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Nombre: Johnny Alejandro Tapia Aldrete

La dialéctica del amor en la necesidad ética de amar

Introducción

En el presente ensayo se analizan cuestiones específicas a partir de la interrogante: ¿sabernos


amados es una necesidad ética?, inscrita a partir de la visión de amor como necesidad en el
Banquete de Platón, para contestar la pregunta, planteo dos conceptos en la posible respuesta a la
cuestión; sabernos amados no es una necesidad ética sino una necesidad de la necesidad, el
primero señala el conocimiento presente de amar-ser amado y el segundo expresa la necesidad
por naturaleza humana, no la incompletitud, sino la carencia perpetua.

Se busca entender y esclarecer una parte de la relación amante-amado extraída en el


Banquete, si los conceptos introducidos en el escrito dan lugar al amor y si depende de alguno de
ellos, dar nociones generales sobre el impacto de la obra ya mencionada en el estudio del amor,
intentar vincular en el ámbito ético la relación saberse amado-necesidad de la necesidad en el
amante-amado, para ello me valdré de tres fuentes primarias vistas en el curso de Ética I;
Paideia: Los ideales de la cultura griega de Werner Jaeger, Ética: un curso universitario de
Paulina Rivero Weber, Ética y libertad de Juliana Gonzáles, y el propio diálogo platónico
Banquete, incluidas también dos fuentes adicionales que analizan tres puntos; el contexto
histórico, el diálogo del que parte este ensayo y su visión de la teoría del amor en Platón, El
pensamiento de Platón de G. M. A. Grube y Platón: Los seis grandes temas de su filosofía de
Antonio Gómez Robledo.

Desarrollo

El amor es el acto más ético al que podamos aspirar como seres humanos, ya que en ello puede
inscribirse todo lo bueno y malo, precisamente es una de las múltiples cosas que Platón nos
expresa en el Banquete (un nombre más adecuado sería Simposio), una obra maestra en la
historia de la filosofía; pese a las connotaciones que surjan de este y su posterior culminación en
la forma que entendemos el amor en el mundo occidental, no cabe duda que las cuestiones que
propone son las que más nos atraviesan la existencia desde su publicación, esto es así porque el
amor se extiende en todo aspecto de la vida humana más que alguna otra cosa.

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“Platón es el creador de la nueva forma filosófica del simposio.” (Jaeger, 1962, pág. 568),
no sólo rompe esquemas en el ámbito literario al introducir elementos teatrales en su narrativa,
sino que es un ejemplo de la vida social de su tiempo, la cual se sabe que cambia abruptamente
desde que inicia su difusión, lo interesante es que nos demuestra que, pese a los siglos que han
transcurrido, actualmente se cuestionan las mismas cosas acerca del que pareciera ser un
ininteligible amor, resulta sorprendente al provenir de un escrito basado en el contexto de los
vínculos afectivos en Atenas, que son de admirar, pocas son las culturas que los ejercían con
tanta libertad.

El banquete se inscribe en una trilogía aclamada y propuesta entre los estudiosos del Eros
platónico, que se compone del diálogo Lisis, Banquete y Fedro, en ese orden por su posible
cronología y por complejidad de abordaje en las cuestiones relativas al amor, pero destaca el
Banquete debido a su impecable belleza argumentativa, seguido de una aporía final que hasta el
mismo Platón no la deja del todo explícita (la imposibilidad de llevar el amor a su término),
como si se tratase de eso el amor, además elige un acto social tan común en la vida de los griegos
como una celebración en un banquete porque requiere de su cotidianidad que es intrínseca al
amor. Más que expresar de sus interlocutores las formas de amor que rechazará, necesita del
plano terrenal-social porque también forman parte de Eros, es un diálogo que invita a amar todos
los días.

