazados y que sean ellos
quienes los consuelen en los momentos de tristeza y
desesperanza, así como en los momentos de celebración
y en sus triunfos.

El Presidente de la República es quien debe tomar la


decisión de aceptar este proyecto y convencerse que el
camino no es exclusivamente el de la guerra. Ha llegado
el momento de virar todos los esfuerzos, los recursos

91
Propuesta de Paz

humanos y financieros a la inversión social; es la hora


de poner a funcionar un proyecto con resultados a corto
plazo.

El costo de La Propuesta

Hablando en cifras, la desmovilización de cada familia


valdría US $20.000. Se trata de 1`250.000 personas para
reacomodar en la sociedad, lo que significaría una inver-
sión total de US $5.000`000.000, a hacerse durante los
próximos cuatro años, reduciendo progresivamente los
gastos, bajo la estructuración de unos cronogramas de
desmovilización, construcción urbana y desarrollo rural.

Los US $20.000 por cada desmovilizado y su familia se


pueden desglosar de la siguiente manera: US $13.000
en inversión social y US $7.000 en infraestructura física.
Desmovilizar 250.000 personas con sus familias valdría
US $3.250`000.000 y en inversión de infraestructura da-
ría un total de US $1.750`000.000.

De los US $13.000 de inversión individual, se deben


entregar: US $6.500 en materiales de construcción
―cemento, ladrillo, hierro, tejas, tubería, mallas para sus
corrales o cocheras, entre otros―, con los planos que
muestren un tipo de vivienda convencional.

¿Por qué entregarle los materiales y no una vivienda


construida? Porque desde que la persona llega a la
colonia, debe comprometerse a trabajar construyendo
con sus propias manos su futuro.

También se le entregará una vaca por valor de US


$1.000, con doble propósito: que suministre leche y sus

92
derivados, más crías de ceba para su comercialización y
sostenimiento. Así mismo, una cerda de cría por valor de
US $300 con el objeto de crear una granja integral para
su beneficio individual y desarrollo familiar.

Los nuevos colonos deben contar con asesoría técni-


ca agrícola y pecuaria permanente, para la producción
de productos de pancoger. Todo lo anterior costaría US
$1.500 y se destinarían aproximadamente US $3.000
para insumos, herramientas y aves de corral.

Manteniendo el mismo propósito de compromiso mutuo,


se les suministrarían ayudas en dinero, considerable-
mente de US $2.000 de manera decreciente. Un monto
más alto en el inicio del proceso de desmovilización e
ingreso a las colonias y un monto más reducido de los
doce a los quince meses siguientes. Para ese entonces,
los colonizadores deben tener su vivienda construida y
un proyecto de vida desarrollado.

La suma de US $2.000, cuya entrega puede distribuirse


en pagos de US $291 mensuales decrecientes hasta lle-
gar a US $87, se da con el fin que el colono sea concien-
te que después de determinado tiempo esté preparado a
subsistir por sí mismo sin la ayuda del Estado.

Para ello, se debe diseñar un sistema de desarrollo au-


tosuficiente, un programa de inversión social e individual,
donde la gente se sienta comprometida y el Estado asu-
ma un compromiso real de paz.

La rehabilitación del campo implica mucho más que la


preocupación por dotar de tierra a las familias rurales

93
Propuesta de Paz

desplazadas y a los ex combatientes. En todo momento


el nuevo colono debe contar con asistencia técnica
agropecuaria, fundamental para la organización urbana
de la colonia; así como de atención psicológica y
moral que propenda por la recuperación social, cultural
y productiva, garantizando la sana convivencia, la
soberanía y el autoabastecimiento alimentario.

Esta propuesta práctica de paz en nuestra nación cos-


taría alrededor de US $5.000`000.000, que abarcan los
costos de la infraestructura necesaria para generar rique-
za y bienestar social. Vale la pena preguntar al Estado lo
que ha invertido en los últimos 12 años para capturar o
combatir cada miembro de los grupos ilegales actores
del conflicto.
Segunda fase de La Propuesta

Cuando estos ciudadanos y sus familias hayan termina-


do de construir su casa y estén instalados, estarán pre-
parados para iniciar la segunda fase de este proyecto
de recuperación social: la comercialización de productos
para su sostenimiento.

Es por ello que la propuesta ofrece dos aspectos de


productividad de las colonias: el primero, la reinserción
y mejoramiento de la calidad de vida de 1`250.000 co-
lombianos y su compromiso con el progreso del país.
El segundo, la reciprocidad en el compromiso que debe
ejercer la sociedad, el gobierno y los administradores del
Estado con ellos.

La segunda fase comienza cuando estos ciudadanos se


sientan comprometidos con el proyecto; gracias al res-

94
paldo del Estado y de la sociedad en general. Se habrán
olvidado del conflicto armado vivido y por lo tanto tendrán
el empeño de volverse productivos y generar riqueza.

Cultivos de palma africana y caña de


azúcar para generar riqueza al país

Como se dijo anteriormente, con la llegada de cada fa-


milia a la colonia se le entregará diez hectáreas de tierra
para el desarrollo agrícola y pecuario; por lo que se debe
disponer de 2`500.000 hectáreas o 25.000 kilómetros
cuadrados. Por cada colonia donde habitan 10.000 fa-
milias, debe haber 100.000 hectáreas o 1.000 kilómetros
cuadrados.

Las diez hectáreas deben entregarse bajo unos paráme-


tros de planeación estratégica y desarrollo agroindustrial.
Acompañado de un programa de asesoría técnica asis-
tida, que oriente a los colonos en la realización óptima
de las tareas agropecuarias, cumplimiento de metas y
resultados a corto, mediano y largo plazo.

