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como apóstol de Dios, Pablo les escribió a los santos de Filipos (Fil 1:1). Estas no
fueron personas que después de vivir y morir en la tierra, tuvieron que sufrir por
centenares de años en el purgatorio y, finalmente, fueron promovidos a santos en
el cielo. ¡No! Los santos a los que Pablo les escribió estaban vivos en la tierra.
Eran miembros de una congregación en Filipos que apenas tenía cerca de diez
años de fundada. ¿Quiénes eran los santos de la congregación de Filipos? La
palabra santo significa separado o apartado. A lo largo de sus epístolas Pablo se
refiere a todos los creyentes en Cristo como santos
Nuestra mayor necesidad es crecer en amor. Todo lo que Dios nos exige es que lo
amemos a Él y a otros (Ro 13:8-10; Mt 7:12; 22:34-40). A medida que madura
nuestro amor, este se revela de dos maneras (figura 5.10). ¡Gran parte de lo que
Pablo explica acerca de una vida recta en Efesios 2 y 4–6 lo condensa en tres
versículos de su oración de Filipenses 1:9-11! Así que, miremos más
detenidamente las dos maneras en que el verdadero amor se expresa
Conocer a Dios y su voluntad del corazón. El amor maduro conoce a Dios y su
voluntad. El amor maduro comprende lo que le agrada a Dios y lo que le
desagrada. El amor maduro sabe lo que Dios dice que es correcto o que es malo.
Conocer a Dios y su voluntad nos iluminará para discernir qué detestar y qué amar
en este mundo. El amor maduro nos ilumina para apartarnos de los deseos
malignos de la carne y escoger lo mejor, para agradar y glorificar a Dios.
Anteriormente, estudiamos que Pablo había escrito acerca de la manera en que
vivíamos cuando no amábamos a Dios ni conocíamos su voluntad.
Percibir la naturaleza y el valor de las cosas.
Sin amor por Dios en el corazón a las personas les falta percepción. Son
enemigos de Dios e hijos de ira. Aman al mundo y las cosas del mundo. Caminan
por la vida guiados por la lujuria de la carne, la lujuria de los ojos y el orgullo de la
vida (1 Jn 2:15-17). Satanás y los hombres de negocios mundanos engañan a los
que carecen de percepción espiritual. Ellos promueven productos y placeres que
atraen a la carne. Un hombre guiaba a un grupo de cerdos al matadero
arrojándoles frijoles por el camino. Los cerdos se comían los frijoles y seguían al
hombre hasta el matadero. Como los cerdos, a los que no aman a Dios les falta
discernimiento. Santiago dice: “habéis engordado vuestros corazones como en día
de matanza” (Stg 5:5). Pablo también escribe acerca de los que carecen de
percepción. Son incapaces de discernir el valor de las cosas de la vida. Pablo dice
que estas personas a quienes les falta el amor a Dios no siguen el modelo ni
caminan por la senda de la piedad. En contraste, los que amamos a Dios
guardamos sus mandamientos. Obedecemos a nuestro Padre porque lo amamos
a Él. Y su amor nos proporciona entendimiento. Percibimos las opciones viles y sin
valor de la vida y nos alejamos. Vivimos “sinceros e irreprensibles para el día de
Cristo” (Fil 1:10). En Efesios 4–6 y Colosenses 3–4 Pablo explica lo que significa
caminar como es digno, en una vida pura e irreprensible hasta el día de Cristo. El
corazón de las oraciones de Pablo era que los creyentes crecieran en amor. Pues,
a medida que el amor de Dios nos llena, nos inspira a amarlo a Él y se desborda
en una conducta amorosa hacia otros. Pablo vincula el amor con conocer a Dios.
A medida que conocemos y experimentamos el amor de Dios, su anchura, su
longitud, su altura y su profundidad, solo entonces, tendremos el combustible y la
energía que necesitamos para vivir como es digno, agradarle a Él y cumplir su
voluntad para nuestra vida. Los niños pequeños tienen poco amor porque sus
deseos son superficiales y piensan principalmente en ellos mismos; en lo que a
ellos les gusta y lo que ellos quieren. Pero a medida que maduramos,
comenzamos a amar a Dios más que a nosotros mismos. Nuestro discernimiento
se profundiza y equilibramos los deseos personales con el amor a Dios y a otros.
El amor bíblico le dice “sí” a compartir nuestro tiempo, energía y dinero para su
reino y con los que tienen necesidades. El amor bíblico le dice “no” a satisfacer los
deseos de la carne que se oponen a Dios y atropellan a otros. ¿Cómo aumenta
nuestro amor? Pablo contesta esta pregunta en su oración
(Fil 1:9-11). Dios es amor, así que nuestro amor aumenta mientras nuestra
relación con Él se profundiza. Por consiguiente, Pablo ora para que nuestro
conocimiento (conocer a Dios) pueda aumentar. De igual manera, el amor se
expresa como el fruto de una vida recta, lo que viene por medio de Jesucristo a
medida que somos llenos del Espíritu Santo (Fil 1:11; Ef 5:18). Nuestra relación
con el Dios de amor es la clave para adquirir todo el amor que necesitamos que
fluya por medio de nosotros. Así que, encontrémonos en devocionales cada
mañana con nuestro Padre celestial, mantengamos una actitud de oración a todo
lo largo del día, cantémosle a Él cánticos espirituales, caminemos con Él en tierna
obediencia, vivamos en unidad y comunión con sus otros hijos y vivamos llenos
del Espíritu Santo buscando siempre agradarle a Él.
En las circunstancias difíciles, siempre hay tres puertas cerradas ante nosotros:
amargura, oportunidad y confianza.