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JOSE MUJICA

“Yo no soy pobre porque soy rico en libertad”


No soy pobre porque tengo tiempo para hacer lo que me gusta. Vivo muy
sencillo para no tener ataduras materiales, mi definición de pobreza es: pobre
es aquel que por tener mucho no le alcanza para nada. Yo quiero tiempo para
vivir, no le quiero imponer a nadie mi forma de vivir, la sencillez y la
sobriedad es mi comodidad. Tengo 80 años y no me voy a llevar plata en el
cajón. Quiero compartir con la gente amiga, que me parece una cosa
maravillosa y me hace feliz. La felicidad es algo que hay que pelear, esta es la
única vida que tenemos y me parece que felicidad y libertad individual es
tener el mayor tiempo libre para gastarlo en las cosas que a uno le gustan. Hay
que trabajar pero hay que tener tiempo para vivir. Yo no vivo en la pobreza,
vivo en una riqueza tremenda.
“No creo en Dios”
Pienso que el hombre es un animal utópico. Que yo no crea no quiere decir
que no respete. La vida se nos va y tenemos que creer en algo porque no
podemos pensar que todo se termina acá. Como quiero a los hombres,
entiendo que necesitan inventar algo, pero el cielo y el infierno están en la
tierra. El papa Francisco es un personaje que le hace bien a este
mundo tan falto de gente carismática. Además es de Latinoamérica, toma
mate, escucha tango y le gusta el fútbol.
“El amor es un asunto de edades”
Cuando se es joven es una tormenta, cuando se es viejo es una dulce
costumbre que es un verdadero refugio. Cada cosa en su tiempo. Hay que
procurar que la vida sea feliz y eso significa enfrentar la soledad y compartir
la soledad.
“Soy enemigo de la reelección”
La vida me enseñó que el problema no es el rey, el problema es la Corte y hay
que renovar la Corte. Cuando se tiene poder se hace sombra y se cobija mucha
cosa que se refugia y es bueno renovar todo esto en una sociedad. Me parece
que el mensaje es: nadie es más que nadie y la renovación tiene que ser
periódicamente, y eso es bueno.
Yo fui electo senador y tengo una responsabilidad con la gente que votó por
mí, estoy en una edad que ya no empieza a motivarme esa tarea interna del
día a día. El mejor dirigente no es el que hace más sino aquel que cuando se
va deja gente que lo suplanta con ventaja. No hay ningún triunfo a la vuelta de
la esquina, hay que formar gente que recoja las banderas y continúe. Ahora
me dedico a opinar de cosas de América y no ando dando conferencia ni
cobrando y no puedo ir a todo porque no me puedo pagar los pasajes porque
no tengo fondos para eso. Me preocupa la integración de América y estoy
militando para eso porque no puedo cambiar mi carácter, tengo una vocación
interior que me conduce hacia la política.
“Todo el apoyo a Colombia que lucha por la paz”
Yo siempre he respaldado la actitud del presidente Santos. Sé que el problema
es difícil cuando se llevan 50 años de conflicto, pero la guerra se termina
cuando alguno de los contendores desaparece. Las condiciones de Colombia
demuestran que la resistencia puede ser infinita. Me parece que la paz es una
causa, la paz no es de izquierda, ni de derecha, ni de centro, es una
cuestión de destino humano por la cual hay que luchar. El hombre no ha
salido de la prehistoria porque tiene que acudir al recurso guerra.
El ideal tiene que ser la capacidad de negociar y de andar con diversidad de
opiniones. Yo sé que cuesta pero ningún valor es más importante que la paz.
La vida es un milagro, estar vivo es el bien mayor que podemos tener. Todo lo
que conspire contra la vida hay que eliminarlo. Están las heridas morales que
quedan. Yo creo que la historia de Colombia de estos últimos 60 años es una
