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La infancia en la década de los 70 y 80

La infancia que vivían los niños en el periodo transcurrido entre los años sesenta y ochenta era muy
diferente a la que experimentan los niños de hoy en día. En este artículo se presentan algunos aspectos
de cara a su comparación con la actualidad.
La educación primaria se estudiaba todo el día, tenían clases mañana y tarde todo el curso, incluso
sábados, e iban a almorzar a casa, a veces con media hora de camino en cada uno de los cuatro
trayectos diarios.

En la escuela había buenos y malos estudiantes. Unos alumnos acreditaban el curso y otros
reprobaban. A pesar de eso, nadie iba a un psicólogo o un psicoterapeuta, si acaso, se le ofrecía una
hora de clases particulares en casa. No se reconocía la existencia de alumnos superdotados, ni se
hablaba de dislexia, de problemas de concentración, o de hiperactividad. Quien no acreditaba el grado,
simplemente repetía año y lo intentaba de nuevo el año siguiente.
La escuela de los años 70 y 80 era diferente a la actualidad. Hay dos factores principales que han
revolucionado el modo en el que entendíamos entonces y ahora las clases: la metodología del
aprendizaje y las nuevas tecnologías. En aquellas décadas, la enseñanza se basaba mucho en la teoría y
poco en la práctica. Para estudiar, el alumno repetía mentalmente la lección y la memorizaba, y con
eso ya valía. En definitiva, «captaban» datos, pero sin llegar a comprenderlos o interiorizarlos. Los
exámenes finales eran el único método de evaluación.
El silencio era también un valor importante. Hablar en clase iba en contra del aprendizaje y el profesor
apenas dialogaba con los alumnos; además, la figura de este era excesivamente autoritaria.
En este sentido, la relación entre familias y profesores también ha cambiado. Si antes un padre era
llamado a tutoría, implicaba que el alumno recibía reprimenda doble: en el colegio y en casa. Ahora,
algunos que van a una reunión con el tutor difícilmente aceptan las críticas hacia sus hijos.
Ahora la educación es más participativa y práctica. El docente y el alumno son dos actores que están a
un mismo nivel. El educador ya no se impone tanto y el estudiante ha pasado de ser un objeto pasivo a
activo. Se promueve su participación, su motivación y se le incentiva.
Con respecto a los materiales, antiguamente el cuaderno, el libro y el lápiz eran las herramientas
fundamentales. El profesor llevaba a clase maquetas, mapas, el maniquí del cuerpo humano y carteles
con los gráficos que pretendía mostrar al alumno. Ahora los docentes cuentan con aulas virtuales en
las que la pizarra electrónica ha sustituido al pizarrón y al gis y en ella se proyecta todo tipo de
contenido directamente desde el ordenador. La tecnología es el gran aliado en la formación, tanto
dentro como fuera del colegio.
En las décadas 70-80, para investigar sobre cualquier tema se tenía que ir a una biblioteca y solicitar los
libros que se necesitaba. Ahora Google tiene la respuesta a cualquier duda. Y, probablemente, los
niños de hoy se pregunten cómo sería posible vivir sin dispositivos digitales.

En su tiempo libre los niños de la década de los 70, jugaban algunos de estos juegos, seguro que has
oído hablar de ellos: La rayuela, Las canicas, La cometa, Matraca, Trompo o peonza, Yo-yo, Muñecas de
trapo. En los 80, se jugaba a los Tazos, el Avioncito, los Caballeros del Zodiaco, el Resorte, la Garra de
Leono de Los Thundercats.
En la década de los años 70 el Congreso Mexicano aprobó dos decretos que incidían en la igualdad
jurídica de la mujer. A nivel internacional se promulga la Carta de las Naciones Unidas, dirigida a
procurar la igualdad, así como la no discriminación por razón de sexo. También se vivió la entrada de
muchas más mujeres en la fuerza de trabajo. Los niños de los años 80 son parte Generación X, y parte
Millennials, pues crecieron con el cambio de siglo. Quienes nacieron en la década de 1980 en México
alcanzaron a jugar en las calles, a usar lápiz y papel, pero también descubrieron los beneficios de la
tecnología. 
A partir de los años 70 en México, se insistía en que el proceso de aprendizaje radicaba en dos
actividades fundamentales: jugar y ampliar las experiencias sensomotrices. En lo que se refiere al
juego, se afirmaba que éste "enseña al niño a coordinar el ritmo de sus movimientos; lo ayuda a
desarrollarse física y socialmente, y contribuye a modelar su personalidad y a practicar sus
habilidades". A lo anterior se aunaban las experiencias socio-
afectivas las cuales, decían, "reafirman su estabilidad emocional;
determinan en gran parte su modo social de ser; le dan una imagen
más objetiva de sí mismo, y le proporcionan una base comparativa
más sólida entre su realidad y la naturaleza del mundo que lo
rodea. A mediados del siglo XX, surgen las guarderías, que se
encargarán de cuidar a los niños desde los tres meses mientras las
mujeres realizan actividades fuera de su hogar.
En los años 70 se legisló la edad mínima de ingreso al empleo (14
años). 1979 fue declarado el Año Internacional del Niño. En la
década de los 80 se promulgan leyes de protección a niños
indígenas. En 1989 se celebra la Convención sobre los Derechos del
Niño.

El cuerpo, el espacio y el tiempo fueron los planos en los que se manejaron tanto las imágenes como
los símbolos y los conceptos. También se puso énfasis en la capacidad de atender, recordar y asociar
ideas. Se estimuló el deseo de expresar correctamente las propias ideas, lo cual era muy importante
para introducir a los alumnos en el mundo del lenguaje. En México, como en otros países, el desarrollo
temprano fue visto como una tarea y preocupación de las familias y no de los gobiernos. El énfasis en
salud pública fue reducir la mortalidad infantil; en educación, la tarea fue incrementar la matrícula en
educación primaria. La atención extra familiar a niños pequeños en centros fue muy reducida.
Destacaba el cuidado custodial en "guarderías" y no el desarrollo integral; en su mayoría, esta atención
fue restringida al 10% de los niños y las niñas de madres trabajadoras en el sector formal que tuvieron
la suerte de encontrar cupo. La investigación relacionada con el DIT se realizó principalmente desde la
psicología y desde un marco conductista.

Fuente: Myers, Robert G. (2015). Desarrollo infantil temprano en México: avances y retos. Boletín
médico del Hospital Infantil de México, 72(6), 359-361. https://doi.org/10.1016/j.bmhimx.2015.11.001

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