Dicho esto, iremos directamente al discurso socrático que es en suma la definición por
excelencia de amor platónico, que grosso modo nos expresa al amor como una necesidad, antes
de llegar a la concepción de amor por lo Bello en sí, esto nos interesa porque aquí no sólo radica
el punto de partida que Platón utiliza para su concepción de amor, sino que nos remite a nuestra
propia naturaleza, la carencia perpetua. Referente a nuestra dimensión ética lo plantea Gómez
Robledo de manera magistral:

ya que el amor es por su naturaleza un intendere in aliquid, una tendencia o movimiento que se
especifica por el objeto a que tiende. Pero si esto es así, la consecuencia forzosa es que la
calificación ética del amor está totalmente en función de su correlato intencional, del valor o
disvalor de este último. Según esto, hay sin duda hay sin duda, como decía Pausanias, el amor
bueno y el amor malo, pero no por ningún extravagante abolengo mitológico del uno y del otro, ni
por otra razón alguna que por tender respectivamente al bien o al mal en sí mismos. El amor, en
conclusión, no es sólo un fenómeno vital, sino un fenómeno ético, y como tal está gobernado por
las categorías supremas del valor y del bien. (Gómez, 1974, pág. 400).

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Ya no se trata simplemente de nuestra naturaleza, sino que se funde con la eticidad que
implica amar como algo propiamente humano, ahí es donde la relación amante-amado sobresale,
puesto que no sólo hablamos de amor en pareja (en donde también puede funcionar así), sino en
amar cosas que únicamente pueden ser amadas, pero no pueden amarnos, como la sabiduría; la
necesidad está en uno, los ejemplos pueden aplicar a cualquier cosa de la que sea carente el ser
humano, lo que aspire a ser. En ese caso tendríamos forzosamente sabernos amados en el
proceso, a esto me refiero tanto como amar y ser amado, se trata de una dialéctica de lo falto que
inspira a alcanzarlo, pero nunca llegar a ser, porque esto supondría el fin del amor.

En primera instancia parecería que en la relación amante-amado es fundamental el saber


de hecho presente que se ama, de esta manera con la sapiencia presente se daría marcha al acto
de amar, se incrusta así en nuestra naturaleza no incompleta, sino de carencias, el sabernos
amados se expresa durante todo el diálogo platónico desde que se recita el discurso de Fedro;
dejando claro que existe un amante y existe un amado en el proceso, pero enfocándonos en el
primero ¿cómo podemos saber que amamos o somos amados?, si las respuestas son tan variadas
como las que nos ofrece el Banquete y las distintas concepciones que han surgido a lo largo de la
historia humana, nadie quedaría conforme en relegar a una respuesta escéptica.

Por ello “Platón busca en el Eros —intérprete entre los dioses y los hombres— algo
capaz de salvar los mundos noético y físico, algo capaz de <<mantener unido el todo>>” (Grube,
1935, pág. 164), y en este sentido nos asemejaríamos tanto a la naturaleza del amor, pues
nosotros mismos somos el canal conductor que cohesiona al amar, algo que se deja claramente
dicho en el diálogo es que existen varios tipos de amor, unos más excelentes sobre otros, todos
tenemos la capacidad, no cualquiera puede alcanzar este proceso, porque el amor puede ser
bueno, o malo, a la vez ninguna y ambas.

El saberse amado gira en torno a cualidades que nos hacen humanos, como la libertad, el
intelecto, las pasiones, etcétera, asimismo el amor lo es, como es reflejo de nuestra incapacidad
de alcanzar totalmente las cualidades anteriormente mencionadas, pero su irracionalidad también
entra en juego ya que no es estático entre un momento racional o su contrario, simplemente es y,
por lo tanto, se coloca de nuevo en un punto intermedio, pero si sabemos que podemos amar y
nos es inaprensible, es el acto más irracional que pueda hacerse conforme a nuestro bienestar ya
que nos expulsa del individuo y nos lanza hacia el otro, con todo lo que conlleve, a su vez es

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también uno que da sentido a nuestra existencia porque eleva nuestras acciones al punto más alto
del bien o el mal, no es necesario saberlo, es necesario necesitar, nuestra naturaleza es de
necesitar.

Parecería ahora que no sabernos amados provoca una invalidez de nuestras acciones,
puesto que no sabemos que amamos-somos amados, no tendría sentido hacerlo, el amor es un
acto que no requiere sapiencia como ya hemos dicho, pues juega un término medio, mas no
neutral, en todo ámbito donde se le inscriba, pero la ética requiere un proceso reflexivo y para
que el amor sea ético, debe poder ser reflexionado, uno no ama todo el tiempo irracionalmente
puesto que tampoco entra en un desequilibrio como ser únicamente sapiencia, tampoco se es
todo el tiempo irracional.