lección inolvidable para quienes sepan pensar. Es como si una nación viviena
rodeada de témpanos. Millones de dólares por minuto se gastan en guerra, con
la mitad de esa plata se termina con la pobreza. Mi simpatía y apoyo a
terminar con la guerra, hay gente que clama por justicia y por verdad y
tampoco se le puede pedir que olvide, porque hay cosas que no se olvidan.
Hay que aprender a andar por la vida con una mochila y cada cual por su
vereda.
Petro "es una figura formidable”
No tengo la bola de cristal para poder vaticinar si llegará a la presidencia de
Colombia. En el fondo más profundo, los términos izquierda y derecha son
comodines que agarramos. Yo creo que son dos viejas actitudes humanas
que están en el seno del desarrollo de la civilización. Siempre ha habido una
pata conservadora que cumple una función, pero hay patologías de un lado y
del otro.
Nunca la izquierda va a triunfar ciento por ciento porque tampoco puede
triunfar lo conservador ciento por ciento, es un ir y venir. La vida me enseñó
que se aprende más de las derrotas que de los triunfos, siempre y cuando uno
tenga la voluntad de volver a empezar. Se debe aplicar a la política el amor,
el vivir con ganas, y el aprender por qué pasaron las cosas.
“No me gustan los presos políticos en ninguna parte de
la tierra”
Los venezolanos tienen que arreglar los problemas entre ellos. Tienen que
hacer lo posible y mi actitud está enfocada a quitarles decibeles. Quiero
mucho a Venezuela, me duele Venezuela porque muchos compatriotas
hicieron su vida ahí. Yo espero que de alguna manera Venezuela encuentre su
destino. En términos generales no me gustan los presos políticos en ninguna
parte de la tierra. Vengo de Turquía y me encuentro con una potencia pero
también me duelen los presos políticos de ahí.
“Decidimos que no podíamos derrotar el narcotráfico
porque estamos aburridos de meter gente presa”
Uruguay es un pequeño país, en masa, no tanto en recursos, hace tiempo que
decidimos ser pocos. La gente se olvida que fue un país que tuvo el coraje de
reconocer la prostitución en 1910 y organizarla y que estableció el divorcio
tempranamente por voluntad de la mujer. Decidimos que no podíamos
derrotar el narcotráfico porque estamos aburridos de meter gente
presa. Decidimos no legalizar marihuana sino robarle mercado al
narcotráfico. No tiene nada que ver con libertad de mercado ni que se venda
olímpicamente. Si eres consumidor te doy una ración y si quieres más hay que
atenderte.
“Hay que influir mucho en el ánimo de la juventud”
Hay que construir políticas de convivencia y buscar acuerdos nacionales y no
desmoralizarse. Siempre habrá alguno que se ponga el puñal en los dientes.
Uruguay vivió 100 años de guerra y se cansó de la guerra. A partir de 1904
construyó y los mismos partidos que habían hecho la guerra construyeron el
Uruguay moderno porque aprendieron del dolor, lo hicieron con tire y afloje.
Soy optimista en que hay que influir mucho en el ánimo de la juventud. Que
las nuevas generaciones aprendan de nuestros errores y que comentan los
de su tiempo y no los nuestros.
PEPE MUJICA: “EL DEBER DE LA
JUVENTUD ES LUCHAR POR LOS
CAMBIOS”
– Buenos días, ¿tú eres la periodista? Eres muy joven. Me gusta hablar con los jóvenes.
-Y a los jóvenes nos gusta escucharlo a usted…
Creo que no exageré con mi cortesía. Desde que abandonó la presidencia en 2015 ha
dado charlas para muchachos en todo el mundo. Ha trascendido barreras continentales,
idiomáticas y hasta ideológicas. Sin abandonar su discurso de izquierdas, se ha convertido
en un referente mundial de autenticidad y coherencia. Es muy peculiar que siempre hable
de la felicidad.

