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Contenido

Efecto fotoeléctrico ......................................................................................................................... 2


Heinrich Hertz ..................................................................................................................................... 2
Philipp Lénárd...................................................................................................................................... 2
Max Planck .......................................................................................................................................... 3
Explicación física del efecto fotoeléctrico ........................................................................................... 3
primer problema ......................................................................................................................... 3
segundo problema ...................................................................................................................... 3
tercer problema .......................................................................................................................... 3
Efecto fotoeléctrico
El trabajo de Einstein sobre el efecto fotoeléctrico fue tan
revolucionario como el de la relatividad, convirtiéndose en una
de las teorías que darían un impulso definitivo a la creación de
la mecánica cuántica. Aunque no tan llamativa como la teoría
de la relatividad, fue el logro por el que mereció oficialmente el
premio Nobel en 1921.

Cuando la luz incide sobre una placa de metal es capaz de arrancar electrones, provocando una
corriente eléctrica, en esto consiste el efecto fotoeléctrico. Pero a principios del siglo XX, la teoría
vigente de cómo la luz se movía no encajaba con lo que sucedía cuando se realizaba un
experimento fotoeléctrico.

En 1905, el “annus mirabilis” de Einstein, publicó un artículo en el que ofrecía una solución que se
basaba en la hipótesis de que la luz está formada por partículas discretas produciendo acá una
dicotomía en cuanto al funcionamiento o comportamiento de las ondas ya sea como partícula o
bien como onda.

Heinrich Hertz
Este fue el primero que se dio cuenta de la existencia del efecto fotoeléctrico en 1887, cuando
bloqueó toda la luz que no necesitaba para un experimento eléctrico que estaba realizando.

Hertz descubrió que las chispas eléctricas creadas por el aparato eran más débiles sin la luz
adicional; por tanto, la luz misma que incidía en la placa de metal estaba induciendo electricidad.
A finales del siglo XIX se tenía asumido que esta electricidad estaba específicamente constituida
por los electrones que se habían arrancado de los átomos por la energía aportada por la luz
incidente.

Philipp Lénárd
En 1902, el físico alemán Philipp Lénárd identificó algunos problemas con la idea de Hertz. Lénárd
creía, al igual que sus contemporáneos, que la luz era una onda. Consecuentemente, podrían
esperarse algunos resultados: más cantidad de luz aportaría más cantidad de energía a los
electrones; una luz débil necesitaría un tiempo para transmitir suficiente energía a los electrones
del metal como para arrancar algunos; y las dos afirmaciones anteriores serían independientes de
la frecuencia de la luz incidente. Lénárd descubrió que no pasaba nada de todo esto. Cuando hizo
que rayos de luz cada vez más intensos incidiesen sobre el metal, la cantidad de electrones
arrancados aumentaba, pero siempre parecían tener la misma cantidad de energía. Además, los
electrones comenzaban a escaparse en el momento en que la luz alcanzaba la placa, a no ser que
la luz fuese de baja frecuencia, en cuyo caso no pasaba nada de nada.
Lénárd hizo que estos problemas, con todo lujo de detalles y datos experimentales, fuesen
conocidos públicamente (y ganó un premio Nobel por ello), pero no fue él el llamado a resolver el
misterio.

Max Planck
Por otro lado, Max Planck también estaba trabajando con la radiación. Para resolver un conjunto
de problemas completamente diferente, lanzó la hipótesis de que, quizás, la energía estuviese
constituida por paquetes de tamaños específicos. En vez de un flujo continuo, la radiación estaría
formada por “cuantos” de energía. En otras palabras, la radiacion en vez de ser un caudal continuo
se comporta como paquetes. Al introducir esta idea, Planck consiguió que las matemáticas del
trabajo que estaba realizando cuadrasen. Esto no quiere decir que Planck creyese necesariamente
que la energía viniese realmente en paquetes discretos, al menos al principio pensó que esto no
era más que un truco matemático nomas.

Explicación física del efecto fotoeléctrico


Einstein, por su parte, estaba dispuesto a aceptar que este truco matemático podría representar
la realidad física. El 17 de marzo de 1905 publicó un artículo en el que partía de la hipótesis de
que la luz no era una onda, sino que estaba constituida por partículas no demasiado diferentes a
los propios electrones. Si se adoptaba este salto conceptual todo parecía tener sentido. En vez de
que el rayo de luz añadiese energía continuamente a los electrones de la placa metálica, ahora
había que interpretar el efecto fotoeléctrico como si cada fotón (el nombre que le daría en 1926
Gilbert Lewis al cuanto de luz) pudiese afectar solamente a un electrón cada vez. Esto explicaba los
tres problemas fundamentales que planteaba el efecto fotoeléctrico.

primer problema

La incidencia de luz con mayor energía no correspondía a la expulsión de átomos con más energía.
Con la solución de Einstein, se puede apreciar que cambiar la intensidad de la luz simplemente
significa que hay más fotones. Más fotones significa que hay más electrones expulsados del metal,
pero ello no implica que un electrón en concreto tenga más energía.

segundo problema

era que las ondas de baja intensidad no necesitaban más tiempo para arrancar los electrones del
metal, sino que lo hacían inmediatamente. Esto podía interpretarse como que había menos
fotones en el rayo de luz incidente. Si bien menor número de fotones significa menor número de
electrones, un fotón individual no va a tener problemas expulsando a un electrón en el momento
en que golpee la placa metálica. No hay necesidad de que múltiples ondas de energía se acumulen
a lo largo del tiempo dándole finalmente al electrón energía suficiente para liberarse.

tercer problema

Era que, en el marco de la teoría ondulatoria de la luz, uno no esperaría que un cambio en la
frecuencia afectase al resultado, pero sí lo hacía. La explicación está en el hecho de que la cantidad
de energía de cada fotón individual es directamente proporcional a su frecuencia. Por debajo de
cierta frecuencia, un fotón simplemente no tiene energía suficiente como para arrancar un
electrón, no importa el número de fotones que se estrelle contra la placa de metal (recordemos
que el electrón no acumula la energía).

La teoría de Einstein no solo proporcionaba explicaciones a los problemas planteados por el efecto
fotoeléctrico; también daba formas de ser comprobada experimentalmente. Su teoría implicaba
que había una correlación entre la frecuencia de la luz y la energía dada a los electrones. Esta
correlación era algo que podia medirse.

A pesar del hecho de que la correlación era verificable y que la hipótesis de Einstein explicaba
satisfactoriamente el efecto fotoeléctrico, llevó bastante tiempo a la comunidad científica aceptar
que no era solo un truco matemático. Incluso Einstein necesitó varios años hasta que se
comprometió con la idea de que la luz era realmente un haz de partículas. Robert Millikan, una
década más tarde, llevó a cabo experimentos con objeto de probar que la teoría era falsa y, a
pesar de que los resultados apoyaban continuamente la hipótesis de los cuantos, Millikan siguió
durante años negándose a creer que no existiese una explicación alternativa.

Para los años 20 del siglo pasado, se aceptaba (casi) universalmente que la luz estaba constituida
por cuantos, a pesar de que también pareciera comportarse como una onda. Esta dualidad onda-
corpúsculo fundamental se convirtió en uno de los pilares de la teoría cuántica, algo que ocupó
mucho más la cabeza de Einstein que la propia teoría de la relatividad en los siguientes 30 años.

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