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EL QUINTO SOL

Los Mexicas, al contemplar la majestuosidad de las construcciones de Teotihuacan acreditaron su


construcción a los mismos dioses. Por ello es la sede de varios mitos y relatos, el más conocido es
la Leyenda del Quinto Sol, que nos narra la creación del Sol que calentaba a los habitantes de la
Gran Tenochtitlán (Capital de Imperio Mexica) que narra lo siguiente: Entonces los dioses se
reunieron en Teotihuacan y ocuparon sus sitios en torno al fogón divino. En este lugar sagrado arde
el fuego durante cuatro días. Y entonces los dioses hablaron así:
"Vamos a crear el Quinto Sol; más para hacer eso, uno de nosotros tendrá que arrojarse a la
hoguera. Nadie habló. Al fin se levantó alguien, un ser envuelto en sombras, un dios feo,
terriblemente buboso y cubierto de verrugas y costras. Se levantó mientras lo miraban con desprecio
los demás dioses. Cuando el arrogante dios Tecuciztecatl, Señor de los Caracoles, vio que un dios
tan pequeño y deformado se había ofrecido para convertirse en el Quinto Sol, se puso en pie de un
salto. Los dioses dijeron: Eah pues, Tecuciztecatl, ¡entra tú en el fuego! El arrogante dios avanza
despacio hasta ponerse enfrente de la enorme torre de llamas. Pero al sentir el calor tiene miedo.
Cierra los ojos, toma aliento y arremete para echarse en el fuego, pero no puede avanzar más.
Entonces todos los dioses se levantan indignados. Tecuciztecatl ruge como un huracán y corre hacia
la hoguera cuatro veces y no puede entrar al fuego. De nuevo se hace silencio y otra vez hablan los
dioses: - Nanahuatzin
Sin aguardar un momento se levanta dando un grito, arrancándose el manto y mostrando la fealdad
de su cuerpo al Fuego Creador, lanzándose hacia él. Las montañas se desploman y el cielo se abre
y se lo traga. Hay una oscuridad total: nada se ve, nada se oye. Los dioses se sientan exhaustos a
esperar la salida del nuevo sol. Esperan largo rato. Al fin comienza a ponerse colorado el cielo y en
todas partes aparece la luz del alba. Exhalando un suspiro los dioses se hincan de rodillas para ver
por dónde saldrá el feo Nanahuatzin. Solo el dios Quetzalcóatl sabe el lugar en que aparecerá el
Quinto Sol. Y cuando aparece en el cielo, por el oriente, emerge de un color rojo encendido y
tambaleándose de uno a otro lado. Nadie lo puede ver, tan brillante y dorada es la luz que despide.-
Pero, ¿como habremos de vivir?- claman entonces los dioses- ¡No se mueve el Sol! ¡No sigue su
camino por el cielo! ¡No hay ni noche ni día! El Sol sigue tambaleándose de un lado a otro. Sin
embargo, no avanza por el cielo. Tiene vértigo. Alguien canta allá a lo lejos: El Quinto Sol se llama el
Sol del Movimiento porque sigue su camino; pero tú no te mueves, Nanahuatzin. Los dioses dan un
grito y se clavan en las venas sus cuchillos de obsidiana, ofreciéndole al Sol su propia sangre, que
va subiendo hasta el cielo. Luego la sangre se convierte en un gran viento que sopla sobre el Sol y
lo hace levantar como si estuviera flotando. Este pasa volando por delante de los sacerdotes,
quienes se afanan por detenerlo, pero el Sol ya está bajando por la escalinata, precipitadamente...
huyendo hacia el horizonte que empieza a empaparse de sangre" .

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