-Sentémonos aquí en la terraza, si te parece- me dice el hombre que estuvo preso más de
una década, que era feliz el día que le dejaban una colchoneta para dormir, que durante
siete años no pudo siquiera tener un libro en sus manos. El hombre que en algún momento
coqueteó con la locura. Y a pesar de eso, llegó a la silla presidencial de su país sin cambar
su estilo de vida.

-Usted fue guerrillero y dejó las armas para hacer política sin violencia. ¿Cómo se da este paso
en un militante?
“Se da cuando cambian las circunstancias y las coordenadas de la historia en que se vive.
Cuando terminó la dictadura en Uruguay, haber continuado un planteo de lucha armada
hubiese sido un acto de provocación para la unión de nuestro pueblo. Un pueblo que había
vivido más de una década bajo una dictadura militar y que estaba ansioso por vivir otras
cosas. Si hubiésemos insistido en continuar un camino que la historia cegaba, no
hubiésemos sido entendidos jamás por la gente”.

–¿Qué cree usted de esas izquierdas sectaristas o excluyentes que imponen los códigos de lo

que es “ser revolucionario”?.


“No sé que entienden algunos por código de izquierda. Eso tiene mucho de panfletario y
“declaracionista”. El verdadero quid de la cuestión es si vives como piensas, porque de lo
contrario terminarás pensando como vives
“No se lucha solo por el gobierno, por el desarrollo o por una mayor equidad. Esto es
importante, obviamente; pero en el fondo por lo que se lucha es por avanzar dentro de la
civilización humana. Eso va más allá de nuestra peripecia histórica coyuntural.

“Los cambios civilizatorios se vieron cuando el hombre abdicó de la esclavitud o de las


monarquías absolutas. Cuando formó las repúblicas o cuando con su lucha consigue una
jornada laboral de ocho horas. Esos son cambios civilizatorios. Los que se incorporan al
acontecer humano y no se discuten más, sin importar quien esté o no en el poder. Para mí
ese es el papel fundamental de lo que llamamos izquierda.

“Hay gente que cree que un día llegaremos a una sociedad sin problemas. Yo no estoy
dentro de esa gente. Creo que los hombres siempre tendremos conflictos en el marco
social. El premio está en el avance que logremos. Es como si subiésemos una escalera
donde el premio no está en llegar a la cima, en la cual supuestamente hay un mundo
idílico; sino en no estancarse y avanzar. Los seres humanos somos diferentes. La
naturaleza nos hace semejantes pero nunca idénticos. Por lo tanto es normal que
tengamos conflictos; mucho más cuando tenemos clases sociales distintas. Pero aun
soñando que no tengamos clases sociales siempre tendremos diferencias y ese es el
papel de la política: amortiguarlas. El avance de la sociedad en sus valores y bienestar es
el verdadero progreso. La verdadera revolución son los escalones que subimos no los

gritos que pegamos”.

José Mujica es el presidente que despenalizó el aborto y puso el mercado del cannabis en
manos del Estado uruguayo. El que donó el 90% de sus 10.000 dólares de salario mensual
para construir casas para los pobres. El hombre que estaba al frente de una nación, pero
nunca abandonó su Volkswagen de los años 50. Un mítico coche con el cual el propio
presidente recogió a un hombre que realizaba autostop en una carretera. Pepe ha
motivado a multitudes y ha dirigido un país con lo que algunos llaman puro “sentido
común”.

“Gobernar es elegir soluciones que favorecerán a unos e inevitablemente perjudicarán a


otros. Más claro: si corto el tocino más gordo para un lado es porque lo estoy cortando
más flaco para otro. Al que le toque la parte delgada se enojará. Si tengo políticas a favor
de la igualdad y trato de distribuir en este sentido, me ganaré la enemistad de gente que
cree que le estoy metiendo la mano en sus bolsillos. Por eso digo que habrá conflictos
siempre. El conflicto es inherente a las decisiones. No se puede tomar disposiciones
neutrales o asépticas que complazcan a todos porque entonces lo único que hacemos es
mantener el estatus.