Creación de 25 complejos de producción


de aceite de palma africana

A cada familia se le entregarán diez hectáreas: seis de


ellas para cultivar la palma africana; es decir, que por
cada colonia se deben disponer de 60.000 hectáreas,
para un total de 1`500.000 hectáreas que tendrán como
fin crear 25 complejos de producción, procesamiento in-
dustrial y comercialización de aceite de palma africana.

De acuerdo con el Departamento Nacional de Planeación,


en uno de los documentos de la “Agenda Interna para

95
Propuesta de Paz

la Productividad y la Competitividad”, la palma africana


es uno de los productos con gran potencial industrial en
Colombia, dentro de un mercado internacional creciente.
De ahí que se considere como una de las actividades
económicas más promisorias y dinámicas del país, que
cuenta con óptimas condiciones biofísicas y ambienta-
les y con ventajas productivas para períodos de 40 a 50
años; lo que a largo plazo garantiza su sostenimiento.

Por otra parte, el consumo de aceite crudo de palma en


Colombia ha venido creciendo. De acuerdo con los cál-
culos del Departamento de Planeación Nacional, dicho
consumo se incrementará en 13 kilogramos por persona
para el año 2020.

Los principales compradores de aceite crudo de palma


son las fábricas de aceites y grasas comestibles con un
86% de las compras, le siguen los comercializadores
con un 5,7% y en tercer lugar se encuentran los otros
consumidores, tales como las fábricas de concentrados
de alimentos para animales con un 8,3%.

Otro aspecto importante que vale la pena resaltar de la


productividad de la palma africana es que, además de
la gran comercialización nacional, el mayor mercado po-
tencial está en nuestros países vecinos como Ecuador,
Bolivia, Brasil y en los países europeos. Resultado de
esto fue el incremento de las exportaciones en los tres
últimos años, superiores en un 32,3% en comparación
con el año 2006, para un total de 268.280 toneladas. Los
destinos principales son Inglaterra, Perú, México, Vene-
zuela, Costa Rica, Ecuador y Holanda.

96
Además, existe una gran diversificación en el uso del aceite
de palma y de palmiste por la industria alimentaría y otros
como concentrados para la alimentación de animales.

Los grupos económicos del país deben colaborar con


este proyecto, así como los productores de palma africa-
na, debido a que esta fase no sólo generaría riqueza y
empleo a los colonizadores, sino también divisas al país.

Cultivos de caña de azúcar

De las cuatro hectáreas restantes, dos se destinarían


para la siembra de la caña de azúcar u otro cultivo de rá-
pida cosecha. Entre las 25 colonias se reunirían 500.000
hectáreas para este cultivo.

Se propone la siembra de caña de azúcar porque de ella


se pueden obtener varios productos como dulces, pane-
la y el alcohol carburante, componente utilizado actual-
mente para el combustible vehicular.

De acuerdo con el Observatorio de Competitividad Agro-


cadenas Colombia, del Ministerio de Agricultura, en los
años noventa, la cadena de azúcar conformada por la
caña de azúcar, el azúcar y la confitería, mostró ganan-
cias en su productividad y competitividad. Por tanto, se
incrementó el rendimiento del cultivo de la caña, así como
la productividad de los trabajadores a modo de resultado
de la implementación de nuevas tecnologías en el sector.

El azúcar es una de las agroindustrias más importantes


de Colombia, junto con el cultivo de la palma africana.
Ambos son productos altamente generadores de empleo

97
Propuesta de Paz

e ingresos. Además, constituyen insumos vitales en


industrias que los utilizan para obtener diversos productos.

Por todos estos beneficios es que en el Valle del Cauca se


ha desarrollado un emporio azucarero conformado por 13
ingenios, más de 1.500 agricultores, más de 40 empresas
de alimentos y bebidas, 11 productores de alcohol y
licores, dos cogeneradores de energía, un productor
de papel, una industria química y una gran cantidad de
proveedores de bienes y servicios que la misma cadena
demanda. Se pode visionar en las colonias de paz, con
la participación del sector privado, otro complejo de igual
magnitud para Colombia.

Ante tal situación, la producción de alcohol carburante


se presenta como una alternativa de ingresos mayores
y más estables para los productores de azúcar, quienes
actualmente se constituyen en los únicos que cuentan
con las condiciones para iniciar la producción de etanol.

Colombia ha hecho uso de dos sistemas para estabilizar


el ingreso de los productores, vendedores y exportado-
res de azúcar: El Fondo de Estabilización de Precios y el
Sistema Andino de Franjas de Precios, los cuales han te-
nido un efecto estabilizador del precio internacional y han
proveído cierta protección a los productores, quienes es-
tán percibiendo un precio superior al que obtendrían en
un mercado libre.

Diseñar un programa de educación ambiental

Las otras dos hectáreas restantes de las diez adjudica-


das a cada familia, constituyen el área destinada para la

98
construcción de la casa e instalaciones de la granja; don-
de se podrá desarrollar actividades piscícolas, criar una
segunda vaca y otros animales que puedan asistir y todo
lo demás que ellos adquieran con su propio esfuerzo.

En esta segunda fase se hace indispensable diseñar un


programa de educación ambiental, considerando que la
eficacia en los resultados de los proyectos dirigidos al
manejo, conservación y buen uso de los recursos natura-
les, depende en gran medida de la formación ambiental
de la comunidad.

Se recomienda implantar espacios de formación tecno-


lógica, convivencia, pertenencia y compromiso respon-
sable a cargo de un grupo interinstitucional liderado por
el Ministerio del Medio Ambiente en conjunto con orga-
nismos gubernamentales y no gubernamentales; pues el
desafío inmediato sería actuar sobre los problemas del
momento, pensando en soluciones de largo plazo, que
conduzca al desarrollo respetando el ecosistema.

