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H
abía una vez un rey que tenía tres hijos. Los dos mayores eran arrogantes y
charlatanes y solo pensaban en divertirse. En cambio, el más joven era un
muchacho al que le gustaban las cosas sencillas, como ver la puesta del sol,
comer frutas frescas o leer un buen libro. No hablaba demasiado y era cordial, por
eso, sus hermanos se burlaban de él.
Como el rey ya era viejo, tenía que decidir cuál de sus hijos heredaría el trono.
Pero no sabía a quién elegir. Entonces, los llamó y les ordenó:
–Quiero que viajen por el mundo y aquel que me traiga la alfombra más fina y
hermosa, será mi sucesor.
Para que no discutieran entre ellos, el rey buscó tres plumas, una para cada hijo,
y las sopló desde la torre más alta del castillo, diciendo:
–Viajarán en la misma dirección en que salga volando cada pluma.
El viento se llevó la primera pluma ¡FIUUUUU!, lejos, lejos, hacia
el Este. El hermano mayor la siguió y se fue hacia la derecha. El vien-
to se llevó la segunda pluma ¡FIUUUUU!, lejos, lejos, hacia el Oeste.
El segundo hermano la siguió y se fue hacia la izquierda. Pero el
viento no se llevó la tercera pluma muy lejos, ni siquiera un poqui-
to lejos. La revoleó por el aire en línea recta y ¡FIUUUUU!, ense-
guida la pluma cayó al suelo.
Así que el menor de los hermanos tuvo que quedarse cerquita. Un
poco triste se quedó, porque ¿cómo iba a conseguir una alfombra,
si ni siquiera había salido de los jardines del castillo? Pero cuan-
do fue a recoger la pluma, vio que junto a ella había una puer-
© Santillana S.A. Prohibida su fotocopia. Ley 11.723
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Como sus hermanos pensaban que el menor no encontraría nada, no se
molestaron demasiado en buscar una buena alfombra. Entonces, al primer ven-
Sobre los autores
dedor que hallaron le compraron unas alfombras viejas y gastadas. Cuando regre-
Jacob Grimm saron al castillo y vieron la alfombra preciosa que había traído su hermano, abrieron
(1785-1863) y su
hermano Wilhelm la boca más grande que no sé qué.
(1786-1859) fueron Y, claro, el rey afirmó que su hijo menor sería el heredero. Pero los dos mayores
dos escritores
alemanes que se empezaron a protestar, a gritar y a pedir otra oportunidad. Y protestaron y gritaron
hicieron famosos tanto que el rey dijo:
por sus cuentos
para niños,
–Está bien. Heredará el reino aquel que me traiga el anillo más hermoso.
recreados de la Y volvió a soplar las tres plumas desde la torre más alta para que sus hijos las
tradición oral, como siguieran. Otra vez, el hermano mayor se fue hacia la derecha y el segundo, hacia
Blancanieves,
Cenicienta, Hansel la izquierda. Y otra vez, la tercera voló en línea recta y ¡Fiuuu!, enseguida cayó jun-
y Gretel. El que está to a la puerta levadiza. El menor de los hermanos bajó y le dijo cortésmente a la
en estas páginas
es una versión
rana grande que necesitaba un anillo para llevarle a su padre. La rana ordenó traer
de la escritora la caja y sacó de ella un anillo de oro con piedras preciosas que brillaba tanto y era
y narradora tan hermoso que ningún orfebre del mundo podría haber hecho otro igual. Y vol-
argentina Liliana
Cinetto, autora de vió a pasar lo mismo. Entonces el rey dijo:
La aventuras de –Heredará el reino aquel que logre sorprenderme con su hallazgo.
Meliponio, Todo
en poesía, Mitos Volvió a soplar las tres plumas y otra vez el viento se las llevó en la misma direc-
y leyendas de la ción. Y, otra vez, el hermano menor bajó y le dijo con gentileza a la rana grande que
Argentina, entre
muchos otros.
esta vez tenía que lograr sorprender a su padre.
–¡Huy! –exclamó la rana–. No será tan fácil hacerlo. Pero lo lograrás.
La rana le dio una calabaza hueca con seis ratoncitos, le pidió
que eligiera una de las ranitas y le recomendó que la sentara
encima de la calabaza cuando estuviera frente al rey. El joven
eligió una ranita muy simpática y volvió a subir. Una vez más,
Liliana Cinetto.
Versión libre del cuento recopilado
por los hermanos Grimm.