“La economía contemporánea demuestra una cosa: no garantiza igualdad, al contrario. En


América Latina hay 32 personas que tienen lo mismo que 300 millones de habitantes. Y lo
peor es que el patrimonio anual de esa minoría crece a una tasa del 21 por ciento mientras
que la economía crece solo al 2,5. La riqueza asciende pero también se concentra
excesivamente. Eso pone en jaque a la democracia porque las decisiones empiezan a ser
favorables a los sectores poderosos”.

“Nicolás Maduro está loco como una cabra”…”Le tengo simpatía al Rey viejo que es un
calavera, un viejo bandido, pero cumplió un papel importante en un momento crucial”.

-Usted es gran hereje. ¿Busca intencionalmente poner en crisis a los dogmáticos?


“Sí, es intencional. Esta herejía es mi interpretación de por qué vinieron las repúblicas, las
cuales comenzaron como un grito del viejo liberalismo cuando surge la burguesía como
clase creadora. Hablo de aquella burguesía que antes luchaba contra el feudalismo, pero
las clases sociales tienen edades y lo que fueron ayer dista de lo que son hoy. Ahora esa
burguesía tiene otros criterios diferentes. Es mucho más especulativa y financiera, y
menos trabajadora y comprometida con la lucha diaria. Pero en su momento le dijo no a la
nobleza de sangre y afirmó en el mundo que todos éramos iguales, al menos ante la ley.

“Cuando digo igualdad no hablo de total homogeneidad como si fuéramos ladrillos, todos
idénticos. No somos un producto de fábrica. Me refiero a igualdad de oportunidades.
Siempre habrá quien logre más o menos. Eso es natural. Pero si hay desigualdad que sea
generada por los esfuerzos propios, y no por levantarse sobre el lomo de los demás. Quien
se ponga a terciar en ese pleito tiene garantizada la oposición y el odio de gente muy
poderosa que no perdona la herejía. Por eso la lucha tiene costo.”

–¿Tiene algún consejo para los jóvenes que sienten coartada su iniciativa por actitudes y

decisiones dogmáticas?
“A los jóvenes nunca le dieron paso. Siempre han tenido que abrirse el camino a codazos.
El deber de la juventud es luchar por los cambios. Cambios que son generacionales, pero
también de lucha y camino. Los jóvenes no son unos pobrecitos a los que hay que darles.
Ellos tienen que tener una actitud desafiante y aprender que nadie les va a regalar nada;
que son portadores de un tiempo que no es mejor o peor, pero sí distinto. Y sobre todo que
no deberían cometer los errores que cometimos nosotros, sino los errores de su propio

tiempo”.

–¿Y qué le dice a los jóvenes cubanos?

“Mucho más fuerte que ejércitos y cañones son las campañas de marketing que introducen
subliminalmente una cantidad de necesidades internas. Esa es una forma de dominación
mucho más profunda que lo puede ser la subordinación por imposición aparente. Pero
contra eso se puede luchar por conciencia. Hay que luchar por una mejora colectiva pero
también individual.

“Hay que sostener un combate interno para no dejarse endulzar por las mieles del
mercado y vivir esclavo a él, tratando de comprar y comprar sin tener tiempo para vivir.
Como le digo a todos: cuando tú compras no compras con plata, compras con el tiempo
que necesitaste para ganar esa plata. Pero el tiempo no se repone, no se puede pedir
horas en un supermercado.

“El ser sobrio en el consumo de las cosas es garantizarse libertad individual y garantizar tu
oportunidad de estar con tu aventura melosa, amigos, hijos. Al final es lo único que
realmente nos hará felices.

“La respuesta está en la fuerza de voluntad. Es como aprender a cruzar una calle llena de
tráfico sin que te golpee un auto. Entonces, si no podemos cambiar la sociedad, siempre
podremos cambiar nuestra conducta.

“A los jóvenes cubanos les digo que aprendan a ser felices, y para ser felices que tengan
tiempo libre para los afectos y que no se dejen absorber por la locura impuesta por la
economía de mercado, donde hay que trabajar y comprar y seguir trabajando hasta que
seas un viejo y termines en un cajón. Así de simple”.

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