Programas que permitan desarrollar los diversos aspec-


tos de la educación y de la gestión ambiental, como la
investigación, la conservación, lo tecnológico, lo social,
lo ético, lo estético y el turismo rural, con la certeza que
en la participación se comprometan todos los agentes
sociales, permitiendo a los colonos entender la respon-
sabilidad directa en la preservación del entorno y hacién-
dolos comprender que son ellos quienes definen qué he-
rencia natural van a dejar a sus hijos.

En los centros de formación rural se deben habilitar es-


pacios permanentes de redescubrimiento, exploración,

99
Propuesta de Paz

creación y socialización, donde el espíritu crítico y re-


flexivo, el razonamiento y la argumentación, jugarán un
papel decisivo en el conocimiento, invitando al colono a
transitar de la información elemental a la investigación
sistemática.

La seguridad de las 25 colonias

Debido a que la invitación a participar en este proyecto


es para todos los damnificados del conflicto ―comba-
tientes, desplazados y campesinos―, la seguridad debe
ser garantizada por la Policía Nacional y las Fuerzas Mi-
litares del Estado; en función del respeto por la dignidad,
la integridad y demás derechos fundamentales de los
colonos.

Su presencia deberá estar permanentemente desde la


primera fase del proyecto, y en el momento en que co-
miencen a llegar los damnificados a la región destinada
para la construcción de cada colonia.

Durante el proceso de desarrollo de la propuesta, se


pueden presentar delitos menores y ahí el Estado debe
garantizar que estas personas no vuelvan a empuñar ar-
mas, dando ejemplo de la vigencia de la justicia y la ley.

Se propone la conformación de una veeduría integrada


por miembros de organismos nacionales e internaciona-
les, que revistan la garantía de sus actuaciones y pro-
pendan por el bienestar de la población y la vigencia de
los derechos humanos.

Allí se deberán afianzar los lazos de confianza y respeto


bajo la vigencia de los valores morales, indispensables

100
para la sana convivencia como la tolerancia, la solidari-
dad, el respeto por la integridad personal y de la familia.

Se recomienda a la Iglesia liderar esta veeduría, que ella


sea la mediadora, la que convoque a los demás organis-
mos e instituciones nacionales e internacionales, líderes
y miembros de la sociedad civil y otros de nivel interna-
cional de gran reconocimiento mundial en el desarrollo
de alternativas de solución a los conflictos armados. En
esta veeduría deberán participar líderes colonos, desig-
nados por ellos mismos.

Una vez consolidada la colonia y afianzados sus lazos


sociales y económicos, podrá acceder a su representación
política como municipio, eligiendo Alcalde y concejales.
Entonces podrán conformar la planta administrativa y
de gobierno y demás autoridades elegidas y respetadas
por ellos; siempre comprometidas con el Estado y la ley
colombiana.

Cuando esta propuesta se divulgue y llegue a todos los


rincones del país, especialmente a los combatientes,
desplazados, y campesinos afectados por la violencia, y
conozcan el deseo del Estado de darles la oportunidad
de desarrollar un proyecto de vida alternativo; entonces,
con seguridad, tendrá lugar una deserción masiva de
guerrilleros y paramilitares, así como gran deserción de
desplazados de los cordones de miseria citadinos.

Corresponde al Estado proporcionar los mecanismos de


movilización y financiamiento para que logren llegar a los
territorios dispuestos para las colonias, de acuerdo a una
distribución concertada.

101
Propuesta de Paz

Alternativas para los jefes


y cúpulas armadas ilegales

Para los jefes de los grupos armados, hay dos soluciones:


una, es indultarlos en caso que demuestren verdaderas
intensiones de paz, como la entrega total de secuestra-
dos, armas, terrenos de cultivos ilícitos y el reembolso
de dinero a la legalidad. De no realizar dichas demos-
traciones de paz, el Estado no tendrá mas opción que
combatirlos, resultando en tal caso la estrategia militar
como vía más efectiva.

Al presentarse la deserción masiva de combatientes y de


los mandos medios, con seguridad no habrá quien cuide
los cultivos ilícitos, quien vigile a los secuestrados, quien
le ponga el pecho a las balas; por lo que sería mucho
más fácil detectar y destruir los laboratorios de droga y
combatir a los cabecillas.

Así, se podría respaldar la estrategia difundida por los


Estados Unidos, con su plan de recompensas y per-
secución contra 50 jefes de las FARC, por traficar co-
caína a Estados Unidos por un valor estimado de US
$25.000`000.000.

Estados Unidos ofreció igualmente un plan de recompen-


sas de US $75`000.000 por los integrantes de la guerrilla
de las FARC solicitados por la Justicia. Esto mismo lo hizo
en los años ochenta y noventa contra los grandes capos
del narcotráfico como Pablo Escobar y Carlos Ledher,
entre otros. La operación militar estadounidense también
se encaminaría hacia la persecución de los bienes de
las FARC, valorados en más de US $25.000`000.000.

102
Las autoridades estadounidenses consideran que las
FARC introducen a su país el 60% de la cocaína, lo que
la convierte en la mayor organización mundial dedicada
al narcotráfico.

Se propone contratar personas o caza recompensas que


le señalen a las autoridades dónde están los cultivos y los
laboratorios de droga; contratistas a los que se les pague
para la erradicación eficaz de estos cultivos, apoyados
por las Fuerzas Militares que serían los encargados de
protegerlos. Incluso el pie de fuerza se puede reducir, ya
que los cabecillas y sus lugartenientes ilegales estarían
en determinados sitios del país y no en toda la extensión
del territorio nacional.

