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Textos Filosóficos 8

Segundo Comentario
Johnny Alejandro Tapia Aldrete

Identificar el punto de partida de la fenomenología mediante la reducción fenomenológica nos


muestra que es un yo o ego. Un ego que tiene características muy particulares que se separan de
posturas anteriores sobre el ego, como la cartesiana, pues parten de supuestos distintos. Husserl
no pretende dar cuenta del mundo en sí o de los objetos que están en el mismo como existentes
independientemente del sujeto que los percibe. Husserl nos lleva a pensar que aunque no
podemos dar cuenta de eso, sí que podemos dar cuenta de lo que aparece en tanto que aparece
ante un ego trascendental, y que se dirige a objetos de los que no puede dar cuenta más allá de su
propio modo de conocer el mundo, ¿y cuál es esa manera o modo?, esa es la cuestión que
trataremos de esbozar un poco.
Si la fenomenología tiene temáticamente objetos de conciencia, de cualquier especie que sean, reales o
ideales, los tiene sólo como objetos de los respectivos modos de conciencia, [...] en suma, cualquier
momento del sentido objetivo, advertimos lo mismo para cada uno de ellos: es unidad de una multiplicidad
de modos de aparición que alternan incesablemente, de sus perspectivas particulares, de las diferencias
particulares del aquí y allá subjetivos.1

La cita que elegimos, de cómo un objeto despierta varios tipos o modos de la conciencia
del ego que se dirige al objeto que le aparece, nos sirve para matizar cómo la fenomenología
lejos de ser un caso de teoría solipsista que explica de manera particular y subjetiva a los objetos,
se toma la tarea de explicarnos que el mundo en cuanto acontecimiento no puede definirse en un
sólo acontecimiento sin más, si llegamos a usar ese término tenemos que tomar en consideración
el hecho que se menciona en la cita, un acontecimiento es unidad de multiplicidad.
En algo que llegue a identificarse como fenómeno, por más que resulte individual y
delimitado, experimenta diversas formas de acontecer ante el ego trascendental. Aquí cabe
mencionar el hecho de que la conciencia del ego trascendental es sintética, eso explicaría el
hecho de poder percibir múltiples modos de dirigirse a un objeto, sea en el recuerdo, en la
percepción, la proyección, etcétera. La conciencia sintética es objetiva en el sentido de que
capta objetos en su cualidad de ser percibidos como tal, como objetos, no con una pretensión (en
este caso errónea), de probar su existencia independiente del sujeto.

1
Husserl, Edmund, Las conferencias de París, pp. 19-20.
Podría parecer en una lectura escueta que Husserl de alguna forma está justificando u
“objetivando” (en el sentido erróneo que mencionamos al final párrafo anterior) la experiencia
personal. Es una lectura tentadora, pero si consideramos que los modos de aparición de la
conciencia se dan sin la pretensión de explicar al mundo en tanto independiente al sujeto, nos
damos cuenta que una de las cosas que Husserl hace es delimitar la experiencia personal o
explorar sus límites.
Esto nos hace pensar qué parte de lo subjetivo en diversos términos, como los de instintos
o pasiones por ejemplo, juegan un papel en el modo en que diversos fenómenos se desarrollan o
cómo es nuestra relación con ellos (que en el fondo si jugamos con múltiples rubros a lo que nos
dirigimos es cómo dar cuenta de la individualidad). Esto ya nos apunta al horizonte al que querrá
llegar Husserl, la alteridad. Las conferencias de París resultan en un esquema que es
propedéutica, punto de partida o referencia, pues el verdadero campo al cual hay que llegar es al
de los objetos como unidades de multiplicidades y si ese objeto en particular es un otro que
lleguemos a reconocer como ego trascendental, entonces ya tenemos un mundo nuevo por
explorar y mediante el cual hará falta mucho para dar cuenta de situaciones tan complejas, pues
el esquema de las conferencias se replica en los otros egos y a su vez hacen de la subjetividad
algo irreplicable en su individualidad. Pues en esta perspectiva que parte de la subjetividad
trascendental, lo que menos puede hacerse es reconocer que nada aparece ante el yo, o que uno
no habita un mundo donde incesantemente aparecen los objetos. Por ello la conciencia sintética
se da en el tiempo, cabe señalar, pues sólo de esa manera reconocemos a los objetos como
unidades aunque estén en constante fluir temporal o cambio.
¿Qué significa reconocer a un otro como un semejante?, ¿qué papel juegan las emociones
en el modo de conocer los objetos?, ¿hay algo que determine en mayor o menor medida la forma
en que un ego trascendental perciba los objetos de una manera y no de otra?, todas estas
inquietudes y muchas más son posibles de ser desplegadas a través de la fenomenología, que si
bien parece árida en un inicio por su planteamiento, para este punto apunta que no es una teoría
de la subjetividad, sino de la intersubjetividad. De un ego que forma parte de un mundo que le
acontece.
Bibliografía
Husserl, Edmund, Las conferencias de París, presentación, traducción y notas de Antonio Zirión,
México, Universidad Nacional Autónoma México, 1988.

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