Me permito usar esta cita que gira en torno a la sexualidad, aplicándola al amor en
general, puesto que puede entenderse de la misma forma “ejerce así una acción positiva mediante
la doble y dialéctica unión de unir cabal y satisfactoriamente a la vez que separar, independizar,
individualizar y permitir con ello la vida activa de los amantes. Se confirma de este modo, la
condición dialéctica del eros como fuente de unión y diferenciación interhumana” (Gonzáles,
1977, pág. 80)

Sabernos amados no es una necesidad ética, amar lo es, porque nos permite
desarrollarnos como personas y así lejos de ser distante como se desarrolla en el ensayo, se
compila a nuestro modo de vivir cotidiano y encuentra reposo en nuestras acciones ante lo que
amamos, nos integra y separa del conjunto con el que interactuemos, sabiéndolo o no, dicho esto,
no queda en una simple necesidad por naturaleza como indico en todo el desarrollo, sino en una
que nos conduce a la humanidad.

Conclusión

Se abordó el tema mediante un ligero repaso por las cuestiones contextuales del diálogo
platónico en el que se basa el texto respecto al tema del amor, tomando como punto de partida el
discurso de Sócrates expresado en el Banquete para unir el amor con el aspecto ético y asimismo
introducir el concepto de saberse amado como detonante de la interrogante principal; ¿Sabernos
amados es una necesidad ética?, y la consiguiente hipótesis que sigo en gran parte del texto;
sabernos amados no es una necesidad ética sino una necesidad de la necesidad; entendido como

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una necesidad por naturaleza, adentrándome en la relación amante-amado y el saberse amado
que puede verse a partir del diálogo platónico.

Prosigue el texto con la siguiente duda ¿cómo podemos saber que amamos o somos
amados?, dejando a un lado la multiplicidad de respuestas ante esto, me enfoco en que lo que
verdaderamente busca Platón no es expresar una respuesta ante esto, sino que el amor es
cohesionador, continuando con el desarrollo de cualidades acerca del concepto que planteo sobre
saberse amado, concluyendo que no es necesario saberlo, sino simplemente necesitar, esto queda
también confuso porque cae en el extremo de lo irracional y deja inválidas las acciones, para
retornar al camino de la ética, pues esto es lo que nos atañe, se concluye que no es ninguna de
ambas vías, está constantemente entre ambas, lo que permite hacer lo expresado en el diálogo;
cohesionar, pero esta es una que va más allá de sólo unirnos a lo que amamos, es una necesidad
finalmente, pero no por naturaleza como se plantea, sino que nos une con el acto ético de ser
humanos.

Se aportó una visión acerca de un problema en la relación amante-amado, que es lo que


se deseaba analizar desde un principio, pero al ser un problema tan basto y debido al poco tiempo
que conllevó esta investigación, se decidió enfocarse en la cuestión del saberse amado, la
dialéctica del amor y la necesidad, la hipótesis dada no funciona porque cae radicalmente en el
extremo opuesto a la pregunta que se trataba de contestar, fue el punto intermedio (pero no
neutral y en constante cambio entre uno y otro) la respuesta que termina de unir al amor como un
acto ético ante su condición de carencia.

Se pudo haber analizado más a fondo las cuestiones históricas y sobre la forma escrita del
Banquete, tampoco se aborda la cuestión del amor platónico en toda la extensión de la palabra,
además de los diálogos Lisis y Fedro, puesto que es una labor que requiere de mucho más
tiempo, y su estudio debe hacerse en cada uno como unidad temática para posteriormente hacer
una teoría del amor más concreta y considerando también La República como parte de esta
teoría, aunque los deseos para su realización quedan plasmados en este ensayo,

Bibliografía

Gómez, Antonio, 1974, Platón: Los seis grandes temas de su filosofía, Ciudad de México, Fondo
de Cultura Económica.

5
Gonzáles, Juliana, 1977, Ética y libertad, 1977, Ciudad de México, Fondo de Cultura
Económica, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras.

Grube, George, 1935, El pensamiento de Platón, Madrid, Gredos.

Jaeger, Werner, 1962, Paideia: Los ideales de la cultura griega, Ciudad de México, Fondo de
Cultura Económica.

Platón, Diálogos: Banquete, Madrid, Colección Grandes Pensadores Gredos.

Rivero, Paulina, 2015, Ética: un curso universitario, Ciudad de México, Universidad Nacional
Autónoma de México.

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