Gravamen del 4 por mil financiaría


la totalidad de La Propuesta

En 1999, el Estado colombiano creó el gravamen del 2


por mil para subsidiar a los damnificados que dejó el te-
rremoto del Eje Cafetero. Seguidamente dicho gravamen
se dispuso para salvar el sector bancario, y en algún pe-
ríodo de lo recaudado, parte de este dinero se destino
para el conflicto armado. Algunas circunstancias hicieron
que este gravamen se incrementara a un tres por mil,
hasta llegar hoy al cuatro por mil, que se recauda en las
operaciones bancarias.

De acuerdo con la Dirección de Impuestos y Aduanas Na-


cionales (DIAN), el total recaudado del año 2007 fue de
más de US $1.490`000.000. Si a esta cifra se le sumara
lo recaudado en el impuesto a la Seguridad Democrática,
que entre el 2002 al 2007 acumuló US $2.274`900.000,

103
Propuesta de Paz

el gobierno de turno no encontraria la excusa para de-


clarar que la propuesta no es viable, pues tendría los
recursos necesarios.

Según datos de la Asociación Bancaria de Colom-


bia, el sector financiero se fortaleció con este grava-
men, registrando en el 2005 utilidades superiores a US
$2.393`000.000. Ha llegado el momento en que este
sector le devuelva al país el sacrificio que hizo el pueblo
por ellos, retirando la propuesta que hace poco solicitó,
de eliminar el gravamen a los movimientos financieros
del 4 por mil, argumentando que sus usuarios no realizan
transacciones para evitar su pago.

La propuesta da la oportunidad de invertir el impuesto


para la Seguridad Democrática en la paz y no exclusiva-
mente en la guerra. Si el gobierno demuestra una verda-
dera voluntad de paz, los colombianos de bien lo paga-
rian con gusto.

Se solicita aplicar más impuestos en medio de las expe-


riencias fallidas de procesos inconclusos encaminados
por los gobiernos de turno, donde se recuerdan más las
anomalías de “diálogos” con sillas vacías, “desmoviliza-
dos” que conforman otros frentes, así como la entrega
a un candidato presidencial de dos policías; cuando en
realidad son centenares los militares que por cuatro, cin-
co y a hasta siete años, se encuentran en cautiverio ile-
gal y en condiciones infrahumanas.

Los colombianos estamos cansados de escuchar sobre


la creación de más impuestos para la guerra, sobre todo
por las largas esperas de resultados efectivos que pre-

104
senten hechos demostrativos de la culminación del con-
flicto armado.

Más dinero del Estado, hoy dispuesto para


la guerra, que puede contribuir para la paz

El Estado también cuenta con una cantidad incalculable


de bienes incautados del narcotráfico, que si el gobierno
agilizara los procesos de expropiación y los sacara a su-
basta pública, contribuirían enormemente en la presente
propuesta. En cuanto a las tierras incautadas estas po-
drían utilizarse para la ubicación de las colonias.

Gastos Conflicto Armado y Tasa


del
de crecimiento del PIB 2000-2008p

guerra y pib (millones de


variación
año seguridad dólares) a precios
del pib
como % de pib constantes 1994
2000 2.9 2.9 $ 89.968
2001 3.1 1.5 $ 91.292
2002 3.3 1.9 $ 93.057
2003 3.3 3.9 $ 96.647
2004 3.4 4.9 $ 101.351

2005 3.3 4.7 $ 106.136

2006 3.3 6.8 $ 113.388

2007 3.5 6.7 $ 120.985

2008p 3.7 6.9 $ 129.333

105
Propuesta de Paz

Fuente: DANE, Banco de la República. Informe “Presupuesto de


las Fuerzas Militares de Colombia.” Datos en millones de dolares
de 1.994 CONPES.

Estos datos colocan a Colombia entre los cinco países


que más gastan en actividades militares y de seguridad
como proporción del PIB. El esfuerzo para combatir los
grupos ilegales recae sobre los recursos internos, lo que
ha agudizado los problemas de injusticia, desigualdad y
violencia sociopolítica.
El Plan Colombia

El Plan Colombia ha tenido a la fecha un costo de US


$7.558`000.000, de los cuales los principales aportantes
son: Estados Unidos con US $1.500`000.000; la Unión Eu-
ropea, con US $1.500`000.000 y los US $4.000`000.000,
provenientes de un préstamo de la Banca Mundial, solici-
tado por el Estado colombiano. Préstamo que los colom-

106
bianos pagan a través del impuesto al Valor Agregado
(IVA). Más 558`000.000 provenientes de recursos pro-
pios del presupuesto nacional.

Las siguientes cifras demostrarán que con la inversión


que los dos últimos gobiernos han recibido de los Es-
tados Unidos y la Comunidad Internacional para la lu-
cha contra el narcotráfico, contra la guerrilla, contra los
paramilitares, y para la ayuda social a los desplazados,
desmovilizados y demás costos de la guerra, se podría
duplicar este proyecto para así completar con la asisten-
cia de la totalidad de los damnificados por la violencia,
que aproximadamente son 3`000.000 de personas.

