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Una

Habitación
Propia

Virginia
Woolf

Pero, tendido en la hierba, qué pequeño, qué


insignificante parecía este pensamiento mío; la
clase de pez que un buen pescador vuelve a meter en
el agua para que engorde y algún día valga la pena
cocinarlo y comerlo. (Woolf, V, 2008, p. 6)

¿Tenéis alguna noción de cuántos libros se escriben al


año sobre las mujeres? ¿Tenéis alguna noción de cuántos
están escritos por hombres? ¿Os dais cuenta de que sois
quizás el animal más discutido del universo? Yo había
venido equipada con cuaderno y lápiz para pasarme la
mañana leyendo, pensando que al final de la mañana
habría transferido la verdad a mi cuaderno.(Woolf, v,
2008, P. 22)

A los ojos de Jane Austen había algo vergonzoso en el


hecho de escribir Orgullo y prejuicio. Y, me pregunto,
¿hubiera sido Orgullo y prejuicio una novela mejor si a
Jane Austen no le hubiera parecido necesario esconder su
manuscrito para que no lo vieran las visitas? Leí una
página o dos para ver, pero no pude encontrar señal
alguna de que las circunstancias en que escribió el
libro hubieran afectado en absoluto su trabajo. (Woolf,
V, 2008, p. 50)

Todas las mujeres juntas deberían echar


flores sobre la tumba de Aphra Behn, que se
encuentra, escandalosa pero justamente, en
Westminster Abbey, porque fue ella quien
conquistó para ellas el derecho de decir lo
que les parezca. Es gracias a ella — pese a
su fama algo dudosa y su inclinación al amor—
que no resulta del todo absurdo que yo os
diga esta tarde: «Ganad quinientas libras al
año con vuestra inteligencia.» (Wool, V,
2008, p. 49)
Entonces suspiraba por tener un poder de visión
que sobrepasa aquellos límites; que alcanzara
el mundo activo, las ciudades, las regiones
llenas de vida de las que había oído hablar,
pero que nunca había visto; deseaba más
experiencia práctica de la que poseía; más
contacto con la gente de mi especie, trato con
una variedad de caracteres mayor de la que se
hallaba allí a mi alcance. (Woolf, V, 2008, p.
50)

Si Tolstoi hubiese vivido encerrado en The Priory


con una dama casada, «apartado de lo que se suele
llamar el mundo», por edificante que hubiera sido la
lección moral, difícilmente, pensé, hubiera podido
escribir Guerra y paz. (Woolf, V, 2008, p. 52)

démosle una habitación propia y quinientas


libras al año, dejémosle decir lo que quiera
y omitir la mitad de lo que ahora pone en su
libro y el día menos pensado escribirá un
libro mejor. Será una poetisa, dije,
poniendo La aventura de la vida, de Mary
Carmichael, al final del estante, dentro de
otros cien años. (Woolf, M, 2008, p. 68)

Referencias
Woolf, V (2008), Una habitación propia, Editorial Seix
Barral.

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