Participación del Plan Colombia en los gastos


de seguridad y conflicto armado

presupuesto participación del

defensa nacional plan plan colombia


año
(millones dólares colombia en defensa
2008) nal.%
2000 $ 1.765 nd nd
2001 $ 1.794 $ 527,0 3,0
2002 $ 2.089 $ 1.231,0 6,8
2003 $ 2.393 $ 2,2 0,0
2004 $ 2.721 $ 1.839,0 8,9

2005 $ 2.782 $ 600,0 2,7

2006 $ 3.223 $ 735,0 3,2

2007 $ 3.538 $ 404,6 1,7

2008p $ 5.465 $ 545,5 2,2

107
Propuesta de Paz

Fuente: DANE, Banco de la República. Informe: “Presupuesto de


las Fuerzas Militares en Colombia.” Datos en millones de dólares
de 1.994 CONPES. Oficina del Alto Comisionado para la Paz,
Vicepresidencia de Colombia

El conflicto armado ha provocado que importantes re-


cursos del presupuesto nacional se dediquen a resolver
la vía militar, en lugar de asignarse a promover la capa-
cidad productiva del país, poniendo en riesgo el poten-
cial de crecimiento económico a mediano y largo plazo.
La participación del Plan Colombia en los gastos de la
guerra y la seguridad no es significativa; además, incluye
gastos muy variados y no directamente vinculados con
la guerra. Lo más grave de todo es que, a cambio de
esa ayuda, el país está sometido a los intereses de los
Estados Unidos y perdiendo su capacidad de maniobra
interna y externa.

108
El costo beneficio de la guerra

Para el año 2008 está previsto que de los 566.084 car-


gos públicos que se atienden con cargo al presupuesto
central 459.687, el 81,2% estará ocupado por servidores
públicos asignados a las labores de defensa, seguridad y
policía. El 58,4% del total del salario que se pagará en el
2008 con cargo al presupuesto central ha sido asignado
al Ministerio de Defensa. El gasto en defensa es igual a
la suma de todas las transferencias en salud, educación
y saneamiento ambiental. El 30% del presupuesto de las
Fuerzas Militares representa 1,9% del PIB y esto equi-
vale a 5,9 billones “costo unitario” por baja, capturas o
desmovilización de un guerrillero $616`000.000.

En el período 1995-2003, la cifra calculada es


$629`000.000. En los años 2002-2003 la cifra se
redujo a $293`000.000. El aumento del gasto no
parece mejorar la eficiencia en los años 2004-2006.

El resultado es más desconcertante, si se tiene en


consideración que de cada 100 guerrilleros retirados,
84 nuevos entran a la subversión esto implica que para
lograr un retiro “efectivo” en un período de 4 años, el costo
económico supera los $1.000`000.000–$1.500`000.000.

Comparando el 2006 con el 2005, se observa que de


los 9.565 guerrilleros retirados del combate la subver-
sión pudo reclutar 8.523, pues la reducción efectiva fue
de 1.042 armados ilegales. Es decir, para lograr un re-
tiro “efectivo” y con la hipótesis de solo asignar el 30%
a la lucha contrainsurgente, la cifra es un alucinante
$5.662`000.000 por cada retiro efectivo.

109
Propuesta de Paz

El narcotráfico

El aspecto que más afecta la economía colombiana es


el narcotráfico; pues los costos en la financiación de
las políticas antidrogas fueron de US $1.349`000.000.
Como costos indirectos se calcularon la pérdida de pro-
ductividad laboral de los 650 condenados en promedio
de cada año por tráfico de drogas, representando US
$222`000.000 en actividades legales, de los cuales el
80% corresponde a los hombres condenados.

El cálculo es que la permanencia promedio en la cárcel


es de 6,4 años; lo que significaría un costo promedio por
improductividad de US $10.881.
Secuestro
Según datos publicados en el 2008, se han presenta-
do entre el 2002 y el 2008, 3.701 casos de secuestro
extorsivo, 2.735 casos de secuestro simple, 195 casos
de secuestros en retenes ilegales. Suman a lo anterior,
los recursos invertidos en campañas de prevención y el
pago de rescates por parte del sector privado ―por valor
de US $22.559.

El secuestrado que dejó de trabajar en promedio 418 días


y dejó de producir US $2.833 durante esos cinco años,
representó para la economía una pérdida cercana a US
$39`616.000 adicionales. De la misma manera, quienes
murieron en cautiverio dejaron de producir cerca de US
$33`381.000.

Minas antipersonas

Los costos directos del desarrollo del Programa de Pre-

110
vención de Accidentes por Minas Antipersonas y Aten-
ción de Víctimas fue el año pasado US $863.000, suma
insignificante en comparación con la pérdida de capital
humano; puesto que en los mismos años los accidentes
con minas antipersonas dejaron 6.627 víctimas, de las
cuales el 23% murió por la misma causa y el 77% restan-
te aún tiene secuelas y recibe ayuda del gobierno. Co-
lombia actualmente ocupa el segundo lugar en el mundo
en la siembra de minas antipersonas. Adicional a lo an-
terior se calcula que el 66% de las víctimas son civiles
inocentes; lo que acentúa la problemática humanitaria.

Desde 1990 hasta abril de 2007, 449 niños han sido


heridos por minas antipersona (MAP) y municiones sin
explotar (Muse). Un total de 145 menores de edad han
muerto por esta causa. En Colombia todos los grupos
armados ilegales siembran minas antipersona.

Las cifras reveladas por el Programa Presidencial de Ac-


ción Integral contra Minas Antipersonales (anteriormente,
Observatorio de Minas), muestran que entre los menores
de edad, los niños representan el 76% de las víctimas,
mientras que las niñas comprenden un 22% del total de
los afectados por esta trampa mortal.

En 2006 se reportaron 1.037 nuevas víctimas, de las


cuales 75% fueron militares y 25% civiles (80% hombres,
14% menores de edad y 6% mujeres), según revela el
Monitor de Minas Terrestres, Internacional Campaign to
Ban Landmines, (ICBL).

Por otra parte, la ausencia laboral de los heridos y los


muertos por causa de las minas antipersonas le signi-

111
Propuesta de Paz

ficó al país una pérdida en su economía de más de US


$159`423.000, entre dos y seis millones de pesos por
persona herida y cerca de US $82.698 por cada persona
muerta.

El sector rural también perdió; pues en los terrenos mina-


dos se habrían podido cultivar y reportar US $61`148.000
al sector agrícola.

Muertes de miembros de la Fuerza Pública

Cerca de 2.600 miembros de las Fuerzas Militares y la


Policía cayeron a manos de los grupos irregulares du-
rante esos cinco años y los ingresos que habrían re-
cibido durante su vida productiva se calcularon en US
$323`214.000. La institución que más perdió fue el
Ejército, con US $177`768.000; la Policía Nacional, US
$131`032.000; la Armada Nacional, US $13`540.000 y la
Fuerza Aérea, US $1.528`000.000.

Los costos generados por el conflicto armado en el país


son:

• Secuestro
• Daño a infraestructura
• Abigeato y pago de extorsiones por parte de
ganaderos
• Uso de minas antipersonas (MAP)
• Desplazamiento
• Desmovilización de miembros de grupos armados al
margen de la ley (GAML)
• Problema de las drogas ilícitas
• Gasto del Estado en Seguridad y Defensa

112
• Muerte de miembros de la fuerza pública
• Indemnizaciones a víctimas de la violencia

Costos directos

El conflicto interno ha representado una pérdida significa-


tiva de capital humano; pero también costos directos, más
fáciles de contabilizar. Por ejemplo, entre 2002 y 2008;
las voladuras de oleoductos fueron 633; torres de ener-
gía, 1.137 y de telecomunicaciones, puentes y carreteras
862. Todo le costó al país más de US $ 428`041.000.

Los recursos que el Ministerio de Defensa utilizó para el


conflicto armado e inteligencia del Ejército fueron US $
4`000.000.

Por otra parte, el Estado desembolsó US $6.000 para la

113
Propuesta de Paz

reincorporación de desmovilizados, según la ONG Me-


dios para la Paz. De acuerdo al Sistema Único de Re-
gistro de Acción Social, los grupos Guerrilleros fueron
responsables de 19.001 desplazamientos en el 2006; las
Autodefensas, de 5.821; las Fuerzas Militares, de 7.392 y
la Fuerza Pública de 83. Para resolver el problema de los
desplazados se necesitarían 4,8 billones de pesos ―el
equivalente a la cuarta parte de toda la inversión social
del presupuesto nacional.

Según cifras de la Federación de Ganaderos de Colom-


bia (FEDEGAN), presentadas en el estudio de Planea-
ción, el robo de ganado y el pago de vacunas representó
costos de US $427`167.000 para el gremio.

De este completo informe podemos concluir que el dine-


ro que el Gobierno, el Estado y el Plan Colombia están
invirtiendo para una solución bélica, es inmensamente
superior al que se podría invertir para una solución neta-
mente de paz.

Costos de criminalidad (pérdidas materiales directas)


6,7% del PIB.

Costos de la violencia (pérdidas de productividad e inver-


sión) 2% del PIB.

La pérdida de crecimiento anual de producto debido al


conflicto y a su trayectoria a largo plazo puede ser cer-
cana a 0,5%.

La propuesta de solución práctica al conflicto armado

114
permite desarrollar una estrategia para acabar de mane-
ra directa nuevos desastres de la guerra: las fumigacio-
nes químicas, las víctimas de las armas y las bombas,
las víctimas de las minas antipersonas, las bombas hu-
manas.

Cesaría en este bello país el ruido de las armas y las


bombas, el llanto de los huérfanos y de las viudas del
conflicto; sonidos que podríamos cambiar por la risa de
los niños, el bramido de las vacas, los golpes de las pal-
mas de las manos para volver a aplaudir con gran orgullo
a una Colombia construida en Paz.

Presupuesto invertido en defensa nacional


per cápita (miles de dólares)

Presupuesto per
PIB (Millones
Guerra y cápita inverido
de dolares)
Seguridad Variación en defensa
A ño de PIB
a precios
como % nacional
constantes
de PIB (millones de
1994
dolares)

2000 2,9 2,9 $ 89.968 $ 159,4


2001 3,1 1,5 $ 91.292 $ 173,5
2002 3,3 1,9 $ 93.057 $ 180,4
2003 3,3 3,9 $ 96.647 $ 194,0
2004 3,4 4,9 $ 101.351 $ 207,8

2005 3,3 4,7 $ 106.136 $ 219,4

2006 3,3 6,8 $ 113.388 $ 232,1

2007 3,5 6,7 $ 120.985 $ 242,5

2008p 3,7 6,9 $ 129.333 $ 253,4

115
Propuesta de Paz

Fuente: Departamento Nacional de Planeación, Ministerio de Ha-


cienda y crédito Público, Banco de la República.

116
La Actualidad de Colombia Hoy
Breve reseña histórica (marzo de 2006-enero de 2008)

E s indiscutible que el Programa de Seguridad Demo-


crática del presidente Álvaro Uribe Vélez ha funcio-
nado desde el punto de vista práctico, si se tiene en
cuenta que el número de secuestros y víctimas del terro-
rismo ha disminuido ostensiblemente durante sus cinco
años de gobierno. El acorralamiento a los grupos ilega-
les ha sido perfectamente calculado y, desde el punto de
vista bélico, las estrategias de las Fuerzas Armadas han
logrado su objetivo de arrinconar y mermar la capacidad
combativa de los grupos narcoterroristas. Dentro de ta-
les grupos clasifican, además de las FARC y el ELN, las
AUC y la delincuencia organizada, en complicidad con
los mismos actores del conflicto.

En el 2007 se hizo evidente que los distintos grupos ile-


gales han penetrado las estructuras del Estado, desde
las mismas Fuerzas Armadas, pasando por organismos
de seguridad como la Fiscalía General de la Nación y el
Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), hasta
la Policía Nacional y el Congreso de la República. La des-
composición social que sufre el establecimiento nacional,
se ha superado paulatinamente, pero no del todo.

El Programa de Seguridad Democrática de Álvaro Uribe


llegó para quedarse. El país no debe permitir que un es-

119
Propuesta de Paz

quema político que ha brindado una relativa seguridad


en los últimos años, sea relegado por el próximo presi-
dente. Aunque el panorama político actual hace pensar
que Uribe dejará un sucesor que comparta su ideología
y pensamiento, si es que no resulta electo por tercera
vez; el Programa debe dinamizarse para el mandato que
sigue, pues los cinco años de su gobierno no han puesto
fin a la actividad beligerante de los grupos armados al
margen de la ley y no se vislumbra esta posibilidad, sino
más bien que continúen sembrando el caos en los cam-
pos y ciudades colombianos.

Vale la pena reflexionar sobre el alto costo económico


que están pagando los colombianos por la guerra y si se
mantendrá mientras no se solucione el conflicto de raíz.
¿Cuánto tiempo estarán dispuestos a seguir tributando
los colombianos, sabiendo que sus tributos son exclusi-
vamente para la guerra? ¿Cuánto tiempo permanecerán
las Fuerzas Armadas del Estado en la selva?

Si en el 2008 el presupuesto para la guerra en Colombia


está cerca de los 10 mil millones de dólares ─equivalente
al 15% del presupuesto nacional─ y se tiene en cuenta
que ha venido en ascenso desde el 2002, restándole es-
pacio económico a la inversión social, entonces el Pro-
grama de Seguridad Democrática debe reformarse. El
pueblo colombiano clama por la reconciliación y la paz
verdadera, por el derecho a una vida digna donde las
necesidades mínimas ─salud, educación, vivienda y ali-
mento─ estén suplidas. La experiencia de tantos años de
guerra, ha demostrado que el problema social debe solu-
cionarse para los tres o cuatro millones de colombianos

120
que lo necesitan, o de lo contrario el país no encontrará
la reconciliación a la que aspira.

Los combatientes de todas las estructuras ilegales con-


tinúan en la insurgencia por el abandono social y la ne-
cesidad de emplearse como miembro de uno de estos
grupos; ya sea como cultivador de la hoja de coca o en
los laboratorios para el procesamiento de la droga o di-
rectamente combatiendo contra su hermano campesino
que hace parte de otro grupo ilegal o le presta un servi-
cio a la Nación.

Resulta obvio que sin inversión social y sin el ofrecimien-


to de una vida digna a los campesinos colombianos que
hoy están en la ilegalidad o son desplazados citadinos,
los grupos armados al margen de la ley permanecerán
y ganarán fuerza, pues tienen una fuente constante de
donde nutrirse en los miles de hombres, mujeres y niños
que hoy no tienen una opción decorosa de vida.

Las ideas uribistas son válidas; pero un posible sucesor


suyo no debe comportarse como simple heredero de una
ideología, sino que le corresponde implementar una polí-
tica social planificada y definitiva.

************

El 28 de junio de 2007, las FARC anunciaron al mundo


la muerte de once de los doce diputados del Valle del
Cauca que tenían secuestrados desde 2002. Según la
misma organización, Sigifredo López es el único de ellos
que permanece con vida. Esta acción es una muestra
más de las acciones terroristas que cada día llevan a

121
Propuesta de Paz

cabo las FARC en territorio colombiano. El acto mismo


de secuestro va en contravía de los derechos humanos
y el asesinato constituye una de las peores manifestacio-
nes de barbarie.

*************

Mientras se terminaba de escribir este libro, en marzo


de 2006, las Autodefensas Armadas de Colombia esta-
ban poniendo fin a su proceso de desmovilización que
comenzó en el año 2003. Casi 35.000 hombres y armas
fueron entregados. Entonces se advirtió en el presente
texto sobre la gran responsabilidad que debía asumir el
Estado colombiano en el proceso de desmovilización.

Hoy, transcurridos casi dos años, se comprueba que el


Estado no jugó el verdadero papel que le correspondía
en el proceso: nuevos grupos de Autodefensas han re-
surgido, con mayor violencia incluso que sus anteceso-
res. Ejemplo de esto son las llamadas Águilas Negras y
muchos otros, que sumados, ya se acercan a la exorbi-
tante cifra de 10.000 hombres.

**************

Es muy fácil para la comunidad internacional y ONGs,


opinar de modo especulativo sobre el problema colom-
biano. Esto sucede cuando no se conocen las verdade-
ras dimensiones del conflicto. El presidente francés, Ni-
colás Sarkozy, a instancias de la familia de la ex candida-
ta presidencial Ingrid Betancourt ─ciudadana colombo-
francesa─, solicitó al gobierno colombiano la liberación
del canciller de las FARC, Rodrigo Granda, quien estaba

122
en prisión después de un alto costo político, económico
y militar. La actitud de Sarkozy es entendible; pero fue
un acto ingenuo al creer que Granda iba a oficiar como
mediador para la liberación de Ingrid Betancourt y otros
secuestrados. En este caso, los gobiernos colombiano y
francés salieron ultrajados y burlados; pero el gran afec-
tado fue el pueblo de Colombia.

Más que una guerra, en Colombia se libra un conflicto ar-


mado en contra de grupos terroristas, cuya violencia es
tan extrema que se inscriben dentro de los peores crimi-
nales del momento. El secuestro es una de las prácticas
más dolorosas de los grupos ilegales colombianos. En la
actualidad, son muchos los secuestrados que llevan más
de diez años en cautiverio, sobreviviendo en condiciones
infrahumanas.

*************

Dada la magnitud del conflicto que afronta el país, se


ha demostrado que el gobierno colombiano necesita el
acompañamiento de países amigos que faciliten el en-
tendimiento para una pronta y efectiva reconciliación na-
cional. Pero también es cierto que este acompañamiento
debe estar desprovisto de todo afán de protagonismo.

La intromisión del gobierno venezolano en asuntos que


solo competen a Colombia, además de incurrir en la im-
pertinencia, vulnera y ofende al pueblo colombiano. Hugo
Chávez, presidente de Venezuela, con la complacencia
de la senadora Piedad Córdoba, protagonizó un show
hollywoodense durante los últimos días del año 2007.
Franco aliado de las FARC, Chávez ofició como interme-

123
Propuesta de Paz

diario en la liberación de la ex parlamentaria Consuelo


González de Perdomo, la ex candidata vicepresidencial
Clara Rojas y su hijo Enmanuel. A la espera de instruc-
ciones de las FARC, varias delegaciones internaciona-
les y el Comité Internacional de la Cruz Roja (CIRC) se
mantuvieron en la incertidumbre, hasta que finalmente el
gobierno colombiano reveló el engaño de las FARC: no
tenían en sus manos al pequeño Enmanuel. Esta vez, la
gestión de Chávez quedó ridiculizada y su espectáculo
al descubierto. El presidente Uribe se llevó los créditos
finales al dejar caer el telón y mostrar al mundo la ver-
dad sobre el paradero del niño ─un hogar de madres
sustitutas en la ciudad de Bogotá, bajo la dirección de
Bienestar Familiar.

Es a mediados de enero de 2008 cuando son entrega-


das a la Cruz Roja Internacional las dos mujeres secues-
tradas. Después de esta fecha, el presidente venezolano
deja bien claro, ante la Asamblea de su país y el mundo,
su simpatía por las FARC, al solicitar a la comunidad in-
ternacional retirar el rótulo de terrorista al grupo ilegal.

************

Las FARC aún insisten en que sean despejados dos mu-


nicipios del territorio nacional, Florida y Pradera, para
un eventual acuerdo humanitario. Con el beneplácito de
gran parte del pueblo colombiano, el presidente Uribe se
niega rotundamente a tal solicitud. Colombia no olvida
que durante el gobierno de Andrés Pastrana (entre 1998
y 2002) fueron despejados 42.000 kilómetros en la zona
del Caguán, departamentos Caquetá y Meta ─corres-
pondientes a cinco municipios─, y en tres años y medio

124
este territorio se convirtió en el lugar que ensombreció al
país.

**************

Es necesaria y urgente la reconciliación de todos y cada


uno de los colombianos. Corresponde a Álvaro Uribe
Vélez o su sucesor, implementar políticas de bienestar
social y general para los tres o cuatro millones de colom-
bianos que más lo requieren.

Esta propuesta se hace pensando en esos colombianos;


por lo que no pretende ser arbitraria, sino que está abier-
ta a reformas y ampliaciones que contribuyan a su puesta
en práctica y posterior éxito. Propuesta de paz contiene
la solución; lo que debe ser el inicio del fin de una guerra
que ha ensangrentado a Colombia por más de cincuenta
años. Nada más justo que la Paz y la dignidad de todos
los colombianos.

125
Bibliografía y Referencias
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• “Colombia: Alcance y Lecciones de Su Experiencia
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127
Propuesta de Paz

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Periódico El Tiempo.
• Febrero 21 de 2006. ”Reclamos de Desplazados
Seguirían en Manos del Programa de Acción Social de
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Periódico El Tiempo.
• Febrero 28 de 2006. “Misión de la OEA, que Hoy
Entrega Informe en Washington, Confirma Rebrote
‘para’ en Córdoba”.

Periódico El Tiempo.
• Marzo 4 de 2006. “Medellín, una Muestra de que el Poder
Paramilitar Continúa Vigente en Varias Zonas del País”.

Periódico El Tiempo.
• Agosto 03 de 2006. “Un Millón De Mujeres se han
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Periódico El Tiempo.
• Marzo 22 de 2006. Estados Unidos Abrió Proceso
contra las Farc como el Cartel de Droga más Grande
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Periódico El Tiempo.
• Marzo 23 de 2006. “Si Colombia lo Pide, E.U.
Intervendrá el País para Capturar Guerrilleros de las
FARC.

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• Marzo 24 de 2006. “En 627 Municipios de Colombia
hay Sembradas Minas Antipersonas; 289 más que en
el 2.000”.

Periódico El Tiempo.
• Marzo 25 de 2006. “Anne Patterson: “La Guerrilla es
Ahora Nuestro Principal Blanco” Sergio Gómez Maseri.

Periódico El Tiempo.
• Marzo 25 de 2006. “Con 25.000 Documentos se Armó
el Expediente en Estados Unidos contra las FARC”.

Periódico El Tiempo.
• Marzo 29 de 2006. “Jefes Paramilitares
Desmovilizados Aceleran Entregas de Tierras para
Beneficiarse de Justicia y Paz”.

www.presidenciagov.co/sne/2005/abril/06/03062005.htm
• “Desde su Creación el Impuesto Bancario le ha Dado
al Gobierno $11 billones”.

Fundación Ideas para la Paz.


• Febrero 9 de 2002. “Una Nueva Agenda de Paz”.
Documento de la Web. Eduardo Posada Carbó.

129
Propuesta de Paz

Proceso de Paz entre el Gobierno Nacional y el ELN.


• Información disponible en CD Room Hechos de Paz
de la Oficina del Alto Comisionado de la Paz 1998
-2002.

Sobre las Políticas y Acciones de Paz del Gobierno de


Andrés Pastrana.
• Información disponible también en CD Room Hechos
de Paz de la Oficina del Alto Comisionado de la Paz
1998 -2002.

130
Este libro se terminó de imprimir
en los talleres de Dígitos y Diseños
Febrero 2008, tercera edición.

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